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2. Resumen de la clase
3. Preguntas de apoyo
El concepto de trabajo en la actualidad se puede abordar desde diferentes enfoques y por tanto,
podemos encontrar diversas definiciones. La idea sustantiva nos dice que el trabajo es la medida del
esfuerzo hecho por los seres humanos en pos de un desarrollo personal y social. En otras palabras, se
trata de una actividad humana. Para la visión clásica de la economía, el trabajo es uno de los tres
factores que conforman la producción, junto a la tierra (materias primas) y el capital.
A lo largo de la historia, aparecen como expresiones del trabajo la esclavitud, la servidumbre medieval y,
a partir demediados del siglo XVIII, el trabajo remunerado. Esta última concepción se refiere a que el
hombre realiza una cierta actividad productiva por la que recibe una remuneración, que es el precio del
trabajo en el mercado laboral.
En el trabajo remunerado, la relación empleador-empleado está sujeta a leyes y convenios que rigen y
resguardan los intereses de las partes que interactúan. Si bien es cierto, que esta forma de trabajo es el
medio generalizado de vida, no es la única actividad que permite atender las necesidades sociales, ni el
único cauce de participación humana en el proceso productivo. A esta noción se suma el trabajo
autónomo en sus distintas modalidades, el de los profesionales libres, el de administración en las
sociedades de capital, el que persigue fines formativos o el que sin tener ánimo lucrativo también puede
contribuir a la satisfacción de necesidades vitales. Sin embargo, todas estas referencias no nos permiten
comprender en profundidad el concepto de trabajo, pues sólo apuntan a sus expresiones en el tiempo y
no al fondo de un concepto que es mucho más complejo.
Desde una perspectiva antropológica y ética, atendiendo también a los elementos propios que lo
configuran y al fin que las actividades laborales buscan lograr, consideraremos al trabajo como un
conjunto de actividades humanas, personales, esforzadas, necesarias, con carácter de medio y
técnicamente cualificables, por las que los seres humanos transforman la naturaleza en beneficio
propio, prestan un servicio reconocido a la sociedad, y se perfeccionan en cuanto personas.
A partir de lo ya señalado, el trabajo no es una imposición sino un deber y una oportunidad para aportar
al desarrollo y bienestar propio y de los demás. Es una actividad sostenida en el tiempo, productiva, que
nos realiza y se vincula a nuestras aspiraciones de desarrollo y metas vitales.
Siempre que se desarrolla una actividad, se quiere conseguir algo. Ese algo es un bien (como vimos en
ética general, cuando queremos un mal, lo hacemos pensando erróneamente que es bueno) y,
dependiendo de las características del bien que se quiere conseguir, la acción será moralmente mejor o
peor.
El lugar de trabajo debe ser un ambiente adecuado para conseguir estos tres bienes.
1.2.1. Los bienes externos o motivos extrínsecos se refieren a las razones materiales por las cuales
se trabaja; es decir, remuneración, herramientas para trabajar, comodidades, seguridad económica,
reconocimientos, etc. Sin bienes externos, el trabajo es prácticamente imposible o se transformaría en
esclavitud.
Cuando se piensa en el trabajo que se quiere conseguir, inmediatamente se piensa en este tipo de
bienes, pero también se puede entender que no son los únicos que interesan, porque, aunque satisfacen
las necesidades inmediatas de cualquier persona, no son la razón más importante por la cual se valora
el trabajo: aunque el dinero es el bien externo por excelencia, no basta con una buena remuneración para
que un trabajo sea bueno.
Una vez satisfechas mis necesidades económicas, ésta es una buena razón para hacer mejor mi trabajo,
porque haciéndolo también me hago mejor profesional en aquello que me gusta.
1.2.3. El conocimiento evaluativo es el tercer bien que se puede conseguir con el trabajo y es aún
mejor que los dos anteriores. Habitualmente, se logra una vez que las necesidades económicas están
satisfechas y la preparación profesional está en desarrollo.
Este bien consiste en ser buen ser humano, en la relación profesional con otras personas.
El trabajo es una actividad relacional: siempre se realiza en relación con otros; no existe un trabajo
solitario, pues siempre hay vínculo con clientes, proveedores, acreedores, jefes, autoridades, etc. La
naturaleza relacional del trabajo es la que le da su sentido último: ser un aporte a las demás personas, es
decir, entregar un bien a los demás, mediante los resultados del trabajo que uno realiza.
En esta dimensión se hace más evidente la vocación por una profesión determinada: es el compromiso
con la verdad en la actividad del periodista y del comunicador; es la importancia de la calidad del
espectáculo que entretenga verdaderamente al espectador en el caso del actor; es la profunda
satisfacción del mecánico o del ingeniero con el buen funcionamiento de las máquinas que otras
personas utilizan para vivir mejor, etc. Cada profesión tiene bienes propios que aportar a la sociedad.
Todos estos son bienes que se reciben como fruto del trabajo y, a través de ellos, se conoce realmente el
valor de lo realizado en cuanto es aporte a los demás.
En relación a los bienes que se alcanzan con el trabajo, cabe preguntarse:
2. Resumen de la clase
3. Preguntas de Apoyo
• ¿Ya te imaginas trabajando, por ejemplo en tres años más?
• ¿Tu trabajo te dará estos tres tipos de bienes?
• ¿Qué harás si falta alguno?