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ENTRE LA IDENTIDAD

Y LA GLOBALIZACION
Hugo E. Biagini

ENTRE LA
IDENTIDAD
Y LA
GLOBALIZACION

LEVIATAN
COLECCION PRESENTACIÓN
EL HILO DE ARIADNA

En este volumen se examinan términos como


"identidad" y "globalización" junto al papel prepon-
derante que los mismos desempeñan tanto en el
ambito académico como en la existencia cotidiana,
en la propia realidad contemporánea o en su mis-
ma dilucidación. El primero de ellos, con su reitera-
tiva idea de unidad en la diversidad y de afirmación
individual y colectiva, ha permitido trascender no-
ciones autoritarias y discriminantes (ser o carácter
nacional, etc) —más allá de la crisis identitaria o
las tipologías ad hoc. El otro concepto, asociado a
la mundialización y a la transnacionalización, ha si-
do dotado de una fuerza omnímoda en las más di-
versas interpretaciones, las cuales son debatidas y
replanteadas en esta ocasión a la luz de los dife-
rentes focos de resistencia suscitados por la mis-
ma globalización, que emerge así más como un in-
menso desafío que como una tendencia irreversi-
ble, en especial si se diferencia entre proceso e
ideología de la globalización. Un asunto colateral,
pero sugestivo por su cromática polivalencia, se
relaciona con la implementación y el devenir de los
I.S.B.N. 987-514-035-X nombres propios en nuestra América latina. En el
capítulo “Expresiones finiseculares” se encara la
LIBRO DE EDICION ARGENTINA presuntiva ausencia de cosmovisiones sólidamen-
- QUEDA HECHO EL DEPOSITO te estructuradas a través de quienes defienden o
QUE PREVIENE LA LEY 11.723 - condenan los tiempos presentes y sus principales
© BY EDITORIAL LEVIATAN - indicadores: individualismo, liberalismo, multicultu-
CORDOBA 4773 - BUENOS AIRES - ralismo, telemática, movimientos sociales, la lla-
IMPRESO EN LA ARGENTINA - mada Tercera Vía y otras manifestaciones del ca-
PRINTED IN ARGENTINA pitalismo tardío y de la posmodernidad.

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En la segunda parte del libro se aborda el dile- del Corredor de las Ideas en UNISINOS (Sâo Leo-
ma que gira en torno a la filosofía latinoamerica- poldo), Fundación ICALA (Río Cuarto), Universi-
na y la nacionalidad. Desde que Alberdi se refirió dad de Aalborg (Dinamarca). El texto desarrolla
al filosofar americano, un siglo y medio atrás, di- algunas ideas que he adelantado en otros libros
cha expresión ha acumulado una densa carga propios: Historia ideológica y poder social, Panora -
ideatoria que ha inducido a que todavía hoy se ma filosófico argentino y sobre todo en Fines de si-
sospeche de quienes cultivan esa preocupación glo, fin de milenio y en Filosofía americana e iden-
por abocarse a un quehacer escasamente serio y tidad. Los comentarios recibidos sobre esos volú-
riguroso. Con todo, no cabe negar las frecuentes menes me han incitado a continuar indagando en
aportaciones del pensamiento latinoamericano a la misma línea temática, parte de los cuales se ex-
la cultura filosófica universal. Sin embargo, tales tractan al final de la presente edición.
adelantos no parecen haber franqueado notoria-
mente el estado de cosas descripto por el mismo
Alberdi cuando le imputaba a los americanos una
actitud pasiva y subalterna ante la tradición inte-
lectual europea. Continúa pendiente una reflexión
que, como hemos enfatizado, nos permita dirimir
nuestra propia realidad, desmitificar las afirmacio-
nes que la subordinan inexorablemente a un úni-
co sistema socioeconómico o resolver antinomias
como la de racionalidad nordatlántica-emotividad
sudamericana. Más allá de los cambios estructu-
rales básicos, subsiste el mandato especulativo
de perfilar una América Latina sin tantas contra-
dicciones y padecimientos. Se encara por último
el ensayo sobre la identidad argentina que ha se-
guido ocupando el escenario nacional durante la
última mitad del siglo: desde 1945 a 1995.
Se trata de trabajos que, con una mayor expli-
citación de fuentes, han sido expuestos y discuti-
dos en variados ámbitos académicos: Centro de
Estudios Constitucionales (Madrid), Doctorados
en Estudios Americanos (Universidad de Santiago
de Chile) y en Pensamiento Latinoamericano (Uni-
versidad Nacional de Costa Rica), I Congreso Ibe-
roamericano de Filosofía (Cáceres), II Encuentro

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I
PANORAMA MUNDIAL
EL PROBLEMA IDENTITARIO

Resulta cada vez más notoria la gravitación que


ha adquirido el concepto de identidad —junto a
sus múltiples significados— para el conocimiento
crítico y para el llamado saber vulgar, tanto en lo
concerniente a la vida individual y colectiva como
a los intereses disciplinarios expuestos por las hu-
manidades y las ciencias empíricas. En el presen-
te contexto se incursiona en ambas perspectivas
gnoseológicas: la sistemática y la espontánea.

Cuestiones nominales

Para que cada uno pueda ser identificado con


relación a los demás se ha recurrido a los nombres
propios y a las variadas opciones que trae apare -
jada su misma implementación. Entre tales tradi-
ciones y cargas terminológicas se hallan cuatro fi-
liaciones principales que, durante muchos siglos y
en diversos idiomas, han apuntado explícitamente
hacia el nombre agregado o apellido:

• la carta geográfica, el locus originario (Tales de


Mileto, Alejandro de Macedonia, Escipión el
Africano, Jesús de Nazareth, Francisco de
Asís, Antonio de Padua, Leonardo Da Vinci,
Ruy Díaz de Vivar, Arcipreste de Hita, Lazarillo
de Tormes, Isabel de Castilla, Pedro de Mendo-
za, Cyrano de Bergerac, Erasmo de Rotterdam,
Jaime de Mora y Aragón, Madre Teresa de Cal-
cuta, Carolina de Mónaco). Idem: Costa, Mon-
taña, Serrano, etc.
• el enrolamiento familiar (los sufijos ‘ez’, ‘son’,
‘sen’, ‘ian’, ‘ich’ u ‘ova’, así como el prefijo ‘ben’,

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como equivalentes a hijo o hija de —Álvarez, pesinos en una maternidad francesa creyendo que
Johnson, Andersen, Kalpakian, Blascovich, correspondía al santo ocasional).
Pablova, Ben Gurión). Vocablos como ‘junior’ o Se han adoptado apelativos insospechable-
‘ibn’ también se usan para indicar descenden- mente canónicos para eludir las cazas de brujas
cia. desatadas por la Inquisición o el nazismo (San o
• la actividad laboral (San Juan Bautista, Marcos Santa... Cruz). Entre los núcleos de izquierda y es-
Sastre, Kuno Fischer, Marc-Antoine Charpen- pecialmente en el campo anarquista ha sido muy
tier. Idem: Escudero, Ferrer (herrero), Calderón frecuente el empleo de nombres emblemáticos co-
(calderero), Piquer (picapedrero), Barber (bar- mo Giordano Bruno, Sol Libertario, Luz, Lumen,
bero). Idea, o quien ha puesto a sus ocho hijos las mis-
• los rasgos morfológicos o temperamentales (Ri- mas iniciales, por ejemplo, R.D. para alentar la
cardo Corazón de León, Enrique el Navegante, causa de una Revolución Democrática (Ricardo
Federico Barbarroja, Iván el Terrible, Juana la Dante, Rosa Delia...). El escritor Antonio Tabucchi,
Loca, Felipe el Hermoso, El Manco de Lepanto, en su novela Piazza D’Italia, traza una zaga fami-
Solimán el Magnífico, Tarquino el Soberbio, Ca- liar en torno a tres generaciones de anarquistas
talina la Grande, Guillermo el Taciturno, El Tigre italianos —desde las luchas garibaldinas y el exilio
de los Llanos, El Zorro del Desierto, Juan el finisecular en América (E. Unidos y Argentina)
Bueno). hasta el nacimiento de la república hacia 1946—,
donde los protagonistas heredan el nombre de su
En cuanto al primer nombre —el de pila, bíblico antecesor en conexión con Garibaldi y su campa-
o “cristiano”— emergen acepciones vinculadas a ña libertadora (Garibaldos, Volturnos, Quartos).
motivos religiosos o políticos, v.gr., la tendencia ve- En situaciones de conquista o evangelización,
rificable en países como el Uruguay, de fuerte tra- se han aplicado nombres que reflejan imágenes
dición laicista y masónica que, para diferenciarse serviles, tal cual sucede con el apelativo Viernes
de las orientaciones ultracatólicas, han evitado el usado para designar a ese personaje autóctono
santoral recurriendo a vocablos indígenas o sajo- encontrado por Robinson Crusoe en la obra de
nes: Yamandú, Tabaré, Walter, Washington, Nel- Defoe durante dicho día de la semana, o anterior-
son en lugar de nombres como Salvador, Pedro, mente al Calibán sometido por Próspero en La
Nazareno, María, Magdalena, Ángeles, Belén, Fá- Tempestad de Shakespeare, o como lo ha patenti-
tima, Natividad, Buenaventura, Encarnación, Esco- zado Nicolás Guillén en el poema donde alude a la
lástica, Concepción, Misericordia, Purificación, Ca- trata de negros y al despojo identitario que este
ridad, Resurrección, etc. Se han dado situaciones comercio trajo aparejado para todos los descen-
jocosas al adoptar las alusiones diarias que acom- dientes cuando se disolvió en tinta inmemorial el
pañan el calendario y poner nombres tales como apellido primigenio de quien pasó sobre el mar en-
Piovepapa (por Pío V, papa), Circuncisión (por Cir- tre cadenas. Aun en la década de 1920, ciertos mi-
cuncisión de Nuestro Señor Jesucristo), Diadif (Día sioneros llamaban a los aborígenes chaqueños —
de los Difuntos), Inri (por Viernes Santo), Fiesta en definitiva a los percibidos como “naturales”—
Patria, Degollación de los Santos Inocentes, Ayu- con referentes cosificadores tomados del medio
no y Abstinencia (a dos mellizos que nacieron en el circundante: Margarito, Azucena, Rosita, Selva.
día homónimo) Mercrédi (nombre puesto por cam- También se ha recurrido a los próceres para re -
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bautizar a esclavos manumitidos (Simón Bolívar, Usnavy y Nevido, por U.S.Mail-U.S.Navy-Navy II);
José de San Martín), mientras que en Roma se Brasil (Lotus MacLaren, Chevrolet, América do
agregaba la expresión ‘puer’ al nombre del amo Brasil Republicano, Maia Vitoria Ordem e Progres-
para trasuntar el grado de sumisión (Lucipuer, so), Filipinas (Iluminada Incompetente, Lorito Lava-
siervo de Lucio). En otros encuadres se ha acudi- platos, Amor Completo, Clínica Dental Espanto,
do a los elementos de la naturaleza, con una car- Edificio de la Torre, Marcelina Huyendo Joven). En
ga menos vasallática, para indicar correlato espa- Uruguay, nombres como Peñarol Aurinegro, Escu-
cial o anhelos de belleza, tal como sucede por an- do de la Patria, Neome (por máquina de coser New
tonomasia en japonés: Sasajima (isla de bambú), Home), Uno... Dos... Tres... Cuatro... (ocho herma-
Yamamato (montaña), Kikuyo (jazmín, hermosa nos), Ugenio Coné (en el Registro Civil: “Quiero
como esa flor). ponerle Ugenio —Vd querrá decir Eugenio. —No
El nombre y el apellido por separado o una señor, Ugenio. —¡Con e, con e! —Está bien, inscrí-
combinación de ambos sirven a veces para refle- balo Ugenio Coné González”). En Paraguay: Clito-
jar modas, estado civil, condición social, migracio- fonte Prematuro Violoncello y María Natalia Man-
nes, ídolos públicos, situaciones límites o ritos de dolina (dos hijos de una misma familia), Arpiano
iniciación. Así en Costa Rica puede observarse, (tomado de un baile donde tocaban dos músicos
junto con apellidos bien castizos, nombres de pila agraciados, un arpista y un acordoneonista a pia-
como Grace o Jacqueline (por G. Kelly y J. Ken- no); un descendiente de italianos quería un hijo va-
nedy). En Argentina, los nombres Eva y Juan Do- rón, después de varias mujeres (Esperanza, Siga y
mingo, por los dos adalides del peronismo; Malvi- Avanti, Paciencia contra el Destino), y cuando lle-
na, Soledad o Victoria, por las islas que desenca- gó lo llama Por Fin Bienvenido Carajo; en la guerra
denaron la guerra con los ingleses; Carlos, por del Chaco (con Bolivia 1932-1935), un soldado de
Gardel; Diego Armando, por Maradona, o Ernesto, apellido Segura se casa con una señorita llamada
al igual que en muchos otros países, por el Che Victoria Paraguaya, la cual quedó así como Victo-
Guevara. Así como en el mundo hispano-parlante ria Paraguaya Segura. Cuba viene a representar el
se ha empleado el nombre ‘Expósito’ para desig- festival de la desregulación y la liberación, pues,
nar a los niños huérfanos abandonados en un lu- junto a los insorteables efectos del inglés y sus de-
gar público, en Estados Unidos se ha utilizado el formaciones nominales (Sheila, Madeinsusa, One-
‘John Doe’ y en Francia se ha recurrido al nombre dolar), aparecen también los Carlos Marx, Federi -
de la ciudad o poblado con idéntico propósito. co Engels, Kruskaia Pérez, Maiuska Díaz, Igor Az -
Según lo ha registrado José Nasta, nos topa- cuy, Liurka Rodríguez; los nombres poliglotas (Ui-
mos con una ristra de nombres peculiares por paí- dayesis, por ‘sí’ en varios idiomas); nombres de ex
ses afines: Ecuador (Emporio Musical, Exquisita presidentes (Batista, Prío); nombres invertidos
Pilsener, Eveready Pilar, León Febres Cordero — (Nasasu, Doaredu, Luar), capicúa (Ener), apóco-
ex presidente de larga melena—, Obras Públicas pes (Norelis, por Noris y Eliseo), apócrifos (Leonvir
Cardozo —dirigente sindical); Bolivia (Condor- -madre ‘Virtudes’, padre “Leoni).
mallcy, Gefasio, Glodoaldo, Akosky, Zorka, Fabri- Entre los nombres evocativos se encuentran al-
que), Puerto Rico (Véase al Dorso Pérez, Usmail- gunos como Restituto de Alcázar (impuesto a un

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niño que se salvó de morir en el ataque a esa for- Por diversas razones, el recurso a los nombres
tificación toledana), Américalee (nombre de una propios si bien no ha perdido su importancia, se ha
editorial porque América —la esposa del dueño— ido vaciando en buena medida el sentido primige-
aprendió a leer), Atlántico y Pacífico (dos hijos de nio que exhibía cuando se acentuaba la pertenen-
un industrial), Litigio (hijo de ecuatorianos que vi- cia a un grupo, lugar o profesión, por encima de lo
ven en la frontera beligerante con Perú), César (hi- estrictamente personal, sin dejarse de pagar por
jo de una señora que dio a luz por cesárea), Italia ello un cierto costo identitario.
Roma Liberata Bella Giornata (un romano a su hi-
ja nacida el día en que Víctor Manuel entra en Ro-
ma y expulsa a los austríacos). En sectores humil-
des se han adoptado nombres exóticos provenien- La crisis contemporánea
tes de los culebrones televisivos para aplicarlos a
su prole (Emmanuel, Axel, Jonatahn, Abigail, Jes-
sica, Jennifer, Brian). Al cruzar la línea ecuatorial, En nuestros días, con tanto desamparo y tantas
se acostumbra rebautizar a los marinos con nom- inclinaciones individualistas, se evidencia una do-
bres como Delfín, Orca, Mojarrita y otros símbolos ble preocupación. Por un lado, el afán de autoco-
acuáticos semejantes. Como curiosidades pueden nocimiento, de responder al quiénes somos, para
citarse un sinnúmero de casos: Juan Ante Portan- lo cual se acude a las variantes más heterogé-
te Latinante, Generoso Mañana, Dolores de Cue- neas: desde el psicoanálisis y los tests hasta el
llo, Carlos Vinagre y María Lechuga (dueños de examen de las cartas astrales, los naipes, el sue-
restaurante), Boca de Porco (papa Sergio II), Rei- ño, la letra, las manos, la borra del café y otros su-
na Reynal de Rey (una ganadora concurso de be- cedáneos. Por otra parte, existe el impulso a reali-
lleza); un señor Lamar que puso a sus hijos Mari - zarse, encontrarse uno mismo, lograr una satisfac-
na, Ondina y Perla; un matrimonio de nombre toria estimación tanto corpórea como mental, sin
Stanford y Loyola también pusieron a sus hijos que en este terreno tampoco se repare demasiado
nombre de universidades estadounidenses (Stan- en la disparidad de los procedimientos en juego: fí-
ford, Duke, Harvard, Princeton, Cornell); entre los sico-culturismo, dietología, adipometría y lipoes-
más largos, el de una nena nortamericana regis- cultura, aerobics, gemoterapia, juegos de azar,
trada con un nombre por cada letra del abecedario orientación vocacional, técnicas orientales, drogas
o el mas conocido de Picasso (Pablo Diego José alucinógenas, amuletos, meditación trascenden-
Francisco de Paula Crispín Crispiniano Juan Ne- tal, autoayuda, New Age, sectas mesiánicas, igle-
pomuceno de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso). sias electrónicas y carismáticas, comunidades na-
Por último, así como se apela a los números ordi- turistas, clubes sociales, cafés filosóficos o hincha-
nales para establecer sucesiones dinásticas —Oc- das deportivas. (En la Argentina existe el Sindica-
tavio Augusto, Séptimo Severo, Humberto Pri - to único de Terapeutas Alternativos, que cuenta
mo—, también se los aplica a otros casos más co- con miles de miembros). Entre los cambios más
rrientes: Primo de Rivera, Sixto Palavecino, Se- obvios y rotundos experimentados por los modelos
gundo Sombra. de realización personal o grupal se halla el rol que

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ha asumido la mujer media frente a sus clásicas cuando, al preguntarle por qué no se operaba las
funciones maternas y domésticas, junto al esfuer- profundas ojeras de su rostro para mejorar su ima-
zo de readecuación que ello le demanda a los va- gen ante los medios, contestó que no pensaba ha-
rones. cerlo porque dichas huellas correspondían a sus
A veces tales comportamientos, con su mayor o muchos desvelos en el enfrentamiento contra la
menor grado de estereotipia y presión social, ca- violación de los derechos humanos? ¿Habrá cesa-
ben ser interpretados como frívolas expresiones do la alienación desmenuzada por Marcuse cuan-
del narcisismo y el hedonismo contemporáneos, do atribuía la misma al exceso de consumo y a las
de la falta de objetivos e ideales; en otras circuns- falsas necesidades que llevan a organizar nuestra
tancias se insinúan como dispositivos o estrate- existencia en función de los anuncios, a amar y
gias posmodernas de filiación en un tiempo donde, odiar lo que otros aman y odian?
si bien cuesta adquirir sólidas identidades, se ob- A la inveterada crisis de la adolescencia y la se-
servan en cambio una miscelánea de medios plu- nectud, se añade la de la mediana edad, con mu-
rales de personalización que antes cumplían la po- chos sujetos disconformes por no haber seguido
lítica o los sistemas holísticos de creencias para el una vocación o porque, pese a cumplimentarse las
grueso de la población mundial. Según lo puso de inclinaciones básicas, su efecto no fue tan valede-
manifiesto Gilles Lipovetsky en La era del vacío, ro como se aguardaba. A tanto conflicto identitario
“la gente quiere vivir en seguida, aquí y ahora, se añade el que adviene ya desde la niñez, no só-
conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo”. lo ante fenómenos tan extremos como la prostitu-
¿Se trata efectivamente del pasaje de una so- ción infantil sino frente a realidades más cotidia-
ciedad disciplinaria y homogeneizadora a otra pos- nas en las cuales se aceleran los procesos evolu-
modernista donde mueren las ideologías, se aci- tivos de maduración cuando los chicos entre ocho
catea lo heterogéneo y las búsquedas reales de o diez años empiezan a actuar como adultos, vis-
autoconciencia o más bien nos hallamos frente a tiéndose de grandes y concurriendo a los mismos
nuevos condicionamientos para fragmentar o de- salones de entretenimiento que sus mayores.
sintegrar las identidades existentes? ¿Asistimos al No en vano se ha considerado la crisis de iden-
nacimiento del hombre light, que sustituye a los tidad como uno de los indicadores más represen-
antiguos dioses por el mercado, el celular, el auto tativos de este siglo, con su tendencia a la deshu-
importado y la educación privada; ese personaje manización, con el predominio del utilitarismo so-
que no conoce para cambiar o rectificar rumbos y bre la solidaridad. Si el desempleo, según lo han
que sólo actúa bulímicamente bajo el efecto del planteado autores como Vivianne Forrester, viene
síndrome de la cebolla, por el cual termina identifi- a cancelar hasta el mismo horizonte de posibilida-
cándose con la vestimenta, los tatuajes o la colo- des característico de la juventud, el exilio y los mo-
ración estridente del cabello? ¿Representan mera- vimientos migratorios no sólo han alterado el sen-
mente casos aislados las declaraciones de una timiento de pertenencia sino que han producido un
política argentina, madre de un desaparecido, fuerte desarraigo. Para otras apreciaciones, el la-

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vado de cerebros ya no es imputable exclusiva- graciones y otros fenómenos similares. En definiti-
mente a los regímenes represivos y cabe imaginar va, para pensadores como Ainsa, dicha globaliza-
una nueva distopía en la cual no se puede apartar ción, al albergar grandes caudales identitarios, con
la mirada del escenario simbiótico de la TV ni li- nacionalidades compartidas y otros factores simi-
brarse del bombardeo informático que nos lleva a lares puede llegar a constituir un verdadero desa-
suponer que navegamos por todos lados mientras fío más que un obstáculo insalvable. Si por un la-
apenas rozamos las cosas. Hasta los enfoques do existen fuertes tendencias a establecer perso-
morigerados no dejan de adherir al balance pesi- nalidades inducidas, mediáticamente o por otras
mista que nos muestra a la gente atrincherada en vías diversas, no debe desestimarse la alternativa
su propio bunker, saturada por la cultura de los de- de que se forjen nuevas identidades desde la so-
liveries, donde se recibe desde la comida y los ele- ciedad civil y los propios individuos.
mentos recreativos hasta la misma educación for- En síntesis metafórica, a la luz de la globaliza-
mal en todos sus niveles: ción no sólo cabe replantear la subsistencia de otro
síndrome conocido: el del estornudo, según el cual,
La afirmación más fuerte de la moderni- ni bien el Norte comienza a manifestar signos de
dad era que somos lo que hacemos; nues- resfrío, el Sur debe someterse a terapia intensiva.
tra vivencia más intensa es que ya no es Además puede constatarse que, cuando el primero
así, sino que somos cada vez más ajenos goza de buena salud, el otro frecuentemente man-
a las conductas que nos hacen represen- tiene o incluso refuerza sus padecimientos. Sin em-
tar los aparatos económicos, políticos o bargo, no deja de resultar un ingrediente novedoso
culturales que organizan nuestra experien- la existencia de crecientes malestares propios de la
cia [...] Vivimos en una mezcla de sumi- periferia dentro del seno mismo de las metrópolis
sión a la cultura de masas y repliegue so- más avanzadas.
bre nuestra vida privada (A. Touraine,
¿Podremos vivir juntos?)

Conceptuaciones menos refractarias hacia el


Conceptuación
proceso de globalización se perfilan, por ejemplo,
en los trabajos de Fernando Ainsa, quien, sin ad-
mitir el pernicioso saldo económico de ese proce-
Para comprender la identidad en toda su ampli-
so y sin renegar del valor operativo de la utopía, tud deben manejarse dos criterios fundamentales.
recupera en cambio diferentes aspectos implícitos Un parámetro clave atiende las diferencias entre
en nuestra actualidad, como el hecho de que el
generaciones y los derechos o peculiaridades que
mundo contemporáneo agudiza la multiculturali- van del reino inorgánico al mundo animado, de la
dad y la propensión errante del ser humano, la niñez a la ancianidad, de los sanos a los minusvá-
apertura y atracción hacia el “otro”, o favorece el
lidos, de la hetero a la homosexualidad. Se inten-
bilingüismo que se ha configurado en numerosas ta aproximarse aquí a todo aquello que ha sido ex-
comunidades, a consecuencia de los exilios, mi- presado en distintas ocasiones con afirmaciones

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como las siguientes: “Per tanto variare Natura é cuentro Intercontinental por la Humanidad y contra
bella” (Renacimiento), “Hasta el pelo más delgado el Neoliberalismo celebrado en Chiapas hacia
hace su sombra en el suelo” (refranero gauches- 1996. En ese evento no sólo se denunciaron, co-
co), “Small is beautiful” (hippies), “Estamos aquí mo mitos neoconservadores, el “compite y triunfa-
porque ustedes estuvieron antes allá, ocupando rás” o el “consumir es existir”; también se articuló
nuestras tierras” (dichos actuales de los africanos allí una plataforma principista a favor de la inter-
al procurar instalarse en suelo europeo). Cabe subjetividad y renuente a los axiomas sobre la to-
evocar entonces los enfoques que explican el de- ma compulsiva del poder:
venir de la identidad cultural como producto del
choque con un mundo colonial en el cual grupos El precio de nuestra vida no es una alcal-
muy disímiles se amalgaman para reivindicar una día, una gobernatura, la presidencia de
nacionalidad en común. México o la presidencia de la ONU o cual-
La otra variable resalta el polo de la unidad y la quier equivalente [sino] un mundo donde
permanencia, el complemento ineludible de perci- puedan caber todos los mundos [...] De-
bir y salvaguardar todo lo humano más allá de las trás de nosotros estamos ustedes. Somos
particularidades, sin que a ningún país o grupo so- los mismos ustedes. Detras de nuestros
cial le corresponda abrogarse la facultad de encar- pasamontañas está el rostro de todas las
mujeres excluídas. De todos los indígenas
nar a la civilización o la cultura subestimando al
olvidados. De todos los homosexuales
resto de la población mundial. Ni siquiera el propio perseguidos. De todos los jóvenes despre-
pueblo —tantas veces concebido como una ciados. De todos los migrantes golpeados.
muchedumbre desdeñable y amorfa— puede exi- De todos los presos por su palabra y pen-
gir las máximas reparaciones y erigirse en motor samiento. De todos los trabajadores humi-
privilegiado de la historia, ante las reservas con llados. De todos los muertos de olvido. De
que hoy deben juzgarse las categorías sustancia- todos los hombres y mujeres simples y or-
listas. Aquí se está recuperando en definitiva la im- dinarios que no cuentan, que no son vis-
pronta que testimonian ciertas proclamas antirra- tos, que no son nombrados, que no tienen
cistas (“Somos todos judíos o... mestizos”) y de mañana.
reivindicación ocupacional (“Somos todos inmi-
grantes o... docentes”). Semejante visión de la identidad, como presu-
Aunando esa doble vertiente, podrá entonces puesto regulador y como una complejísima cons-
postularse la identidad como una noción que, sos- trucción histórica, tiende tanto a fomentar la perte-
layando el fundamentalismo, implique la idea de nencia a una comunidad como a defender la sin-
unidad en medio de la diversidad, un sostenido im- gularidad de la persona; apunta hacia una relación
pulso humanizador y democrático que, promovien- menos conflictiva del individuo en su medio social
do condiciones más equitativas de vida, incluya la y hacia una capacidad de definición que sobrepa-
afirmación individual y comunitaria. Se trata de se el rubro cuasi mayoritario del “no sabe o el no
una tónica que cabe ser ilustrada, por ejemplo, responde” de las encuestas al uso. Sin descartar
con algunas declaraciones recogidas en el En- la relevancia que ha cobrado el mundo interior tras

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las oleadas colectivistas, subsiste la necesidad de ciados con el ejercicio de la libertad— frente a las
desempeñar otros papeles fuera del ámbito íntimo regiones próximas a los trópicos, donde impera la
o familiar si nos proponemos alcanzar un desarro- anarquía, la sensualidad y la indolencia.
llo menos pasivo de nuestra identidad. De similares argumentos se han munido diver-
sos intelectuales latinoamericanos que fueron im-
pugnados por sufrir de parasitismo y daltonismo
europeos. Así, a comienzos de siglo, un influyente
Tipologías ensayista, Agustín Alvarez, en su Manual de Pato-
logía Política, mientras pone por las nubes a los
anglosajones como enérgicos y honestos, tilda a
Si se asume el carácter metodológico, directriz los sudamericanos de farsantes y embusteros na-
y virtual que contiene la cuestión identitaria, puede tos que escudan su inconducta en manifiestos o
refrendarse la distinción entre una faceta encubri - protestas: “El bien por el bien [...] no ha tenido cul-
dora y un perfil más legítimo de la misma. tores ni admiradores en estos pueblos”. Durante
Así se han planteado identidades negativas, al épocas más cercanas, en el Chile aislacionista de
incorporar parámetros enajenantes como los que Pinochet, un profesor de ese país —Joaquín Bar-
se han dado en nuestro continente desde la Esco- celó— rechazó la existencia misma de una filosofía
lástica al determinismo geográfico y racial, desde y hasta una visión de la realidad propiamente lati-
las prerrogativas oficiales para el cristiano viejo — noamericanas, haciéndose eco de los planteos
sin mácula de moro o judío— hasta la condena po- trasnochados sostenidos por Ernesto Grassi sobre
sitivista del arte y la religión, desde la reacción el carácter ahistórico, primitivo y demoníaco de
contra la ciencia y la racionalidad hasta el entroni- nuestra América —sinónino de materia y naturale-
zamiento económico de los Chicago Boys. Ya sea za— frente a una Europa en tanto epítome de cul-
en nombre del Evangelio ya en aras del Progreso tura y civilización. Siguiendo el triunfalismo neoli-
se ha ido propagando una concepción distorsio- beral, han surgido diversas voces que vuelven a
nante de lo americano, reforzada tanto por dicoto- erigir a Occidente en el único agente inspirador de
mías que celebran la inteligencia y rectitud de las valores para la humanidad, mientras se asegura
élites ante la instintividad y la amoralidad de las que se ha reiniciado la era del avance indefinido.
masas como por postulaciones que invalidan Al mismo tiempo, se suele aludir a otra variante
nuestras aptitudes civiles para justificar así la do- identitaria análoga, de carácter difuso, que consis-
minación transnacional y el hegemonismo de intra te no tanto en adoptar paradigmas antagónicos —
muros. Resulta casi un lugar común referirse a al estilo del malinchismo cultural—, sino en deba-
que no sólo en los textos de historia y geografía si- tirse en una búsqueda interminable de alternati-
no en la misma filosofía occidental —conside- vas, mutando permanentemente los modelos iden-
rada como el saber crítico por excelencia— se ha tificatorios en juego, tal como ha ocurrido con la
intentado demostrar a pie juntillas la superioridad historia de Bolivia, cuando la gente se acostaba
de los países de clima frío y nevado —aso- allí con un gobierno y se levantaba con otro.

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Finalmente, otra modalidad problemática, vol- que se autodesignan guardianas y propie-
cada hacia el escepticismo, viene a poner en tela tarias de los aspectos más inaccesibles de
de juicio el mismo concepto de identidad, invali- la experiencia humana
dando los paradigmas generales y la psicología
colectiva. Durante los años sesenta pueden seña- Ocasionalmente, no se ha cuestionado tanto la
larse algunas embestidas frontales contra la ca- posible existencia de una idiosincrasia nacional
racterización global de los pueblos que, para estu- como su reiterada aplicación con fines autoritarios
diosos como José Antonio Maravall —en polémica y demagógicos, admitiéndose entonces la alterna-
con Salvador de Madariaga desde la Revista de tiva de que una nación se halle en condiciones pa-
Occidente—, no contenía sino proposiciones irrea- ra elegir su propia vía de desarrollo. Así se objetan
les, una empresa quimérica fuera del orden litera- las formulaciones ideológicas sin desestimar las
rio y de la contienda política, especialmente cuan- concepciones basadas en la producción cultural y
do se reduce en un sólo haz de cualidades a na- la defensa de patrones espirituales que, junto con
ciones tan complejas como las actuales. Poco sus portadores, se encuentran en peligro de extin-
después, en un simposio sobre Sociología de los guirse ante los mecanismos desequilibrados de
Intelectuales organizado por el Instituto Di Tella en modernización. Ello da pie para introducirse en
Buenos Aires, César Graña consideró las tesis una imagen más genuina sobre la identidad.
identitarias como ilusorias y engañosas, pues, pa- Por el contrario, una presunta identidad autén-
ra él, quienes aluden a la americanidad y a la me- tica o ideal debe tender hacia un proceso activo de
xicanidad sólo emiten un gesto retórico y caen en humanización y democratización, junto a una do-
una falacia antropológica por enfocar a las cultu- ble estimativa: de diferenciación y continuidad, de
ras con cristal organicista. Según Graña, desde unidad en la diversidad, más allá de barreras étni-
Bilbao, Martí, Darío y García Prada hasta Ricardo cas, geográficas o sociales.
Rojas, Vasconcelos, Haya de la Torre, Mallea u Asimismo, la temática identitaria no puede des-
Octavio Paz, todos han trasuntado una excesiva ligarse de los problemas políticos o económicos,
pasión ontologicista hacia lo arquetípico y hacia de la tenencia del poder y la distribución de la ri-
los pronunciamentos, sin poder captar las transfor- queza, pues se halla íntimamente ligada a la toma
maciones desencadenadas por la modernización: de conciencia nacional y a las realizaciones socia-
les. Primordialmente, la identidad, en su faceta
abocados a “esenciales” problemas del in- más positiva, implica un aprehender la realidad,
telecto y de la sensibilidad que, a causa de con su cúmulo de contradicciones, para mejorar
su misma “profundidad”, pueden ser con- sensiblemente las condiciones y la calidad de vi-
siderados, en cierto sentido, insolubles. da, para readecuar estrategias como los que es-
Desde esta ventajosa posición, el “proble- bozara Gandhi —“La India tiene que vivir en un cli-
ma de la identidad” se transforma en un ma, dentro de un marco y según una literatura que
instrumento natural de “legitimación” para sean propias suyas, aun cuando no valieran tan-
aquellas formas de imaginación intelectual to”—; sin suponer por ello el imperativo de cerrar-

28 29
se a todo lo exógeno. Aquí el proceso identitario ción en los programas tecnológicos ante el ajuste
se asemeja a la utopía, en tanto ambas represen- estructural impuesto por las privatizaciones y las
tan intentos o aspiraciones para modificar el orden importaciones. En dicha circunstancia pudo obser-
existente. varse, en una de las mantas que se llevaron a la
La génesis de esas formas identitarias en nues- marcha rural, ciertas proposiciones que compen-
tra América ha contado con diversas expresiones: dian lo que se ha pretendido sugerir sobre una
desde los movimientos insurreccionales previos a concepción afirmativa de identidad:
las guerras emancipadoras y campañas como las
de Bolívar para que constituyamos un pequeño No somos aves para vivir del aire.
género humano hasta los empeños finiseculares No somos peces para vivir del mar.
para diferenciarnos de los poderes opresivos, em- Somos hombres para vivir de la tierra.
peños retomados por las vanguardias artísticas y
por el prodigioso ideario de la Reforma Universita-
ria y, ulteriormente, por algunas corrientes tercer-
mundistas .
Tales exigencias son replanteadas hoy por los
sectores populares en relación con los nuevos
proyectos de integración regional o a partir de las
demandas sustentadas por los movimientos cívi-
cos emergentes. Entre esas agrupaciones auto-
gestionarias se alternan aquellas más tradiciona-
les como el sindicalismo independiente, las entida-
des cooperativas y las organizaciones estudianti-
les, junto a los nucleamientos feministas o de gé-
nero, indígenas, ecológicos, pacifistas, de dere-
chos humanos, las ONGs, las PYMES y tantos
otros agentes sociales que han convertido los re-
clamos identitarios en un asunto plenamente vital
que trasciende con holgura los estrechos plantea-
mientos discursivos de la intelligentsia, donde pa-
recía centrarse toda la cuestión.
De ese vasto arsenal protagónico, extraemos
un hito del campesinado en Costa Rica: una movi-
lización que en la década de 1980 llevan a cabo
los productores de alimentos básicos (arroz, frijo-
les, maíz) para preservar su trabajo y su participa-

30 31
LA GLOBALIZACIÓN Y SU MAGNETISMO

Una fuerza arrolladora

Al estilo de lo que ha sucedido con la palabra


identidad, el término globalización —que alude a
un hito culminante dentro del largo camino de la
mundialización— ha venido a ocupar un papel pre -
ponderante tanto en el ámbito académico como en
la existencia cotidiana, en la propia realidad o en
su misma dilucidación. Así no sólo se habla de
teorías o ideologías de la globalización sino tam-
bién de tiempos y de una conciencia de globaliza-
ción. Paralelamente, se recurre a un sinnúmero de
expresiones como globalismo, globalidad y régi-
men globalitario; civilización, mundo, sociedad,
Estado, gobierno, aldea, tribu, administración,
mercado, moneda, empresa, fábrica y hasta casi-
no global(es); modernización globalizadora; cultu-
ra global de masas; nuevo orden capitalista global;
globolocalización, globalización regional o global,
globocolonización; etcétera. Por añadidura, se ha
llegado a proponer una “ciencia emergente” que
se ocuparía de toda esa miríada de cuestiones: la
globología.
Asociada habitualmente con el neoliberalismo,
con el único discurso estructurado entre la crisis
de las concepciones omnicomprensivas, diversos
enfoques le han atribuído a la globalización una
variedad de propiedades y consecuencias más o
menos paradójicas, entre ellas:

• sustitución de la política por la economía, im-


plantación ecuménica del mercado, librecam-
bismo, privatizaciones y transnacionalización

33
del capital; versal que radica en supeditarse a los intereses
• crecimiento material sin beneficio colectivo dominantes y reducir el Estado —seguridad social
equivalente; y costos laborales— a su mínima expresión, so pe-
• recolonización del planeta vía empréstitos ex- na de generar regímenes democráticos ingoberna-
tranjeros y manipulación de la opinión pública; bles. Por lo contrario, recrudecen las críticas a ta-
• exaltación del individuo como sujeto actuante, les planteos. Mientras se le adjudica al neolibera-
con su poderío real mermado por el auge de los lismo la pretensión de erigirse en un “pensamiento
monopolios; único”, se concibe al capitalismo tardío globalizado
• extinción de los Estados nacionales soberanos, como una variante totalitaria, productora de enor-
de los espacios aislados y las identidades re- mes desigualdades, vinculada al tráfico de armas y
gionales; de drogas, a la destrucción del medio ambiente y
• multiplicación de las barreras fronterizas, xeno- de los recursos no renovables.
fobia, fundamentalismo, estallidos separatistas En asuntos puntuales, se han expedido categó-
y segmentación comunitaria; ricamente distintas orientaciones. El Papa, en su
• eclipse de los derechos y conquistas laborales, Exhortación Apostólica a todos los pueblos de
aumento de la explotación y el desempleo; América, ha lanzado un duro repudio a la globaliza-
• división de la humanidad en solventes e insol- ción, al valor absoluto impreso a la economía y a la
ventes, en info-ricos e info-pobres dentro de la deuda externa como fruto de la corrupción y las ma-
órbita comunicacional, donde todos acceden a las administraciones. Dentro del amplio espectro li-
todo potencialmente; beral, hasta un Fukuyama admite que la globaliza-
• Tercera Revolución Industrial y Científica mer- ción representa lisa y llanamente un eufemismo de
ced a la informática y la telecomunicación que la norteamericanización, mientras Guy Sorman re-
permiten a los mercados más distantes operar conoce que “nuestras economías son dirigidas por
al unísono; la Bolsa de Nueva York”. Mario Bunge tampoco
• persistentes derrumbes en las bolsas mundia- ahorra sus ataques:
les y peligro de colapso integral;
• predominio de la razón tecnocrática, competiti- La libertad de comercio favorece principal-
va y utilitaria; mente a los exportadores más poderosos
• incremento de prácticas esotéricas y domesti- [...]
cación de universitarios e intelectuales; casi todas las barreras internacionales pa-
• neoccidentalismo y neoeurocentrismo, aplasta- ra el tránsito de personas siguen en pie.
miento de las culturas locales, macdonalización Más aún, muchos estados las están refor-
de la existencia. zando [...]
La basura cultural que exportan los Esta-
Mas allá de la sistemática validez de tales apre- dos Unidos está desplazando a la buena
producción nacional [...]
ciaciones, parece revertirse la tendencia originaria
la globalización de que tanto se habla es
a equiparar la globalización con una panacea uni- parcial y unilateral. Habría que hablar más

34 35
bien de inundación de las naciones perifé- tal, pues por primera vez en la historia un vasto
ricas por las centrales [...] conglomerado de seres humanos ya no resulta in-
En resumen, lo único que atraviesan libre- dispensable para la ínfima minoría que rige la eco-
mente las fronteras son el capital financie- nomía mundial, la rentabilidad otorga el derecho a
ro, las malas costumbres y los gérmenes vivir, mientras la miseria es lo que verdaderamen-
patógenos (La Prensa, 1 setiembre 1996) te se globaliza. Con respecto a América Latina, Mi-
chael Löwy ha argüido en similar dirección:
En un libro emanado del sector empresario, con
el sugestivo título de La trampa global y mediante el FMI y el Banco Mundial ejercen tal con-
rotundas estadísticas, se alude al neocapitalismo trol [...] sobre las políticas económicas y
que edifica un modelo expoliador de perfiles bien sociales de los países del continente que
definidos, a un colonialismo “en que los gobiernos la independencia de éstos, a menudo, se
de las naciones tienen poco más que un papel de reduce a una ficción. Los “asesores” y “ex-
comparsas instrumentalizadas”. El premio Nobel pertos” de las instituciones financieras in-
de Literatura, José Saramago, hablando de facha- ternacionales imponen a los gobiernos la-
da democrática y de un neoliberalismo irresistible tinoamericanos sus tasas de inflación, sus
que ha privado de voz a la misma gente, concluye recortes presupuestarios en educación y
preguntándose: “¿Para qué elegir dirigentes políti- salud, su política salarial y fiscal” (¿Patrias
cos si los financistas tienen todo el poder”. o planeta?)
Desde perspectivas muy radicalizadas, se han
ido reforzando las condenas. Ernesto Cardenal Otros analistas, como Slavoj Zizek, terminan
nos advertía en uno de sus poemas: “Igual que si aseverando que la dinámica extra e intraterritorial
se dice rosa o se dice Rusia / eso lo influencia la de las empresas globales ha eliminado la oposi-
oficina 5600”, aludiendo con ello al enclave que en ción entre metrópolis y países dependientes, que
el rascacielos del Rockefeller Center arma los prin- sólo hay colonias y que todos viviremos en repú-
cipales negocios y conspiraciones del planeta. De- blicas bananeras. Si bien Zizek se sorprende de
nunciando la excluyente política neoliberal, que los socialdemócratas le aseguran al sector ca-
Chomsky ha señalado que el gobierno mundial se pitalista que respetarán el modelo y que harán la
halla en manos de los organismos crediticios y las misma gestión que los conservadores pero sin
grandes corporaciones, que violan la misma disci- tanto sufrimiento para la población, no deja de
plina del mercado, manejan la propaganda y el sostener que, en medio de la globalización actual,
control de la mente, se valen de los Estados para resulta de hecho imposible cuestionar la lógica del
extraer altísimos beneficios y sojuzgar a los de- capital, ni siquiera con una modesta tentativa para
más, internacionalizan la producción para obtener redistribuir la riqueza —en un mundo donde la
mano de obra cuasi impaga y vuelcan sus inver- quinta parte más acaudalada de la población
siones básicamente hacia la especulación. La es- cuenta con el 80% de los recursos y la quinta par-
critora Vivianne Forrester llega a sostener que se te más indigente con apenas un 0,5 % de ellos,
ha establecido una ruptura civilizatoria fundamen- donde 500 millones de pudientes se enfrentan a

36 37
5.000 millones de carenciados prácticamente mos como la UNESCO con su impugnada prédica
exentos de los beneficios de la producción y el contra la discriminación. En consecuencia, puede
consumo, donde los ingresos diarios oscilan de apostarse por la capacidad de un pensamiento utó-
2,5 dólares en el área asiática del Pacífico a unos pico enraizado, más allá de los purismos culturales
200 dólares en naciones como Alemania. que pretenden sustraernos a toda forma de globa-
Nos hallaríamos en definitiva asistiendo a la lización y modernización bajo la supuesta fuerza
gestación del llamado sistema PPII, con sus cua- omnímoda del giro conservador, de la concentra-
tro caracteres —planetario, permanente, inmedia- ción financiera, del fervor consumista y la mentali-
to e inmaterial— que pueden evocar atributos pri - dad hedónica.
mordiales de una divinidad modernosa guiada por Diversos indicadores, con motivaciones muy
valores monetarios, multimediáticos y cibercultura- heterogénas permiten mantener una actitud me-
les, pero dotada como tal de facultades absolutas nos fatalista. Entre ellos, la preocupación que in-
—malignas o bienhechoras según resulte del mira- sinúan los directivos del Banco Mundial, el Fondo
je en juego. Monetario y el Banco Interamericano para fortale-
cer el Estado y amortiguar las grandes disparida-
des sociales, la crisis educativa, la drogadicción,
la violencia y la criminalidad; el estado de alarma
Discutiendo la nueva deidad que afrontan las propias empresas por no asumir
la pauperización, el desempleo o las agudas ten-
siones entre poseedores y poseídos; la percep-
En líneas generales, estamos ante una óptica ción de que el libre mercado no asegura en sí
férrea que, de modos disímiles, concluye presen- mismo el crecimiento ni la estabilidad; el temor
tándonos un cuadro terminal. No se trata mayor- exhibido por magnates como David Rockefeller
mente de una incorrección en los diagnósticos si- de que los gobiernos recuperen su rol proteccio-
no de una sobrecarga determinista que tiende a nista ante una sociedad civil ajena a la maximiza-
clausurar las salidas y opciones alternativas. En ción de las ganancias, o la advertencia de uno de
tal sentido, diferentes versiones sobre el peso los principales responsables de la derrota comu-
abrumador de la globalización y el neoliberalismo nista, Lech Walesa, sobre que las injusticias del
transmiten, por ejemplo, un concepto de América capitalismo amenazan con provocar nuevas revo-
latina similar al de muchos encuadres elitistas que, luciones, pues para Walesa “el dinero es la auto-
visualizándola como masa caótica y vacío espiri - ridad suprema, las máquinas echan a la gente a
tual, le negaban carnadura ontológica y favorecían la calle, los empresarios llevan una vida muy có-
su sometimiento. moda mientras sus obreros pasan hambre”. En
Sin embargo, no deben descartarse los tenaces suma, crecen las dudas en torno a la ortodoxia
esfuerzos de humanización y democratización que monetarista y se infiere que la misma, lejos de im-
emanan de nuestras prolongadas tradiciones reno- plicar un mayor adelanto, condena a la gente a la
vadoras o de distintos sectores y movimientos rei- desnutrición y a peores condiciones de vida, esti-
vindicativos contemporáneos, incluso de organis- mándose, por ejemplo, que con la aplicación de

38 39
esas políticas de ajuste los adolescentes mexica- dos;
nos han perdido casi dos centímetros de estatura —quienes aspiran a disponer de aire, agua y
durante los últimos quince años. alimentos incontaminados;
Simultáneamente, autores como Touraine han —la ONU y su Convención ante las Desapari-
problematizado el alcance de la globalización fue- ciones como crímenes imprescriptibles contra la
ra de sus ya centenarios efectos sobre el sistema humanidad;
económico internacional y dejan de atribuirle una —la cesión de soberanía estatal para el bien
incidencia significativa en el campo cultural, por el común bajo la tesis de la corresponsabilidad de las
giro que, más allá de sus distintos componentes naciones y el arresto o enjuiciamiento de genoci-
ideológicos, se verifica actualmente de la nación a das (Klaus Barbie, Videla, Pinochet);
la etnia, junto con la vuelta a Dios y a la religión. —las sanciones a las brutales prácticas racistas
Revindicando la hibridez, desde una postura que cometidas en Sudáfrica durante el dilatado imperio
ha sido calificada como un intento por conciliar los del apartheid.
grandes nucleamientos del capitalismo mundial,
García Canclini también ha relativizado el impacto Estaríamos así frente a lo que se ha dado en
en cuestión: llamar un ajuste de cuentas con el pasado, no aje-
no al acceso al gobierno, en Europa o Latinoamé-
la modernización, la actual globalización rica, de integrantes de la generación sesentista
—y en general toda política hegemónica— que combatieron las dictaduras militares y se pro -
no pueden ser entendidas sólo como im- nunciaron por un mundo mejor.
posición de los fuertes sobre los débiles. Mientras se denuncia la creciente existencia del
Los estudios sobre hibridación han desa- trabajo infantil, de los niños de la calle y de 300.000
creditado a los enfoques maniqueos que chicos reclutados para matar y morir, en Brasil,
oponían frontalmente a dominadores y do- dentro del Movimiento de los Sin Tierra, que nuclea
minados, metropolitanos y periféricos, a cinco millones de campesinos, unos 70.000 alum-
emisores y receptores, y, en cambio, nos aprenden nociones de reforma agraria y con-
muestran la multipolaridad de las iniciati- flictividad social en el millar de escuelas que posee
vas sociales, el carácter oblicuo de los po- dicho movimiento dentro de sus regiones ocupa-
deres y los préstamos recíprocos que se das. Existen por consiguiente varias caras de la
efectúan en medio de las diferencias y de- globalización: mientras que la India produce la ma-
sigualdades (Revista de Crítica Cultural yor cantidad de largometrajes en el mundo entero y
15, 1997) en cambio el 85% de las imágenes cinematográfi-
cas que se proyectan son de origen estadouniden-
Por otro lado, cabe redimensionar la importancia se, las Madres de la Plaza de Mayo y otros grupos
que ha adquirido en estos tiempos planetarios la insurgentes, se han hecho ver y escuchar por todo
sempiterna lucha por los derechos humanos que se el orbe. Aún más, mientras los grandes consorcios
viene librando desde distintos frentes o escenarios, multinacionales parecen adueñarse del globo en
v.gr.: forma unilateral, se expanden bancos populares co-
—jóvenes y viejos, desamparados y discapacita- mo el Grameen fundado por el bengalí Muhammad

40 41
Yunus y las entidades cooperativas —Mondragón, Conclusiones
COLACOT, Credicop— construyen una relevante
alianza por la batalla de los mercados, sin renegar
de la eficiencia y el capital pero proveyendo sus En nuestro exhausto siglo XX, pese a las innú-
servicios a zonas de baja rentabilidad. meras experiencias igualitaristas que se dieron en
Corresponde hablar entonces de las disímiles él, no parece haberse cumplido el viejo sueño de
modalidades que adopta la resistencia civil acorde una humanidad verdaderamente fusionada. Fuera
con las circunstancias. Por una parte, ha contribui- de los planteos catastróficos, la mentada globali-
do al derrocamiento de variadas dictaduras y, con zación se alterna con los más diversos separatis-
el auxilio de otra base política y económica, podría mos, con trastornos ecológicos abismales, con la
neutralizar o impedir un mundo de pesadillas, con recolonización del planeta mediante empréstitos
todas las reservas y esperanzas que han puesto internacionales, con el retroceso de costosísimas
de manifiesto veteranos militantes como Michael conquistas sociales, con un Estado ultramínimo o
Randle en su libro Resistencia civil: macrobiótico que reduce impuestos a los adinera -
dos y ajusta a los carenciados, con el hombre co-
Nunca existe una garantía de que la resis- mo lobby del hombre, con conatos restauradores
tencia civil vaya a tener éxito en cualquier para privar de legitimidad a las expresiones cultu-
caso dado, incluso bajo las circunstancias rales del Tercer Mundo mediante un travestismo
más favorables [...] La justicia de la causa, mental donde lo exógeno siempre resulta profun-
el equilibrio de fuerzas existente entre los damente superior a lo autóctono. Vuelve a impo-
contendientes, la perspicacia política de nerse el dogma del modelo eterno y excluyente del
los resistentes —esos y los demás facto- capitalismo, fundado ahora mucho más en la pro -
res existentes desempeñan su papel. Pero saica sacralización del mercado autorregulable
las comunicaciones modernas han facilita- que en el ritmo fascinante de la evolución cósmica
do la organización de las redes de ciuda-
y la mano invisible.
danos para ejercer la resistencia civil, y la
¿Qué hacer frente a ese Estado de Malestar y
prensa y los medios de masas, especial-
mente donde se puede contar democráti- al gobierno de Hood Robin, frente a los nuevos
camente con ellos, pueden suscitarle un cantos de sirena que sostienen, por ejemplo, que
gran costo político a cualquier gobierno la multiplicación de vendedores ambulantes en
que recurra a una represión extrema para América Latina evidencia una innata cultura em-
aplastarla. Tal estado de cosas nos expli- presarial?
ca, por lo menos en bastante medida, la ¡Cómo lograr esa reconstrucción del tejido so-
extraordinaria proliferación de la resisten- cial sino es mediante una utopía democrática y la
cia civil durante más o menos la última dé- reorganización popular! Además de las alianzas
cada, y su decisiva contribución a la crea- políticas de los sectores progresistas junto con las
ción de una nueva fase de las relaciones PYMES, aludo a la alternativa autogestionaria de
internacionales tras la Segunda guerra los movimientos cívicos: desde las reivindicacio-
Mundial. nes que sustenta habitualmente el estudiantado y

42 43
el sindicalismo autónomo hasta las más novedo- EXPRESIONES FINISECULARES
sas demandas de quienes luchan por el reconoci-
miento del género, la protección de los derechos
humanos y de la misma naturaleza.
Según insinúo en mi libro Fines de siglo, fin de Narciso o Ariel
milenio, la verdadera novedad histórica que debe
aguardarse consiste en no seguir prendado a nin-
gún sistema en particular, por perfecto que parez- Pese al mentado derrumbe de las grandes con-
ca, para que pueda emerger una atmósfera donde cepciones mundanas, pueden extrapolarse dos
se atienda más cabalmente a la libertad, a la justi- fuertes perspectivas sobre nuestra actualidad.
cia social y a las diversidades culturales. Por un lado, celebrando la existencia de una
Si no terminan por convencer demasiado las auténtica revolución individualista, se diviniza la
simples expresiones de deseo, apelemos al mis- sociedad de consumo —centrada como la moda
mo peso de la historia, en la cual ha sido una acti- en el presente— por haberse legitimado en ella el
tud permanente de los grupos dominantes la ne- placer y las libertades personales frente al control
gación de las obvias fluctuaciones que se produ- estatal, familiar y religioso. La competitividad y el
cen en el campo económico, creyendo en vano triunfo de los valores privados han hecho eclipsar
que siempre podrán mantener su situación de usu- las posturas nacionalistas o revolucionarias y las
fructuarios del poder, así como del goce y la acu- consiguientes actitudes sacrificiales. Las estrellas
mulación continua. mediáticas son los únicos héroes posibles en la
cultura contemporánea de la felicidad y el self-ser-
vice, con su propensión a elegir entre múltiples op-
ciones como ante los canales de TV. Hoy se pien-
sa en términos económicos y empresariales, la éti-
ca se emparenta con los negocios y el anhelo prin-
cipal consiste en tener trabajo y vivir holgadamen-
te. En definitiva, hay una apuesta por el egoísmo
virtuoso, que entroniza el yo como pasaporte al
bienestar, mientras se estima que la palabra noso-
tros —equivalente a servidumbre, miseria y false-
dad— designa la raíz de todos los males. Por últi-
mo, se aplaude la implantación del liberalismo en
nuestro continente y que se haya sobrepasado los
años ‘60 y ‘70, la época dorada del perfecto idiota
latinoamericano.
Por otra parte, enfoques menos complacientes

44 45
se lamentan por el quiebre de la matriz comunita- rio estaría en condiciones de soslayar y sobrevivir
ria y ascética de las ideologías progresistas junto a dichos elementos comunicativos. Los medios no
al avance del arribismo, el fetichismo y el espíritu sólo que no adoctrinan ni fabrican la opinión públi-
posesivo, cuestionándose la exaltación de los ri - ca sino que además permiten emancipar a los in-
cos y famosos en medio de enormes diferencias dividuos de los sucesos, según ocurrió con Clinton
sociales. Otras aproximaciones discordantes con- en el affaire del sexgate, cuando los media nortea-
denan la vertiente hedonista en nombre de la cul- mericanos se mostraron hostiles y la población
tura burguesa —ahorrativa, moderada y previso- respaldó mayoritariamente a su presidente.
ra— o apelan a la moral cristiana y a su vocación Desde otra orilla, se han extremado las denun-
de trascendencia. También se objeta el vacío con- cias. Además de representar una cultura de la ato-
formista por el que atraviesan las nuevas genera- mización y de lo efímero, los medios —como las
ciones, la falta de futuro para los jóvenes, la vio- iglesias carismáticas que exhortan a someterse al
lencia escolar y el pulular de las tribus urbanas. patrón— recluyen y domestican a la gente, minan
Asimismo, se enfatiza el hecho de que las políticas la democracia y se alinean en la defensa del siste-
neoconsevadoras, lejos de haber sacado a Améri - ma, siendo manejados por empresas mercantiles
ca Latina del estancamiento, han contribuido a en- y corporaciones internacionales. Un encuadre an-
sanchar la delincuencia, la inseguridad y los bolso- tropológico opone el homo videns al homo sa-
nes de pobreza. piens, mientras censura a la sociedad teledirigida:
por atrofiar el saber y la naturaleza humana; por
propiciar una cultura juvenil ágrafa, apegada a la
imagen y al sonido; por inducir un primitivismo po-
El poderío mediático lítico de la mano del Gran Hermano electrónico;
por fomentar la truculencia, el localismo y hasta la
propia desinformación. Así el progreso tecno-cien-
Autores de nota, sin distinguir entre diferentes tífico termina incrementando el oscurantismo y el
tipos de modernización —excluyente o inclusiva— anonimato, por lo cual debería proscribirse la TV y
, han llegado a bendecir la tecnología capitalista y las PC del ámbito escolar. La primera lleva la peor
su influencia en la cultura popular. Los mass me- parte, por resultar más pasiva que el Internet, por
dia pasan aquí a cumplir un papel simbólico tan re- constituir un sostén de la publicidad y ser un me-
levante para el desenvolvimiento de la personali- canismo de concentración del poder. A los intelec-
dad que vienen a superar la función llevada a ca- tuales que aparecen en ella se los ha estigmatiza-
bo por los intelectuales y por la misma escuela. En do como colaboracionistas de la dominación y al
tal sentido, se considera que los tiempos mediáti- mejor programa literario televisivo como la antilite-
cos y las teletecnologías han aportado más a la ratura. Pese al fatalismo con que se evalúa la TV,
democratización que todos las prédicas por los de- como una inhibición fundamental para concientizar
rechos humanos, en tanto ningún sistema autorita- a las masas, no deja de señalarse que otros apa-

46 47
ratos opresores —el feudalismo y la inquisición— humanos principales a un determinado núcleo
fueron finalmente doblegados. geográfico o nacional, por ejemplo, a la luz del
Una combinación de ambas posturas plantea la triunfalismo occidental, al legado europeo y norda-
película The Truman Show, en la cual un canal te- tlántico, cuya supremacía se sostiene rotunda-
levisivo trasmite en vivo 24 horas por día lo que mente. Dentro de este conglomerado ideológico
ocurre en el estudio más grande del mundo —una se acentúa la noción de extranjería y el intento de
ciudad entera, llamada Seahaven, con 5000 cá- levantar murallas ante lo desconocido o diferente;
maras escondidas— el mismo espectáculo que un prejuicio que sigue subsistiendo v.gr. en Chile
nadie puede dejar de ver durante 30 años conti- hasta con los pueblos fronterizos —tras la intensa
nuos: la vida de Truman Burbank, un hombre que campaña antiamericanista que lanzó allí la dicta-
en todo ese tiempo había hecho de actor sin sa- dura militar durante tantos años— o en los proyec-
berlo. Finalmente, el personaje toma conciencia tos oficiales de la Argentina para entorpecer la in-
de que su existencia era una pura actuación y re- migración regional, retomando la prejuiciosa con-
suelve huir del escenario. La temática ofrece cier- signa de ser el único país blanco al sur del Cana-
tos paralelismos con los realities shows, donde se dá. El racismo y la mentalidad fascista han visto al
registran todas las cuitas que padece la gente co- otro como un enemigo a exterminar: desde los he-
mún y hasta damas de la realeza como Lady Di rejes al indígena y desde los judíos al subversivo.
con los mínimos pormenores de su brutal acciden- Diversas sectas apocalípticas surgidas en las dos
te. En el film citado, si bien se subraya el clima últimas décadas sustentan postulaciones xenófo-
deshumanizante de la televisión, subsiste la posi- bas y se arman para combatir la sociedad mundial,
bilidad de romper tantas ataduras y miedos induci- el multiculturalismo o la protección de las minorías
dos para concebir al menos el carácter viable de y los desposeídos. A los inveterados estereotipos
una salida utópica individual —“nunca colocaste caracterológicos sobre la ineptitud e instintividad
una cámara dentro de mi cabeza”, alega el prota- del latinoamericano y sobre la ausencia en él de
gonista— que permite a su vez la liberación de los una verdadera singularidad cultural, se han añadi-
espectadores, quienes festejan el no seguir vivien- do las críticas al macondismo por considerar que
do a través de otro. En suma, la televisión en sí trasunta una óptica fundamentalista y un telurismo
misma no es caperucita y tampoco el lobo: ni gato irracional; mientras se aduce que el mercado, los
ni ratón, constituye un mecanismo básico de so- media, video clips y Televisa en especial han he-
cialización y uno de los responsables de la cons- cho mucho más por nuestra integración y por
trucción de la idea del mundo, pero su adicción afianzar nuestra raigambre colectiva que todos los
puede retrasar la evolución emotiva e intelectual. foros y tratados juntos.
Ante esas miradas usualmente hegemónicas,
otra visión asume la índole conflictiva y tensional
de la misma cuestión identitaria, sobre todo en re -
Cultura e identidad giones problemáticas como las de América Latina,
donde se puede aludir a una modernidad incom-
pleta y al mismo tiempo hablarse de un continente
Una de las posiciones en juego, desde un per- posmoderno, dada la mezcla y la variedad cultural
fil etnocéntrico, restringe o subordina los valores allí imperante. Por otro lado, se plantea la identi-
48 49
dad positivamente, como un proceso dinámico de (familia, vecindario, comuna)
afirmación democrática, que responde a expecta- • identidades amplias, conformadas en la moder-
tivas compartidas, supone el reconocimiento de lo na sociedad de masas (clases, profesiones,
semejante más allá de las filiaciones particulares y edades, naciones, supranacionalidades)
se emparenta con la utopía por aspirar a la modi-
ficación del orden existente. Se revaloriza al mi- En sus rasgos primordiales, dichas identidades
grante como una nueva figura metropolitana que, se definen como intercambiantes, variables y con-
en lugar de afectar el orden social y la ocupación, textuales, lo cual supone que no existe una identi-
moviliza el espacio urbano y favorece el desarro- dad fija, única o verdadera y que también la mis-
llo. Paralelamente, el exilio, ese desgarrador casti- ma puede pasar de exhibir un talante valioso a
go, se transmuta en la posibilidad de sentirse par- otro con derivaciones negativas, como en algunas
te de una gran familia humana. La otra cara de la manifestaciones de la negritud o del poder juvenil
globalización permite trascender artificiales fronte- que surgen para oponerse a la discriminación ra -
ras patrióticas que limitan el accionar conjunto de cial o etaria y a veces han desembocado en la sa-
los jóvenes, las mujeres, los ancianos y otros ac- tanización del hombre blanco, los adultos o los an-
tores identitarios. Se resignifican términos como cianos.
“desaparecidos”, entendiendo por ello a quienes
se amoldan y pierden la capacidad de soñar, lu-
char o reírse. Con la creciente crisis de las aspira-
ciones comunitarias renacen ídolos como el Che La correntada social
Guevara, se acentúa la necesidad de reescribir el
pasado y elaborar una memoria específica —se-
gún testimonia por ejemplo la plasmación de expe- Los nuevos movimientos sociales se perfilan
riencias que hemos patrocinado como las del Co- como antiautoritarios, carecen de enrolamiento
rredor de las Ideas. político-partidista pero sobresalen por su esponta-
Además de las clásicas políticas redistributivas neidad y compromiso personal. No les preocupa
—en franco retroceso— y de quienes siguen bre- en demasía el desarrollo y la modernización de
gando por ellas, hoy se patentiza otro modo de Latinoamérica, cuestionan frecuentemente la so-
combatir la injusticia social basado en el reclamo ciedad industrial sin apuntar a una transformación
por las peculiaridades culturales —de género, et- total de estructuras. Tales emergentes han sido
nia, lengua, culto, etc.—; una demanda que ha si- denominados simbólicos o testimoniales, cuando
do traducida como el derecho a la visibilidad y se reúnen una mayor carga ideológica y persiguen
enlaza con las identidades colectivas, cuya com- objetivos fundamentales —derechos humanos,
posición puede dividirse en dos grandes bloques: defensa del género y el medio ambiente—, como
• identidades microgrupales, de base o restringi- las comunidades eclesiales, el movimiento estu-
das con un origen precapitalista o tradicional diantil y nominalmente, las Madres de Plaza de

50 51
Mayo o las feministas chilenas —con su exigencia conciliación nacional, invocándose una asevera -
de democracia en el país y en la casa. En general, ción de Miguel Ángel Asturias: “Los ojos de los en-
se trata de modalidades que han contribuido a for- terrados se cerrarán juntos el día de la justicia, o
mar una nueva cultura política en América Latina. no los cerrarán”. Hasta en el mismo Internet (http-
Por otro lado, aunque sin poder establecerse un ://home.bip.net/rodrigo80) se descubren piezas
corte profundo, se encuentran los movimientos co- reivindicativas como “Cumbre Inaugural de los Ori-
munitarios o instrumentales, con sus demandas ginarios y los Suyos”, firmada con el seudónimo
más concretas —por agua, abastecimiento, esco- Puelche de la Greda, donde se recrea una fabulo-
laridad, transporte, comedores populares— que sa asamblea amerindiana y se anticipa el siguien-
suelen potenciarse frente a las políticas de ajuste te escenario:
y a las democracias elitistas o corruptas.
Más allá de los diversos grados de organi- Venidos desde tiempos inmemoriales,
zación que ostentan los agrupamientos civiles, conjugando telúricos espacios, reuniendo
nuestro fin de siglo nos revela una nutrida presen- voces y sones, contando y cantando lo
cia suya en la escena cotidiana. La resistencia de propio, arribarán hoy etnias, tribus, pue-
los pueblos indígenas se verifica en todo nuestro blos con sus cántaros, caciques, íconos,
continente: desde el Norte con las sostenidas mo- reyes, mitos, crianças, escribidores, pe-
vilizaciones zapatistas, pasando por los indios del rros, ritos, toquis, jergas, relatores, pro-
Ecuador —que toman tres provincias andinas su- puestas, senhoras, perlas, hierbas, jue-
mándose al levantamiento social masivo en ese gos, alimentos, metales, instrumentos,
magos, petacas, mazorcas, hechiceras,
país— hasta llegar a los mapuches australes,
ritmos, indumentarias, pericos, almana-
quienes buscan reconquistar las mismas tierras ques, taitas, hamacas, niños, machetes,
que les fueron arrebatadas con argucias legales y séquitos, puetas, máscaras, flores, peces
mantener coherencia con el espíritu insurgente de y, sobre todo, ilusiones
su propio refranero:
A ello debe añadirse la multitudinaria lucha por
La rana en el agua,
la reforma agraria de los campesinos sin tierra en
el sapo en la arena
cada cual en su sitio
el Brasil, al tiempo que en Buenos Aires se viene
ese es el problema.
registrando un promedio de seis marchas diarias
protagonizadas por los más diversos sectores.
Un documento coetáneo ejemplar, Guatemala. Mientras que los premios Nobel de la Paz efectúan
Memoria del Silencio, emana de las “Conclusiones un llamamiento contra la violencia ejercida sobre
y recomendaciones del Informe de la Comisión pa- los niños por doquier, en el Primer Mundo se pro -
ra el Esclarecimiento Histórico” en torno a los 34 ducen grandes revueltas frente a los efectos perni-
años de masacres y violaciones a los derechos ciosos de la globalización, como las que se lleva-
humanos cometidas por el ejército guatemalteco ron a cabo en Francia ante los recortes sociales o
contra el pueblo maya; lo cual ha facilitado la re- con la imponente cadena humana que acaba de

52 53
formarse en Alemania ante los líderes de Occiden- bertad de empresa, privatizaciones, concentración
te para derogar la deuda externa y bajo el lema “no de riqueza, equiparación de crecimiento productivo
a la pobreza, al racismo y a la guerra” —con la con modernización y desarrollo, o el realismo polí-
subsiguiente condonación por parte de los países tico y periférico de alinearse con el poder domésti-
más ricos del 35% del endeudamiento contraído co e internacional, mientras se restringen al máxi-
por las naciones indigentes. mo por decadentes las conquistas sociales y labo-
Tampoco puede omitirse la extraordinaria re- rales, el pluralismo cultural y sexual, hasta tirar por
percusión que ha tenido en Europa el enjuicia- la borda el mismo derecho a la equidad.
miento efectuado a Pinochet, con lo cual se san- Se trata de un modelo que, pese a erigirse en
ciona no sólo a uno de los mayores criminales de la única variante que asegura la gobernabilidad y
estado de América Latina sino también al “último el progreso, ha sido impugnado como inhumano
sistema reglamentariamente fascista que ha dado por definición, pues, según se planteó en distintos
el mundo” (Umbral). Se resquebraja con ello el mi- encuentros de la Internacional Socialista, concibe
to sobre la necesidad de mano dura y de “un ma- y plasma la sociedad a imagen y semejanza del
cho que ponga en su lugar a los ciudadanos dís- mercado, reproduciendo las desigualdades de los
colos y a los trabajadores sediciosos” (Dorfman). consumidores. Se propicia en cambio una socie-
Otro adelanto no menos importante resultó el fallo dad edificada a partir de la política y de los ciuda-
del juez británico al extender el concepto de tortu- danos, donde se regule la globalización y se glo-
ra y aplicarlo a los familiares de los desaparecidos balice la regulación, se combatan las propias incli-
porque sufrieron la privación de sus parientes sin naciones eurocéntricas, se reforme el funciona-
ser notificados sobre su paradero. miento de los grandes organismos crediticios y de
las mismas Naciones Unidas. Surge también co-
mo respuesta la idea de un nuevo centro que se
base a su vez en los nuevos valores predominan-
Del conservadorismo a la Tercera Vía tes: la llamada Tercera Vía.
Para uno de sus principales teorizadores, Ant-
hony Giddens, la Tercera Vía, denota una supera-
En nuestro incierto fin de siglo, si bien parece ción tanto del neoliberalismo como de la socialde-
desestimarse, por utópicas, la apelación a formula- mocracia antigua —que reduce la globalización a
ciones que han tenido un reiterado consenso, co- una variante conservadora del libre comercio, sin
mo las de nuevo hombre o nueva sociedad, no de- percatarse de que constituye una nueva realidad,
ja en cambio de recurrirse a otras analogías con- donde la interdependencia económica ha transfor-
ceptuales más acotadas: New Age, nuevas identi- mado la misma cotidianeidad. Para Giddens dicha
dades, nuevo individualismo, nueva economía, et- vía mantiene una actitud positiva hacia la globali-
cétera. Al mismo tiempo, ha ido cobrando realidad zación, como emergencia de la sociedad civil, fren-
institucional un fenómeno que se presenta como te a la extrema derecha —creciente en los países
innovador —el neoliberalismo— pero con muchos industrializados— que ve en ese proceso una ame-
rasgos que nos retrotraen al pasado: exitismo, li- naza a la integridad nacional y a los valores tradi-

54 55
cionales. Teniendo como mira la justicia social y el
amparo a los débiles, el programa de la nueva vía Variación final
contiene las siguientes instancias: democracia po-
lítica, ciudadanía cosmopolita, activismo civil, refor-
ma gubernamental y reconstrucción del Welfare Así como hace unas décadas resultaba incon-
State, economía mixta con equilibrio entre regula- cebible la adopción de las desacreditadas tesis
ción y desregulación, prioridad en la inversión edu- neoliberales que terminaron por impactar en el
cativa, respeto a las ambivalencias e hibrideces mundo anglosajón y en América Latina, cabe pre -
identitarias, aceptación de las ventajas bilaterales guntarse en este imprevisto panorama finisecular
ocasionadas por la inmigración. si existen obstáculos tan insalvables para alentar
Desde los mismos núcleos progresistas se han opciones genuinamente renovadoras que se atre -
efectuado una serie de observaciones y reparos a van a enfrentarse en serio al establishment y per-
las terceras vías por asignarles un estilo eminen- mitan transferir la grandes decisiones y el poder
temente defensivo y poco renovador que no per- público, ejercido de hecho por las finanzas priva-
mite neutralizar la hibris capitalista y no toma en das, a los legítimos representantes de la sociedad
cuenta las fuerzas que se resisten a ella —como la civil: los distintos gobiernos y otros organismos au-
de los encuentros latinoamericanos por la humani- torizados como las mismas universidades, simples
dad y contra el neoliberalismo— ni las premisas espectadores en el juego inmisericorde de los big
consensuadas por los propios partidos socialistas. business.
La tercera vía, rebautizada como vía muerta por el Mientras se agolpan las sospechas y las de-
ex ministro alemán Oskar Lafontaine en su libro El nuncias contra el alto monto de condicionamiento
corazón late a la izquierda, tampoco superaría el y corrupción que acompaña al statu quo, no pare -
plano de una síntesis chirle entre liberalismo y so- ce darse el paso sucesivo de admitir reformas en
cialdemocracia, que viene a coincidir mucho más profundidad que tiendan a la globalización de los
con el primero en cuanto al agotamiento absoluto ingresos y de los bienes culturales, a normativizar
de la variable distributiva, del radicalismo y del políticamente el mercado por su incapacidad de
marxismo para convertirse en una readaptación autocontrol y por los efectos dislocadores que aca-
paternalista a las condiciones impuestas por los rrea el flujo de capitales para la sociedad. Podrían
mercados bursátiles y a su resquemor ante los es- contribuir a ello desde los consorcios nacionales
tallidos sociales. En otro orden de cosas, se ha como el Mercosur —inspirado por una economía
puesto en tela de juicio a los líderes políticos de la popular— hasta la misma izquierda si recupera su
Tercera Vía —Blair, Schroeder y Clinton— por ha- propia identidad, sin permanecer maniatada por
ber declinado sus convicciones juveniles pacifistas las cuestiones coyunturales y proponiéndose la ur-
y potenciar la capacidad bélica de la OTAN para dimbre de nuevas utopías que desplacen a la os-
bombardear grandes objetivos urbanos a discre- tentación como el modus vivendi ideal.
ción. Para revertir el dilatado sentimiento de impo-

56 57
tencia que ha provocado el peso ciclópeo de la
reacción y para estar en mejores condiciones de
oponérsele, otro corolario significativo radica en
complementar el aporte de los movimientos socia-
les y las pequeñas historias —excluyentemente II
revalidadas por la posmodernidad— con un res-
cate crítico de proyectos universalistas e integra - DIMENSIONES REGIONALES
dores como el de la Ilustración que, frente al dog-
matismo, han permitido concebir la posibilidad de
un mundo para todos, cuya efectivización sigue
siendo una asignatura pendiente contrarrestada
por quienes desde el unicato ideológico pretenden
haber eliminado el pensamiento alternativo.

58
LA FILOSOFIA LATINOAMERICANA
EN CUESTION

Caracteres

Así como resulta casi absurdo obtener una


comprensión íntima de la filosofía a través de me-
ras fórmulas, la expresión ‘filosofía latinoamerica-
na’ encierra un dilema que elude las divisorias ta-
jantes, al estilo de la naturaleza que avanza y se
entremezcla más allá de las demarcaciones carto-
gráficas.
Desde que Alberdi empezó a referirse esperan-
zadamente al filosofar americano, un largo siglo y
medio atrás, dicha expresión ha acumulado una
densa carga ideatoria y ocupacional. Un sentido
temático apunta a desentrañar nuestras realida-
des configurativas, tanto en el dominio de los pro -
cesos históricos cuanto en su compleja dimensión
antropológica. Otro significado atiende a los ras-
gos e inquietudes fundamentales que distinguen
nuestra reflexión, ya sea como una cosmovisión
informal ya sea bajo un encuadre de mayor siste-
maticidad. Se alude también al decurso, periodiza-
ción y proyecciones de las corrientes que han
arraigado en nuestro suelo, junto a la marcha y po-
sibilidades de la enseñanza filosófica dentro de las
instituciones o círculos pertinentes. Paralelamen-
te, hay quienes la conciben como el módulo situa-
cional mediante el cual es asumido y apropiado el
pensamiento universal o la tradición occidental en
particular. A partir de una perspectiva teleológica,
se levanta como un programa de acción ante cir-

61
cunstancias consideradas deficitarias. Una última la ostensible carta de ciudadanía que esa forma
acepción se remite al sujeto latinoamericano que mentis ha ido adquiriendo en las últimas décadas,
encarna la cuestión (filósofos, grandes maestros, mediante su presencia en los foros mundiales y
ensayistas, pensadores, el pueblo en su conjunto pese a la alta competencia que por su parte ha evi-
u otros agentes personales y sectoriales). Habría denciado nuestra comunidad filosófica en las ver-
que tener en cuenta además las distintas orienta- tientes más variadas, subsiste la desconfianza ha-
ciones y variantes que aparecen en cada una de cia las filosofías nacionales y hacia el pensamien-
las seis ópticas mencionadas (filosofía sobre, de, to regionalista, por estimarse que tales expresio-
en, desde y para América Latina o por latinoame- nes son ajenas o se hallan reñidas con los clásicos
ricanos). postulados de la universalidad y la objetividad.
Por añadidura, se discute la legitimidad de la Además, el triunfalismo neoliberal y la crisis de las
problemática misma y el arsenal metodológico en utopías han venido a reforzar las tesis sobre la ine-
juego, i. e., su alcance metateórico, hasta plan- xistencia de un pensamiento filosófico singular de
tearse una filosofía de la filosofía latinoamericana América Latina, de una conceptuación específica
bajo el imperativo de esclarecer asuntos como és- del ser, el mundo o la vida, revigorizándose la óp-
tos: tica decimonónica sobre la irrelevancia de las ex-
teriorizaciones culturales que no provengan del
• universalidad del conocimiento —junto a la dife- hemisferio norte. Todo ello ha dado pie para que
renciación entre filosofía, ideología y Weltans- se haya llegado a hablar de la declinación y hasta
chauung; del fracaso de la filosofía latinoamericana, por ha-
• emancipación técnica de la filosofía ante otras llarse presa de una obsesión injustificada, de un
áreas del saber o rechazo a las actitudes aca- sentimiento y de una visión nostálgicas hacia algo
demicistas; que nunca pudo ni podrá materializarse.
• mentada unidad de América Latina y sus lazos Con todo, no cabe desconocer el espacio aca-
ideales con el resto del orbe (Tercer Mundo, Eu- démico que se ha ganado el pensar latinoamerica-
ropa, Estados Unidos, España, Portugal, India- no ni sus frecuentes aportaciones a la cultura filo-
nidad, etc.). sófica universal. Además de las importantes contri -
buciones efectuadas a los distintos ismos y ramas
de la filosofía sin más —tanto especulativa como
práctica—, desde nuestro continente se puede ur-
Fiscales y defensores dir una alternancia constructiva frente a los signos
de agotamiento o debilidad emanados de tantas
manifestaciones negativistas del pensamiento pos-
Un campo tan intrincado —con autores, obras y modernizante y afines, tal como se insinuó en otros
cuestiones que comparten a su vez diversos tipos momentos de nuestra historia, cuando Europa se
y subgéneros analíticos— ha inducido a que toda- encontraba subsumida por las monarquías absolu-
vía hoy se sospeche de quienes cultivan la filoso- tas, el belicismo, el totalitarismo o las doctrinas
fía latinoamericana como si estuvieran abocados a irracionales y, más recientemente, por el hedonis-
un quehacer escasamente serio y riguroso. Pese a

62 63
mo y el consumismo. Mercado —en su Historia de la filosofía en Lati-
Ello supone una apelación a reasumir nuestros noamérica— reclaman “olvidarnos de nuestra si-
mejores legados culturales y su fecunda raigam- tuación de americanos” y de “nacionales” para ac-
bre parafilosófica, con la estética modernista fra- ceder a una filosofía perenne, un viejo estudioso
guada por Martí y Darío, con las premonitorias for- del pensamiento iberoamericano, Alain Guy, ha
mulaciones sobre una integración continental exaltado nuestra producción filosófica ante el des-
atenta a los requerimientos comunitarios, con el dén que mantuvo Europa hacia ella, destacando la
ensayismo que ha hurgado críticamente en la rea- capacidad de esa producción para transmitir un
lidad sin recurrir a estrechos espíritus de sistema, sentido original de la existencia mediante tres ras-
con un pensamiento indigenista que ha podido de- gos capitales: “el gusto por la vida y lo concreto in-
sembarazarse de sus lastres etnocéntricos para tegral, lejos de las logomaquias y los abusos de la
acentuar la reivindicación social del aborigen, con abstracción; un amor apasionado por la libertad,
un movimiento reformista que ha escrito miles de que proyecta alcanzar la emancipación económica
páginas desde un amplísimo espectro ideológico, y social tras haber logrado la independencia políti-
adelantándose con creces a la plasmación de una ca; una inclinación estética fundamental y, a me-
cultura juvenil y de un modelo universitario que ha nudo, un don de expresión estilística de primera
sido sostenido por connotados exponentes filosó- calidad sin que nunca la forma disfrace u obnubile
ficos (Korn, Ingenieros, Vasconcelos, Taborda, el fondo” (La filosofía en América Latina).
Cossio, Mariátegui, Ponce, Frondizi, Roig, Ricaur-
te Soler) junto a representativos intelectuales y es-
tadistas (Palacios, Yrigoyen, Mella, Haya de la To-
rre, Luis Alberto Sánchez, Orrego, Ugarte, Arcinie- Historia y compromiso
gas, Asturias, Henríquez Ureña, Rómulo Betan-
court). A todo ese caudal creador se le añaden,
entre otras irradiaciones más actuales, una matriz La filosofía de Latinoamérica, en su sentido con-
provista de un fuerte bagaje conceptual —teoría ceptual, no sólo se halla entrañablemente ligada a
de la dependencia, pedagogía del oprimido, filoso- la cuestión social sino que esta misma, tomada en
fía y teología de la liberación— cuyo contenido ha su amplia extensión —desde la ética y el derecho
sido objeto de dilatadas polémicas e interpretacio- hasta la educación y la economía—, ha sido perci-
nes. bida como su clave reflexiva y su atributo esencial.
Last but not least, cabe puntualizar la asunción Así se ha ido apartando deliberadamente de su-
y problematización que ha llegado a ejercer la filo- puestos ascetismos gnoseológicos y axiológicos,
sofía latinoamericana de su propio contexto, como de prescindentes mecánicas notariales, frente a la
no siempre pudo hacerlo la filosofía europea que, conflictividad humana o a perdurables estructuras
violentando su misma índole noética, ha pontifica- de dominación y nuevas formas de explotación. Se
do desde una presunta subespecies aeternitatis y trata de un modus cognoscendi que Carlos Ossan-
ha solido adoptar actitudes ingenuas o ideológica- dón, en Hacia una filosofía latinoamericana, lo llevó
mente interesadas. Frente a quienes como Kempf a sus máximas consecuencias:

64 65
tiene su nutrición (lugar de su hermenéuti- eventuales coyunturas históricas. Una de ellas,
ca) no en las Facultades ni en sus curricu- propulsada por figuras como Lastarria o Sarmien-
la, sino —para escándalo de los filósofos to y alentada por numerosos filósofos contemporá -
académicos— en la calle, en las poblacio- neos (Emilio Oribe, Risieri Frondizi, Ángel Cappe-
nes obreras, en el sindicato, en los pliegos lletti, Alberto Rosales et alia), ha enfatizado los en-
de peticiones, en la proclama, en el parti- tronques indisolubles con el Occidente europeo
do, en las callampas, en la oficina, en las y/o los Estados Unidos. El acercamiento hacia lo
festividades religiosas campesinas, en las hispánico se observa no sólo en el ortodoxo enal-
reducciones indígenas, etc. Es pues, la
tecimiento de la Cristiandad (Wagner de Reyna,
cultura popular, y no cualquier otra motiva-
Agustín Basave, Alberto Caturelli) sino en postu-
ción intrafilosófica o quien sabe cuál mala -
barismo sicológico, la “exterioridad” que, a
ras menos convergentes como las que han propi-
nuestro juicio, debe constituir, prefigurar y ciado Gaos o Marías y Jorge Gracia en la actuali-
determinar la sabiduría filosófica de estas dad. Otros intérpretes, por distintos caminos, han
tierras americanas. reconocido o acentuado el ascendiente precolom-
bino, desde Ricardo Rojas y Mariátegui hasta Ro-
Se procura sortear aquí la inveterada escisión dolfo Kusch o León-Portilla. Los liberacionistas co-
entre conocer y obrar, entre lo universal y lo parti- mo Enrique Dussel resaltan el parentesco visceral
cular, entre razón y sensibilidad, entre saber erudi- que mantendríamos con los países periféricos por
to y vulgar que se halla presente en perspectivas sufrir análogos padecimientos nacionales y socie-
y orientaciones muy disímiles. Está lejos entonces tales, con todos aquellos que tienen “un pasado
de preconizarse, como en las versiones cerrada- común de lucha contra el mismo enemigo” —se-
mente espiritualistas, que el más auténtico filoso- gún planteara Ernesto Guevara en su gravitante
far consiste en replegarse dentro de sí mismo y discurso de Argel. No han faltado quienes, sin de-
que la libertad pertenece siempre a un dominio re- jar de sostener nuestra propia especificidad filosó-
cóndito sustraído a la esfera pública. Por ende, no fica, hemos adherido a una configuración múltiple
deja de tenerse en cuenta la necesidad de instituir de la cultura y el pensamiento latinoamericanos,
un orden equitativo, con lo cual se rescata la varia- en los cuales se amalgaman, avasallantes o enal-
ble política sin contraponerla ineluctablemente a la tecedores, el contenido aborigen junto con las filia-
figura del pensador, el moralista o el científico co- ciones afro-asiáticas y euro-norteamericanas. A fi-
mo si fuese una faena en sí misma deleznable y nes de los ochenta despunta una ambiciosa filoso-
perturbadora. fía intercultural en Alemania, retomada para nues-
Otro aspecto liminar, el de los vínculos del pen- tra América por Raúl Fornet Betancourt y otros,
samiento filosófico latinoamericano con las moda- que procura superar cualquier teorización previa
lidades reflexivas del planeta puede enunciarse monopolizada por una única tradición cultural —la
desde diversas tendencias y matices. Algunas po- autóctona inclusive— para abrirse dialógicamente
siciones se han prolongado en el tiempo, logrando a las diversidades ecuménicas y mundanas. El úl-
una mayor o menor relevancia acorde con las timo estallido intelectual, asimilando la trasnacio-

66 67
nalización capitalista y los procesos migratorios, debate en torno a la filosofía latinoamericana y su
cuestiona los encuadres sobre la diferencia entita- convalidación. Simultáneamente, irá creciendo el
tiva de las culturas y el mismísimo latinoamerica- atractivo hacia la historia de nuestras ideas, en la
nismo, que debe replantearse desde una óptica línea propiciada inicialmente por José Ingenieros,
“poscolonial”. renovada por Salazar Bondy, Ricaurte Soler, Artu-
En cuanto al corpus historiográfico, el mismo se ro Roig, Torchia Estrada, Miró Quesada, Gregorio
remonta al siglo pasado en países donde existió Weinberg y por autores posteriores con diversa
tempranamente la preocupación por rendir cuenta importancia protagónica. Una línea heterogénea
de su propio devenir filosófico, como Cuba, Méxi- que, a diferencia del enfoque filosofista, cuida la
co y Brasil. No obstante, la producción principal en aproximación interdisciplinaria y los antagonismos
torno a la filosofía latinoamericana como tal es mu- epocales hasta concebir a veces esa labor no só-
cho más cercana. Si bien ella se insinúa a princi- lo en su menester técnico-académico sino también
pios de nuestra centuria con algunos trabajos pa- como encaminada a incentivar los grados partici-
norámicos del peruano Francisco García Calde- pativos de conciencia nacional y realizaciones so-
rón, será en la década de 1940 cuando, por moti- ciales.
vaciones extra e intrateóricas, empieza a revertir-
se decididamente la propensión a mostrarse más
al tanto de lo que acontece con el pensamiento eu-
ropeo —antiguo o moderno—, con los intereses Tareas y perspectivas
especulativos prevalecientes en el mundo nora-
tlántico que de nuestra misma evolución filosófica.
Se suceden entonces las publicaciones —libros, Al inquirir por los emprendimientos aún pen-
artículos, ponencias, colecciones— dedicadas a dientes en el horizonte reflexivo de América Lati-
los estudios filosóficos en América Latina, mien- na, nos salen al cruce algunas cuestiones trascen-
tras se inauguran facultades y asociaciones para dentales que hacen no sólo a una justiciera reela-
profesionalizar la disciplina. Emergen entonces boración del pasado sino a nuestra misma condi-
grandes impulsores en la materia de un extremo al ción existencial.
otro del continente —Gaos, Zea, Gómez Robledo, Por un lado, la adopción de estrategias prope-
Vitier, Cruz Costa, Vita, Oliveira Torres, Wagner de déuticas como las siguientes: abandonar la histo-
Reyna, Francovich, Francisco y José Luis Rome- ria necrófila —de personajes, sucesos y entele-
ro, Ardao, Sánchez Reulet, Molina—, inclusive con quias— para asumir un miraje crítico y normativo;
presencia estadounidense (Crawford, Davis, entender que las expresiones y piezas intelectua-
Kunz, Whitaker). Paulatinamente, los pensadores les no son entes cerrados en sí mismos sino obje-
latinoamericanos se incorporan a las enciclope- tivaciones que van resignificándose conforme a
dias e historias de la filosofía o se los verá actuan- los tiempos; apartarse de las posturas estáticas y
do en encumbrados congresos y universidades contemplativas procurando eludir las derivaciones
extranjeras. Hacia 1951, en un encuentro celebra- relativistas; acceder a la historia socio-cultural pa-
do en Lima, comienza a centrarse ávidamente el ra captar los elementos impersonales usualmente

68 69
excluidos y los reduccionismos que se han em- ras étnicas, geográficas o sociales; un fenómeno
pleado con propósitos manipuladores. Entre los que surge en relación con necesidades existencia-
principales objetivos para encarar sobresalen las les de autoafirmación y que debe mensurarse asi-
investigaciones comparadas de expresiones como mismo desde ciertas variables como la disputa por
mexicanidad, peruanidad, argentinidad, cubanidad el poder y la repartición de la riqueza; el impulso
—con su función prospectiva o innmovilizadora— hacia un activo proceso de humanización y demo-
y de los diversos desenvolvimientos filosóficos na- cratización tendiente a estimular el afianzamiento
cionales junto a las tendencias doctrinarias parti- individual y colectivo. Además de representar un
culares. Se contará así con las aptitudes suficien- genuino reconocimiento de la mismidad y la alteri-
tes para emprender una historia profunda de la fi- dad, de la tradición y la continuidad junto con la
losofía latinoamericana y caribeña —como la pro- ruptura y el cambio, apunta también a la introduc-
yectada ensambladamente por Horacio Cerutti— ción de mejoras graduales o estructurales en las
donde se pongan a prueba, v. gr., los criterios de condiciones de vida. Implica una síntesis dialécti-
periodización, la inflamada partición generacional, ca que procura superar los planteamientos discri-
las llamadas influencias externas y las cuantiosas minatorios tanto del populismo fundamentalista —
innovaciones de nuestra marcha reflexiva, asuntos que idealiza la existencia de masas o culturas ver-
trillados como el de los fundadores de nuestro filo- náculas homogéneas y desalienadas— como de
sofar ante otros orígenes potenciales o tópicos la ciega adscripción a los modelos exógenos del
cruciales como el papel que juega el exilio político- progreso y la modernización conservadora. Es una
intelectual —así como se estudió el mismo fenó- visión de la identidad como presupuesto regulador
meno a lo largo de la filosofía europea. Abordar, y directriz fundado en una complejísima construc-
en suma, la gama de dificultades metodológicas ción histórica. Bajo tales lineamientos, el proceso
suscitadas por nuestra historiografía filosófica e in- identitario se conecta con la función utópica, en
telectual. tanto ambos simbolizan aspiraciones para trans-
En estos tiempos globalizados, con crisis de formar el statu quo. Por consiguiente, la causa de
sustancialismos y paradigmas, uno de los mayo- la identidad trasciende el discurso de la intelligent-
res desafíos indagatorios tiene que ver con una zia y puede ser calificada, con Pablo González Ca-
problemática como la identitaria, tan arraigadas en sanova, como “gran proyecto civilizatorio”.
la cultura y a la filosofía latinoamericanas. La no- A modo de conclusión, me promulgo por un ti-
ción de identidad, lejos de constituir un seudopro- po de pensamiento que contribuya al abordaje de
blema, ha permitido desplazar dudosas expresio- ciertas empresas primordiales: dirimir nuestra pro -
nes como las del ser o el carácter nacional, con su pia realidad, desmitificar las aseveraciones sobre
pesada carga metafísica y autoritaria. Dicha no- el carácter axiomático del capitalismo y de cual-
ción, en su sentido más positivo, remite a una se- quier otro sistema opresivo, resolver antinomias
rie virtual de consideraciones: una aprehensión de como la de racionalidad nordatlántica-emotividad
la realidad con su cúmulo de contradicciones; la sudamericana y otras variantes análogas de la su-
idea de unidad en la diversidad más allá de barre- misión. Más allá de que tales demandas teóricas

70 71
reclaman modificaciones sociales básicas, subsis- PENSAMIENTO Y ENSAYISMO
te el siguiente mandato especulativo: perfilar una ARGENTINOS
América Latina sin tantas discordancias y privacio-
nes. Se trata de alcanzar una meditación encarna-
da que, además de moverse al compás de un pa-
norama filosófico mundial poco edificante, forje ca- soy de un país complicadísimo
tegorías que den cabida a los anhelos populares, latinoeurocosmopoliurbano
a las cosmovisiones afro-aborígenes, a las pro- criollojudipolacogalleguisitanoira
JUAN GELMAN
puestas de los movimientos civiles, a las utopías
americanas, en el sendero innovador abierto por el
modernismo, la Reforma Universitaria y los precur-
Esbozo disciplinario
sores de nuestro filosofar que lograron avanzar
pese a carecer de los múltiples medios institucio-
nales y comunicativos surgidos durante las últimas
Al concluir formalmente el siglo XIX distintos
décadas. En definitiva, se está planteando una re- sectores visualizaban a la República Argentina co-
flexión verdaderamente integral que recupere las mo los Estados Unidos del Sur, mientras Buenos
distintas acepciones implícitas por esa peculiar va-
Aires, su ciudad capital, era recalificada como la
riante cognoscitiva denominada filosofía latinoa- Atenas del Plata o el París Sudamericano. El de-
mericana y caribeña con toda su impronta antici- sarrollo intelectual alcanzado en dicha región de
patoria; acepciones cuya magnitud he intentado
las antípodas permitió que se introdujeran tempra -
desmenuzar al comienzo de este capítulo. namente algunas corrientes literarias como el ro -
manticismo y el naturalismo. También recibió allí
su impulso decisivo la original renovación estética
que fue protagonizada por el movimiento moder-
nista. Junto con esta última expresión cultural,
aparecieron los primeros síntomas orgánicos de
una filosofía con pretensiones académicas, i.e., la
escuela positiva con su singular impacto institucio-
nal.
En efecto, si apelamos a ciertos parámetros ha-
bituales para evaluar las manifestaciones filosófi-
cas, cabe observar en el positivismo argentino una
actitud entre polémica y creadora con referencia a
sus propias fuentes europeas. Por otro lado, tam-
bién se destacan, bajo una óptica equivalente, las
obras de nuestros positivistas que tuvieron el hala-
go de ser traducidas y comentadas en ultramar, o

72 73
resultaron prologadas por notorias figuras en la los derechos humanos.
materia como Lombroso, Unamuno y Ostwald. Hoy cabe comprobar la presencia de un pensa-
Si mantenemos dicho enfoque profesionalista, miento crítico y evolucionado que puede competir
luego de ese momento embrionario, adviene una con los niveles de excelencia obtenidos en la mis-
etapa formativa, alrededor de los años veinte, con ma cuna histórica del filosofar, sea en los estudios
la llamada reacción antipositivista. Paulatinamen- sobre los clásicos sea sobre los autores contem-
te, se iría logrando un mayor grado de receptividad poráneos, o en disciplinas tales como la epistemo-
y especialización con respecto al patrimonio euro- logía, la estética, la teoría de la acción, la jusfiloso-
peo. Si bien Francisco Romero aseguraba, hacia fía o la literatura parafilosófica. También exceden
1940, que la filosofía, para él naciente, tenía mu- el simple reconocimiento interno los principales
chísimo que aprender, comienza por otra parte a portavoces del empirismo lógico, de la fenomeno-
producirse un auténtico fenómeno de estallido dis- logía, del posmodernismo y de quienes todavía
ciplinario en diversos países del continente. continúan sustentando los principios fundamenta-
Es la época en que empiezan a multiplicarse les de la filosofía de la liberación. Por consiguien-
las facultades de Humanidades junto con los nu- te, no cuesta inferir de todo ello una sensible figu-
cleamientos filosóficos y las revistas pertinentes. ración mundial, junto a una evidente capacidad
En Estados Unidos se publica el Handbook of La- para pensar por cuenta propia.
tin American Studies con una sección ad hoc y el Sin embargo, los adelantos señalados no pare -
primer libro antológico de filosofía latinoamerica- cen haber franqueado notoriamente el estado de
na, mientras se suceden los volúmenes que hur- cosas descripto por Alberdi cuando le imputaba a
gan en la filosofía brasileña y José Gaos, desde los americanos una actitud pasiva y subalterna an-
México, auspicia las indagaciones relativas al pen- te la tradición filosófica europea. Omitiendo los va-
samiento hispanoamericano, las cuales habrán de lores hacia los cuales apuntaba el proyecto alber-
retomar vívamente Leopoldo Zea y el grupo Hipe- diano, se debe acceder a un pensamiento que nos
rión. Asimismo, se efectúan entonces los primeros permita dirimir nuestra propia realidad en los tér-
encuentros interamericanos y en la Argentina tie- minos planteados al concluir el capítulo anterior
ne lugar un congreso al que asisten notables pen- sobre filosofía latinoamericana.
sadores europeos.
De tal modo, ha de ingresarse a una instancia
técnica y problematizadora en la cual el afán de ri-
gor y la asimilación del bagaje occidental puede Aproximaciones
exhibirse como una carta inapelable de madurez,
pese a las restricciones ideológicas sufridas en el
Cono Sur, con dictaduras que blandieron oscuras Se apunta aquí hacia un doble objetivo: por una
doctrinas oficiales y diabolizaron una vasta gama parte evaluar la polarizada gama de interpretacio-
de saberes: desde la modernidad y las corrientes nes que, durante los últimos cincuenta años
inmanentistas hasta el marxismo, el psicoanálisis, (1945-1995), han pugnado, con todos sus prece-
el existencialismo, las pedagogías alternativas, o dentes, por desentrañar nuestro modus vivendi;

74 75
por otra, sugerir criterios alternativos y un horizon- Ese grado de evolución se experimenta, inicial-
te para la meditación con aristas menos abruptas, mente, en la concepción positivista y más tarde en
dado el complejo panorama temático a tener en el rechazo que la misma habría de suscitar. Am -
cuenta. bas posturas solían recurrir a expresiones como
Una indagación pretendidamente rigurosa so- las de carácter racial, fuerza y espíritu telúricos,
bre el ser y la mentalidad nacionales tropieza con sentimiento territorial y otras nociones similares
un obstáculo previo: la defectuosa información pa- que trasuntaban una naturaleza invariante o cir-
ra orientarse dentro de esa problemática que, si cunscrita a una u otra etapa del desenvolvimiento
bien ha sido encarada hasta el hartazgo, no se temporal. Así se llega a hablar de la raza o el alma
han tomado los recaudos para sistematizar el cor- argentina, a las cuales se les asigna aspectos en-
pus bibliográfico específico. Pareciera como si tal fermizos o degradantes —sea por su regresivo
relevamiento fuese algo subalterno, indigno de componente criollo, sea por su contaminación con
una faena semejante; como si el hecho de aso- elementos bastardos provenientes del exterior. Ex-
marse a lo que han pensado los demás, en mate- positores nativos u oriundos de otros países pug-
rias de tanto fuste patriótico, neutralizara el vuelo naron entonces por definir nuestros más auténti-
reflexivo. cos valores y por captar al hombre argentino como
Más allá de las trabas documentales, los des- tal, propiciando distintas alternativas para comba-
velos por filiar la idiosincrasia peculiarmente ar- tir rasgos supuestamente desfavorables en la
gentina se han venido sucediendo entre nosotros plasmación de la nacionalidad y sus diversos pro -
desde fines del siglo XIX para acentuarse luego totipos locales. Surge una multiplicidad de ópticas
en períodos críticos como el de la década de en juego: fisicalista u organicista, psicologista o
1930. Tales esfuerzos hermenéuticos han apare - colectivista, elitista o populista, optimista o escép-
cido en nuestro medio quizá con mayor intensidad tica. Resultan enfatizadas las oposiciones entre
que en otros casos latinoamericanos equivalen- determinismo y espontaneidad, herencia y educa-
tes, como aquellos donde se ha procurado deter- ción, barbarie y civilización, Estado e individuo, re -
minar la índole de la mexicanidad o la peruanidad ligiosidad y secularidad, criollismo y cosmopolitis-
desde poblaciones menos aluvionales, con distin- mo, federalismo y centralismo, etc.
ta permeabilidad social y crisis identitaria. Si bien Al pretender delimitar nuestros rasgos más es-
la preocupación por establecer los márgenes de pecíficos, se han esgrimido toda clase de modelos
la conciencia nacional, por lograr la ansiada y contramodelos, de asimilaciones y reacciones.
emancipación mental y por urdir incluso una filo- Muy esquemáticamente, en el siglo XIX ha pre -
sofía correlativa posee preclaros antecedentes ro - ponderado en nuestra intelectualidad una fuerte
mánticos, será recién con un país más integrado hispanofobia que postuló incluso la plasmación de
políticamente y más receptivo hacia las corrientes un idioma propiamente argentino. Más tarde, por
inmigratorias cuando puede verificarse un desa- lo contrario, se llegará a reducir nuestra auténtica
rrollo más acabado de los enfoques concernientes cultura al ascendiente español, adjudicándole a la
a la argentinidad. raigambre anglo-francesa, otrora estimada como

76 77
una versión paradigmática, la mismísima descom- histórica, filosófica, pedagógica, para-sociológica,
posición de la nacionalidad. etc.—, durante una época altamente conflictiva,
Con el componente aborigen también ha ocurri - con cruentas autocracias y grandes claroscuros
do algo similar. Si muchos ideólogos pretendieron culturales, donde se alterna el hiperadoctrinamien-
hasta invocar argumentaciones científicas para to junto a la censura y las listas negras.
descalificar por entero al indígena, considerándolo A los antecedentes más o menos notorios con
como un ejemplar subhumano e inadaptable, no que cuenta la ininterrumpida temática sobre nues-
faltaron quienes persiguieron en él las prístinas tra conciencia histórica y nacional, se han incorpo-
raíces y valores de nuestra fisonomía social. rado diversos emprendimientos recientes que de-
Por otro lado, mientras algunos autores creían sean arrojar una dosis de trasparencia entre tanta
encontrar en el interior del país o en el gaucho el elucubración —sin sustraerse tampoco al sortile-
prototipo de la argentinidad, otros exaltarían en gio de bosquejar soluciones para un país cuyas
cambio al elemento urbano-porteño como un indi- metas parecen desencontradas a perpetuidad.
cador genuinamente representativo de la esencia Si bien no se han eclipsado los emuladores de
vernácula. las cruzadas y la guerra santa, una gama de traba-
Las tintas negras o los panegíricos no dejaron jos apuntan hacia un ángulo integrativo que permi-
de aplicarse en forma paralela a distintos sectores, ta superar las tensiones engendradas por los dis-
cultos u ocupaciones, a las cuales ora se les atri - tintos componentes del todo social y de la penetra -
buía la suma del virtuosismo ora se les imputaba ción externa, ya sea delimitando responsabilida-
todos los males internos y a veces las mismas ca- des ya sea tendiendo un manto de olvido sobre el
lamidades mundiales, siendo vistos alternativa- pasado. Ello se ha efectuado, con disímiles mon-
mente como los adelantados por excelencia de la tos de credulidad, retomando una tónica siempre
patria o como sus más acérrimos enemigos. gravitante, a través de incontrastables apelaciones
Conforme a las miradas e intereses en danza, a los resortes anímicos o racionales de la persona-
subieron o bajaron de los altares patrios, católicos o lidad comunitaria y en mucha menor proporción
masones, nativos o inmigrantes, militares u obreros, mediante variables políticas y económicas que
liberales, nacionalistas o socialistas. A nivel perso- coadyuven a establecer el diagnóstico y a postular
nal, figuras dispares como Rivadavia, Rosas, Sar- las salidas alternativas junto a un proyecto republi-
miento, Yrigoyen y Perón fueron acumulando los cano concomitante.
mayores denuestos o se los erigía en númenes de
la nacionalidad.

*** Nacionalistas, populistas y telúricos

Merodearemos por esa prolífica ensayística


que intenta captar nuestra realidad y formas de Dentro del amplio período analizado —la se-
ser, en cuanto a sus variedades tanto ideológico- gunda mitad de este siglo—, opera una caudalosa
partidistas como disciplinares —literaria, política, vertiente interpretativa, emparentada con el revi-

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sionismo histórico, con la exaltación del elemento chez Sorondo, partiendo de que el poder es algo
rural, la tradición hispano-católica y una variante que compete a una selecta minoría y justificando
política cercana a esa mentada línea que se ex- las dictaduras militares, se inclina hacia el “enérgi-
tiende desde Rosas a Perón. Al comenzar la eta- co” legado nativo y clerical, hacia “las voces de la
pa señalada, autores como Rodolfo Tecera del antigua patria criolla” frente a la “pavorosa concen-
Franco, Atilio García Mellid, Mario Amadeo, Máxi- tración cosmopolita”, reflejada, v. gr., en las can-
mo Etchecopar, José María de Estrada y Nimio de ciones de protesta.
Anquín le imputan un hondo efecto disgregador al Concomitantemente, la llamada izquierda na-
racionalismo, al liberalismo y al marxismo, mien- cional ha brindado algunos trabajos lindantes con
tras reivindican el fascismo y el franquismo como el tema en cuestión, sobre todo desde una óptica
modalidades que preservan el amenazado orden historiográfica y a través de figuras como las de
jerárquico ideal ante los excesos de la libertad. Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós, Jorge Abelar-
Posteriormente, durante el denominado Proce- do Ramos, Eduardo Astesano o Juan José Her-
so de Reorganización Nacional —la feroz dictadu- nández Arregui. Entre las expresiones más recien-
ra que irrumpe en 1976— aparece un libro sinto- tes y afines con esa orientación, se hallan sendos
mático, Defensa de la Argentinidad, que, procla- volúmenes publicados por Fermín Chávez (La re-
mando una nueva hora de la espada, ataca el su- cuperación de la filosofía nacional) y por Elías Gi-
fragio y la democracia, mientras reivindica diver- ménez Vega (La Argentina en su expresión). El
sos principios absolutos —Dios, Patria, Familia, primero, basándose en la necesidad de establecer
Fe, Filosofía, Verdad Total y Eterna, Honor, Fuer- una epistemología exclusiva para los países peri-
zas Armadas, etc.— supuestamente incontamina- féricos, una nueva ciencia del pensar, sostiene el
dos por el mundo moderno. De tales nociones dualismo entre lo valioso nacional —con ingre -
emana lo peculiarmente argentino, al cual se le dientes como el barroco o el federalismo— y una
asigna además una “misión universal”: el liderazgo conjunción de disvalores que conforman el cuadro
hispanoamericano, en íntima ligazón con la Civili- antinacional: iluminismo, masonería, oligarquía,
zación Occidental, pero sin entender por ésta últi- implantación anglo-francesa. En el otro caso aludi-
ma a aquella modalidad que propicia el pluralismo do, se identifica a lo argentino esencial con la bar-
ideológico y el respeto por las diferencias sino a barie, el primitivismo y la misión redentora de Es-
una consecuencia exclusiva y excluyente de la paña, en pugna con el "gringuismo" y el "instruc-
Iglesia Católica tradicional. cionismo internacionalista".
Si bien han disminuido esas demandas autori - Una controversia académica, sobre el significa-
tarias con la ulterior instauración del régimen do de la vida y la naturaleza argentinas, fue libra -
constitucional, prosiguen los planteos similares en da por Carlos Astrada y Ernesto Grassi en los
voces enardecidas como la de Federico Ibarguren, Cuadernos de Filosofía (3/4, 1949 y 6, 1951). Pa -
quien maldice al Anticristo y a los herejes de la na- ra el pensador italiano, nuestro medio presenta un
cionalidad, representados por la partidocracia, el perfil ahistórico, atécnico e instintivo; por lo contra -
laicismo, la sinarquía y el sionismo. Marcelo Sán- rio, en Europa todo se halla humanizado mediante

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la acción cultural. Astrada, retomando algunas te- escindidas del ámbito cultural. Canal Feijóo resca-
sis que acababa de enunciar en El mito gaucho, ta, además, el decisivo legado aborigen en la his-
descarta la idea de una naturaleza intrínsecamen- toria de las ciudades y la civilización argentinas.
te pura y ajena a las vivencias espirituales: toda No menos destacable resulta el aporte de José
naturaleza, inclusive un paisaje tan despoblado Luis Romero a la comprensión íntima de Latinoa-
como el de la pampa argentina, es siempre histó- mérica y Argentina, las cuales también son expli-
rica y más todavía cuando se encuentra inmersa cadas, fundamentalmente, a partir de la cuestión
en un proyecto creativo. urbana: el devenir hemisférico se deriva en defini-
Una decisiva incidencia en la literatura sobre el tiva para Romero del enfrentamiento integral —
temple nacional puede constatarse a través del fáctico e ideatorio— de la existencia citadina con
cuadro trazado por Hermann Keyserling, quien pin- el campo y de la encomiable supremacía que os-
tó a los habitantes de estas latitudes como seres tenta el primer estilo de vida en la definición de las
instintivos y caprichosos. Diferentes obras trasun- nacionalidades.
tan dicha huella. Martínez Estrada invoca a Key- Pertenecientes asimismo al difuso espectro li-
serling para caracterizar a la comunidad argentina beral, se hallan otras aproximaciones emprendi-
como enteramente pasiva y presa de un miedo pa- das desde distintas perspectivas —conservadoras
ralizante; Murena apela a símbolos y conceptos del o progresistas.
mismo tenor cuando se refiere a sujetos embarga- Víctor Massuh, en La Argentina como senti-
dos por la altanería y el sentimentalismo. Dardo miento (1982), se expide contra la desmesura me-
Cúneo y Julio Mafud, cada uno por su lado, tam- tafísica en las versiones que se han propuesto so-
bién insisten en la índole temerosa y asocial del bre el ser argentino, sobre los factores antagóni-
pueblo argentino; por último, Rodolfo Kusch alude cos a su crecimiento y las medidas que cabe
a los aspectos inconscientes y caudillescos que im- adoptar para una notoria restauración. Dicho de-
peran en nuestra América. sequilibrio es adjudicado a la parcialización con
que se emprende el rastreo etiológico y la respec-
tiva terapia. No existe un único responsable de la
declinación nacional, pues inculpación y exculpa-
La tónica liberal ción, castigos y premios, deben ser igualmente re -
partidos entre las distintas instituciones, factores
de poder y grupos de presión: lo mismo se trate de
Más allá de la problemática conceptuación que las Fuerzas Armadas o la Iglesia que de los parti-
a veces utiliza, Bernardo Canal Feijóo efectuó una dos políticos o la Universidad. Aunque se reco-
relevante aportación a la escabrosa misión de pre- mienda cultivar el jardín de las diferencias, queda
cisar la argentinidad en su complejo contexto ame- en pie si puede juzgarse de igual manera —y lle-
ricano, arriesgándose a incursionar por el torrente gar incluso hasta la absolución— a quienes acalla-
de la ideología, donde rigen el apetito por el poder, ron no sólo el inconformismo sino que también
los predominios extracontinentales y otras mani- cercenaron toda oposición, visualizando enemigos
festaciones político-económicas, tradicionalmente por doquier.

82 83
Desde un miraje personalista, José Isaacson ha asignación de cualidades y deméritos al argentino
discutido largamente a Massuh en La Argentina medio, no deja de ensayar su propia rotulación en
como pensamiento, alertando contra las generali- Un país de novela (1988), para inclinarse por el re -
zaciones y contra los enfoques emotivistas que sentimiento y el revanchismo, en tanto filiaciones
han indagado el comportamiento argentino sin dis- primordiales de nuestra personalidad colectiva.
tinguir, verbigracia, entre las corporaciones privile- Marco Denevi, por su lado, se figura a la Argen-
giadas y aquellos grupos que no se valen del país tina como La República de Trapalanda, donde pre -
para su propio beneficio. Isaacson impugna la so- ponderan la verborragia y el macaneo, los políti-
corrida creencia de que en la Argentina no hay dis- cos tramoyistas, histriónicos y malintencionados.
criminación racial y desconfía de la psicologiza- Sus habitantes no saben vivir en democracia, por
ción de los problemas sociales, especialmente en su falta de madurez y por poseer un espíritu gre -
lo tocante al tópico sobre la frustración nacional gario, con inclinaciones hacia el derroche y la dila-
que, lejos de una fatalidad histórica, es el resulta- pidación. A todo ello, la inmigración europea, me-
do de condiciones objetivas bien determinadas. diante capitalistas y gerentes de empresa, aportó
Con la vuelta al Estado de Derecho, surgen di- un componente adulto, de ahorro, laboriosidad y
versos esfuerzos conciliadores y aperturistas, co- sacrificio. Asimismo, Denevi celebra la indiferencia
mo el que propone, en El ensueño argentino, Car- de la clase obrera argentina hacia el marxismo.
los Loprete, quien señala la inconsistencia de res- Para poder rehabilitarnos e ingresar en el siglo XXI
tringir el calificativo nacional sólo para las manifes- debe producirse un cambio generacional donde se
taciones culturales autóctonas, pues el caso ar- abandone la convicción de que representamos un
gentino denota una simbiosis de lo vernáculo con pueblo predestinado hacia la grandeza.
lo transplantado. Tampoco basta con desplegar to-
do el arsenal de ascendientes —indígena, criollo,
gauchesco, hispánico, latino, germano, eslavo,
etc.— sino en admitir que lo argentino constituye Cuestionamientos
una tendencia lanzada hacia la búsqueda perma-
nente. Esa receptividad básica se halla enunciada
por Loprete con tal amplitud de miras que parece Buena parte de los trabajos comentados han
borrarse todo criterio selectivo —aun dentro del persistido en plantear el perfil argentino desde se-
riesgoso orbe tecnológico. Sin embargo, no logra mejantes términos disyuntivos.
sustraerse con ello al afán de asignarle a los ar- Quienes postulan una nacionalidad inmune e
gentinos dudosos atributos fundamentales, como inalterada, descartan la contribución inmigratoria
el intelectualismo y un patriotismo sano, la locua- por adjudicarle un mero propósito lucrativo —co-
cidad y el don de la amistad. mo si las luchas gremiales y políticas emprendidas
Una impronta análoga puede percibirse en Mar- en nuestro suelo por muchos extranjeros no hubie-
cos Aguinis, cuando, pese a objetar el nivel de sa- sen aportado al desarrollo equitativo del país. Ello
turación que se ha verificado con la antojadiza se vincula con el siguiente parti-pris: mientras el li-

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beralismo decimonónico ha provocado graves de- una neta separación entre lo femenino y lo mascu-
formaciones, nada semejante ocurrió con la rai- lino, lo europeo y lo americano. Pese a su presun-
gambre española, la cual es imbuida de un cuño ta profundidad, se trata por lo general de interpre -
legitimizador en sí mismo. Las tesis contractualis- taciones declaradamente alejadas de los factores
tas son juzgadas sólo como artificios abstractos, socio-políticos y económicos, sin resultarles extra -
sin advertir que ellas han colaborado para forjar un ño el irracionalismo de la sangre, el destino y la tie-
imaginario más justiciero acerca del gobierno, con- rra. El propio Keyserling viene a reforzar una dila-
cebido como producto de la asociación humana y tada valoración que puede remontarse a los oríge-
no según una derivación absolutista presuntamen- nes del colonialismo. Una ideología en la cual se
te divina. Si bien se lamenta la subestimación o el justifica el avasallamiento de América por vivir en
exterminio del indígena llevado a cabo bajo premi- un estado de naturaleza que requiere de la acción
sas positivistas y darwinianas, pragmáticas y externa, de un poder superior; sea este poder de
ateas —sin ninguna matización ni excepcionali- cuño cristiano —contra los infieles— sea de corte
dad—, se omite en cambio la inconmensurable de- liberal —frente a la barbarie incivilizada. Con la
vastación perpetrada por los conquistadores de doctrina de la seguridad nacional, la población en-
cruces y espadas. tera fue visualizada como inepta y potencialmente
Paralelamente, se cometen varios simplismos, subversiva.
como adjudicar a los sectores ilustrados un pensa- Esa ideología de la inmadurez y la incapacidad
miento puramente imitativo del europeo, o reducir intrínseca del sudamericano ha servido para sojuz-
los principales trastornos del país a la oposición en gar a nuestra gente por los centros de dominación
bloque entre las provincias y la metrópoli porteña. A mundial y sus mandantes locales —ora a través de
esta última se le atribuye el empobrecimiento del in- la invasión lisa y llana, ora mediante el golpe de es-
terior, erigido en el centro verdaderamente creativo, tado—, so remanidos pretextos como el que soste-
con lo cual se pasa por alto las fuerzas retardatarias nía el mismo Keyserling mientras repudiaba la in-
que también operan en el medio rural, los grupos tegración racial: hay pueblos que por su atraso no
propensos al cambio que se mueven en Buenos Ai- están en condiciones de elegir a sus autoridades
res y la penetración de la campaña en el área cita- ni de ser gobernados democráticamente. Las
dina. La misma descripción que se ofrece del derro- ideas de vacío cultural, de espacios desérticos, de
tero histórico nacional, con interregnos esplendoro- tierra para expropiar y de hombres a someter, se
sos o de decadencia total, insinúa un enfoque equi- reiteran ya en los planteos iluministas, donde lo
valente al que exhibía la objetada visión iluminista. autóctono no cuenta demasiado, ya en el tradicio-
¿Acáso el propio nacionalismo argentino más xenó- nalismo, reacio a la inmigración y a la movilidad
fobo no ha abrevado hasta el plagio en modelos y social.
particularidades foráneas, sin sobrepasar las actitu- La concepción antiamericanista y antidemocrá -
des declamatorias? tica hunde sus raíces en diversas modalidades
Diversos reparos corresponde formular hoy a teóricas, como la antropología dieciochesca y en
las caracterizaciones metafísicas donde lo nacio- cosmovisiones como las de Hegel, quien veía en
nal aparece como una sustancia invariable, con América a un mundo caótico. Dos autores de mu-

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cha repercusión entre nosotros retomarían esos Propuestas
planteos. Ortega, al hablar de una sociedad impro-
visada e inauténtica, pura promesa en la cual los
aborígenes resultan absolutamente inferiores a los Los clásicos ensayos sobre el carácter nacional
colonizadores. El conde de Keyserling, que incen- han sido renovados por estudios psicológicos, an-
tiva la obsesión por la originalidad cultural, tam- tropológicos y sociológicos en torno a la cultura y
bién agregaría lo suyo al juzgar a Sudamérica, re- la personalidad de las comunidades más hetero -
gida por la mera gana, como carente de espiritua- géneas. No obstante, persiste el problema sobre
lidad y racionalidad. la legitimidad de adjudicarle a los sujetos colecti-
Graciela Scheines, en una obra muy ligada a vos —culturas nacionales e incluso subtipos re -
nuestra temática (Las metáforas del fracaso), se gionales— atributos distintivos y sustanciales. Ta -
ha referido desde otra perspectiva, con idéntica les pretensiones se revisten de un propósito onto-
dureza, a esas expresiones deformantes: "Hasta lógico o no parecen exceder el terreno literario. Así
que no nos liberemos de las imágenes espaciales y todo, aun aceptada la realidad de una configura -
o geográficas de América (paraíso, espacio vacío ción nacional básica, ello no autoriza para restrin-
o barbarie) de origen europeo, de las que derivan girla a un estadio primigenio ni a inferir férreas
las nefastas teorías del Fatum, lo Informe, lo fa- prospectivas para cada sociedad en cuestión.
cúndico, lo telúrico que nos fijan e inmovilizan co- Por otro lado, tampoco puede soslayarse la uti-
mo el alfiler a la mariposa, y que hacen de Améri - lización política o ideológica que se ha efectuado
ca una dimensión inhabitable ajena a toda medida de las apelaciones a la idiosincrasia nacional. El
humana, no superaremos el movimiento circular, recurso a la bravura para fomentar el belicismo y
las marchas y contramarchas, las infinitas vueltas la carrera armamentista, el llamado a la sobriedad
al punto de partida para volver a arrancar y otra para mantener deprimido los salarios, o, más es-
vez quedarnos a mitad de camino". pecíficamente, la alusión a la sed de espacio ilimi-
A través de diversas épocas, procedencias y tado que acompaña al alma pampeana, según in-
orientaciones se ha ido estructurando un discurso vocara la dictadura del Gral. Juan Carlos Onganía
que insiste en la falta de orden que predomina en- para reubicar a los villeros en viviendas con coci-
tre nosotros, debido a nuestra índole impulsiva e nas a la intemperie. Abundan asimismo los ejem-
infantil, en contraposición a la prudencia y al equi- plos de cómo se ha ido instrumentando la historia
librio nordatlánticos. Son semblanzas sobre la cul- y la misma filosofía, bajo ropajes nacionales o in-
tura y la nacionalidad, sobre el hombre y la mujer cluso universales, para consagrar un sistema
de nuestras tierras, en términos netamente dicotó- coercitivo.
micos y reduccionistas; caracterizaciones que al En efecto, se ha hecho un empleo alienante de
negarle a nuestro pueblo inteligencia y moralidad, la conciencia y el llamado ser nacional —como eu-
en definitiva su talante humano, han contribuido a ropeo, indígena o mestizo, como urbano o cam-
combatir los gobiernos mayoritarios y a fundamen- pestre, como agnóstico o creyente. Al mismo tiem-
tar los tutelajes. po se han trazado excluyentes connotaciones tem-

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peramentales para retratar a nuestros compatrio- extiende hasta mediados del siglo pasado; el últi-
tas —tristes o alegres, timoratos o corajudos, mo, de dependencia consentida, abarca entre
egoístas o generosos, engreídos o sociables. Un 1880 y 1930. Frente a esos paradigmas y sus di-
panorama tan encontrado puede inducir a una sa- versos grados de violencia y marginación, Ciriglia-
lida escéptica, donde se descarta la validez su- no menciona un proyecto nacional alternativo sur-
praindividual del dilema identitario, o se lo asocia gido en las dos últimas décadas: el de la integra -
con una mentalidad discriminatoria al servicio del ción latinoamericana para la liberación continental.
statu quo. Aquí se perfila una clase de país con un ciudada-
No obstante, cabe reformular la cuestión desde no que sabe que nace esclavo —v. gr., de una
un ángulo positivo y acorde con las realizaciones deuda externa que no contrajo— y se debate por
sociales y nacionales. La identidad cultural constitu- ser libre. El encuadramiento apunta hacia una per-
ye un fenómeno dialéctico que surge en relación sonalidad arquetípica que se realiza dándose, no
con necesidades vitales y que debe mensurarse guardando ni acumulando; al estilo de reconocidos
desde ciertas variables claves como la disputa por símbolos mundiales como Cristo, Gandhi, Luther
el poder, la idea de unidad en la diversidad, junto King o las Madres de Plaza de Mayo. En cuanto a
con el impulso hacia un activo proceso de humani- la educación, el pueblo, más que un simple bene-
zación y democratización tendiente a estimular el ficiario, aspira a convertirse en actor de la misma.
afianzamiento personal y comunitario. Por lo con- Mientras que hacia 1880 se buscó extender la en-
trario, en la mayoría de los abordajes sobre el par- señanza primaria, actualmente debe "universali-
ticular priman las filiaciones negativas para hacer zarse la universidad" (Educación y país).
más consciente la realidad con objeto de mejorarla, En rigor de verdad, si cabe hablar de una fiso-
adoptándose en cambio imágenes distorsionadas nomía típicamente argentina, la misma debe en-
que conllevan el estancamiento y la dependencia tenderse más allá tanto del mero transplante como
—justamente aquello que muchos de los autores del élan endógeno. Su búsqueda se inserta en la
examinados procuran neutralizar. construcción común de lo latinoamericano, que
Con todo, no faltan los estudios que procuran responde a una múltiple configuración en la cual se
aplicar otros lineamientos para comprender más entrecruzan, sumisa o enaltecedoramente, el con-
cabalmente el tema de la identidad, i. e., no sólo tenido indígena, el ibérico tradicional y el euro-es-
como pura contemplación o como un menester de tadounidense modernos. Tales ascendientes, lejos
genuino reconocimiento de la mismidad —con to- de suponer un divorcio con respecto a otras cultu-
das sus implicancias y heterogeneidades— sino ras periféricas como las afro-asiáticas —que tam-
además en tanto noción dinámica que tiende a in- bién han aportado a este suelo diversos contingen-
troducir transformaciones estructurales. Gustavo tes—, nos acercan más a ellas, en tanto juntos pa-
Cirigliano, enlazando el campo pedagógico con el decemos análogas dificultades para lograr nuestra
desenvolvimiento nacional, destaca tres proyectos identificación como naciones y para satisfacer los
de país a partir de la llegada de los españoles. El requerimientos comunitarios.
primero, de sumisión colonial, se prolonga hasta De tal manera, quedan relegadas las supuestas
1810; el segundo, de factura independentista, se metafísicas del hombre americano, del ser nacio-

90 91
nal y del pueblo, como categorías compartimenta- cas, sin tomar en cuenta los distintos estratos so-
das. Ellas no sólo atentan contra una imagen racio- ciales que lo configuran ni su verdadero monto de
nal del hombre —en su genuina dimensión de uni- hibridación.
versalidad— sino que además pueden derivar en En países periféricos como los nuestros, el de-
chovinismos estrechos y tiránicos. Cabe también sarrollo de la identidad cultural y de una redimen-
tomar distancia frente a la contraposición indiscri- sionada soberanía nacional resulta tan significati-
minada entre todo lo europeo y todo lo latinoame- va como las propias reivindicaciones sociales e
ricano que, entre otras cosas, desconoce aquellas implica el enfrentamiento con una modernidad
nociones y metodologías que, en distintas épocas, que, en lugar de contribuir a romper las ataduras
han ayudado a concebir nuestros procesos y cona- regresivas, cumple una función deteriorante para
tos emancipadores o han coincidido de algún mo- la personalidad colectiva y el espacio público.
do con ellos. Una propuesta plausible consiste en renovar el
Para la síntesis conceptual en cuestión se trata viejo ideario romántico, despojándolo de sus las-
de impugnar las posiciones discriminatorias que tres metafísicos, para otorgarle representatividad
obstaculizan el proceso de humanización y mejora- a las diversidades culturales; en aunar esa subli-
miento en la calidad de vida. Corresponde recha- me noción que, más allá de toda diferenciación,
zar así, por empequeñecedora, esa actitud de adu- apunta hacia la unidad del ser humano en cuanto
lación o ciega adscripción a los valores occidenta- tal. La modernidad occidental, tras sus andanzas
les y metropolitanos que ha sido objetada con va- en pos de la dominación mundial, ha arrojado mu-
riados calificativos, como herodianismo, malinchis- chas veces por la borda tan formidable herencia
mo, cipayismo, bovarismo u otros equivalentes. Se iluminista y no parece actualmente demasiado dis-
alude en definitiva a una suerte de travestismo puesta a renunciar a dicho hegemonismo por más
mental que supone la existencia de pautas cultura- que se apele al proceso de globalización, donde
les exógenas esencialmente superiores a las mo- todos pueden acceder a todo menos a una mayor
dalidades vernáculas, las cuales, dado su irreversi- justicia y equidad.
ble atraso, deben abandonarse por completo para
adherir al modelo importado.
Por análogos motivos, tampoco cabe respaldar
las postulaciones fundamentalistas que exaltan
una bucólica sociedad antiindustrial o que recalan
en el jingoísmo y el aislamiento. Aquí se cae en la
fantasía populista que supone la existencia de ma-
sas, de etnias o de culturas nacionales química-
mente puras. Si la variante anterior subestima el
protagonismo del pueblo, éste último aparece aho-
ra como dotado en bloque de propiedades salvífi-

92 93
COMENTARIOS A OTRAS OBRAS AFINES DEL AUTOR

“Panorama filosófico argentino sienta las bases para


una sistematización de la información en materia de filosofía
entre nosotros [...] Biagini tiene clara conciencia de la necesi-
dad de una ampliación respecto de la comprensión epistemo-
lógica del 'saber filosófico' [...] Una parte significativa de la in-
vestigación historiográfica europea contemporánea viene a
darle la razón” (Arturo Andrés Roig)

"Biagini es un expositor minucioso, atento a la exactitud...


Cumple con lo expresado en el título; una exposición genéri-
ca de nuestro quehacer filosófico seria y suficientemente
completa para quien desee estar bien informado o también
para el investigador que anhela profundizar alguno de los te-
mas o ampliar la visión sobre algún determinado pensador"
(Luis Farré)

"Nada fácil condensar en relativamente pocas páginas,


tanta y tan útil información, bien sistematizada y con excelen-
tes apuntaciones críticas. Sólo lo puede hacer, a ese nivel de
condensación, alguien muy familiarizado con todo el proceso,
previo manejo y ordenación de muy abundante material [...]
con gran equilibrio y ecuanimidad" (Arturo Ardao)

"La propuesta de definir una identidad americana por el


pensamiento emparienta este erudito trabajo con otros valio-
sos intentos de definir nuestra personalidad cultural [...] Por
otra parte, Filosofía americana e identidad es una óptima
vía de acceso al conocimiento del pensamiento argentino, en
los diversos matices de su historia" (Jorge Dubati)

"El libro de Biagini aclara muchos puntos aún oscuros de


ese inmenso depósito de sombras que era, que es, el Nuevo
Mundo, según la expresión de Juan Montalvo [...] Hugo Biagi-
ni no es uno de esos filósofos frívolos, según lo demuestra la
profundidad de su pensamiento y su intensa preocupación
por esta época de 'sturm um drang' que vive el continente la-
tinoamericano. Hay que leerlo despaciosamente si queremos

95
aprender a vivir en libertad" (Francisco R. Bello) nuestro autor es un aporte importante para renovar discusio-
nes inconclusas y muy pendientes [...]. No puede dejarse de
“El relevamiento que ha hecho Biagini puede servir como lado que su quehacer de reconstrucción historiográfica se
demarcación de los límites del discurso filosófico sobre la efectúa desde una preocupación por articular la función social
identidad latinoamericana [...] los trabajos de Hugo Biagini fi- de la filosofía a partir de sus contextos éticos y políticos, bus-
gurarán como elementos importantes para la construcción de cando explícitamente criterios en las necesidades, urgencias,
una teoría de la identidad latinoamericana” (Augusto Pérez experiencias y fracasos de las grandes mayorías siempre
Lindo) postergadas y burladas" (Horacio Cerutti Guldberg)

"El texto de Biagini ha sido cuidadosamente estructurado. "Impresiona la indagación de Hugo Biagini en el sentido de
Su prolija erudición no cierra el camino, como suele ocurrir en superar el lugar común tan responsable de nuestro estatismo
estos casos, a sus propias conclusiones [...] permite diversas cultural, como también el esfuerzo por ofrecer sugerencias de
lecturas y contrapuestas interpretaciones; merece estudiarse investigación y aperturas pioneras al abordar sistemáticamente
y discutirse" (José Isaacson) temas que hasta ahora circulan en cenáculos sofisticados o po-
litizados [...] Verlo todo junto destruye fantasmas, reubica san-
"Hay mucha vigilia en este libro de Biagini, gran trabajador tones que nadie se atreve a analizar, incorpora lecturas supues-
sin duda, hombre de nutridas lecturas y demorados pensa- tamente exclusivas a la literatura, y remite siempre a un trabajo
mientos [...] Sarmiento y Alberdi —dos puntos altos en el sa- académico apreciable, minucioso, sistemático, bien orientado
ber del autor— son objeto de excelentes trabajos. Hay en metodológicamente y fundamentado en bibliografía actualizadí-
ellos y otros de los no pocos que integran este libro una suer- sima. Esta es la labor sutil que corresponde a la historia de las
te de condición orfebrerística. Biagini trabaja sus materiales ideas, que lleva retraso entre nosotros entre tantas alternativas
con amor y detalle, con extremo detalle" (León Pomer) políticas y sociales, y tantos enfrentamientos ideológicos. Creo
que este libro da la posibilidad de aprender, y de hacerlo libre-
"Los méritos de esta extensa obra de Biagini pueden infe- mente, sin armaduras previas, norte siempre válido para el pen-
rirse de la siguiente consideración: si a mi cargo estuviera la samiento” (Hebe Clementi )
cátedra de 'Pensamiento argentino' en cualquiera de nuestras
Facultades de Humanidades, colocaría dicha obra como de "Aunque había publicado otros libros, este volumen 'esta-
consulta obligatoria para los alumnos. En efecto, los treinta ar- blece' a Biagini en el conjunto de los autores con mayor obra
tículos de Filosofía americana e identidad están cuidadosa- realizada sobre pensamiento argentino y, por extensión, lati-
mente pensados, expuestos con notable claridad, ampliamen- noamericano" (Juan Carlos Torchia Estrada)
te fundamentados [...] la perspectiva interdisciplinaria en la
que el autor trabaja, donde se combinan acertadamente la his- "Estamos en presencia de una reflexión seria y profunda
toria, la literatura, el derecho, la política, etc., es muy fecunda sobre el cómo nos hemos constituido como nación continen-
en la comprensión de la autoconciencia temporal de los argen- tal. Precisamente, en este aspecto es donde reside el aporte
tinos" (Jorge E. Saltor) de Biagini. No se trata sólo de dar cuenta del devenir histórico
secuencial de los diversos aspectos en que se ha desarrolla-
"Hugo E. Biagini ha logrado desarrollar, en medio de dic- do el pensamiento como si fuera una correa sin fin que a la lar-
taduras pretorianas caricaturescas, represiones desmedidas, ga produce un efecto final en forma de entelequia. El mérito
autocensuras, guerras frustradas y desolación académica consiste exactamente en lo contrario. Se trata de pensar el
una obra singular [...] ha demostrado una consecuencia y una problema a partir de lo concreto que ha resultado nuestro de-
disciplina admirable [...]. Su mérito mayor, a mi juicio, ha sido venir histórico [...] Biagini sigue las secuencias históricas, pe-
propiciar y practicar -en un país afecto a los adjetivos y a los ro no es eso lo que constituye la línea conductora del texto.
juicios extremosos- evaluaciones matizadas [...] la obra de Más bien se trata de los núcleos fundantes del mismo [...] El

96 97
aporte es de método: hay que sumergirse en lo que somos pa- nas de una doxa que, paso a paso y con una poco frecuente
ra saber de nosotros mismos [...] La propuesta de Biagini nos sagacidad mental, el autor desnuda y calcina con la luz del lo-
habla de una filosofía comprometida, no por extremidades, si- gos [...]. Hace tiempo que no leía un libro que tanto y tan con-
no porque está vinculada a la construcción misma de las ideas vincentemente me reconciliara con la plenitud anti-retórica y
en el continente [...] Biagini está en la línea de la historia de las la valentía ética de un pensamiento americano (deontológica-
ideas no sólo como método, sino como fundamento del pen- mente pedido desde adentro) como el que conforman los in-
sar en América Latina" (Mario Berríos) teligentes ensayos de este filósofo y politólogo argentino. Jus-
ticia es subrayarlo, y lo hago con alborozo y gratitud a un
• tiempo" (Daniel Vidart)

"En Historia ideológica y poder social Hugo Biagini pre- "Esa pasión por el presente y el futuro constituye el verda-
senta, con gran erudición y nivel crítico, el dilatado panorama dero leitmotiv de la obra, que se manifiesta tanto en la crítica
de la producción intelectual y cultural argentina y latinoameri- de la mentalidad tecnocrática y del discurso de la 'moderniza-
cana desde la época colonial hasta la actualidad, sus aristas ción' como en la denuncia de la situación calamitosa en que se
y matices polémicos, sus improntas ideológicas y sus deriva- encuentra la educación nacional [...]. Por la riqueza de infor-
ciones políticas; todo ello analizado y evaluado por un incan- mación histórica que prodiga, y por el coraje y la espontanei-
sable lector, agudo hermeneuta y profundo conocedor de dad con que en él se abordan problemas y actitudes funda-
nuestra historia social e ideológica" (Estela María Fernán- mentales para comprender la realidad nacional, este libro se
dez) convertirá sin duda en un instrumento utilísimo tanto para el
historiador de las ideas como para el ciudadano consciente"
"Biagini tiene una larga historia intelectual de preocupa- (Ricardo Pochtar)
ción en torno al radicalismo argentino y a los portavoces del
krausismo que estuvieron en sus orígenes. Temas como la fi- "Como una revaloración del quehacer político, pero tam-
losofía de la liberación y la inquietud en torno al problema de bién como una crítica de la crítica política, se presenta la pri-
la identidad sazonan un pensamiento histórico-crítico que se mera parte de esta obra de Biagini, antes de entrar de lleno
reclama de una profunda inspiración utópica [...]. El pensa- en el tema central de su discurso que es, esencialmente, una
miento de Biagini resulta [...]altamente interesante, ya que su interpretación de la ideología burguesa y sus múltiples deriva-
sentido crítico no elimina su profundo carácter integrador. Es- ciones liberales [...] el autor ha sabido con destreza universa-
tamos, pues, ante un espíritu progresista y universal que no lizar los contenidos y referirlos a los grandes temas del que-
elude su deuda con lo mejor de la tradición argentina y espa- hacer político, a sus expresiones ideológico-partidarias y sus
ñola, razón por la que se hace perentorio de aquí en adelan- correlativos conceptos: la educación, la economía, la sociolo-
te no perder de vista las evoluciones de este gran intelectual" gía, la ética. Biagini hace un gran esfuerzo—y a mi entender
(José Luis Abellán) logra su propósito—, para devolver a la política su necesidad
y su dignidad [...] Con gran perspicacia, el autor advierte la di-
"Biagini aparece en estos trabajos como un escritor segu- ferencia entre el análisis que hace la ciencia política y la polí-
ro de la puntería de sus juicios y la plenitud intelectual que los tica misma, inmersa en lo cotidiano" (Salvador Abascal Ca-
ordena [...] Cada uno de estos trabajos [...] son el testimonio rranza)
de un generoso aliento moral y de una prospectiva política
que trasponen los límites impuestos a la esperanza por estos •
tiempos revueltos de la postmodernidad. Biagini, con una dis-
creción no reñida con la firmeza del entendimiento, no agota “Hay dos tentaciones que Hugo Biagini evita cuidadosa-
las exigencias de cada uno de los temas tratados en lo mera- mente en este libro de título tan significativo [...] La obvia ha
mente descriptivo. Como Fierro, canta opinando, pero no tan sido la de hacer de las fechas manejadas el símbolo de un
fuerte como para que no se puedan escuchar las voces alter- apocalípsis próximo. Sin embargo, la menos obvia y por lo

98 99
tanto más difícil ha sido evitar la tentación ontológica: la que INDICE
hace de la identidad cultural una categoría absoluta [...] nos
propone un apasionante ejercicio intelectual [...] Si el rastreo
de textos originales permite a Biagini una perfecta apoyatura Presentación ............................................................ 7
documental a su tesis sobre el fin del siglo XIX [...] el verda-
dero aporte creativo de Fines de siglo, fin de milenio es el
“wishful thinking” que propone para el fin de siglo y milenio I. Panorama mundial
que estamos viviendo” (Fernando Ainsa) El problema identitario ............................................13
- Cuestiones nominales ............................................ 13
“Resulta valioso que un filósofo latinoamericanista se ocu- - La crisis contemporánea ........................................ 19
pe de la situación intelectual contemporánea, puesto que la
mayor parte de ellos está dedicado al estudio de las ideas del - Conceptuación........................................................ 23
siglo XIX y, en general, muestran poco interés por los autores - Tipologías................................................................ 26
y problemas contemporáneos [...]. Este libro de Biagini es pru- La globalización y su magnetismo ...................... 33
dente: la dimensión utópica y proyectiva está presente en sus -Una fuerza arrolladora.............................................. 33
análisis y reflexiones, sin embargo no se sobrepone a ellos
como un rígido deber ser. Necesitamos otros libros, como Fi- - Discutiendo la nueva deidad................................... 38
nes de siglo, fin de milenio que nos ayuden a comprender y - Conclusiones .......................................................... 43
reflexionar nuestra compleja, y con frecuencia, contradictoria Expresiones finiseculares...................................... 45
y tensionada situación cultural e histórica” (Jorge Vergara
- Narciso o Ariel......................................................... 45
Estévez)
- El poderío mediático............................................... 46
- Cultura e identidad.................................................. 48
- La correntada social................................................ 51
- Del conservadorismo a la Tercera Vía.................... 54
- Variación final.......................................................... 57

II. Dimensiones regionales


La filosofía latinoamericana en cuestión ............ 61
- Caracteres............................................................... 61
- Fiscales y defensores ............................................ 62
- Historia y compromiso............................................ 65
- Tareas y perspectivas............................................. 69
Pensamiento y ensayismo argentinos ................ 73
- Esbozo disciplinario ............................................... 73
- Aproximaciones ..................................................... 75
- Nacionalistas, populistas y telúricos....................... 79
- La tónica liberal....................................................... 82
- Cuestionamientos.................................................... 85
- Propuestas.............................................................. 89

100
Este libro se terminó de imprimir
en CYAN S.R.L. Potosí 4471,
Cap.Fed,Tel.; 4982-4426, en el
mes de abril de 2000.

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