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Martín J.

Staciuk

Censura: Entre el horror y la globalización mediática

“El horror y el terror moral son tus amigos. Si no

lo son, son enemigos a los que hay que temer".

Coronel Kurtz , en Apocalypse Now


Guión de John Milius y Francis Coppola
Censura: Entre el horror y la globalización mediática

Las censuras

¿Qué englobamos en el término censura? ¿Las maquinaciones goebbelianas de la


dictadura militar argentina con su plan sistemático de aniquilación física y cultural?1 ¿El
salvajismo de los bombardeos estadounidenses a las bibliotecas de Irak?2 ¿O los
mecanismos menos cruentos –pero no por ello menos inmorales- de manipulación
informativa que realizan los grandes conglomerados de medios regionales3 o
transnacionales4 y de escamoteo de pauta oficial a los pequeños actores del mercado
audiovisual por parte del estado?5¿La persecución y asesinato de periodistas por parte de
bandas delictivas comunes6 y paraestatales?7 ¿O la presión sutil mediante “aprietes” y
sugerencias a periodistas a cambio de estabilidad laboral y desahogo económico?8

La censura está presente en todos estos fenómenos, aunque con tan diversas
gradaciones que resultaría una banalización intentar emparejar unas y otras. Entendida
como la capacidad de un poder establecido de prohibir la generación o circulación de un
determinado tipo de texto, impedir manifestaciones artísticas de cualquier tipo ajenas al
gusto del censor de turno, fijar pautas regulando estrictamente contenidos periodísticos, y
promover la autocensura individual o colectiva; creemos que solo puede ser llevada a la
práctica por un poder centralizado ejercido por un aparato estatal de características
dictatoriales.

Manipulación informativa y censura indirecta

Los mecanismos de alienación y sojuzgamiento cultural que fueron propios de los


regímenes colonialistas son certeramente descriptos por Fanon cuando dice: “La cultura
nacional es, bajo el dominio colonial, una cultura impugnada, cuya destrucción es
perseguida de manera sistemática. Muy pronto es una cultura condenada a la
clandestinidad”.9 Dicha devastación, en un mundo en el que el número formal de colonias
según la ONU se redujo a dieciséis,10 hoy encuentra su continuación por ejemplo en la
1
Ivernizzi, Hernán y Gociol, Judith, Un golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última dictadura militar.
Buenos Aires, Eudeba
2
Subosky
3
Encuentro regional
4
Serrano y Ramonet
5
Encuentro regional
6
México
7
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=96298 http://www.eltiempo.com/colombia/ARTICULO-WEB-
PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7693285.html http://www.revistaelemilio.com.ar/?p=6111
8
Aubenas Encuentro regional
9
Los condenados de la tierra (p. 218)
10 En 2010 el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas considera que hay 16 territorios no autónomos a ser
descolonizados: Anguila, Bermudas, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas,
Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn, Sahara Occidental, Samoa Americana, Santa Helena y
Tokelau . http://www.un.org/spanish/descolonizacion/main.shtml
destrucción sistemática de bibliotecas por potencias bélicas agresoras, como la efectuada
en Irak por las fuerzas de EEUU11, una censura directa sólo posible en países con
regímenes de opresión de “mano de hierro”. En las democracias, la censura tomará
caminos indirectos y se convertirá en presión de los editores para eliminar párrafos del
libro que denuncia estos atropellos12 y difamaciones contra el autor, pero a la vez esto
genera la propia contraola, mediante la publicación y difusión por canales alternativos de
la depredación denunciada.

No escapa a nadie que la manipulación de la información por parte de las


corporaciones multimediáticas, que como señala Ignacio Ramonet13 intenta lograr la
adscripción a la ideología de la clase dominante es el principal rasgo del flujo informativo
en el capitalismo globalizado actual. Ramonet caracteriza la situación como una
“dictadura mediática”, cuyo principal componente es la sobreinformación , la saturación
asfixiante y contaminada de mentira, falsedad y ocultamiento que impide discernir entre lo
importante y lo accesorio, transformando a las democracias en “dictaduras por elección”14.
Ejemplifica con el caso de la invasión a Irak y el falso argumento de las armas de
destrucción masiva de Bush (hijo), donde la mentira fue proferida por un jefe de estado y
los principales medios –Fox a la cabeza-15 se hicieron eco. Lo que quizás calla es que al
instante de haber sido emitido el argumento fue refutado por infinidad de medios
(independientes y grandes) a lo largo del mundo16. Lo mismo con el caso de Aznar y el
11-M español. A la mentira inicial acerca de los autores del atentado siguió la rectificación
casi inmediata debido a la presión pública. Algo impracticable en una dictadura. El mismo
Ramonet señala la gran sensibilidad ciudadana respecto de los medios y su credibilidad.
A continuación de Ramonet, Ignacio Serrano17 afianza la línea de razonamiento de su
prologuista, abordando el tema de los filtros que determinan la información que nos llega:
las líneas editoriales de los grandes medios como directrices censoras, el recorte
intencionado de la realidad que hacen los medios, la precarización laboral de los
periodistas, la publicidad, los correctivos para disciplinar a los medios y la globalización en
la generación de contenidos (el 80% de los “cables” noticiosos son producidos por cuatro
agencias). Expone que en esta etapa del capitalismo los medios “…han dejado de ser
grupos de comunicación puros, ahora son simplemente grupos económicos colosales que
no tienen por que tener como principal actividad la comunicación”18. Luego exhibe el otro

11
Subosky
12
Subosky
13
Ramonet en el prólogo
14
entrcomillado del autor cita
15
Algo de Fox (Blogger son the Bus)
16
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/79378.guerra-en-irak-el-truco-de-las-armas-de-destr.html
http://lahaine.org/internacional/irak.htm
17
Serrano, ob. cit
18
Serrano, ob cit
extremo del péndulo, las iniciativas independientes como el “Proyecto Censurado”, que
recoge las 25 informaciones periodísticas relevantes no cubiertas (“ 25 temas mas
censurados” en sus palabras) por los grandes medios de Estados Unidos.

Este proceso de denuncias como contrapeso de los abusos corporativos que se


produce en países democráticos es impensable en regímenes autocráticos o dictatoriales.
En la dictadura militar argentina (1976-83) denominada Proceso de Reorganización
Nacional, cuyo objetivo declarado respecto de la cultura era -según la investigación de
Hernán Ivernizzi y Judith Gociol- “estructurar un sistema integral que niegue, en el ámbito
de los MCS (medios de comunicación social), el accionar subversivo y asegure la plena
vigencia de la cultura nacional”19, oponerse abiertamente era pasar a engrosar la lista de
desaparecidos. En la actualidad, cuando aun subsisten regímenes dictatoriales en varios
países (Camboya, Pakistán, Tailandia, Guinea Ecuatorial, Corea del Norte, Burkina Faso,
Bielorrusia, Kazajstán, y la lista sigue), muchos de ellos con una férrea censura similar a
la experimentada aquí hace tres décadas, resulta conveniente evitar el uso indiscriminado
y antojadizo de la palabra “censura” y resignificar el término para diferenciarlo claramente
de la manipulación informativa en todos sus aspectos que comúnmente se denomina
censura indirecta.

El horror

Joaquín Robles Zabala evoca en una cita a Alberto Manguel para recordarnos
que “…quitarnos los libros(…) ha sido siempre una tarea de los dictadores”20 y esto –
retoma Robles Zabala- se ha visto claramente en las dictaduras latinoamericanas.
Ejemplifica con los casos de los regímenes dictatoriales de derecha de Chile (Pinochet) ,
Paraguay (Stroessner) y Argentina (Proceso); y los atropellos, quema de libros, y
asesinatos que han sufrido sus intelectuales -a pesar del grosero error de llamar
“Roberto” a Rodolfo Walsh en el caso argentino-; y también refiere a los casos cubano y
venezolano, aunque en realidad aquí se entremezcla su oposición ideológica, (denotada
en la utilización de los términos “régimen castrista” y “el coronel golpista Hugo Chávez”,
obviando en este último caso las numerosas elecciones mediante las que consiguió y
revalidó su derecho a gobernar) para forzar la inclusión de Cuba como dictadura y de
Venezuela como país en el cual no impera la libertad de expresión. Si bien en las
sentencias emitidas en Cuba se cuela léxico que nos puede sonar propio de dictaduras
del cono sur21, tratar de igualar al sistema político cubano con el terrorismo de estado que
imperó por estos lares es (cuanto menos) deshonesto intelectualmente.

19
inf 10 citado en invernizzi
20
Robles Zabala
21
“los órganos del departamento de Seguridad del Estado (…) procedieron a neutralizar y poner coto a todas estas actividades
proselitismo llevadas a cabo por el acusado ARGÜELLES MORAN(…) realizaron un registro en el domicilio del acusado de
referencia, ocupándole un considerable número de volúmenes bibliográficos de contenido subversivo …”
La dictadura militar argentina produjo un verdadero descalabro en la cultura
nacional. Ivernizzi y Gociol analizan el “Informe Especial Nº 10” del Estado Mayor y el
“Plan de Comunicación Social”22, planes sistemáticos de persecución, censura,
manipulación, control ideológico y cesantías masivas. Se fomentaba la delación y la
autocensura y existían grupos que se dedicaban al secuestro y quema de libros y a la
clausura de librerías. Se expulsó docentes y controlaron contenidos hasta la
exhaustividad de prohibir palabras23. Fue el correlato de la política de desaparición
forzada de personas de la Junta Militar. “La realidad del espectro sectorial nos muestra
que , si bien los activistas terroristas fueron eliminados, quedan aún en los niveles
secundario y terciario activistas ideológicos.”24 comentaba el Coronel Valladares.

La perversión respecto de los libros era escalofriante. Invernizzi y Gociol relevaron


con docentes de la época la existencia de listas de libros prohibidos, que eran entregadas
a los docentes para que se notificaran firmando. A la vez había listas de libros permitidos,
así que se fomentaba la autocensura en ese limbo entremedio de ambos, invirtiéndose el
razonamiento lógico. Si algo no estaba expresamente permitido debía ser que estaba
prohibido. En el reportaje que les realiza Oscar Ranzani25 reconocen como inestimable la
cantidad de libros censurados. Otros testimonios de la época, como el de Marcelo
Massarino, dan cuenta de quemas de un millon y medio de libros y fascículos del CEAL
(Centro Editor de América Latina), cuyo director debió afrontar un juicio “por publicación y
venta de material subversivo”26. También existió la autocensura, reflejada en la quema u
ocultamiento preventivo de libros por parte de las víctimas27, en un país y un tiempo en
que poseer una biblioteca con determinados libros era la diferencia entre la vida y la
muerte. Todo esto era reforzado por agresivas campañas de publicidad (en TV
principalmente), que reforzaban el sesgo fascista de la dictadura28.

Es por esto que, sin dejar de reconocer el efecto nefasto del aparente mensaje
único que se observa hoy en la cultura y la comunicación, la “macdonalización” de la
cultura de la que habla Ferrreira29; o las diferentes distorsiones relevadas en el Encuentro
Regional sobre Censura Indirecta en América Latina30 (la coerción económica desde el

22
Ivernizzi y Gociol ibid
23
“Itzcovich, que también trabajaba en el diario El Cronista, recuerda los listados de palabras que no se podían utilizar, entre las que
figuraban, por ejemplo, prostituta y huelga.”
24
Pag. 108
25
Reportaje pag 12
26
Massarino
27
Muslip
28
“Una escena filmada en la facultad de filosofía y letras: alguien le alcanza a
otro un libro en cuya tapa se lee Marx, pero es rechazado con la frase: Yo a la
facultad vengo a estudiar” , Carlos Ulanovsky et. al. Estamos en el aire.
Historia de los medios de comunicación en la Argentina. Emecé. 1999 (p. 378)
29
Una historia de la censura: violencia y proscripción en la Argentina del siglo XX, prólogo de Fernando Ferreira
30
Encuentro
estado hacia los medios independientes, la manipulación de los conglomerados
monopólicos respecto del flujo de información, o la precarización laboral y/o intimidación
directa hacia los periodistas para el ocultamiento o divulgación de determinada
información); la puesta en perspectiva nos obliga a reconocer que englobamos dentro de
la categoría censura eventos muy disímiles y heterogéneos.

La Censura

Es común ver en los medios de comunicación casi todos los días noticias que
hacen referencia a la censura y a la manipulación mediática de la información. Así, por
ejemplo en una misma página se pueden leer dos títulos tales como “Críticas a Piñera por
Chilevisión. (…)lo instan a terminar con sus conflictos de interés31”, en relación con la
incompatibilidad de ejercer la jefatura de estado y controlar medios privados que existe en
el país trasandino y; “Cuestionan un polémico decreto de Chávez. Creó un centro para
controlar la información”32, respecto de la creación en Venezuela del Centro de Estudio
Situacional de la Nación, un organismo encargado de “recopilar, procesar y analizar”
información “de interés nacional”. En ambos casos está en discusión el tópico de la
censura. ¿Puedo poseer en determinada situación pública medios sin que esto afecte su
independencia y calidad informativa? ¿Que información puedo determinar que es lesiva
para la seguridad y limitar o acotar su difusión? En una dictadura no es posible plantear
siquiera algún comentario o disenso respecto de éstas discusiones.

Por ello proponemos que en ocasiones debería considerarse utilizar términos


tales como distorsión informativa, manipulación, alteración monopólica de la información,
en lugar de descerrajar livianamente la palabra “censura” para cada episodio de recorte
de la realidad o selección de la noticia que observamos en los distintos medios (todo
recorte de la realidad es intencionado, conscientemente o no, desde el camarógrafo que
dirige su lente hacia un lado y le da la espalda a otro, pasando por el periodista que hace
una pregunta determinada, el compaginador que elige editar y seleccionar unas imágenes
y respuestas, y el medio que elige publicar o no el resultado de todo lo anterior). Sin dejar
de reconocer que los medios de comunicación y los gobiernos de todos los países
democráticos intentan cada uno a su modo y con sus recursos y ética relativa, manipular
de algún modo la información; en honor entre otras cosas a la gente que en numerosas
dictaduras, algunas tan sangrientas y perversas como la nuestra, ha puesto el cuerpo y
dejado la vida, hay que darle a la palabra la entidad que merece. Y en este sentido, el de
prohibir, amputar, quemar libros, fomentar la autocensura como único modo de
supervivencia y perseguir hasta la tortura y la muerte, la censura es sólo practicable en
regímenes dictatoriales.
31
La Nación
32
La Nación
Bibliografía

Aubenas, Florence y Bensayag, La fábrica de la información. Los periodistas y la


ideología de la comunicación, Buenos Aires, Colihue, 2001 (pp.9-27)

Avellaneda, Andrés, Censura, autoritarismo y cultura: Argentina 1960-1983, Tomo 1,


Buenos Aires, CEAL, 1986 (pp. 18-27)

Gociol, Judith e Invernizzi, Hernán, Un golpe a los libros. Represión a la cultura durante la
última dictadura militar, Buenos Aires, EUDEBA, 2002

Ulanovsky, Carlos,; Itkin, Silvia y Sirvén, Pablo, Estamos en el aire. Una historia de la
televisión en la Argentina, Buenos Aires, Planeta, 1999. (pp.371-404)

Encuentro Regional sobre Censura Indirecta en América Latina, “Introducción”, Buenos


Aires, mayo de 2006

Serrano, Pascual, Desinformación. Como los medios ocultan el mundo, Barcelona,


Península, 2009.

Ramonet, Ignacio, “La censura democrática” en Serrano, Pascual, Desinformación.


Como los medios ocultan el mundo, Barcelona, Península, 2009

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Letralia, tierra de letras. Año XIII, Nº 188, junio de 2008, Cagua, Venezuela

Ranzani, Oscar, “Los grupos de tareas atacaban bibliotecas”, en Página 12 (8 de julio de


2002)

Fanon, Franz, “Los condenados de la tierra”, Buenos Aires, 1961, CEAL

“Críticas a Piñera por Chilevisión”, La Nación, 5 de junio de 2010, s/f, p.5

“Cuestionan un polémico decreto de Chávez”, La Nación, 5 de junio de 2010, s/f, p.5

Varela, Mirta, “Los medios de comunicación durante la dictadura: entre la banalidad y la


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Torres, Ernesto, “Bajo la sombra: las historietas y la cultura durante el Proceso de


Reorganización Nacional” , en http://www.camouflagecomics.com

Massarino, Marcelo, “Quema de libros durante la dictadura militar”, en Arnoux (dir),


Pasajes: escuela media-enseñanza superior. Propuestas en torno a la lectura y
la escritura, Buenos Aires, Biblos, 2009

Muslip, Eduardo, Entrevista en Voces ásperas. Narrativas argentinas de los 90, en


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Ferreira, Fernando, prólogo a Una historia de la censura: violencia y proscripción


en la Argentina del siglo XX, en Arnoux (dir), Pasajes: escuela media-enseñanza
superior. Propuestas en torno a la lectura y la escritura, Buenos Aires, Biblos,
2009

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