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LA MUJER POSMODERNA
GILLES LIPOVESKY
que para ellas esto era un obstáculo para el matrimonio. Por otra
parte, el ideal burgués era claro, una verdadera mujer no trabaja.
Todo esto evidentemente ha cambiado, hoy las mujeres aspiran a
una identidad personal, y profesional, representan de hecho el 45%
de la población activa de este país. En la actualidad la existencia
femenina ya no está predeterminada, casarse o no, tener o no hijos,
elegir una profesión, todo entra ahora dentro de una lógica del
arbitrio individual, es lo que llamo el gobierno de uno mismo, que es
la lógica misma del individualismo moderno el principio de libre
determinación de sí mismo ha sido conquistado por la mujer, pero a
la vez, las mujeres han entrado en una era de indeterminación, de
indefinición estructural. Qué estudios emprender?, cómo conciliar la
vida privada y vida profesional? pues nada está fijado a impuesto
imperativamente, con lo cual las mujeres se encuentran de golpe en
el universo moderno de la invención de sí mismas. Al menos desde el
punto de vista formal hombres y mujeres se encuentran dentro de
una misma lógica de construcción y de autoinvención de la identidad.
En qué momento puede decirse que se da la ruptura con el
modelo obligatorio de la mujer resignada a la casa?
G.L: Desde siempre el espacio doméstico estaba destinado a las
mujeres, ha habido que esperar hasta principios de los años sesenta,
con el enorme best-seller de Bety Friedan "La mujer mistificada",
para que la vida de la mujer en el mundo doméstico fuera descripta
como alienante a infantilizante. Hoy de hecho la mujer trabaja para
escapar al encierro doméstico, a aquel encierro doméstico que impe-
día hacer algo con su propia vida. El deseo de autonomía y de recu-
peración del poder sobre sí misma esta en el corazón del compromiso
femenino en la esfera profesional.
La aspiración femenina al trabajo, es ella la misma según
las clases sociales?
G.L: Todas las encuestas sobre trabajo femenino muestran que
las mujeres menos inclinadas a trabajar, son aquellas que están
subcalificadas, la cajera de supermercado por ejemplo, prefiere
quedarse en su casa, y sin embargo, la aspiración femenina al trabajo
permanece y aumenta no importa cual sea la clase social. El ideal de
la mujer en el espacio doméstico era hasta hace poco consensuado,
mujeres y hombres aceptaban y defendían este modelo. Hace 50
años las mujeres deseaban masivamente quedarse en su casa los
hombres querían lo mismo.