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Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 2008-01-038091, por medio del cual ante la
mora de un accionista en el pago de sus acciones suscritas, plantea una serie de interrogantes relacionados
con el ejercicio de los derechos por parte de dicho asociado, y con el término máximo de un año para el
pago de las acciones suscritas consagrado en el artículo 387 del Código de Comercio.
Sobre el particular, es preciso manifestarle que la legislación mercantil así como permite el pago de acciones
suscritas por cuotas o instalamentos, también determina las consecuencias que se derivan de la mora en el
pago de las mismas. Así, el artículo 397 del Código de Comercio dispone que ³Cuando un accionista esté en
mora de pagar las cuotas de las acciones que haya suscrito, no podrá ejercer los derechos inherentes a ellas.
Para este efecto, la sociedad anotará los pagos efectuados y los saldos pendientes («)´.
Por su parte, el artículo 150 del citado Código, en materia de reparto de utilidades determina que ³La
distribución de las utilidades sociales se hará en proporción a la parte pagada del valor nominal de las
acciones, cuotas o partes de interés de cada asociado, si en el contrato no se ha previsto válidamente otra
cosa («)´.
De las anteriores disposiciones se desprende que si un accionista se encuentra en mora de pagar las cuotas
de las acciones que suscribió, dicho asociado no está facultado para ejercer los derechos que se derivan de
tal calidad, como son los derechos a que alude el artículo 379 del Estatuto Mercantil.
Acorde con lo antes expuesto, se ha de señalar que el accionista moroso no se encuentra legalmente
facultado para participar en las reuniones de máximo órgano social ni para votar en ellas. De allí que las
acciones cuyo pago esté en mora no se contabilicen para efectos de calcular el quórum deliberatorio en las
reuniones del referido órgano social, tal como lo manifestó este Despacho mediante Oficio 220-17012 del 28
de marzo de 2007, a saber:
³(«) Ahora, si el caso va referido a los accionistas que se encuentren en mora en el pago de las cuotas de las
acciones suscritas, vale decir que en efecto no podrán ejercer los derechos inherentes a ellas (inciso
primero, artículo 397 del Código de Comercio), y éstas, o sea las que se encuentran en mora, tampoco
contarán para establecer el quórum, por lo que el 100% se habrá de calcular con base en las (sic) se
encuentren al día en el pago de las cuotas fijadas para su total cancelación, en aras de lograr, como ya había
sido expresado, que los socios restantes no se vean perjudicados por la negligencia de otros.´
Ahora bien, tratándose de la posibilidad de que el accionista moroso perciba utilidades, es preciso manifestar
que opera la misma prohibición a que se ha hecho referencia, de tal suerte que aquel no está llamado a
recibir utilidades. Cosa distinta es que el mismo asociado con lo que hubiere efectivamente pagado a la
sociedad hubiese liberado un número determinado de acciones, en cuyo caso y respecto de estas sí tendrá
derecho a recibir dividendos. Igualmente aunque de manera proporcional tendría derecho a que se le
pagaran los beneficios sociales en el evento de que hubiere pagado parcialmente algunas acciones dentro de
los plazos establecidos en los estatutos o en el correspondiente reglamento de colocación según el caso, de
conformidad con lo previsto en el artículo 150 del Código de Comercio.
De otra parte, en lo que respecta al término para el pago de las acciones en un proceso de colocación, se ha
de señalar que la ley mercantil permite que en el reglamento correspondiente se determinen los plazos para
tal fin (artículo 386 Num. 5º C.Co), aunque en el evento de la cancelación por cuotas señala que el plazo
para el pago total de las acciones no excederá de un año (artículo 387 Ibídem), lo que en otras palabras
significa que si bien la sociedad por intermedio de su junta directiva cuenta con la libertad para consagrar en
el reglamento los plazos para el pago total de las acciones, los mismos no pueden superar el término de un
año contado desde la fecha de la suscripción.
Así las cosas, el término de un año a que alude el artículo 387 del Estatuto Mercantil, ha de entenderse como
el límite máximo que se puede pactar en el reglamento para el pago total de las acciones suscritas, sin que
ello impida que en el respectivo reglamento de colocación se establezcan plazos inferiores a dicho año para
la cancelación en su integridad de las acciones, en cuyo evento se aplicarán los plazos así estipulados.