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"MUJERES INCAUTAS

Y SUS HIJOS BASTARDOS".


CLASE, GENERO Y RESISTENCIA
CAMPESINA EN LA REGIÓN CAFETERA
DE CUNDINAMARCA. 1900-1930
(Primera Parte)
Michael F. Jiménez*. Departamento de Historia.
Universidad de Princeton

"El despertar de la agricultura ambiente de celebración. La cre- Corral insistía en que la mayor
es notable", dijo Jesús del Co- ciente demanda por su café en el amenaza al orden social era el
rral a un grupo de grandes pro- mercado internacional parecía dar estado físico y moral de los po-
pietarios en Bogotá, el día lo. de la base para una estabilidad bres. Describió a los miembros
mayo de 1914. política y un progreso social sin de la población rural
precedentes en Colombia (2). Pero
y las tierras que le son propicias el orador obviamente intentaba muchos de los cuales, por falta de
empiezan a valorizarse; vamos a que- hacer una advertencia acerca de las abrigo, de sustento oportuno y de ré-
dar los colombianos situados en la gimen higiénico, mueren en la infan-
condiciones en las regiones donde cia, flagelados por los efectos del
calle real del mundo, o sea el Canal
de Panamá, y necesitamos ponernos funcionaban plantaciones cafeteras guarapo y por la anemia tropical; y
a la altura de nuestra situación al suroeste de la capital, las cuales los que logran escapar de la muerte
podrían generar una ' 'rebelión prematura se convierten en hom-
niveladora" llevada a cabo por el bres débiles, anémicos, de mala di-
campesinado. Se quejaba de que gestión y llenos de vicios degradan-
Redoblemos, pues, las fuerzas, acti- tes y de supersticiones estúpidas.
vemos el combate, y preparémonos
las multas, las exigencias
luego para asistir al regio banquete laborales y las persecuciones Para él la crisis encontraba su
de los pueblos civilizados (1). infligidas al campesino pobre por
origen en la debilidad de la fami-
los propietarios y los funcionarios lia como institución, porque
Una década después de la crisis locales violaban "los imperativos
económica y la guerra civil de de la moralidad y de la justicia que la mayor parte de los peones y arren-
comienzos de siglo, las élites debieran reinar en cualquier datarios viven en estado de amance-
cafeteras se encontraban en un república cristiana", y era probable bamiento y, por ende, no se preocu-
que generaran protestas peligrosas pan de formar hogar ni de cuidar y
en esa vital región. educar los hijos (3).
* Michael F. Jiménez recibió su doctorado
de la Universidad de Harvard en 1986 y
actualmente se desempeña como pro- Habiendo reprochado a los demás Durante las tres décadas ante-
fesor asistente del Departamento de His- caficultores por su "verdadero riores a la Gran Depresión algunos
toria de la Universidad de Princeton. Está observadores encontraron que los
terminando un libro sobre protesta agra- régimen feudal", Jesús del
ria durante los años de entre-guerras, campesinos de la zona cafetera de
titulado Red Viotá: Authority and Re Colombia eran indiferentes,
bellion in the Colombian Andes, 1900- 2. Para una descripción de la situación eco- incluso hostiles, acerca de los
1950. Versión en español: William W. nómica y política en Colombia a finales
Pickett de la primera década del siglo XX, véase
esfuerzos por civilizarlos en este
Charles W. Bergquist, Coffee and Con- aspecto. Los nacimientos
1. Jesús del Corral, "Por los siervos de la flict in Colombia, 1886-1910 (Durhan:
gleba", Revista Nacional de Agricultura, Duke University Press, Carolina del Nor-
IX:120, Edición especial, junio de 1914, te, 1978). 3. Jesús del Corral, "Por los siervos de la
p.7. gleba", p. 11.

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maneras en las cuales el género tores impidieron la consol: ción de
moldeó a lo que James Scott ha un campesinado ineqí vocamente
La crisis encontraba su origen llamado el "registro" de clase durante dominado por el vt ron, a la sombra
en la debilidad de la familia el auge del capitalismo de de las grande haciendas (7). La
como institución, porque la exportación en dicha región cafetera, organización
lo cual simultáneamente aumentó la
mayor parte de los peones y resistencia campesina a los
arrendatarios viven en estado de terratenientes y al Estado, e
amancebamiento. imposibilitó la creación de una
cultura de oposición que abarcara las
necesidades y aspiraciones tanto de
mujeres como de hombres (6). Este
artículo se centra en datos obtenidos
ilegítimos, hasta el setenta y cinco por en el departamento de Cundinamarca
ciento en algunos municipios con y en las grandes plantaciones
grandes plantaciones a comienzos de cafeteras de Viotá. El argumento aquí
siglo, habían sufrido una leve expuesto es que mientras el
disminución a la víspera de la patriarcado fue proclamado por las
Depresión (4) y se reportó que los élites y los hombres campesinos como
pobres en el campo huían de los la base de la sexualidad, la estructura
misioneros de la Iglesia que familiar y la división de mano de obra
enseñaban la doctrina católica y basada en el género, varios fac-
buscaban santificar matrimonios de 7 .La utilización del término patriarcado
en este ensayo sigue la de Judith
unión libre (5). Se llegó a la conclusión Stacey, saber: una familia y un sistema
de que las "mujeres incautas", como social en los cuales el poder del
Jesús del Corral las calificó, habían varón sobre mujer y los hijos se
transgredido las concepciones de la deriva del papel social del padre y es
apoyado por una economía política en
clase alta sobre el hogar ideal la cual la unidad familiar retiene un
dominado por el varón, y por papel productivo significativo.
consiguiente desafiaban Patriarchy and Socialist Revolution
in China, Berkeley, University of
indirectamente el dominio de dicha California Press, 1983, p. 12.
clase.

La preocupación de las élites acerca


de la aparente incoherencia de la vida
familiar en las regiones de las grandes
haciendas cafeteras sugiere que existía
un complejo entrelazamiento de
clase y género en las disputas entre
los campesinos y los hacendados
cafeteros durante las tres primeras
décadas del siglo XX. Este capítulo
explora las

4
C. H. Arboleda, Estadística de la Repú-
blica de Colombia, Bogotá, Imprenta Na-
cional, 1906, p. 65; "República de Co-
lombia", Anuario Estadístico de Colombia, 6
XXIII, Bogotá, Imprenta Nacional, 1929, pp. . James C. Scott, Weapons of the Weak:
87-90. Everyday Fonns of Peasant Resistance,
5
Jesús del Corral, "Por los siervos de la New Haven, Yale University Press, 1985,
gleba", p. 12. pp. 184-188.

70
de producción para exportación, PATRONOS, CAMPESINOS
las instituciones de control so- Y HACIENDAS CAFETERAS
cial notablemente frágiles y las EN CUNDINAMARCA
depredaciones sexuales de los
hacendados y mayordomos ejer- Durante los últimos veinte años
cieron una influencia sobre la del siglo XIX los empresarios
vida campesina, lo cual hizo que colombianos que deseaban
hombres y mujeres se opusieran fomentar la agricultura de ex-
al dominio de los caficultores y portación en las laderas occiden-
afirmaran su autonomía en tales de la Cordillera Oriental se
maneras diferentes, a veces con- manifestaron poco optimistas
gruentes, y ocasionalmente acerca del material humano dis-
antagónicas. De hecho, lo que ponible. Esta región semitropi-
Joan Scott ha descrito como el cal, popularmente conocida
como tierra caliente, es una se-
rie de valles y cañones agrestes
que se extiende hacia el este
desde el río Magdalena hasta
donde comienza la Sabana con
sus altos índices de población y
sus climas moderados, los cua-
les habían dominado la parte
norteña de los Andes desde la
conquista del siglo XVI. La re-
gión cafetera estaba escasamen-
impacto de género en la "cons- te poblada por peones y arrenda-
trucción misma de clase" afectó tarios en fincas ganaderas y
significativamente los términos plantaciones de caña y por pe-
de la resistencia campesina a los queños propietarios que estaban
caficultores de Cundinamarca fuertemente arraigados a la tie-
durante el primer tercio del siglo rra y no era fácil atraerlos para
XX (8). que trabajaran en las haciendas
cafeteras recientemente estable-
cidas.

Observadores extranjeros llama-


La organización de ron la atención sobre las enfer-
producción para exportación, medades tropicales que azota-
ban a los habitantes de las lade-
las instituciones de control ras, y sobre su alegada predilec-
social notablemente frágiles y ción por las fuertes bebidas loca-
las depredaciones sexuales de les de jugo de caña fermentado
los hacendados y en las cuales supuestamente
mayordomos ejercieron una gastaban "todos sus sueldos en
orgías alcohólicas" (9). Los po-
influencia sobre la vida bladores de estas regiones te-
campesina. nían la reputación de ser indo-
lentes, dados a la vagancia, al

9. Walter Rothlisberger. El Dorado: estam-


8. Joan Scott, "On Language, Gender and pas de viaje y cultura de la Colombia
Working Class History", International suramericana, segunda edición, Bogotá,
Labor and Working Class History, 31, Banco de la República, 1963, p. 50.
1987, p. 10.

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bandolerismo y al juego; Federi-
co Aguilar lamentó en 1886 que
"si no fuera por la extrema apa-
tía de sus habitantes, sería posi-
ble exportar tres veces más de lo
qu e hoy en d ía se reco lec-
ta" (10).

Para resolver el problema labo-


ral, los caficultores recurrieron
al altiplano cundiboyacense. En
1878, un terrateniente viotuno
propuso el reclutamiento de tra-
bajadores "de Boyacá donde la
población es grande, donde hay
mucha pobreza y los salarios son
muy bajos" (11). La base tradi-
cional de la sociedad colombiana
estaba sufriendo una severa cri-
sis social ocasionada por la ex-

dación de las grandes hacien- Se creyó que los migrantes del


das (12). En consecuencia, co- altiplano, aparentemente bien
La base tradicional de la menzando en el año 1860 y lo- enseñados en las comunidades
sociedad colombiana estaba grando su mayor auge durante jerárquicas y bien organizadas,
sufriendo una severa crisis las primeras dos décadas del si- presentaban las condiciones pro-
social ocasionada por la glo XX, un segmento significati- picias para los rigores de la agri-
vo del campesinado mestizo del cultura comercial; el geógrafo y
expansión demográfica, la altiplano se trasladó a la región naturalista José Vergara y Ve-
erosión de la industria casera cafetera al occidente de la capi- lasco aseguró a las élites que el
y las reformas liberales sobre tal. Estos migrantes tenían la habitante del altiplano era "era-
el régimen de tierras. reputación de ser superiores a prendedor e incansable, sumiso
los habitantes de tierra caliente; y valiente..., una máquina, por
el geólogo alemán Alfred Hett- que él hace todo con igual pasi-
ner informó que los del altipla- vidad y deber" (14).
pansión demográfica, la erosión no eran, como sus propios com-
de la industria casera generada patriotas, "trabajadores extre- Los hacendados de tierra calien-
por la importación de productos madamente emprendedores'', te , sin embargo, se encontraban
manufacturados y las reformas que tenían personalidades "se- persistentemente en una posi-
liberales sobre el régimen de tie- rias y tranquilas", no como los ción desventajosa respecto a sus
rras que condujeron a la consoli- calentanos, quienes, como los esfuerzos por adquirir y mante-
franceses, se entregaban a "di- ner una fuerza laboral barata;1
versiones escandalosas" (13). disciplinada. Ellos se quejaban
frecuente y amargamente du-
10. Federico Aguilar, Un paseo de verano
en Peñalisa, G ir ardo t y La Pradera,
rante el medio siglo antes de
Bogotá, Imprenta de I. Borda, 1886, 1930 de la escasez de manos,
12. Para una discusión de la crisis en el alti
p.50.
plano, véase William P. McGreevy, An A menudo, el flujo de migrantes
11. Carta de Carlos Abondano, noviembre
12 de 1878, en Juan de Dios Carrasqui Economic History of Colombia, 1830-
lla, Segundo informe que presenta el 1930, Cambridge, Cambridge Universi-
comisario de la agricultura nacional al ty Press, 1971, Parte II.
poder ejecutivo para el conocimiento 13. Alfred Hettner, La cordillera de Bogotá: 14. F. J. Vergara y Velasco, Nueva
del Congreso, año de 1880, Bogotá, resultados de viajes y estudios. Tradu Geogra_ fía de Colombia, segunda
Imprenta de Medardo Rivas, 1880, cido por Ernesto Guhl, Bogotá, Banco edición, III Bogotá, Banco de la
p.42. de la República, 1966, pp. 312-313. República, 1974, p. 666.

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Como respuesta a estos obstácu-
los surgieron una estructura de
pago y un sistema administrati-
vo que dieron las bases para el
cultivo exitoso de café en Cundi-
namarca durante varias genera-
ciones, lo cual también condujo
a su ruina. Un manual para cafi-
cultores publicado en 1892 reco-
mendó la utilización de mano de
obra asalariada y advirtió no uti-
lizar aparcería, arrendamientos
u otras formas de tenencia (17).
Pero dicho consejo se aplicaba
más al pequeño y mediano pro-
pietario, y antes de 1930 sólo
unos pocos de los hacendados
contaban con suficiente capital
líquido para emplear mano de
obra asalariada. Transcurridas
las primeras décadas del siglo
XX, la mayoría de los grandes
del altiplano cundiboyacense era dad ni de atraer ni de coaccionar
insuficiente y, en décadas poste- una fuerza laboral disciplinada
riores, los caficultores tenian para la agricultura en las hacien-
que competir con los trabajos das; los inmigrantes europeos Un manual para caficultores,
mejor pagados en las ciudades y vinieron a Colombia en números publicado en 1892,
en los proyectos de obras públi- que ni siquiera se acercaron a
cas, y con las oportunidades que los que ingresaron al Brasil an- recomendó la utilización de
surgían en las nuevas fronteras tes de la Primera Guerra Mun- mano de obra asalariada y
agrícolas en el occidente. Ade- dial, y el Estado colombiano no advirtió no emplear
más, después del año 1870 las desarrolló un instrumento para aparcería, arrendamientos u
nuevas élites cafeteras sufrían someter al campesinado en ser- otras formas de tenencia.
regularmente de recursos mone- vidumbre como el que evolucio-
tarios inadecuados, de mercados nó en Guatemala durante la pri-
mundiales fluctuantes, de altas mera parte del siglo XX (16).
tasas de interés, y los costos de caficultores había instituido la
producción en aumento imposi- tenencia de servicio para atraer
bilitaron que la mayoría de los 16. Para contraste con el caso colombiano,
y mantener la mayoría de su
véase para Brasil, Thomas Holloway,
caficultores pudiera atraer y Immigrants on the Land: Coffee and So- mano de obra permanente. En
mantener trabajadores con altos ciety in Sao Paulo, 1886-1934, Chapel este sistema, los arrendatarios
sueldos (15). Finalmente, Co- HUÍ, University of North Carolina
trabajaban en los cafetales bajo
lombia, a diferencia de otros Press, 1980; y para Guatemala, J. C.
Cambranes, Coffee and Peasants: The una supervisión directa durante
grandes países cafeteros de Lati- Origins of the Modern Plantation Eco- aproximadamente quince días; a
noamérica, no estaba en capaci- nomy in Guatemala, 1853-1897, Esto-
cambio, se les asignaba una pe-
colmo, Instituto de Estudios Latinoame-
ricanos, 1986; David McCreerey, "Cof- queña parcela, que usualmente
fee and Class: The Structure of Devel- medía entre una y dos hectá-
15. Para una extensiva discusión de los pro- opment in Liberal Guatemala", Hispa- reas, en las cuales se les permi-
blemas que confrontaban los grandes nic American Historical Review, 56:3,
caficultores en la región central de Co- 1976, pp. 438-460; y Carol Smith, "Lo- tía cultivar únicamente alimen-
lombia, de los años 1870 a los años cal History in a Global Context: Social
1920, véase Marco Palacios, Coffee in and Economic Transformation in West-
Colombia, 1850-1970: An Economic ern Guatemala", Comparative Studies 17. Nicolás Sáenz, Memoria sobre el cultivo
Social and Polítical History, Cambrid- in Society and History, 26:2, 1984, de café, Bogotá, Imprenta de la Luz,
ge, Cambridge University Press, 1980. pp. 193-228. 1892, p. 21.

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tos (18). Con la eventual expan- tión estaba influido por un pater- " Viviendo al capricho de los
sión de las haciendas, más tierra nalismo en el que la benevolen- señores", como los describió
sirvió como sustituto para el cia y el perjuicio se hallaban en Jesús del Corral, los estancieros
pago de los salarios; en Viotá, un equilibrio precario. En esta parecían estar en una posición
durante la primera parte de los brutal intimidad, el suministro poco envidiable (22). Esto resul-
años treintas, una quinta parte de regalos y tratos especiales tó especialmente cierto, como
del municipio estaba dedicada a para asegurar la lealtad y el tempranamente afirmó un cafi-
estancias, y en algunas de las afecto de los subordinados se cultor de Viotá, si se compara-
haciendas más grandes entre un implemento en conjunto con una ba con los jornaleros quienes,
veinte y un cuarenta por ciento pedagogía aún más cruel que siguiendo las cosechas y evitan-
de sus territorios habian sido incluía palizas, latigazos, expul-
asignados de esta manera (19). siones y abuso sexual bruta- datarios, trabajadores, mayordomos y
Con una porción sustancial de les (21). hacendados, "Informe que rinde lal
la tierra y de la fuerza laboral comisión encargada de estudiar los su-
fuera del control directo de los cesos ocurridos en Viotá el 31 de julio
tipos de relaciones entre patrones y tra- 1932", Anales de la Cámara de Re-
caficultores no es de extrañar bajadores en las firmas de pequeña escala presentantes (19 de septiembre 1932 ).
que éstos hayan fomentado una descritas por Richard Edwards en su obra Existen dos documentos que dan un tra-
especie de gestión jerárquica y Contested Terrain: The Transformation of particularmente profundo a estas
the Workplace in the Twentieth Century, cuestiones: primero, una carta de Fran-
arbitraria en las haciendas. Bajo Nueva York, Basic Books, 1979, Capítulo 2. cisco José Chaux al "Sindicato general de
tales circunstancias, la utiliza- 21. La siguiente discusión sobre la organi- propietarios y empresarios agrícolas del
ción eficaz de la mano de obra zación y el sistema de administración Comité de Cafeteros de Colombia", Bogotá,
laboral en las grandes plantaciones ca- junio 16, 1933, 21 p. Archivo Olaya
campesina dependía de que los Herrera Sección 5. Folio 46. La segunda es
feteras proviene de entrevistas con te-
administradores, los mayordo- rratenientes, arrendatarios, trabajadores un proyecto de ley sobre contratos de
mos y los representantes de los agrícolas, comerciantes y funcionarios arrendamientos de tierra y la discusión de
patronos disciplinaran a sus tra- locales en Viotá y Bogotá, quienes tienen un sus puntos principales, el cual fue elaborado
profundo conocimiento de la historia del en el Ministerio de Industria, "Exposición
bajadores mediante un código distrito antes de 1930. Material adicional de motivos sobre 'Proyecto de ley sobre
sistemáticamente caprichoso y también era disponible en una corta historia contratos de arrendamientos de tierra y
arbitrario de los reglamentos de municipal escrita por José Benigno Galindo, servicios, entre propietarios de fincas
Monografía de Viotá (n.d.). Un informe del rurales y estancieros' ", lo. de junio 1933.
trabajo, los contratos de arren- Congreso escrito inmediatamente después Archivo Olaya Herrera, Sección 5. Folio 13.
damiento de tierra y las formas de una violenta confrontación entre arren- 22. Jesús del Corral, "Por los siervos de la
de pago (20). Este tipo de ges- gleba", p. 7.

18. Para descripciones y análisis de los


acuerdos de arrendamiento de tierra,
ver Palacios, Coffee in Colombia, Capí
tulos IV y V; y Malcolm Deas, "A Co-
lombian Coffee Estáte: Santa Bárbara,
Cundinamarca, 1870-1912", en las edi
ciones de Kenneth Duncan y Ian Rut-
ledge, Land and Labor in Latin Ameri
ca: Essays in the Development of
Agradan Capitalism in the Nineteenth
and Twentieth Centuries, Cambridge,
Cambridge University Press, 1977, pp.
269-298.
19. Federación Nacional de Cafeteros, Cen
so Cafetero, 1932. Una completa discu
sión de esta estructura de hacienda y
sus implicaciones económicas y sociales
se encuentra en Michael F. Jiménez,
"Traveling Far in Grandfather's Car.
The Iife-Cycle of Coffee Estates in Cen
tral Colombia. The Case of Viotá, Cun
dinamarca, 1900-1930", Hispanic Ame
rican Historical Review, 69:2, mayo de
1989, pp. 185-220.
20. Los sistemas de administración laboral
de las haciendas de la ladera occidental
tenían importantes similitudes con los

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do las haciendas que tenían ron ligas y sindicatos para luchar temente establecer pequeñas
reputación de maltrato, "gana- por reducidas obligaciones labo- propiedades independientes.
ban más y sufrían menos... [y] rales, recompensas más altas y,
despreciaban a los arrendatarios finalmente, por ser dueños de Las confrontaciones más direc-
con desdén y tristeza'' (23). Pero sus estancias y otras tierras de la tas y repetidas entre dueños,
la arbitrariedad y la brutalidad hacienda. Estas protestas, que mayordomos y campesinos ocu-
de las condiciones de tenencia ocurrieron durante la era de la rrieron en los lugares de trabajo
ponen de manifiesto la debilidad Depresión, reflejaron las institu- en las plantaciones donde los
de la gran hacienda como un ve- ciones y la ideología del agraris- niveles de supervisión y evalua-
hículo efectivo de control social. mo revolucionario tal como sur- ción eran generalmente altos.
Paradójicamente, lo que era eco- gió en China y en otras partes En los cafetales y los centros de
nómicamente racional, en última del mundo durante estos años. procesamiento, los campesinos
instancia resultó ser socialmente Pero fueron precedidas y de enfrentaron un proceso de pro-
insostenible. La tenencia de ser- hecho influidas por negociacio- ducción meticulosamente orga-
vicio fue un método oportuno nes intensivas entre campesino nizado y cada vez más exigente,
para la adquisición y retención y patrón, en lo cual se centra el cual estaba diseñado para sa-
de mano de obra, pero la tierra este ensayo. Por el lado del cam- tisfacer los requerimientos de
como forma de pago hizo que pesino, estas negociaciones los mercados del Atlántico del
unidades de pequeños propieta- usualmente se llevaban a cabo Norte (24); al llegar los años
rios relativamente autónomas se de manera individual, y en cier- veintes, el café colombiano había
arraigaran en las grandes ha- tas ocasiones de manera colecti- logrado una reputación en el
ciendas, poniéndolas en peligro va, pero rara vez de manera ob- extranjero, parcialmente debida
alargo plazo. Esto se tornó bas- viamente ideológica o política. a la forma sistemática e intensi-
tante claro en la última parte de va de podar los cafetos y a la
los años veintes y durante los Entonces, las "máquinas" del recolecta individual del grano
años treintas cuando los campe- altiplano resultaron ser mucho que se maduraba durante un
sinos cundinamarqueses forma- menos maleables que lo espera- período de cosecha de varias
do por los caficultores, recha- semanas (25). Bajo estas cir-
zando tempranamente las exi-
23. Gabriel Ortiz Williamson, "Policía ru-
ral", Revista Nacional de Agricultura, gencias de la agricultura de ex-
24. Los factores que presionaban a los cafi
lOde junio de 1909, p. 185. portación e intentando constan- cultores para que produjeran un grano
de alta calidad con destino a los merca
dos norteamericanos se describen en la
Sociedad de Agricultores de Colombia,
"El café colombiano y las proporciones
de su consumo en los Estados Unidos",
Revista Nacional de Agricultura, julio-
agosto de 1922, pp. 5-7; y "Colombian
Coffee Trade Condition Promising",
Spice Mili, febrero de 1924, que afirma
que "Colombians... have grown consi-
derably in favor with the progressive
roasters all over the country". p. 152.
25. Comparar este tipo de cuidado del cafe
to y de cosecha en Brasil descrito por
Stanley J. Stein, Vassouras: A Brazilian
Coffee County, 1850-1890, Cambridge,
Harvard University Press, 1957; y Hol-
loway, Immigrants on the Land, pp. 31-
32. Entre 1905 y 1929, los precios del
café colombiano eran en promedio 3.3
centavos de dólar más altos por libra
que las variedades brasileñas; a media
dos de los años veinte, la diferencia al
canzó hasta 6 centavos por libra. Robert
C. Beyer, "The Colombian Coffee In-
dustry: Origins and Major Trends,
1774-1940". Tesis doctoral no publica
da, Universidad de Minnesota, 1947,
pp. 356-385.

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cunstancias, los campesinos re- el hecho de que los esfuerzos por campesinado. Mientras sólo los
sistieron de manera tradicional parte de los arrendatarios de re- más atrevidos desafiaron las
el ritmo y los objetivos del tra- ducir sus obligaciones laborales sanciones de la hacienda contra
bajo en grupo bien vigilado. El generaron conflictos constantes la producción de café, muchos
trabajo a destajo constantemen- en cuanto al cumplimiento de las arrendatarios producían alimen-
te renegociado condujo a opera- mismas, a las negociaciones de tos, carbón vegetal, cigarrillos,
ciones tortuga y bajos rendi- trabajos específicos en lugar de panela y guarapo para vender en
los pueblos vecinos y en las pe-
queñas plazas de mercado don-
de, a comienzos del siglo XX, se
habló de ' 'dos a tres mil perso-
nas haciendo transacciones por
sumas considerables" (27).

La economía campesina que evo-


lucionó dentro de las grandes j
haciendas resultó ser el tema de
discusión en los encuentros ten-
sos, y a veces volátiles, entre los
caficultores y los campesinos
pobres. Hubo, por supuesto,
una negociación constante acer-
ca de las exigencias laborales,
que incluía la negación por parte
de la hacienda del privilegio de
vender sus productos a los

27. Gabriel Ortiz Williamson, "Región de


Subía", Revista Nacional de Agricultu-
ra, noviembre de 1906, p. 270.
mientos; los mayordomos que trabajo en grupo y, para aque-
intentaban acelerar el trabajo o llos con suficientes recursos, a la
que fomentaban competencia contratación de sustitutos para
entre los trabajadores fueron cumplir sus deberes de trabajo.
frustrados en sus intenciones
por amenazas y presión comuni- Para los arrendatarios, el esca-
tarias. También hubo roces res- par de dichas obligaciones signi-
pecto a la cantidad producida y ficó mayores oportunidades para
la remuneración, impulsando a consolidar la unidad económica
los campesinos a mezclar casca- familiar basada en las asignacio-
jo con el grano del café y a los nes de tierra que servían de
administradores a reducir el pago para su trabajo. Si los cafi-
tamaño de las cajas de medición cultores esperaban que estas
mientras mantenían el mismo parcelas suministraran única-
esquema de pago (26). Lo que mente las necesidades básicas
resultó ser más significativo fue de su fuerza laboral permanen-
te, fallaron en apreciar las ambi-
ciones, la energía y la astucia del
26. Para un estudio intrigante de formas
similares de negociaciones sobre el lu-
gar de trabajo en una sociedad de plan-
tación, aunque en alguna medida dife- of American Slaveholders, Nueva York,
rente a causa de la esclavitud, véase Ja- Random House, 1983, especialmente el
mes Oakes, The Ruling Race: A History Capítulo 6. "Niño campesino", 1950.

76
arrendatarios que no habían ra (28). Finalmente, mientras quienes a menudo estaban alia-
cumplido sus obligaciones. Adi- estas unidades familiares pros- dos con los burócratas locales; la
cionalmente, disputas amargas peraban, los intentos por parte frontera entre las normas de la
y violentas surgieron respecto de los caficultores de extraer hacienda y el sistema legal fue
de la compensación por las me- la riqueza del arrendatario y
joras hechas a las parcelas por desviarla a las arcas de la ha- verdaderamente tenue dado que
parte de los arrendatarios; aun- cienda mediante multas, hono- las autoridades castigaban a los
que los caficultores inicialmente rarios para licencias y peajes arrendatarios por infracciones a
resistieron, al llegar la segunda sobre productos que pasaban a las regulaciones de la hacienda.
década del siglo XX dichos pa- través de las haciendas hacia el Además, el gobierno municipal
gos eran relativamente comu- mercado, generaron todo tipo de de Cundinamarca a comienzos
nes. Los arrendatarios y los pro- evasivas y engaños. del siglo XX dependía fuerte-
pietarios disputaban siempre la mente de los trabajos forzosos;
utilización de los recursos de la Más allá de las plantaciones de
hacienda. Mucha de la tensión café, sin embargo, los encuen- obligaciones no cumplidas resul-
se centró en el acceso a los po- tros de los arrendatarios con el taron en multas, embargos de
treros y bosques no cultivados Estado resultaron ser igualmen- los bienes de los campesinos e
que rodeaban el centro de la te precarios y explosivos, tal vez inclusive abuso físico. Mientras
plantación, los cuales se habían más. La sociedad civil no fue el las economías de los arrenda-
transformado en áreas comunes foro más propicio dentro del cual tarios se cristalizaban, pare-
donde los arrendatarios cazaban los arrendatarios podían hacer cían ser un blanco aún más
y recolectaban madera para la reclamos contra los caficultores, atractivo para el Estado. Para
producción de carbón vegetal y
para materiales de construcción. evitar a los tasadores de impues-
Además, la caña robada de la to de consumo, el campesinado
hacienda, la ración de melado desarrolló redes extensivas para
dada a los trabajadores y la caña proteger la economía de contra-
cultivada en las estancias se con- bando basada principalmente en
virtieron en la base para una la producción y venta de licores.
extensiva manufactura a peque- En 1911, un funcionario departa-
ña escala de panela y de bebidas
fermentadas y destiladas que mental calificó a aquellos que
gozaban de una gran demanda a evadían los impuestos de consu-
través de toda la región cafete- mo como "una especie de frater-
nidad... audaz, agresiva, llena
de sutilezas y de capacidades

Si los caficultores
esperaban que estas
parcelas suministraran
únicamente las necesidades
básicas de su fuerza
laboral permanente,
fallaron en apreciar
las ambiciones, 28. Ortiz Williamson escribió en su descrip-
ción de 1906 sobre el distrito de Viotá
la energía y la astucia que "a través de la región hay un gran
del campesinado. número de trapiches que producen
melao y panela. Hay algunas haciendas
que tienen entre veinte y treinta cada
uno", "Región de Subia", p. 270.

77
espectro de rebelión entre estos cial (32). Paradójicamente, los
trabajadores de tez oscura, espí- caficultores llegaron a confiar en
ritus simples... [así que] sólo la estabilidad y viabilidad de las
rompan sus cadenas y abando- unidades familiares de los arren-
nen sus parcelas" (31). Huir fue datarios, uniéndose con ellos en
una respuesta extrema, mas no contra del Estado aun cuando el
poco usual, a las presiones de campesinado mismo amenazaba
los funcionarios departamenta- la integridad de sus institucio-
les, pero ciertamente resultó nes desde adentro.
preocupante a los caficultores
que deseaban fuerzas laborales Mientras se preocupaban por
estables. Igualmente problemá- las amenazas al orden públi-
tica fue la consternación causada co causadas por las presiones
en toda la región cafetera por las gubernamentales sobre los cam-
campañas destinadas a cobrar pesinos pobres, los caficultores
los impuestos de consumo, par- mismos dependían de un código
ticularmente con las barridas de paternalista defectuoso en cierta
policía y de fuerzas especializa- forma, mas todavía resaliente,
das que trabajaban conjunta- fuertemente arraigado en la cul-
mente para recolectar dichos tura del altiplano cundiboyacen-
fondos. Esto condujo a que los se y rediseñado en los distritos
hacendados denunciaran a los de las plantaciones orientadas
representantes del Estado como hacia la exportación en la ladera
sorprendentes" (29). Al final de "parásitos que vivían del gran- occidental de la Cordillera
la década, después de varios jero, ni trabajando, ni dejando a Oriental durante el siglo XIX.
episodios en los cuales la mu- los demás hacerlo" y hasta los Por un lado, la posición separa-
chedumbre saqueó la oficina de acusaron en ciertas ocasiones de da y desigual de terrateniente y
recaudos y liberó a los ofensores fomentar el descontento so- campesino en la jerarquía social
de la cárcel, un portavoz depar- fue reconocida por ambas par-
tamental deploró el hecho de tes, como puede simbolizar el;
que los "tasadores de impuesto hecho de que los trabajadores
de consumo, reducidos en nú- saludaban arrodillados a los cafí-
mero y carentes de autoridad, cultores. Los terratenientes
simplemente no pueden visitar los caficultores llegaron a humillaban a sus dependientes
ciertas regiones donde los con- confiar en la estabilidad y mediante abuso verbal y físico y
trabandistas viven constante- viabilidad de las unidades
mente en alerta y están prepara- familiares de los
dos para el combate, bien arma- arrendatarios, uniéndose con 32. Revista Nacional de Agricultura, lo. de
dos y resueltos a defender su abril de 1908, p. 353. Por ejemplo, en
industria" (30). ellos en contra del Estado aun febrero de 1918, una manifestación po-
cuando el campesinado lítica en la plaza central de Viotá se tor-
nó en una violenta batalla entre ios
Los hacendados no eran del todo mismo amenazaba la campesinos y la policía departamental,
insensibles a la difícil situa- integridad de sus instituciones durante la cual los evasores de impues-
ción de los campesinos en este tos fueron soltados de la cárcel. Para un
desde adentro. informe sobre el incidente, ver Cundí-
respecto. Un observador notó namarca, Memoria del secretario de
que las exigencias adicionales, Gobierno de Cundinamarca, 1918, p.
tales como la imposición de tra- 22. Al año siguiente hubo una represión
aparentemente bastante áspera de los
bajos forzosos, hacían surgir "el campesinos involucrados en actividades
de contrabando. El 17 de marzo de
31. Revista Nacional de Agricultura, lo. de 1919, J. Abondano y M. Lartignsa, dos
29. Cundinamarca. Informe del gobernador abril de 1908, p. 353. Ver también el caficultores de Viotá, se quejaron a las
a la Asamblea del departamento, 1911, comentario de Gabriel Ortiz Williamson autoridades departamentales acerca de
pp. x-xi. sobre este problema, en "Trabajo per- los abusos de los tasadores de impues-
30. Informe del secretario de Hacienda al sonal", Revista Nacional de Agricultu- tos contra la población local. Ver Pala-
gobernador, 1918, p. 44. ra, 10 de junio de 1909, pp. 185-187. cios, Coffee in Colombia, p. 28?.

78
hostigamiento sexual. Pero los rápida expansión de la fuerza
dos gozaban de una cercana labora] en las grandes haciendas
identificación porque las dos cla- después del año 1900 y las cre-
ses habian vivido y trabajado cientes presiones en el lugar del
juntas en los cafetales durante el trabajo de la plantación, junto
último cuarto del siglo XIX. Los con los ampliados horizontes de
hombres campesinos considera- los arrendatarios y el ausentismo
ban que merecían el respeto de de los caficultores, quienes se
sus señores, ligados a ellos encontraban en sus oficinas en
menos por servilismo que por Bogotá o en grandes giras por
esfuerzos comunes y afecto Europa, puso de relieve las pro-
mutuo; los caficultores mostra- fundas tensiones inherentes al
ron un decoro apropiado y hasta paternalismo. Mientras algunos
buen humor hacia los hombres de los administradores eran
en cuya mano de obra se basaba bastante efectivos en su trato con
su riqueza. Dicho paternalismo los peones y arrendatarios, el
fue obviamente marcado por espíritu de deferencia mutua
profundas contradicciones (33). entre los propietarios y sus
Mas estas tensiones se maneja- trabajadores se vio seriamente
ron efectivamente porque, como afectado. Como hemos visto, los
un burócrata luego recordó, los campesinos respondieron
patronos más efectivos eran reservando sus recursos para sus "Maternidad", 1940.
aquellos que sabían cómo tratar hogares. Pero también afirmaron
a sus dependientes con una mez- su identidad y autoestima en
cla sutil de liberalidad y firme maneras más simbólicas, tiempos de antaño había gober-
reconocimiento de su superiori- aparentemente irracionales. nado las relaciones entre clases
dad (34). De hecho, en las tem- Entonces, el cadáver de la mejor en los distritos de las grandes
pranas etapas de la formación de de las reses con un mensaje ta- haciendas cafeteras, se estaba
las haciendas, los caficultores llado en su pellejo —"no nos desmoronando severamente.
cultivaron lo que Richard Sen- jodan"— o la tala de un bosque
Los cimientos del dominio de la
nett ha llamado el ' 'falso amor", de caro eucalipto importado, por
inherente al paternalismo entre una pandilla de jóvenes resulta- élite, por lo tanto, resultaron
amo y sirviente, tan cuidado- ron ser más que meros actos de profundamente debilitados aun
antes de que los arrendatarios
samente como cultivaban sus picardía. Daban indicios de que
formaran las primeras ligas
preciosos cafetales (35). el código social, que desde los
campesinas con la ayuda de ra-
dicales urbanos a finales de los
No obstante, después del cam- años veinte. Como un antiguo
bio de siglo, este disolvente del arrendatario explicó años más
antagonismo de clase estaba
tarde, "los propietarios ni si-
perdiendo su efectividad. La quiera nos saludaban, conside-
rándose de una raza diferente".
33.Para una discusión teórica del diseño y Un grupo de arrendatarios, en-
las tensiones dentro del paternalismo, tonces, decidió no saludar tam-
ver Howard Newby, "The Deferential poco haciendo que sus emplea-
Dialectic", Comparative Studies in So-
dety and History, XVH:2, 1975, pp. dores se quejaran de la rudeza
139-164. de sus trabajadores. Uno de los
34.Entrevista con Helí Páramo, Bogotá, 15 arrendatarios respondió: "Mire,
de abril de 1980. Para una discusión
sugestiva del trato en otro contexto his señor, ¿por qué debemos des-
tórico, ver Isaac Rhys, The Transforma- perdiciar nuestro tiempo salu-
tion of Virginia, 1740-1790, Chapel dándolo a usted? ¡ Mejor saludar
HUÍ, University of North Carolina
Press, 1982.
a un árbol que por lo menos de-
35. Richard Sennett, Authority, Nueva vuelve el saludo!" Al recontar
York, Random House, 1980, Capítulo 2. esta historia, el viejo claramente

79
reconoció que los términos de control total de sus familias y de
interacción social entre las cla- sus mujeres en particular. La hispánicas se habían caracteri-
ses estaban siendo reescritos. profunda ansiedad generada por zado por relaciones sexuales
"Entonces comenzaron ciertas las depredaciones sexuales de premaritales, una pluralidad de
presiones", recordó, "cierta for- los propietarios y empleados en intimidades en la vida adulta de
ma de rebelión. Si, así fue" (36). las haciendas, por cierto fue ambos sexos y el acceso inde-
igualmente responsable de la pendiente por parte de las muje-
creación de una oposición orga- res a los recursos económicos. El
EL PROBLEMA DE nizada de los campesinos pobres renovado sistema de género es-
LAS FALDAS' en la década siguiente como las
exigencias por la alteración de tablecido por los colonizadores
Los conflictos respecto a roles de las obligaciones laborales o los europeos y sancionado por la
género y normas sexuales —en- esfuerzos por garantizar la auto- Iglesia Católica tuvo el fin de
tre los campesinos y sus superio- nomía de la unidad familiar cam- asegurar la subordinación defi-
res y entre los campesinos mis- pesina. nitiva de las mujeres y sus fami-
mos— eran los puntos centrales Este era un punto de contención lias a los hombres. Durante los
en la reelaboración del registro antiguo entre amo y sirviente en cuatro siglos y medio posteriores
de las relaciones de clase en las Cundinamarca. Después de la a la conquista, los terratenientes
grandes haciendas cafeteras conquista española en el siglo y clérigos, en colusión con los
después de iniciado el siglo XX. XVI, la reconstrucción de las re-
En 1928, el primer contrato fir- clanes campesinos dominados
laciones de género en el popu- por varones creados bajo sus
mado entre una organización de loso altiplano cundiboyacense
arrendatarios y un hacendado de auspicios, buscaban garantizar
acompañó la creación de una so-
Viotá incluyó una disposición ciedad señorial en la cual las cla- la conformidad a un sistema pa-
que estipulaba que "los jefes ses altas blancas ejercieron con- triarcal dentro de la familia
tomaran las medidas necesarias, trol sobre las poblaciones con- campesina (39). Pero, aun cuando
en lo posible, para asegurar que quistadas, mediante redes de las élites fomentaban el pa-
sus empleados no fueran irres- terratenientes, jefes locales y triarcado entre los campesinos,
petuosos ni atacaran a los arren- curas (38). Las sociedades pre-
datarios ni a sus familias" (37). la intimidad forzada a las muje-
Aparentemente el artículo se di- res indígenas por los blancos fue
38. Para materiales sobre esta región de común y dio lugar a un rápido,
señó con el fin de proteger a los Colombia, la cual no ha sido suficiente-
trabajadores del abuso físico mente estudiada, véase Orlando Fals mestizaje a través de la mayoría -
brutal y a menudo caprichoso Borda, Historia de la cuestión agraria del altiplano cundiboyacense y a
en Colombia, Bogotá, Ediciones La Ros-
que generalmente caracterizaba ca, 1975; y la historia clásica de la for- relaciones sexuales instituciona_
la gestión de las haciendas. Sin mación del sistema señorial en el alti-
embargo, los negociadores varo- plano, Guillermo Hernández Rodrí-
guez, De los chibchas a la Colonia y a la
nes campesinos claramente de- República, Bogotá, Universidad Nacio-
seaban la resolución del "pro- nal de Colombia, 1949,
blema de las faldas", general-
mente entendido como la viola-
ción y seducción de sus mujeres
por los dueños y mayordomos de
la empresa cafetera más grande
de Viotá. Para estos hombres, su
dignidad estaba ligada al hecho 39. Para una discusión de un proceso
de arrebatar a los patronos el simi- lar mediante el cual las mujeres
fueron subordinadas en una sociedad
campea- na en el altiplano central
peruano, vea-se Florencia Mallon,
"Patriarchy in the Transition to
36. Entrevista, Emilio Pineros. Viotá, 6 de Capitalism: Central Pera,
febrero de 1980. 1830-1950", Feminist Studies, 13:2,
37. Acuerdo Buenavista, en Registraduria Verano, 1987, pp. 379-407.
de Tierras, La Mesa, Libro de Registro,
Volumen I, Folio 409.

80
Entonces, desde el comienzo, la después la Iglesia Católica inició
posición de la élite respecto de la sus primeras campañas masivas
sexualidad y la organización fa- para salvar las almas y las fami-
miliar entre sus dependientes lias de los pobres (43). Esta
eran profundamente contradic- creencia seguramente se repitió
torias. A comienzos del siglo XX en las súplicas de Jesús del Co-
hubo una creciente preocupa- rral para la reafirmación del pa-
ción entre las élites de que las triarcado entre los pobres rura-
clases bajas, como lo dijo el go- les, y urgió a los demás caficul-
bernador de Cundinamarca en tores a no contratar parejas no
1906, habían olvidado "sus res- casadas en sus haciendas.
ponsabilidades con Dios y sus
familias, dejando entonces que Su condenación de los "demo-
los impulsos de costumbres pri- nios de seducción" que acecha-
mitivas —obviando toda ley ban el campo en busca de muje-
moral— dominaran (42). Poco res jóvenes probablemente cayó
en los oídos sordos de sus cole-
gas. La presunción de un acceso
denas, La mujer colombiana y latino- sin desafío por parte de las élites
americana, Medellín, Imprenta Marín, a las mujeres de clase baja, tan
1973, pp. 64-76; y Josefina Amézquita de
Alrneyda, con la colaboración de común en la sociedad del alti-
lizadas entre las clases, las cua- Magdalena León de Leal y Iilian Motta de plano, fue fácilmente trasplanta-
les socavaron la autoridad de los Correa, "Condiciones de la mujer en el da a los distritos de las planta-
varones entre el campesinado. A derecho de familia", en Magdalena León de
ciones recientemente estableci-
Leal, comp., La mujer y el desarrollo en
menudo las campesinas jóvenes Colombia, Bogotá, Asociación Colombiana das desde el año 1870 en adelan-
daban favores sexuales a sus para el Estudio de la Población, 1977, p. te. No había una falta de objeti-
amos antes del matrimonio y 273. 42. Elíseo Medina hizo esta
vos para las relaciones sexuales
evaluación en su informe sobre las
muchas veces sirvieron de con- condiciones en la parte occidental de coercitivas, especialmente con-
cubinas para los hombres de Cundinamarca después de la Guerra de los siderando el gran número de
bien en la densamente poblada Mil Días (1899-1902). Cundinamarca,
adolescentes solteras que llega-
Visita del gobernador del departamento de
región al norte y al este de Bogo- Cundinamarca a las provincias de ban a trabajar en los cafetales y
tá (40). Finalmente, las normas Sumapaz, los centros de procesamiento, ni
legales respecto de las mujeres, una carencia de explicaciones o
las cuales estuvieron vigentes excusas. Las ideologías racistas
hasta bien entrado el siglo XX, predominantes revelaron la se-
no les permitían atestiguar en xualidad no aprovechada de los
las cortes contra sus maridos ni pobres, y de las mujeres en par-
entrar en contratos legales ticular (44). El folclor local pre-
mientras estaban casadas, y de-
jaron la administración de sus
bienes en manos de sus parien-
Girardot y Tequendama, Facatativá,
tes varones (41). Imprenta del Departamento, 1906, p.
16.
40. Este proceso está cuidadosamente ana 43. Para información sobre la preocupación
lizado en la obra de Virginia Gutiérrez emergente de la Iglesia acerca del esta
de Pineda, Familia y cultura en Colom do moral de las clases bajas al comienzo
bia, Bogotá, Coediciones Tercer Mundo del siglo XX, véase Conferencias epis
y Universi dad Naci onal de Colombia, copales de Colombia, 1908-1953, Bogo
1968, pp. 58-71. Para una experiencia tá, Editorial El Catolicismo, 1956.
similar en el altiplano peruano durante 44. Véase, por ejemplo, información sobre
el período post-conquista, ver Irene Sil- degeneración racial en Colombia, y
verblatt, Moon, Sun and Witches: Gen- especialmente el trabajo del reconocido
der Ideologies and Class in Inca and psiquiatra Miguel Jiménez López,
Colonial Perú, Princeton, Princeton Nuestras razas decaen, Bogotá, J. Ca
University Press, 1987. sis, 1920; y La inmigración de la raza
41. Para información sobre el estado legal amarilla a la América, Bogotá, Editorial
de las mujeres, ver María Cecilia Cár- Minerva, 1929.

81
sentaba una amplia evidencia de ble que la coacción sexual hubie- los subordinados mediante deci-
la promiscuidad natural de la ra sido el arma más potente, siones arbitrarias, en este caso
mujer campesina; por ejemplo, aunque peligrosa, a disposición dirigidas a la esencia misma de
relatos de secuestros y violacio- de los caficultores respecto de la su existencia personal y fami-
nes de mujeres por osos implica- imposición de su voluntad en los liar. De hecho, la intimidad for-
ron el consentimiento de las víc- trabajadores; la resultante frac- zada no fue ni una mera encar-
timas (45). Finalmente, es posi- turación y la desmoralización de nación ahistórica de lujuria mas-
la unidad familiar campesina fue culina ni un simple vestigio del
consistente con los objetivos del señorialismo. Representó una
mantenimiento del control sobre norma cultural fuertemente
45. El Tiempo, 21 de septiembre de 1938, arraigada que había adquirido
reportó que una mujer en el cercano
pueblo de San Bernardo habia sido se- nueva vitalidad como una parte
cuestrada y cuidada por un oso por un integral del proceso de control
periodo de once días. Es de interés que durante los siglos XV y XVI. Véase laboral que surgió en las hacien-
Natalie Zemon Davis haya notado que "Women on Top", en Society and Cul-
vínculos entre mujeres y osos eran el ture in Early Modera France, Stanford, das más grandes de la ladera
tema «^e las festividades en los Pirineos Stanford University Press, 1975, p. 137. occidental.

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