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CUARTA PARTE
LECCION XI
"Los símbolos y las acciones simbólicas —dice Ihering— son el lenguaje del
espíritu en su infancia, que no obedece sólo a la necesidad de la expresión, sino
a una satisfacción del sentimiento". Como satisfacción y como necesidad, el
simbolismo tiene sus raíces en lo más hondo del espíritu humano, en los más
recónditos misterios de la naturaleza y en los esfuerzos más clarividentes que
realizó el hombre por desentrañar esos misterios, pues siendo todo símbolo la
representación de las propiedades, virtudes y atributos de cierta cosa, es lógico que
sólo se buscase simbolizar aquello que de por sí no se manifestaba a los sentidos
ordinarios, y siendo indispensable conocer al hombre y el mundo para encontrar en
el primero los equivalentes de lo que había oculto en el segundo, sólo se pudo
llegar a lo uno y lo otro cuando hubo inteligencias capaces de abarcar ambos
conocimientos. La simbología de hoy, es el resultado de ese saber.
Símbolos de la fe cristiana
1º — Orfeo pulsando la lira, símbolo del poder de la palabra divina en su virtud de
acallar la fiereza salvaje.
2º — Ulises cruzando sereno por entre las sirenas, símbolo del poder del justo en la
rectitud de sus actos.
3º — Alfa y Omega, primera y última letras del alfabeto griego, símbolo de lo
limitado
y transitorio de la vida humana.
4º — EI áncora, símbolo de la esperanza; en las relaciones humanas, esperanza por lo
mejor; en la fe cristiana, por una vida futura.
5º — La corona de laurel, símbolo siempre de victoria: en lo humano, victoria por lo
temporal; en lo divino, por lo imperecedero.
6º — La estrella, símbolo de genio: en lo intelectual, genio creador; en lo divino, genio
salvador.
7º — La rama de olivo, símbolo de la paz; en las cosas humanas, paz corporal; en las
de lo divino, reposo del alma en la etemidad del Señor.
8º — La Palma, símbolo de triunfo; en lo humano, triunfo sobre lo que nos rodea; en
lo divino, triunfo sobre nosotros mismos.
9° — La nave, símbolo de travesía: en lo humano, travesía por las mares de la vida;
en lo divino, travesía hacia lo eterno.
10º —El palomo, símbolo del Espíritu Santo, unas veces como tercera persona de la
Trinidad; otras, como aspecto, de lo que hay en nosotros de inmortal.
11º —El pescador, símbolo de apostolado, el apostolado a que se refería Cristo cuando
decía a sus discipulos: "Os haré Pescadores de hombres".
12º —La cruz, símbolo de redención por haber padecido en ella el Divino Redentor, es
siempre símbolo de sufrimiento: sufrimiento que purifica el cuerpo, o
sufrimiento que exalta el alma, según que se padezca por cosas materiales o
espirituales.
Simbolismo mitológico
1º — Adán, símbolo del entendimiento.
2º — Eva, símbolo de la emoción y la sensibilidad.
3º — Serpiente del paraíso, símbolo de la pasión vehemente y triunfante.
4º — Atenea o Minerva, diosa de la sabiduria, símbolo de la pureza celeste.
5º—-Afrodita, diosa de la belleza, símbolo del amor sensual.
6º — Apolo, dios juvenil, símbolo de la luz como fuerza renovadora.
7º — Proserpina, diosa de la agricultura, símbolo de la espiga y de las fuerzas
fecundantes.
8º — Baco, dios del vino y de Ios placeres, símbolo de la vegetación exuberante.
9º — Hércules, símbolo del poder del Sol en su obra de ahuyentar lo que se opone a
la luz y a la vida.
10º — Siva, en su doble aspecto de día y noche, símbolo de la dualidad de fuerzas que
gobiernan el Universo, las fuerzas que crean y las que destruyen.
11º — Anú, águila y pez a la vez, símbolo del caos primordial.
12º — Agni, dios del fuego celeste, símbolo del poder de la inspiración en lo humano, y
del de la iluminación en lo divino.
Símbolos del derecho jurídico
1º —Themis, símbolo griego de la justicia, es símbolo del Derecho en
todos los pueblos.
2º — Puñado de tierra, símbolo de propiedad; entregarlo, traspaso del derecho
que se tenga sobre el suelo.
3º— Musgo y rama, símbolo del derecho sobre la tierra; entregarlo, traspaso
de esos derechos.
4º— Pedazo de metal y balanza, símbolo de equivalencia y pago
conmutativo entre el precio y la cosa.
5º —Una vuelta sobre sí mismo, símbolo de sumisión por el cual el esclavo
hace dejación de la propia personalidad en beneficio del nuevo amo.
6º — Anillo de sellar, símbolo de atestación y de veracidad, privilegio del
hombre libre.
7° —Fuego y agua, símbolo de comunión, religiosa en el templo y
comunión de fe en el hogar.
8°— Una silla y un banco, símbolo de rango y diferenciación de jerarquías.
9º — La lanza, símbolo de poder y de combate; arrojada a través de una
frontera, declaración de guerra; apresada por una mano, signo de la propiedad
derivada del botín y no del trabajo.
10º — Encender fuego en una casa, símbolo del derecho de propiedad sobre la
misma.
11° — La espada, símbolo de potestad suprema y derecho a imponer penas.
12º — Apretón de manos, acto por el que se da eficacia contractual a lo
convenido, y gracia de olvido en el perdón de la ofensa.
Los anteriores ejemplos son breves y sencillos exponentes de la
necesidad que dijimos sintió el hombre de cifrar en símbolos el sentido
inherente a determinados principios universales, fuerzas cósmicas,
poderes creadores, estados emocionales, planos mentales, actos
trascendentes, etc., no únicamente como el medio más fiel, conciso y fácil
de incluir en una imagen un variado conjunto de conocimientos, sino como
el único posible que existe para convertir esa imagen en una clave que
transmite, conserva y declara esa suma de saber y despierta en cualquier
persona las emociones primarias que lo interpretan y le dan realidad. La
siguiente sucinta relación de correspondencias que se ha hallado entre el
simbolismo del Apocalipsis de San Juan y los centros intelectivos y
potenciales del ser humano, así como la vinculación que tienen la actividad
de esos centros con las doctrinas del más puro cristianismo, dan una idea
de los alcances que los símbolos tienen como tales claves de transmisión e
interpretación.
Fig- 90. — "Los 7 candelabros ante el tronco", interpretación
alegórica del Apocalipsis por Durero
Los Plexos son los centros que regulan la vida elemental, esto es, lo
que hay en nosotros de primario, lo que, de acuerdo con San Agustín,
está envuelto en sus causas, y que para San Juan representa los 7 sellos
que sellan el Gran Libro, al rasgar cada uno de los cuales se desatan las
pasiones y las pestes que tan maravillosamente describe en sus visiones,
mientras que el rítmico vibrar de todos ellos en consonancia hará posible la
vida en la Nueva Jerusalén. Para desatar esos sellos y alcanzar tan alta
finalidad, el hombre posee otra cadena de centros, llamados de intelección,
que son los que representan la suma de virtudes infundidas en el hombre-
arquetipo, a través de los cuales nuestro gránulo de vida conoce. Los
ocultistas llaman a esa cadena Arbol cabalístico (fig. 93), vinculando cada
centro a uno de los 10 principios absolutos representados por los números,
y asignando a la normal actividad de esos principios la propiedad de
expresar sus atributos a través de la observancia de determinados
preceptos. La relación entre los centros y los números que integran ese
árbol, es la siguiente:
El
simbolísmo de San Juan vincula la acción de los Plexos a las emanaciones
que transmiten los 7 cuerpos celestes y el predominio que ejercen en
nosotros los 7 vicios y las 7 virtudes que los contrarrestan. El de los cabalístas
asocia el despertar de cada Centro intelectivo a la observancia de
determinados preceptos y la actua lización de ciertos poderes.
3°— El león: Símbolo de la fuerza de los rayos solares y del poder que
ejerce este astro sobre los planetas del sistema.
4º—-El ojo: Símbolo del Sol como fuerza vigilante, que ve, anima y
circunda cuanto existe en nuestro mundo.
5º — La flor de loto: Abriéndose con la aurora y cerrándose al caer el día,
símbolo de la constante resurrección de la luz y del triunfo de la vida.
Aunque tanto para los iniciados como para los que no lo eran, había
otras deidades y símbolos, en lo que al hombre respecta, las unas y los
otros ejercían su acción en todos los individuos a través de los mismos
aspectos de la personalidad, que para los antiguos egipcios eran los
siguientes:
Desde tal punto de vista, cada lámina del Libro de Thot es todo un
compendio de ideogramas, que siendo exponente de conceptos
universales para la mente, no sólo abre ésta a la comprensión de esos
conceptos sino que actualiza momentáneamente ciertas facultades y pone
en movimiento el automatismo que permite ejercitarlas para determinados
pro pósitos, uno de ellos el de conocer lo que nos interesa en determinado
momento. Veamos las facilidades con que libro y método concurren al
logro de tal fin.
Quiere decir, pongamos por caso, que así como el halcón que mira
a la izquierda simboliza el sol de la mañana, y este sol expresa el concepto
de esperanza y próxima realización, si está colocado en el sector inferior
del Arcano la esperanza es engañosa, pues el halcón se halla fuera de
su elemento natural y carece de virtud como poder creador; si aún
estando situado en el plano de lo espiritual o mental, hubiese en ese sector
un eclipse de sol, la esperanza tampoco sería prometedora, ya que
existiendo conflicto de poderes, el del halcón quedaría parcialmente
anulado, y lejos de dar certidumbre de que la idea progresa hacia su
materialización, prometería lo contrario. Los conceptos de tres órdenes de
que son exponentes los demás símbolos que componen cada lámina, están
supe ditados a la misma regla.
La regla que así da valor a los símbolos, tiene su eficacia, a la par
que en el ordenamiento que preside la naturaleza, en los elementos
primarios que dan ser a nuestra inteligencia, quiere decir: en lo que
hay en nosotros que, permitiéndonos identificar unas cosas por otras,
hace que en la identificación esté incluido, no sólo las variantes
asociadas al tiempo y al lugar en lo que corresponde a la cosa, sino al
particular estado interior que existe en nosotros en ese instante, doble
propiedad que convirtiendo cada símbolo en un concepto, y al concepto
en un motivo de inspiración psíquica, hace que también lo constituya en
un principio de predicción, esto último a base del automatismo mental de
la persona, expresado a través de las combinaciones que se efectúan con los
"Arcanos' al servirse de ellos de acuerdo con el método que ha llegado a
nosotros desde la más remota antiguedad.
Quiere decir que al hacer uso del método y sus Arcanos, la facultad
primaria percibe determinado conocimiento, ese conocimiento actualiza
un particular estado interior, el estado interior pone en marcha un dado
automatismo, tal automatismo es causa de ciertos movimientos
involuntarios, y al servirse de esos movimientos para coordinar los
Arcanos al plantear el problema que se busca resolver, forzosamente hay
que hacerlo de acuerdo con el automatismo que prevalece y el estado
interior que lo motiva. Siendo ese estado consecuencia del conocimiento
que la facultad primaria percibe, no sólo es natural que la coordinación
de los Arcanos se efectúe de acuerdo con el sentido del problema que
se plantea, sino que también lo es que en ese planteamiento esté
implícito su incógnita y el principio de conocimiento que la resuelve,
ya sea que ese principio esté representado por los números, las letras, las
deidades, o que lo esté por los mapas planetarios a través de los cuales
métodos y Arcanos cum plen su misión.