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Comentario del texto: Narciso en el laberinto: aspectos del animal

simbólico

Desde dónde y por dónde comenzar a abordar este sencillo texto, y no por ello poco
profundo, antes bien, se muestra como una guía de preguntas y respuestas sobre las
cuestiones básicas de antropología, se muestra en pocas palabras como un verdadero
texto filosófico que abunda en la búsqueda de los últimos porqués, y si no los últimos,
por lo menos sí en planteamientos muy diversos.
Esta manera de abordar lo complejo de la concepción sobre el ser humano, no
hace más que obligarnos a pensar en cómo es que está constituido éste como tal. La
pretensión, hasta donde alcanzo a leer, nos habla de que no es un texto que pretenda
responder a la esencial y compleja pregunta de la antropología: qué es el ser humano.
Esto es, el texto no busca dar respuestas absolutas, antes bien propone un panorama
para abordar el problema antropológico desde la diversidad de opciones, como una
muestra precisamente de eso, de lo complejo que es definir y por ende asumir una
postura concreta ante tanta multiplicidad.
En el titulo encontramos varios momentos de seducción que invitan a la lectura.
De entrada nos ubicamos ante el problema de Narciso, ubicado en un terreno no tan
simple, ubicándolo en un laberinto, lo que nos lleva a pensar en la posibilidad de que se
encuentre perdido; esto por un lado, y por el otro, la posibilidad de abordar lo que es el
animal, pero desde el hecho de acceder a lo simbólico. Valla tarea.
Ambas partes, esconden tras de sí el problema de la cultura. De hecho no podría
ser pensado el animal simbólico sin esta posibilidad de acceder y mostrar la síntesis de
sí a partir de lo que hemos llamado cultura. Esto complica más las cosas.
De pronto pareciera que hoy más que nunca fuera necesario dar una respuesta a
esta compleja pregunta: qué es el ser humano, pues se visualiza que él mismo se ha
perdido en las trampas que él mismo se ha impuesto. Después de una primera lectura el
texto me llevó a pensar y de hecho los invito a que pensemos por un momento al
menos en lo cotidiano que se esta volviendo la manifestación de la violencia en nuestro
alrededor, y es aquí donde nos topamos de nuevo con eso que para algunos es lo mas
garrafal y patético que conforma al ser humano, pues ya no nos basta con el mero
ejercicio de la violencia, no, sino que se ha llevado a extremos tales donde se ha
manifestado y configurado la crueldad en su máxima expresión. La crueldad se apodera
de lo humano y termina instaurándose todo un dispositivo que no hace mas que
provocar el terror, es lo que Raúl Villamil llama como meras pedagogías del terror, a lo
que desde aquí surgen una serie de preguntas ante estos acontecimientos: ¿Son
didácticas que han sido implementada por esa instancia lejana y primitiva que
conocemos como el instinto animal, o naturaleza animal? ¿Es que han fallado esos
medios de control que en su momento el estado ha implementado a partir de sus propias
técnicas pedagógicas? ¿La naturaleza a rebasado a la educación? ¿Nuestros sistemas
educativos están fallando que se han convertido en meros laboratorios sociales que no
han hecho mas que crear monstruos a partir de la marginación de los sujetos? ¿El ser
humano se ha tornado un monstruo de sí mismo y para sí mismo? o ¿Es que acaso se
trata del estado evolutivo por el que ha de pasar el ser humano para verse liberado de
sus situaciones sensibles y visualizarse como un nuevo ser humano? ¿Es el Dionisio
Nietzscheano? Vamos esto lo resumo en un par de preguntas: ¿es que acaso se esta
instalando una nueva cultura que es la que nos ha de marcar el camino y donde al
parecer el aspecto violento y sádico se visualiza como punto central del mismo?
¿Asistimos a caso a la instauración de la cultura de la muerte como nuevo controlador
social? Ante este contexto, no pareciera extraño, ni lejano y nada descabellado el
discurso que tanto pregona la ultraderecha en bien del ser humano luchando contra el
aborto, la eutanasia; nuestra sensibilidad y capacidad de asombro han sido atrofiadas
que ya no nos serán extraños los encabezados de los periódicos anunciándonos un
nuevo suicidio de algún joven; el asesinato de alguna señora x a su marido x; o estos
enfrentamientos entre jóvenes victimas de la misma perdida en la que nos encontramos
todos. ¿La muerte se ha instaurada pues en la cultura? Y de manera concreta te lo
pregunto Sergio: ¿La cultura de la muerte es la nueva cultura que ha llegado para
quedarse?
Todo lo anterior se dio en una primera y rápida lectura. Ya para una segunda
lectura y con más detenimiento fue posible el saborear y entender algunas de las
explicaciones que se proponen en el texto. Ciertamente que este es un texto que ha
llegado en el momento justo para iniciar un dialogo respecto al aspecto dual que
envuelve a lo humano, estamos hablando del aspecto de la vida y de la muerte; es lo
simbólico; el significado y el significante que nos muestran el camino por el cual esta
optando el ser humano. Aunque mas que estar tomando un camino o una postura, esta
haciendo visible ese aspecto natural que le atañe a sí mismo, al menos así lo demuestra
y podemos corroborarlo en toda la historia del arte, la cual esta corrompida en
innumerables momentos por ese acto de sublimación de lo perverso que habita en la
humanidad. Es entendible pues, que en la actualidad nos asustemos y nos mostremos
extrañados ante los acontecimientos de crueldad. El teatro griego en este sentido era una
posibilidad desde la sabiduría del ser humano de poner en acto dos situaciones que
incluyen a lo humano y que de alguna manera le permiten entenderse, estoy hablando de
la comedia y la tragedia. En este aspecto de terror ha tenido un gran peso la tradición
judeocristiana que no ha hecho mas que proponernos el alargue de la llegada del goce a
algo inalcanzable o por lo menos lejano.
En este sentido sería entendible la perdida que ha sufrido Narciso, o sino la
perdida, sí por lo menos esa posibilidad de jugar en el laberinto, precisamente ese juego,
el juego de jugar el juego, estoy pensando en el loco que en algún momento atendió
Leing. Narciso juega a ese acto de seducción sobre sí mismo, tal vez la salida del
laberinto se encuentra en el espejo pero no se atreve a mirar porque teme encontrar
precisamente nada, encontrar la nada. Y en ese encontrar la nada se encuentra la muerte,
la locura, pero ¿qué ya desde antes no estaba loco? creerse el más bello de todos, ¿Esto
no es un acto de locura? Pues bien, así el ser humano ha tenido la capacidad de
prolongar esta creencia, no se si desde el renacimiento, o mas atrás, en la edad media,
lo que sí se es que se marco más en la ilustración, misma que nos heredó al positivismo
y toda su inventiva de aniquilamiento y muerte. Todo por no contemplar su imagen en
el espejo, por no ver su reflejo.
¿Hay alguna manera de llenar el vacío? No lo creo, una solución pudiera ser
borrar la visión de Nietzsche sobre la muerte de Dios, sin embargo, Dios mismo piensa
que es lo mejor que le pudo pasar a él y a todos, que era el morirse.
Sigmund Freud en “El malestar en la cultura” tiene una cuestión y una queja
sobre los que sacan beneficios de esta prolongación de pronto, de agonía, de negación
no expresada, de esa otra parte de la cultura hecha manifiesta por el ser humano, quien
se empeña en negarnos esa posibilidad, sí trágica, pero real, de visualizar el hueco del
ser humano. Ante ello, de alguna manera se ha terminado por instalar, por volverse
institución en algunas ocasiones, es el aspecto moral, unívoco de la cultural y aquí de
nuevo otra serie de preguntas ¿quién ha de decir que se instituye una cultura? ¿es que
acaso se trata de volver al problema de lo estático y lo movible? ¿la subjetividad no es
tomada en cuenta para la prolongación de la cultura? Esto es, ¿quién nos vigila? ¿quién
esta en el panóptico imponiendo los patrones culturales a seguir? ¿es acaso lo que René
Lourau llama el Estado inconsciente, o es que acaso la cultura surge a partir de la
necesidades mismas de lo humano, del vacío.
En este sentido para la llena de ese vacío, una manera puede ser precisamente el
reflejo de la miseria humana que esta presente en el otro. Quiero entender que la cultura
surge pues como esa manera que nos permite interactuar entre nosotros, los humanos la
han propuesto porque ella misma se torna necesaria, para la sobrevivencia no de tí, no
de mí, sino de lo humano y valla paradojas, para ello se requiere sí de ti, sí de mí, del
nosotros. Porque es en lo social donde se logra plasmar el medio de control más
efectivo, lo social propone la cultura; una vez que hemos asistido a la muerte del padre
y la inexistencia de la madre pues nos ha abandonado, hemos quedado solos con el acto
de responsabilidad de sobrevivir por nuestra propia cuenta, muy y a pesar de lo caótico
y lo absurdo que se presente este mundo; finalmente es ese precisamente el reflejo que
tanto tememos ver.1
Y con esto surge otra inquietud, ya que con lo anterior que es como una especie
de conclusión a partir de cómo trate de leerte a ti estimado Sergio, se presenta el
plantear a partir de la etimología de símbolo, simbalin, que es lanzar junto, unir a algo,
vuelvo a preguntar, sí es que acaso Narciso teme unirse al vacío, a lo que no hay,
entonces a qué se une este animal, ¿qué es lo que lo hace ser un animal simbólico? y
permite responderme yo mismo para si me equivoco me corrijas, ¿es que acaso a lo que
se une es precisamente a la cultura?
Termino así, de nuevo preguntando porque tú texto no nos ha dado la respuesta
sobre la naturaleza humana de una manera definitoria, pero nos ha trazado líneas por
donde continuar el camino, por donde continuar buscando, por donde cultivarnos para
que si no podemos salir del laberinto, por lo menos si divertirnos en él, en fin ya que
nos queda.

José Refugio Resendiz Lara

1
Nota bene: Después de escuchar a Sergio Espinosa sobre los comentarios que se le hicieron a su texto,
surgió la cuestión de plantear a la muerte no como algo definitorio, como única posibilidad de ser y a la
que tengamos que atribuirle ese aspecto de santidad, por así llamarlo, la santa muerte, no, sino que antes
bien, es verla con la naturalidad misma, como algo que ha de acontecer, algo que el ser humano ha de
tener que vivir –valla paradojas- pues mi propuesta, giraba sobre que al final Narciso tenía como única
opción la muerte, a lo que se me corrigió de manera muy puntual, y aclarando que después de la muerte
de Dios se abrió todo un vacío de posibilidades y tal vez la muerte sería una de ellas, pero no la única,
antes bien, es esa diversidad de asumir y colocarse y descolocarse como también lo propone Foucault.

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