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Brasil: Populismo e Progresso

El gigante sudamericano atraviesa por uno de sus momentos más promisorios. Se codea con
China, Rusia, Sudáfrica y la India, y es sede de futuros grandes eventos mundiales como los
Juegos Olímpicos del 2016 y el Mundial de Fútbol. Sin embargo, tiene como retos reducir aún
más la pobreza, especialmente la extrema, y satisfacer la creciente demanda interna de energía
con ayuda de países vecinos. Lula Da Silva dejó la valla alta, ¿Dilma Rousseff estará a la altura
del reto?

Hacia finales de la década de los noventas, las reformas económicas1 establecidas y continuadas
por el presidente Fernando Henrique Cardoso rendían sus frutos: Brasil contaba con una
moneda estable y atraía grandes inversiones de empresas multinacionales, que veían con
buenos ojos un sistema orientado al desarrollo del mercado. Sin embargo, el éxito no duró
mucho. Para el año 2002, la deuda externa del país alcanzó altos niveles y el ingreso de
empresas al país se dio mediante la compra de firmas ya existentes, en vez de hacerlo mediante
inversiones en nuevas fábricas y nuevas tecnologías, que generan más trabajo. Los pagos de la
deuda, además, obligaron al Gobierno a reducir los fondos disponibles para los programas de
ayuda social existentes en ese entonces. Si bien el ingreso per cápita aumentó, la desigualdad
en la distribución del ingreso también, dejando una sociedad descontenta y con grandes
contrastes.2

En este contexto toma fuerza la candidatura de Luis Inácio Lula Da Silva, quien tenía como
discurso romper con el Fondo Monetario Internacional, desconocer las deudas pendientes y
priorizar la atención de las necesidades de los más pobres. Ganó las elecciones del 2002 en
segunda vuelta con la impresionante suma de 52,4 millones de votos, y asumió, al año
siguiente, la presidencia de Brasil con la promesa de hacer de su país una democracia más justa
e inclusiva. Lula llegó al poder para iniciar una revolución en la administración pública. Era la
primera vez que un político de orígenes sindicalistas y sin educación universitaria asumiría el
mayor cargo de esta república federativa. Para sorpresa de muchos, su influencia izquierdista no
significó cambio alguno en el manejo macroeconómico, manteniendo la línea dejada por
Cardoso.

1
Estas reformas llevaron el nombre de “Plan Real”, y fueron implementadas desde 1992, cuando Cardoso era
ministro de Finanzas del gobierno de Itamar Franco y en tiempos en los cuales la hiperinflación afectaba la economía
brasilera. El éxito inicial de este plan ayudó a Cardoso a ganar las elecciones de 1994.
2
Cfr. ANN GRIESSE, Margaret. The Geographic, Political, and Economic Context for Corporate Social Responsibility in
Brazil. Journal of Business Ethics. Vol. 73, No. 1, Junio 2007, pág. 21-37
“Estoy cansado de que los presidentes latinoamericanos sigan echándole todas las culpas de
las desgracias del Tercer Mundo al imperialismo. Eso es una bobería.”3

Una de las primeras y más importantes acciones en la “era Lula” es el lanzamiento de la red de
programas asistenciales Hambre Zero, cuyas acciones van desde el sistema de subsidios directos
Bolsa Familia hasta estrategias para desarrollar una agricultura familiar sostenible, entre otras.
Bolsa Familia le da a 12 millones de familias pequeñas pero significativas sumas de dinero a
cambio de mantener a los niños de éstas en las escuelas y con vacunación completa. Según sus
promotores, el objetivo es romper el círculo de pobreza y lograr que, en el futuro, las familias
pobres puedan ser productivas por sí mismas.4

Sin embargo, el programa no se puede llevar por completo el crédito del progreso
microeconómico. De acuerdo a investigaciones realizadas por la Fundación Getulio Vargas5,
Bolsa Familia es responsable de sólo el 10% del incremento en los ingresos de las familias
brasileras. Por el contrario, el 70% corresponde a los beneficios brindados por el empleo formal.
Varios académicos ensayan como explicación a este fenómeno el que el grueso de la población
se encuentre en el grupo de edad productiva, siendo el que tiene mayor acceso a trabajo y, por
ende, a mejores sueldos dado el incremento progresivo, en los últimos años, del salario mínimo.
Además, resaltan que ello significa menores pagos asistenciales y un mayor espacio para el
crecimiento en el futuro.

A pesar de los esfuerzos, su avance hacia el grupo de los países serios – aquellos que no dan
giros bruscos en su manejo con cada cambio de mando –, y de encontrarse entre las 10
naciones más ricas del mundo, Brasil sigue siendo el país latinoamericano con mayor
desigualdad entre ricos y pobres. Además, la dura burocracia hace difíciles la promoción de la
industrialización, necesaria para que el modelo económico sea sostenible en el futuro, y del
desarrollo de infraestructura, que hace mucha falta en los sectores más pobres de la república.
“En Brasil, el presidente no siempre puede hacer lo que quiere. Hace lo que puede.”6 – dijo Lula
culpando a la falta de consenso existente, entre ministros y congresistas, para acuerdos
concretos.

Con varios asuntos pendientes en la agenda, Lula terminó su era. Pero antes de irse tenía como
deber asegurarse que alguien capaz de continuar su obra participara en las elecciones.

3
REVISTA VEJA. 20 de Abril del 2003. Página 40.
4
THE ECONOMIST. 2 de Octubre del 2010. Página 30.
5
THE BRAZILIAN ECONOMY. Vol. 2 No. 12. Getulio Vargas Foundation. Página 20.
6
THE ECONOMIST. Op. Cit.
Ese alguien sería Dilma Rousseff, su ex primera ministra.7 Mujer fuerte y de coraje desde su
juventud izquierdista, Rousseff se enfrentó a la dictadura militar de los sesentas, llegando a ser
detenida, condenada, apresada y torturada. Al igual que Lula, ganó las elecciones en segunda
vuelta, enfrentándose al candidato del PSDB José Serra.8 Muchos analistas coinciden en que
Dilma no recibió el apoyo del povo brasileiro por su reputación de administradora pública
pragmática y con visión de futuro, sino por el espaldarazo que le brindó Da Silva – quien, a pesar
de graves escándalos de corrupción dentro del Gobierno y el PT, mantuvo índices de
popularidad siempre superiores al 50%.9

“He sido el brazo derecho e izquierdo de Lula. Su éxito es el mío.”10


“En el 2014 no vamos a reconocer este país.”11

Académicos, influyentes medios – como Time, The Economist y The New York Times –, y líderes
mundiales coinciden en que el gran salto de Brasil ha significado una transformación en sus
circunstancias internas como externas. En esta última línea, la presidenta Rousseff se encuentra
decidida a continuar la campaña internacional iniciada por su predecesor para obtener un lugar
en el Consejo de Seguridad de la ONU, argumentando que tal pedido no es un capricho de Brasil
y que el grupo debe representar mejor el nuevo escenario mundial, enfatizando el papel de los
países emergentes, como el suyo.

Pero Dilma también debe ordenar, aún más, la casa: la corrupción está presente en todos los
niveles y sectores del Estado, la violencia y el crimen ya no son más problemas sólo frecuentes
en las favelas12, la emergente clase media demanda cada vez más energía de la que se produce
– generando el temor de prontos racionamientos de suministro eléctrico, empresas y ciudades
requieren de grandes obras de infraestructura largamente aplazadas.

“Brasil es el país del futuro, y siempre lo será” reza un chiste tradicional. Está en manos de Dilma
hacer que esa frase cambie, y que los sueños de desarrollo de millones de brasileros sean una
duradera realidad. Brasil precisa seguir avanzando.

7
Rousseff, además, fue ministra de Energía y presidenta de los consejos de administración de Eletrobras (Energía
Eléctrica) y Petrobras (Petróleo).
8
De no haberse revelado los escándalos de corrupción, Rousseff podría haber superado el 50% de los votos en
primera vuelta – como lo proyectaron varias encuestas, colocándola, inclusive, en hasta un 56% en la primera vuelta.
Dimes y diretes entre el presidente Lula, los medios y la oposición mellaron tal liderazgo, haciendo que, al final, ella
obtenga un 46,9% , obligándola a disputar el ballotage.
9
Llegó a hablarse, inclusive, del fenómeno del Lulismo, definido como la afinidad o simpatía con el líder, que le
reconocía los méritos trascendiendo ideologías o militancias partidistas.
10
DIARIO EL PAÍS. 19 de Junio del 2010.
11
CIDOB 2010 -
http://www.cidob.org/es/documentacion/biografias_lideres_politicos/america_del_sur/brasil/dilma_rousseff
12
Favela: barrio joven e informal asentado, frecuentemente, en las laderas de las grandes ciudades del país.

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