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El caso:

La actora inició una acción de amparo contra la Provincia de Tucumán


impugnando la resolución del Tribunal de la Legislatura local pronunciada en juicio
político con fecha 13.01.2006, que dispuso su destitución como magistrada de la Sala
IVa. de la Cámara en lo Penal del Centro Judicial de la Capital, sosteniendo que la
misma fue adoptada en un procedimiento portador de arbitrariedad e ilegalidad
manifiesta tanto en su forma como en su contenido. La Corte local declaró su
competencia fundado en que el acto recurrido era de naturaleza político constitucional
regido por el derecho público local, siendo de aplicación lo dispuesto en el art. 4 del
Código Procesal Constitucional1. Simultáneamente la amparada articula la
inconstitucionalidad del art. 26 de la ley provincial 63742 que prescribe la
irrecurribilidad de todas las disposiciones que adopte la Comisión permanente de Juicio
Político3 y del art. 51, inciso 1, última parte del CPCT que establece la inadmisibilidad
del amparo para cuestionar “un acto jurisdiccional emanado... del Tribunal de la
Legislatura en el juicio político”. La Corte con fecha 29 de marzo de 2006 declaró
inadmisible el juicio de amparo promovido por la doctora Alicia Beatriz Freidenberg de
Ferreyra contra la Provincia de Tucumán sosteniendo que la vía expedita intentada no
resulta idónea para la revisión de decisiones del Tribunal de la legislatura provincial.

Con fecha 12 de agosto de 2008 la Corte de Justicia de la Nación resuelve hacer


lugar a la queja interpuesta por la magistrada destituida, declara procedente el recurso
extraordinario y deja sin efecto la sentencia apelada, ordenando el dictado de un nuevo
pronunciamiento.

ANALISIS DEL FALLO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION

1
Competencia: Las acciones de hábeas corpus, amparo y de protección de los derechos
comunes o difusos, y de inconstitucionalidad se interponen y sustancian…Cuando se trate de
actos lesivos que emanen de los Poderes Ejecutivo, Legislativo,…, tiene competencia
exclusiva para entender en la petición la Corte Suprema de Justicia…”. En adelante CPCT.
2
La ley 6374 regula el procedimiento de juicio político en la Provincia de Tucumán.
3
La Constitución de Tucumán con la reforma de 1990 en su art. 43 establecía que la
acusación en el procedimiento de juicio político correspondía a la Comisión Permanente de
Juicio Político formada por doce legisladores, requiriéndose para promoverla, los dos tercios
de ellos. Los restantes veintiocho miembros se constituirán en Tribunal, requiriéndose para
su funcionamiento un quórum de quince de ellos, prestando nuevo juramento. Cuando el
Gobernador o el Vicegobernador fuere acusado, el Tribunal será presidido por el Presidente
de la Corte Suprema. La última reforma constitucional fue sancionada el 06/06/2006.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación reiteradamente ha dicho que
“planteada una “causa”, no hay otro poder por encima del de esta Corte para resolver
acerca de la existencia y los límites de las atribuciones constitucionales otorgadas a los
departamentos Legislativo, Judicial y Ejecutivo, y del deslinde de atribuciones de estos
entre sí y con respecto a los de las provincias. No admite excepciones, en esos ámbitos,
el principio reiteradamente sostenido por la Corte, ya desde 1864, en cuanto a que ella
“es el intérprete final de la Constitución” (Fallos 1:340)”4.

Esa facultad del tribunal se ejerce no solo cuando la norma a interpretar es de


aquellas contenidas en la ley fundamental, sino como en el sub lite donde se trata de
disposiciones que integran el Código Procesal Constitucional de la Provincia de
Tucumán, y cuya aplicación –aún tratándose de una resolución dictada en el
procedimiento de juicio político- importaría lesión a derechos individuales, que no
podrá quedar exento del control de los magistrado de la República.

Veamos las cuestiones más importantes atendidas por este fallo:

La cuestión Federal involucrada. Ablandamiento de los recaudos de admisibilidad


del remedio federal

El Tribunal siempre ha evitado una interpretación mecánica de las normas en


juego que puedan importar la frustración de los derechos y garantías constitucionales
involucrados. En este caso, precisa con meridiana claridad los datos claves de los que
no puede desentenderse el operador de la norma. Sosteniendo que más allá de la índole
aparentemente procesal y del derecho público estadual de la cuestión a resolver, toda
vez que en el juicio se ha cuestionado la validez de la ley procesal constitucional local
bajo la pretensión de ser contraria a la Constitución Nacional y a los Tratados
Internacionales que gozan de la jerarquía de esta última y la decisión del superior
tribunal de la causa fue a favor de la validez de la norma provincial existe en autos
cuestión federal suficiente que habilita la intervención de la Corte Federal, más aún
cuando se trata de resguardar las garantías previstas en los arts. 5 y 121 de la
Constitución Nacional.

La exigencia legal de hablar de una “sentencia definitiva” para la admisibilidad


del recurso extraordinario federal importa que se trate de una resolución que dirima la

4
Fallos 321:3236
controversia y de por finiquitado el pleito. Sin embargo, la Corte en una constante e
intensa interpretación mutativa por adición, procedió a un ablandamiento de este
recaudo añadiendo al concepto de sentencia definitiva en sentido estricto otros
pronunciamientos que causen un agravio de imposible o insusceptible reparación
posterior, procediendo a su equiparación. En esa directriz, el máximo Tribunal ha
sostenido que “La sentencia que rechaza el amparo es asimilable a definitiva cuando se
demuestra que produce agravios de imposible o dificultosa reparación ulterior, por la
presencia de arbitrariedad manifiesta, al incurrir en un injustificado rigor formal; o no se
exhibiese como derivación razonable del derecho aplicable, dado que, entonces, resultan
vulneradas las garantías de defensa en juicio y debido proceso”5.

En el caso comentado reconoce el voto mayoritario que el fallo impugnado debe


ser equiparado a una sentencia definitiva pues resulta verosímil la afirmación de la
apelante en el sentido de que el empleo de vías judiciales ordinarias no sería eficaz para
obtener una tutela judicial efectiva (art. 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos)6.

Dogmatismo vs. Autonomía provincial

La teoría de la interpretación constitucional intenta dar respuesta entre otras a la


siguiente pregunta: ¿Existen métodos de aproximación al texto constitucional que nos
permitan distinguir entre la interpretación legítima y la puramente voluntarista?

En el caso comentado, la Corte realiza una eficaz interpretación de los


principios constitucionales en juego y de la distribución de competencias entre los
órganos del gobierno federal y de las provincias, constituyéndose el Tribunal en garante
de la supremacía constitucional.

Así la sentencia reconoce el principio básico de que la Constitución Nacional


garantiza a las provincias el establecimiento de sus instituciones, el ejercicio de ellas y
la elección de sus autoridades, y simultáneamente les impone el deber de asegurar la
administración de justicia (arts. 5 y 121 y sgtes), disposiciones que se completan con la
norma de supra y subordinación que fija el art. 31 CN en las relaciones entre el derecho

5
Fallos, 330-4647.
6
Esta doctrina judicial de la CSJN sigue los lineamientos de Fallos, 330:3836; 5201 y
se aparta del precedente de Fallos, 330:4770. La disidencia de los vocales
Petracchi, Maqueda y Argibay, no hacen lugar a la queja por no tratarse de una
sentencia definitiva o equiparable (art. 14 ley 48).
federal y el derecho local. Concluyendo que un excesivo ritualismo de la sentencia local
al omitir el tratamiento de las cuestiones constitucionales articuladas –las que eran de
insoslayable competencia del tribunal provincial- lesiona el deber liminar de asegurar la
justicia. De tal manera, que los máximos tribunales provinciales no pueden negarse a
conocer, en los recursos locales en los que son competentes materias o temas que
involucren cuestión constitucional7.

Revalorización de la acción de amparo con una interpretación útil del art. 43 de la


CN

La Corte local fundó su juicio de razonabilidad de la disposición de la ley 6944


que excluye al amparo como medio de revisión de los actos emitidos por el Tribunal de
la Legislatura en los juicios políticos, en la complejidad y trascendencia institucional
dichos actos. Este razonamiento es descalificado por la Corte nacional aplicando una
interpretación útil del art. 43 de la CN, al sostener que “el mero señalamiento de la
existencia de otras vías procesales implica desconocer que no se debe resistir
dogmáticamente la admisibilidad del amparo para ventilar un asunto que, como
cualquier otro que se promueva a través de esa acción, contaría con dichas vías
alternativas, pues de otro modo cabría considerar que el art. 43 de la Constitución
Nacional establece una garantía procesal que resulta intransitable”8. El Tribunal otorgó
plena eficacia al principio “pro actione”, al buscar la interpretación más favorable o
expansiva al ejercicio de la acción. Su finalidad es asegurar la mayor eficacia del
derecho a la tutela judicial efectiva. Entendida esta como “la garantía de libre entrada a
los tribunales para la defensa de los derechos e intereses ante el poder público, aún
cuando la legalidad ordinaria no haya reconocido un recurso o acción concreto”9. En las
últimas décadas se han producido notables avances en el concepto de acceso a la
justicia. Resulta interesante la doctrina elaborada por el Tribunal Constitucional
Español, matizada por la aplicación de los principios pro actione y de la interpretación
más favorable al derecho fundamental en juego.

El TC ha sostenido que “...el que se prevean distintos recursos y las reglas para
su acceso, es cuestión que, en principio, compete fijar al legislador, si bien una vez que
los recursos han sido establecidos legalmente,...aquellos pasan a ser parte del contenido

7
Fallos: 308:490.
8
Considerando 5º) del voto mayoritario.
9
CIDH, Informe Nº 80/99, caso 10.194 “Palacios N.C. c. República Argentina”.
esencial del derecho a la tutela judicial efectiva”10, y su acceso no puede ser libre y
arbitrariamente obstaculizado por el Juez ordinario, por cuanto ello generaría
inmediatamente indefensión y se produciría una violación del derecho fundamental.

Bidart Campos analizando esta parte del artículo 43 sostenía que “cuando la
norma dice que toda persona puede interponer la acción de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo” no está diciendo que el justiciable pueda elegir el
amparo porque a él le gusta más, sino porque entre las distintas clases de procesos
existentes, no hay otro proceso más idóneo, más apto” Para explicar los alcances de esta
afirmación, reconoce que la fórmula es genérica, pero la aplicación deberá siempre
merituar las circunstancias del caso. Según como sean las circunstancias se sabrá si
otras vías procesales son más o menos idóneas que el amparo. Y concluye que cuando
la norma dice “siempre que no exista otro medio judicial más idóneo” entiende que “si
el otro que existe es tan idóneo como el amparo, ahí si, el justiciable tiene la opción,
porque para que no la tenga, el otro medio judicial, el otro proceso tiene que ser más
idóneo”. Y se interroga ¿más idóneo, que quiere decir? “Y si acaso está hablando de un
proceso expedito y rápido, pero de acuerdo a la índole de la pretensión y a las
circunstancias de la causa que va a tener inicio con la interposición de amparo; lo que si
estoy seguro es que el justiciable no tiene que probar que no existe otro medio judicial
más idóneo; eso lo tiene que discernir el juez...” 11.

La exégesis que postula Bidart Campos está en sintonía con la doctrina de la


Corte Federal, que con la actual redacción del artículo 43 CN, sostuvo “que siempre
que se amerite el daño grave e irreparable que se causaría remitiendo el examen de la
cuestión a los procedimientos ordinarios, deben los jueces habilitar las vías del amparo,
ya que la existencia de otras vías procesales que puedan obstar a su procedencia no
puede formularse en abstracto sino que depende –en cada caso- de la situación
concreta a examinar”12. “La idoneidad no tiene relación con la inexistencia de daño
grave e irreparable, sino con la prontitud y eficacia de la protección”.13

10
A este respecto el Tribunal Constitucional ha declarado, en numerosas
resoluciones, que el derecho al acceso a los recursos legalmente establecidos forma
parte del derecho a la tutela judicial efectiva”. STC 154/1987, FJ 4º.
11
German J. Bidart Campos, ob. cit. p. 7.
12
CS, 2006/06/06, Y., G.C. c. Nuevo Hospital El Milagro y otra. Del dictamen de la
Procuradora Fiscal subrogante que la Corte por mayoría hace suyo. La Ley, 2006-D,
401.
13
Iván José Maria Cullen, “El amparo”, Ponencia presentada en el “XII Conferencia
Nacional de Abogados”, San Miguel de Tucumán, 12 y 13/10/95.
Y la Corte en “Freidenberg” es categórica al afirmar que “De otro modo cabría
considerar que la Constitución Nacional en su art. 43, ha establecido una garantía
procesal que, en definitiva, resultaría intransitable”14. Y para llegar a tal conclusión cita
el art. 98 de la Constitución de Tucumán que garantiza el principio de inamovilidad de
los jueces, el que resulta preeminente para la conservación de las instituciones de la
república. Coincidiendo con la jurisprudencia constante de la Corte IDH que considera
que las normas constitucionales, legales o convencionales sobre independencia judicial
son de naturaleza imperativa (ius cogens) y deben ser observadas y respetadas en todo
procedimiento o trámite, por ser la independencia del juez y de los tribunales uno de los
fundamentos esenciales del debido proceso15.

Revisión judicial del enjuiciamiento de magistrados

Un nuevo paso en la evolución de la doctrina de la Corte Suprema referida a la


posibilidad y alcances de la revisión judicial del enjuiciamiento de magistrados está
dado en el caso “Freidenberg”. La jurisprudencia sobre esta cuestión ha tenido dos
etapas netamente diferenciadas: la primera donde el tribunal se inclinó por la ausencia
de competencia judicial para revisar ese tipo de decisiones, amparándose en la doctrina
de las “cuestiones políticas no justiciables”. Y la segunda, a partir de 1986, cuando
aceptó controlar algunos aspectos puntuales del tema. A partir del precedente
“Graffigna Latino”16, la Corte ha sostenido que las decisiones en materia de los
llamados juicio político o enjuiciamiento de magistrados en la esfera provincial,
dictadas por órganos ajenos a los poderes judiciales locales, configuran cuestión
justiciable cuando se invoca por la parte interesada la violación del debido proceso. Es
decir, que tales decisiones no escapan a la revisión judicial por dichos poderes, ni a la
posterior intervención de la Corte por la vía del recurso extraordinario17.

La Corte en el caso comentado constata la violación del debido proceso por parte
de la corte provincial. Y para arribar a tal conclusión, se sumerge en la consideración de
los agravios de la amparista sobre las falencias de que sería portadora la decisión del

14
Considerando 5º) del voto mayoritario.
15
Alirio Abreu Burelli, “Independencia Judicial” (Jurisprudencia de la CIDH),
Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
16
Fallos, 308:961.
17
Fallos, 308:2609; 310:2031, 2845; 311:881, 2320; 312:253; 313:114; 315:761.
Ver especialmente, Fallos: 316: 2940 “Nicosia”; 319:705 “Nellar” y 326:4816
“Brusa”.
Tribunal de la Legislatura de Tucumán18. Entre ellas, que la Legislatura no desconocía
que el condenado contaba con una autorización de salida fundada en la ley 24.660; que
la magistrada había sido destituida por la fuga de una persona trasladada en virtud del
art. 166 de la ley 24660 y no por las autorizaciones de salida; que no se había tenido en
cuenta informes del Instituto de Clasificación y Criminología; que se habían
confundido las salidas transitorias y los requisitos para su otorgamiento, con las
llamadas “salidas de contacto familiar” o Traslados. Todos estos agravios no habían
sido tratados por la Corte Tucumana, la que dogmáticamente había desestimado el
planteo por la improcedencia de la vía intentada. Este voluntarismo es el que fustiga el
Tribunal Federal.

1. Recientemente la Corte IDH en la causa “Reverón Trujillo”19 ha


precisado los principios básicos que hacen a la independencia del Poder Judicial. Esos
principios “establecen que la ley garantizará la permanencia en el cargo de los jueces
por los períodos establecidos”20 y que “les garantizará la inamovilidad de los jueces,
tanto de los nombrados mediante decisión administrativa como de los elegidos, hasta
que cumplan la edad para la jubilación forzosa o expire el período para el que hayan
sido nombrados o elegidos, cuando existan normas al respecto”21…. que los jueces
“sólo podrán ser suspendidos o separados de sus cargos por incapacidad o
comportamiento que los inhabilite para seguir desempeñando sus funciones” y que
“todo procedimiento para la adopción de medidas disciplinarias, la suspensión o la
separación del cargo se resolverá de acuerdo con las normas establecidas de
comportamiento judicial”22. De manera similar, el Comité de Derechos Humanos ha
señalado que los jueces sólo pueden ser removidos por faltas de disciplina graves o
incompetencia y acorde a procedimientos justos que aseguren la objetividad e

18
El juicio político acaparó la atención pública local, porque se discutía una práctica
judicial que posibilitaba que los reclusos, algunos de alta peligrosidad, recibieran
“permisos”, según se sostenía, con el cumplimiento de escasos requisitos formales
para visitas familiares, etc, y que en algunos casos terminaron con la fuga de los
condenados (diario “La Gaceta” de Tucumán, 7 y 8 de diciembre de 2005).
19
“Reverón Trujillo vs. Venezuela” sentencia de la Corte IDH del 30/06/2009.
Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
20
Cfr. Principio 11 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas, supra nota
Error: Reference source not found.
21
Cfr. Principio 12 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas, supra nota
Error: Reference source not found.
22
Cfr. Principios 18 y 19 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas,
supra nota Error: Reference source not found.
imparcialidad según la constitución o la ley23. Además, el Comité ha expresado que “la
destitución de jueces por el Poder Ejecutivo antes de la expiración del mandato para el
que fueron nombrados, sin que se les dé ninguna razón concreta y sin que dispongan de
una protección judicial efectiva para impugnar la destitución, es incompatible con la
independencia judicial”24.

Este Tribunal ha acogido estos principios y ha afirmado que la autoridad a cargo


del proceso de destitución de un juez debe conducirse independiente e imparcialmente
en el procedimiento establecido para el efecto y permitir el ejercicio del derecho de
defensa25. Ello es así toda vez que la libre remoción de jueces fomenta la duda objetiva
del observador sobre la posibilidad efectiva de aquellos de decidir controversias
concretas sin temor a represalias26. De todo esto se puede concluir que la inamovilidad
es una garantía de la independencia judicial que a su vez está compuesta por las
siguientes garantías: permanencia en el cargo, un proceso de ascensos adecuado y no
despido injustificado o libre remoción. Quiere decir esto que si el Estado incumple una
de estas garantías, afecta la inamovilidad y, por tanto, no está cumpliendo con su
obligación de garantizar la independencia judicial”.

La Constitución de Tucumán en su art. 12227 dispone que “Los Tribunales y


Juzgados de la provincia en el ejercicio de su funciones, procederán aplicando esta
Constitución y los tratados internacionales como ley suprema respecto de las leyes
que haya sancionado o sancionare la Legislatura. En el juicio, la Corte de Tucumán
prescindió de la obligación de aplicar abiertamente en el ámbito interno no solo las
convenciones internacionales de las que el Estado es parte sino también la interpretación

23
Cfr. Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observación General
No. 32, Artículo 14, supra nota Error: Reference source not found, párr. 20.
24
Cfr. Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32, Artículo 14,
supra nota Error: Reference source not found, párr. 20.
25
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra nota Error: Reference
source not found, párr. 74 y Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra nota Error: Reference source not
found, párr. 44.
26
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo”) Vs. Venezuela, supra nota Error: Reference source not found, párr.
44. Ver también Principios 2, 3 y 4 de los Principios Básicos de las Naciones Unidas,
supra nota Error: Reference source not found.
27
Esta disposición ya estaba en la constitución de 1907, y se mantuvo con idéntica
redacción en las reformas de 1990 y 2006. El preámbulo del nuevo texto afirma
que la provincia organiza sus instituciones y promueve el desarrollo humano en una
democracia...fundada en...los derechos humanos...”, disposición que deberá
interpretarse armónicamente con el nuevo art. 5 y 24 de ese cuerpo constitucional.
que de sus disposiciones hacen los propios órganos internacionales competentes. “El
Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la
Convención Americana”28 . La sentencia descalificada desconoció la garantía de la tutela
judicial efectiva y de la interpretación que la Corte IDH y nuestra Corte Federal han
acuñado sobre el art. 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

En síntesis: a) El voto mayoritario en un saludable activismo judicial descalifica como


acto jurisdiccional válido la sentencia emanada de la Corte de Justicia de Tucumán, que
mediante afirmaciones dogmáticas descalificaba la acción de amparo como la vía útil
para dar respuesta adecuada a planteos conducentes, tendientes a demostrar que la tutela
de los derecho en juego –garantía de la inamovilidad de los jueces- no encontraría
adecuado cauce por las vías ordinarias; b) Elabora una doctrina en torno a la tutela
judicial efectiva (art. 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), que
veda a los tribunales la omisión del tratamiento de argumentos conducentes, con base a
dogmatismos. El excesivo ritualismo, sostiene el fallo, afecta no solo esa garantía
internacional, sino además, el deber de asegurar la justicia en las provincias (art. 5º) y la
supremacía constitucional (art. 31); y c) Con una interpretación dinámica conforme los
valores y principios de la Constitución, la Corte Federal ablanda los recaudos de
admisibilidad del remedio extraordinario, considerando que si bien no constituye
sentencia definitiva las que rechazan la acción de amparo, en este caso, el empleo de
las vías judiciales ordinarias generaría un agravio de tardía, insuficiente o ineficaz
reparación ulterior.

Carmen Fontán. Encargada Cátedra “B” de Derecho Constitucional de la Facultad de


Derecho y Cs. Sociales de la UNT

28
Corte IDH, caso “Almonacid Arellano y otros v. Chile”, 26/09/2006, párr. 124.

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