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ME PRESENTO POR PARTE QUERELLANTE.

FORMULO RESERVAS

Señor Juez:

Ezequiel Nino, abogado (Tº 95 Fº 264 C.P.A.C.F.), en mi carácter de apoderado de la


Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), constituyendo domicilio procesal
en la sede de la Asociación, ubicada en la Avenida de Mayo Nº 1161, Piso 5º, Oficina “9”
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Zona 55); con el patrocinio letrado de Luis
Francisco Villanueva (Tº 87 Fº 762 del CPACF) y de María de la Paz Herrera (Tº 103 Fº
311 del CPACF) en la causa nº 47.948/2010, caratulada “GRINDETTI, Néstor y otro s/
defraudación por administración fraudulenta” a V.E. me presento y digo:

I.- CARÁCTER INVOCADO

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (en adelante “ACIJ”) es una


asociación civil que se encuentra autorizada para funcionar con carácter de persona jurídica
en los términos del art. 33, 2da. parte inc. 1º, del Código Civil conforme resolución de la
Inspección General de Justicia Nº 231/2003 de fecha 12 de Marzo de 2003. Se encuentra
inscripta en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores (RNAC Nº 25,
Disposición DNCI Nº 574, del 8 de Junio de 2006) y en el Registro de Asociaciones de
Consumidores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Inscripción Nro. 0018, Resolución
7/04 de la Secretaría de Producción del G.C.B.A.).

La documentación acreditante de la personería consta del Acta Fundacional y


Estatuto de la ACIJ, la Resolución IGJ antes citada y el Acta de Asamblea que contiene la
designación de autoridades de fecha 12 de Mayo de 2005. Más el acta de Asamblea
general ordinaria y Asamblea extraordinaria de fecha 2 de Octubre de 2008. Toda esta
documental fue oportunamente acompañada al momento de la presentación de la denuncia.

II.- OBJETO

Que vengo a promover querella criminal en contra del Ministro de Hacienda de la


Ciudad de Buenos Aires, Néstor Grindetti, contra el Director General de Crédito Público,
Abel Ignacio Fernández Semhan y contra Edgardo Srodek, en tanto director de la firma
KBR Finance Ltd., en orden a los delitos de defraudación por administración fraudulenta,
incumplimiento de los deberes de funcionario público, malversación de caudales públicos y
negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública (arts. 173 inc. 7, 248,
249, 260 y 265 del Código Penal).

1
Solicito en consecuencia se me dé la participación que corresponde conforme los
fundamentos que expondré a continuación.

III.- ANTECEDENTES DEL CASO

1). Entre el 29 de marzo y 6 de abril del año pasado, la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (en adelante CABA), con la intervención del Ministro de Hacienda, Néstor
Grindetti, y el Director General de Crédito Público, Abel Ignacio Fernández Semhan,
concretó una operación de crédito público mediante la emisión de títulos de deuda pública
(conocidos en el ambiente financiero como bonos Tango serie 8) por el monto de
cuatrocientos setenta y cinco millones de dólares (U$S 475.000.000).

Este empréstito fue convenido con el banco Credit Suisse, el que actuando como
agente de colocación de los títulos en el mercado financiero internacional, compró la deuda
emitida (es decir, los bonos Tango serie 8 que representaban el monto de 475 millones de
dólares). Como contraprestación, la CABA acordó con Credit Suisse el pago del 0,75 % del
monto total del capital de los títulos referidos, es decir tres millones quinientos sesenta y
dos mil quinientos dólares (U$S 3.562.500). Lo hizo en concepto de gestiones por la
suscripción y administración de los papeles y un adicional del 1,25% del total del capital de
los títulos (lo que representa cinco millones novecientos treinta y siete mil quinientos
dólares -U$S 5.937.500-) por “los servicios de organización”. Esta última suma se convino
pagar tanto al citado banco como a la empresa KBR Corporate Finance Ltd. (en adelante,
KBR), cuyo representante en Argentina, y negociador con el GCBA para esta operación fue
Edgardo Srodek.

Por esta operación se fijó una tasa de interés del 12,5 % anual que la CABA se
comprometió a pagar a los tenedores de los bonos hasta su rescate en el año 2015.

Esta acción tenía como objeto financiar las obras de la extensión de las líneas A, B y
H de la red de subterráneos de la Ciudad (según la autorización dada por la ley 3.380 de la
Ciudad, tal como se explicará posteriormente).

Esta operatoria crediticia habría sido llevada adelante por los nombrados Grindetti y
Fernández Semhan, en su carácter de Ministro de Hacienda y Director General de Crédito
Público de la CABA, respectivamente, incumpliendo las normas relativas a los
procedimientos y principios administrativos que regulan la cuestión -por las cuales, claro
está, y en tanto funcionarios públicos están obligados-, tal cual se explicará en el acápite
pertinente.

2). Por otra parte, cabe agregar que la firma KBR a la cual la CABA se comprometió
a pagarle una cuantiosa suma de dinero por la organización de la gestión es dirigida a nivel
local por Edgardo Srodek, conocido por su trabajo de consultoría financiera, por su

2
actividad política en el armado de la coalición entre los partidos Recrear y PRO y por su
relación familiar con el actual diputado provincial de Buenos Aires por el PRO, Jorge
Srodek. Esta “relación” será explicada en un acápite especial.

3). En último lugar, y conforme la información y datos a los que pudimos acceder, los
fondos obtenidos como consecuencia de la emisión de la serie 8 de los bonos Tango fueron
pesificados (es decir, que los 475 milones de dólares fueron convertidos a moneda nacional
a un cambio pesos tres con 88/100 -$3,88- por cada dólar), lo que equivale a decir que
ahora se contaba con un mil ochocientos cuarenta y tres millones de pesos
($1.843.000.000).

De esa masa dineraria, se tomaron seiscientos millones de pesos ($600.000.000) y se


compraron LEBACs1; el resto ($1.243 millones de pesos) se depositó en un plazo fijo en el
Banco Ciudad de Buenos Aires a una tasa de interés anual del 6,5%.

Es decir que el dinero obtenido por la operación de crédito público mediante la


emisión de la serie 8 de los Bonos Tango no fue inmediatamente empleado en su primario y
natural destino: el financiamiento de las obras de extensión de las líneas A, B y H del
subterráneo. Lo que sucedió fue que por decisión unilateral, infundada y sin la debida
autorización de la Legislatura local, los responsables de su administración (Ministro de
Hacienda y Director de Crédito Público de la CABA) le asignaron un destino distinto al
fijado por la ley 3.380. De este modo, “invirtieron” el dinero en compra de letras nacionales
y en un plazo fijo en el Banco Ciudad de Buenos Aires.

En definitiva, este manejo de los fondos público se debió a que las obras a las
cuales debían afectarse no estaban ni siquiera licitadas2.

Sólo después del escándalo, los pedidos de informes legislativos y las acusaciones
públicas –lo que llevó nada más y nada menos que 4 meses- el Jefe de Gobierno local
remitió a la Legislatura un proyecto de ley para intentar subsanar este manejo ilegal de los
recursos públicos y ponerle un manto de legitimidad a estas decisiones reñidas con los
deberes que tiene un funcionario en relación a los bienes públicos que maneja.

Concretamente, el Jefe de Gobierno en atención a la existencia de los fondos


obtenidos mediante la operación ya comentada solicitó al Poder Legislativo local

1
Son emisiones de deuda a corto plazo del Banco Central de la República Argentina
con el objeto de regular la cantidad de dinero de la economía. Estos títulos se emiten
con descuento por lo que pagan tanto los intereses como el capital al
vencimiento (http://www.clientebancario.gov.ar)
2
Según surge de la web de SBASE –empresa encargada de la construcción y
mejoramiento de la red de subterráneos- al momento de la concreción de la operación
de crédito público ni siquiera estaban licitadas las obras de extensión de las líneas de
subterráneos para las cuales la Legislatura dio su visto bueno, esto puede verse en
http://www.sbase.com.ar/es/index.php/prensa/articulos/67-fotos/434-con-dinero-pero-
sin-licitaciones-. Esto significa que no estaban definidas las condiciones de contratación
de la empresa que se encargaría de los trabajos, ni fijados los costos, plazos,
momentos para efectivizar pagos, etc., etc.

3
autorización para prestarle parte de ese dinero a AUSA3 y otra parte desviarla al
financiamiento de obras de educación. Este proyecto de ley fue tratado y aprobado por el
cuerpo deliberativo en la sesión ordinaria del 5 de agosto del corriente y registrado bajo el
número 3.528.

De ambas situaciones, conforme se desarrollará en el capítulo pertinente, se colige


que el dinero conseguido gracias a la emisión de la serie 8 de los Bonos Tango fue
destinado a actividades financieras ajenas a los cometidos impuestos por la ley 3.380 de la
Ciudad: a la postre de realizada la operación financiera resultó que el dinero obtenido no
podía ser aplicado a las obras de ampliación de subterráneos para las cuales se había
gestionado y para las cuales debía exclusivamente aplicarse. Ello porque no estaban
licitadas las obras. Así, cualquier explicación que refiera a la urgencia en la realización
queda desacreditada, en tanto las obras sólo estaban en la mente de funcionarios.

Sin perjuicio de lo anterior, las “reinversiones” en LEBACs y constitución de plazo


fijo (practicados sin el conocimiento y la autorización que debería haber dado la
Legislatura, único órgano que puede decidir sobre el destino de este tipo de recursos) no le
eran ni siquiera lo suficientemente rentables a la Ciudad en relación a la tasa de interés que
ésta se había comprometido a pagar a los bonistas de la serie 8. Por lo tanto, existen graves
problemas en torno a la decisión de realizar la operación y al modo en que una vez
concretada ella, se manejó el dinero obtenido.

IV.- LOS IMPUTADOS

Los imputados en calidad de co-autores (art. 45 del CP) son el Ministro de Hacienda
de la CABA, Néstor Grindetti, con domicilio laboral en Av. de Mayo 525, 3º piso, de esta
ciudad, de profesión actuario, y el Director General de Crédito Público de la CABA, Abel
Ignacio Fernández Semhan, con domicilio laboral en Maipú 169, 1º piso, de esta ciudad,
de profesión licenciado en economía. Por su intervención en carácter de partícipe necesario
(art. 45 del CP), también resulta imputado Edgardo Srodek, en tanto director de la firma
KBR Finance Ltd., con domicilio laboral en Cerrito 1266, 8º piso, de esta ciudad.
Asimismo, la presente querella se dirige contra quienes más resulten ser co-autores,
instigadores, encubridores, partícipes primarios y/o secundarios de los hechos denunciados,
merced a la investigación a llevarse a cabo en autos.

V. – FUNDAMENTOS:

1.- INTERÉS DE LA ACIJ FUNDADO EN SU EXPERTISE

3
Autopistas Urbanas S.A., empresa de la Ciudad de Buenos Aires concesionaria de las
autopistas porteñas.

4
Tal como surge del estatuto que se acompaña, la ACIJ trabaja en la creación de un
espacio de activismo y control ciudadano, destinado a promover el fortalecimiento
institucional y la construcción de una ciudadanía comprometida con el respeto de los
derechos fundamentales. En particular, la ACIJ, tiene por objeto defender, entre otros, los
derechos reconocidos en la Constitución Nacional y aquellos de incidencia colectiva
general.

1.1.- En Derechos Humanos

a) Democracia y Estado de Derecho

La ACIJ cuenta con un programa de “Fortalecimiento de las Instituciones


Democráticas”, que tiene como misión contribuir a la efectividad de los principios
democráticos y republicanos consagrados la Constitución Nacional y el desarrollo de las
Instituciones Públicas claves para su realización. Dentro de las actividades que realiza el
programa se incluyen la generación de información que contribuya al debate público, el
establecimiento de lazos de cooperación entre sociedad civil e instituciones públicas, la
exigencia de cumplimiento leal de los principios y normas que establecen obligaciones a
los órganos estatales, la promoción de reformas institucionales y la realización de
investigaciones. Como ejemplo de este trabajo, puedo mencionar que en 2006 se resolvió
un amparo4 iniciado por la ACIJ contra el Honorable Congreso de la Nación - Comisión
Parlamentaria Mixta Revisora de cuentas, ordenándole publicar a través de su página web
la información relativa a las reuniones de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de
Cuentas.

Considerando que la corrupción es una de las mayores amenazas tanto para la


democracia como para el Estado de derecho, ya que socaba la confianza pública, las
instituciones y en su concreción vulnera derechos fundamentales. En ese sentido se
entiende que el Constituyente en el capítulo Nuevos Derechos y Garantías estableciera en
su artículo 36 (in fine) que: “Atentará asimismo contra el sistema democrático quien
incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando
inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos
públicos”.

Por todo ello, la ACIJ cuenta con un programa específico: “Acción Ciudadana y
Lucha Contra la Corrupción”, destinado, por un lado, a fomentar la transparencia de las
agencias públicas e instituciones de Gobierno y, por el otro, en analizar y promover la
actuación de la justicia en el esclarecimiento, persecución y sanción de estos delitos.
4
"Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) c/ EN – Congreso- Comisión Mixta
Revisora de cuentas s/ Amparo Ley 16.986" Causa nro. 21.268/05

5
A través del trabajo de este programa, la ACIJ se encuentra como miembro activo de
la Comisión de Seguimiento del Cumplimiento de la Convención Interamericana contra la
Corrupción, cuerpo evaluador de la Argentina ante organismos internacionales. También,
en carácter de miembro activo, participa en la Coalición UNCAC -Convención de las
Naciones Unidas contra la Corrupción- cuyo objetivo es promover la ratificación,
implementación y monitoreo de la misma.

La legitimación de la ACIJ como organización experta en materias anti-corrupción


también ha sido reconocida por la Resolución de la Procuración General de la Nación Nº
120/09 del 17 de septiembre de 2009, la que dispuso la protocolización del Convenio de
Cooperación suscripto entre el Ministerio Público Fiscal y la ACIJ5. Allí se señaló que el
mismo constituía una herramienta valiosa para realizar acciones de generación e
intercambio de conocimiento público, promoción de la reflexión pública y cooperación
técnica que contribuyan al interés público en relación con el desarrollo de las causas en las
que se investiga la posible comisión de hechos de corrupción.

Esta expertise en materia de corrupción fue reconocida también por la Sala II de la


Cámara Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal al
otorgarle a ACIJ la vista de expedientes judiciales en los cuales se investiga la posible
comisión de hechos de corrupción, argumentando que “…se advierte que la organización
que por esta vía reclama acceder al contenido de la causa posee entre sus principales
objetivos colaborar para lograr un mejor funcionamiento y mayor transparencia de las
instituciones públicas. Surge así del marco expuesto el interés legítimo invocado que
conduce a hacer lugar a la pretensión…”6.

En el mismo sentido la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal señaló al


respecto de ACIJ y otra organización que “los objetivos que tienen estas organizaciones no
gubernamentales de mejorar el sistema de justicia en los casos de infidelidades en la
administración pública por parte de sus funcionarios –conforme también cuanto surge de
los estatutos de aquéllas-, y que incluyen iniciativas legislativas en tal dirección”7.

El trabajo del programa es llevado a cabo a través de la investigación y el litigio de


casos de interés público, generando y difundiendo información, y estableciendo redes con
otras organizaciones sociales de manera de aportar a la mejora del trabajo de las
instituciones. Así, se busca el fortalecimiento de la democracia y de la calidad de sus
instituciones, del acceso a la información, la participación ciudadana en los asuntos
públicos, con miras a la vigencia efectiva de la defensa de la Constitución.

5
Disponible en http://www.mpf.gov.ar/Accesos/Dcap/Resoluciones/PGN-0120-2009-
001.pdf
6
Sala II - Causa n° 29.477 “Dr. Ezequiel Nino s/ acceso a las actuaciones”. Juzg. Fed. n°
1 - Sec. n° 2. Expte. n° 12058/03/7. Voto Dres. Horacio R. Cattani y Martín Irurzun.
7
Voto juez Dr. Raúl R. Madueño. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, “URQUÍA,
Roberto Daniel s/ recurso de casación” Causa n° 12.549.

6
b) Derechos Económicos Sociales y Culturales

La ACIJ también trabaja en defensa de los derechos económicos, sociales y culturales


a través de sus distintos programas.

A partir del programa “Acción Legal Comunitaria” se creó el Centro de Apoyo Legal
Comunitario (CALC), a través del cual, junto a vecinos, organizaciones e instituciones
sociales, se abordan temas que se relacionan, principalmente, a las condiciones de acceso y
prestación de servicios públicos, al igual que la defensa de los derechos económicos y
sociales de la comunidad.

También cuenta con el programa “Derechos y Construcción Comunitaria en Villas”,


que tiene el objetivo de servir de herramienta a los vecinos y vecinas de villas, a fin de que
puedan acceder a condiciones adecuadas de vida en sus barrios y a fortalecer la defensa de
sus derechos humanos. Con este propósito, la ACIJ desarrolla diversas herramientas e
instrumentos para lograr el fortalecimiento de los reclamos, la visibilidad de las
vulneraciones, y el empoderamiento de los y las habitantes de estos barrios postergados de
las ciudades. Como ejemplo del trabajo realizado, el 2008 se falló a favor en un amparo8
interpuesto por la ACIJ contra el GCBA, ordenándose a éste la implementación de la Ley
N° 105, sancionada en 1998, por la cual se creó el “Programa de Estudio y Evaluación de
los Servicios de Asistencia Alimentaria y Nutricional a la Población en Situación
Vulnerable o Crítica” en el ámbito del Poder Ejecutivo local, lográndose así que se
ordenara elaborar y mantener actualizado el mapa diagnóstico de la situación alimentaria y
nutricional de la Ciudad de Buenos Aires. Otro importante logro fue que en 2007 la justicia
ordenara al GCBA garantizar el agua potable a los habitantes de la Villa 31bis, también
luego de un amparo9 interpuesto por la ACIJ.

Finalmente, a través del programa “Igualdad Educativa”, la ACIJ analiza la forma en


que el gobierno de la ciudad distribuye sus recursos públicos en la órbita de la educación
pública, teniendo como uno de sus objetivos prioritarios la erradicación de prácticas que
mantienen a los niños y niñas más pobres en un circuito estructural de inferior calidad
educativa. Uno de los logros en esta materia fue que, luego de un amparo 10 interpuesto por
la ACIJ en 2007, se ordenara al GCBA a cesar en su omisión de asegurar y garantizar el
acceso a la educación inicial de los niños y niñas de 45 (cuarenta y cinco) días a 5 (cinco)
años. Otro caso importante fue en 2010 cuando, también luego de un amparo 11 presentado

8
“Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/ GCBA s/ amparo (art. 14 CCABA)”, EXP
27.599/0
9
“Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia contra GCBA sobre amparo (ART. 14
CCABA)”, EXP 20898 / 0
10
“Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/GCBA s/ amparo (art. 14 CCABA)”, EXP
23.360/0
11
“Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c/GCBA y otros sobre amparo (art. 14
CCABA)” EXP 32839 / 0

7
por la ACIJ contra el GCBA, se resolvió éste debía proveer transporte a los niños y niñas
que viven en la villa 31 – 31 bis y asisten a escuelas ubicadas a más de diez cuadras de sus
casas, a fin de asegurar su derecho de acceder a la educación.

1.2.- En Derechos de Usuarios y Consumidores

La ACIJ es una asociación que defiende los derechos de los usuarios en tanto
consumidores, es así como se encuentra inscripta en el Registro Nacional de Asociaciones
de Consumidores (RNAC Nº 25, Disposición DNCI Nº 574, del 8 de Junio de 2006) y en
el Registro de Asociaciones de Consumidores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(Inscripción Nro. 0018, Resolución 7/04 de la Secretaría de Producción del G.C.B.A.).

La ACIJ ha sido reconocida –por caso- como una de las entidades que sigue de cerca
la actuación de los entes de control de los servicios públicos. Ha investigado su deficiente
funcionamiento, la falta de imparcialidad en sus directorios y la desprotección de los
usuarios. Luego de las investigaciones realizadas en el área ha denunciado la complejidad y
alto costo del acceso a la justicia en temas de servicios públicos, con lo que los usuarios
quedan prácticamente en la indefensión total.

Como podrá concluir V.S., en tanto organización de la sociedad civil, la ACIJ tiene
una reconocida trayectoria en el campo de los Derechos Humanos, tanto en la defensa de
los derechos económicos, sociales y culturales como en el fortalecimiento de las
instituciones democráticas y el Estado de Derecho. Así también es reconocida su defensa de
derechos de incidencia colectiva y de derechos del consumidor. Todos estos motivos
fundamentan el legítimo interés que tiene la ACIJ en las presentes actuaciones.

2.- LA ACIJ COMO REPRESENTANTE DE LAS VÍCTIMAS DE LA


CORRUPCIÓN

2.1.- Participación de la víctima como querellante

La tendencia actual de fomentar la participación de víctimas en procedimientos


constituyó un avance en el sistema procesal argentino. Hay consenso respecto a los
procesos deben también considerar los intereses de la víctima, aparte de los intereses
penales del Estado, porque fue aquélla la afectada directa por el hecho punible. 12 Muchos
países han seguido esta línea, cambiado su código procesal penal, para crear un espacio
donde las víctimas desempeñen un papel importante en el proceso.

12
Romero Villanueva, Horacio. “El proceso penal argentino frente a un nuevo sujeto
procesal”, publicada en EDLA, n° 4 (2010-A) páginas 9 a 18. Disponible en
http://legislacion.elderecho.com.ar/index.php?accion=11&id_documento=9418.

8
V.S. tendrá para sí que la querella de una víctima aporta varios beneficios al sistema
penal. Primero, la víctima durante el desarrollo del proceso suele ser la mayor proveedora
de conocimientos.13 Son pocos los casos en que la víctima no es un testigo imprescindible,
y su importancia es mayor mientras más complejos son los datos en una causa. Además, la
víctima como querellante permite el control ciudadano de los órganos jurisdiccionales por
quien es afectado directo del hechos que tienen que investigar y primer beneficiado o
perjudicado por el resultado de la pesquisa.14.

En ese sentido, las agencias, como el Ministerio Público, actúan en el proceso a través
de funcionarios públicos que, por su multiplicidad de tareas y su propia rutina de trabajo,
no pueden avocarse únicamente al tratamiento de una causa concreta15. En cambio el
querellante funciona como un agente dinamizador que contrapesa la burocracia y enfoca los
procedimientos en los temas más relevantes. Su participación va en directa relación con la
aplicación racional y rápida de las leyes al hecho punible; y la búsqueda de lo que
realmente sucedió16.

Por otra parte, el querellante representa mejor sus derechos en la causa, asegurando la
reparación del daño que él sufrió. Con respecto a lo anterior vale recordar que la reparación
de la víctima ha sido reconocida como uno de los fines de la ley penal17.

Por último y desde una perspectiva sistémica, como V.S. apreciará, la víctima como
querellante representa la participación ciudadana que está garantizada en la Constitución, e
impulsa al Estado a actuar en conformidad con sus responsabilidades. En este mismo
sentido, como representante de la ciudadanía afectada, el querellante impulsa al fiscal, y a
otros órganos estatales, para avanzar en el proceso, de manera que vindica el interés
colectivo.

Para extender estos beneficios a más procesos judiciales, la tendencia moderna es


ampliar la definición de “victima” para abarcar asociaciones que representan derechos
supraindividuales. De hecho, para proteger “los derechos de incidencia colectiva”, el
artículo 43 de la Constitución Nacional declara que “el afectado” y “las asociaciones que
propendan a esos fines” podrán interponer una acción contra autoridades públicas.

2.2. La víctima en los derechos de incidencia colectiva

Tendrá V.S. en cuenta que una definición acotada a un particular determinado no


cabe con la realidad de que muchos delitos también lesionan derechos compartidos con
parte o toda la sociedad -derechos colectivos y/o difusos-. Estos derechos de incidencia
13
Maier, B.J., Derecho Procesal Penal II, Parte General. Sujetos Procesales. Ed. Del
Puerto. Buenos Aires, 2004 (en lo sucesivo “Maier”), págs. 611-612.
14
Ibid., págs.. 612-613.
15
Ibid.
16
Ibid., págs.. 587, 606.
17
Ibid.

9
colectiva, se encuentran caracterizados por la existencia en ellos un interés difuso o
colectivo que ha sido definido como “aquél que no pertenece a una persona determinada o
a un grupo unido por un vínculo o nexo común previo, sino que corresponde a un sector de
personas que conviven en un ambiente o situación común. Es decir, se trata de un bien que
pertenece a todos y al grupo, pero que es indivisible, por lo que la satisfacción del interés
respecto de uno de ellos importa la de todos”18.

Es así entonces que, tomando en cuenta la conveniencia de la participación de la


víctima como querellante en estas causas de interés colectivo, la jurisprudencia ha aceptado
sin reservas la inclusión del querellante en la defensa de los intereses colectivos. Así, para
el Superior Tribunal de Justicia de Neuquén “Negar la posibilidad de requerir por vía
judicial la defensa efectiva de tales intereses –difusos pero ciertos y esenciales-.... es hacer
ilusoria la efectividad de las garantías constituciones que la Democracia social tiene la
obligación de asegurar”19. Más recientemente el mismo Tribunal decidió en ese sentido. Es
interesante el voto del Juez Massei20, quien sostuvo: “en mi concepto, el particularmente
ofendido en los términos del art. 70 del C.P.P. y C., no necesariamente debe coincidir con
quien sea titular del bien jurídico afectado por el delito21”.

La Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal ha fallado en igual sentido, en el


marco de una causa por violaciones a los derechos humanos, señalando que “En los delitos
de acción pública el querellante, en principio, es la persona portadora de un bien jurídico
afectado o puesto en peligro por el comportamiento objeto del procedimiento. Es decir, se
trata del ofendido de ese presunto hecho punible. Sin embargo, ciertos ilícitos pueden
agraviar, según la naturaleza de los bienes jurídicos puestos en juego, a una multiplicidad
de sujetos. En esa línea los afectados serán no sólo quienes se presenten causal o
empíricamente como individuos directamente lesionados sino también aquellos que por la
aptitud ofensiva del injusto se han visto alcanzados de una u otra manera por la secuencia
de ilicitud exteriorizada en el comportamiento imputado”22.

Sin embargo, el reconocimiento de intereses difusos o colectivos, cuya titularidad es


compartida por muchos ciudadanos, ha dejado al descubierto que tutela jurisdiccional
efectiva resulta improbable bajo los predicados de la litigación individual clásica o
tradicional. Así, se ha señalado que “el cambio de enfoque –de la historia individual a la
historia colectiva– no puede dejar de reflejarse en el cuadro de relaciones sociales
18
cfr. Angelina de De la Rúa, La protección de los llamados intereses difusos en la
Constitución Nacional y la Constitución de la Provincia de Córdoba, LL 1996-B-789.
19
STJ Neuquén, Resolución Interlocutoria 223 del 30/8/1994 en autos “Aromando”
20
“Incidente de Apelación Constitución de Particular Querellante en Expte. 48749/3”,
expte. 115 año 2003, acuerdo Nº 19/2003
21
En tal sentido, Francisco J. D’Albora, “Código Procesal Penal de la Nación. Anotado –
Comentado – Concordado”, 4ª edición, Ed. Abeledo –Perrot, Bs.As. 1999. pág. 177.
Idéntico criterio, en Guillermo R. Navarro y Roberto R. Daray, “Código Procesal Penal de
la Nación”, Tº I, Pensamiento Jurídico Editora, Bs.As. 1996, pág. 180
22
Cámara Nacional de Casación Penal. Causa Nro. 12.181 - Sala II. Registro Nº:16.227.
Voto juez Dr. juez Guillermo J. Yacobucci

10
reguladas por el derecho y, fundamentalmente, el derecho procesal debe dar una
respuesta, una solución práctica a los problemas”23.

Esto ocurre, como V.S. apreciará, ya que al encontrarnos ante derechos de incidencia
colectiva el grupo de víctimas no sólo no está determinado, sino que no se encuentra unido
por un vínculo o nexo común previo, correspondiendo a un sector de personas que viven en
un ambiente o situación común. Es por esto que la organización entre todas estas víctimas
para presentar algo en común es muy difícil, sino inviable. Lo mismo ocurre con la
representación de este interés por parte de un individuo en particular, ya que por lo general
no va a actuar por falta de recursos, conocimiento o desaliento ante los tiempos de la
justicia.

Con respecto a la ineficacia de la defensa aislada de los derechos de incidencia


colectiva, observe V.S. que para los Dres. Zaffaroni y Lorenzetti “la procedencia de este
tipo de acciones requiere la verificación de una causa fáctica común, una pretensión
procesal enfocada en el aspecto colectivo de los efectos de ese hecho y la constatación de
que, en ausencia de un ejercicio colectivo, habría una afectación grave del acceso a la
justicia”. Es decir “se trata de un grupo de personas para las cuales la defensa aislada de
sus derechos no es eficaz, debido a que la medida de la lesión, individualmente
considerada, es menos relevante que el costo de litigar por sí mismo (Fallos: 322:3008,
considerando 14, disidencia del juez Petracchi)24.

Frente a este ejercicio colectivo que mencionan los Dres. Zaffaroni y Lorenzetti
resulta evidente, que las organizaciones intermedias son las que de mejor manera nuclean y
tutelan estos intereses difusos de la sociedad civil. Sobretodo en el caso de marras ya que,
como V.S. notará, el daño en particular afecta a un grupo no determinado de usuarios de la
red de subterráneos de la Ciudad que difícilmente considerarán accionar aisladamente
tomando en cuenta el sólo interés individual.

Esto es así ya que, como V.S. tendrá para sí, la tendencia moderna es ampliar la
definición de “victima” para abarcar asociaciones que representan derechos
supraindividuales, como la ACIJ. De ahí que Maier señale que “la cuestión consiste, tanto
dentro del campo del Derecho penal como del Derecho procesal penal, en una ampliación
considerable del concepto de víctima u ofendido, válido también para aquellos delitos que
lesionan o ponen en peligro bienes jurídicos transindividuales (colectivos o universales).
Las asociaciones intermedias, constituidas, precisamente, para la defensa de ciertos bienes

23
Pereira Campos, Santiago, Santiago. 2000, “Intereses difusos y efectos de la cosa
juzgada”, Montevideo, Estudios en homenaje al profesor Enrique Vescovi, Fundación de
Cultura Universitaria, p. 316.
24
Cfr. voto de los doctores Zaffaroni y Lorenzetti, C.S.J.N., 31/10/2006, Defensoría del
Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Secretaría de Comunicaciones - resolución
2926/99

11
jurídicos, o cuyo objeto coincide con la defensa de algunos de ellos, constituyen, en este
ámbito, el principal foco de atención”25.

Es así como en varias oportunidades la jurisprudencia ha otorgado la facultad de


querellar en delitos de acción pública a asociaciones, fundado en el interés social presente.
Así, en el caso Walhalla26, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal
de la Capital Federal, convalidó la decisión del Juzgado Nº 6 del fuero de permitir la
participación en carácter de querellante a la asociación civil Centro Simón Wiesenthal
Latinoamericano.27 En este asunto se investigaba la difusión de propaganda nazi mediante
la distribución de videocasetes. Igual criterio se adoptó en la causa “Cabezas, José Luis
s/homicidio”, donde la Cámara de Apelaciones de Dolores aceptó la participación de la
Asociación de Reporteros Gráficos como particulares damnificados28. Se recordará que
aquí se investigaba el homicidio de un periodista en un caso en que –al igual que ocurre en
el presente- los intereses afectados excedían en mucho los perjuicios particulares.

Varios autores29, por su parte, han reconocido legitimación para constituirse en parte
querellante en aquellos casos en los que, agraviando el delito en forma inmediata a la
administración pública, en forma secundaria o subsidiaria se garantizan otros intereses. Este
es el caso del delito de malversación de caudales públicos, respecto del cual, desde antiguo,
se ha reconocido (a su respecto) esta posibilidad30.

He de enfatizar en este punto que otros países en la región, como V.S. tendrá en
conocimiento, ya han adaptado sus códigos procesales penales de modo tal de reconocer
legalmente la participación de las asociaciones intermedias como querellantes en ciertas
causas. Entre ellos cabe destacar a Bolivia, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Paraguay, Venezuela31 y Chile. Este último país no solo permite en una serie de casos,
desde el establecimiento de su Código Procesal Penal el año 2000, la participación de las
personas (naturales o jurídicas) como querellantes, sino que específicamente establece esta

25
Ob. Citada pag. 213.
26
Causa Nº 31.243 del registro de la sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires (citado por Santiago López en
“Cuadernos de doctrina y Jurisprudencia penal” Año VI, Nº 10, Buenos Aires Ad-Hoc)
27
Similar conclusión en causa 5789/99 del Registro de la Secretaría 8 del Juzgado
Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 4
28
Causa Nº 54.456 del Juzgado de Instrucción Nº 6 de la ciudad de Dolores, Provincia
de Buenos Aires (citado por Santiago López en la Ob. Cit.)
29
Cfr. Francisco J. D’Albora, "Código Procesal Penal de la Nación. Anotado – Comentado
– Concordado", 4ª edición, Ed. Abeledo – Perrot, Bs. As., 1999, pág. 177. Idéntico
criterio, en Guillermo R. Navarro y Roberto R. Daray, "Código Procesal Penal de la
Nación", T° I, Pensamiento Jurídico Editora, Bs. As., 1996, pág. 180. Citados en el voto
del Dr. Juez Massei en “Incidente de Apelación Constitución de Particular Querellante
en Expte. 48749/3”, expte. 115 año 2003, acuerdo Nº 19/2003.
30
Cfr. C.N- Crim. Y Correc. Sala II, 10/9/1968; C.N. Crim. Y Correc. Sala IV, 13/2/1959;
citados ambos en “Querella (Quienes pueden querellar por delitos de acción pública)”.
E.D. Tº 28, pág. 303, sumarios 226 y 227.”
31
Brasil, art. 37 de CPP; Bolivia, arts. 76, inciso 4 y art. 78 de CPP; Costa Rica, arts. 70 y
ss. de CPP; El Salvador, art. 12, inciso 4 y art. 302 y ss.; Guatemala, art. 117, inciso 4 y
art. 302 y ss.; Paraguay, art. 70 de CPP; y República Boliviarana de Venezuela, arts.
118 y 301 ss. de CPP .

12
facultad respecto de delitos cometidos por un funcionario público que afectaren derechos de
las personas garantizados por la Constitución o contra la probidad pública32.

Incluso provincias de nuestro país, como Chubut, Córdoba y Río Negro, dispusieron
en sus rituales33 que las asociaciones que defienden intereses difusos o colectivos, pueden
querellar en causas donde estos intereses están implicados, como las causas de delitos de
corrupción.

c) Recepción supralegal respecto a la intervención de las organizaciones no


gubernamentales

El impulso de las organizaciones de la sociedad civil, unido a decisiones judiciales


de avanzada, abrió el camino a la utilización generalizada del derecho internacional. El que,
una vez incorporado a la Constitución con la reforma de 1994, amplió el alcance de
protección de los derechos, al otorgarle jerarquía constitucional a los tratados de derechos
humanos. La reforma incorporó además normas que habilitan la intervención de las
organizaciones no gubernamentales en su calidad de tales, cuando se trata de derechos de
incidencia colectiva.

En concreto, en los artículos 42 y 43 se regulan dos casos en que se reconoce la


legitimación procesal de las organizaciones. El artículo 42 C.N. establece en su inciso final,
con respecto a los servicios públicos que “La legislación establecerá procedimientos
eficaces para la prevención y solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los
servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los
organismos de control”. Luego el artículo 43 C.N. consolidó el amparo que, tanto
individual como colectivo, sirvió para ampliar los horizontes de la ciudadanía democrática.
El artículo establece que el recurso de amparo se puede interponer “contar cualquier forma
de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen el ambiente, a la
competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva
en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos
fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su
organización”.

Uno de los fallos representativos de las acciones en caso de derechos de incidencia


colectiva es el fallo Verbitsky34, en él la Corte Suprema señaló “14) Que en primer
término, corresponde estudiar si resulta procedente la interposición -en este particular
supuesto- de un hábeas corpus colectivo (…) y si a ese fin se encuentra legitimada la
recurrente, persona colectiva distinta de los afectados. 15) Que a juicio de este tribunal, la
32
Código Procesal Penal. Art. 111 inc.2.
33
Arts. 36 y 38, CPP Chubut, Art. 4 ley N° 9122 Córdoba y art. 71, inc. 2 CPP Río Negro.
34
“Verbitsky, Horacio s/Habeas Corpus”, causa nº 856/02 RHE, del 3 de mayo de 2005.

13
respuesta a dichos interrogantes debe ser afirmativa. En efecto, más allá del nomen iuris
empleado, la peticionaria pretende la modificación de una situación en la que se
encuentran quienes están detenidos, respecto del goce de derechos básicos que afectan el
respeto a su dignidad humana. Por tanto, y de acuerdo a lo decidido por la mayoría de
esta Corte en Fallos 325:524 (Ver Texto), corresponde dar curso a la acción de hábeas
corpus colectivo, solución para la que este tribunal no encontró obstáculo en aquella
oportunidad no obstante que, si se quiere, el derecho allí lesionado no comprometía
-como ocurre en el caso- la vida misma de los afectados.” Luego agrega con respecto al
interés colectivo que “16) (…) Los hechos denunciados en autos, constituidos por la
existencia de situaciones plurales, demuestran la necesidad de admitir una acción
igualmente plural, en beneficio de intereses colectivos de todos los sujetos privados de
libertad en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, cuya satisfacción no podría
lograrse mediante peticiones individuales”.

Posteriormente a este fallo, la Corte en el caso Halabi35 parece haber consolidado su


postura amplia en cuanto al deber de los tribunales de justicia de tramitar acciones
colectivas, donde fijó las bases para una regulación de estos procesos judiciales y reforzó el
criterio de que la justicia debe intervenir cuando ello es necesario a los fines de reparar
vulneraciones extensas y dispersas de derechos afectados por prácticas discriminatorias o
alejadas de principios constitucionales que afligen a grupos vulnerables. Esta sentencia
ofrece una guía para todos los tribunales del país y comprometió al Poder Judicial a
fortalecer una concepción amplia de causa judicial y cierta flexibilidad en materia procesal
que permita encontrar remedios adecuados para situaciones de privaciones de derechos
derivadas de la inexistencia o deficiencia de políticas públicas36.

Por otra parte, V.S. tendrá para sí que la incorporación a nuestro sistema jurídico de
tratados con rango constitucional, uno de los puntos fuertes de la reforma de 1994, amplió
el alcance de protección de los derechos, contemplándose en éstos una mayor participación
de las asociaciones intermedias. Esto ha motivado que las organizaciones hayan centrado su
trabajo, a los largo de estos años, en la utilización y activación de la normativa
internacional receptada por la Constitución.

Asimismo, en materia de lucha contra la corrupción son numerosos los compromisos


que ha asumido el Estado, desde los que regulan de manera general el derecho al acceso a
la información, como la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 19), la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana

35
CSJN, "Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley 25.873 -dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986”,
sentencia del 24/02/2009.
36
Amicus curiae presentado por Marcelo Alegre, Iñaki Anitua, Fernando Basch, Martín
Böhmer, Alberto Bovino, Paola Bergallo, Leonardo Filippini, Marcelo Ferrante, Roberto
Gargarella, Ezequiel Nino, Julieta Rossi, Martín Sigal y Roberto Saba en la causa
Expediente P. 83.909 Verbitsky, Horacio.-representante del Centro de Estudios Legales
y Sociales- s/ Habeas Corpus

14
sobre Derechos Humanos (art. 13), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(art.19), entre otros, y las específicas Convenciones Contra la Corrupción Interamericana y
de Naciones Unidas, en las que el Estado se comprometió hacer todos los esfuerzos para
prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción, prestando especial atención a las
formas y métodos de participación ciudadana.

La Convención Interamericana contra la Corrupción, CICC, (Ley 24.759), contiene


en su articulado preceptos para estimular y fortalecer la participación de la sociedad civil en
la prevención y lucha contra la corrupción a partir del acceso a la información y la
transparencia de los procesos penales. En el artículo 3 inciso 11, referido a las medidas
preventivas, los Estados Partes “convienen en considerar la aplicabilidad de medidas,
dentro de sus propios sistemas institucionales, destinadas a crear, mantener y fortalecer
(...) mecanismos para estimular la participación de la sociedad civil y de las
organizaciones no gubernamentales en los esfuerzos destinados a prevenir la corrupción”.
Sin dejar de lado lo establecido en el artículo 14, inciso 2: “Asimismo, los Estados Partes
se prestarán la más amplia cooperación técnica mutua sobre las formas y métodos más
efectivos para prevenir, detectar, investigar y sancionar los actos de corrupción. Con tal
propósito, propiciarán el intercambio de experiencias por medio de acuerdos y reuniones
entre los órganos e instituciones competentes y otorgarán especial atención a las formas y
métodos de participación ciudadana en la lucha contra la corrupción”.

Por su parte, la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (Ley


26.097) establece en el Preámbulo el reconocimiento de “los principios fundamentales del
debido proceso en los procesos penales”, entre los que se encuentra incluido el principio de
publicidad (art. 8 CADH). Por otro lado, el artículo 5, punto 1 dispone que “Cada Estado
parte, de conformidad con los principios fundamentales de su ordenamiento jurídico,
formulará y aplicará o mantendrá en vigor políticas coordinadas y eficaces contra la
corrupción que promuevan la participación de la sociedad y reflejen los principios del
imperio de la ley, la debida gestión de los asuntos públicos y los bienes públicos, la
integridad, la transparencia y la obligación de rendir cuentas”. Por último, el artículo 13
punto 1 impone a cada Estado el deber de adoptar “medidas adecuadas (...) para fomentar
la participación activa de personas y grupos que no pertenezcan al sector público, como la
sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones con base en
la comunidad, en la prevención y la lucha contra la corrupción, y para sensibilizar a la
opinión pública con respecto a la existencia, las causas y la gravedad de la corrupción, así
como a la amenaza que ésta representa”.

Observe V.S. que siguiendo las directivas de estos instrumentos como argumento la
ACIJ comenzó en el año 2007, junto al Centro de Investigación y Prevención de la

15
Criminalidad Económica (CIPCE), un proyecto37 de incidencia con el objeto de lograr el
acceso a las investigaciones en aquellos delitos relacionados con la corrupción. Al marco
normativo vigente se sumó como fundamento el derecho a la información, a la
participación ciudadana y a controlar los actos de gobierno que surgen del sistema
republicano. Esta interpretación planteada por la ACIJ y CIPCE fue reconocida por el
Poder Judicial, otorgándoles en varias oportunidades la vista en causas que investigan
delitos de corrupción. Un ejemplo es el voto del Dr. Raúl R. Madueño en Sala I de la
Cámara Nacional de Casación Penal quien señaló que “las organizaciones peticionantes –
como se ha visto- están conformadas con el fin de promover políticas de estado de
prevención y lucha contra la corrupción de los funcionarios públicos, en función de las
referidas convenciones internacionales suscriptas por el estado argentino sobre la
cuestión; por lo que no resultan extrañas (…)”38.

Este reconocimiento fue en un principio lo único a lo que podía acceder ACIJ,


situación que ha cambiado a fines de 2009 con la sanción de la ley 26.550 que legitima a
las asociaciones intermedias para ser parte querellante en procesos penales, norma en la que
ACIJ se encuentra contemplada por las razones que paso a desarrollar.

d) Reconocimiento de las organizaciones no gubernamentales como querellantes

d.1) Previamente a la sanción de la ley 26.550

Previo a la ley 26.550 ya se había aceptado en varias oportunidades la participación


como querellante de organizaciones de derechos humanos. Éstas basaban sus argumentos
en que el art. 82 C.P.P.N. no podía ser considerado aisladamente, sino que la legitimación
para ser tenido como querellante debía ser examinada en el marco del derecho a acceder a
la jurisdicción, es decir, en consonancia con los arts. 8 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. Además, se alegaba que en el marco del texto de la Constitución
reformada en el año 1994, la cuestión debía analizarse según la modificación del art. 43
C.N., que según la jurisprudencia de la Corte Suprema no se restringe a la acción de
amparo, sino que se extiende a cualquier actuación judicial. En esa línea, en una de las
audiencias39 donde defendieron esta legitimación, citaron como fundamento de sus
pretensiones los casos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación “Asociación de
Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la República Argentina (AGUERRA) v.
Provincia de Buenos Aires y otro”, “Simón”, “Verbitsky”, “AMIA” y “Cabezas” entre

37
Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia, “El Difícil Acceso de la Sociedad Civil a
las Causas de Corrupción y un Primer Diagnóstico sobre estos Interminables Procesos
Penales”, 2009, Disponibles en http://www.acij.org.ar/
38
Voto juez Dr. Raúl R. Madueño. Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, “URQUÍA,
Roberto Daniel s/ recurso de casación” Causa n° 12.549.
39
Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal, causa nº 10.939, "Acosta, Jorge
Eduardo s/ recurso de queja”

16
otros. Señalando además que a su entender, el caso “Bulacio” de la Corte IDH, disponía un
“pleno acceso de la víctima” al proceso, de forma tal que la interpretación del sistema
nacional debía integrar “normas supralegales”.

Algunos tribunales, a falta de ley que regulara la posibilidad de querellar para las
asociaciones intermedias, ya en la causa ESMA40, el Juzgado en lo Criminal y Correccional
Federal n° 12 de esta ciudad no hizo hecho lugar a la excepción de falta de acción41 de la
defensa en cuanto se pretendía se apartase del rol de querellantes a una serie de
asociaciones42 con el fundamento de que “esa predisposición no sólo debía ser otorgada a
la víctima del delito como individuo particular, sino que también debía extenderse a las
asociaciones y entidades creadas precisamente para la persecución de delitos o bienes
jurídicos colectivos, supraindividuales y universales como los analizados en esta causa,
puesto que tenían por objeto la defensa de los derechos fundamentales del hombre y en
consecuencia, acreditaban el interés legítimo exigido por la norma procesal para
admitirlas como parte en el proceso”. Agregó que “la actividad desarrollada por cada
una de las personas jurídicas, consecuente con el objeto de su creación, revelaba la
existencia de una afectación especial, concreta y directa por el daño que los delitos que
se pesquisaban habían producido, todo lo cual autorizaban a constituirlas en parte”.

Luego, en la misma causa, la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo


Criminal y Correccional Federal de esta ciudad confirmó la decisión apuntada señalando
que “uno de los cambios relevantes producidos en los últimos tiempos en el campo del
proceso penal, fue la modificación del papel de la víctima, que pasó de mero denunciante-
testigo a sujeto fundamental del proceso, provocando un verdadero «cambio de
paradigma», como resultado de la incorporación de los Pactos Internacionales de
Derechos Humanos y la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
proclive a ampliar el margen de su actuación en el proceso, especialmente en causas en
las que se investigan delitos de lesa humanidad”. Concluyó que “todo ello llevó a que se
adecuara en estos procesos el estándar de «particularmente ofendido» y que incluso se
posibilitara que organizaciones (gubernamentales o no) también puedan constituirse
como parte querellante cuando los hechos ilícitos investigados tenían relación directa
con la actividad propia que desarrollan”.

Específicamente en delitos vinculados a hechos de corrupción, encontramos


precedentes tales como el fallo “Bonfigli”43 en el que el Tribunal Superior de Justicia de

40
"ESMA s/ delito de acción pública" Causa 14.217/2003/333
41
"Acosta, Jorge Eduardo s/ recurso de queja" Causa nº 10.939
42
"Liga Argentina por los Derechos del Hombre", "Madres de Plaza de Mayo - Línea
Fundadora", "Asociación de ex Detenidos Desaparecidos", "Movimiento Ecuménico por
los Derechos del Hombre", "Comité de Acción Jurídica", "Fundación Investigación y
Defensa Legal Argentina (FIDELA)", "Abuelas de Plaza de Mayo", y "Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS)"
43
Expte. "B", 25/06 S. n° 79 - "Bonfigli, Mario Alberto y otros p.ss.aa. concusión
-Recurso de Casación-" - TSJ DE CORDOBA - Sala Penal - 17/05/2007

17
Córdoba (TSJC) argumentando sobre la base de los compromisos asumidos por el Estado
materia anti-corrupción y el artículo 36 de la Constitución Nacional señaló que la “lucha
contra la corrupción, no puede agotarse con la sanción de normas penales sustanciales
adecuadas, toda vez que el aumento de las penas no deja de ser una receta de política
simbólica sino viene acompañado de la eficacia en la persecución penal, a través del
mejoramiento de niveles de esclarecimiento o investigación. (…) Es, en ese marco de
mayor eficacia en el esclarecimiento e investigación de hechos que pueden configurar
delitos contra la Administración Pública, en el que puede predicarse la admisión como
querellante particular a las asociaciones intermedias, en aquellos casos en que la
conducta perseguida vulnere el bien jurídico, cuya protección aquellas propenden”.

Luego de esto el TSJC señaló que esto no es más que la interpretación armónica entre
la legitimación de los intereses colectivos, contenida en el artículo 43 de la C.N, y a
efectivizar uno de los fines tenidos en cuenta en la Convención Interamericana contra la
Corrupción, aprobada por Ley 24759. Concluye luego que “en los casos en que las
conductas investigadas en el proceso penal puedan configurar un delito contra la
Administración Pública que se vinculan con los actos de corrupción a los que alude la
Convención Interamericana contra la Corrupción, tienen legitimación para constituirse
como querellante particular no sólo los que resulten ofendidos penales sino también las
organizaciones no gubernamentales que tengan como objeto la protección de los bienes
jurídicos vulnerados por las referidas conductas”.

Previo a una ley provincial que acogió la legitimación de las ONG, el TSJC utilizaba
el caso "Bonfigli" como precedente importante, junto “Denuncia formulada por Bellotti" 44,
en la que se extendió la legitimación a una asociación sindical. Así, en un fallo posterior45,
el TSJC señalaba, basándose en los estos casos, “que una adecuada tutela a los derechos
fundamentales en juego requiere la admisión como querellante particular a las mentadas
organizaciones no gubernamentales, pues las mismas constituyen, en muchos de los casos,
el medio más eficaz para garantizar la defensa de intereses colectivos que pueden
afectarse con la conducta denunciada, atento a la experiencia y la técnica aprendida en el
ámbito definido en el cual operan”.

En igual sentido y citando el fallo “Bonfigli” el Superior Tribunal de Justicia de Río


Negro señaló46 “Existen buenas razones para ampliar el radio natural de la definición de
'querellante particular' cuando las conductas que se investigan configuran algún [...]
delito de la especie aludida. En la referida ampliación resulta decisiva la vinculación
existente entre los delitos contra la Administración Pública y la lucha contra la corrupción
44
T.S.J., Sala Penal, S. n° 92, 24/6/2007
45
"González, Nélida del Valle p.s.a insolvencia fraudulenta –Recurso de Casación-".
Expte. "G", 18/09.
46
STJ Río Negro “P., C. y G., F. s/Queja en: ‘P., C. G. s/Denuncia s/Apelaciones’” Expte.
Nº 23039/08 STJ, 20-08-08. Cf. TSJ Córdoba, “BONFIGLI” del 17—05-07, del voto de la
doctora Tarditti.

18
estatal. Es que, esta última constituye un objetivo común de los Estados47 y se erige en un
explícito mandato de criminalización establecido en la Constitución Nacional, al conminar
- bajo pena de inhabilitación - la corrupción de los funcionarios que incurren en graves
delitos dolosos que conlleven enriquecimiento, pues atentan contra el sistema democrático
(art. 36 CN.)”.

Observe V.S que, previo a la ley que faculta hoy a la ACIJ para presentarse como
querellante en causas como la de marras, ya los argumentos que he venido desarrollando en
el presente escrito eran tomados por el Poder Judicial y aplicados a falta de norma.

d.2).- El reconocimiento expreso de la ley 26.550

El Congreso de la Nación, el 26 de noviembre 2009, sancionó la Ley 26.550 que


enmienda el artículo 82 bis del Código Procesal Penal. El texto, actualmente, en lo que
respecta a la posibilidad de las organizaciones de presentarse como querellante dice lo
siguiente:

“Las asociaciones o fundaciones, registradas conforme a la ley, podrán constituirse


en parte querellante en procesos en los que se investiguen crímenes de lesa humanidad o
graves violaciones a los derechos humanos…”

Habré de enfatizar que la incorporación de esta manda fue aprobada con un alto
consenso: sólo un diputado y siete senadores votaron en su contra. Los representantes que
sancionaron la ley lo hicieron a la espera que el cambio permitiera el mejor progreso de las
causas donde se investigan graves violaciones a los derechos humanos, a través de una
mayor participación ciudadana, y que a través de esta reforma se cumpla con las
obligaciones internacionales del Estado en los distintos instrumentos ratificados por el país.

Entre los fundamentos del proyecto finalmente aprobado, se indica que los delitos de
lesa humanidad y las graves violaciones a los derechos humanos, “dada su gravedad y
magnitud, proyectan sus efectos lesivos sobre todos los habitantes de la Nación e incluso
toda la humanidad”. Por esta razón, existe un interés ciertamente colectivo en su
investigación -para conocer la Verdad de lo ocurrido- y en su persecución, juzgamiento y
sanción de los responsables de estos actos, a los fines de evitar su repetición y garantizar la
efectiva vigencia de los derechos conculcados48.

Al respecto la Diputada Nora Noemí César en el debate del proyecto en diputados


señaló que “la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que el
derecho a la verdad es y debe ser un derecho colectivo. Por lo tanto (la facultad de
47
Ibid. Cita Manual de Medidas Prácticas contra la Corrupción Pública, aprobado en la
7ª Resolución del Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente de 1990 y Convención Interamericana contra la
Corrupción, aprobada por ley 24759
48
Proyecto de Ley, 10/9/09, págs. 4-5.

19
querellar para las organizaciones), es una herramienta muy buena para la democracia.
Con esta iniciativa las asociaciones intermedias podrán ejercer más nítidamente ese
derecho colectivo”49

Con respecto a lo señalado por la mencionada Diputada, esta iniciativa colabora en


acceder a la verdad de los hechos ocurridos, a través del impulso por parte de las
asociaciones intermedias en las causas, a través de la actuación como acusadores
particulares. Esto es importante ya que la obstaculización al ejercicio del derecho a la
verdad por parte de las víctimas de la corrupción, no hace más que obligarlas a contemplar
de modo impasible, cómo las causas se desarrollan sin ningún tipo de control ciudadano, en
la mayor parte de los casos, hacia una prescripción segura, impidiéndoles conocer a los
funcionarios y/o empresarios responsables de tales hechos y obtener una reparación del
daño, o, por lo menos, tomar conciencia para evitar que los mismos hechos vuelvan a
repetirse en el futuro.

Considero, por otra parte, de suma importancia llamar la atención de V.S. en este
punto, observando que en el debate de este proyecto en diputados, existía un dictamen de
minoría suscripto por representantes de diversos partidos políticos en el que se sostenía que
la facultad otorgada debía ser más amplia, abarcando a las asociaciones con distintos
objetivos vinculados con derechos de incidencia colectiva. Sostuvo el Diputado Pedro José
Azcoiti que “El derecho de querella, según está establecido en el Código Procesal Penal y
en la mayoría de los códigos procesales, está regulado con carácter restrictivo. Es cierto
que hay jurisprudencia y doctrina moderna que paulatinamente van ampliando ese
derecho a diversos ámbitos por lo cual no solamente el particular afectado puede
presentarse como querellante, sino que se habilita a tal efecto a terceros particulares y
también a personas jurídicas. Pero no es que estos intereses colectivos comprendan
solamente a los derechos humanos. Los derechos ambientales, los derechos del
consumidor, los derechos sociales y los derechos económico-sociales demandan que
autoricemos la querella por parte de organizaciones, y no solamente por el damnificado
directo. (…) Nos parece que es un error limitar exclusivamente a los organismos
defensores de derechos humanos la participación como querellantes”50.

Frente a éste dictamen y para aunar voluntades, se dejó en claro que el contenido de
esta norma no estaba abocado de manera rígida en los delitos ocurridos durante el
terrorismo de Estado sino que era extensivo. Así, por ejemplo, la Diputada Diana Conti
señaló que tanto en el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo como en el dictamen de
minoría subyacían idénticas filosofías, agregando que “si uno legisla a futuro el concepto
de violación a los derechos humanos va a incluir mucho más que la tortura, la

49
Dip. Nacional Nora Noemi Cesar. Reunión Nº 4, 8va Sesión Ordinaria celebrada el
28/10/09.
50
Dip. Pedro José Azcoiti. Reunión Nº 4, 8va Sesión Ordinaria celebrada el 28/10/09.

20
desaparición y la apropiación de hijos. También debemos decir que existen otros intereses
difusos (…) que también son considerados como integrantes del concepto de derechos
humanos”51. Con respecto a cuáles organizaciones de la sociedad civil se refería la ley, la
misma legisladora sostuvo que “el proyecto del Poder Ejecutivo no exime, por las normas
procesales que introduce, que una asociación o una organización no gubernamental que
tenga como objeto la defensa del medio ambiente -por ejemplo- pueda presentarse como
querellante en una causa por violación a los derechos humanos”52.

Teniendo en cuenta las salvedades planteadas anteriormente y dado que la


intervención de la Diputada Diana Conti quedó plasmada en el Diario de Sesiones, fue que
los bloques que postulaban el dictamen de minoría, abandonaron éste y acompañaron el
proyecto que hoy conocemos como la ley 26.550. Dejando en claro que la violación de
derechos humanos no consiste sólo en los crímenes cometidos en la anterior dictadura sino
a también los desafíos a los que la humanidad se ve expuesta actualmente y que también
vulneran los derechos fundamentales.

Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, no albergo dudas sobre el tema y V.S.


podrá deducir fácilmente, que las organizaciones de lucha contra la corrupción deberían
considerarse incluidas dentro de esta norma. Tanto por el contenido de la ley, como en
virtud del principio pro homine, la ACIJ se encuentra legitimada para actuar como
querellante en virtud de esta norma, como argumentaré a continuación con mayor
detenimiento.

La legitimación de ACIJ como parte querellante se ve fundada en el reconocimiento


actual según se considera que “la participación de la sociedad civil en el monitoreo de
casos de corrupción es un derecho no sólo reconocido en las convenciones internacionales
que regulan la materia, sino también una manifestación propia del derecho a la libertad de
expresión en una comunidad democrática. En esta medida, el derecho a conocer el
desarrollo de los procesos anticorrupción y, litigar en los mismos, es un estándar propio
de derechos humanos y del sistema de políticas anticorrupción.”53.

En ese sentido, Fabián Salvioli, miembro del Comité de Derechos Humanos de


Naciones Unidas, sostiene que “es probable que la lucha contra la corrupción nos lleve en
el plano de los derechos humanos a la identificación del derecho humano a la
transparencia, o como preferimos denominarlo, el derecho de la sociedad a una política
pública transparente siguiendo un camino semejante al derecho a la verdad”54.
51
Dip. Diana Beatriz Conti. Reunión Nº 4, 8va Sesión Ordinaria celebrada el 28/10/09.
52
Ibidem
53
Consejo Internacional para el Estudio de los Derechos Humanos. Christian Gruenberg
y Pedro Biscay “Proyecto Sobre Corrupción y Derechos Humanos”. 2007. Más
información véase http://www.ichrp.org/es/proyectos/131?theme=8
54
Salvioli Fabián. “Transparencia y políticas públicas: dimensiones contemporáneas de
los Derechos Humanos” en Protección Internacional de Derechos Humanos y Estado de
Derecho. “Studia in honores Nelson Mandela”, Joaquín González Ibáñez (dir.), Grupo
Editorial Ibáñez, Bogotá, Colombia, 2009. página 119

21
Observe V.S. entonces que la ACIJ no sólo tiene legitimación en cuanto al derecho a
la libertad de expresión, a la información, a la verdad y a la transparencia que le asiste por
el trabajo que realiza día a día en cuanto representante del interés de la sociedad en estas
causas, derecho que ya le ha sido reconocido a la hora de acceder a las mismas, sino
también en cuanto la corrupción vulnera derechos fundamentales, configurando en muchas
oportunidades violaciones graves a los derechos humanos.

Por otro lado, dentro del derecho internacional de los derechos humanos, se ha
establecido que una de sus características esenciales es la progresividad. Esto implica que
existe un aumento creciente en los contenidos de los derechos humanos, una constante
creación de nuevos órganos y procedimientos, y una interpretación progresiva basada en el
principio pro persona (conocido en nuestro medio como pro homine).

Este principio ha sido definido por Mónica Pinto como “el criterio hermenéutico que
informa todo el derecho de los derechos humanos, en virtud del cual se debe acudir a la
norma más amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer
derechos protegidos e, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida
cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o su
suspensión extraordinaria. Este principio coincide con el rasgo fundamental del derecho
de los derechos humanos, esto es, estar siempre a favor del hombre”55.

En virtud de este principio, las normas que regulan la tutela a los derechos humanos
no son rígidas ni se refieren a delitos determinados en un espacio y tiempo, sino que tienen
un contenido progresivo que abarca las nuevas modalidades de violación así como los
derechos que se van reconociendo por la comunidad internacional.

Sobre el punto quiero expresar lo siguiente: la corrupción suele verse como un mal
que aqueja a la sociedad, pero pocas veces es vista como una violación clara a los derechos
humanos. Se suelen pensar a los delitos de corrupción como hechos que significan un
perjuicio económico sin mirar la vinculación que tienen con la violación de derechos
esenciales de los ciudadanos, sobre todo de aquellos en posiciones de mayor vulnerabilidad.
Cabe mencionar en respaldo de lo anteriormente expresado que el Consejo Internacional de
Políticas de Derechos Humanos ha señalado que “la corrupción no sólo afecta al
desarrollo económico y desalienta la inversión extranjera en un país, afectando de manera
indirecta a los más pobres, sino que además la corrupción reduce el ingreso neto de
aquellos que viven en la pobreza, distorsiona las políticas, programas y estrategias
dirigidas para satisfacer sus necesidades básicas y desvía los recursos públicos para

55
Mónica Pinto. “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la
regulación de los derechos humanos” en “La aplicación de los tratados de derechos
humanos por los tribunales locales”; Centro de Estudios Legales y Sociales, ed. Del
Puerto, Buenos Aires, Argentina, 1997.

22
inversiones en infraestructura, que son elementos de importancia crucial para lograr
reducir la pobreza de un país”56.

La responsabilidad de un Estado en una violación de derechos humanos se verifica en


el incumplimiento de las obligaciones nacionales o internacionales, por acción u omisión,
establecidas en materia de efectivización de derechos humanos. Desde un criterio moderno,
la corrupción es considerada uno de los mayores obstáculos en el cumplimiento de la
obligación estatal de promover y proteger a los derechos humanos57.

En un país en el que la corrupción es sistemática, como el nuestro, son numerosos los


derechos humanos que se ven afectados en cuanto al cumplimiento de la obligación del
Estado de garantizarlos. En ese sentido, aunque V.S. lo tendrá para sí, cabe recordar que los
Estados tienen con respecto a los derechos humanos distintos deberes obligaciones, entre
ellas:

1) Adecuar el orden jurídico interno con los compromisos internacionales asumidos


y, con mayor razón, que no debe lesionar los derechos humanos a través de acciones u
omisiones de uno de sus órganos o funcionarios.

2) Asegurar la efectividad de los derechos a todas las personas bajo su jurisdicción,


con todos los medios a su alcance. Esta obligación implica prevenir, proteger, investigar y
sancionar posibles violaciones a los derechos humanos.

e) La corrupción y los derechos fundamentales

En lo que hace a derechos económicos, sociales y culturales, el Estado debe


establecer políticas públicas de manera inmediata y eficaz, ya sea para el cumplimiento de
obligaciones de resultado en cuanto al derecho, como en el caso de las libertades sindicales,
o en cuanto a la medida para una progresiva realización de derechos, como sucede con la
vivienda o la alimentación. Con respecto a esto, Fabián Salvioli habla incluso del “derecho
a la política pública en derechos humanos” fundado en que el Estado se forma y tiene su
razón de ser en la satisfacción de los derechos de las personas bajo su jurisdicción y el
medio para esto son las políticas públicas58. Sin embargo, la corrupción socava, erosiona
o bloquea aquellas políticas públicas, en cuanto quita o desvía fondos destinados a
llevarlas adelante.

56
Consejo Internacional de Políticas de Derechos Humanos. “La Corrupción y los
Derechos Humanos: Estableciendo el Vínculo”, página 13.
57
Equipo Nizkor: “Corrupción y derechos humanos”, en
http://www.derechos.org/nizkor/corru/
58
Salvioli Fabián. “Transparencia y políticas públicas: dimensiones contemporáneas de
los Derechos Humanos” en Protección Internacional de Derechos Humanos y Estado de
Derecho. “Studia in honores Nelson Mandela”, Joaquín González Ibáñez (dir.), Grupo
Editorial Ibáñez, Bogotá, Colombia, 2009.

23
Así, observará V.S. que la corrupción por lo general termina vulnerando derechos
esenciales de los grupos más vulnerables (trabajadores, inmigrantes, discapacitados,
mujeres, niños, etc.). Estos grupos dependen, en su mayoría, de los servicios públicos y la
asistencia del Estado para cubrir sus necesidades básicas. Aquí es donde la corrupción
también los afecta al dañar muchas veces la calidad con la que aquéllos se prestan. Cuando
hay corrupción en la provisión de servicios públicos se afecta la disponibilidad,
accesibilidad y calidad de éstos, afectándose de ese modo los estándares mínimos de
condiciones de vida adecuadas para los grupos más vulnerables.

Si la corrupción afecta los servicios básicos del Estado, con ella –por ejemplo- se verá
perjudicada la salud pública (por ejemplo, los hospitales no tendrán insumos médicos, la
tecnología necesaria y recursos humanos suficientes y debidamente capacitados). Se
agravará la inseguridad ciudadana o se afectará el desarrollo de los programas sociales (por
casos los programas alimenticios no llegarán a todas aquellas personas necesitadas de esta
cobertura). Igualmente, por ejemplo, las escuelas podrían no brindar una educación de
calidad porque el presupuesto se ve afligido (con sus consecuencias en los sueldos de los
maestros y en la mala infraestructura). En todos los casos los sectores vulnerables de la
sociedad son quienes están en peores condiciones para superar los perjuicios que conlleva
un hecho de corrupción.

En resumen, en un país donde hay corrupción se arruinan las oportunidades de las


personas y descienden sus niveles de vida. Es así como el Comité de Derechos del Niño ha
declarado su “preocupación por el impacto negativo que la corrupción pueda tener en la
asignación, ya limitada, de recursos para mejorar con eficacia la promoción y la
protección de los derechos de los niños, incluyendo sus derechos a la educación y a la
salud”59

Por otro lado, la corrupción también afecta más a los sectores vulnerables en cuanto a
la clara desventaja a la hora de defender sus intereses. Así se termina por reforzar la
exclusión social a la que están expuestos. En general, cuando en un país hay altos niveles
de corrupción, las personas no tienen un real acceso a la justicia. El Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales ha señalado al respecto que “los Estados enfrentan
serios problemas de corrupción que tienen efectos negativos para el pleno ejercicio de los
derechos incluidos en el Pacto (PIDESC)”60.

En síntesis, si existe corrupción, el Estado no estará cumpliendo con sus deberes de


protección y garantía en el marco de los derechos humanos. Así nos encontramos con más
pobreza, menos salud, educación, vivienda adecuada, alimentación, etc. Estamos ante la no
utilización al máximo de los recursos del Estado para dar plena efectividad a los derechos
económicos, sociales y culturales.
CRC/C/COG/CO/1 párrafo 14.
59

E/C.12/1/ADD.91 (CDESC, 2003, párrafo 12).


60

24
Como podrá concluir V.S., el impacto de la corrupción con el desfinanciamiento de
las arcas públicas tiene directa relación con la protección, establecida bajo el criterio de
“desarrollo progresivo” de los derechos económicos, sociales y culturales. Los instrumentos
internacionales que vinculan a nuestro país señalan que deben llevarse adelante políticas
hasta el máximo de los recursos disponibles. Esto determina obligaciones inmediatas en
cuanto debe lograrse progresivamente la plena efectividad de este conjunto de derechos que
hace a un nivel de vida adecuado para toda la sociedad.

Los derechos civiles y políticos, se ha considerado tradicional y erróneamente, que


consisten para el Estado en meras obligaciones de omisión (ej: no torturar en
establecimientos penitenciarios), con lo que no se necesitarían políticas por parte del Estado
ni afectación de recursos para su efectivización. Sin embargo, estos derechos encierran
obligaciones positivas en cuanto a establecer medidas que aseguren la no violación (ej: la
capacitación del personal penitenciario o el mejoramiento de las condiciones carcelarias,
para seguir con el ejemplo). En estos casos el Estado debe destinar fondos en orden a
establecer políticas públicas de prevención y es ahí donde la corrupción puede afectar
seriamente, mediante el desvío de los recursos , al cumplimiento de estas obligaciones.

En este punto, considero necesario recalcar que son numerosas las declaraciones
internacionales que se han expedido con respecto a los delitos de corrupción y su clara
relación con las graves violaciones de derechos humanos en la población. Incluso, algunas
declaraciones internacionales como la de Seúl61 y la de Nairobi62 consideran la corrupción
como un “crimen contra la humanidad”.

En esta misma línea, en el informe sobre la cuestión de la impunidad de los autores de


violaciones de los derechos humanos de la Subcomisión de Derechos Humanos se señaló
que las formas mayores de corrupción son fuente de violaciones masivas de los derechos
humanos63. Al respecto señala que prácticas como la corrupción y el fraude fiscal, entre
otras, “han tenido un impacto negativo sobre los derechos económicos, sociales y
culturales de los individuos y también sobre los colectivos o comunales (derecho al
desarrollo y a un medio ambiente sano). Estas posiciones han conducido en el pasado, y
siguen haciéndolo, a graves y masivas violaciones de estos derechos e, incluso, las que han
sido totalmente ignoradas por aquéllos que son responsables y que se benefician de ellas.
Esta combinación de ignorancia, por un lado, y omisión, por el otro, es una fuente de

61
XI Conferencia Internacional Anticorrupción, Seúl, mayo de 2003.
62
Conferencia Regional sobre las Dimensiones de la Corrupción en los Derechos
Humanos, convocada por la Comisión de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR) marzo
de 2006.
63
Naciones Unidas: Subcomisión de Derechos Humanos: 49 periodo de sesiones, Tema
4; Informe final sobre la cuestión de impunidad de violaciones de los derechos
humanos (derechos económicos, sociales y culturales), preparado por el Sr. El Hadji
Guissé, Relator Especial, de conformidad con la resolución 1996/24 de la Subcomisión;
Ítem 4 “La Corrupción”, párrafos 71 a 75. En Salvioli, Fabián. “Transparencia y políticas
públicas: dimensiones contemporáneas de los Derechos Humanos”

25
dificultades para el logro de los derechos humanos, en general, y de los derechos
económicos, sociales y culturales, en particular”64.

La corrupción -a su vez- genera por sí misma discriminación, desigualdad de trato, es


fuente de apropiaciones abusivas y origen de prácticas que suprimen o debilitan la
transparencia, la libre concurrencia y la libertad de contratación, en perjuicio de los bienes
públicos y privados. Sus efectos la convierten en una amenaza para la sociedad democrática
y el Estado de Derecho, ya que debilita la fuerza de las normas establecidas por los poderes
públicos y propicia circunstancias que alientan a los funcionarios públicos a situarse por
encima de la ley. En este orden ha subrayado el Prefacio de la Convención Penal del
Consejo de Europa Contra la Corrupción que la “corrupción amenaza el imperio de la ley,
la democracia y los derechos humanos, socava a buena gobernabilidad, la honestidad y la
justicia social, distorsiona la competencia, obstaculiza el desarrollo económico y pone en
riesgo la estabilidad de las instituciones democráticas y los fundamentos morales de la
sociedad”.

Además, observe V.S. que la corrupción debilita dos de los pilares que sustentan a
todo Estado moderno: los derechos fundamentales y la confianza en que se basa el
mecanismo de representación democrática. De esta manera se diluye la distinción necesaria
entre lo público y lo privado, extendiendo sus efectos sobre el ejercicio del poder y
golpeando por igual a partidos políticos, funcionarios y jueces, y relajando las garantías
que, en casos extremos, se convierten en meras ficciones65.

f) La corrupción como amenaza al Estado de Derecho

Por otra parte, no desconocerá V.S. que el buen funcionamiento del Estado descansa
en la legitimación de la que gocen sus autoridades, sentando bases para que el Estado sea
regido por actitudes que puedan ser consideradas transparentes por el ciudadano informado,
y de este modo salvaguardar su integridad. Lo que se procura amparar es la transparencia
del sistema en beneficio de la honestidad de la función pública, como exigencia del
principio republicano de gobierno que rige nuestra Constitución Nacional (art. 1° CN); y el
derecho a la información de tales actos que poseen los gobernados, garantizándose un
mecanismo de control público a las instituciones democráticas. Se trata de que los
habitantes comprendan y perciban que quienes son designados para llenar el cargo público,
habrán de convertirse efectivamente en administradores en beneficio del bien común.

64
Naciones Unidas: Subcomisión de Derechos Humanos: 49 periodo de sesiones, Tema
4; Informe final sobre la cuestión de impunidad de violaciones de los derechos
humanos (derechos económicos, sociales y culturales), preparado por el Sr. El Hadji
Guissé, Relator Especial, de conformidad con la resolución 1996/24 de la Subcomisión;
Ítem 4 “La Corrupción”, párrafo 84.
65
Recurso Casación, “Dra. Piccinini Ana S/ Denuncia S/ Incidente de Apelación” (Expte.
Nro. 256/145/09 –ex IA). Fojas 7 y siguientes.

26
Con esto se busca desincentivar toda pretensión de obtener beneficios particulares
aprovechando el ejercicio del cargo público y beneficiándose a costa de los recursos de toda
la sociedad. En definitiva, disuadir cualquier acto ilegal y en miras al interés personal que
pueda cometer quien asume -de un modo u otro- el mandato de representar al pueblo o de
tomar decisiones que influyan en sus destinos. Sobre todo tomando en cuenta la vigencia
del sistema republicano, democrático representativo, y federal, que nuestra Carta Magna ha
adoptado para el gobierno de la Nación (art. 1 CN). Esta importancia ha sido revitalizada
mediante la incorporación del nuevo art. 36 en la Constitución Federal de 1994 que,
confiriendo relevancia a este tópico, ha exigido explícitamente la sanción de la Ley de Ética
Pública.

Este manda señala además que la Constitución “mantendrá su imperio aún cuando se
interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema
democrático”, señalando que atentará contra el sistema democrático “quien incurriere en
grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento”. Si nos remontamos a
la creación de la norma y a la voluntad creadora en aquel momento, de los debates de la
Convención Nacional Constituyente (12ª Reunión - 3ª Sesión Ordinaria 19/20 de julio de
1994) se desprende que este inciso del citado artículo se refiere a la corrupción como
vulneración al sistema democrático. El convencional constituyente Dr. Antonio Cafiero,
señaló que “el artículo proyectado incluye otra novedad en el sistema constitucional
argentino y comparado. Equipara la corrupción con un delito que tiene el mismo
significado que el atentado contra el sistema democrático. (…) Si queremos conservar esta
forma de gobierno, uno de los males de la democracia que deberemos atacar es el de la
corrupción, que es lo que un autor moderno denomina como la cleptocracia. Justamente
en este mal —que se extiende por las democracias más avanzadas, por las menos
avanzadas y por las más subdesarrolladas— los enemigos de la democracia encuentran el
elemento en el que basar sus críticas a un sistema en el que no creen psicológica, social ni
políticamente (…) La inclusión de esta cláusula constituirá una señal que los
constituyentes del 94 le enviamos a toda la sociedad argentina. Nosotros somos los
primeros en asumir el reto de la lucha contra la corrupción; nosotros somos quienes
queremos que en el documento máximo que estamos reformando se inscriba el principio de
que sin ética no hay democracia y que con corrupción vuelve el totalitarismo”. En igual
sentido el convencional Dr. Richard Gustavo Battagion agregó que “No basta con
condenar la corrupción. La sociedad espera de nosotros que seamos capaces de diseñar
mecanismos que, por fin, permitan detectarla. Quizás no haya muchas cosas más
importantes que podamos resolver en esta reforma que una respuesta a este flagelo que
corroe los perfiles estructurales de las instituciones de la República”.

V.S. podrá observar que el articulo 36 C.N. reviste el triple carácter de declaración,
derecho y garantía al mismo tiempo. Lo hace enfatizando la defensa del orden

27
constitucional y vincula inescindiblemente la ética al Estado de Derecho, estimando que
atentan contra el sistema democrático constitucional, tanto quienes se levanten en armas
contra ella (usurpando funciones para las cuales no fueron elegidos), como aquellos que
ocupándolos por elección popular o por designación de acuerdo a los procedimientos
constitucionales, corrompen y desnaturalizan el fin de sus actos, postergando el bien común
y el bienestar general preambular en beneficio particular.

No ignorará V.S. que el corrupto viola Derechos Fundamentales porque desvía


recursos y fondos imposibilitando su ejercicio. Aunque el precepto constitucional no
alcanza solamente a quienes son funcionarios públicos, sino que está dirigido a la
ciudadanía en general. Ello por cuanto corresponde a la sociedad comprometerse en la
actuación del control ético del sector público activando los remedios jurídicos contra la
corrupción.

Por otra parte, la necesaria vinculación entre democracia y comportamientos éticos


enlazada en nuestro art. 36 CN se enfatiza con la Carta Democrática Interamericana de la
Organización de Estados Americanos. Allí se considera que “el crecimiento económico y el
desarrollo social basados en la justicia y la equidad y la democracia son interdependientes
y se refuerzan mutuamente”. También que la lucha contra la pobreza es esencial para la
promoción y consolidación de la democracia y que la condición fundamental para la
existencia de una sociedad democrática es la promoción y protección de los derechos
humanos.

Alejandro L. Rúa,66 quien probablemente sea quien más ha escrito sobre la


importancia de la participación de ONG en los procesos penales, señala que “para el
Estado argentino también los graves delitos de corrupción - según la expuesta medida en
que debilitan la democracia, sus instituciones y la legitimidad de los gobiernos, y
constituyen una amenaza para la convivencia social y el desarrollo económico-, proyectan
sus efectos lesivos sobre todos los habitantes de la Nación, más allá de quien aparezca
como el directamente ofendido; y en atención a ello es que se ha asumido el compromiso
de otorgar especial atención a las formas y métodos de participación ciudadana en la
lucha contra la corrupción, y fomentarla para que intervenga junto a las agencias
oficiales, dentro de los medios de que dispone, y entre los que deberá atenderse de ahora
en más al recurso efectivo de actuar como parte querellante en los procesos penales, a
través de sus organizaciones”.

b) La querella como un efectivo recurso en cumplimiento de compromisos


internacionales

66
Alejandro L. Rúa. “Acceso a la Información y Derecho a la Verdad en Querellas por
Corrupción Política”. En El Dial.com 08/03/2010.

28
La ley 26.550 a través de la incorporación del artículo 82 bis al Código Procesal
Penal de la Nación, ha establecido una nueva herramienta para la participación ciudadana
en la administración de justicia, estableciendo la legitimación de las asociaciones
intermedias para actuar como querellantes en causas de interés colectivo en las que se
investiguen crímenes de lesa humanidad o graves violaciones a los derechos humanos,
siempre que el objeto estatutario se vincule directamente con la defensa de los derechos que
se consideren lesionados.

Es así que la ACIJ forma parte de estas asociaciones intermedias, no sólo porque en
su estatuto y trayectoria se encuentra patente el compromiso en la defensa de los derechos
humanos, a través de sus distintos programas, tal cual lo comentara al inicio de esta
presentación. Sino también, en particular, por su experiencia en materia de corrupción y la
defensa de los derechos de incidencia colectiva afectados por la misma, los que como ya he
argumentado muchas veces se ven vulnerados a tal punto que se ven configuradas graves
violaciones de derechos humanos.

Esta legitimación de las sociedades intermedias sin duda es una nueva herramienta
pensada en organizaciones como ACIJ, para contribuir no solo al control ciudadano de los
órganos públicos y optimizar el sistema, sino que como reza el mensaje del Ejecutivo “la
legitimación de las asociaciones intermedias… para actuar como querellantes… es una
medida de derecho interno que contribuye al cumplimiento de las obligaciones
internacionales del Estado. Al mismo tiempo, la querella presentada por entes colectivos,
constituye un recurso efectivo, en los términos del artículo 25 de la CADH, para reclamar
judicialmente la vigencia de los derechos de incidencia colectiva comprometidos”67.

Alejandro L. Rúa68 señala al respecto que “esta herramienta no puede ser


desconsiderada frente a esos otros compromisos internacionales, también asumidos por el
Estado, en su “lucha contra la corrupción”; pues los acuerdos se firman para ser
respetados y el principio pacta sunt servanda se aplica también al análisis de los
convenios internacionales en esa materia, para la consideración de la responsabilidad que
desemboca del incumplimiento de una obligación”69.

67
Mensaje del Poder Ejecutivo 1244 del 10 de septiembre de 2009.
68
Alejandro L. Rúa. Ob. Cit.
69
Surge así de la costumbre cristalizada en el artículo 26 de la Convención de Viena
sobre Derecho de los Tratados, que todo tratado en vigor obliga y debe ser
cumplido de buena fe, en tanto el artículo 27 de esa Convención dispone que no se
podrán invocar disposiciones internas como justificación del incumplimiento. Por su
parte, el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos acata
estos principios y establece que ante un eventual conflicto entre disposiciones debe
elegirse aquella interpretación que no restrinja el goce de los derechos protegidos. En
tanto, otro principio consolidado prevé que una vez ratificados los tratados se
constituyen en fuente autónoma del ordenamiento interno, y la Constitución argentina,
al otorgarles máximo rango, resuelve esta cuestión que condiciona el ejercicio del
poder público, incluido el judicial, al pleno respeto y garantía de estos instrumentos,
toda vez que su violación constituye un caso de responsabilidad internacional y la no
aplicación de estos tratados por parte de los tribunales significa además la adopción de
una decisión arbitraria por prescindir de normas de tal rango.

29
El autor señala además, una serie de declaraciones 70 en que el Estado Argentino
manifestó su compromiso en la lucha contra la corrupción, culminando con las
Convenciones internacionales contra la corrupción, sobre cuyos puntos relevantes e
importancia respecto al compromiso con la participación ciudadana me he explayado en el
punto anterior.

Tendrá V.S. en cuenta que este compromiso que el Estado Argentino ha asumido a
través de distintos instrumentos internacionales va de la mano con la incorporación del
artículo 82 bis al Código Procesal Penal de la Nación, ya que con esta medida otorga un
recurso efectivo a las organizaciones intermedias para reclamar judicialmente frente a
acciones delictivas de gran magnitud o gravedad, que lesionan bienes jurídicos
supraindividuales, fomentando un nuevo método de participación ciudadana en la lucha
contra la corrupción.

Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, ACIJ, como organización de lucha


contra la corrupción debe considerarse legitimada procesalmente de conformidad con lo
estipulado por la ley 26.550, tanto por la finalidad de la norma, como en virtud del
principio pro homine, estando legalmente facultada para ser parte querellante.

g) La afectación a los derechos de usuarios y consumidores. El rol de ACIJ como


organización defensora de esos derechos

Cuando ocurren hechos de corrupción en la administración, muchas veces los


usuarios de servicios públicos ven vulnerados sus derechos en cuanto la disponibilidad,
accesibilidad y calidad de los mismos, ya que se ven claramente afectadas las políticas
destinadas a establecerlos o mejorarlos, como en el presente caso.

Si bien la querella por parte de organizaciones de consumidores no ha sido aceptada


de manera general, no albergo dudas de que, como en otras materias ha ocurrido, la justicia
se mostrará proactiva en orden a ir estableciendo garantías donde hay derechos
fundamentales vulnerados. Así, el Poder Judicial podría establecer la facultad de la querella
a las organizaciones de consumidores a través de una creación pretoriana de la misma, tal
como sucedió con el amparo que en su momento, que tuvo origen en la jurisprudencia de la
Corte Suprema de la Nación en los fallos conocidos como Siri71 y Kot72. Cabe recordar que
en los considerandos del primero se expuso que bastaba la comprobación de la lesión de un

70
Menciona las siguientes: Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 19),
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, Declaración de
Managua para la Promoción de la Democracia y el Desarrollo, Declaración de San José
sobre Derechos Humanos, Declaración de Belém do Pará, Resolución sobre Probidad y
Ética Cívica, Declaración de la Primera Cumbre de las Américas, Declaración de
Montrouis: Una Nueva Visión de la OEA, y la Declaración sobre Probidad y Ética Cívica.
71
“Siri”, Corte Suprema, causa 27-957
72
“Kot” Corte Suprema, “Kot, Samuel (Soc. de Resp. Ltda. (habeas corpus))” del 5 de
septiembre de 1958.

30
derecho constitucional para que los jueces debieran restablecer el mismo en su integridad,
estableciendo la operatividad de las garantías por el sólo hecho de estar plasmadas en la
Constitución Nacional, con independencia de las leyes reglamentarias.

En el fallo Verbitsky73 la Corte Suprema señaló que corresponde al Poder Judicial de


la Nación garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que estos sean vulnerados, como
objetivo fundamental y rector a la hora de administrar justicia y decidir las controversias.

Muchos han sido los casos, desde el fallo Verbitsky, en que la Corte ha reconocido
este objetivo del Poder Judicial. Así, frente a la existencia de intereses colectivos, la Corte
ha señalado que frente a un daño en el derecho colectivo es deber del Poder Judicial
establecer garantías que permitan hacer efectivo su ejercicio. Es así como en el caso
Mendoza74, la Corte interviniendo debido al problema de contaminación de la Cuenca
Matanza-Riachuelo, entendió que existía un daño a un derecho colectivo que exigía su
intervención para encontrar remedios colectivos.

Esta proactividad del Poder Judicial ante la vulneración de derechos por parte de la
justicia debiera primar ante la corrupción imperante que afecta a los consumidores de
servicios públicos, ya que al existir lesiones a derechos fundamentales que no responden a
víctimas concretas, sino difusas, la medida y forma de la adecuada intervención judicial
debería estar dada por terminar con la impunidad en la materia, a través de medidas tales
como el reconocimiento explícito de la facultad de querellarse de las organizaciones.

3. LA VULNERACIÓN DE DERECHOS EN EL CASO DE AUTOS. LA


REPRESENTACION DE LAS VICTIMAS COMO QUERELLANTES

La ACIJ tiene interés en la presente causa en cuanto se estaría frente a un hecho grave
de corrupción, la que como me he referido en los puntos anteriores, configura por sí misma
vulneración de derechos fundamentales.

En el caso que nos avoca, V.S. observará que no se utilizaron fondos públicos
conforme al fin al que por ley se habían destinado: el financiamiento de las obras de
extensión de las líneas A, B y H de la red de subterráneos de la Ciudad. No se siguieron los
procedimientos legislativos y administrativos previstos por la CCABA y la ley 70, las que
señalan que el Jefe de Gobierno, en tanto titular del Poder Ejecutivo porteño, debía acordar
los términos de la operación de crédito procurando la eficacia y la mejor aplicación de los
recursos. Este manejo, por el contrario, se realizó de manera contraria a la ley, lo que
derivó en un desvío de recursos que no sólo afecta al servicio comprometidote transporte

73
“Verbitsky, Horacio s/Habeas Corpus”, causa nº 856/02 RHE, del 3 de mayo de
2005.
74
CSJN, “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios
(daños derivados de la contaminación ambiental del río Matanza-Riachuelo)”, Fallos:
329:2316, sentencia del 20/06/2006.

31
público, sino que también daña la ética pública y la transparencia. Vale la pena que V.S.
recuerde que en la operación los funcionarios porteños aceptaron la intervención de una
consultora dirigida a nivel local por un operador político vinculado al Gobierno de turno
con una presunta finalidad espuria o al menos poco clara.

Estos hechos, al corresponder a un manejo ilegal de recursos públicos, configuran los


delitos defraudación por administración fraudulenta, incumplimiento de los deberes de
funcionario público, malversación de caudales públicos y negociaciones incompatibles con
el ejercicio de la función pública (arts. 173 inc. 7, 248, 249, 260 y 265 del Código
Penal).Todos estos delitos lesionan bienes jurídicos (la buena administración pública y la
rectitud ética de los funcionarios) que por su naturaleza, son valores compartidos con toda
la sociedad. Estos valores junto con otros son los que concatenados estructuran el Estado
Democrático de Derecho: la manifestación más compleja y evolucionada de los ideales del
Constitucionalismo; manifestación que se funda sobre la tensión entre dos grandes
principios rectores: la investidura de los gobernantes por los gobernados y, en lo que aquí
importa, la sujeción de los gobernantes a la legalidad.

La ACIJ tiene un especial interés en presentarse como querellante en esta causa ya


que sus objetivos como asociación, expuestos en el acápite primero de la fundamentación
que vengo realizando, están íntimamente ligados a las cuestiones planteadas en el presente
caso. Con esto me refiero a temas institucionales relevantes: la confianza pública en las
instituciones democráticas (base de nuestro sistema), la legitimación a la actividad de sus
instituciones, el cumplimiento del Estado con las obligaciones internacionales asumidas en
materia de lucha contra la corrupción, la supuesta violación del principio de legalidad y
principios democráticos consagrados en la Constitución Nacional y en instrumentos
internacionales con jerarquía constitucional y que hacen a la subsistencia misma del Estado
de Derecho.

Como V.S. no desconocerá, la corrupción afecta directamente a la sociedad civil,


puesto que siempre trae aparejado un efecto de desfinanciamiento del Estado, el que se
traduce en la imposibilidad de utilizar fondos del erario público en las políticas públicas
necesarias para la comunidad y, paralelamente, en un mal funcionamiento de las
instituciones. Ello, como consecuencia de que el interés de los funcionarios se concentra en
la obtención de beneficios para sí o para terceros, y no en desempeñar como es debido las
funciones para las que fueron designados.

Es así entonces que en esta causa V.S. podrá apreciar que los funcionarios actuaron
claramente de mala fe, al solicitar un endeudamiento a la Legislatura con una justificación a
todas luces falsa, ya que el paso previo para llevar a cabo las supuestas obras de extensión
de la red de subterráneos no se había realizado: la licitación nunca existió y por lo tanto el
destino de los fondos ni en principio ni seriamente podía ser el enunciado. Por el contrario,

32
las comisiones a pagar por el endeudamiento sí parecen haber estado calculadas, millones
de dólares que fueron a esa maniobra y que salieron directamente del endeudamiento
autorizado por la Legislatura.

Es en este punto donde me parece importante recalcar que este tipo de conductas, en
general, no están debidamente fiscalizadas en el Gobierno de la CABA, ya que no se cuenta
ni con una Oficina Anticorrupción ni con una Fiscalía especializada en el tema, ni
siquiera existe una ley de ética pública que prevea mayores controles sobre los
funcionarios. La ciudadanía en ese sentido ve disminuida su posibilidad de participar en la
lucha contra la corrupción, tal como establecen las Convenciones Internacionales.
Especialmente el art. 1375 de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Sin espacios especialmente destinados para la denuncia, sin instancias internas enfocadas
en promover prácticas de transparencia, entonces cobra especial relevancia el rol que desde
el Poder Judicial se le otorgue a las organizaciones de la sociedad civil en este derecho
internacionalmente reconocido en participar activamente en la lucha contra este flagelo. Se
trata de obligaciones asumidas por el Estado Argentino que debieran ser entendidas así
también por las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También por el Poder
Judicial, lo que se resuelva al planteo que aquí se realiza permitirá marcará una medida
sobre ello.

Tendrá V.S. en cuenta, además, que el interés social en estos hechos es claro.
Puntualmente, se trata de una operación de 475 millones de dólares que tendría que haber
sido destinada a brindar un mejor servicio a, al menos, un millón de personas que utilizan

75
“Cada Estado Parte adoptará medidas adecuadas, dentro de los medios de que
disponga y de conformidad con los principios fundamentales de su derecho interno,
para fomentar la participación activa de personas y grupos que no pertenezcan al
sector público, como la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y las
organizaciones con base en la comunidad, en la prevención y la lucha contra la
corrupción, y para sensibilizar a la opinión pública con respecto a la existencia, las
causas y la gravedad de la corrupción, así como a la amenaza que ésta representa.
Esa participación debería reforzarse con medidas como las siguientes:
a) Aumentar la transparencia y promover la contribución de la ciudadanía a los
procesos de adopción de decisiones;
b) Garantizar el acceso eficaz del público a la información;
c) Realizar actividades de información pública para fomentar la intransigencia con la
corrupción, así como programas de educación pública, incluidos programas escolares
y universitarios;
d) Respetar, promover y proteger la libertad de buscar, recibir, publicar y difundir
información relativa a la corrupción. Esa libertad podrá estar sujeta a ciertas
restricciones, que deberán estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para:
i) Garantizar el respeto de los derechos o la reputación de terceros;
ii) Salvaguardar la seguridad nacional, el orden público, o la salud o la moral
públicas.
2. Cada Estado Parte adoptará medidas apropiadas para garantizar que el público
tenga conocimiento de los órganos pertinentes de lucha contra la corrupción
mencionados en la presente Convención y facilitará el acceso a dichos órganos, cuando
proceda, para la denuncia, incluso anónima, de cualesquiera incidentes que puedan
considerarse constitutivos de un delito tipificado con arreglo a la presente”.

33
este medio de transporte público diariamente, preferido para evitar la congestión existente
en el tránsito de la superficie, por su costo y enormemente beneficioso en términos de
protección del medio ambiente76. Nótese que el gobierno porteño señaló que sólo en la
extensión de la línea H, desde Rivadavia hasta Corrientes, se podrían sumar unos 5000
usuarios diarios al servicio77.

La licitación de las obras en cuestión, en su llamado78 hacía referencia a uno de los


objetivos de las mismas, en cuanto “herramienta de integración entre el norte y el sur de
la Ciudad”, contemplando parte de los fondos para el desarrollo de la zona sur . A este
respecto, la ACIJ ya ha advertido en muchas oportunidades sobre las desigualdades
existentes en cuanto a políticas públicas entre las zonas norte y sur de la CABA. La
discriminación que sufre la zona sur a este respecto es un tema en el que la ACIJ ha
trabajado desde hace años y es ésta una preocupación que ha llevado a la justicia en
numerosas oportunidades.

Una causa emblemática en la que se expuso el trato discriminatorio que sufren los
vecinos de la zona sur es aquella en que La Unión de Usuarios y Consumidores Libres 79,
con auspicio de la ACIJ, demandó la violación del principio de uniformidad con que deben
prestarse los servicios públicos, pues se incurría en perjuicio de los usuarios de trenes del
ramal eléctrico Once/Moreno, en comparación con los usuarios del ramal Retiro/Tigre.

En la causa, el experto designado Ricardo Carlos Obón señaló que pudo verificar
“aparte de la desigualdad de trato (…) el verdadero tratamiento secundario al que son
sometidos actualmente los usuarios de la Línea Sarmiento en el corredor eléctrico
Once/Moreno. Me basta para formular esta afirmación el recuerdo del estado de los trenes
que tuve que abordar”. En base a esto el juez de la causa determinó un “tratamiento
peyorativo que no es posible desvincular del hecho (acreditado por los censos; más allá
del carácter público y conocido que reviste el hecho) de la más pobre condición social que
exhiben en comparación con los usuarios de la Línea Mitre. Pareciera que la menor o más
precaria condición social autorizaría, aun inconscientemente, la prestación de un
servicio de menor calidad, y esto no es un descubrimiento, porque, precisamente, es la
consecuencia típica que, en todos lados, trae aparejada la discriminación cuando tiene
lugar en razón de la condición social del individuo que la padece; y por ello es prohibida.
Porque así como en democracia nadie puede reclamar una mayor consideración o respeto
sobre la base de su condición o posición social, nadie, tampoco, debe soportar que, por tal
circunstancia, se menoscabe la consideración y el respeto que merece y se le debe”.
76
Véase http://www.lanacion.com.ar/104471-el-subte-bate-records-de-usuarios
77
Véase http://www.lanacion.com.ar/1269988-con-dinero-pero-sin-licitaciones?
utm_source=p-notasrel
78
Llamado a Licitación Pública Nº 144/1. Buenos Aires 28/07/2010, publicado en
http://www.sbase.com.ar/es/index.php/prensa/gacetillas-de-prensa/120-gacetillas-de-
prensa/437-llamado-a-licitacion-publica-no-14410
79
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal Nro.
1, 07/11/2005 “Unión de Usuarios y Consumidores Libres c. Secretaría de Transporte”

34
Referido a esta discriminación a un sector desaventajado, esta vez por parte del
GCBA, la ACIJ interpuso un amparo contra el mismo, en la causa denominada “Tachos”80,
para que cesara en la práctica de exclusión de los vecinos de la zona Sur de la Ciudad
en cuanto a una campaña que involucraba servicios públicos que no se prestaban en esta
zona de la ciudad. En la causa se manifestó enérgicamente que la exclusión de la zona sur
en la misma configuraba una discriminación por condición social y posición económica
manifiestamente arbitraria e irrazonable, dado que está a toda vista, y en la oportunidad se
acreditó mediante diversos cuadros y estadísticas, que los habitantes de la zona sur son
los que tendrían peores condiciones socio-económicas, de salud, previsión social,
habitacionales, educativas y de acceso a los servicios públicos.

En la ocasión se hizo lugar a la acción de la ACIJ y se ordenó al GCBA realizar las


acciones necesarias para terminar con la exclusión, ya que se estimó que “los habitantes de
la Zona V han sufrido a partir de la conducta omisiva por parte del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires una discriminación arbitraria e inconstitucional que viola el principio de
igualdad ante la ley (art. 16 CN y art. 11 de la CCABA) y el desarrollo humano y
económico equilibrado que evite y compense las desigualdades zonales dentro del
territorio de la Ciudad de Buenos Aires (art. 18 CCABA)”.

Observe V.S. que en el caso de marras se continúa con esta discriminación y con el
agravante de que además, en vez de beneficiar a esta enorme cantidad de personas, la
operación no se destinó a este fin (la extensión de las líneas de subterráneo de la zona sur
(A y H) y centro (B) de la Ciudad). Además, se sacó del total del monto del endeudamiento
un 2% que fue a manos privadas en concepto de comisiones. De este modo no sólo se
perjudicó a los vecinos de la CABA, sino que especialmente se perjudicó a los más
vulnerables y marginados, beneficiándose –asimismo-los bolsillos de un cercano
colaborador del Gobierno, dinero que nunca ingresó a las arcas fiscales y que se perdió de
ser utilizado en obras públicas en beneficio de la sociedad. Por otra parte, el interés social
también se encuentra en la necesidad de transparentar los actos del Gobierno y sus entes,
modificar los esquemas de contratación que provocan aumentos de gastos y precios que
inciden en los mayores costos que deben, y debemos afrontar los ciudadanos por la
provisión de los servicios que brinda el Estado porteño.

En vista de que estos fondos deberían haberse destinado a un servicio público y, en


conjunto con la extensión de la línea H, al desarrollo de la zona sur, es que la ACIJ,
además, tiene interés en conocer la verdad sobre el manejo de estos fondos y el real destino
de los mismos.

Tendrá en cuenta V.S. que al observar los hechos, se presentan automáticamente


dudas en cuanto al manejo de estos fondos ya que por ejemplo, en lo que hace referencia a
“Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia contra GCBA sobre amparo (Art. 14
80

CCABA)”, Expte. 18112 / 0.

35
las comisiones que se pagaron, existían al menos dos propuestas (la de J.P. Morgan y la del
Deutch Bank, como V.S. habrá apreciado en la ampliación de la denuncia presentada) que
eran mejores a la presentada por el consorcio Credit Suisse – KBR, pues eran más bajas.

En otro punto, también siembra dudas el hecho de que por la operación de crédito
público denunciada, la Ciudad se comprometió a pagar un interés anual del 12,5%, tasa, a
lo menos extravagante, prueba de ello es que al cabo de dos días de cotización en bolsa, el
título porteño bajó su tasa de interés efectiva del 12,5% al 10,5%. ¿Quiénes fueron los
suscriptores que se quedaron con ese 2% extra?

Entre el monto de las comisiones y el del interés “extra” por los que se comprometió
el GCBA con los suscriptores hay un monto que sin dudas es desmesurado, sobretodo
tomando en cuenta las escandalosas sub-ejecuciones de presupuesto en la CABA que se
han denunciado, entre otros por ACIJ, en el 2010.

Es en virtud de todos los argumentos planteados en la presente, que la ACIJ se


encuentra legitimada para presentarse como querellante en esta causa, en virtud del artículo
82 bis del Código Procesal Penal de la Nación, en razón de su objeto estatutario y expertise
en materia de Derechos Humanos, particularmente en este caso en cuanto a los delitos de
corrupción acusados, y además, en virtud de que la ACIJ es una organización de
consumidores, por los argumentos presentados ex ante.

VI. PRUEBA.

Solicito que en atención a las medidas de pruebas ofrecidas al momento de presentar


la denuncia y su ampliación, V.S. ordene su inmediata producción, en orden al
esclarecimiento de los hechos denunciados.

VII. RESERVAS.

Toda vez que en las presentes actuaciones se encuentra en juego la interpretación que
cabe asignarle a normas de naturaleza federal (arts. 1, 14, 33 y 75 inc. 22 de la CN; art. 8 de
la CADH; art.14 del PIDCYP, arts. 3 inc.11 y 14 inc. 2 de la CICC, y arts. 5 y 13 de la
CNUCC), expresamente se mantiene la reserva del caso federal y de recurrir a la Corte
Suprema de Justicia de la Nación por vía del recurso extraordinario federal previsto en el
artículo 14 de la ley 48.

Asimismo, se hace expresa reserva de recurrir en casación para el improbable caso


que en las instancias inferiores no se reconozca nuestra legitimación activa para participar
como acusadores privados en el marco de la presente causa.

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VIII. PETITORIO.

Por todo lo expuesto, a V.S. solicito:

1.- Me tenga por presentado, con domicilio legal constituido y con patrocinio
jurídico.

2.- Me tenga por parte querellante en estos obrados y se me dé la participación que


corresponda.

3.- Se tenga por realizada la Reserva del Caso Federal.-

Proveer de conformidad, SERA JUSTICIA

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