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L cipio del fin del proyecto económico que el presidente fallecido le había
encargado a su ministro de Economía, José Ber Gelbard, quien finalmen-
te presentó su renuncia el 4 de octubre de ese año. El día 21 de ese mes
fue reemplazado por Alfredo Gómez Morales. Gelbard dejaba detrás un vasto dis-
positivo legal dirigido a echar las bases de una política nacional desarrollista que rea-
firmaba un rol activo para el Estado. Durante su gestión, y con la firma de Perón,
se había aprobado el régimen de promoción industrial para nuevas actividades y
para la expansión, perfeccionamiento y modernización de las economías industria-
les existentes. La Ley 20.560 que sancionó ese régimen, promulgada el 10 de
diciembre de 1973, expuso una política industrial completa de la que se despren-
dieron programas regionales, proyectos especiales y propuestas sectoriales; uno de
los sectores promovidos era el de celulosa y papel de diario.
La renuncia de Gelbard abrió las compuertas a la corriente liberal, cuyo modelo
de país exhibió su verdadero rostro con el brutal ajuste ejecutado por Celestino
Rodrigo, nueve meses después de su partida del Ministerio de Economía. Siete
ministros de Economía, bajo la responsabilidad de María Estela Isabel Martínez de
Perón, alejaron la nave del Estado de la trayectoria trazada en 1973 para dejarla
finalmente amarrada en el puerto de la dictadura militar.
ACCIONES
LA NACIÓN 33,33
1. Según planilla manuscrita entregada en 1985 a José Pirillo, propietario en ese momento del diario La
Razón, por Pedro Jorge Martínez Segovia, pariente no desmentido de Martínez de Hoz y presidente de Papel
Prensa en el período en que su vicepresidencia estuvo a cargo de Rafael Ianover.
2. Las estimaciones que han circulado sobre el valor comercial de los fondos invertidos no salen del enfoque
contable. Habría que ver el valor de lo invertido en relación con el valor de facturación del mercado de papel
de diario. Un proyecto con estabilidad fiscal por diez años, al menos, y con una posición exclusiva en el mer-
cado, bien puede estimarse que vale un año de facturación. Entonces los números son “muy” otros.
3. Se asume que la relación entre esas dos clases de acciones con el capital accionario total es indicativa del
valor asignable a las mismas.