Se utiliza frecuentemente para designar el entorno lingüístico de un término
o de un enunciado, es decir, el discurso en el que este término o este enunciado aparecen. El término «contexto» también puede designar un conjunto de informaciones de que dispone el interlocutor y que le permiten interpretar el discurso o el fragmento de discurso considerado. Según esta segunda acepción, el contexto no viene dado de una vez, sino que es construido por el interlocutor enunciado a enunciado sobre la base de informaciones que proceden de fuentes diversas y del principio de pertinencia. El análisis pragmático de los enunciados es la última de una serie de etapas que constituyen el proceso interpretativo de un enunciado. La primera etapa proporciona un primer análisis lingüístico que corresponde a la forma lógica del enunciado, que es una secuencia estructurada de conceptos. Sin embargo, las informaciones conceptuales no son las únicas que forman el contexto. Hay que tener en cuenta asimismo la interpretación de los enunciados inmediatamente anteriores y otras informaciones extralingüísticas: el predicado eventualmente aplicado a la descripción, las informaciones no lingüísticas, enciclopédicas o ambientales de que dispone el interlocutor. Todas estas fuentes posibles de contexto deben ser seleccionadas de modo que permitan obtener una interpretación del enunciado coherente con el principio de pertinencia: un enunciado, interpretado en relación con un contexto, es más pertinente cuantos más efectos produce, y es menos pertinente cuantos más esfuerzos de tratamiento requiere. La pertinencia es, pues, una cuestión de rendimiento.
contexto de descubrimiento EPIST.
Todo cuanto se refiere a la invención de una hipótesis y que hay que diferenciar del contexto de justificación de la misma. Es irrelevante, para la investigación científica, la manera como se halla o descubre una hipótesis: proceso creativo, observación de hechos, inducción, etc., porque, en definitiva no se considera que esta tarea sea propiamente obra de la razón, sino de la imaginación: se trata de una cuestión psicológica, sociológica o histórica, no propiamente epistemológica. La distinción entre contexto de descubrimiento y de justificación se debe principalmente, en su formulación sistemática, a Hans Reichenbach (1891-1953), autor neopositivista, quien acentuó sobre todo la importancia del contexto de justificación. Karl R. Popper admite la distinción en igual sentido, pero no da importancia al contexto de descubrimiento y acentúa la del contexto de justificación, precisando que nunca una hipótesis se funda o justifica por la observación o la inducción. Autores posteriores, como Kuhn, Lakatos, Feyerabend, criticaron la distinción y el marco del método hipotético- deductivo en que debía entenderse.
contexto de justificación EPIST.
Todo cuanto se refiere a las razones por las que, en ciencia, debe aceptarse una hipótesis, cuestión que se considera mucho más relevante que la que supone el contexto de descubrimiento de la misma. La justificación de una hipótesis -la demostración de que es racional considerarla verdadera- es obra propiamente de la razón y es lo que permite hablar propiamente de una lógica de la ciencia; se hace desde dos perspectivas fundamentalmente distintas: la concepción inductivista (inductivismo) y la concepción deductivista de la ciencia (deductivismo).
contexto opaco / transparente LÓG.
Un contexto es opaco cuando el término que envuelve no puede sustituir a otro observando la cláusula salva veritate, es decir, sin que el enunciado cambie de valor de verdad. Un contexto es transparente, o extensional, cuando puede hacerse esta sustitución de términos o predicados manteniendo la clásula salva veritate (ver ejemplo). El término de «opacidad» fue introducido por Russell y Whitehead, en Principia Mathematica (1910-1913).
Ver de re, de dicto.
de dicto, de re LÓG. (en latín, acerca de lo dicho o sobre el lenguaje y acerca de la cosa, respectivamente) Distinción, de origen medieval que se establece sobre dos posibles maneras de hablar, pensar, o creer acerca de algo, en cuanto se manifiestan en un enunciado que, por el uso de determinados verbos, como saber, creer, opinar, sostener, afirmar, querer, dudar, etc., resulta ambiguo. La ambigüedad, en estos casos, es de tipo semántico o de tipo lógico.
La ambigüedad semántica proviene de que, con frases construidas con estos
verbos que expresan una creencia o una actitud proposicional, resulta posible una doble interpretación. Así, en «Ana cree que el hombre que le envía flores cada 23 de abril es un antiguo compañero de escuela», se puede dudar acerca de si la expresión «el hombre que le envía flores cada 23 de abril» denota a alguien a quien Ana conoce realmente y de quien piensa que es antiguo compañero de escuela (interpretación de re, porque la creencia versa sobre el hombre que conoce realmente), o bien no denota a nadie conocido por Ana y ésta piensa que sólo su antiguo compañero de escuela es capaz de enviarle flores cada año (interpretación de dicto, porque la creencia versa sobre la frase y la conexión de ambos conceptos). En la formalización de estas expresiones puede producirse ambigüedad lógica (ver cita).