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VISIÓN CRISTIANA DE LA

SEXUALIDAD
A. PRIMERA PARTE:
PRESENTACIÓN DEL TEMA

1. Un gran cambio
En la visión de la sexualidad y en los comportamientos
sexuales se
ha operado un gran cambio durante los últimos cincuenta
años. Se
puede afirmar en líneas generales que se ha pasado de una
visión
cerrada a una mirada más abierta y positiva; y de
comportamientos
rígidos y estrechos a formas de actuar más libres y
espontáneas.
Los cambios más visibles se perciben en el modo de obrar
de los
jóvenes. Pero los más profundos se han dado y siguen
dándose a
partir del campo biológico, de los estudios psicológicos y de
la
filosofía de la sexualidad. En conjunto, estos cambios se han
de
mirar con esperanza, porque la sexualidad es una obra de
Dios y
una de las realidades más bellas de la vida humana. Un
mejor
conocimiento de la biología y la psicología humana no ataca
a la
obra de Dios, sino que la favorece, porque la desarrolla. La
mirada
recelosa y torturada de quienes ven en los avances sexuales
males o al menos peligros no es una mirada cristiana. Lo
cual no
obsta para que afirmemos que ciertos comportamientos de
jóvenes
y de mayores, ciertas maneras de pensar, no pueden
mirarse con
ojos de aprobación, ni siquiera con indiferencia, porque son
inaceptables.
La postura de esta catequesis ante los cambios de visión y
comportamiento sexual se resume en dos expresiones:
apertura,
sentido crítico. Apertura, porque hay mucho de positivo en
todo lo
nuevo; sentido crítico, porque no todo es bueno.

2. Objetivo de esta catequesis


La sexualidad humana se puede estudiar desde varios
ángulos,
principalmente los tres siguientes: científico, psicológico,
ético.
Esta catequesis se sitúa en el tercero, allá donde nos
preguntamos
por lo bueno y lo malo.
El cambio en el terreno sexual es tan grande que muchas
personas se sienten desorientadas. «Antes nos decían esto y
esto;
ahora la gente no hace caso de todo eso. ¿Qué es lo que
debemos hacer?». Esta podría ser la reflexión y la pregunta
de
una persona de cierta edad. Pero también entre los jóvenes
existe
el confusionismo, aunque de otra forma. La mayor confusión
de los
jóvenes puede estar en no dar importancia a los diferentes
comportamientos, verlo todo bien, estar indiferentes ante
las
exigencias éticas de la sexualidad, o ser liberales hasta el
extremo
de caer en el subjetivismo. Frecuentemente se oyen a los
jóvenes
frases como éstas: «Si ellos lo ven bien... Si los dos están
de
acuerdo... Son asuntos particulares de cada uno...» Estos no
son
criterios válidos de comportamiento para nadie, menos para
un
cristiano.
Por eso el objetivo general de esta catequesis es atajar este
confusionismo de jóvenes y mayores y dar una visión
correcta de
la sexualidad. De ella nacerán los criterios morales para el
comportamiento sexual. Hemos de aprender a no dar por
buenas,
sin juzgarlas, las afirmaciones que se hacen vulgarmente.
Algunas
de las ideas que exponemos aquí resultarán por eso mismo
chocantes para determinadas personas. Pero la catequesis
entera
está impregnada de optimismo y presenta una idea muy
elevada
de la sexualidad humana. El cristianismo toma muy en serio
la
sexualidad humana y la coloca a gran altura.

3. De entrada, dos palabras fundamentales: gozar y frágil


He aquí lo primero que debemos decir, desde una
perspectiva
cristiana: la sexualidad es buena, muy buena; es fuente de
felicidad y de gozo.

a) La palabra «gozar» es una de las que mejor le cuadran a


la
sexualidad humana. Somos seres sexuados para gozar más,
para
llevar una vida más feliz. La sexualidad es una de las
mayores
fuentes de gozo y de realización personal.
Sin embargo, para algunas personas ha sido motivo de
sufrimientos, a causa de normas, temores y recelos. Una
moral
estrecha y oscurantista ha imperado en amplios sectores de
la
Iglesia, y ha sido causa de sufrimientos para muchos
matrimonios
cristianos. Todavía hoy, en determinados movimientos y
grupos, se
exacerba el miedo a la sexualidad, como fuente de peligros
y de
pecados. Es triste que hayan ocurrido y sigan ocurriendo
estas
cosas.
Dios quiere, precisamente, todo lo contrario. Nos ha hecho
sexuados para que nuestra vida sea más dichosa. Su
voluntad es
que, gracias a la sexualidad, gocemos más y nos realicemos
mejor.
Debemos mirar a la sexualidad con optimismo e ilusión,
oyendo
estas palabras de Dios: gozad lo más posible, sed felices de
verdad.

b) Pero también la palabra .«frágil» le cuadra a la


sexualidad.
Como las mejores cosas del ser humano, la sexualidad es
frágil;
puede romperse con facilidad, y necesita cuidados diarios.
Hoy en día ha aumentado esta fragilidad por varias
circunstancias,
entre las cuales están las siguientes:
1) La extremada erotización del ambiente, que acrecienta
los
estímulos.
2) La supervaloración del aspecto físico de la sexualidad, de
tal
forma que a menudo se olvida o posterga el aspecto
psíquico, que
es el más importante. Con ello se rompe la armonía de la
sexualidad y la de toda la persona; se provocan necesidades

artificiales y se preparan unas relaciones difíciles, cuando no

desastrosas.
3) En relación con lo anterior, está la disociación del deseo y
la
entrega. La relación amorosa es una síntesis de estos dos
factores, que no deben separarse. De esos dos elementos, el
que
da estabilidad a la vida sexual es la entrega. El deseo es
mucho
más cambiante, porque va ligado a los sentidos. Y ¿qué
ocurre
con frecuencia hoy en día? Que se disocian estos dos
elementos,
se olvida la entrega y nos quedamos sólo con el deseo.
Entonces
la relación mutua y toda la vida sexual se vuelve inestable.
Con ello
hemos acrecentado muchísimo la fragilidad de la sexualidad.

En conclusión, las palabras gozar y frágil expresan dos


características importantes de la sexualidad. Estamos
invitados a
gozar lo más posible. y con ello realizamos el deseo de Dios.
Pero
debemos poner al mismo tiempo el máximo cuidado, porque
la
sexualidad es una realidad frágil.

B. SEGUNDA PARTE:
CRITERIOS PARA UNA VALORACIÓN ÉTICA
4. Significado profundo de la sexualidad humana

a) Imagen de Dios
H/DIGNIDAD: Todos conocemos la importancia de la
persona
humana para el cristianismo: ocupa en él el lugar central, el
primero de todos, junto a Dios. Esta importancia ha pasado
luego a
todos los credos religiosos y políticos, bajo el nombre de
«dignidad» de la persona humana. ¿De dónde nace esa
dignidad?
Según la Biblia, nace de que todo ser humano es imagen de
Dios.

Pero la Biblia dice más. Aunque cada hombre o mujer es


imagen
de Dios, la Biblia afirma que la imagen plena es la pareja,
hombre y
mujer. Con ello nos muestra el sentido profundo de la pareja
y, por
tanto, de la sexualidad humana: nos dice que la pareja es el
retrato
de un Dios amoroso y comunitario; y nos enseña que ese
amor se
expande en la creación de seres libres y solidarios.
Cada pareja es un signo llamativo de Dios. Por eso hablamos
del
matrimonio como «sacramento». Cuando una pareja
cristiana se
casa con fe y expresa su unión ante la comunidad eclesial,
se
convierte para sí misma y para los demás en retrato
comunitario de
Dios y canal o instrumento de su gracia.

b) Colaborador de Dios
Para la Biblia el ser humano es siempre colaborador de Dios
por
su inteligencia, su voluntad, su creatividad y su trabajo. La
creación del universo es un proceso continuado, y el ser
humano
es creador junto a Dios.
Pero en este aspecto ocurre lo mismo de antes. La pareja
humana
ocupa un lugar especial en el campo de la creación en un
sentido
personal: la propia educación de la pareja, y la procreación y

educación de nuevos seres humanos.

5. Tres notas: tres criterios


Para una valoración ética de los comportamientos sexuales,
hemos de tomar en consideración tres notas que acompañan
a la
sexualidad humana.
* Primera nota, la persona humana.
* Segunda nota, el amor.
* Tercera, la dimensión social.

Estos son los tres criterios para hacer una valoración de la


actividad sexual, desde el punto de vista cristiano. ¿qué
quiere
decir esto? Que para un cristiano los comportamientos
sexuales
son éticamente correctos cuando se realizan en consonancia
con
esos tres criterios.

6. Primer criterio: la persona humana


El primer criterio para valorar éticamente la sexualidad es la
persona humana: más en concreto, si tal actividad es
personal o
personalizante. «Personal» quiere decir: que nace de la
consciencia, la libertad y el sentido de responsabilidad de los
sujetos. «Personalizante» quiere decir: que esa actividad o
comportamiento personaliza a los sujetos, los hace más
personas.

¿De dónde nace este criterio? Del hecho de que se trata de


la
sexualidad humana, sexualidad que impregna toda la
persona,
cuerpo, cerebro, sentimientos, carácter, voluntad. Además
ocurre
que la sexualidad es un factor decisivo del desarrollo de la
personalidad en dos sentidos: el individual y el social. Es uno
de
los factores principales de la personalidad equilibrada y
madura, y
de la apertura, la comunicación y la sociabilidad.
En consecuencia, es ética o moralmente incorrecta toda
actividad
sexual que separe sexualidad y persona humana; es
degradar la
sexualidad humana a sexualidad animal. La degradación y
utilización de la sexualidad es degradación y la utilización de
la
persona humana es la negación de su dignidad. La misma
valoración hay que dar de las actividades sexuales que no
sean
personales y personalizantes, en la forma antes explicada.
Este
criterio se aplica, por supuesto, a las actividades externas,
como
los negocios, los espectáculos, la publicidad, la prostitución
etcétera. Pero vale igualmente para los comportamientos
más
íntimos y particulares de cada uno.

Números 7-10. segundo criterio, el amor

7. Segundo criterio: el amor


El segundo criterio para valorar la actividad sexual es el
amor.
Con este criterio queda mucho más concretado el anterior,
pues
ambos están íntimamente relacionados. La actividad sexual
es
personal y personalizante cuando es resultado y expresión
del
amor.
En consecuencia, hay que afirmar abiertamente que la
actividad
sexual sin amor no es humana; no es personal ni
personalizaste;
es una estafa. Por eso es inmoral. Donde no haya nada de
amor,
la inmoralidad es absoluta y la degradación de la persona
humana
total. Cuando hay algo de amor, la corrupción moral no es
tan
absoluta. Pero hemos de añadir que tampoco basta
cualquier
amor, para que esté justificada la actividad sexual. Lo
vamos a ver
en los números siguientes.

8. Amor totalizante y exclusivo


¿Cuál es el significado profundo de la relación íntima? Las
relaciones intimas son un lenguaje corporal en el que, con o
sin
palabra, cada persona le dice al otro: Me entrego a ti por
entero.
Es un gesto que expresa un amor totalizante, un amor en
que se
da toda la persona, todo el ser, toda la vida de cada uno.
Por ser totalizante, ese amor es también exclusivo. No se
puede
amar con amor totalizante a dos personas, porque la
persona
amada es alguien ÚNICO para mí.
Esa relación intima, ¿no puede ser simplemente signo de
amistad? Esa unión expresa mucho más que la amistad.
Esta
palabra es insuficiente para mostrar todo lo que contiene la
unión
corporal. Es una experiencia de todos los amantes, aun de
aquellos que por otro lado tienen sus debilidades.
En consecuencia, debemos afirmar que la segunda nota de
la
sexualidad, o sea, el amor, no se refiere a un amor
cualquiera, ni
siquiera a una gran amistad. Se trata de un amor muy
especial, un
amor totalizante y exclusivo. Por eso la actividad sexual que
no
nace de ese amor no es moralmente correcta. La relación
sexual
sin ese amor podrá resultar gratificante, y hasta parecer
positiva;
pero tiene algo de falsa, está herida de falsedad, porque
dice y
expresa algo que no existe; expresa un amor totalizante y
exclusivo, y resulta que no hay tal. Por eso es moralmente
inaceptable.
Algunos podrían poner la siguiente objeción: Y ¿si para ellos
esa
relación no expresa un amor de esa naturaleza, sino una
simple
amistad? A esta objeción se ha de responder que en ese
caso la
concepción de la sexualidad se ha devaluado; se ha
convertido en
algo de menos valor. El cristianismo tiene una idea mucho
más alta
de la sexualidad humana, a la que considera parte esencial
de las
persona humana. Para el cristianismo, devaluar la relación
sexual
equivale a devaluar a la persona humana. Todavía objetará
alguno: «Vale,pero eso puede ser fruto de nuestra cultura".
Por
supuesto, respondemos; lo que hay que ver es si en este
punto
nuestra cultura no es la más humana y humanizante, la que
mejor
responde al sentido profundo de la persona humana.

9. Amor estable y duradero


MA/A-ESTABLE NOVIAZGO/SEXO:: Cuando el amor es
totalizante
y exclusivo tiende, por su propia naturaleza, a mantenerse y
durar
indefinidamente. Es también una experiencia de los
amantes: se
quieren para siempre, quieren vivir juntos siempre. El
amante se
convierte en alguien imprescindible, sin el cual la vida se
quiebra y
pierde sentido. De ahí que la actividad sexual exija
previamente un
amor estable, acompañado de compromiso mutuo. Sin esta
condición el amor no es totalizante y las relaciones íntimas
no
expresan un lenguaje verdadero.

10. Conclusiones sobre la segunda nota


* Primero, la segunda nota, y el segundo criterio para
valorar
éticamente la actividad sexual, es el amor. Pero no un amor
cualquiera, no la sola amistad, por grande que sea; sino un
amor
totalizante, exclusivo, estable y duradero.
* Segundo, las relaciones íntimas ocasionales contradicen
por
completo este amor y son totalmente inaceptables; esto
está claro
para los cristianos. Pero tampoco son aceptables las
relaciones
íntimas demasiado rápidas, en las que no puede haber amor

verdadero, aunque a los interesados les parezca que sí.


Antes
hemos hablado de los dos componentes y se llama amor a lo
que
sólo es deseo. Este es el caso de las relaciones íntimas
rápidas,
salvo excepciones rarísimas. Pero hemos de decir más:
tampoco
son aceptables las relaciones íntimas de aquellos que no
están
dispuestos a comprometerse del todo, aunque lleven cierto
tiempo
de mutua relación. Ahí no puede hablarse de amor
totalizante. El
compromiso total es esencial.
* Tercero, el amor sexual, tal como lo hemos expuesto, sólo
se
vive adecuadamente en la convivencia. Las relaciones
íntimas
fuera de la convivencia y el compromiso mutuo, además de
resultar
engañosas, son también éticamente incorrectas. (Véanse no
obstante, algunas matizaciones para ciertos casos de
relaciones
prematrimoniales, más adelante).

Números 11-14: tercer criterio, dimensión social

11. Tercer criterio, dimensión social


SEXO/DIMENSION-SOCIAL: El ser humano es social por su
propia historia: nace, crece y se realiza en sociedad. La
familia es
la primera realidad social que, además de dar la vida,
provoca
poco a poco el despertar y el desarrollo de la personalidad.
Progresivamente, el niño va entrando en la sociedad, y ésta
le
impregna y le configura. Al llegar a la adultez, el ser
humano, sin
salir de la sociedad, forma una comunidad mucho más
intensa con
su pareja. Toda la vida humana tiene dimensión social.
Esta característica impregna también por completo la
sexualidad,
por ser un elemento esencial de la personalidad. La
sexualidad
humana tiene también dimensión social. Esto quiere decir
que no
es un asunto exclusivo de dos personas; sino que la
sociedad se
entrecruza en la vida de la pareja de mil maneras, y
viceversa.
Al comienzo del noviazgo, la pareja se encuentra tan dichosa
en
su propia intimidad que considera como intromisiones
molestas las
intervenciones de los padres, las referencias al papeleo de la

boda, las interferencias religiosas, etcétera. Es una molestia


comprensible, propia del idilio inicial, pero no justificada.
Porque la
verdad es que esas dos personas ya no se relacionan sólo
individualmente con la sociedad, sino que, a partir del día en
que
formalicen su unión, constituyen una unidad dentro de ella:
unidad
de intereses, de derechos, de obligaciones, que la sociedad
debe
amparar. No se trata sólo de que la pareja necesite de la
sociedad;
se trata, además, de que la pareja ha modificado la
sociedad, ante
todo por su unión; y luego, quizás por los hijos. La
dimensión social
de la sexualidad humana es algo evidente. La pareja es un
nuevo
grupo -el mínimo, pero real- dentro de la sociedad. Como es

lógico, esa nueva unidad irá creando poco a poco un fuerte


entramado
social, en el que se entremezclarán, junto a la afectividad y
el
parentesco, intereses económicos, culturales, educacionales
y
hasta políticos.

12. Dimensión social y reconocimiento jurídico


La dimensión social de la sexualidad y del amor no puede
quedarse en el conocimiento y apoyo de los amigos y la
familia. La
pareja es una nueva unidad dentro de la sociedad, que
adquiere
derechos y obligaciones con ésta. A este fin hace falta un
reconocimiento formal de su existencia por parte de la
sociedad.
Curiosamente, cuando los antropólogos han estudiado las
sociedades primitivas se han encontrado con expresiones
sociales,
públicas y formales de los vínculos del amor, hasta en las
tribus
más atrasadas. El reconocimiento oficial lo da el jefe de la
tribu.
Los historiadores encuentran el mismo fenómeno en todas
las
civilizaciones, si bien en las sociedades modernas el
reconocimiento lo da el Estado.
Podemos sacar desde ahora una primera conclusión: la
actividad
sexual, si ha de ser éticamente correcta, no debe ser
clandestina.
La clandestinidad no es buena ni para la sociedad ni para la
pareja. No es personalizante ni favorece al amor. Otra cosa
es que
las relaciones privatizadas o clandestinas merezcan nuestro
apoyo;
pero ha de ser un apoyo constructivo, aunque respetuoso,
orientado a que se presenten en la sociedad y reciban el
reconocimiento y amparo que necesitan.

13. En conjunto, los lazas jurídicos son muy positivos


SEXO/LAZOS-JURIDICOS
A/LAZOS-JURIDICOS MA/LAZOS-JURIDICOS
* Primero, algunas razones contra los lazos jurídicos tienen
mucho
de verdad. Por ejemplo, los siguientes: que el amor es libre;
que no
se puede sostener con lazos jurídicos la falta de amor; que
ciertos
lazos jurídicos de los casamientos civiles y bodas religiosas
son
vacíos y convencionales, etcétera. Por eso tiene su parte
positiva
el rechazo reflexivo de las formalidades jurídicas, por parte
de
ciertas personas, como contestación contra ritos y
expresiones
vacías. Todos estos argumentos coinciden en el punto
siguiente:
que los lazos jurídicos sin amor son una contradicción y un
absurdo. Pero exageran cuando añaden que los lazos
jurídicos
son además un estorbo, incluso cuando hay amor. Lo
veremos a
continuación.
* Segundo, cuando hay amor, los lazos jurídicos son
positivos
para la pareja y para la sociedad. Ante todo, conviene
advertir que
los lazos jurídicos no imponen el amor, sino que lo expresan
y lo
amparan. Son, además, una garantía para la sociedad, que
contrae graves obligaciones con esa pareja y sus posibles
hijos:
obligaciones de seguridad ciudadana y social, cultura,
sanidad,
alimentación, trabajo, etcétera. Son finalmente, una
garantía para
la pareja, ante la sociedad y ante ellos mismos,
especialmente
para la parte más débil; una garantía incluso en casos de
problemas y de debilidades. El mayor inconveniente de los
lazos
jurídicos es el mantenimiento artificial de la unión cuando ya
no
hay amor. Pero esto mismo es ventajoso para evitar las
rupturas
irreflexivas o apresuradas. Lo que habrá que hacer es
facilitar los
trámites de separación para cuando la recuperación se
considere
imposible.
* Tercero los lazos jurídicos son positivos incluso para el
amor
mismo. Esta afirmación puede chocar mucho a algunas
personas,pero tiene serio fundamento. Cuando dos personas

sellan públicamente su amor con lazos jurídicos, y lo han


hecho
bien, ¿qué es lo que ha ocurrido? Ante todo, que han tenido
que
reflexionar mucho y tomar su compromiso mutuo con mucha

seriedad. Por eso cada uno de ellos ha tenido que actuar con

mayor limpieza y transparencia. Todo esto no es indiferente


para el
amor; todo esto aquilata el amor, le da profundidad, le da
firmeza.
Por lo tanto, los lazos jurídicos, bien realizados, no son un
«sombrero», un añadido accidental, un algo superficial y
externo al
amor, sino que lo mejoran desde dentro: lo hacen más
totalizante y
exclusivo, más definitivo, simplemente más amor Por eso la
expresión pública y jurídica del amor no se puede comparar
con un
signo privado, por sincero que sea. No se trata sólo del rito,
sino
de todo lo que lleva detrás, si se ha hecho bien. Y ¿si se ha
hecho
mal, superficialmente, como tantas veces? Esta objeción
carece de
fuerza, porque todas las demás cosas se corrompen
igualmente si
se hacen mal. Siempre, sin excepción, el amor hay que
trabajarlo y
construirlo día a día.
El primer reconocimiento jurídico es el civil, y por él se debe
empezar. Los cristianos añadimos el reconocimiento
eclesiástico,
que acompaña al acto sacramental.

14. Los lazos jurídicos del matrimonio cristiano


MA/INDISOLUBLE: Anteriormente, hemos expuesto el
significado
profundo del matrimonio cristiano como sacramento; signo e

instrumento del encuentro con Dios y de su gracia especial,


a
través de la unión mutua (N.° 4 a). Esto no suele provocar
rechazo.
Lo que provoca rechazo en no pocos cristianos casaderos es
la
indisolubilidad jurídica que acompaña al rito sacramental.
Hacemos
a continuación algunas observaciones sobre esta cuestión
concreta.
* Primero, las indisolubilidad no es primariamente una ley
eclesiástica, sino una tendencia del amor totalizante que
aspira a
perdurar. Lo que hace la ley es consagrar jurídicamente esa
tendencia.
* Segundo, es cierto que el evangelio afirma claramente la
indisolubilidad. No pocos estudiosos dicen que Jesús no dictó
en
este punto una ley, como tampoco en otros. Lo que hizo fue
marcar el ideal cristiano, que no debe ser necesariamente
una
cuestión jurídica estricta. La Iglesia ha hecho de la
indisolubilidad
una ley, y ha creado para solucionar ciertos casos la figura
de la
nulidad, que equivale a afirmar que el matrimonio no fue
válido. No
entramos ahora en las críticas que se les hacen a los
tribunales
eclesiásticos por las increíbles diferencias de sus sentencias,
que
a veces han resultado escandalosas. Pueden ser errores
humanos. Su dificultad mayor para determinadas personas
está en
la misma existencia de tales leyes.
* Tercero, esta legislación tiene de positivo todo lo que
hemos
expuesto anteriormente sobre los lazos jurídicos en general.
Tiene
de discutido, de negativo a juicio de muchos, la rigidez del
derecho
eclesiástico. No es correcto olvidar lo positivo para ver sólo
lo
negativo o discutido. El reconocimiento público, por parte de
la
comunidad eclesial, de que dos personas realizan su
matrimonio
en la fe, es muy positivo, si se hace bien. No sólo porque
con ello
realizamos el sacramento del matrimonio, sino además
porque
refuerza la profundidad y la firmeza del amor.
MA-CR/SIG-PROFETICO: A pesar de algunas dificultades, el
matrimonio sacramental consciente puede ser en nuestro
mundo
un signo profético de primer orden. Frente al rechazo actual
de los
compromisos duraderos, el cristiano sigue afirmando que el
amor
es más fuerte que la muerte; aspira a un amor perdurable y
confía
en la gracia de Dios para un amor tan grande y difícil como
el que
se pide a los esposos cristianos.

15. Sexualidad y matrimonio


Esta catequesis liga completamente la sexualidad al
matrimonio.
Ante esto, algunos preguntarán: ¿qué ocurre con la
sexualidad de
los jóvenes, los solteros y los viudos?
SEXO/MA SEXO/NOVIAZGO: Digamos, ante todo, que según
la
visión cristiana, la sexualidad está orientada al matrimonio.
Este es
el motivo por el que la catequesis los une también
completamente.
Los cristianos pensamos que el carácter sexual del ser
humano se
realiza en la vida estable de pareja en el matrimonio. De tal
forma
que el amor sexual, los sentimientos amorosos, el deseo y la
entrega, y las relaciones íntimas quedan reservadas para el
matrimonio. Con las demás personas, los casados mantienen
lo
que suelen llamarse relaciones fraternales, que no son ni
íntimas
ni exclusivas.
La sexualidad de los solteros debe desarrollar al máximo
esta nota
de la fraternidad incluso afectuosa, aunque no íntima ni
exclusiva,
de forma que, a través de ella, dé salida al enorme potencial
de
amistad, gozo, entrega y sacrificio del ser humano. No deja
de
haber otras vías de amistad, gozo y compromiso, capaces de
llenar
una vida, sobre todo si no supervaloramos el aspecto físico y
el
deseo, por encima de los demás. Algo parecido habrá que
recomendar a los viudos y viudas.
Pero alguno dirá: «Una cosa es la supervaloración y otra
muy
distinta la abstención. ¿Es que, según lo anterior, los
solteros
deben abstenerse de las relaciones íntimas y la entrega
corporal?». Por supuesto que sí, según queda expuesto en
los
números 4-6. Porque si su amor es totalizante y exclusivo,
lo que
deben hacer es casarse. Y si no lo es, la unión sexual estaría

herida de falsedad. Lo que se ha de procurar es conocer


cuanto
antes el propio camino o vocación y empeñarse en realizarlo
sin
rapidez ni retraso excesivo. El camino de la inmensa
mayoría de
las personas es el matrimonio. No es bueno quedarse soltero
por
no encontrar pareja, pero a veces ocurre: hemos de estar
preparados para esa eventualidad, lo mismo que para un
posible
enviudamiento. La viudedad o la soltería no son tragedias
irreparables, como se ve por innumerables casos ni siquiera
la
soltería no querida. Pero conviene no incurrir en dilaciones
excesivas en la búsqueda de pareja, ni siquiera por hacer un

servicio religioso, con el siguiente riesgo de retrasos


irreparables.

Una observación final. En el cristianismo hay personas que


se
quedan voluntariamente solteras por trabajar más por el RD,
y
para dar un testimonio especial del sentido profundo de la
vida
humana. Todos conocemos a algunas de ellas que nos han
dejado
impactados por su calidad personal, su consagración al
prójimo, su
entrega al apostolado, su dedicación total a las tareas más
desagradables de enfermedades o marginación. A tales
personas,
que indudablemente pueden tener su fallos, les resultaría
incongruente el planteamiento de relaciones íntimas, aunque

fueran intermitentes. No son propiamente solteros y


solteras, sino
personas comprometidas con Dios, la Iglesia y la sociedad.
Tales
personas suelen ser una gracia de Dios para todos nosotros,
y
para sus comunidades de origen. Son vocaciones que
debemos
favorecer.

APÉNDICE:
SEXUALIDAD JUVENIL

1. Síntesis de extremos
Frecuentemente se oye decir: «La juventud es para pasarlo
bien.
Si no se divierten ahora, ¿cuándo lo van a hacer?». Estas
apreciaciones, aunque tengan buena parte de verdad' no
constituyen toda la verdad. Otros, por el contrario, decían
hace
tiempo y siguen diciendo todavía: «La juventud no está
hecha para
el placer, sino para el heroísmo». Quizás la verdad completa
sea la
síntesis de ambos extremos. Los jóvenes deben derrochar
esfuerzo y sacrificio para preparar una adultez fecunda. Pero

también deben pasárselo bien, disfrutar mucho y almacenar


alegría.
Esta síntesis de extremos vale igualmente para la sexualidad

juvenil. También ésta es para pasarlo bien, para gozar, para


almacenar felicidad y alegría. No insistiremos
constantemente en
ello, pero quede claro que es la primera verdad acerca de ls
sexualidad. Sin embargo, es preciso añadir que durante la
juventud igual que en el resto de la vida, la sexualidad no
deja de
ser frágil, por lo cual hemos de unir el disfrute y la felicidad
con el
control.

2. Control y normas morales


REPRESION/CONTROL: A veces se llama represión a
cualquier
tipo de control. Conviene distinguir estos dos conceptos. El
control
es racional y personalizante, brota desde la libertad interior
y tiene
como finalidad no la destrucción o el recorte de la energía
personal, sino su dominio y encauzamiento, para sacar el
mayor
partido posible. La represión no brota de la libertad interior,
sino
de la imposición exterior o de la interiorización de ideas
opresoras;
no busca el encauzamiento, sino la dominación y el
desmochamiento. El control bien entendido puede ser y es
altamente positivo.
MORAL/NORMAS:Todo esto tiene relación con las normas
morales. Más de una vez, demasiadas veces, por desgracia,
las
normas morales se exponen o se toman como una
imposición del
exterior, realizada con argumentos autoritarios. No es éste
el
origen de las normas morales. Para el cristiano, éstas
proceden
del interior del ser humano, no de una orden dada desde
fuera. Y
ello por dos razones. Primera, porque la norma suprema del
cristiano es siempre la conciencia, aunque le lleve a
oponerse a la
autoridad; este principio pertenece a la enseñanza
tradicional del
cristianismo desde hace muchos siglos. Segunda, porque las

normas y orientaciones morales no nacen de la autoridad,


sino de
las leyes de funcionamiento de la persona humana, que es el
valor
supremo del evangelio. Lo que hace la autoridad es
sancionar o
confirmar las orientaciones que se derivan de tales leyes,
por lo
cual dichas orientaciones pueden experimentar cambios por
un
mejor conocimiento de aquellas.
En resumen: que lo que marca las orientaciones morales
cristianas no es la imposición, sino la realización de la
persona
humana, desde la libertad. Este es el sentido correcto de las
normas morales y del control en la propia vida sexual. Su
objetivo
es desarrollar armoniosamente la sexualidad humana, para
crecer
en personalidad y ayudar mejor al prójimo.

3. Esfuerzo y alegría. La ayuda del ambiente


Todo esto, visto así, parece lógico y razonable: gozar,
control,
orientaciones morales, pasarlo bien, realizarse al máximo,
todo ello
muy sugerente. Pero no nos ahorra el esfuerzo y la
costosidad. La
consecución del equilibrio sexual no se hace sin esfuerzo y
sacrificio.
Ante el desagrado que nos produzca esta realidad, la
primera
consideración que podemos hacernos a nosotros mismos es
la
siguiente: todas las cosas buenas del ser humano exigen
esfuerzo
y sacrificio. No nacemos hechos; nos tenemos que ir
haciendo, lo
cual no se consigue sin esfuerzo y poda. Es ley de vida, que
impera en toda la realidad humana. Llevar bien los estudios,

adquirir conocimientos serios, pulir y moldear el carácter,


habituarse al trabajo, hacerse amable y atento, todo esto y
tantos
otros bienes cuestan esfuerzos y sacrificios. Con la
sexualidad
ocurre lo mismo: no es el único campo de la personalidad
que exija
esfuerzos. Exige control y cauces, como todos los demás
aspectos
de la persona.
Una segunda consideración es que la forja de nuestra
personalidad no es únicamente obra nuestra. No conviene
agobiarse por los esfuerzos y sacrificios que uno deba hacer.
No
estamos solos. Muchas personas nos ayudan a
desarrollarnos con
su compañía, sus servicios y sus avisos: la familia, los
amigos, la
comunidad y, en el caso de la pareja, especialmente el
compañero
o compañera. De tal forma que, en buena medida, vamos
creciendo y controlándonos como sin darnos cuenta,
alegremente,
gracias a la compañía de todas esas personas. Eso es
también lo
que ocurre con la sexualidad, que fácilmente se desarrolla
con
armonía cuando, además de los esfuerzos personales,
contamos
con la ayuda, a veces imperceptible, de todas esas personas
y
grupos. Por eso es tan decisivo el encontrarse en ambientes
positivos. Para los jóvenes, la cuadrilla que elijan y la
inserción en
una comunidad pueden ser factores decisivos en el
desarrollo
sexual, aparte la familia y la pareja. Esta consideración nos
debe
llevar a sacar el máximo provecho de tales ambientes, con
una
entrega generosa. De esa forma el esfuerzo personal es
mucho
más llevadero y hasta más gratificante.
Queremos añadir una nota sobre los padres. El clima familiar

ayuda o desayuda al desarrollo equilibrado del carácter y


también
de la sexualidad. Tienen gran importancia las buenas
relaciones
de los padres entre sí, el bienestar que se respira en casa, el

ambiente de diálogo. Es de desear que los padres sean


abiertos y
comprensivos, cuando el adolescente empieza a preocuparse
del
otro sexo. Los padres que viven obsesionados con los
peligros
sexuales, especialmente de las chicas, no ayudan a sus
hijos. Es
más positivo crear un ambiente de amistad, de tal forma
que el
adolescente pueda hablarles con naturalidad de cualquier
asunto.
Los jóvenes necesitan hallar en sus padres una actitud de
apertura, confianza y diálogo, lo cual no se opone a la
educación
en la disciplina y el trabajo, que es también imprescindible.
Ante las
nuevas ideas, recomendamos a los padres la postura
marcada en
el N." 1: apertura y sentido crítico.
De todos modos, el joven ha de hacerse a la idea de que,
para un
buen desarrollo sexual, el binomio esfuerzo-sacrificio es
inevitable.
Pero, al mismo tiempo, es muy conveniente almacenar
alegría en
ese mismo esfuerzo, gozar mucho con él en razón de la
propia
superación que vamos logrando, y de la energía que de esa
forma
preparamos para los demás. Resumiendo: esfuerzo sí, pero
con la
ayuda del ambiente y gozando mucho.

4. El aprendizaje del amor


MA/APRENDIZAJE-A: A/APRENDIZAJE: Amar es difícil. El
deseo
del otro no es amor. El amor, como hemos visto, es una
síntesis de
deseo y entrega. Por ello, esa síntesis es difícil, costosa.
Todo
amor verdadero tiene una fuerte componente de olvido de sí

mismo. Este es el motivo por el que toda la vida estamos


aprendiendo a amar.
Este aprendizaje debe comenzar con fuerza en la juventud,
para
que el matrimonio pueda resistir los golpes de las crisis que
vendrán. Debemos llegar al día de la boda con un cierto
entrenamiento para el amor. Hasta el día en que
empezamos a
vivir juntos no sabemos lo que es la convivencia, sus gozos
y sus
roces; creemos que sabemos, pero no lo sabemos. Sin
embargo,
se puede llegar al día de la boda preparado o impreparado.
Cuando no se llega preparado' todo es más difícil. Hay casos
en
que los parientes y amigos pueden predecir el fracaso
matrimonial
el mismo día de la boda.
El aprendizaje del amor comienza en casa de los padres,
cuando
dejamos de ser niños o déspotas o subnormales, que exigen
que
se les dé, sin que ellos aporten nada a cambio; cuando
empezamos a dar, incluso en cosas muy pequeñas y no
tenemos a
la madre de esclava. Claro, en este caso no existe el
atractivo del
amigo o la amiga para sacrificarse y tener detalles. Pero por
eso
mismo, aquí el amor está más garantizado. Es, pues, un
buen lugar
de aprendizaje del amor. Hay a voces jóvenes, en los
mismos
catecumenados, de alguna de esas tres especies arriba
mencionadas: y hacen oración, y hablan de comunidad, de
conversión y de compromiso.
Ese aprendizaje se desarrolla también en las cuadrillas de
amigos
y en la comunidad. En esta última es fácil quedarse en
palabras
hermosas y reuniones majas, y no llegar al amor. El amor es
otro
mundo, otra galaxia. El amor son obras. La comunidad, la
cuadrilla,
pueden ser una gran escuela para el amor de pareja,
aunque
siempre insuficiente. Debiéramos sacar más partido de la
comunidad en este aspecto. No pocas parejas adultas han
comunicado que, desde que están en la comunidad, sus
relaciones
han mejorado sensiblemente. ¿No debiera ocurrir otro tanto
entre
parejas jóvenes, aún no casadas?
El día en que dos personas deciden salir juntos, debiera
comenzar, además de la emoción alucinante, un mutuo
aprendizaje
y transformación. Ese es un gran momento de crecimiento
en
todos los sentidos: en alegría, en servicialidad, en diálogo,
en
respeto, en aguante, en afinamiento del carácter.. Con todo
ello, la
pareja puede ser una gran ayuda para la conversión, porque
esos
puntos suponen mucho cambio. Aprovechemos la época de
noviazgo para gozar y para transformarnos.
Muchos matrimonios estaban fracasados desde antes de
casarse.
Hoy día se suele decir que «no deberían haberse casado»,
que
«no son el uno para el otro». A veces es así y es preciso
ayudar
con valentía a determinadas parejas a que se separen antes
de
casarse. Pero otras veces lo que ocurre es que se ha vivido
el
noviazgo sin seriedad. Porque tampoco debemos olvidar
que, en
principio, nadie viene fabricado previamente para Fulanita
de Tal,
sino que siempre hay que hacerse el uno para el otro. Esta
labor
se realiza sobre todo en la convivencia. Pero se puede iniciar
en el
noviazgo, como hemos dicho anteriormente, para llegar al
día de la
boda con cierto entrenamiento y preparación. Este es el
sentido
profundo del noviazgo. Cuando se pasa este tiempo
superficialmente, o se centran los esfuerzos en la intimidad
rápida,
como ocurre actualmente demasiadas veces, puede que se
esté
preparando la tumba de la realidad más bella creada por
Dios, que
es la pareja.

5. Cuatro consejos breves


Casi telegráficamente, para no alargarnos.
* Primero, encuadrar la sexualidad en el conjunto de la
personalidad, no aislarla como si fuera algo separado. Puede
ser
importante y útil para toda tu vida la siguiente afirmación: la

sexualidad equilibrada es el resultado de todas las fuerzas


personales, puestas al servicio de un ideal. Recuérdalo
siempre.
Ese ideal, para un cristiano, es el de parecerse a Jesús y
comprometerse lo más posible por el Reino de Dios como él.
En
este compromiso, en primerísima línea, está la construcción
de una
familia que valga la pena. Ese ideal logra unificar todas las
fuerzas
personales, de tal forma que produce como resultado una
maduración sexual verdaderamente humana. O sea, que el
mejor
modo de trabajar por el desarrollo sexual es trabajar
conjuntamente por toda la personalidad, bajo la motivación
y la
guía de aquel ideal.
* Segundo, mantener siempre unidos los dos elementos
integrantes del amor sexual: el deseo y la entrega. Incluso
será
preciso trabajar más sobre la entrega, puesto que, por
costar más,
corre más riesgo de quedar en segundo plano.

* Tercero, colocar la entrega corporal en su debido lugar,


que no
es el primero, aunque tampoco el último. La entrega
corporal es un
aspecto necesario, pero debe ir precedido de un gran
esfuerzo de
maduración. En la visión cristiana de la sexualidad, la
entrega
corporal debe tener el presupuesto del amor totalizante y
exclusivo
y ser expresión del mismo (ver N.° 5). No empecemos la
casa por
el tejado. Hay mucho camino que recorrer previamente. E]
tiempo
no perdona.

* Cuarto, en las expresiones de cariño avanzar muy poco a


poco,
y con el freno echado. ¿Por qué? Porque tales signos,
cuando se
aceleran, exigen por su propia naturaleza cada vez más,
para no
quedarse inexpresivos. El deseo vuela como un avión y
exige cada
vez más; en cambio, la entrega rueda como un coche. Hay
pasos
que conviene ralentizar, para no verse impelido a dar el
siguiente y
el siguiente. No disminuye el amor con ciertos frenos, sino
que
crece mejor.
Cuatro lineas de conducta que recomendamos vivamente.
Ojalá
las recuerdes y practiques siempre. Te irá bien, aunque veas
que
muchos jóvenes piensan y hacen lo contrario.

6. El noviazgo, época de nebulosa


Una neblina de felicidad y de miedo a la verdad envuelve
ordinariamente a las parejas durante el noviazgo. Es como
una
realidad inexorable, de la cual frecuentemente los menos
conscientes son ellos mismos. Lo que todos los demás ven
con
claridad, los únicos que no lo ven son ellos mismos. El miedo
a la
verdad significa inseguridad. No se quiere perder la felicidad
hallada, aunque sea ficticia. Como si dijeran: «Mejor no ver
la
verdad; no vaya a ser que realmente la joya que he
encontrado
sea falsa».
El noviazgo es una época de nebulosa, y seguirá siéndolo
por su
propia naturaleza utópica. Aun así son mayoría los novios
que
logran ver bien en esa niebla y que aciertan. Es mayor el
número
de éxitos matrimoniales que el de fracasos, aunque el
acierto no
sea absoluto, sino relativo. Pero los fracasos son siempre
dolorosos para los interesados, para sus hijos, para los
amigos y
para toda la sociedad. Por ello vamos a hacer dos
sugerencias.
* La primera, para los interesados, es la siguiente: que
enciendan
los faros antiniebla y abran bien los ojos; que no dejen
pasar sin
afrontamiento los puntos negros que aparezcan, por
pequeños
que sean; que pongan los problemas sobre la mesa con
claridad;
que no los dejen para después de la boda, pues serán más
difíciles y hasta imposibles; que no teman romper en caso
de duda,
puesto que el noviazgo no es para seguir adelante
inexorablemente con orejeras, sino para ver y probar; que
no
teman quedarse solteros, que hay mucha gente buena que
busca
compañero...
Habrá que decir igualmente a los interesados que la fe
cristiana
no es un factor de segundo orden a la hora de elegir pareja.
Los
que hacen tales afirmaciones dan un mal consejo. No sólo se
ha
de mirar la fe cristiana a secas, sino la fe cristiana vivida a
tope, la
vivencia comunitaria y el compromiso. Hay demasiados
casos de
personas que se han engañado, que han tenido que rebajar
sustancialmente sus ideales cristianos y humanos, por el
peso
muerto de un compañero. Demasiados casos tristes, para
que
todavía descuidemos este punto.

* Segunda sugerencia, para los amigos de los interesados:


que
tengan el valor de decirles la verdad. Es el mayor servicio
que
podemos prestarles. No hace falta esperar a que nos pidan
consejo: cuando veamos algo importante, debemos actuar.
También a este caso se aplican aquellas palabras del
evangelio:
"Tuve hambre y no me disteis de comer». El amor auténtico
se
edifica sobre la verdad. Y si ésta origina la separación, nada
de
sentirnos culpables, puesto que hemos hecho una buena
obra.
Estos consejos no son invitaciones a romper parejas. El que
saque esta conclusión ve lo que no hay, o es corto, o no
actúa con
buena intención. Pero además, ¿qué? ¿Acaso es una
catástrofe la
ruptura del noviazgo? ¿No son mucho más catastróficas
ciertas
uniones? Y otros casos que no llegan a la catástrofe, ¿no se
salvan porque uno de los cónyuges es
un mártir? Ahora que nos hemos vuelto tan abiertos ante el
divorcio, parece mentira que sigamos tan cerrados a las
separaciones de novios. Una joven, casi recién casada,
explicaba
así la nebulosa del noviazgo: «De novios nos esforzamos en
mostrar sólo lo bueno; después inevitablemente enseñamos
lo
bueno y lo malo» (M. C.). Habría que completar esta aguda
observación con el verbo ver: «De novios nos empeñamos
en ver
sólo lo bueno; después, inevitablemente, vemos lo bueno y
lo
malo». El noviazgo es una de las épocas más bellas de la
vida.
Pero es un poco oscura. Necesita claridad.

7. Relaciones prematrimoniales

a) Delimitación. a qué llamamos relaciones prematrimoniales

Damos este nombre a las relaciones íntimas de novios, que


tienen
un compromiso formalizado hacia el matrimonio. Aquí se
habla
únicamente de este caso. Las relaciones íntimas entre
conocidos o
entre personas que acaban de empezar a salir juntos, no
son
relaciones prematrimoniales, sino extramatrimoniales. De
ellas
debemos decir abiertamente que son inaceptables para un
cristiano. Pero volvamos a nuestro tema. ¿Qué juicio moral
nos
merecen las relaciones prematrimoniales?
b) Relación sexual sin convivencia
El amor sexual se expresa y vive adecuadamente en la
convivencia total. Las relaciones íntimas al margen de la
convivencia permanente suelen resultar engañosas. Dichas
relaciones son un componente necesario de la vida de
pareja,
pero sólo uno. Por eso, contrariamente a lo que se oye decir,
no
sirven ellas solas para mostrar el grado de entendimiento
futuro;
es un argumento que carece de peso.
Una prueba más válida sería la convivencia plena durante
dos o
tres años antes de formalizar el matrimonio. La jerarquía
eclesiástica se opone en general a esta vía. En el Sínodo
Episcopal sobre el matrimonio, algunos obispos africanos
presentaron a la asamblea esta cuestión, como una
costumbre
africana que podría tener cabida en el cristianismo. Entre los

judíos existían los desposorios o esponsales previos a la


boda,
que llevaban consigo la convivencia total. Ambos casos
suponen
un compromiso serio de matrimonio, pero reversible, con
vuelta
atrás. En consecuencia, no se trata de relaciones íntimas
separadas de la convivencia, sino de un verdadero pre-
matrimonio
con presunción seria de próximo matrimonio.
Entre los estudiosos no faltan los partidarios de esta
solución,
sobre todo ante el aumento de las separaciones de
matrimonios
recientes. Abogan además por hacer un signo público, una
celebración cristiana, con lo cual esa convivencia total
tendría la
conveniente dimensión social. En tal caso sería un inicio del
sacramento del matrimonio; es decir, un signo efectivo de la
gracia
especial de Dios que lleva consigo el matrimonio realizado
desde la
fe en Jesús.
En el mundo occidental, una dificultad seria para esta
experiencia
es la falta de trabajo y de medios económicos: la
convivencia
supone contar con vivienda. Realizarla en casa de los padres
de
uno de los dos no parece el mejor modo de hacer la prueba,
aparte la falta de sitio de muchas casas. Precisamente es
este
problema económico uno de los factores que plantea la
cuestión
de las relaciones prematrimoniales entre jóvenes
responsables.

c) Nueva delimitación del problema


Estas últimas observaciones nos ayudan a delimitar mejor el

problema.
* No se trata de un pre-matrimonio. De él acabamos de
hablar en
el apartado anterior.
* Tampoco hablamos de relaciones de solteros jóvenes no
comprometidos. Hemos dado anteriormente la valoración
negativa
sobre las mismas.
* Se trata de noviazgos formalizados, que se proponen tener

relaciones íntimas sln convi- vencia.

d) Factores que se deben tener en cuenta para un juicio


moral
En la Iglesia hay moralistas y movimientos, a veces
importantes,
que despachan estas cuestiones con una contestación simple
y
global: «Pecado mortal». Ni siquiera tienen en cuenta que
puede
haber distintos grados de gravedad en los comportamientos
negativos y positivos. Hay otras personas que incurren en la
misma
simplificación y globalidad por el lado contrario: «En esas
cosas no
hay nada malo. Si se quieren, es bueno». Ni siquiera
analizan esa
condicional tan difícil («si se quieren»). Aquí vamos a
adoptar la
postura de aquellos que analizan las situaciones y toman en
consideración los diversos factores. Tengamos presente la
última
delimitación que acabamos de hacer. ¿Qué factores se
deben
tener en cuenta para dar un juicio moral sobre talos
relaciones
prematrimoniales?
Conviene tomar en consideración los cuatro factores
siguientes:
* Primero, ver las razones por las que no se casan.
* Segundo, el tiempo que llevan de noviazgo.
* Tercero, la edad que tienen.
* Cuarto, ver su grado de decisión y compromiso para el
matrimonio.

e) Respuesta a algunos casos


* Primero, si son muy jóvenes y llevan poco tiempo de
noviazgo, la
entrega corporal es inaceptable, porque no hay todavía
entrega
personal plena, aunque ellos lo afirmen, y hasta lo sientan
así.
* Segundo, tampoco son aceptables las relaciones íntimas
cuando
la pareja cuenta con medios económicos para casarse o para

iniciar un prematrimonio, y no lo hace por otros motivos


distintos:
por ejemplo, que todavía no lo ven claro; que hay
diferencias y
dificultades entre ellos; que no hay decisión de compromiso
matrimonial, etcétera. Es fácil comprender que en estos
casos las
relaciones íntimas no sean moralmente aceptables: no hay
amor
totalizante o exclusivo; no hay compromiso para algo
estable y
duradero. Es lógico que no quieran casarse todavía. Pero en
tales
condiciones esas relaciones no son del todo verdaderas:
expresan
un amor que no existe en grado tan alto. (Ver N.° 5).
Aparte de ser éticamente inaceptable, es un error
psicológico
utilizar las relaciones intimas como medio de encuentro y
amor. Lo
que ocurre ordinariamente es que tapan la falta de ese amor

totalizante y exclusivo, estable y duradero, que es previo a


tales
relaciones.
* Queda un caso. Tienen edad prudencial, veinticinco,
veintiséis
años; llevan cierto
tiempo de noviazgo, cuatro, cinco años; están totalmente
comprometidos entre si y decididos a casarse tan pronto
como
puedan; pero carecen de medios económicos. ¿Quedan
justificadas en ese caso las relaciones íntimas
prematrimoniales?
¿Serían unas relaciones responsables y positivas?
Existen entre los moralistas las dos opiniones: afirmativa y
negativa. Algunos de los que responden afirmativamente
añaden
que no sólo son tolerables, sino que hasta pueden ser
convenientes para seguir desarrollando el vínculo amoroso y
el
compromiso mutuo. La dificultad de otros moralistas para
dar una
respuesta afirmativa neta a este caso es la carencia de la
tercera
nota (N.° 7-9), la dimensión social, expresada públicamente.
Pero
se ha de tener en cuenta que esa expresión pública obliga a
la
convivencia total, que es precisamente lo que resulta
imposible.
Algunos argumentan del modo siguiente: es Dios mismo
quien nos
ha creado sexuados y nos ha llamado a la vida dichosa de
pareja.
¿Corresponde a su voluntad el sufrimiento de aquellas
personas
que, después de haber realizado un noviazgo responsable,
se
encuentran ante una prolongación indefinida de su situación
de
paro?
La Conferencia Episcopal Española desaprueba las relaciones

prematrimoniales y dice taxativamente que «no pueden


justificarse», así como tampoco «la vida en común antes del
matrimonio, como prueba para conocer las posibilidades de
convivencia y de armonía sexual en el matrimonio futuro».
Pero
añade que «cuando se trata de personas que se quieren y
están
seriamente decididas a contraer matrimonios las relaciones
prematrimoniales «tienen un significado diferente al que
poseen
cuando se trata de una entrega despersonalizada y sin
amor». Lo
cual no quiere decir que, aun manteniendo la desaprobación,
esos
casos no los ve totalmente carentes de sentido, les concede
algún
sentido (Ver Matrimonio y familia, hoy.-6-VII-1979. N.° 91
b-c).
No entra en este último apartado el caso de estudiantes de
edad
normal que están en los últimos años de carrera, y otros
casos
semejantes, aunque hayan empezado el noviazgo desde
muy
jóvenes. Tampoco el de noviazgos breves, dos o tres años,
salvo
cuando se trate de personas de cierta edad.
Basten estas notas para cumplir el cometido de esta
catequesis,
que es dar criterios serios sobre este problema real. Aparte
de ello
conviene estudiar cada caso particularmente, porque puede
tener
matices propios. Es muy conveniente, antes de tomar una
decisión,
dialogar en plan de consulta con una persona preparada,
que sea
al mismo tiempo creyente responsable y comprometida.
Suele ser
un signo más de sinceridad con Dios.

f) Los casos extremos


Todos sabemos que en situaciones extremas se modifican
las
orientaciones ordinarias de la moralidad. El ejemplo más
socorrido
es el de la legítima defensa personal, que permite agredir a
un
enemigo consciente o inconsciente (por ejemplo, un loco),
aunque
haciéndole el menor daño, si es posible. Este es un principio
moral
de todos los tiempos que debe aplicarse también a nuestro
problema. Por ejemplo, si en un caso de noviazgo
prolongado, la
psicología personal quedase dañada con la abstención.

8. Observación final
Este tema va dirigido a personas que quieren seguir
sinceramente
a Jesucristo; no es para personas de fe convencional.
Deliberadamente aparecen muchas matizaciones, porque la
mayoría de estas cuestiones no son absolutas. Donde más
debemos insistir es en los criterios fundamentales. Es
importante
que tengamos criterios sólidos y que nos pongamos en
situación
de búsqueda y de marcha.
Es posible que algunas de estas líneas choquen con nuestro
medio ambiente. Como decíamos anteriormente, hoy en día
estamos más dispuestos a ir contra corriente en cuestiones
económicas y sociales, que en cuestiones referentes al amor
y la
sexualidad. Si nos situamos realmente dentro del evangelio,
es
probable que debamos ir contra corriente incluso en
cuestiones
que no están de moda, ni en la derecha ni en la izquierda.
Estamos
llamados a amar y recoger todo lo bueno del mundo, pero
con
gran sentido critico. La critica y la libertad son tan
importantes para
el cristiano como el amor y la solidaridad. Debemos amar la
verdad
más que nuestros propios gustos. Puede ocurrir que después
de
una reflexión seria no aceptemos todas las ideas que
aparecen en
esta catequesis. Así debemos hacerlo, si es lo que nos dice
responsablemente la conciencia. Formemos bien la
conciencia,
para poder ser más libres. Jesús nos dará la fuerza para ir
contra
corriente en cualquier circunstancia, y superar la falta de
aprecio y
consideración que pueda venirnos. Sigamos sus pasos.

GUÍAS DE PROFUNDIZACIÓN

GUÍA N." 1

A. Grupo pequeño.
Comentar el N.° 3 de la catequesis.

B. Oración comunitaria
Con Jn 8, 2-11.

Breve explicación del pasaje


Los acusadores de la mujer pretendían poner en un aprieto a

Jesús, porque, según la Ley judía la mujer hallada adúltera,


fuera
soltera o casada, debía ser ejecutada, generalmente por
lapidación. Pronunciarse contra la Ley era muy grave.
Exculpar a
la mujer lo era igualmente. Jesús fue valiente, acogedor y
crítico al
mismo tiempo. Con ese modo de obrar nos manifiesta
además el
rostro de Dios.
Más en concreto, en la actuación de Jesús hallamos las
siguientes
enseñanzas:
Primero, acogida a la pecadora. También Dios, en vez de
condenar al pecador, lo acoge para que se rehabilite. La
imagen
de la mujer adúltera echada al suelo junto a Jesús es una
pintura
maravillosa.
Segundo, Jesús llama pecado al pecado, da importancia al
pecado. «Vete y en adelante no vuelvas a pecar» (v. 11). Su

acogida, su oferta de rehabilitación. no es una exculpación


banal.
Tercero, Jesús critica a los acusadores. Son tan pecadores
como
la mujer. No sabemos lo que escribía en el suelo. sobre la
tierra,
pero algo nos hace sospechar el hecho de que los
acusadores se
fueran marchando, empezando por los más viejos. Además
lo dice
claramente: «El que no tenga pecado, que tire la primera
piedra»
(v. 7).
Con lo cual, de paso, no supervalora el pecado sexual frente
a
otros, como se ha hecho por desgracia tantas veces. No le
quita
importancia, pero tampoco se la da más que a otros
pecados.
Y por eso mismo, en quinto lugar, Jesús hace una critica
evidente
del machismo de aquellos acusadores y, lo que es más
grave, de
la Ley misma, que condenaba a las mujeres y no a los
hombres
adúlteros. Es otro hecho feminista de la vida de Jesús, que
sentó
las bases de la igualdad de la mujer con el hombre.
Subrayar: letrados y fariseos (v. 3), apedrear a las adúlteras
(5),
con mala idea (6), se puso a hacer dibujos en el suelo (6), el
que
no tenga pecado que le tire la primera piedra (7), se fueron
saliendo de uno en uno, empezando por los más viejos (9),
tampoco yo te condeno (11), vete y en adelante no vuelvas
a
pecar (9).

GUÍA N.° 2

A. Repaso de la catequesis
Leer en plan de lectura espiritual los números 1-6 de la
catequesis. Comprobar el grado de asimilación con el
siguiente
cuestionario:
1. Resumir los dos significados cristianos de la sexualidad
humana.
2. Anotar los tres criterios para una valoración cristiana del
comportamiento sexual.
3. Sexualidad y persona humana.
a) Resumir este primer criterio.
b) Buscar y anotar casos en los que se separa la sexualidad
y la
persona humana.
4. Explicar las palabras gozar y frágil, aplicadas a la
sexualidad.

B. Aplicación personal
Con el Nº. 8 de la catequesis. (Ver Iniciación a la oración, 11

En concreto, comparar mi concepto del amor sexual con el


de la
catequesis.
Tratar de comprender la seriedad y respeto profundo con el
que
mira el evangelio a este amor y al cuerpo humano.
¿En qué debo cambiar sobre todo esto?

C. Oración
Con Génesis 1, 26-31 y 2, 4b-24
Explicación de este texto
El relato del Génesis es un cuento teológico, es decir: no
describe
datos históricos, sino que, a través de una historieta, nos da
la
visión teológica del mundo y del ser humano. Lo curioso del
caso
es que el cuento está tomado de los que circulaban en los
pueblos
circundantes. Pero el autor del libro sagrado inserta los
elementos
que da al texto ese sentido teológico antedicho.
Este es un texto fundamental de la religión India y de la
cristiana,
uno de los textos más influyentes en toda la historia de la
Humanidad.
¿Cuáles son las enseñanzas teológicas contenidas sobre la
sexualidad contenidas en este pasaje?
1.° Ante todo, el Génesis expresa lo grande que es el ser
humano.

- Es nada menos que imagen de Dios, su retrato vivo (1,26).

- Es el dueño del mundo y debe desarrollarlo al máximo


(1,26.28).

- Por lo tanto, es cooperador de Dios en la obra creadora.


2.° Pero todo esto se aplica a todos y cada uno de los seres
humanos. Por lo tanto, somos iguales y solidarios. Las
desigualdades fuertes en la posesión de riquezas son
contrarias al
plan de Dios.
3.° El ser humano es doble. No es el hombre sólo ni sólo la
mujer,
sino el uno y la otra. Y están hechos los unos para las otras
y
viceversa (2,24). De forma que el ser humano, sea hombre
o
mujer, es esencialmente sexuado. Y es imagen de Dios ante
todo
en pareja (1,26).
4.° En consecuencia, el texto muestra que la sexualidad
humana
es buena y muy buena. Y lo dice expresamente (1,31). Es la

primera capacidad para que el ser humano sea cooperador


de
Dios. La bendición que Dios les da (1,28), bendición de
fecundidad, confirma la bondad de la sexualidad humana.
5.° Finalmente, el pasaje nos dice que la sexualidad humana
se
realiza en pareja estable y requiere la entrega total del
hombre a la
mujer y viceversa: Abandona padre y madre, se junta a su
mujer y
se hacen una sola carne (2,24).

Subrayar: a nuestra imagen y semejanza (1,26), que


dominen
(1,26), varón y hembra, los creó (1,27), y los bendijo (28),
creced,
multiplicaos, llenad la tierra (28), sopló en su nariz aliento
de vida
(2,7), voy a darle una compañera adecuada (2,18), hueso
de mis
huesos y carne de mi carne (2,23), un hombre abandona
padre y
madre, se junta a su mujer y se hacen una sola carne
(2,24).

Oración: de admiración por la obra de Dios y especialmente


por la
sexualidad; de alabanza; de acción de gracias; de deseo de
realizarme plenamente conforme al plan de Dios, etcétera. Y
además por mis padres, mi pareja, mis hijos. Oración
jugosa.

GUÍA N." 3

A. Repaso de la catequesis
Lectura lenta y orada de los números 7 a 10 de la
catequesis, y 2,
5, 7 del Apéndice. Comprobar después el grado de
asimilación
con el siguiente cuestionario.
1. Explicar las cuatro notas del amor sexual: totalizante,
exclusivo,
estable, duradero.
2. ¿Cuál es el sentido profundo de las normas morales: son
ellas
las que imponen lo bueno y lo malo o bien es otro el modo
correcto
de entenderlas.
3. Relaciones prematrimoniales.
a) Delimitar bien la cuestión.
b) Distinguir los casos principales y dar la valoración moral.
4. Resumir las conclusiones que se derivan del segundo
criterio
sobre el comportamiento sexual correcto.

B. Aplicación personal
Con el N.° 3 de la catequesis: gozar, frágil.
Ver en oración. cómo vivo todo esto.
NOTA: Si se habla de esto en el grupo, no es necesario dar
detalles.
Pero se puede dar testimonio de la gracia de Dios en mi
vida.

C. Oración
Con el pasaje /Mt/19/01-12.

Explicación del pasaje


El tema central de este pasaje es el repudio de la esposa por

parte del marido, cosa permitida por la Ley judía, con ciertas

restricciones, según Deuteronomio 24,1.


Para ponerlo a prueba (v. 3; subrayar estas palabras). Había
gran
discusión sobre la validez e interpretación de esa cláusula
del
Deut, por lo cual cualquiera de }as dos contestaciones sería
mal
recibida por unos u otros oyentes.
Al principio (4; subrayar). Estas dos palabras no tienen aquí
significado cronológico, sino que hacen referencia al principio

absoluto, es decir, al plan de Dios. Tienen, pues, gran


importancia.
Por eso dejará el hombre, etcétera. (v. 5; Subrayar toda
esta
frase, hasta «un solo ser»). Es una cita del Génesis, que
veíamos
en la Guía N.° 2. Los fariseos le han hecho una pregunta
casuística, un caso concreto, como cuando nosotros
preguntamos:
¿Puedo hacer esto y esto? ¿Puedo gastar tanto dinero?
¿Cuánto
tengo que dar? Jesús, como de costumbre, no se queda en
el
caso, sino que, con esa cita y su explicación, ahonda hasta
el
sentido profundo de la pareja. Y resulta que tal sentido está
en
Dios, en el plan que Dios tiene desde el principio. Para los
cristianos, el amor de la pareja no es una simple cuestión de
buen
entendimiento, de contrato o de compromiso mutuo, sino un

misterio de Dios, puesto que es El quien une a los esposos


en el
amor. De ahí la famosa frase: Lo que Dios ha unido, que no
lo
separe el hombre (6; subrayarla).
Al principio no era así (v. 8; subrayar esta frase). Repite la
misma
idea, porque los fariseos le han argumentado con la aludida
cita
del Deuteronomio. Jesús insiste en que vean el sentido
profundo
del amor matrimonial, no el casito concreto, y en
consecuencia
rechaza el repudio. Añade que si el repudiados se casa con
otra
comete adulterio, uno de los pecados considerados más
graves en
la Ley judía y entre los cristianos. Subrayar «comete
adulterio»
(9).
Hasta aquí encontramos el sentido profundo del amor de
pareja:
es cosa de Dios, un inmenso misterio de amor, por lo cual
no se
puede aceptar el repudio ni el machismo.
No trae cuenta casarse (10; subrayar). Los discípulos se han

dado cuenta de lo elevado y difícil que es el amor


matrimonial
según Jesús. En el fondo no se trata de una norma más
severa,
sino de otra concepción del amor.
- Para unos: si me va bien, sigo; si no, lo corto.
- Para Jesús: el amor es algo sólido, lleno, divino, por lo
tanto
totalizante, exclusivo, permanente.
Sólo los que han recibido el don (11). Hay quienes se hacen
eunucos por el Reino de Dios (12). Subrayar ambas frases.
En
este versículo final hay varias enseñanzas.
- Los eunucos eran castrados físicos. Jesús alude a personas
que
se castran espiritualmente (renunciar al matrimonio) para
consagrarse más al Reino de Dios. Y dice que eso sólo debe
hacerse cuando hay un don de Dios o vocación. También ese

asunto es un misterio de Dios, un gran misterio.


- De paso, se le ve contrario a la soltería por miedo (miedo a
la
exigencia del amor matrimonial), por comodidad, etcétera.
- Al mismo tiempo, la alusión al celibato es una comparación
para
animar al amor matrimonial. Como diciendo: si otros
superan la
dificultad del celibato por el RD, también vosotros podéis
superar
la dificultad del amor matrimonial.
- Pero ¡atención!: en ambos casos se trata de un DON de
Dios. No
sólo el celibato, sino también el matrimonio cristiano es algo
muy
superior a las fuerzas humanas, que se realiza por la gracia
de
Dios.

Orar sobre el amor matrimonial: no sólo sobre su exigencia,


sino
también sobre su grandeza y elevación. Es un amor que se
sitúa
en el ámbito de Dios y debe ser como el de El. Orar, dar
gracias
por la pareja. Admirarse y orar también por los célibes
cristianos.
Dar gracias por ellos. Pedir vocaciones.

Discusión sobre el divorcio


El NO al repudio machista queda claro. El NO al divorcio, de
común acuerdo,
¿queda claro en este pasaje?
a) Como orientación general y como ideal, SI. No hay la
menor duda.
b) La Iglesia lo ha tomado como ley absoluta. ¿Debe ser así?

Muchos intérpretes dicen: Jesús no dio leyes. Incluso no


responde a las
preguntas casuísticas. Jesús vino a darnos un espíritu, un
ideal, el Espíritu.
Por lo tanto, nos insta a luchar por el amor, incluso en
circunstancias
adversas; pero ¿también en casos extremos? ¿No cabe en
ellos el divorcio
con nuevo matrimonio?
La Iglesia dice que no, y sólo admite la separación en casos
de nulidad. La
nulidad significa: Como nunca hubo verdadero matrimonio,
pueden casarse
con otra persona.
Algunos estudiosos dicen que no pocos casos de nulidad son
como
divorcios encubiertos, aparte las irregularidades de los
tribunales
eclesiásticos. Lo cual les da pie para dudar de que la norma
antidivorcista
haya de ser absoluta.
De todos modos, los creyentes aceptamos por principio la
enseñanza de la
autoridad eclesiástica, aunque eso no impide dentro de la
Iglesia la reflexión,
discusión e investigación, en orden a entender mejor el
evangelio e incluso a
cambiar su interpretación, en comunión con la jerarquía.

GUÍA N.° 4
A. Repaso de la catequesis
Leer atentamente los números 11 a 15 de la catequesis y
4,6 del
Apéndice. Después ver el grado de asimilación con el
siguiente
cuestionario:
1. ¿Dónde radica la dimensión social del amor de pareja?
¿Por
qué razón, se quiera o no, el amor sexual tiene dimensión
social?
2. El reconocimiento jurídico de una pareja ¿es algo
inventado
modernamente?
3. Los lazos jurídicos son positivos, no sólo para la pareja,
sino
también para el amor mismo.
PATXI-LOIDI
VISIÓN CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD
Cuadernos FE Y JUSTICIA 8
Ediciones EGA. Bilbao-1987

http://www.mercaba.org/FICHAS/CATECUMENADO/patxi/loidi_08.htm

LA SEXUALIDAD HUMANA Y LA FE CRISTIANA


Selecciones de un estudio para reflexión y deliberación de la iglesia
DIVISION PARA LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD
IGLESIA EVANGELICA LUTERANA EN LOS ESTADOS UNIDAS DE
AMERICA
Este estudio es la primera etapa en el desarrollo de un pronunciamiento social sobre el
tema de la sexualidad humana. Su intención es estimular reflexión y dialogo con la
Escritura, con la tradición teológica luterana, así como también estimular diálogo entre
nosotros mismos. Es parte del proceso para desarrollar una ética sexual fiel a las
Escrituras y a nuestra tradición, consciente de las preguntas a las que nos enfrentamos en
la actualidad respecto a este tema.
Este estudio no es un documento oficial. Las personas que le lean no deben presumir que
las posiciones que perciben en dicho estudio serán incluidas más tarde en el
pronunciamiento social. Las reflexiones y opiniones o sugerencias de miembros de la
iglesia influirán en el desarrollo del mismo.
Se invita a miembros de la Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos de América
para que:

• Reflexionen sobre la Escritura al tratar este tema;

• Hablen entre ellos mismos en el cuerpo de Cristo sobre preocupaciones y dudas


que tengan sobre la sexualidad;

• Estudien cómo se ha visto la sexualidad en comunidades bíblicas de fe;

• Consideren perspectivas luteranas relacionadas a la sexualidad;

• Exploren lo que quiere decir ser responsable sexualmente;

• Deliberen sobre cómo puede tratarse este asunto por la iglesia;


Al tratar este tema lo hacemos como ministerio del cuerpo de Cristo. Es por esta razón
que necesitamos escuchar los gritos, temores y alegrías de la gente. Lo hacemos con
relación al testimonio de la escritura y a las confesiones históricas de la iglesia. Estas
bases autorizadas de la iglesia, con las experiencias y conocimientos contemporáneos,
nos guían para que discernamos o adjudiquemos, lo bueno, lo justo y lo propio respecto a
la sexualidad.
Cómo proceder
Le animamos a usted a que participe en este estudio que se esta llevando a cabo en toda la
iglesia recomendamos que cada grupo hable y reflexione por un mínimo de ocho horas
sobre este tema. Se recomienda que cada participante tenga una copia de este material
para que lo lea anticipadamente. Es importante que todas las personas participen en cada
sesión.
Human Sexuality Study
Division for church in society
8765 w. Higgins Road
Chicago, 60631- 4190
312-380-2710

CAPITULO UNO
Opiniones, Inquietudes y Preocupaciones sobre la Sexualidad Hoy
Miembros del Grupo Encargado del Estudio de la Sexualidad Humana visitaron más de
50 congregaciones en diferentes partes del país para hablar sobre este tema con miembros
de la IELA (ELCA). Lo que se pregunto: ¿Qué mensajes recibió usted de la iglesia sobre
la sexualidad? La gran mayoría respondió, “no hemos oído nada, o muy poco. Casi nunca
hablamos de eso” Muchos expresaron un gran deseo de hablar al respecto en el contexto
de la fe y la vida cristiana.
Aunque normalmente lo siguiente es expresado abiertamente, es muy probable que exista
en la mente de los miembros en muchas congregaciones:

• De ninguna manera les diría que e sido maltratada sexualmente.

• Por treinta años mi esposo y yo hemos tenido muy buenas relaciones sexuales; no
tengo mucho que compartir con otras personas que les pueda ayudar.

• A la edad de 35 años, todavía soy virgen; seguramente pensaran que soy una
“remilgada”.

• Claro que me opongo a las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Ojalá nunca
se den cuenta de la aventura amorosa que he tenido por tantos años.

• No puedo hablar de la sexualidad con esta gente. Nuestra cultura es diferente y no


comprenderían nuestra forma de pensar.

• Realmente no sé mucho sobre la sexualidad; no diré nada y escucharé.

• Si se dan cuenta que soy “homosexual,” me imagino lo que pensarían. ¡Quizá me


echarían de la iglesia!

• Realmente me opongo a las relaciones sexuales antes del matrimonio, pero si lo


digo, pensarían que estoy juzgando.

• Pensarán que por que tengo 80 años no tengo ningún interés en el sexo. ¡Cuánto
añoro ser acariciada y abrazada otra vez!.

• ¿ Para que hablar de “ello?” No llegaremos a ningún acuerdo, solo ocasionaría


pleitos y disgustos.

• No me gusta hablar de “ello”. Me parece estar pecando.

• ¡Otra vez, lo mismo de siempre! Más palabras sobre lo maravilloso que es el


matrimonio. ¡Si supieran cuán miserables tantos de nosotros nos sentimos!.
Este es un tema muy complejo con el cual nos identificamos de diferente manera. A
veces tiene que ver con placer y éxtasis; otras veces con temor o control por o sobre
alguien.
La confusión y el silencio sobre la sexualidad han dañado a nuestra iglesia como
comunidad. Muchos de nosotros hemos sido lastimados, atemorizados y confundidos. No
hemos podido compartir nuestras experiencias de tristeza y gracia. Hemos sido
abandonados a la deriva sin saber cómo enfrentarnos a situaciones sociales tan
perturbadoras..
Uno de los propósitos de estudio es ayudar a que esas voces, frecuentemente calladas,
sean oídas. Al tratarse este tema más de lleno con otras personas, esperamos que se
desarrolle una ética sexual que sea fiel a la escritura como es interpretada por la
Confesión Luterana y que también responda a las diferentes realidades a las que nos
enfrentamos hoy.
Desde el punto de vista cultural, ¿ que es lo que más le a influenciado a pensar sobre la
sexualidad de la manera en que lo hace?. Se recomienda que se compartan las
experiencias que hayan tenido usted, miembros de su familia, amigos u otras personas
que conozcan.
Dentro del protestantismo, el control de la natalidad ha sido mucho más aceptado en los
últimos años. Algunas actividades sexuales continúan siendo vistas como pecado, pero
una afirmación bíblica sobre la sexualidad le dio un enfoque diferente. Esto se ve
claramente en pronunciamientos sociales luteranos de las últimas dos décadas.
Estos recientes pronunciamientos no presentan la sexualidad como una fuerza negativa
que debe ser controlada, sino que la presentan como un buen don de Dios no se enfocan
principalmente hacia ciertos actos sexuales genitales, sino hacia un entendimiento más
completo de la sexualidad.
Este estudio se basa en, y al mismo tiempo explora, las implicaciones de los temas
fundamentales de pronunciamientos sociales anteriores:

• la sexualidad es un don que Dios nos a dado a todos;

• nuestra sexualidad envuelve todo lo que somos y va más allá del acto sexual
genital;

• la expresión genital de nuestra sexualidad llega a su máximo en la promesa


amorosa y duradera del matrimonio.
¿Son los anteriores temas centrales para usted?
¿Que agregaría?
Diferentes puntos de vista sobre el matrimonio.
Continuamente la iglesia ha mantenido que el matrimonio es el contexto apropiado donde
la sexualidad se vive en toda su plenitud. La fe cristiana afirma que el matrimonio es un
pacto de fidelidad -una promesa dinámica, para toda la vida entre un hombre y una mujer
en una unión personal y sexual. Es en esto en lo que basamos este estudio
Al mismo tiempo, a través de la historia se han visto muchos cambios sobre las formas
del matrimonio y lo que se espera del mismo.
La forma del matrimonio quizá sea diferente, pero desde el punto de vista cristiano, lo
principal es la promesa que dos personas se hacen mutuamente al contraer matrimonio:
“unirse y compartir en todo en el futuro y ser fiel hasta que la muerte los separe. “ Para
los cristianos, no es la ceremonia legal lo que verdaderamente constituye el matrimonio,
sino las promesas hechas públicamente ante Dios y ante el prójimo.
El matrimonio continúa siendo la base donde la mayor parte de las personas vive el rico y
verdadero significado de la sexualidad. A pesar de las muchas desavenencias por las que
pasan, hay muchos matrimonios felices, unidos, fieles por toda la vida. Damos gracias y
celebramos cómo el don de Dios que la sexualidad puede florecer en el matrimonio, a
pesar de sus muchas imperfecciones. Buscamos apoyar y aprender de aquellos
matrimonios que tienen mucho que ofrecernos.
Pero muchas personas no se realizan sexualmente en el matrimonio. El matrimonio puede
ser muy doloroso y al mismo tiempo puede traer gran felicidad; puede haber mucho
maltrato, así como también puede haber un inmenso amor. Más del 40% de las personas
mayores de 15 años en los Estados Unidos son solteras. La iglesia afirma que ellos
también son seres humanos sexuales, pero por lo general, no ha dicho o hecho casi nada
para ayudarles a vivir su sexualidad. Pero por otro lado, algunas personas tienen una
relación fiel y amorosa pero no están casadas legalmente. Con frecuencia estas voces no
se escuchan o no quieren ser escuchadas en las distintas discusiones sobre que se llevan a
cabo en la iglesia.
Al hablar de la sexualidad, es de suma importancia que haya una muy buena relación
entre las personas en el grupo. Necesitamos representar lo que significa ser una
comunidad de Cristo en la manera en que hablamos unos con otros sobre este tema, así
como también en lo que decimos. Frecuentemente es difícil darnos cuenta cómo otras
personas perciben y viven la sexualidad. Nos queremos adelantar a juzgar a otros o a
justificarnos a nosotros mismos. Al compartir nuestras diferentes experiencias y
convicciones, podemos llegar a tener un mejor entendimiento de que el cuerpo de Cristo
está formado por personas que pueden ser completamente diferentes, pero que están
reconciliadas en Jesucristo. Al hablar unos con otros, debemos hacerlo pidiéndole a Dios
y escuchándonos seriamente. Necesitamos respetar la vida intima y la vulnerabilidad de
los demás, y prestar atención tanto a la sabiduría como a los limites de nuestra tradición y
de nuestras experiencias. Esta manera de compartir requiere un ambiente en donde todas
las personas se sientan seguras. También requiere hacer las cosas con sinceridad e
integridad para poder desafiar, de mejor manera, las perspectivas y posiciones
presentadas por cada cual.

CAPITULO DOS
La Sexualidad Humana en la Biblia.
A. El papel de la Biblia en el desarrollo de una ética sexual.
La Biblia es la fuente indispensable para nuestra fe porque da testimonio de Jesucristo.
Pero la Biblia sola no es el objeto de nuestra fe.
Es importante que estudiemos y hablemos cuidadosamente sobre los versículos de la
Biblia relacionados a la sexualidad. Esto quiere decir, examinar la forma y el contexto de
algunos textos en particular, así como también la relación que los mismos tienen con el
mensaje principal del evangelio. La palabra misma ilumina el significado de la Escritura.
Las Escrituras nos proveen “diferentes maneras de interpretar” o modelos que nos ayudan
a hablar sobre dudas que tengamos. La comunidad de fe no puede evitar el tener que
enfrentarse a la difícil tarea de hablar sobre la diferencia entre el significado central y el
significado periférico de la Escritura y decir qué se aplica al contexto actual. Muchos
fueron los debates que se tuvieron para llegar a lo que hoy es el canon bíblico. Las
deliberaciones continúan en el presente.
B. La sexualidad humana en el antiguo testamento
Haga el favor de leer los siguientes textos, poniendo especial atención a Génesis 1 y 2 y
al Cantar de los Cantares.
Deuteronomio 22; 22; 22;28-29;24; 1-4; 25;5-10.
Exodo 20;17; 22;16-30; 18;6-18, 19,20 y 22 20; 10-14, 18 y 17-21
Joel 2;28 -29
Génesis 1;1-2;4a; 2;4b-25; 38;1-39
Cantar de los Cantares capítulos 1-8
La persona que dirige al grupo puede hacer comentarios al respecto.
Un sumario de las perspectivas del Antiguo Testamento
En la actualidad, al tomar en cuenta lo que el Antiguo Testamento implica referente a la
ética cristiana sobre la sexualidad, lo primero que nos asombra es lo diferente que era la
vida de la gente de Israel comparada a la nuestra, en diferentes contextos históricos. Por
lo tanto, también es diferente lo que pensaban sobre la sexualidad. El factor decisivo que
determinaba la ética sexual que ellos tenían es, con algunas excepciones importantes, la
prioridad dada a la procreación como el objetivo de la actividad sexual. Esto se unía a la
idea de que las relaciones heterosexuales eran la expresión normativa de la sexualidad
humana. Esta bendición de procrear establecía los límites de lo que era prohibido y
permitido. Permitía algunos comportamientos que en la actualidad los consideraríamos
injustos. Por lo general no se dudaba de la prerrogativa masculina. Maneras de expresar
la sexualidad que se desviaran de la función principal de procreación, eran vistas con
sospecha y aún se denunciaban (por ejemplo el tener actividades sexuales que no fueran
vaginales, heterosexuales).
Al mismo tiempo, algunos conceptos teológicos sobre la sexualidad empezaron a ser
revelados, lo cual ha dado una base bíblica para elaborar una ética sexual en el presente.
Dios dispuso que tanto el hombre como la mujer identificaran la imagen de Dios de la
misma manera y que se vieran como compañeros en la relación y en la responsabilidad
que tienen. La sexualidad es la voluntad de Dios, creada como un buen don de Dios y,
por lo tanto, no es algo de lo cual debe sentirse pena o vergüenza. Según lo que podemos
ver en el Antiguo Testamento, nuestra sexualidad no es un aspecto inferior de lo que
somos, tampoco es lo que determinara principalmente nuestra identidad humana. Es para
disfrutarse, protegerse, regularse y emplearse con responsabilidad en la vida, ante Dios y
por el prójimo
Por lo tanto la voluntad de Dios como se ve en la creación y en la nueva creación, provee
la base para comprender lo que significa ser humano. En otros escritos, particularmente
en aquellos que hablan del pacto entre Dios e Israel, nos damos cuenta de los atributos y
la naturaleza de Dios. La fe, la justicia y la comprensión de Dios permitieron que Israel
entendiera mejor y actuara de una manera más responsable en sus relaciones. Con estos
conceptos sobre la voluntad y la naturaleza de Dios, nosotros hoy debemos tratar el tema
de la sexualidad de una manera sensata y madura. No podemos basarnos únicamente en
el Antiguo Testamento para resolver las cuestiones a las que nos enfrentamos hoy, ya que
son vistas de muy diferente manera en la actualidad.
C. La sexualidad humana en el Nuevo Testamento.
Haga el favor de leer los siguientes textos, poniendo especial atención a san Marcos 3:31-
35 y 10:2-9; Gálatas3:28;1 Corintios, 5-7:
S Mateo5;27-30, 11:18-19, 19;10-12; S Marcos 2:13-17, 3:31-35,7:14-23, 10:2-9, 10:28-
31; S Lucas 7: 36-50, 15:1-2; Gálatas 3:28, 5:16-21; Corintios 5:1-6-20, 7:1-40; Romanos
1:18-3:20; Tesalonicenses 4:3-8; Colosenses 3:18-4:1 1 Pedro 2:18-3:7; 1 Timoteo 2:8-
15, 3:2-5; Tito 2:1-10.
La persona que dirige el grupo puede hacer comentarios al respecto.
Un sumario de las perspectivas del Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento tomó algunos de los puntos principales sobre la sexualidad que se
encuentran en el Antiguo Testamento, especialmente que la sexualidad es un buen don de
Dios que necesita ser ordenado y nutrido cuidadosamente. Al hacer esto, se incluyeron
algunas de las sensibilidades morales de la comunidad judía, mientras que se examinaron
otras.
Al aproximarse la nueva era en la que las viejas distinciones serían eliminadas, los
cristianos de aquella época se veían a si mismos como una comunidad inclusiva. Su
identidad y su vida fueron moldeadas indudablemente por el ministerio, la cruz y la
resurrección de Jesucristo. Se veían a sí mismos como una “nueva familia” de Dios en
sus últimos días. Consecuentemente, estructuras familiares heredadas y el mandato de
procreación vinieron a ser algo secundarios. Al mismo tiempo, se tomó con más seriedad
que la promesa del matrimonio fuera permanente y mutua. Jesús y sus primeros
seguidores desafiaron muchas creencias patriarcales de la época. Pero esto no continuó
así cuando la iglesia busco demostrar respeto por el orden familiar al esparcirse por otras
culturas.
La iglesia en sus primeros días se veía a sí misma como un pueblo que debía vivir de una
manera diferente al resto del mundo. Esta era una forma de anticipar la realización final
de Dios en Cristo. El determinar lo que esto significaba en su vida sexual era un reto
constante. Ellos creían que sus cuerpos eran de gran significado. Aunque se continuaba
afirmando el matrimonio, por la misión de Dios, el celibato llegó a ser también una forma
de vida aceptada para aquellos quienes poseían ese don.
El amor hacia el prójimo y el que se tuvieran buenas y justas relaciones vino a ser el
punto principal en la ética del nuevo testamento. la afirmación de Jesús sobre la dignidad
de todos, especialmente la de aquellos despreciados y considerados “los mas pobres” le
llevaron a que se resistiera al legalismo. Al contrario, se concentro en el espíritu y en la
intención de la Tora. Ignoró en gran parte las reglas sobre la pureza que tendían a separar
a la gente y puso mucho mas énfasis en la compasión divina y en el perdón como una
forma de incluir a todos en la nueva comunidad de Dios. Pablo también se preocupaba
mucho porque hubiera compasión en la comunidad. Los cristianos debían demostrar esa
compasión entre ellos mismos y vivir de una manera responsable como seres sexuales
para que floreciera la misión y el testimonio de la iglesia.

CAPITULO TRES
Perspectivas luteranas relacionadas a la sexualidad.
En el siglo XVI, la Reforma Luterana fue un redescubrimiento de la Biblia como la
fuente que revela el destino de la humanidad por medio de la vida, muerte y resurrección
de Jesucristo. El movimiento luterano vio las Sagradas Escrituras como el testimonio que
señala a Cristo. Los luteranos insistieron que la Biblia no es principalmente un libro de
leyes que regula todos los aspectos de la vida. Reconocieron el peligro de que podía
convertirse en el instrumento para los intereses de la iglesia como institución,
principalmente cuando la iglesia utilizaba su autoridad de una manera injusta. Todos los
aspectos de la vida, incluyendo la sexualidad, podían ser afectadas por la manera falsa en
que la iglesia interpretaba la Escritura.
A. Hacia una liberación de la sexualidad dentro del matrimonio
Martín Lutero ayudó a liberar la sexualidad de la prisión de un dualismo que consideraba
el “espíritu” como bueno y la “carne” como mala.
Lutero afirmó que la sexualidad era parte de la buena creación de Dios y rechazó los
requisitos de celibato para las personas ordenadas, pero no promovió cambios radicales
en la estructura de la sociedad del siglo XVI.
Lo mejor del luteranismo celebraba la belleza del cuerpo humano al vivir como parte de
la única creación de Dios. La sexualidad es algo básico en la existencia humana y se
pervierte precisamente cuando se le separa de otros aspectos de la vida o cuando domina
el resto de la misma.
Desdichadamente, el espíritu de libertad sobre la sexualidad decayó en el luteranismo
posterior. La libertad hizo que una forma de vida severa y seria empezara a predominar
en la mayoría del Protestantismo.
Al ser confrontados con tal moralidad y legalidad, los luteranos no solo se volvieron a lo
bueno de la sexualidad que ya había sido creado, sino que también volvieron a la doctrina
de salvación sólo por la gracia a través de la fe en Jesucristo.
B. La vida de los cristianos en el interino
Al empezar esta sección, se recomienda leer y hablar sobre Romanos 3:24-28.
Nos hemos liberado de ciertas inquietudes sobre nuestra salvación y de una forma de vida
moral que se vive para satisfacer a Dios y al prójimo. Ahora, nos preocupamos unos por
los otros. Respondiendo a lo que Dios quiere que hagamos en Cristo. Por la gracia, Dios
nos abre el camino para que disfrutemos plenamente de relaciones sexuales saludables
como Dios el creador lo dispone.
Dios hace un llamado para que la iglesia participe en la lucha entre la era antigua y la
nueva. En esta lucha, la iglesia proclamará la victoria de Cristo contra el pecado, la
muerte y lo malo. Esto debe hacerse dando gracias, al lado de aquellos que son víctimas
del pecado e injusticias. En este sentido la iglesia proclama la Palabra de Dios y como
ley, revela la realidad del pecado, y como evangelio, revela el poder que Dios tiene para
transformar lo que es viejo en algo que es nuevo.
C. La creación a la luz de la nueva creación
Nuestra redención en Cristo afecta mucho nuestra manera de pensar sobre la creación. La
redención no nos separa ni nos pone en contra de la creación, pero nos ayuda a apreciar
verdaderamente la creación como dios lo ha dispuesto. El mundo se nos ha vuelto a dar
como la buena creación de Dios. Aquellos que han “vuelto a nacer” por la muerte y
resurrección de Jesús, vuelven a nacer en el mundo que Dios creó, para caminar en todo
lo nuevo de la vida creada.
Sabemos que no podemos tratar de “ser como dioses” al querer escaparnos de lo que Dios
ha creado. Necesitamos tomar con seriedad nuestro cuerpo y sus deseos. Como gente que
aguarda que Dios complete su creación (Romanos 8), tenemos una pasión por su
creación. Podemos afirmar, en vez de temer, la pasión que se despierta en nosotros.
Hemos sido creados para gozar y disfrutar de lo que Dios ha creado. Al hacerlo,
descubrimos nuestra interdependencia entre uno y otro: somos entes creados para tener
relaciones que tenemos el uno con el otro.
Si valoramos justamente la creación, vamos a querer comprenderla. En tiempos
modernos, se ha aprendido muchisimo sobre la creación del mundo a través de diferentes
ciencias sociales y naturales. Así como aquellas personas que escribieron la Biblia usaron
sus conocimientos en aquellos tiempos para comprender y hablar mejor sobre las
actividades de Dios en el mundo, nosotros también debemos hacerlo ahora si queremos
que la gente de hoy nos comprenda.
Puede aquí leerse Génesis. 1: 27-28 y Efesios 5;24.
Ha habido un gran debate entre los luteranos sobre si pueden o no cambiarse estas
“ordenes de la creación”. políticas, económicas o sexuales.
No hay orden natural puro al cual podemos volver. Bajo condiciones del pecado y de la
historia, es dudoso mantener que tales estructuras no puedan ser cambiadas. Lo que no se
pueda cambiar será únicamente revelado al final de la historia, cuando toda la creación se
reconciliará con Dios en Cristo ( Col 1:20)
Mientras tanto, la iglesia proclama el fin continuo de lo viejo y la llegada de la nueva
creación. Es por ello que los cristianos ven todas las estructuras, incluyendo aquellas que
ordenan nuestra vida sexual, como estructuras condicionadas históricamente y sujetas a
cambio. Las estructuras son necesarias y útiles, pero no deben convertirse en algo
absoluto. No confiamos en estructuras que no cambian, sino en la fidelidad de Dios que
no cambia. Dios hace todas las cosas nuevas y no se limita a lo que ya existe.
Gracias a lo que Dios hizo por nosotros en Cristo, nos ofrecemos por el bien de otros. En
este sentido, una ética luterana de la cruz seculariza la moral. Ve una acción moral no
como algo para obtener un beneficio de Dios, sino como algo que responde a una
necesidad humana. Basándonos en la cruz, también tenemos la obligación moral de
cuidar de aquellos que son vulnerables, de aquellos que son víctimas del poder humano
arrogante, de los olvidados, de aquellos que se consideran desenfrenados y no apegados a
la religión.
La ley, como don de Dios, es el instrumento por el cual se cuida al prójimo. Dios manda
la ley para que haya orden en la creación. La función básica de la ley es asegurar el orden
en el caos que el pecado humano provoca y dar a conocer nuestra incapacidad para
alcanzar la máxima salvación por medio de la ley.
Tener compasión es el deseo de entregarse completamente por el prójimo. Requiere
cierto orden por el cual el pecado pueda impedirse y tanto el prójimo como nosotros
podamos ser protegidos. La institución del matrimonio ha servido y continua sirviendo
este objetivo con relación a la sexualidad. Pero bajo algunas circunstancias, se excluye o
se lastima al prójimo por esta estructura en vez de protegérsele. Cuando el fin de la ley de
preocuparse por el bien del prójimo no se logra, esto viene a ser una razón para analizar
como funciona cierta estructura en situaciones particulares.
Vivir la Palabra de Dios como ley y evangelio, es la constante labor de la iglesia saber
cuándo la ley, dentro de ciertas estructuras, sirve o no justamente lo encomendado por
Dios para la humanidad.
La moral nunca es algo fijo que se considera bueno a malo. Está continuamente
cambiando, especialmente al enfrentarse a los nuevos retos que se le presentan y los
conflictos que esto normalmente origina. Por esta razón es sumamente importante que la
iglesia delibere sobre esto. Como comunidad de deliberación moral guiada por el espíritu
santo, debemos de estar preparados a enfrentarnos a la posibilidad que la lealtad a la
misión de Cristo en nuestros días puede hacer que dudemos de algunas reglas y practicas
que hemos heredado sobre la moral. Somos parte de una tradición viviente y dinámica.

CAPITULO CUATRO
Nuestra mayordomía de la sexualidad hoy
A. La perversión de la sexualidad en nuestra sociedad.
Nuestra condición pecadora resulta en actitudes y practicas que se exageran o
menosprecian lo ha sido creado por Dios. Nos obsesionamos de tal manera con la
sexualidad como si fuera un dios, o la degradamos como si no hubiera verdaderamente
sido creada por Dios. En cualquiera de los casos, no valoramos justamente lo que ha sido
creado.
La sexualidad se pervierte cuando lo que solo importa es obtener el propio placer
inmediato. El excesivo y desenfrenado individualismo que existe en nuestra cultura hacen
que algunas personas entablen relaciones principalmente para su propia satisfacción.
Cuando la relación ya no va de acuerdo con lo que la otra persona cree que es
conveniente, se termina. Por otro lado, sin auto estima, al permitir que una persona sea
usada o manipulada simplemente por complacer a otra, es tan perversa como lo anterior.
En nuestra sociedad, sexualidad se ha ido entretejiendo con el dinero, el poder y la
aceptación social, llegando a existir en función de ellos y al pasar esto se usan y abusan
seres humanos. La pornografía ( que se a convertido en una industria de 8 billones por
año) y la prostitución son ejemplos palpables de cómo la sexualidad está relacionada con
el dinero.
Mucha propaganda usa imágenes sexuales para vender automóviles, perfumes y ropa. El
sexo vende. Todo lo que tenga que ver con la sexualidad parece generar mayores
ganancias. Las firmas que se anuncian, prometen popularidad o aceptación social a
aquellas personas que compren sus productos los cuales atraen más por la sugerencia
sexual que se les da. Nuestra cultura está llena de actitudes y referencias sexuales
explícitas.
B. Afirmándonos nosotros mismos como seres sexuales
Dios nos crea como seres sexuales que anhelan tener relaciones con otras personas. Sin
embargo podemos amar a otros sin tener un sentido propio de auto afirmación o
autoestima. Auto-estima no es lo mismo que egoísmo, o a pensar solo en uno mismo, o
por amor propio o absorberse en si mismo. No es posible amar al prójimo como a si
mismos si no nos amamos de una manera sana. El devolver la salud e integridad a la
gente era algo muy importante en el ministerio de Jesús. Esto se debe al hecho de que
como resultado de que Dios nos ama podemos cuidar de nosotros mismos.
El amarnos a nosotros mismos incluye el que apreciemos la imagen física de nuestro
cuerpo, la belleza de nuestro cuerpo humano, sin importar su condición.
Mucha gente ha recibido el mensaje que deben avergonzarse y sentirse culpables cuando
se tocan a sí mismas, y especialmente cuando se trata de la auto-estimulación genital. En
la actualidad sabemos que tales mensajes pueden ser dañinos para el desarrollo y
relaciones sexuales posteriores. Es importante que tanto los niños y niñas, como los
adolescentes y adultos, se den cuenta de cómo sus cuerpos pueden brindarles gran placer.
Esto es algo que los hace sentirse bien al reconocerse a si mismos como seres sexuales.
Por lo tanto, los tabúes tradicionales en contra de la masturbación necesitan ser
examinados. Cuando se hace en privado, la masturbación no es malsana, a no ser de que
se convierta en algo compulsivo o que sea una forma de evitar expresar la intimidad
sexual entre dos personas.

C. La educación referente a nuestra sexualidad


Es moralmente importante el tener información exacta y al corriente sobre la sexualidad.
Nos ayuda a tener un mejor entendimiento de este don que Dios nos ha dado a cada uno
de nosotros. Buena educación sobre la sexualidad es necesaria para todas las edades,
desde los niños y niñas pequeños hasta las personas mayores. En contraste con los
jóvenes que no han recibido ninguna educación sobre la sexualidad, aquellos que sí la
reciben empiezan a tener relaciones sexuales más tarde así como también disminuye el
numero de embarazos entre los adolescentes.
¿ Por qué es necesario que esto sea más inclusivo que la educación “ sexual?” ¿ cuales
son las objeciones ? ¿Cómo puede hablarse de ello?
Las familias cargan con una gran responsabilidad referente a la educación sexual.
Desgraciadamente, en muchas familias esto no esta pasando. Aun las familias donde sí
está pasando, necesitan ayuda de las iglesias y de las escuelas. Muchos padres no se
sienten cómodos al hablar sobre la sexualidad con sus hijos o hijas, y tienen dificultad al
no poder establecer canales abiertos de comunicación con sus hijos.
¿ Por qué es difícil para muchas familias? ¿ Cómo puede la iglesia ayudar al respecto?
D. Viviendo nuestra sexualidad en una promesa fiel y duradera
El matrimonio ha significado una promesa para toda la vida entre un hombre y una mujer.
Pero en la actualidad se están haciendo muchas preguntas con relación a las cuales ni
siquiera se pensaba en épocas pasadas. En la actualidad frecuentemente se hacen
promesas con la esperanza, pero no necesariamente con la expectativa, de que la promesa
será para toda la vida. Hombres y mujeres viven juntos sin estar casados. Ellos preguntan
por qué deben hacerse esa promesa pública de matrimonio. Parejas de homosexuales y
lesbianas viven juntas. Algunas de ellas preguntan por qué su firme relación no debe ser
vista como un matrimonio o “ unión sagrada”; otras preguntan por qué un ”modelo
heterosexual “debe ser impuesto en ellos. Para responder a estas preguntas, necesitamos
considerar, no sólo a la estructura del matrimonio ( la promesa para toda la vida entre un
hombre y una mujer), sino también aquello que incluye cuando dos personas se hacen
una promesa mutuamente.
¿ Cómo puede la iglesia guiar en el desarrollo de relaciones sexuales saludables? ¿Cómo
podemos reconocer y apoyar tales relaciones?
El crecimiento del compromiso.
La conexión erótica entre dos personas expresa y establece un vínculo muy profundo
entre ellos. Es mucho lo que se siente: estímulo del cuerpo, sentimiento de “ confiar
totalmente “ en esa persona especial, deseo de compartir la vida en el futuro. Este vínculo
se respeta y se aprecia mejor cuando hay un conocimiento profundo de lo que significa su
relación y promesa de fidelidad mutua. La promesa amorosa y constante de Dios hacia
nosotros, revelada por el nuevo y el viejo pacto, nos anima y nos hace capaces de
enfrentarnos a los compromisos que tenemos unos con los otros.
Tal promesa no es generalizada o abstracta. La promesa se hace a una persona que forma
parte de una comunidad mucho mas amplia. la responsabilidad no se termina después de
haberse hecho las promesas o votos, sino que es algo que se desarrolla más íntimamente
con el paso del tiempo. Las personas que se hacen promesas mutuas, necesitan tener la
madurez suficiente como para comprender y tomar seriamente lo que se están
prometiendo. El prometer o aceptar la responsabilidad de una relación envuelve un
riesgo, incluyendo el riesgo de que aveces se puede fracasar. También envuelve un
riesgo, incluyendo el riesgo de que a veces se puede fracasar. También envuelve trabajo
de parte de los dos si es que la relación va a mantenerse sana y va a continuar
desarrollándose favorablemente para ambos con el paso del tiempo. frecuentemente las
relaciones matrimoniales pueden profundizarse y enriquecerse con la ayuda de consejeros
profesionales o por medio de programas para el enriquecimiento del matrimonio.
Lo que cada uno de nosotros es viene a moldear y a darle sustancia a esta promesa que
nos permite expresar nuestra sexualidad humana. Cuando nos hacemos “una sola carne”
con otra persona, una nueva forma de “nosotros” es creada. Unidos se nos llama a
realizar una misión, no solamente por nosotros mismos, sino por los demás. Tales
promesas hacen que el mundo de Dios sea diferente.
El final del compromiso.
Jesús claramente acentuó la permanencia de la promesa matrimonial. Sin embargo, en la
actualidad hay muchos divorcios. ¿ como puede la iglesia seguir a Jesús e insistir en la
seriedad de esta promesa y al mismo tiempo demostrar compasión cuando se rompen
promesas ?
Romper una promesa con el divorcio es algo muy serio, frecuentemente muy
angustioso .el divorcio es consecuencia del pecado humano. Normalmente ocurre después
de que la relación ya ha sido menospreciada en el pensamiento, con palabras y acciones.
La iglesia debe ayudar a las dos personas para que vean sus problemas más claramente y,
cuando sea posible, procurar que se logre el perdón y la reconciliación. Si después de
considerarse cuidadosamente lo que ha pasado en el matrimonio, se llega a la conclusión
de que el daño hecho es irreparable, y que al continuar en la relación causaría más daño
que un divorcio, la decisión del divorcio quizás sea la mejor. Puede ser el menor de los
males en este mundo caído.
¿Cómo puede la iglesia dar un contexto de perdón, cura, y de dolor a estas relaciones
deshechas?

CAPITULO CINCO
Inquietudes que nos preocupan en la actualidad.
Lo que se habló en los capítulos anteriores es de gran importancia y sirve de base para
continuar con nuestro estudio en este último capítulo. Teniendo en mente los diferentes
testimonios bíblicos y la tradición viviente de la fe, ¿cómo es que debemos hablar de lo
que se nos presenta ahora? ¿Cómo debemos responder a las realidades humanas y que
nos hacen utilizar, y al mismo tiempo desafiar una ética de sexualidad común?.
A. Maltrato (Abuso) Sexual.
En este capítulo, al hablarse del maltrato sexual, se refiere a aquello que comúnmente se
denomina “abuso sexual” se deja a discreción del grupo usar maltrato o abuso.
Dios creó al hombre y a la mujer para ser seres humanos sexuales, totalmente conscientes
de la dicha que pueden encontrar uno en el otro. Los dos también son llamados a ser
mutuamente responsables de sus actividades sexuales y expresar plenamente lo que uno
significa para el otro demostrando con ello un amor cristiano. Los estereotipos sobre
aquello que el hombre y la mujer deben hacer y el control patriarcal, representan lo
contrario a la igualdad creada para ambos y a una relación consciente y madura. La
sexualidad masculina es creada por Dios para ser responsable, no violenta o mezquina.
La sexualidad femenina es creada por Dios para ser responsable, no para ser víctima.
Todos tenemos responsabilidades, a veces la de iniciar el contacto sexual en la relación, a
veces la de recibir la atención sexual de la otra persona.
La dos personas deben consentir con gusto, así como también respetar cuando se diga
“no”. Cuando la respuesta es “no” es totalmente injusto reaccionar con violencia,
coerción, presión, amenazas, intimidación, manipulación, mentiras, engaños, chantaje o
culpa. Cualquier forma de maltrato sexual es contraria a lo estipulado por Dios: encontrar
mutua felicidad sexual el uno en el otro.
Algo muy importante que ha ocurrido en los últimos años es el esfuerzo hecho para
distinguir entre la sexualidad sana, de consentimiento mutuo, y la violencia y el maltrato
sexual que tanto daña. El maltrato sexual ocurre cuando se usa la sexualidad y se impone
la voluntad de una persona sobre la otra, lo cual puede hacerse por medio de violencia,
asalto y acoso sexual. Puede incluir el maltrato sexual de niños, violación marital y
explotación sexual por profesionales.
En los últimos 20 años hemos sabido mucho más sobre maltrato sexual de lo que se supo
en los últimos veinte siglos. Mucho hemos aprendido gracias al deseo que tienen las
personas víctimas de narrar lo que les ha pasado en su vida y el deseo de otras de
escuchar. Nos hemos dado cuenta hasta que grado ha llegado el abuso sexual en nuestra
cultura. Frecuentemente hay abuso físico, emocional y espiritual cuando hay abuso
sexual.
El maltrato sexual es una manifestación de pecado. La iglesia tiene que tomar una
posición firme y humanitaria contra la epidemia de violencia sexual y violación en
nuestra sociedad.
¿Cómo ha sido que algunos puntos de vista sobre el matrimonio no han permitido poner
al descubierto, o han contribuido al maltrato sexual en el matrimonio?
Ya que la mayor parte de este maltrato ocurre en el matrimonio, es muy importante
enfatizar que el matrimonio es un pacto de amor y fe, no un contrato de posesión y
pertenencia. La violación marital y otras formas de maltrato en las relaciones íntimas no
deben ser toleradas. De hecho, estos maltratos son evidencia de que la promesa se ha
roto. Si tales promesas deben ser renovadas y tener una nueva vida, se requiere un serio
esfuerzo de parte de las personas involucradas en la relación, frecuentemente con la
ayuda pastoral y profesional. Tanto las personas que deciden continuar en el matrimonio
como las que deciden separarse, necesitan de la compasión y ayuda de la iglesia.
Consecuencias del maltrato
En el maltrato sexual, la sexualidad se usa como un instrumento para dominar o explotar.
En la mayoría de los casos, mujeres y niños son las víctimas. El maltrato ocasiona un
trauma físico, emocional y espiritual que puede durar toda la vida. Los maltratos pueden
tener diferentes efectos en las personas, pero normalmente incluyen temor, dolor,
desconfianza, vergüenza, confusión, enojo y autoculpabilidad. Si la persona víctima
conocía y tenía confianza en el perpetrador, las heridas en la confianza, en la autoestima
y en el bajo concepto de sí mismo pueden ser muy graves.
Las consecuencias del maltrato sexual cuando niño pueden ser alcoholismo, adicción a
las drogas, huida del hogar, delincuencia juvenil, prostitución, embarazo de jovencitas,
automutilación y suicidio. Algunos estudios hechos en la actualidad revelan que muchas
de las personas que sufren de alteraciones en la personalidad fueron maltratadas cuando
niños. Todas estas clases de maltrato sexual pueden también resultar en una crisis de fe
para la víctima y para aquellos que ayudan a la víctima.
Sanando el maltrato.
Las víctimas de la violencia sexual y de la violación necesitan mucha ayuda para
“cicatrizar sus heridas”. Actualmente sabemos mucho más al respecto de lo que sabíamos
hace algunos años. En muchas ciudades hay lugares específicos que brindan ayuda a estas
víctimas. También, personas con similares experiencias han formado grupos. Dios hace
un llamado a la iglesia para que oiga las voces de estas víctimas, unja sus heridas y
proclame la buena palabra a los cautivos (Lucas 4:16sgt) El sanar a aquellos que han
sobrevivido el abuso y el prevenir o evitar que ocurran más maltratos sexuales son
urgentes ministerios cristianos en la actualidad.
¿Cómo puede usted o su congregación participar en este ministerio de curación? ¿Cómo
podría hacerlo usted?
No ha habido mucho progreso en la curación de aquellos que maltratan. En la ultima
década se han hecho diferentes esfuerzos pero es muy temprano para saber qué es lo que
realmente contribuye a una permanente rehabilitación de las personas que maltratan
sexualmente. Es necesario que se sienta un sincero arrepentimiento y que haya una
efectiva rehabilitación. La gracia de Dios es para todos, sin embargo no debemos abaratar
nuestra tradición teológica prometiendo una gracia barata ( por ejemplo, perdón sin
cambio). Esperamos que los próximos 20 años sean tan provechosos en medidas creativas
para curar a las personas que maltratan como han sido los últimos 20 años para los
sobrevivientes.
La revelación de experiencias es lo que empieza el proceso de curación en quienes han
sido agraviados sexualmente. La iglesia tiene que ofrecer un medio en el que personas
maltratadas sexualmente no se sientan avergonzadas de compartir sus experiencias. La
iglesia tiene que facilitar que se hable del maltrato sexual. Tenemos que darnos cuenta
como podemos disponer de los recursos de nuestra tradición que puedan ser útiles para
poner un alto al maltrato sexual.
¿Por que se maltrata?
Las personas no violan, atormentan, asedian o explotan principalmente porque tienen
necesidad de tener relaciones sexuales. Por el contrario, usan la sexualidad como
instrumento para lograr algo más o para expresar otras necesidades. Estos factores, que
no son sexuales, pueden ser el deseo de sentirse con más poder ( tal como sentir o creer
que se tiene el derecho de dominar a otra persona sexualmente ) y cólera o ira que hace
que la persona no se comporte como es debido. El maltrato sexual normalmente va
acompañado de violencia. La gran mayoría de las personas que maltratan sexualmente no
tienen personalidades anormales o patológicas. son personas comunes quienes
frecuentemente ven lo que han hecho como algo que no tiene nada de malo, o creen que
lo que ha pasado es culpa de la víctima.
El que se haya visto históricamente a mujeres y a niños como propiedad, los
malentendidoss sobre la sexualidad femenina y masculina y los estereotipos construidos
sobre el papel que la mujer y el hombre desempeñan en la sociedad, han contribuido al
maltrato sexual.
En los tiempos cuando se valoraba a la mujer principalmente para la procreación, la
castidad era sumamente importante -y se exigía - más en las mujeres que en los hombres.
Se animaba a las mujeres a que fueran sumisas y se pensaba que ignoraban mucho sobre
la sexualidad; a los hombres se les animaba a que fueran agresivos y frecuentemente se
pensaba que sabían mucho más y tenían más experiencia. Como se ha visto, mujeres y
niños no eran considerados sujetos legales. Eran propiedad de un esposo o padre a quien
tenían que obedecer. El hombre era quien iniciaba la actividad sexual; la mujer tenía la
responsabilidad de poner el limite. Aquellas mujeres que iniciaban dicha actividad eran
consideradas prostitutas. “Una buena mujer” nunca iniciaba la actividad sexual. Esto
estaba relacionado con la noción de que la mujer debería decir “no” aun cuando su deseo
era realmente decir “si.” De la misma manera si la mujer había sido violada, se convertía
en algo que no “era bueno “ -su carácter moral se había manchado indeleblemente. Era
considerada impura y excluida de formar parte de un matrimonio feliz o de tener una vida
normal. Alguna de estas ideas, todavía presentes en nuestra sociedad, explican por qué las
víctimas de maltrato sexual frecuentemente se sienten avergonzadas y se culpan a si
mismas.
La sexualidad ha sido y continua siendo relacionada con propiedad y pureza (lo que se
considera “limpio o impuro”).
La intimidad quizá sea valorada de diferente manera por el hombre que por la mujer. Un
viejo dicho indica que las mujeres “ dan sexo “ para recibir amor y que los hombres dan
amor para “obtener sexo”. Quizá esto sea una exageración, pero frecuentemente las
mujeres valoran más el hablar, sintiéndose así más íntimamente unidas al hombre,
mientras que los hombres frecuentemente expresan intimidad por medio de la actividad
sexual. La sociedad tiende a condicionar a los hombres a separarse de la intimidad
emocional en el proceso sexual de madurez. Muchos hombres viven la experiencia
completa en la relación con el paso del tiempo. “Esos sentimientos masculinos que se
expresan -principalmente la agresión y el deseo sexual --dan al hombre una base muy
limitada para establecer confianza y las metas que deben ser compartidas, lo cual es
necesario para desarrollar y mantener las relaciones intimas.”
¿Tiene esto significado para usted, según las experiencias que ha tenido? ¿Cómo
podríamos sobrepasar estos obstáculos.?
La idea de que el hombre inicie y de que la mujer ponga los limites en el contacto sexual
ha creado algunas tensiones y algunos malentendidos que hacen que haya más maltrato
sexual. Para que los hombres inicien una relación, necesitan tener mucho valor; tienen
que enfrentarse a la posibilidad del rechazo. Los hombres también pueden malinterpretar
una amistad e ir tras una relación sexual o aun a propósito, ignorar que la mujer les trata
de dar a entender que no tiene ningún interés o que la manera de comportarse
sexualmente es como miden su hombría. A veces el hombre no solamente quiere ser el
iniciador, sino también quiere ser el recipiente de la atención sexual.
La mujer necesita tener mucha paciencia, y frecuentemente es frustrante esperar a que el
hombre exprese interés sexual. A veces la mujer no tiene el más mínimo interés en un
hombre y así lo demuestra, pero el hombre cree que este comportamiento se debe a la
suposición de que la mujer no debe demostrar interés en actividades sexuales. Cuando
esto ocurre, el “no “ de ella quizá no se respete. Además, la sociedad condiciona a la
mujer a rechazar poco a poco las insinuaciones sexuales del hombre, especialmente si es
necesario mantener una relación no sexual con la misma persona. Al rechazar de esta
manera, puede pensarse que no se expresan los sentimientos con completa honestidad.
Hay incertidumbre y nerviosidad en la mujer cuando sus sentimientos son mal
interpretados.
La iglesia necesita cambiar muchas de las experiencias del hombre y de la mujer.
Necesitamos comprender tanto las virtudes como las tensiones causadas por estas
expectativas. No deben formarse estereotipos basándose en el sexo. Las personas son
ricamente variadas y complicadas. Hombres y mujeres, ambos creados en la imagen de
Dios, tienen dignidad moral y merecen respeto.
Necesitamos seriamente enfocar nuestra atención en alcanzar una mejor comprensión
sobre la sexualidad femenina y masculina que nos permita promover relaciones
saludables mutuas, en vez de que continúe lo que hasta ahora ha estado pasando. La
sexualidad abusiva no ocurre debido a las especulaciones sexuales que tenemos, como
tal. Pero la agresión sexual exagera aspectos del estereotipo del género masculino y el ser
víctimas sexuales exagera aspectos del estereotipo del género femenino.
Hacia relaciones sexuales saludables
los cristianos sabemos claramente del pecado y del abuso que existe en el mundo.
También sabemos claramente que vivimos a la luz del reino de justicia prometido por
Dios. Si una relación mejora considerablemente, esto no quiere decir que ya no habrá
problemas, sino que continuara habiendo altas y bajas. Aunque una relación puede y debe
desarrollarse al paso del tiempo, como seres humanos pecamos constantemente y vivimos
necesitando el perdón por la gracia de Dios. Lo bueno de las relaciones sexuales se
afirma aún cuando nos damos cuenta de la constante presencia del pecado.
¿Cuáles son algunas características de las relaciones sexuales saludables?
¿Cuales son algunas características importantes de una relación sexual saludable? ¿Con
cuáles no está de acuerdo ? ¿Que agregaría usted?

• la persona se siente segura física, emocional y espiritualmente. Esto es lo básico.


Violencia, coerción y amenazas no son aceptables. Las personas se sienten
seguras de hablar sobre sus verdaderos sentimientos y temores. Pueden compartir
sus imperfecciones y sus virtudes mutuamente. Por la firme promesa que se han
hecho, pueden revelar lo que verdaderamente son y asumir riesgos. Los dos se
escuchan con atención mutua.

• Se expresan intimidades físicas y emocionales. Las dos personas pueden ser


vulnerables, recibir y dar mutuamente. Aumenta lo que se comparte mutuamente
y se mantiene una intimidad física. A veces al tocarse y abrazarse se siente una
gran atracción sexual, otras veces una gran cercanía, protección y aceptación.

• Confianza y honestidad se nutren. La confianza puede perderse o aumentarse. Es


importante saber cómo hacer honestas observaciones de una manera efectiva pero
sin lastimarse uno al otro.

• Se respeta mutuamente el cuerpo y el espíritu. Se respetan las diferencias que


existen; no son vistas como amenazas. Se admira y aprecia la integridad y el
bienestar de cada uno.

• El poder no es jerárquico o controlador (Mateo 20: 20-28 ), sino mutuo


(1Corintios 7; 4sgt.). Hay justicia reciprocidad, igualdad al compartir. El poder no
se basa en que uno gane y el otro pierda. La pareja no busca tener el control de
uno sobre el otro, sino de ayudarse mutuamente. Pueden los dos llegar a un
acuerdo en sus diferencias.

• La relación nunca es estática. Está constantemente cambiando. Una relación


saludable envuelve trabajo y juego, arrepentimiento, renovación y cambio.

• En una relación saludable, las dos personas no hay roles estereotipados según el
sexo. Tienen la libertad de rechazar o de afirmar lo que “supuestamente “ debe ser
hecho por uno o el otro.

• Es posible tener una relación saludable por la gracia de Dios. Ambas personas
saben que Dios y los demás les aman. Pueden amarse a si mismos y aceptar y
amar a otra persona. El amor de esa otra persona especial aumenta nuestra
autoaceptación.

• Gozo y risa, buen humor, y juego son especialmente importante en una relación
saludable. Nuestra vulnerabilidad y debilidad humana, más claramente visto en
nuestra vida sexual, nos recuerda que no debemos tomar la vida demasiado en
serio.

• La pareja no piensa solamente en si misma, o en su relación, sino que ambos están


liberados por Cristo para darse, sirviendo y llevando a cabo una misión por los
demás.
¿Cómo puede ayudar el ministerio de su congregación a desarrollar relaciones sexuales
más saludables?
B. Relaciones de homosexuales y lesbianas.
Beatriz y Alicia han sido buenas amigas y compañeras de cuarto por cuatro años.
Ninguna de las dos ha tenido una relación seria ni con un hombre ni con una mujer.
Valoran mucho su amistad y empiezan a reconocer que ambas sienten una mutua
atracción sexual.
Juan está en su ultimo año de secundaria. Ha salido con algunas muchachas, pero nunca
ha sentido una atracción sexual por ninguna. Recientemente ha descubierto una gran
atracción por Roberto, su compañero de laboratorio. Juan tiene mucho miedo de hablar
con Roberto porque teme ser rechazado. No ha expresado sus sentimientos ni a su pastor
ni a su familia. Continua sintiéndose más y más deprimido cada día y esta aun pensando
acabar con su vida en vez de enfrentarse a la hostilidad o al rechazo que pueda recibir de
otros.
Santiago sintió atracción hacia el sexo masculino desde que era jovencito. Aun así, se
casó con Juana, y ahora tienen tres hijos. Su fuerte atracción sexual hacia otros hombres
no ha desaparecido. Lucha pensando cómo decirle a Juana que se ha enamorado de David
y quiere tener una relación firme con él.
Susana y Berenice han vivido juntas por nueve años y se aman profundamente. Han
adoptado un bebé de seis meses. Como una forma de nutrir su amor y por su hijo, han
pedido a su pastor que tenga un servicio en la iglesia para bendecir su relación y
públicamente anunciar su promesa.
Lo que se entiende actualmente sobre relaciones sexuales.
Como personas responsables de la creación de Dios, reconocemos que la información
científica puede ayudarnos a entender mejor lo que Dios está creando. Tal información,
por si misma, no aclara totalmente nuestros dilemas ético-teológicos. Viviendo en un
tiempo intermedio, reconocemos que lo que sabemos es tentativo e incompleto. Nunca
puede ser la base total y única para nuestra ética. Sin embargo, la gracia de Dios hace que
saquemos conclusiones y que actuemos basándonos en lo incompleto, a veces en los
conocimientos imperfectos que tenemos, confiados de que Dios continúa con nosotros
mientras deliberamos sobre cualquier tema.
En las ultimas décadas nos hemos dado cuenta de muchas cosas referente a la orientación
sexual. No fue sino hasta el siglo XIX cuando la homosexualidad empezó a
conceptualizarse como una condición u orientación básica en algunas personas. A
mediados del siglo XX, las escala de Kinsey fue creada e indicó una variación referente a
la orientación sexual en lugar de una simple división entre heterosexualidad y
homosexualidad. Según esta escala, la mayoría de las personas sienten atracción
principalmente hacia personas del sexo opuesto. Algunas sienten atracción hacia personas
del mismo sexo. Pocas personas sienten atracción exclusivamente hacia hombres o
mujeres. Otras sienten aproximadamente la misma atracción hacia ambos, hombres y
mujeres, teniendo una orientación bisexual.
Investigaciones científicas confiables y estudios clínicos están más y más de acuerdo en
que la orientación sexual se establece en los primeros años de la niñez, por una
combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales. No sabemos con seguridad
cómo se desarrolla la orientación sexual. Lo que sí sabemos es que no es algo que sólo
tiene que ver con la “naturaleza” o con la manera en que se “nutre” a la persona. La
orientación sexual no se basa únicamente en lo que se sabe biológica o socialmente.
Envuelve una misteriosa combinación de factores. Fuerzas genéticas y hormonales,
unidas con las de crianza en importantes periodos de desarrollo sexual de la persona
vienen a influir en esto. Juntas determinan la orientación que viene a ser irreversible.
Investigaciones continúan llegando a la conclusión de que la orientación sexual no es
algo que se escoge, sino que es establecido involuntariamente. No nos volvemos
heterosexuales u homosexuales simplemente por contacto, aun por contacto sexual con
personas de nuestro mismo sexo o del sexo opuesto. Factores biológicos, sociales y
psicológicos se combinan de tal manera que la orientación sexual sentida viene a ser
“dada”.
Algunas personas quizá no se den cuenta de su orientación sexual hasta la edad adulta,
aunque en la mayoría de la gente ocurre más temprano. el descubrir esta orientación
sexual puede ser algo variable y extenderse por un tiempo. Investigaciones recientes
revelan que la orientación sexual de una persona es dada a conocer por la atracción
sexual que dicha persona siente hacia aquellas personas del mismo sexo o del sexo
opuesto, fantasías eróticas, y por el comportamiento sexual físico.
La orientación sexual no determina por sí sola la adaptación psicológica de la persona.
Dicha adaptación tiende a ser afectada por la aceptación o el rechazo que se recibe de la
familia, amigos y de la sociedad en general. La orientación sexual de la persona, como
tal, no es la causa de sus problemas emocionales. Sin embargo, el no poder aceptarse a sí
mismo como homosexual o lesbiana, y el no ser aceptado por la familia y la sociedad
como tal, puede contribuir a tales problemas.
Algunas personas discuten estas ideas actuales sobre la orientación sexual. Dicen que la
orientación hacia el mismo sexo es algo patológica y necesita cambiarse. Otros animan a
homosexuales que no pueden cambiar su orientación a que se resistan a la tentación de
entrar en relaciones homosexuales. Quizá algo pueda cambiarse, pero no hay clara
evidencia de que terapia u oración puedan cambiar a personas homosexuales a
heterosexuales. Algunas técnicas usadas para cambiar, “convertir “o “curar” la
orientación sexual, presentan serias preguntas de ética debido a la técnica coercitiva
usada y a su dudosa efectividad. Mucha de la evidencia que supone que puede “curarse”
la homosexualidad, se ha basado en casos de personas que eran bisexuales.
¿Que cree usted causa la orientación sexual? ¿qué es lo que ha influenciado su manera de
pensar ? ¿como deben reaccionar los cristianos hacia personas homosexuales o lesbianas?
La información obtenida de investigaciones hechas sobre la orientación sexual es
evaluada de diferente manera por diferentes personas. Frecuentemente las evaluaciones
confirman la manera de pensar de cada persona al respecto. También dan la idea de las
diferentes maneras de pensar de cada persona al respecto. También dan la idea de las
diferentes maneras cómo lesbianas y homosexuales deben ser tratados. A continuación
hay algunas:

• Quizá tengamos que aceptar que la orientación sexual es “dada “ pero solo como
parte de “ la caída de la creación. Tales personas no deben dar a conocer su
homosexualidad. Depende de ellos, pueden elegir portarse bien o pecar.

• La homosexualidad parece ser parte de la creación de Dios. Debe ser afirmada y


vivida de acuerdo a las mismas normas de la heterosexualidad. No es un pecado,
aunque se puede corromper por el pecado de la misma manera que la
heterosexualidad.
Implicaciones del testimonio bíblico acerca de las relaciones entre lesbianas y
homosexuales en la actualidad.
La base luterana para una ética sexual debe considerar lo que dice la Escritura y la
tradición de la iglesia, incluyendo lo que se piensa sobre las relaciones sexuales entre
personas del mismo sexo. Debemos también estar dispuestos a escuchar lo que
recientemente se ha descubierto sobre la creación de Dios. Todo esto nos ayuda a
entender el significado del testimonio bíblico en nuestros días. Necesitamos preguntarnos
qué seria lo más fiel y efectivo para la misión contemporánea de la iglesia y ministerio en
el mundo. Por un lado, hemos oído que ser homosexual es un pecado. Por otro lado,
algunos cristianos han confesado abiertamente el amor misericordioso de Dios en las
vidas de homosexuales y lesbianas.
¿Cómo podemos hablar de estos dos mensajes conflictivos?
Necesitamos examinar las suposiciones de que en la Biblia se rechaza la homosexualidad,
como fue discutido en el capitulo anterior dos, debido a lo que ahora a salido a la luz al
respecto:
(1) El concepto de orientación sexual era desconocido para los autores de la Biblia.
Ninguno de los pasajes relevantes se refiere específicamente a la orientación homosexual.
Pasajes bíblicos que prohiben o condenan ciertos comportamientos del mismo sexo,
suponían que todas las personas eran por naturaleza heterosexual.
Si comprendemos que algunas personas tienen una orientación sexual hacia personas del
mismo sexo, ¿ es justo, o propio, insistir que se priven de expresar su sexualidad de la
manera “natural “ para ellos?.¿ En qué se debe basar para animarlos o desanimarlos a que
tengan relaciones sexuales? ¿ Es apropiado decir que traten de convertirse y que traten de
vivir como heterosexuales? Si o no; ¿por que? ¿ Cuál es la voluntad de Dios para
nosotros, seres sexuales? ¿Es diferente si somos homosexuales o lesbianas?
(2) En el antiguo medio oriente y en el mundo romano, se explotaba y abusaba
muchisimo de la actividad sexual del mismo sexo. Esa realidad afectó el punto de vista
bíblico de tal actividad.
¿ Es justo, o propio, formar juicios morales de estos pasajes y aplicarlos a relaciones
homosexuales o lesbianas que son mutuamente amorosas y honestas? Sí o no, ¿por qué?
Debemos juzgar de la misma manera los actos sexuales entre personas del mismo sexo?
¿Pueden los atributos de una relación sexual firme y duradera estar presentes cuando las
dos personas son del mismo sexo?
(3) La procreación ha sido vista como el principal objetivo de la sexualidad (e.g Génesis
1:28-”fructifíquense y multiplíquense”) aun cuando otros objetivos de la sexualidad se
citan en la escritura (e.g Génesis 2 y Cantar de los Cantares) la incapacidad de una pareja
de lesbianas o de homosexuales de tener hijos ha sido vista por muchos como la base para
rechazar su expresión sexual. Muchas iglesias durante este siglo, incluyendo luteranas, se
han alejado de la noción de que el principal objetivo de la sexualidad es el de
procreación. La iglesia bendice a muchos matrimonios heterosexuales en los cuales
procreación no se tiene en mente o es imposible.
¿Que tan esencial es la procreación para lo que la sexualidad significa? ¿Es el
mandamiento de procrear base suficiente para oponerse a relaciones homosexuales o
lesbianas en la actualidad?
(4) Inquietudes o preocupaciones sobre la pureza y la sanidad también han creado juicios
en contra de las relaciones del mismo sexo. Actos de impureza tales como relaciones
sexuales entre personas del mismo sexo (en Levíticos y Romanos) eran consideradas
repelentes totalmente. Inquietudes sobre la pureza se pusieron en perspectiva y fueron
transformadas en el Nuevo Testamento. Jesús y Pablo buscaron romper las barreras
establecidas por las reglas de pureza entre personas y comunidades. ¿Son estas
inquietudes sobre la pureza suficiente base para que los cristianos rechacen las relaciones
homosexuales en la actualidad? ¿Cómo debe reaccionar la iglesia hacia aquellas personas
que todavía piensan igual sobre la pureza?
(5) Que el hombre y la mujer se complementen físicamente ha sido considerado esencial
en las relaciones sexuales, para “ completarse uno al otro,” y para hacerse “una carne “.
Las narraciones bíblicas de la creación han sido usadas para darle más validez a este
punto de vista basándose en la suposición de que todos los seres humanos sean por
naturaleza heterosexual. Sin embargo, estas narraciones enfatizan la humanidad común,
así como también las diferencias entre el hombre y la mujer. El testimonio bíblico es que
somos sexuales, seres que necesitan tener una relación, que se necesitan unos a los otros.
¿Puede la intención de Dios de vivirse la vida con otra persona en intima relación sexual
ser igual entre dos mujeres y dos hombres que como es entre dos personas del sexo
opuesto? Sí o no, ¿por qué? ¿Pueden personas del mismo sexo hacerse “una carne?”
¿Existe el peligro de que se ignore o se base demasiado en las diferencias fisiológicas?
(6) Los estereotipos de los sexos que suponen que el hombre debe dominar y la mujer ser
pasiva, hacen más difícil que sean aceptadas las relaciones de parejas homosexuales y
lesbianas. Pasajes bíblicos a veces se usan para dar más énfasis a estos estereotipos. El
que dos mujeres estén juntas quizá no vaya con nuestra noción de que la mujer necesita a
un hombre para guiarla y sentirse completa. Muchos estereotipos sobre homosexuales y
lesbianas se basan en la errónea noción de que relaciones del mismo sexo sólo imitan
relaciones heterosexuales --una persona tiene el papel “masculino” y la otra el papel
“femenino”.
¿Cómo se relaciona lo que usted piensa del hombre y la mujer a su reacción a las
relaciones de homosexuales y lesbianas? Al cambiar el papel del hombre y la mujer en la
sociedad, ¿cómo puede afectar la manera de pensar de relaciones homosexuales o
lesbianas?
(7) Aunque en ningún Evangelio hay evidencia de que Jesús haya hablado especialmente
sobre relaciones del mismo sexo, por sus palabras y sus acciones dio a conocer
claramente cómo es que debemos tratarnos unos a los otros
.¿Cuales son algunos de los valores y principios que Jesús propuso para vivir nuestras
vidas? ¿Cómo se aplican con relación a como debemos ver o vivir relaciones las sexuales
en la actualidad?.
Al examinar y pensar detenidamente sobre este testimonio bíblico, debemos distinguir
entre los juicios morales que se hacían sobre actividades del mismo sexo en tiempos
bíblicos y los que se hacen en la actualidad.? Al examinar y pensar detenidamente sobre
este testimonio bíblico, debemos distinguir entre los juicios morales que se hacían sobre
actividades del mismo sexo en tiempos bíblicos y los que se hacen en la actualidad.
Debido al testimonio bíblico, nos damos cuenta que vivimos en una época donde no se
pueden hacer juicios absolutos. En la Biblia, la actividad sexual entre personas del mismo
sexo (con un significado completamente diferente al actual) no aclara totalmente el
asunto. Debemos estudiar el testimonio bíblico en su totalidad, teniendo como centro a
Jesucristo quien solo nos justifica ante Dios. Enfocando nuestra mente en esta dirección
al estudiar lo que sigue en este capitulo, descubrimos una base evangélica al hablar de
este tema tan importante en la actualidad.
El pecado, la nueva creación, y las relaciones homosexuales y lesbianas.
Los luteranos tienen gran respeto por lo que considera ser “natural” según la ley de Dios.
Sin embargo, los juicios morales que formamos los hacemos sabiendo que la Biblia dice
que es “natural que nos inclinemos” a estar lejos de Dios y a pecar. Sin importar nuestra
orientación sexual, todos somos pecadores. Pecamos en nuestra actitud, particularmente
hacia aquellos que no son iguales a nosotros. Los luteranos saben perfectamente bien de
la ansiedad, inseguridad y el temor que existe entre los seres humanos. También sabemos
lo mucho que nos esforzamos para vernos bien y parecer justos, especialmente
menospreciando a aquellos quienes, según nosotros, claramente han pecado. A veces
usamos la ley de Dios en contra de otros cubriendo así nuestros propios temores y
ansiedades. Sin embargo, cuando se usa como se debe, la ley de Dios nos da a conocer
como es que fallamos tantas veces al no confiar en Dios. Todos necesitamos
arrepentirnos diariamente. Jesucristo desafía nuestra tendencia pecadora de poner en
categorías o juzgar quienes son los que pecan más. La Biblia dice claramente que es
Cristo quien nos salva a todos.
Con el bautismo entramos en la lucha entre la nueva y la vieja creación. La ley dada por
Cristo -amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos- guía nuestra vida en este
tiempo intermedio. Ponemos atención al sufrimiento y a las necesidades del prójimo.
Siendo el cuerpo de Cristo, estamos con todos aquellos que son víctimas del pecado y la
injusticia.
¿ que indicaría si pusiéramos nuestra atención hacia el sufrimiento y las necesidades
de nuestros prójimos homosexuales o lesbianas? ¿Y hacia el prójimo que es abusado
o maltratado sexualmente? ¿o hacia aquellos que son solteros o solteras?
Entre el sufrimiento y la opresión, quizá también encontremos muestras de amor, de
esperanza y de promesa. Algunas personas homosexuales y lesbianas demuestran
claramente tener una relación amorosa, que enriquece su vida, con otra persona. Dichos
testimonios quizá desafíen algunas de las suposiciones y entendimientos que hayamos
tenido en el pasado.
¿Es posible que algunas de las serias relaciones entre homosexuales o lesbianas sean
señal de amor transformado de la nueva creación de Dios en Cristo, un amor que
continuamente está yendo más allá de los limites del pasado? ¿O son violaciones de
la de lo que Dios dispuso?
También sabemos que el amor y la comprensión requieren de una estructura y orden. Sin
orden las posibilidades de promiscuidad y abuso aumentarían. Hay promiscuidad entre
los homosexuales. Es difícil que dos personas mantengan un amor fiel por largo tiempo
sin estructura ni apoyo social, es decir, sin el orden que los luteranos asocian con la ley.
Las relaciones entre homosexuales y lesbianas no han contado, generalmente, con ese
apoyo social y legal. Aun así, algunas de estas parejas han disfrutado de una buena
relación por mucho tiempo, frecuentemente con mas oposición pasiva que activa.
¿Habría más promiscuidad o relaciones cortas entre los homosexuales si no cuentan
con el reconocimiento y la protección social de sus relaciones? ¿Cómo debe
responder la iglesia a aquellas parejas que quieren tener su unión reconocida y
bendecida? ¿Por que? ¿Cómo debemos nosotros responder a aquellos quienes
practican la sexualidad en serias relaciones que no son monógamas? ¿Deben las
relaciones homosexuales ser juzgadas de diferente manera que las heterosexuales?
Muchas personas continuarán expresándose de la homosexualidad como algo
simplemente malo o repulsivo. Muchas veces no sabemos con claridad por qué estamos a
favor o en contra de cierto comportamiento. Es necesario estudiar continuamente el tema,
reflexionar y hablar seriamente con personas homosexuales y lesbianas. Nuestros
sentimientos, sin importar lo profundo o lo negativo que sean, no debemos expresarlo
verbalmente o en nuestras acciones violando la dignidad de otros. Nosotros somos
responsables de lo que decimos y hacemos.
¿Se justifica establecer reglas en contra de cierto modo de vivir sólo porque en lo
personal no se está de acuerdo con ello? ¿Si o no, por qué? ¿Cuales son las normas
públicas que afectan a homosexuales y a las lesbianas por las que la iglesia debe
abogar?
Para la consideración del pueblo de fe
¿Que significa que la iglesia responda a homosexuales y lesbianas que se encuentran
entre nosotros? La iglesia debe hacerlo, no por temor sino por su identidad central en
Cristo y la nueva creación iniciada por él. Por que somos el cuerpo de Cristo, se nos hace
un llamado a que conformemos nuestras palabras y obras a su amor sin barreras y a su
justicia inclusiva. Cumplir la misión de Dios en este mundo, de la mejor manera, necesita
ser el enfoque principal.
Miembros de esta iglesia quizá no lleguen a un acuerdo en muchos aspectos de la
homosexualidad, pero lo siguiente debe de considerarse seriamente:
Mujeres lesbianas y hombres homosexuales están ahora presentes en nuestras
congregaciones, escuelas, lugares de trabajo y en nuestras vecindades. La mayoría
de nosotros no sabemos quienes son. Si comentamos algo sobre la
homosexualidad que condene a lesbianas y homosexuales en general como
inmorales, quizá estemos ofendiendo y enajenando a esa persona próxima de
nosotros, implicando que la orientación sexual de la persona determina su
carácter.
¿Cómo debemos responder de manera diferente?
“Ataques a homosexuales” en cualquier forma deben se resistir y condenar. Construir
estereotipos lastima. La violencia interpersonal nunca es aceptable. Si alguien le
revela que él o ella es homosexual o lesbiana, le han confiado algo muy íntimo y
vulnerable de su ser.
¿Que haría si esto le hubiera sido confiado a usted?
Las personas homosexuales y lesbianas como las personas heterosexuales, también
son hijos e hijas de Dios que necesitan la gracia y la comunidad de fe. Nuestro
bautismo nos hace hijos e hijas de Dios. Dios no revoca nuestro bautismo cuando
descubrimos nuestra orientación sexual. Una congregación que cierra sus puertas
a personas de “diferente” orientación sexual, necesita pensar detenidamente sobre
lo que significa ser iglesia.
¿Recibe verdaderamente su iglesia a hombres homosexuales y a mujeres lesbianas?
¿Son reconocidos y utilizados sus talentos? ¿Se les anima a que participen en todas
las actividades de la iglesia igual que a las personas heterosexuales? ¿Sí o no, por
qué? .
Todos somos pecadores que necesitamos de la gracia de Dios. Ni las personas
homosexuales ni las heterosexuales son justificadas por su orientación sexual; son
justificadas solo por el amor misericordioso de Dios. También debemos darnos
cuenta de que no porque algo nos parece repulsivo, quiere decir que eso sea un
pecado.
Después de haber estudiado el capitulo dos y hablado de lo anterior, ¿debe
continuarse viéndose la homosexualidad como un pecado de manera que no se ve la
heterosexualidad? Sí o no, ¿por qué?
Nuestra sexualidad es un buen don de Dios dado a nosotros que ha de disfrutarse en
una relación amorosa con otra persona. Para algunos quizá no sea necesario tener
una relación genital. Para la mayoría, sin embargo, esto significa tener una
relación con el sexo opuesto. Para aquellos con orientación sexual homosexual,
esta relación se tiene con una persona del mismo sexo.
¿Debe la orientación sexual ser vista como un don de Dios? Sí o no ¿por qué?
¿Teológicamente, cómo debe verse la orientación homosexual o heterosexual?
¿Eticamente cómo deben evaluarse las actividades homosexuales o heterosexuales?.
Una vida en celibato puede ser un importante testimonio al reino de Dios por venir.
Sin embargo, San Pablo y la Confesión Luterana reconocieron que este don del
espíritu no puede exigirse de todos.
¿Es justo esperar que todos los homosexuales vivan en celibato? Sí o no, ¿por qué?.
Este estudio ha sustentado que la sexualidad debe vivirse en su totalidad en una
relación firme y duradera de amor y felicidad. Nueva evidencia histórica nos
revela que algunas relaciones entre personas del mismo sexo quizá fueron
bendecidas en el pasado. Tal vez la iglesia deba ahora examinar su posición al
respecto.
¿Debemos tener como base principal el gran valor que una promesa tiene y al
mismo tiempo negar el reconocimiento y la bendición de la iglesia a personas
homosexuales y lesbianas que se han prometido un amor mutuo? Sí o no ¿por qué?.
Al deliberar sobre estas y otras preguntas, necesitamos pedir que el espíritu de Dios sea
nuestra guía, hablar con personas homosexuales y lesbianas y continuar estudiando y
hablando al respecto.
¿Es importante poner atención a lo que homosexuales y lesbianas lo que tengan que decir
sobre su vida y
relaciones personales? ¿Qué diferencias o similitudes hay entre relaciones homosexuales
o heterosexuales?.
C. Relaciones sexuales genitales fuera del matrimonio.
La iglesia debe animar que el contexto apropiado para tener relaciones sexuales es en una
promesa de amor y fidelidad, una promesa firme y duradera. el convertirse en una “sola
carne” no es algo que se toma a la ligera (Mateo 19;6 ) por tradición y por experiencia se
sabe que el no tomar las relaciones sexuales en serio, ya sean heterosexuales u
homosexuales, es algo que ni es saludable ni va de acuerdo con nuestra identidad como
cristianos. Tal manera de comportarse no se funda en, ni contribuye al respeto, la
intimidad o al cariño de la otra persona, lo cual es característico en una relación firme y
duradera. Usar y abusar de otras personas es siempre malo. El querer iniciar una relación
sexual por el simple hecho de “ganar puntos” o ser popular o para obtener satisfacción
propia, no es moralmente aceptable. La promiscuidad debe de rechazarse tanto ahora
como se rechazo en el pasado.
Asimismo, cuando la expresión sexual genital fuera del matrimonio implica infidelidad a
una relación firme y duradera, también se considera dañoso y malo. La infidelidad es
inaceptable. Tal actividad extra marital causa que ya no haya confianza, viola la unión
que la sexualidad establece y viola la vulnerabilidad de la otra persona. Es la esencia del
adulterio o “rompimiento del matrimonio (Mateo 19;6). Ya sea que la persona este
enterada o no de la infidelidad, el daño como quiera se hace aún más ya que existe
engaño, mentira e hipocresía en la relación que supuestamente es firme y duradera.
Gracia arrepentimiento y reconciliación, así como también mucho esfuerzo de parte de la
pareja, es lo único que puede cicatrizar tal herida.
El dilema ético de la soltería
Si la iglesia continua afirmando que sólo en el matrimonio heterosexual es propio
disfrutar del sexo genital, debe también pensar sobre el dolor y la confusión por la que
pasan las personas solteras y sus seres queridos. Debe tomarse muy en serio por lo que
las personas solteras están pasando en la actualidad pero no debemos hacerlo
principalmente por ir de acuerdo con lo que está pasando. Como cristianos estamos en el
mundo pero no somos del mundo; siempre hay incertidumbre sobre los valores y las
practicas del presente. Sin embargo, no podemos pasar por alto los dilemas a los que
muchos de nuestros prójimos solteros se enfrentan en nuestra sociedad. La cruz del
sufrimiento de Jesucristo nos obliga a que nos enfrentemos a ello, en vez de negar las
ambigüedades y dolores por los que pasan.
Todos somos solteros en alguna etapa de nuestra vida. Las personas que se casan, son
solteras antes de casarse. Muchas personas casadas vuelven a la soltería al divorciarse o
por la muerte de su pareja. Considérese las siguientes realidades actuales:

• Algunas personas prefieren no casarse.

• Muchas personas que quisieran casarse no encuentran a esa persona amorosa o les
es difícil formar una relación duradera.

• Aquellas que se casan, tienden a hacerlo a una edad madura.

• Muchas personas que pasan por uno o dos periodos de soltería entre un
matrimonio y otro.

• Se vive mucho más tiempo ahora, con frecuencia por un largo periodo de tiempo,
sin pareja.
La soltería continúa aumentando más y más en nuestra sociedad. En los Estados Unidos,
de 1970 a 1990,el numero de personas solteras mayores de 15 años aumentó de 53 a 79
millones, mas del 40%de la población actual. Muchas personas solteras tienen relaciones
sexuales. ¿Que es lo que está diciendo la iglesia a este gran numero de personas entre
nosotros?. ¿Qué debe decir?. Este es el reto al que nos enfrentamos y sobre el cual
debemos reflexionar y deliberar.
En páginas anteriores en este estudio, hicimos énfasis sobre tres temas que van de
acuerdo con nuestra tradición biblica-teológica y lo que esta pasando en esta época
contemporánea:

• La sexualidad es un don positivo de Dios para todos;

• Nuestra sexualidad da a conocer lo que somos y va mucho más allá de la


actividad genital.

• La expresión genital de nuestra sexualidad llega a su máximo en la promesa


amorosa y duradera del matrimonio.
Los tres puntos anteriores tienen implicaciones que confunden a personas solteras:

• ¿Podemos afirmar que la sexualidad es un buen don de Dios para todos y luego
decir que algunas personas no deben de disfrutar de este don? Por otro lado, ¿es el
don de la sexualidad apreciado solamente por medio del sexo genital?

• Afirmamos que la sexualidad va mucho más allá del sexo genital. Pero,
¿contradecimos esto cuando evaluamos el comportamiento sexual de las personas
solteras basándonos en sus relaciones sexuales genitales?. Si dos personas solteras
tienen una relación intima, ¿quiere decir esto que relaciones sexuales genitales?.

• Si la sexualidad debe vivirse en relaciones firmes y duraderas, ¿que debemos


decir de los obstáculos que se les presenta a muchas personas al querer y no poder
lograr eso? ¿Eticamente hablando, es lo mismo no poder encontrar a la pareja
apropiada que no querer tener una relación firme y duradera?
Que otras dudas o dilemas nos presentan estas realidades?
Las situaciones a las que nos enfrentamos respecto a la soltería son muy diferentes. A
continuación se describen algunas con el objeto de que se reflexione sobre ellas. Al
hablar póngase atención principalmente a aquello que éticamente se relacione con los
temas bíblicos y teológicos presentados en este estudio.
Personas que no se han casado y probablemente no lo harán
Hay 11 millones mujeres más que hombres en los Estados Unidos. Esta diferencia
aumenta al llegar a más edad, con dos mujeres por cada hombre para la edad de 80 años.
Simplemente basándonos en esto, no puede esperarse que todo el mundo se case. Por
ejemplo, en algunas comunidades áfrico-americanas es alarmante el numero de jóvenes
varones que mueren o que son encarcelados, haciendo aun mas difícil que las mujeres
áfrico-americanas se casen.
¿Cómo deben expresar su sexualidad aquellas personas que no tienen muchas
esperanzas de tener una relación firme y duradera?
María es una maestra de 50 años, nunca se ha casado y no cree llegar a hacerlo. Se
entrega a los niños en su clase y a los hijos de sus hermanos quienes por ahora viven con
ella. Su amable y simpática personalidad hacen que muchas personas la busquen. Aun en
relaciones simplemente amistosas, demuestra su afecto acercándose a otros, dándoles un
abrazo y un beso. Se ve claramente que a ella también le gusta recibir estas muestras de
afecto.
Como seres físicos, todos tenemos la necesidad de mostrar y de que se nos muestre
afecto. ¿Que relación hay entre mostrar afecto físicamente y la sexualidad? ¿Cómo varia
esto según las diferentes culturas? ¿Como podrían las congregaciones ser lugares donde
apropiadas muestras de afecto se demuestren, principalmente entre aquellas personas que
no tienen relaciones sexuales intimas con nadie? ¿Que riesgo hay? ¿Cómo podría
hablarse de ello?
Parejas mayores que no están casadas.
Somos seres sexuales que añoramos tener intimidad con otra persona sin importar nuestra
edad. Esta añoranza no se acaba cuando muere el esposo o la esposa. Por las leyes de los
impuestos y pensiones, muchas personas mayores de edad que enviudan sufren una gran
perdida en sus entradas al volverse a casar.
Gabriel y Elena han tenido una buena relación por cinco años. Por mas de 30 años, los
dos han participado de múltiples actividades en la iglesia. Han decidido hacerse una
promesa y vivir juntos el resto de su vida. Si se casan legalmente, tendrán graves
consecuencias económicamente porque los dos dependen de lo que reciben de su seguro
social. Se les ha dicho que darían un mal ejemplo a la congregación si no se casan.
Piensan pedirle al pastor que “bendiga “su matrimonio de una manera informal, no en
una ceremonia que los una legalmente.
¿Qué debe considerarse al hacer esta decisión? ¿Que papel desempeña la iglesia? ¿Debe
el pastor bendecir su unión sin ser un matrimonio legal? Si o no, ¿por qué? ¿Seria
apropiado separar la ceremonia matrimonial civil de la religiosa como se hace en algunos
países?
Actividad sexual entre los adolescentes.
Más y más se oye en la prensa que está bien que la adolescencia crea apropiado y normal
tener relaciones sexuales. La mayoría lo ha hecho para la edad de 17 años. Como
resultado de una mejor nutrición y cuidado de la salud, los jóvenes de ahora maduran más
temprano que los de generaciones anteriores. A diferencia de otras sociedades en las que
las señoritas, principalmente, están comprometidas o casadas después de la pubertad, las
activas hormonas de los adolescentes continuaran activas hasta una década o más después
de la pubertad, pero no en el matrimonio.
Guillermo y Susana tienen 17 años. Han salido juntos por más de un año, y la relación
parece ponerse más en serio. Se quieren mucho los dos, pero no han hablado sobre el
futuro de su relación. La mayoría de sus amigos, incluyendo aquellos que van y
participan en actividades de la iglesia, han empezado a tener relaciones sexuales, algunas
veces casuales. Guillermo y Susana tienen un gran deseo de expresar su amor de un
manera más intima que simplemente besándose. Pero no se deciden.
¿Que deben hacer? ¿Que deben considerar antes de decidir? ¿Que razones podría usted
dar para que tuvieran, o no tuvieran, relaciones sexuales? ¿Cómo les ayudaría usted a que
se dieran cuenta de su madurez y la de su relación? ¿Cómo deben de ver la influencia de
otros amigos y de la cultura en general?
Adultos jóvenes que viven juntos
Aunque la madurez física se obtiene a menor edad, gente de nuestra sociedad está
tardándose más y más para contraer matrimonio. Nuestra sociedad, exigiendo empleados
educados, requiere que se preparen mejor. El establecerse y formar una familia es mucho
más difíciles en la actualidad. Sin embargo, el “vivir juntos” o “acompañarse “ antes del
matrimonio es común.
María y Miguel han terminado su segundo año de colegio. Están enamorados y quieren
vivir juntos. Todavía no saben si se casarán o no, pero piensan que su relación tiene
futuro. Si se casan, será cuando terminen su carrera de post-grado, en cuatro o cinco años
más.
¿Que deben hacer? ¿Que deben considerar antes de decidir? ¿Seria la situación diferente
si los dos tuvieran un empleo permanente? ¿Cómo debe tratarlos la iglesia y su familia si
es que en realidad empiezan a vivir juntos? ¿es siempre mala la actividad sexual genital
entre parejas que no están casadas ? si no es así, que plan se debe seguir ? ¿Que debe
hacerse?
Personas divorciadas
Con el aumento de divorcios quiere decir que hay más gente soltera. Antiguamente, si
había separación en el matrimonio era porque moría una de las personas; en la actualidad
esto ocurre más por el divorcio. Actualmente se rompen promesas con mucha facilidad.
Algunas veces tiene que hacerse, como en el caso de serio abuso. A personas que han
estado casadas y acostumbradas a relaciones sexuales, les será difícil reprimir este
aspecto de su vida. Las personas divorciadas son adultos que necesitan respetarse.,
Especialmente en lo que respecta a algo tan intimo y personal como es la sexualidad.
Dario se divorció hace dos años, habiendo tenido por diez años una buena relación sexual
en su matrimonio. Ha salido con varias mujeres, pero recientemente conoció a Juana,
quien ya está por finalizar su divorcio legalmente. Hay una gran atracción mutua y
desean tener relaciones sexuales. Pero, por ahora, ninguno de los dos está listo para un
compromiso serio.
¿Qué es lo que deben de considerar antes de decidir sobre sus relaciones sexuales ? ¿seria
diferente sí tuvieran hijos adolescentes, o si fueran viudos, Dario de 70 años y Juana de
65?
Al reflexionar sobre lo anterior, ¿dónde hay consistencias e inconsistencias? Se requiere
madurez para juzgar y actuar en asuntos sexuales pero, ¿puede esto medirse en años?
¿Hay alguna libertad,(con sus limites ) con la cual se obtenga dicha madurez ? ¿Por qué
se necesitan fijar limites bien definidos? ¿que se puede decir sobre el período de tiempo y
la calidad de una relación en la cual seria apropiado tener relaciones sexuales genitales ?
¿y la índole o clase de actos sexuales ? ¿Que otros factores son éticamente importantes?.
En conclusión
La iglesia no puede pretender tener la solución para todos los problemas sexuales,
interpersonales, o sociales a los que nos enfrentamos en la actualidad. Pero lo que sí
podemos hacer es luchar con toda honestidad y tratar de entender por lo que mucha gente
esta pasando ahora. Podemos ofrecer los recursos de nuestra fe al reflexionar sobre estas
preguntas. Podemos inspirar confianza y establecer comunicación para que el pueblo de
fe se sienta en completa libertad de expresar sus inquietudes y preocupaciones; juntos
debemos luchar con tantas inquietudes que otros y nosotros también tenemos.
Durante el interino entre la primera y la ultima venida de Cristo, la palabra de Dios llega
a nosotros como ley y evangelio.
Como ley, revela el pecado, principalmente el deseo de tomar el lugar de Dios (Génesis
3;5) lo cual viola el primer mandamiento que nos dice que confiemos totalmente en Dios.
Pecamos cuando queremos vivir nuestra sexualidad sin acatarnos a ningún orden o ley,
así como también pecamos cuando nos justificamos a nosotros mismos asegurando que
estamos viviendo según las reglas, o cuando de una manera abusiva imponemos nuestra
voluntad en la vida sexual de otras personas.como evangelio, la palabra de Dios nos da el
poder de vivir en una obediencia nueva. la fe de Dios nos permite renovar nuestra
promesa en una relación mutua que sea integra, saludable, fiel y dinámica. Tal promesa
es fortalecida por la esperanza de la resurrección de que el pecado y la muerte no son la
ultima palabra, así como también por la promesa de que Dios hará que todas las cosas se
conviertan en lo más fructífero.

http://www.pastoralsida.com.ar/sexualidad/sexualidadyfecrst.htm

LA SEXUALIDAD COMO VALOR CRISTIANO


Por Cosme Puerto, o.p. (sexólogo)

INTRODUCCIÓN

Las actitudes educativas de padres y educadores en el pasado consideraban hasta


hace muy poco, a la sexualidad como un mal corruptor, un peligroso instinto, casi
digno de temer como una enfermedad mortal contagiosa. En el niño y en el púber
debería evitarse no sólo cualquier manifestación sexual, sino hasta los más
elementales conocimientos.

Hoy en día, sin embargo, se reconoce la sexualidad infantil y puberal, la importancia


de formales no para el silencio y la represión, sino para la autorrealización y el goce
sexual como un bien positivo. Se reconoce la importancia del aprendizaje en la
conducta sexual y, por lo tanto, la importancia de la educación sexual.

Los objetivos más importantes de una buena educación sexual cristiana por orden
de importancia para mí, como educador, son:

1º Crear unas actitudes de "positividad" ante la sexualidad.

2º Integrarla en la persona y su propia vocación.

3º Una información positiva, sana, integral y verdadera.


4º Aprender vivencias positivas de conductas sanas y realizadoras.

1. LA EDUCACIÓN SEXUAL CRISTIANA DEBE SUBRAYAR EL TONO DE


"POSITIVIDAD" QUE DEBE DE ASUMIR EN LAS ACTITUDES DE PADRES Y
EDUCADORES

Con respecto a la sexualidad, tal como sucede con cualquier otra realidad, una
actitud será positiva o negativa. Todo educar se colocará en una línea continua,
acercándose más hacia la positividad o negatividad. La actitud inicial que todo
individuo tenga frente a la sexualidad, como la que tiene frente a casi todo en la
infancia, la recibe de sus padres y primeros educadores. Estos, tal como trasmiten la
sexualidad a sus hijos les trasmiten el modo de ver y de pensar acerca de la
sexualidad, en un proceso gradual y casi imperceptible. Los padres no suprimen ni
controlan la sexualidad del niño, sino que la crean, no importa cual sea su conducta
en relación con la sexualidad y con los estereotipos sexuales.

Si los padres guardan silencio absoluto con respecto a la sexualidad cristiana, los
hijos tenderán a adquirir una actitud de misterio o miedo, que fomentará inhibiciones
perjudiciales o una curiosidad insaciable acerca de ella. Si hablan de una manera
negativa de ella, de una manera prohibitiva, como de algo vergonzoso, malo y
pecaminoso; entonces la actitud de los hijos, lo que piensan y lo que sientan con
respecto a la sexualidad, será negativo, matizado de temor o de inseguridad. De ahí
que la educación sexual no empiece al nacer el niño, sino cuando nacen sus padres,
porque la actitud del hijo es en gran parte una copia de la actitud de sus
progenitores. La educación del ser humano comienza antes de ser concebidos en
todos sus campos y aspectos posteriores.

Todo lo que se trabaje y haga para cambiar las actitudes de padres y educadores,
redundará en bien de las nuevas generaciones. La actitud se trasmite a través de las
ideas, sentimientos, actos, palabras cotidianas, y empieza a formarse desde que el
niño está muy pequeño, de modo que nuestra actitud lo afectará casi desde que
nace. Antes de aprender a hablar el niño ya ha iniciado la formación de l actitud
frente a la sexualidad. En el modo en que se relacionan los padres entre sí, con su
propio cuerpo, el niño saca un modelo de comportamiento afectivo-sexual, que
marcará su futuro de manera profundísima.

La actitud que los padres y educadores deben infundir frente a la sexualidad cristiana
debe infundir a los hijos, debe ser de "positividad" naturalidad y realista. Ellos deben
captar la idea de que la sexualidad cristiana cumple una función importantísima, que
no solamente no es mala, ni la fuente principal de los males de hoy en día, sino
nobilísima. Tan noble es la sexualidad, que por medio de ella se nos ha
encomendado la hermosa tarea de traer a otros hombres a la vida. Tan positiva que
constituye el núcleo de la relación amorosa, afectiva, la base de la máxima unión
física y espiritual entre los seres humanos y nos proporciona una delas fuentes de
placer más deseada y buscada por todos.

Para crear en los hijos y educandos esa actitud positiva, natural y realista se debe
evitar el hablar con miedo de la propia sexualidad. No debemos callar frente a los
hijos y educandos. En el pasado hemos callado y guardado silencio sobre ella. Puesto
que si no se habla o no se les permite oír acerca de la sexualidad, algo malo debe
significar. Esto es lo que ha pasado con la educación sexual. El hacer retirar a los
niños cuando se trata este tema, el bajar la voz o callar crea un sentido de hallarse
frente a algo malo de por sí y prohibido.
A pesar de esta actitud negativa de los padres y mayoría de educadores algún día el
niño descubre toda la verdad y explícitamente siente que si a pesar de ser la
sexualidad algo tan vital y esencial en la vida, nunca se habló de él, es porque
implica algo inadmisible en el hombre. Algo que no se podría ni siquiera mencionar.

2. LAS RAZONES QUE TIENE LA FE PARA ELLO, LAS PODEMOS RESUMIR EN


ESTAS:

La sexualidad es, en sí misma, una realidad buena.

Pertenece a la creación de Dios.

Jesús se encana en un cuerpo sexuado.

Forma parte de la estructura del hombre.

Es un dinamismo realizador de la persona.

La sexualidad no existe como una realidad independiente de la persona.

La sexualidad esta difundida por toda la persona.

No puede ser considerada como algo marginal de lo que podemos prescindir.

La sexualidad nace, crece y muere con la persona.

La sexualidad no puede ser considerada como un objeto aparte de la persona.

La sexualidad recibe su valor de la persona.

La sexualidad debe ser integrada en la persona y en sus proyectos de vida.

Tiene funciones muy importantes.

Nos explica entre otras cosas el origen de la vida...

3. ¿CÓMO ACTUAR PARA CREAR UNAS ACTITUDES SANAS Y POSITIVAS EN


EL NIÑO Y EL PÚBER?

Algunas orientaciones para lograrlas:

Los padres y educadores deben aportar una actitud de naturalidad y


positividad desde el inicio de la vida.

Deben ayudar al individuo a que descubran el sentido positivo de la


sexualidad.

Se debe evitar el miedo a hablar de la sexualidad.

Deben hablar con toda naturalidad de la sexualidad.

El niño lo que entiende si es la verdad no le perturba y lo que no entiende


vuelve a preguntar.

Responder al niño directa y claramente cuando pregunta sin mentir.

Se debe contestar directa y con sencillez, para crear una actitud positiva y
natural hacia la sexualidad.

Si guardan silencio sobre la sexualidad crean la idea de que es mala y


pecaminosa.

Deben crearla ambos: el padre y la madre, no sólo cada uno al de su sexo.

Deben hablar e instruir con naturalidad a sus hijos de los conocimientos sobre
la sexualidad.

El niño debe comprender todas las funciones de la sexualidad desde el


principio.

La educación desde el nacimiento permite una asimilación progresiva.

Debe enseñar en una forma positiva el uso responsable sin caer en un


sistema negativo y prohibitivo.

Deben liberar al hijo de sentimientos perniciosos, pecaminosos, de angustia y


culpabilidad.

No debe limitarse a los aspectos anatómico-fisiológicos de la reproducción,


debe incluir todo lo que constituye el todo sexual.

El papel de la sexualidad como lenguaje de amor es primordial sobre el


reproductor.

El niño debe recibir de sus padres que la sexualidad es algo que se goza y que
el placer ocupa un puesto muy importante en ella.

Prepararles todo el cuerpo a recibir y dar sensaciones sin objetivo genital.

Los padres no deben reducir las caricias y el contacto físico a los púberes y
adolescentes.

El vinculo afectivo de la pareja debe ser comprendido antes de la pubertad.

Nada mejor que dejar entender que sus padres se expresan amor y se
recrean a través de sus relaciones sexuales y se toman tiempo para la
intimidad y que los hijos deben aprender a respetarla.

La instrucción sexual no debe reducirse a la pubertad o adolescencia.

La información positiva hay que repetirla muchas veces en variadas


ocasiones.

El hogar debe ser complementado por la escuela y el colegio.

4. VIVIRLA DE ACUERDO CON LA PROPIA VOCACIÓN CRISTIANA


CONSTITUYE LA FINALIDAD DE LA EDUCACIÓN SEXUAL

La concepción cristiana del hombre no reprime, ni niega, ni silencia la sexualidad


humana. La luz de la fe le da más claridad, consistencia y positividad. No solo la
acepta como buena, sino que también nos ayuda a valorarla en su intrínseca
"positividad". El objeto y meta principal de la educación sexual cristiana es, valorarla
en su intrínseca "positividad". Lo que implica aceptarla y educarla mejor que nadie,
que tiene la ayuda de lo humano y la ayuda de la gracia para lograrlo.

La educación sexual cristiana es un aspecto integral de la persona. No es el único


aspecto, pero sí es un aspecto esencial y fundamental por la influencia que ejerce en
los otros aspectos. Nuestra educación no debe silenciarla, ni reprimirla, muy al
contrario debe dar ejemplo a la sociedad de un buen hacer en este campo. La
sociedad al ver su buen ejemplo nos debe indicar, que lo hacemos mejor que nadie y
que no pueda vernos como los principales represores de la sexualidad sana y
positiva.

Los padres y educadores cristianos debemos dar una sana, positiva y evolutiva
educación sexual conforme avanza la edad del individuo como nos pide y enseña el
concilio Vaticano II. Es un aspecto esencial y fundamental de la educación de la fe
por la influencia que tiene y ejerce en ella sobre otras y que sea trasmisora de
valores positivos y no de miedos, vergüenzas y culpabilidades. Un aspecto de la
educación que es necesario integrar y desarrollar de una manera armónica y
dinámica, en el conjunto de factores que comparten la educación de la personalidad
del creyente.

La educación sexual cristiana debe enseñar y ayudar a aceptar la propia sexualidad y


a la vez enseñarla a vivir como una realidad realizadora y muy necesaria y positiva,
no a reprimir, de acuerdo con la propia vocación cristiana. La vocación cristiana
antes de ser una moral es una forma de vida, vida en el amor y para el amor. Los
cristianos deben arriesgarse a amar y no a tener miedo y sembrar miedo a las
personas que aman. Dios es amor y sólo pueden tener experiencia religiosa profunda
los que aman mucho. Eso constituye la finalidad de la educación sexual cristiana en
el seguimiento a Jesús.

Así pues, la sexualidad cristiana no es, como tal, un mal o la principal fuente de
males que debe rehuirse o combatir, si bien es verdad que como todas las realidades
humanas, no como la principal, puede utilizarse en contra de los valores que Jesús
nos enseña en el evangelio o de los auténticos valores de la persona y de nuestro
mundo democrático.

5. ¿CÓMO ACTÚAN PADRES Y EDUCADORES CON ACTITUDES DE


"POSITIVIDAD"?

Actitudes que favorecen que los padres y educadores hablemos de la sexualidad y


nuestros hijos y educandos nos escuchen:

Crear espacios para la comunicación donde podamos dialogar con ellos en un


plano de igualdad sobre el tema sexual.

Aceptar que ellos pueden tener puntos de vista distintos a los que tenemos
nosotros sobre la sexualidad humana.

Ponernos en su lugar para comprender lo que piensan sobre la sexualidad. De


esta forma no nos sorprenderán sus razonamientos.

Darnos cuenta y respetar los problemas sexuales que para ellos son
importantes, aunque no entendamos porque son importantes.

Recordar que la comunicación sexual se da entre dos personas que se


escuchan, no una que sólo habla y otra que sólo escucha.
Ser sinceros en el campo sexual, no decirles mentiras. Si una cosa no la
sabemos, pues buscamos la respuesta y no pasa nada.

Hablar de la sexualidad no es descalificar. Cuando actuamos descalificando no


existe comunicación sexual, y ellos no nos van a escuchar, ni ahora ni nunca,
ya que pensarán que lo que hacemos ahora lo hacemos siempre.

Asumir la posibilidad de conversar sobre la sexualidad, sin eludirla ni


escandalizarnos, ni reprochando nada.

Hablar de la sexualidad de forma natural, positiva, objetiva, clara, integral y


crítica. Cuando nos enrollamos, ellos desconectan automáticamente.

Actitudes que dificultan que nosotros hablemos y nuestros hijos nos escuchen:

Los gritos, las descalificaciones, las broncas y las peleas dificultan en gran
manera la comunicación sexual con nuestros hijos y educandos.

No saber crear espacios para la comunicación sexual. Nos tenemos que dar
cuenta, por ejemplo, de que la televisión dificulta mucho la comunicación.

Si al comunicarnos lo que hacemos es un interrogatorio sexual no podemos


crear ningún tipo de comunicación positiva.

Si perdemos la paciencia, y no somos capaces de contar hasta diez, es seguro


que no somos capaces de contar hasta diez, es seguro que no tendremos
posibilidades reales de comunicación sexual con ellos.

Si al hablar de la sexualidad los descalificamos o los avergonzamos, no habrá


posibilidad de que nos comuniquemos y nos escuchen.

Si no los escuchamos cuando ellos tienen algo que decirnos sobre la


sexualidad, no nos escucharán cuando seamos nosotros los que tengamos
algo que decirles en este tema.

Escandalizarnos de lo que ellos nos cuentan de la sexualidad no favorece en


nada la comunicación sexual en ambos sentidos.

Creer que estamos en posesión de la verdad sexual absoluta y que fuera de


nuestra verdad nada vale.

Actitudes que facilitan que nuestros alumnos hablen de su sexualidad y nosotros


los profesores las escuchemos:

Respetar lo que ellos está diciendo sobre la sexualidad, lo que no quiere decir
que estemos de acuerdo con todo lo que dicen.

Cuando ellos hablan de la sexualidad y nosotros los escuchamos, y en ese


momento no hacemos otra cosa que escucharles, con esa actitud de
positividad, les demostramos que son importantes para nosotros, lo cual
favorecerá la comunicación.

Ser capaces de dialogar con ellos y tener en cuenta sus opiniones sexuales en
un plano de igualdad.

Ser pacientes con la forma en que se explican. No podemos olvidar que ellos
normalmente no tienen la misma capacidad que nosotros para explicar lo que
quieren o lo que piensan en el campo sexual.

Reconocer las cosas positivas que hacen y nos están comunicando sobre la
sexualidad en el momento en que hablan con nosotros.

Permitirles que nos hablen lo que quieran de la sexualidad, sin poner límites
en este tema, es una manera de ayudarles a incrementar la confianza en sí
mismos y en nosotros.

No descalificarlos por sistema, razonar con ellos y hacerles ver los errores de
sus planteamientos sexuales, pero sin imposiciones, ni descalificaciones.

Actitudes que dificultan que nuestros alumnos hablen de su sexualidad y nosotros


los padres y profesores las escuchemos:

No ser capaces de dialogar con ellos y querer imponer nuestros criterios


sexuales, sin respetar los que ellos quieren decirnos.

No saber valorar las cosas sexuales que para ellos son importantes, aunque
para nosotros no lo sean.

Las descalificaciones y gritos son el mayor obstáculo para que nuestros hijos
y educandos se comuniquen con nosotros sobre el tema sexual.

Los interrogatorios sexuales impiden la comunicación, ya que ellos huyen de


nuestra actitud o se acostumbran a mentir para evitarla, y se ponen a la
defensiva.

Perder la paciencia y no ser capaces de dialogar con ellos y respetar sus


puntos de vista sobre la sexualidad.

No escucharles, no prestarles la atención que nos piden, o estar haciendo


otras cosas mientras ellos nos están hablando de este tema.

Tener miedos de que saquen el tema de la sexualidad en la conversación, con


el que nos vayamos a sentir molestos o inseguros.

Esperar que todo lo hagan ellos, y pretender que en la comunicación nosotros


no aportamos nada en el tema sexual.

Dejarlos en evidencia, delante de sus amigos o de otras personas en su vida


sexual.

Revelar a los demás algún secreto sexual que ellos nos han confiado.

CONCLUSIONES

En la perspectiva de la educación sexual positiva como educación hacia el


amor es necesario que los padres y profesores cristianos subrayen el todo de
positividad que debe de asumir.

Uno de los problemas más importantes que tienen que replantearse padres y
educadores cristianos es el de unas actitudes sexuales en la "positividad", por
la importancia y complejidad del problema, por la situaciones que han
rodeado el sentido positivo y negativo del pasado sexual en la familia y
escuela cristiana.

Las actitudes sexuales positivas no pueden realizarse en un solo acto o


actividad, sino que deben acompañar de manera permanente el proceso
evolutivo y formativo de la persona, a lo largo de toda la vida, debe llevarse a
cabo de forma adecuada a las exigencias de cada edad y a las situaciones
socio-ambientales.

Un factor que contribuye a crear una actitud positiva y sana con respecto a la
sexualidad, es responder lo que el niño pregunta directa y claramente, sin
inventar mentiras. El que dice que lo trae la Virgen o la cigüeña, está diciendo
una mentira.

No crea actitudes de positividad el aprender acerca del propio cuerpo a través de


cosas extrañas a él, ni con metáforas del polen y la flor, que le son enteramente
desconocidas. Se debe contestar directamente y con sencillez, para crear una actitud
positiva y a la vez informa a su debido tiempo.

http://www.espirituyvida.org/ESPIRI/sexualidad/9la_sexualidad_como_valor_cristia.htm

a perspectiva cristiana de la sexualidad


Jokin de Irala, profesor de la Facultad de Medicina de las Universidad de Navarra, y
doctor en Salud Pública por la Universidad de Massachussets, escribe en su libro “Un
momento inolvidable” (2005) acertadas reflexiones sobra la sexualidad humana.
Copiamos aquí algunos párrafos del Capítulo 7, donde habla de “El punto de vista
cristiano”. El autor, entre otras cosas, pretende mantener relación con los lectores a
través de la página web de la Asociación de Profesores de Planificación Familiar
Natural (http://www.renafer.org/) así como a través de la dirección de correo
electrónico: unmedico@gmail.com

Son muchos los cristianos que no conocen del todo bien su propia religión. De hecho,
podemos afirmar con cierta seguridad que vivimos una época con una auténtica crisis de
formación por parte de los cristianos. Esta crisis de formación se extiende incluso a
personas con responsabilidades educativas en el seno de la Iglesia. Por dar un ejemplo,
¿cuántos educadores de la Iglesia saben que la Planificación Familiar Natural es hoy una
alternativa fácil de aprender y tan eficaz como algunos métodos artificiales como la
píldora? ¿Cuántos saben que estas eficacias se publican en revistas científicas con toda
naturalidad?
Esta crisis se puede intuir al observar la cantidad de opiniones que se vierten al margen
de la enseñanza de la Iglesia, en materias tan importantes para la sociedad como el
matrimonio, la sexualidad, el aborto, la eutanasia, por no citar más que algunos. Muchos
opinan, pero no se ven capaces de defender claramente las razones de sus opiniones o se
limitan a repetir lo que es políticamente correcto en nuestros tiempos o lo que está de
moda en los medios de comunicación.

En ciertas ocasiones, se vierten incluso ataques injustos contra el Magisterio de la Iglesia,


hasta el punto de que algunos autores afirman que el ataque a la Iglesia es «uno de los
últimos prejuicios aceptables en nuestras sociedades» (Jenkins P, 2003). Efectivamente,
vivimos en sociedades donde, por fortuna, la tolerancia es cada vez más importante pero
donde, sin embargo, se acepta como «graciosa» la burla sistemática hacia la Iglesia, o
hacia el cristiano que puede ser incluso ridiculizado en público.

La falta de formación nos lleva sin remedio hacia la pérdida de la fe propia y de nuestros
descendientes. Sin formación adecuada, nuestras opciones no pueden ser atractivas para
los demás porque no las viviremos con convicción. Sin formación adecuada, es más fácil
el desánimo ante corrientes contrarias y no sabremos transmitir nuestros valores y la
propia fe a nuestros hijos. Una generación puede vivir de las costumbres y de la cultura
que emana de nuestra fe pero la generación siguiente se quedaría irremediablemente
alejada de la fe. Ni siquiera podemos depender en exclusiva de la educación que puedan
recibir nuestros hijos en el colegio si nosotros no sintonizamos con ella.

La enseñanza de la Iglesia sobre sexualidad humana es extremadamente rica en textos,


algunos de los cuales incluso sorprenderían a quienes los leen por primera vez por
entender que buscan la verdadera felicidad del ser humano a través de la integración de
su sexualidad. Uno puede pensar que la enseñanza de la Iglesia no persigue más que
ciertos oscuros intereses partidistas basadas en prohibiciones más o menos ridículas. Sin
embargo, las prohibiciones inteligentes y bien razonadas también se pueden comprender
como medidas encaminadas a protegemos del sufrimiento. Véase, por ejemplo, la
prohibición de un padre que no deja a un hijo de 2 años acercarse a una piscina. La
Iglesia se puede percibir como una institución que conoce bien al ser humano en todas
sus facetas y que pretende ayudarle a lograr esa felicidad que, de hecho, anhela. No en
vano, lleva siglos enseñando básicamente lo mismo.
Sería un error pensar que la Iglesia considera bueno todo lo que enseña simple y
ciegamente porque dichas enseñanzas forman parte de su doctrina. Ocurre justo lo
contrario, la Iglesia adopta y enseña lo que ha percibido como bueno para el ser humano.
Por esta razón muchas de sus enseñanzas son patrimonio de todos los seres humanos, son
comunes a muchas culturas y son buenas para cualquiera, aunque no sea cristiano. Desde
esta perspectiva, uno puede entender mejor algunas de sus enseñanzas.

Algunas pinceladas sobre la enseñanza de la Iglesia en materia de sexualidad

La sexualidad humana es de trascendental importancia en la revelación cristiana, no sólo


por ser un medio a través del cual dos personas que se aman se pueden entregar
mutuamente por entero (don del cuerpo y don de toda la persona) sino, también y sobre
todo, porque puede dar origen a la vida de un nuevo ser humano. De esta manera, el
hombre y la mujer participan con su libertad y generosidad en la obra creadora de Dios,
haciendo posible que una nueva vida humana comience.

Para el cristiano que cree en la vida eterna después de la muerte, dar vida no es un acto
banal porque uno es consciente de que, desde su sexualidad y generosa entrega, puede
abrir el camino para que un nuevo ser humano nazca. Sus hijos pueden participar en la
vida terrenal siendo activos y solidarios para ayudar al prójimo y sobre todo con el
potencial de alcanzar la felicidad eterna viendo a Dios después de la muerte. Este bien en
potencia es tan grande que la Iglesia cuida muy celosamente todo aquello que pudiera
alterar el significado profundo de la sexualidad humana como lo son su banalización y su
comercialización en la sociedad actual.

Incluso en el seno del matrimonio, aconseja también (al igual que otras religiones o
culturas como las orientales) la continencia periódica, como modo de vivir la sexualidad
conyugal, precisamente para proteger en todo momento el sentido pleno de la sexualidad
humana y del amor a la persona (Wojtyla K, 1996). Esta recomendación va más allá de su
utilización para planificar nacimientos.

Por otra parte, para la Iglesia, todo ser humano tiene una dignidad que debe ser respetada
y protegida y no puede aceptar que una persona sea utilizada como mero objeto y en el
caso de la sexualidad como objeto de placer. De ahí la importancia que se da a la
preparación y formación personal de los jóvenes antes de iniciarse en la vida sexual. Sin
la preparación adecuada, es más fácil equivocarse y confundir, por ejemplo, un deseo con
el auténtico amor. La auténtica sexualidad humana se puede convertir en un mero
instrumento egoísta de búsqueda mutua de placer. Los fracasos tan frecuentes hoy en
materia de amor y sexualidad son, en gran medida, consecuencia de estos errores
cometidos por falta de una adecuada preparación previa. Hago mía la afirmación
siguiente:

Quizás nunca hubo, como hoy, un interés tan masivo por las cuestiones
relacionadas con el sexo y el amor. Además de la bibliografía abundante, inunda
los productos mediáticos y la praxis corriente. Al mismo tiempo, tal vez como
nunca, los amores son tan frágiles, el anhelo de compañía y de confianza íntima
tan volátil y difícil, las soledades tan frecuentes, profundas y desconcertantes.
(Viladrich , 2003).

La espera antes del compromiso, aconsejada al cristiano, se convierte entonces en una


auténtica protección contra el sufrimiento en el amor humano; le ayuda a prepararse
mejor para ese gran servicio de la vocación del matrimonio, de la paternidad y la
maternidad.
P
o
El matrimonio cristiano

El matrimonio cristiano responde perfectamente a la toma de conciencia del cristiano del


papel que debe desempeñar en la sociedad donde vive: por respeto y solidaridad con esa
sociedad, anuncia públicamente su matrimonio y se compromete con su pareja ante ella.
Además, el sacramento del matrimonio cristiano presenta características propias
(modificado de Sonnet D, 2002):

1) Es un signo del amor de Dios. El sacramento es una ayuda concreta para que podáis
amar como Él os ha amado, con un amor fiel y capaz de llegar al extremo por la otra
persona. Se entiende entonces que un cristiano quiera contar con esa ayuda espiritual
antes de embarcarse en semejante aventura apasionante. El carácter indisoluble del
matrimonio es, de hecho, un apoyo para que los esposos luchen día a día por su
matrimonio y ante las adversidades que siempre vienen.

2) Es un signo del amor que le tenéis a Dios porque le ofrecéis, en esos momentos,
vuestro amor; le hacéis copartícipe del compromiso con vuestro cónyuge y le pedís ayuda
para cumplirlo con fortaleza y generosidad. En ese momento también estáis ofreciendo,
en su caso, el esfuerzo de la espera sin relaciones sexuales que ha habido antes del
matrimonio porque habéis querido contar con ese sacramento, antes de entregaros por
completo a la otra persona.

La fecundidad matrimonial alentada por la Iglesia es amplia y abarca, de hecho, las tres
fecundidades que observábamos en el esquema anterior. El matrimonio cristiano maduro
debe estar abierto a la vida (con sus hijos y/o con los hijos de los demás), debe ser
solidario y debe ser rico en amigos. En el caso de no poder lograr una descendencia
propia, evidentemente no acaba por ello vuestra finalidad como matrimonio cristiano ya
que podéis adoptar los hijos de otros o podéis aumentar la dedicación a los demás
aspectos de la fecundidad matrimonial que veíamos en la figura del desarrollo del amor
humano adulto (recordad que las tres aperturas eran:
procreación, solidaridad social y amigos).

La sexualidad humana como «buena


noticia» también para el cristiano

La sexualidad humana es, por lo tanto, una «buena noticia» también para el cristiano. El
cristiano cree que la sexualidad humana ha sido creada por Dios para que el hombre y la
mujer, a semejanza del amor que Él les tiene, puedan amarse en cuerpo y alma, puedan
gozar a través del placer de la gratificación sexual y puedan tener hijos, como reflejo del
amor que se tienen y como fruto de su generosidad al querer compartir su amor con ellos.
En este sentido algunos afirman que «la sexualidad es el camino más corto entre dos
almas». La generosidad también se ejerce hacia la sociedad ya que la familia es la célula
más importante de la misma, donde se forman y preparan las personas que constituyen su
futuro, la fuerza de la solidaridad futura. Este mensaje debe ser por lo tanto festejado por
el cristiano.

Al saber que las relaciones sexuales que les unen como una sola carne están bendecidas
por Dios, la entrega del cuerpo se hace de una manera inseparable de la entrega de la
persona. La entrega física es cada vez mayor y se acompaña de una entrega también cada
vez mayor de la persona de tal manera que el cuerpo expresa realmente lo que hay en el
interior del ser humano (confianza, agradecimiento, respeto, admiración, afán de
eternidad, esperanza de estar juntos siempre, deseo de hacer feliz al cónyuge y, en su
caso, amor por el hijo que puede venir) con la seguridad de estar haciendo algo muy
bueno con el propio cuerpo que entregamos a la persona amada y con la conciencia de
que el placer que se deriva de esta entrega, y que debemos querer procurarle a la persona
amada, es bueno y querido por Dios (Aysa M, 2001).

Los cristianos pueden dar gracias a Dios por su sexualidad y, al igual que el cristiano reza
agradeciendo cualquier don recibido, la oración antes y/o después de una relación sexual
debe resultar natural. El placer compartido constituye un nexo de unión entre las personas
que se aman y facilita el agradecimiento y la alabanza a quien nos lo proporciona y desde
luego a Dios, si se es creyente (Sonnet D, 2002).

La paternidad responsable

El concepto de paternidad responsable es importante para la Iglesia. Paradójicamente, es


también objeto de mucha confusión. Para poder hablar de responsabilidad ante una
decisión determinada, se entiende que deben estar presentes tanto el conocimiento
suficiente sobre las circunstancias que rodean la decisión como la libertad para poder, de
hecho, tomarla. Por ello, se habla también de «libertad informada» o de «libertad
formada». Esta formación continua es necesaria para el cristiano, para que pueda formar
su conciencia y tomar mejores decisiones a lo largo de su vida. En definitiva, para elegir
bien, debemos formamos bien antes.

Para entender el concepto de paternidad responsable, es preciso comprender antes la


enseñanza de la Iglesia en materia de sexualidad. Para la Iglesia, la sexualidad humana
tiene un valor trascendente por varias razones:

1) Cuando la sexualidad se vive siguiendo, como norma, el valor y el respeto de la


persona, es un lugar de encuentro y donación total entre dos personas.

2) Fruto del amor y de esta entrega es posible dar la vida a un ser humano. Para el
cristiano, esto tiene una relevancia especial porque le permite ser copartícipe directo en la
creación. Dios ha querido que la disponibilidad generosa del matrimonio sea el lugar
natural para dar vida a un nuevo ser, en alianza con los padres.

3) Dar vida a un ser humano significa, para el cristiano, darle a alguien la oportunidad de
poder gozar de la felicidad eterna viendo a Dios.

4) A través de la procreación, el cristiano también es consciente del papel importante que


desempeña para la sociedad porque da vida a una persona que puede contribuir a
mejorarla. La familia suele ser el núcleo más importante para todo ser humano, y por lo
tanto para la sociedad, porque es el primer lugar donde uno es aceptado y valorado no por
lo que tiene sino simplemente por lo que es.

Se entiende entonces, que los hijos sean un bien, un don que se nos confía a los padres.
Tenemos la responsabilidad de ayudarles a que alcancen su máximo potencial como seres
humanos.

Todas estas consideraciones explican el empeño de la Iglesia en proteger cualquier


aspecto referido a la sexualidad. Lo que se juega en esta cuestión afecta profundamente al
ser humano. Por ejemplo, la Iglesia no considera lícita la utilización de métodos
anticonceptivos que sean mutilantes e irreversibles por cerrar para siempre la posibilidad
de dar vida (métodos como la ligadura de trompas o la vasectomía). Otros métodos
llamados anticonceptivos son claramente abortivos (RU486) o pueden serlo en ciertos
momentos en una misma mujer: píldora anticonceptiva, píldora del día después,
dispositivo intrauterino.

Algunos métodos, como el preservativo, no tienen efectos abortivos pero se asocian a una
actitud, por parte de los usuarios, diferente respecto a aquellas personas que utilizan la
Planificación Familiar Natural (PFN). Asumiendo que ambos tipos de personas hayan
tomado su decisión en conciencia, los que utilizan preservativos acaban impidiendo la
fecundación directamente por su actuación, en el caso de que dicha posibilidad exista tras
una relación sexual. Este sería un ejemplo de acto sexual «no abierto a la vida», en
palabras de la encíclica “Humanae Vital”, puesto que, de no haber utilizado una barrera
entre el espermatozoide y el óvulo, el embarazo habría sido posible como fruto de esa
relación sexual. Es, además, una situación provocada directamente por la pareja.

Por el contrario, las parejas que utilizan la PFN adaptan el ejercicio de su sexualidad a los
ritmos de fertilidad e infertilidad del ciclo, que naturalmente existen en la mujer, en vez
de provocar este efecto de barrera. Ambas actitudes son diferentes y, dada la
trascendencia del proceso de la fertilidad humana, la Iglesia pide a los matrimonios
cristianos que tengan más bien una actitud prudente de «adaptación y respeto», una
actitud de autocontrol ante la sexualidad, en lugar de perseguir sus fines personales por
encima de cualquier consideración y a pesar de la posibilidad real de acabar impidiendo
directamente una fecundación.

La paternidad responsable implica, en primer lugar, que dos personas sean lo


suficientemente sensibles para mantener sus conciencias abiertas a la evolución y al
crecimiento personal. De esta manera, estarán capacitadas para ponderar mejor, en cada
momento, su situación personal frente al significado trascendente de traer o no a un ser
humano al mundo. Querrán, por ejemplo, solucionar cualquier problema que les impida
tener más hijos y es lógico que puedan sentirse «insatisfechos» en el caso de no poder
tener más hijos por percibir que están renunciando a un bien objetivo.

http://textosserypersona.blogspot.com/2007/07/la-perspectiva-cristiana.html

Sexualidad humana , lo que nos dice la Bilbia.


BASES TEOLÓGICAS Y BÍBLICAS, PARA LA SEXUALIDAD HUMANA.
Por: Dr. Donald T. Moore
Según la Biblia, el Creador mismo sin intermediario creó al hombre y a la mujer (Gén.
1:26-27) con sus respectivas naturaleza sexuales y calificó todo lo que había creado como
muy bueno (1:31).
Después de dotarles con este don, Dios mismo unió a un hombre con una mujer en santo
matrimonio y así señaló la procreación (1:28) y la unidad familiar (2:24) como el doble
propósito para el sexo.
Tales propósitos sugieren una función biológica y social y señala a la familia como lugar
exclusivo para ella.
Además, está explícita la responsabilidad de ambos ante Dios por su uso. Como Jesús
señala (Mt. 19:4-6), la voluntad de Dios al unir a un hombre con una mujer en familia es
para que vivan unidos por toda la vida.
Cristo reconoce también la virtud de una vida de abstinencia o de uno incapacitado para
el matrimonio (Mt. 19:11-12).
Por otro lado, debido a la caída de los seres humanos en el pecado (Gén. 3), el propósito
divino de la sexualidad se ha distorsionado o degradado.
La Biblia señala prácticas, actitudes, motivaciones y sentimientos inaceptables para Dios
en la expresión sexual (Ro. 1:21-27).
Jesús, clasifica como pecado, los malos pensamientos, el adulterio, la fornicación, las
inmoralidades sexuales y la sensualidad (Mr. 7:20-23; Mt. 15:19). A la vez reconoce que
se peca con una mirada codiciosa (Mt. 5:28).
Los apóstoles incorporan en sus listas de pecado los siguientes: la fornicación, el
adulterio, la impureza, las orgías, la perversidad, la homosexualidad y el incesto*.
Además, se requiere una relación monógama en el matrimonio en vez de promiscua para
todo cristiano, especialmente los pastores y líderes (1 Ti. 3:2, 12; Tito 1:6-7).
Gá.5:19-21;Col.3:5-8;1Co.5:1-13; 6:9-10;7:1-40;Ef.5:3-5;1Ti.1:9-10;2Pe.2:10-
19;Apo.21:8; 22:15.
[Redactado por el Comité de Vida Cristiana de la Asociación Bautista de Puerto Rico.]

http://www.cristianismoreal.com/2009/03/sexualidad-humana-lo-que-nos-dice-la.html

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