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La Acción Humana 22/03/2011

Capitulo 1: El Hombre en Acción


La acción humana (Praxeología) es una conducta consciente, movilizada
voluntad transformada en actuación, que pretende alcanzar precisos fines y
objetivos.
La demarcación entre consciencia e inconsciencia resulta clara, pudiendo
trazarse tajantemente la raya entre ambos mundos.
La conducta inconsciente de las células y los órganos fisiológicos es para el
YO operante un dato más, como otro cualquiera, del mundo exterior que
aquél debe tomar en cuenta.
La diferencia entre la praxeología y la psicología es que la primera se ocupa
de la acción humana y su objeto de estudio es la acción como tal; y la última
se interesa por aquellos fenómenos internos que provocan o pueden
provocar determinadas acciones.
La acción no consiste simplemente en preferir. El hombre puede sentir
preferencias aun en situación en que las cosas y los acontecimientos
resulten inevitables o así lo crea el sujeto.
El hombre al actuar, opta, determina y procura alcanzar un fin. Elige una y
rechaza otra. La acción, por tanto, implica, siempre y a la vez, preferir y
renunciar.
La acción es una cosa real. Lo que cuenta es la auténtica conducta del
hombre, no sus intenciones si éstas no llegan a realizarse.
La acción implica acudir a ciertos medios para alcanzar determinados fines.
Uno de los medios generalmente empleados para conseguir tales objetivos
es el trabajo.
Actuar no supone sólo hacer, sino también dejar de hacer aquello que podría
ser realizado.

El hombre al actuar aspira a sustituir un estado menos satisfactorio por otro


mejor. Es siempre el malestar el incentivo que induce al individuo a actuar.

Sobre la felicidad: Suele considerarse feliz al hombre que ha conseguido los


objetivos que se había propuesto.
La ataraxia epicúrea es aquel estado de felicidad y contentamiento perfecto
al que tiende toda actividad humana, sin llegar nunca a alcanzarlo
plenamente.
Sobre los instintos y los impulsos: El instinto aspira siempre a la felicidad. La
praxeología proclama que el fin de la acción es la remoción de cierto
malestar.
El ser humano puede vencer sus instintos (contrario a los animales),
emociones y apetencias, racionalizando su conducta.

El monismo asegura no haber más que una sustancia esencial; el dualismo


afirma que hay dos; y el pluralismo que son muchas.
El monismo materialista entiende que los pensamientos y las humanas
voliciones son fruto y producto de los órganos corporales, de las células y los
nervios cerebrales.
La razón y la experiencia nos muestran dos reinos separados: el externo, el
delos fenómenos físicos, químicos y fisiológicos; y el interno, el del
pensamiento, del sentimiento, de la apreciación y de la actuación consciente.
La acción humana provoca cambios. Por lo que debemos considerarla como
presupuesto irreductible, y como tal estudiarla.
La acción constituye la esencia del hombre, el medio de proteger su vida y
de elevarse por encima del nivel de los animales y las plantas.

La acción humana es siempre y necesariamente racional.


Es corriente denominar irracionales aquellas acciones que tienden a alcanzar
satisfacciones ideales o más elevadas. Sin embargo, (este argumento
corriente) es erróneo suponer que el deseo de cubrir las necesidades
perentorias de la vida o el de conservar la salud sea más racional, natural o
justificado que el aspirar a otros bienes y satisfacciones.
Mientras todos los demás animales se ven inexorablemente impelidos a la
conservación de su vida y a la proliferación de la especie, el hombre es
capaz de dominar tales impulsos. Controla tanto su apetito sexual como su
deseo de vivir.
El rasgo típicamente humano estriba en que el hombre no sólo desea
alimento, abrigo y ayuntamiento carnal, como el resto de los animales, sino
que aspira además a otras satisfacciones
Lo opuesto a la acción humana no es la conducta irracional, sino la refleja
reacción de nuestros órganos corporales al estímulo, reacción que no puede
ser controlada a voluntad.
El hombre actúa porque es capaz de descubrir relaciones causales que
provocan cambios y mutaciones en el universo. El actuar implica y
presupone la categoría de causalidad. La causalidad es una categoría de la
acción. La categoría medios y fines presupone la categoría causa y efecto.

Las causas finales son las primeras de todas las causas. La causa de un
hecho es siempre determinada acción o cuasi acción que apunta a un
determinado objetivo.
No hay duda de que el principio según el cual el ego trata a sus semejantes
como si fueran seres pensantes y actuantes al igual que él ha evidenciado su
utilidad tanto en la vida corriente como en la investigación científica. Es
decir, considerar al semejante como ser que piensa y actúa como yo (el
ego).

Capitulo 3: La economía y la rebelión contra la razón.


1. La rebelión contra la razón
Ha habido filósofos que han exagerado la capacidad de la razón, creían
que el hombre puede descubrir mediante el raciocinio las causas
originarias de los eventos cósmicos. Abordaban lo “absoluto” con mucha
tranquilidad, descubrían valores inconmovibles y eternos, proclamaban
normas morales.
Hegel actuó bajo el error de suponer que el “Geist”, lo absoluto, se
manifestaba a través de sus palabras. Existían hegelianos de derecha y
de izquierda. Hegel pretendía saber que el Geist, al crear el Universo,
deseaba instaurar la monarquía prusiana de Federico Guillermo III.
Pero Marx había descubierto que la meta final de la evolución histórica
era alcanzar el milenio socialista. El socialismo llegaría con la
inexorabilidad de una ley de la naturaleza. Puesto que, según Hegel, toda
fase posterior de la historia es una etapa superior y mejor.
Marx arguyó que la razón humana es, por naturaleza, incapaz de hallar la
verdad. La estructura lógica de la mente varía según las diferentes clases
sociales. La mente normalmente sólo produce ideologías; es decir,
conjuntos de ideas destinados a disimular y enmascarar los ruines
intereses de la propia clase social del pensador.
Augusto Comte estaba convencido de hallarse en posesión de la verdad;
se consideraba perfectamente informado del futuro que la humanidad
tenía reservado.
El problema específico de interés consiste en determinar si es o no la
razón instrumento idóneo, y además el único, para alcanzar el máximo
conocimiento que al hombre resulte posible conseguir.
Los racionalistas se han preocupado siempre de resaltar las insalvables
barreras con que tanto el método apriorístico como la investigación
empírica forzosamente han de tropezar.
La rebelión contra la razón va contra la economía política; en el fondo, se
despreocupa totalmente de las ciencias naturales.
Era preciso difamar la lógica y la razón, suplantando el raciocinio por la
intuición mística.

2. El Aspecto Lógico del Polilogismo


Polilogismo: Literalmente, muchas lógicas. Teoría que postula que la
estructura lógica de la mente difiere en concordancia con ciertas divisiones
de la humanidad y, consecuentemente, las ideas y la lógica también se
diferencian de acuerdo con la clasificación específica de los hombres.
El polilogismo marxista asegura que la estructura lógica de la mente varía
según las distintas clases sociales. El polilogismo racista difiere del anterior
tan sólo en que esa dispar estructura mental la atribuye a las distintas razas,
proclamando que los miembros de cada una de ellas poseen la misma
estructura lógica.
A lo que llegaron los marxistas como los racistas y los defensores de
cualquier tipo de polilogismo fue a asegurar que la estructura lógica de la
mente difiere según sea la clase, la raza o la nación del sujeto.
Una doctrina no puede ser rechazada en bloque simplemente por el origen
de quien la expone.
Los defensores del polilogismo deberían sostener que, si el sujeto es
miembro de la clase, nación o raza correcta, las ideas que emita han de
resultar invariablemente rectas y procedentes.

3. Los aspectos praxeológicos del polilogismo


Por ideología el marxista entiende una doctrina que beneficia a los egoístas
intereses de la clase que la formula.
La búsqueda de la verdad viene inexorablemente guiada por consideraciones
de orden material, por el deseo de conquistar concretos y específicos
objetivos.
La doctrina de las ideologías apunta contra la economía y la filosofía del
utilitarismo. Marx no quería sino demoler la autoridad de esa ciencia
económica cuyas enseñanzas no podían refutar de modo lógico y razonado.
La economía permitió racionalizar las pretensiones de los capitalistas.
El Geist, es decir, el primero y mítico motor que todo lo impulsa, sigue un
plan definido y predeterminado. Etapa tras etapa va paulatinamente guiando
a la humanidad hasta conducirla finalmente a la bienaventuranza del
socialismo.
El hombre, por sí, no piensa; es la providencia histórica la que utiliza los
idearios humanos para manifestarse ella.
Todas las doctrinas que el sujeto ingenia tienden invariablemente a
favorecer sus intereses personales
La burguesía no es una clase homogénea compuesta por gentes de
coincidentes intereses personales. Los empresarios no tienen más remedio
que acomodarse a las circunstancias institucionales bajo las cuales operan.
Cualesquiera que sean las circunstancias del mercado, el empresario tenderá
siempre a producir aquellos bienes de los que piensa derivar la máxima
ganancia. Sólo los cambios en las instituciones (tales como la existencia o
ausencia de tarifas) del país los que, a corto plazo, le favorecen o perjudican
al empresario.
Los privilegios que el estado otorga pueden favorecer los intereses de
determinadas empresas. Pero si tales privilegios se conceden igualmente a
todas las demás instalaciones, entonces cada empresario pierde (como
consumidor, como adquirente de materias primas, máquinas y equipos en
general) o puede ganar.
Toda empresa o sector mercantil aumenta su beneficio al incrementar las
ventas.
Los ricos, los propietarios de las instalaciones fabriles, no tienen especial
interés en mantener la libre competencia. Quieren que no se eles confisquen
o expropien sus fortunas; pero, en lo que atañe a los derechos que ya tienen
adquiridos, más bien les conviene la implantación de medidas que les
protejan de la competencia de otros potenciales empresarios.
4. EL polilogismo racial
El polilogismo marxista no es más que un mero derecho forjado a la
desesperada para apuntalar las insostenibles doctrinas socialistas. El
polilogismo marxista y su derivado, la llamada “sociología del conocimiento”,
vienen así a situarse en posición de antagonismo irreconciliable frente a la
ciencia y al raciocinio.
No sucede lo mismo con el polilogismo de los racistas. Nadie pretende negar
la división de la humanidad en razas: en efecto, se distinguen las unas de
las otras por la disparidad de los rasgos corporales de sus componentes.
Cada raza tiene su mentalidad típica.
Lo que los racistas pregonan es que es distinta la estructura mental de las
diferentes razas.

Capítulo 4: Un primer análisis de la categoría de acción


1. Medios y fines
El resultado que la acción persigue se llama su fin, meta u objetivo.
Fines u objetivos intermediarios: escalones que el hombre que actúa
desea superar porque sabe que sólo de ese modo podrá alcanzar su fin u
objetivo último.
Aliviar cierto malestar es lo que, mediante la consecución del fin, objetivo
o meta, pretende invariablemente el actor.
Denominamos medio cuanto sirve para lograr cualquier fin, objetivo o
meta. Los medios no aparecen como tales en el universo; en nuestro
mundo, tan sólo existen cosas; cosas que se convierten en medios
cuando, mediante la razón, advierte el hombre la idoneidad de las
mismas para atender humanas apetencias, utilizándolas al objeto.
Es importante observar que las cosas integrantes del mundo externo sólo
gracias a la operación de la mente humana y a la acción por ella
engendrada llegan a ser medios. Los objetos externos son puros
fenómenos físicos del universo.
Fin es cuanto el hombre apetece; medio, cuanto el actor considera tal.
Los medios resultan siempre escasos, es decir, insuficientes para alcanzar
todos los objetivos a los que el hombre aspira.
Es costumbre llamar objetivo al fin último perseguido y simplemente
bienes a los medios para alcanzarlo.
Los economistas distinguían entre bienes libres y bienes económicos.
Bienes libres: son los disponibles en tal abundancia que no es preciso
administrarlos. Forman parte del medio ambiente natural en que el sujeto
vive y actúa.
Sólo los bienes económicos constituyen fundamento de la acción.
También se denominan servicios.
Bienes de consumo o de primer orden: los bienes que, directamente, por
sí solos, sirven para satisfacer necesidades humanas.
Bienes de producción, factores de producción o bienes de orden más
remoto o elevado: aquellos medios que sólo indirectamente permiten
satisfacer las necesidades, complementando su acción con el concurso de
otros.
Se pueden ordenar los bienes de producción según su proximidad al
artículo de consumo para cuya obtención se utilicen (segundo orden,
tercer orden….y así sucesivamente).

2. La escala valorativa
El hombre, al actuar, decide entre las diversas posibilidades ofrecidas a
su elección. En alternativa prefiere una determinada cosa a las demás.
Escala valorativa: el hombre, cuando actúa se representa mentalmente
una escala de necesidades o valoraciones con arreglo a la cual ordena su
proceder.
El individuo atiende las apetencias de más valor, es decir, procura cubrir
las necesidades más urgentes y deja insatisfechas las de menor utilidad,
es decir, las menos urgentes.
La ponderación de los fines últimos resulta, invariablemente, subjetiva y,
por tanto, arbitraria.
El valor es la importancia que el hombre, al actuar, atribuye a los fines
últimos que él mismo se haya propuesto alcanzar.
El valor no es algo intrínseco, no está en las cosas. Somos nosotros
quienes lo llevamos dentro.
Es la propia conducta humana la que crea el valor.

3. La escala de necesidades
La inmensa mayoría de los hombres aspira ante todo a mejorar las
propias condiciones materiales de vida.
La fisiología aplicada se preocupa por descubrir los medios mejores para
satisfacer, en la mayor medida posible, tales deseos.

4. La Acción como cambio


La acción consiste en pretender sustituir un estado de cosas poco
satisfactorio por otro más satisfactorio. Denominamos cambio
precisamente a esa mutación voluntariamente provocada. Se abandona lo
que satisface menos, a fin de lograr algo que apetece más.
Aquello a lo que es preciso renunciar para alcanzar el objeto deseado
constituye el precio pagado por éste. El valor de ese precio pagado se
llama coste.
El coste es igual al valor que se atribuye a la satisfacción de la que es
preciso privarse para conseguir el fin propuesto.
La diferencia de valor entre el precio pagado (los costos incurridos) y el
de la meta alcanzada se llama lucro, ganancia o rendimiento neto.
El beneficio es puramente subjetivo; no es mas que aquel incremento de
satisfacción que se obtiene al actuar.
En el mundo del valor sólo son aplicables los números ordinales; nunca
los cardinales.
Es inútil pretender calcular tratándose de valores.
Sucede con frecuencia que la acción no logra alcanzar el fin propuesto. A
veces, el resultado obtenido, si bien resulta inferior al apetecido,
representa una mejoría en comparación con la realidad anterior a la
acción; en este caso sigue habiendo ganancia, aun cuando menor de la
esperada. Pero también puede suceder que la acción produzca una
situación peor que la que se pretendía remediar; en tal supuesto, esa
diferencia entre el valor del costo y el del resultado obtenido la
denominamos pérdida.
22/03/2011
22/03/2011

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