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Cobros en bytes en lugar de pasos

¡La ignorancia es muy atrevida!


Diciembre, 1998
por Gema Castellano

Desde que comenzó nuestra lucha por una tarifa plana asequible para todos, causada por el
desorbitado aumento de las tarifas metropolitanas, reguladas bajo un régimen monopolista ya
que son las únicas en las que Telefónica no tiene competencia –y por eso presuntamente
ilegal-, hemos tenido que escuchar tanto por parte de Telefónica como de los medios de
comunicación tradicionales, así como de Fomento, multitud de excusas y razonamientos que a
menudo han rozado lo surrealista y han sobrepasado el límite de lo absurdo. Hasta tal punto
estas tesis carecían de sentido que, a veces, hemos llegado a pensar que literalmente nos
trataban como entes carentes de raciocinio. ¡La ignorancia es muy intrépida! y el
desconocimiento de la red como medio, unido al desprecio por el individuo que lo utiliza, les
ha conducido al borde de lo ridículo.

¡Y ahí están cometiendo error tras error, porque dinero tienen para pagarlos y permitiéndose
declaraciones dignas del Nobel a la “elocuencia” y al poco sentido común!

La última ha sido la de Pérez Subías, al que ya suponíamos dedicado a sus labores, dada la
incompetencia de la AUI y a su demostrada incapacidad de representar a nadie, y que ha
puesto la guinda a ese pastel -que por revuelto ya no sabe a nada- lanzando el ¡eureka! y
diciéndonos que no debemos pagar Internet por pasos, sino por bytes recibidos. Prefiero
pensar que tuvo una mala mañana antes de aceptar que ha podido decir esa barbaridad en su
pleno juicio. Porque lo que Subías nos quiere decir, es que para que tengamos un Internet
barato, deberemos ver las webs sin fotos, bajarnos los programas sin dibujos y hasta los textos
sin letras ¡me temo!.

¡En fin! Lo que sí es verdad y me preocupa, es que a base de tergiversar


información, decir verdades a medias, informar desde la manipulación y
hablar con falsos tecnicismos retorcidos y faltos de sentido, casi han
conseguido que los menos iniciados en la red lleguen a pensar que ésta es de verdad un
producto de lujo, que hay que pagar caro y del que se puede y se debe prescindir si no
perteneces a una clase privilegiada.

Recuerdo una corta entrevista que le hizo a Victor Domingo, coordinador de la verdadera
asociación de internautas recién constituida, un sesudo periodista de Rne el día de la huelga
del 3 oct.: “no es caro 270 pesetas la hora de conexión” - afirmó-.

¿Qué pensaría si sus oyentes tuvieran que pagar 270 pesetas la hora por escucharle a ud?,
hubiera sido la respuesta adecuada.

No me cansaré de repetir que la transmisión de datos, al igual que la transmisión de voz, no


tienen ningún coste en sí. Por lo que en todo caso y si nos dejamos llevar por extremismos,
como ellos están haciendo, lo único que deberíamos abonar a Telefónica es una pequeña
cantidad que cubriera el mantenimiento de las líneas. De ahí que si hubiera libre competencia
y la infraestructura pudiera ser utilizada por todas las empresas competidoras del monopolio,
no solamente la tarifa plana sería posible, sino que se generaría una competitividad entre
ofertas de tarifas planas a la baja, emitidas por las distintas operadoras, muy beneficiosa para
el usuario.
¿Pagamos por ver la TV? ¿ Pagamos por escuchar la radio? Tampoco deberíamos pagar por
utilizar Internet. De hecho, las distintas operadoras actuantes deberían financiarse,
básicamente, de la misma manera que lo hacen estos otros medios. Esto sería lo lógico y lo
ético, pero no por esto -y seamos realistas- deja de ser utópico, debido a la macabra maraña
en la que los intereses creados priman sobre la necesidad social y en la que están atrapados el
gobierno y el monopolio como siameses dependientes el uno del otro. Así pues, se impone un
pacto que evite un quiebre entre el pueblo que evoluciona hacia un tipo de sociedad de la
información y unas instituciones que no van al unísono. Tarifa plana asequible a cambio de no
llevar nuestros derechos al límite. Un pacto justo para comenzar.

Si fueran inteligentes lo firmarían. “La red es capaz de derribar gobiernos”, dijo Esther Dyson.
En Europa se está gestando un movimiento silencioso antimonopolios considerable. Los
españoles no estamos solos. Alemania, Italia, Gran Bretaña e incluso Latinoamérica, donde
Villalonga asegura que se le ama, son una bomba de relojería que sólo necesita una vuelta de
tuerca ¡Insisto! No conocen el poder de Internet. Si fueran conscientes pactarían, negociarían y
cederían a las necesidad que siente la sociedad de desarrollarse y de identificarse con el
progreso. Pero eso les importa poco. Sus necesidades son las de dominar mentes y mercados
por la fuerza del dinero y en pro de unos ideales retrógrados y desfasados.

Los intereses y las inquietudes de la sociedad se separan cada vez más


peligrosamente de los del gobierno, más preocupado por su permanencia en el poder y el
apoyo al gran capital que a su vez le garantiza esta permanencia. ¡Peligroso, muy peligroso!

La situación actual deja mucho que desear. Un monopolio que no dialoga y hace y deshace a su
antojo, incluso rozando la presunta ilegalidad a todos los niveles, aumento fraudulento de
tarifas, cobro de llamadas fallidas a Infovía, filtración de datos personales de todos los clientes
Movistar, Moviline por carecer de entorno de pruebas para el desarrollo, inversiones dudosas,
presunta publicidad engañosa, abuso de poder contra competidoras y más y más, un gobierno
que apoya, tolera y promueve todo esto, un ministerio de justicia que no se pronuncia e
incluso una institución, como es la del Defensor del Pueblo, que por muda parece que no
existiera. Esto es lo que tenemos.

¡Pero, eso sí! Para que parezca que España va bien y porque la hipocresía no podía faltar en
este circo, el parlamento en pleno vota sí a una tarifa plana, que nadie se explica porque no se
ha instaurado ya, o ni siquiera cuáles fueron los verdaderos motivos que provocaron ese sí
masivo ¿O si lo sabemos?

También vamos a tener una sesión monográfica sobre la tarifa plana en el


Senado, donde los participantes deberán esforzarse como profesores, para evitar posteriores
patinadas de principiantes, como el de aquel senador que, muy seriamente, propuso cortar
Internet de siete a diez para evitar que los niños tuvieran acceso a contenidos dudosos.

Así las cosas, me pregunto quién dará el primer paso. No podemos esperar nada ni de
Telefónica ni de un gobierno con clara tendencia a recortar las libertades. Por tanto la decisión
es nuestra. ¡Ya no hay marcha atrás!.

http://ailatin.tripod.com/ignorancia.htm

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