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LOS ADOLESCENTES Y LA VIOLENCIA EN LA RELACIÓN

La violencia durante el noviazgo es un patrón de comportamiento controlador que una pareja


utiliza para tener poder sobre su pareja, e incluye:

• Cualquier clase de violencia física o amenaza de violencia física para obtener control
• Abuso emocional o mental, tal como juegos mentales, hacerte sentir que estás loco(a), o
rebajarte y criticarte constantemente
• Abuso sexual, incluyendo obligarte a hacer cosas que no quieres, rehusarse a desempeñar
sexo seguro o hacerte sentir sexualmente mal acerca de ti

¿Acaso tu novio o novia…


• Actúa como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, con cambios de humor tan extremos y repentinos que tal
parece como si él o ella fuera dos personas diferentes a la vez?
• Se burla de ti, te humilla o te avergüenza enfrente de otras personas?
• Tiene un historial de malas relaciones o violencia; siempre culpa a las demás personas por
sus problemas; o te culpa por hacerlo(a) que te trate mal?
• Intenta utilizar drogas o alcohol para coaccionarte o tenerte a solas cuando tú no lo quieres?
• Intenta controlarte siendo mandón, no tomando en cuenta tu opinión o tomando todas las
decisiones a cerca de a quién ves, lo que usas, lo que haces, etc.?
• Habla de manera negativa acerca de las personas de una manera sexual o habla acerca del
sexo como si fuese un juego o una competencia?
¿Acaso tú…
• Te sientes menos seguro(a) de ti mismo cuando estás con él/ella?
• Te sientes asustado(a) o preocupado(a) de hacer o decir “algo que no sea correcto?”
• Te das cuenta que has cambiado tu comportamiento a causa del miedo o con tal de evitar una
pelea?

La violencia durante el noviazgo es más que sólo discutir o pelear.

Los adolescentes que abusan de sus novias o novios hacen lo mismo que los adultos que
abusan de sus parejas. La violencia durante el noviazgo es tan grave como la violencia
doméstica en los adultos.

Los adolescentes están en grave riesgo de sufrir violencia durante el noviazgo. Los estudios
muestran que el abuso físico o sexual forma parte de una de cada tres relaciones en las
escuelas preparatorias.

En un 95% de las relaciones abusivas, los hombres abusan de las mujeres. Sin embargo, las
jovencitas pueden ser violentas, y los jovencitos pueden también ser víctimas. Los
adolescentes homosexuales, bisexuales o transexuales corren el mismo riesgo de sufrir de
abuso en sus relaciones que los demás.

Las relaciones abusivas tienen momentos buenos y malos. Una parte de lo que hace que la
violencia durante el noviazgo sea tan confusa y dolorosa es que existe el amor y este está
mezclado con el abuso. Esto puede dificultar discernir si estás realmente siendo víctima de
abuso

Los Celos
Llamamos celos a esa manera de control obsesivo que se pone en marcha ante el miedo a
perder una "posesión". De nuevo nos encontramos con que los pensamientos pueden
desencadenar emociones negativas y su control racional lograría desarticular esa emoción
particularmente obsesiva.

Aquí hablaremos principalmente de los que se dan en la relación amorosa, aunque en la vida
cotidiana también hay personas que muestra envidia por cualquier cosa que posean otros. Los
celos suelen darse en personas dependientes con una frágil autoestima que se sienten
terriblemente vacías ante la posibilidad de perder al ser amado. Su vida nunca ha sido cultivada
interiormente necesitando constantemente del apoyo de unos u otros para poder proseguir en
su andadura. Los celos son su manera de controlar aquello que temen perder previendo en
todo momento que la simple posibilidad de "abandono" no llegue a darse. Pero al contrario de
lo que esperan, su constante control y desconfianza producen otro efecto. La persona víctima
de los celos del otro, se siente cada vez más agobiada y necesita huir de tal aprieto. Los celos
siempre acaban produciendo el efecto contrario del deseado: el receptor de los celos no
aguanta más una fidelidad nunca creíble por más justificaciones que lleve acabo y el celoso se
siente atormentado por su fijación de ideas y desesperado cuando por fin la consecuencia
previsible es la ruptura de la relación tan protegida.

La desconfianza en los propios valores crea indefensión y dependencia en los otros. Aman con
locura absorbiendo cada milímetro de su amado sin dejar que se abra un minúsculo hueco
entre ambas vidas. Presionan hasta agotar permitiendo la fijación de ideas absurdas en su
mente de forma obsesiva que desequilibran a cualquiera. No viven ni dejan vivir porque en su
temor se olvidan de permitirse el goce. Nunca llegan a estar satisfechas porque la duda
siempre está visible en sus retorcidas mentes. Y hablo en forma femenina porque somos las
mujeres las mayores adictas a esa negativa y deformante emoción. Las mujeres por propia
naturaleza somos absorbentes, ruines, envidiosas y no solemos conformarnos con poco. Pero
no quiero entrar en polémicas al establecer unas muy personales diferencias de sexo porque
ello no es motivo de este artículo.

En los niños también podemos encontrar celos pero en ellos y en determinadas situaciones son
comportamientos normales. El niño siempre inseguro en sus primeras etapas de desarrollo
precisa del cobijo y del afecto que le proporcionan los padres. Esto lo mantiene en equilibrio.
Cuando la mamá, suministradora principal de esa fuente amorosa y segura vuelve a quedar
encinta, la inseguridad de que vayan a cambiarlo por el nuevo bebé, resurge en forma de celos
hacia ese nuevo ser. Normalmente es necesario que pase un tiempo de acomodación para que
el niño se percate de que nadie va a cambiarlo por otro y aprenda a compartir a sus papás con
el nuevo hermanito. Esa etapa bien llevada por los padres facilita el equilibrio en el niño.

Los celos se consideran una conducta patológica cuando se instauran en el patrón habitual de
la persona haciéndola sufridora de una ausencia de fuerza interior. Los celos pueden llevar a la
persona inestable afectivamente a llevar a cabo algunas conductas psicópatas. La idea fija de
traición está tan asentada en su interior que al verse hundida reacciona amoralmente. "¡Si no
va a ser mío, no va a ser de nadie!!"- palabras dramáticas que a menudo descubren a ese ser
absorbente que describíamos víctima de la emoción negativa llamada celos.

Este tipo de celos tan arraigados y profundos, necesitan una buena terapia para poder
descubrirlos y vencerlos. Trabajando los pensamientos confrontándolos con la realidad ayudará
a detener la fuerza con que invaden a la persona que los sufre.

Los celos nunca son positivos porque la persona tiene que creer en sí misma y valorarse sin
necesidad de depender exclusivamente de otros para existir. Una relación de pareja en la que
exista suficiente espacio para poder disponer de una parcela privada para cada miembro y una
común para ambos logrará un mejor entendimiento y equilibrio facilitando el desarrollo de
ambos.

Acaba ya con los celos, la envidia, las obsesiones y trabaja tu autoestima porque es en
tu propia valía en donde encontrarás tu equilibrio.

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