Professional Documents
Culture Documents
EL GRITO DE CORDOBA
Y LA UNION LATINOAMERICANA
LUIS VITALE
Ante todo, quiero manifestar que estoy muy agradecido —y emocionado— por la invitación que
me ha hecho la comunidad universitaria para intercambiar ideas acerca del significado histórico de
la Reforma Universitaria, precisamente en la provincia donde hace 70 años se lanzó aquel grito que
estremeció a la América entera.
Rememoro en este instante solemne, con entrañable cariño los relatos que sobre ese acontecimiento
memorable me hicieran Silvio Frondizi — el Frondizi bueno, asesinado por las tres A— José Luis
Romero en su gabinete de estudio y en una carpintería que tenía al fondo de su casa de A —drogué,
y Luis Franco, a quien recordamos hoy pocos días después de su muerte. Ellos me contaban sobre
los testimonios que habían recogido de Los labios protagónicos de Alfredo Palacios, Alejandro
Korn, Aníbal Pon ce y otros portaestandartes de la Reforma del 18.
Recuerdo también en este momento —luego de 30 años de ausencia de los pagos en que nací, tras
un largo pero enriquecedor periplo por las tierras de Tupac Amaru, Bolívar y Martí— recuerdo,
decía, mis primeros pasos por los anchos patios de la Universidad de La Plata y las apasionadas
discusiones sobre la manera de actualizar e implementar una nueva reforma universitaria, cuando
era dirigente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades, allá por el afta 1950.
Debo confesar que sólo me di cuenta cabal de la trascendencia universal de la Reforma
Universitaria del 18 cuando en 1975, hablando de ella en una cátedra en la Escuela de Frankfurt, de
Adorno y Horkheimer, los estudiantes alemanes no podían comprender cóm , en esta América
Latina tan atrasada, se pudieron dar formas tan avanzadas y democráticas en el campo del saber y
en la generación del poder. Y no podían creer la que hicimos hace 70 años porque las universidades
de esos países, tan adelantados en la económico, siguieron siendo cuasi—feudales en su régimen
universitario —disfrazados aún con toga y sentados en altos estrados para guardar distancia
autoritaria con los alumnos— hasta que fueron conmovidos por el mayo francés del 68, por
aquellos jóvenes rebeldes que dije —ron ¡basta!, proclamando a los cuatro vientos de la “ciudad
luz”: l’imagination au pauvoir, y el libertario emblema: “prohibido prohibir”.
No obstante, seguimos con las mentes colonizadas, como dijera Franz Fanon, pues todavía no nos
atrevemos a decir que la Reforma Universitaria es un movimiento y una ideología de carácter
universal, nacida en tierra latinoamericana, así como hoy lo es La Teología de la Liberación.
Entonces, atrevámosnos, comenzando con una ruptura epistemológica como la concepción
eurocéntrica de la historia y del pensamiento para ir al rescate decidido y sin complejos ni
prejuicios de nuestros originales apartes a la cultura mundial, desde las sociedades agro—alfareras,
inca y azteca hasta la contemporaneidad.
Uno de ellos fue indiscutiblemente la Reforma Universitaria del 18, cuando en la Europa una
guerra mundial cortaba de raíz “la belle époque” y la idea positivista comtiana de un progreso
indefinido. Iniciada como un movimiento estudiantil en procura de cambios académico, se
transformó, en el proceso de la lucha en un movimiento social. Más que una reforma fue el inicio
de un cambio social revolucionario de carácter continental, que empalmaba con la revolución
mejicana de Zapata y Pancho Villa, recogiendo las repercusiones de la revolución rusa del 17. Más
que reformistas, los estudiantes cordobeses fueron históricamente revolucionarios.
Estudiosos de la Reforma, como Gabriel del Mazo, han tratado de limitar los postulados del “grito
de Córdoba” a la “docencia libre, modernización de la enseñanza y democratización del régimen
administrativo en los planteles superiores”. La verdad es que el movimiento estudiantil perseguía
cambios más profundos , tanto en la universitario corno en el conjunto de la sociedad. Más aún,
tuvo un proyecto latinoamericanista que alcanzó a expresarse en la formación de organismos
continentales de lucha. Aunque en el Cono Sur no se crearon Universidades Populares, como la
Universidad “José Martí” de Cuba y la Universidad “González Prada” de Perú, los estudiantes
argentinos encontraron otras formas de relacionarse con los oprimidos en pos de la unidad obrero
—estudiantil.
La Posición nacional—antiimperialista de importantes franjas del estudiantado se fue forjando, por
un lado, como reacción a las intervenciones militares norteamericanas en Haití, República
Dominicana y Nicaragua, y por otro a través de la influencia de las revoluciones Rusa y mejicana,
que confluían con el ascenso del movimiento obrero y campesino en la mayoría de los países
latinoamericanos.
La vanguardia estudiantil de 1918—25 formó parte del proceso de radicalización de las capas
medias, que pugnaban por una mayor participación política y social. La izquierdización se agudizó
a medida que el universitariado daba pasos firmes en el camino de la praxis consecuente.
Portantiero señala en su libro Estudiantes y política en América La tina. El proceso de Reforma
Universitaria,p.72, que “la retórica y la ampulosidad de las declaraciones de los líderes
estudiantiles se transformó en acción cuando las fuerzas represivas atacaron las manifestaciones
callejeras de los estudiantes”. Sin embargo, no coincidimos con este autor cuando sostiene
enfáticamente que en el movimiento estudiantil se enfrentaron dos corrientes: el aprismo y el
marxismo. Ante todo, es necesario aclarar que el aprismo surgió precisamente después y, en cierta
medida, a raíz de la Reforma Universitaria. Por consiguiente, con excepción del Perú ,por la
presencia de Haya de la Torre como presidente de la Federación de Estudiantes, en ningún otro país
el aprismo fue una fuerza dentro del proceso de Reforma Universitaria.
En cuanto a que el marxismo fue la otra corriente predomiante, habría que precisar el país. Cuando
se inició la Reforma Universitaria no existía todavía estructurado ningún Partido Comunista,
aunque había tendencias marxistas dentro de los Partidos Socialistas, las que influyeron en la
radicalización de la Reforma, especialmente en Argentina, Uruguay, Chile y México. En el resto de
los países ni siquiera existían Partidos Socialistas.
El anarquismo ejerció, asimismo, influencia importante en el estudiantado, sobre todo en el cono
sur y en Cuba. Al analizar los textos de los Manifiestos de Reforma Universitaria se encuentra el
estilo del discurso ácrata, especialmente en sus frases de contenido libertario, que tan
magistralmente simbolizaron el peruano Manuel González Prada, los hermanos Flores Magón en
México y en Chile José Santos González Vera.
Los errores de apreciación sobre las influencias políticas principales en la Reforma Universitaria
preovienen de confundir Vanguardia con Movimiento estudiantil. En algún momento del proceso
de Reforma, especialmente en la fase del auge, la vanguardia universitaria pudo representar al
conjunto del estudiantado; pero en las fases del estancamiento o retroceso esa vanguardia quedó
frecuentemente desfasada de las aspiraciones gremialistas coyunturales y, a veces conservadoras y
meramente reformistas de la mayoría del universitariado. Esta situación se produjo cuando, luego
de la conquista de ciertas reformas estrictamente académicas, los líderes de la vanguardia
plantearon la tesis de la Revolución Universitaria, es decir, intentar transformar de raíz la
Universidad antes del triunfo de la revolución social. El líder universitario cubano Julio Antonio
Mella advirtió a tiempo: para hacer la Reforma Universitaria integral hay que hacer primero la
transformación social de fondo.
LA UNION LATINOAMERICANA