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Esta semana se dio a conocer el resultado del proceso a que fue sometida una enfermera de un
centro de salud, que se negó a atender a un enfermo grave por no residir el paciente dentro de su
comuna. Aparte de ser una conducta carente de criterio y de las mínimas normas de solidaridad, esta
actitud revela una mentalidad imbuida en los principios, ordenamientos y características generales
de este monstruo moderno que es la burocracia, A pesar de la jibarización que ha experimentado el
Estado en el proceso de globalización actual, es posible constatar que su funcionamiento y
consecuencias están completamente vigentes en este siglo XXI,
En un apretado resumen trataremos de abarcar las características más visibles de esta estructura
político-organizativa que con el desarrollo del capitalismo se ha convertido en una nueva clase social.
El Estado, como principal estructura política establece una relación de dominación entre sus
dispositivos y los gobernados, es decir dominación de hombres sobre otros hombres que se impone
por tener el Estado monopolio de la violencia ya que la policía, los organismos de seguridad y el
ejército, forman parte de su estructura. Pero a su vez, necesita legitimarse para contar con la
obediencia de sus ciudadanos y esto se legaliza, según el sociólogo alemán Max Weber, el principal
teórico de la burocracia del pasado siglo, “…en la creencia en la validez de preceptos legales y en la
competencia objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas, es decir, en la orientación a la
obediencia a las obligaciones legalmente establecidas; una dominación como la que ejercen el
moderno servidor del Estado y todos aquellos titulares del poder que se asemejan a él”.1
En el logro de este objetivo la implementación y expansión de las formas burocráticas cumplen una
importante función.
La burocracia opera mediante ciertos principios destinados a poner en práctica y ejecutar las
atribuciones oficiales organizadas mediante leyes y ordenamientos
administrativos. Las actividades para cumplir los objetivos se distribuyen rigurosamente por las
autoridades encargadas de hacerlo y son consideradas como deberes oficiales. La administración
del cargo moderno se
basa en documentos escritos o archivos que se
conservan en forma original o como proyectos, existiendo para esto, una planta
de funcionarios y subalternos con
diversas funciones. Estos elementos constituyen en el gobierno
público la autoridad burocrática o “magistratura” y en el
ámbito privado, forman parte de la “administración”
burocrática es decir “el despacho” o el trabajo gerencial.
Como poder estatal esta estructura organizativa funciona bajo un principio
de autoridad jerárquica de cargos, propio de
las estructuras dominantes a las cuales es funcional, existiendo un sistema de
subordinación,
1
Weber, Max, El político y el científico, Ediciones El libertador, Buenos Aires, 2005, p. 14
1
en el cual los funcionarios superiores controlan a los de menor rango
. Así, un alto
incremento del tipo burocrático, como se observa en las sociedades de los países tercermundistas,
lleva a una organización
monocrática de jerarquía de cargos.
Ahora bien, en sus fundamentos, el cargo se considera una “profesión”, lo que exige
plena capacidad de trabajo
y pruebas especificas que son un requisito
para el empleo. La ocupación del cargo se caracteriza por
el deber,
puesto que su aceptación
no es vista sólo como un intercambio remunerado de funciones como en los contratos de trabajo
privado. El acceso a un cargo se considera como la aceptación de un deber específico de fidelidad al
cargo, a cambio de una existencia segura. El funcionario no se subordina a una persona, como lo fue
el vasallo o el discípulo en las relaciones feudales o patrimoniales, sino que está al servicio de un fin
objetivo impersonal y funcional.
La gran contradicción de las estructuras burocráticas dada preferentemente en el sistema estatal está
en la consecución de los puestos de trabajo de los funcionarios públicos. Si bien es cierto que el tipo
representativo de funcionario burocrático es
designado por una jerarquía superior con las características señaladas anteriormente, existe otro tipo
de nombramiento de funcionarios, como producto de las elecciones y los cambios de gobiernos el
cual no es exclusivamente
2
burocrático..
Este no depende de normas legales, sino del
mecanismo de funcionamiento de los partidos políticos.
Con el desarrollo de la burocratización y el crecimiento del número de cargos los militantes de los
partidos los ven como una forma de aseguramiento laboral.
Para Max Weber, “La transformación de la política en una empresa, que hizo necesaria una
preparación metódica de los individuos para la lucha por el poder y sus métodos como la que llevaron
a cabo los partidos modernos, determinó la división de los funcionarios públicos en dos categorías
bien distintas aunque no tajantes: funcionarios profesionales, de una parte, y funcionarios políticos de
la otra.”2
La designación de
cargos como resultado de elecciones
altera la subordinación jerárquica Un funcionario elegido tiene una posición autónoma respecto de
su superior, puesto que no ha derivado de la jerarquía orgánica burocrática, sino que responde a los
hombres fuertes del partido (dirigentes políticos) que son los que deciden su carrera futura. Los
partidos
no se fijan en la experticia sino
en los servicios prestados por los militantes al
partido y sus líderes. Estos funcionarios pueden ser trasladados o cesados en sus cargos ya que se
encuentran en total disponibilidad al partido al que pertenecen. Esta situación ha contribuido a crear
verdaderas maquinarias políticas que ven al Estado como una institución destinada a la creación de
empleos para su militancia más leal.
Para el capitalismo del siglo XX, la superioridad técnica de la organización
burocrática fue siempre la razón decisiva
de su progreso respecto de toda otra forma de organización.
Cuando más se
“deshumaniza” la burocracia, más
contribuye a despejar los asuntos de factores personales, irracionales
y emocionales que escapen a todo cálculo, cuestión muy aplaudida por la competitividad del
mercado.
Esta es su índole particular y es estimada
como su virtud específica. Sólo
así se ha puesto el fundamento para la administración
de una ley racional,
sistematizada, sobre la. base de estatutos. Además sólo la burocratización del Estado, y de la ley en
general, brinda una posibilidad de separar el derecho “público”
del derecho “privado”. El derecho público
regula las relaciones de la autoridad pública
con los gobernados el derecho privado
regula las relaciones mutuas de estos. Para un sistema basado en la individualidad y en la
privatización, la constitución de una burocracia controlada es de gran utilidad, no obstante la
hipertrofia que esta pueda alcanzar y que, en determinados momentos, dificulten ciertos procesos
mercantiles.
2
Weber, Max, El político y el científico, Ediciones El libertador, Buenos Aires, 2005, p. 30
3
Por doquiera, el Estado moderno está sometido
a la burocratización; resulta impresionante el poder de una burocracia
en plena expansión. El Estado burocrático significa una gran concentración de medios organizativos,
por ejemplo, el control presupuestario de
todos sus gastos administrativos,
y el otorgamiento a las autoridades inferiores de
los medios de pago ordinarios, cuya utilización es
reglada y controlada por aquel. La burocratización de la administración
también implica la concentración de los medios or
ganizativos en otras esferas. como la empresa privada y el Ejército. .La disciplina militar y las
prácticas técnicas pudieron evolucionar en plenitud y en su alto grado
actual, en gran parte producto de una administración burocratizada.
Respecto de la acción administrativa propiamente,
es decir, toda la actividad del
Estado, existe la
práctica de reivindicar la libertad de acción y el predominio
de las decisiones, con el moderno concepto, de “razones de
Estado”, como norma suprema y decisiva de la actuación
burocrática.. Las condiciones indispensables
para mantener su poder en el propio Estado lleva como
ensamblaje la sacralización de estas “razones”.
“..Allí donde se ha llevado íntegramente a cabo la burocratización del régimen de gobierno se ha creado una
forma de relaciones de dominio prácticamente inquebrantable. El simple funcionario no puede desprenderse de
la organización a la que está sujeto. (..) Por su lado, los dominados no pueden prescindir del aparato de
dominio burocrático ya existente ni sustituirlo por otro, pues se basa en una metódica síntesis de entrenamiento
especializado, división de trabajo y dedicación fija a un conjunto de funciones habituales diestramente
ejercidas...”
Aunque esta apreciación está formulada desde cierto punto de vista, es para tenerla en cuenta y no
mirar las actividades burocráticas sólo como una molestia, sino recordar lo que se esconde detrás de
todo este aparataje de poder., pero sobre todo recordar que con decisión, nada es inquebrantable.