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MESA REDONDA ECUATORIANA
SOBRE COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO
Quito, jueves 24 de febrero 2011
“La Comunicación para el Desarrollo en las políticas
públicas ecuatorianas: retrospectiva y situación
actual”
Autor: Rubén Bravo, Ecuador, febrero 2011.
1
El autor se responsabiliza de la elección y presentación de los datos
contenidos en este documento y de las opiniones expresadas en el mismo,
las que no son necesariamente las de la UNESCO y no comprometen a la
Organización. Las designaciones empleadas y la presentación del material en
este documento no implican ningún criterio en absoluto por parte de la
UNESCO sobre la situación jurídica de algún país, territorio, ciudad o área ni
de sus autoridades, ni tampoco sobre la delimitación de sus intereses o
fronteras.
2
ÍNDICE
Páginas
Introducción 4
El desarrollo en el Ecuador 10
Conclusiones 32
BIBLIOGRAFÍA 34
3
COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO EN LAS POLITICAS PÚBLICAS
ECUATORIANAS: RETROSPECTIVA Y SITUACIÓN ACTUAL.
Rubén Bravo
Introducción
La profunda crisis que vivió el país y la región a finales de los 90 y principios del 2000, fue
un poderoso factor para que éste tome el camino de una profundización democrática que
se expresa en el triunfo de Rafael Correa en las elecciones presidenciales del 2007, la
elaboración de la Constitución de la República en el 2008, los planes de desarrollo del
2009 y 2010 y la implementación de políticas públicas que buscan mayor equidad,
interculturalidad, participación, ambiente saludable, respeto a los derechos humanos y
mejorar las condiciones de vida de la población en el horizonte de un desarrollo humano
y sustentable que busca el “Sumak Kawsay” o “Buen Vivir”.
Este concepto de Sumak Kawsay viene desde las cosmovisiones de los pueblos y
culturas andinas y resulta problemático debido a que apela a una manera de producir, de
conocer, de sentir y de vivir, a una concepción del ser humano, de la sociedad y del
mundo que no es moderna. Mientras el desarrollo desde una concepción liberal de
derechos y libertades busca reproducir la modernidad como proyecto civilizatorio, el
Sumak Kawsay busca apartarse de dicha modernidad y de los presupuestos que lo
sustentan. Si miramos desde la perspectiva del desarrollo, el actual proceso de
democratización de la sociedad se mueve entre estos dos ámbitos, tiene un carácter
contradictorio, situación que es absolutamente entendible en la medida que es un
proceso complejo que obedece a expectativas diversas de múltiples sectores sociales
que entran a la arena política.
En esta perspectiva, las demandas históricas de los sectores democráticos del país y de
América Latina que bregaban por procesos de construcción de horizontes de futuro y
procesos de institucionalización de esos horizontes en común, mediante diálogos
horizontales y participativos, comienza a plasmarse en la región especialmente en países
como Bolivia, Venezuela y Ecuador. Podemos constatar en el proceso una gran riqueza
de diálogo, debate, participación, acción colectiva y determinación del propio futuro para
producir un cambio social en una perspectiva democrática. Aspectos que hacen
referencia de manera implícita a los presupuestos de la comunicación para el desarrollo o
para el cambio social.
4
Luego analiza cómo se entiende la comunicación para el desarrollo, las políticas públicas
y las políticas nacionales de comunicación, para proceder luego, en ese marco, a analizar
las principales políticas públicas que se están implementando en el campo de la
educación, la salud, la inclusión social y la comunicación.
Muchos han denominado a los últimos 60 años como el tiempo del desarrollo. No solo fue
la preocupación principal de gobiernos e instituciones internacionales, sino un poderoso
imaginario global que movilizó a millones de personas en el mundo bajo la idea de que
sería posible alcanzar el bienestar de la población instituyendo un mercado que asegure
la producción y consumo en niveles cada vez más altos y sin importar sus costos
humanos, ambientales y culturales.
Desde finales del siglo pasado, se levantaron poderosos discursos que de-construyeron
esta idea de desarrollo y constataron la imposibilidad de cumplimiento de sus promesas,
ante lo cual muchos críticos sostienen que este tiempo llegó a su fin1.
1
Sachs, Wolfgang. El diccionario del desarrollo. Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas, PRATEC,
Lima, 1992.
2
Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder, globalización y democracia. Lima, 2000. Documento electrónico.
Pág. 2-3.
5
De alguna manera el debate sobre el desarrollo ha debelado que no solo este imaginario
se agotó porque sus promesas no pudieron ser materializadas, sino que algunos como
Sousa siguiendo a Danaher y Bakan sostienen que esta idea global de desarrollo, fue
una farsa para ocultar las verdaderas intensiones de las potencias hegemónicas de
“…construir mercados cautivos, acceder a materia prima abundante, mano de obra
barata, mentes obedientes y cuerpos disciplinados…”3. Otros en cambio sostienen que la
crisis actual que vive el sistema mundo capitalista hace inviable no solo las promesas del
desarrollo, sino el propio proyecto civilizatorio de occidente.
Muchos plantean que la idea de desarrollo se ha debilitado en las últimas décadas, pero
si pensamos que lo que se desarrolla en el desarrollo es un patrón mundial de poder,
tenemos que señalar que hoy está más fortalecido que nunca. El desarrollo no hace
referencia a procesos económicos o a estructuras de poder político, sino también a
estructuras epistémicas, estéticas, espirituales, etarias, interestatales, etc., que
configuran un proyecto civilizatorio que instituye una determinada manera de vivir y por lo
tanto de relación entre los sujetos y de estos con la naturaleza.
3
De Sousa, José. El poder de las redes y las redes del poder. Paradigmas emergentes para transformar la
morfología social de sociedades y organizaciones en el contexto del cambio de época. Pontificia Universidad
Católica del Ecuador (PUCE), Quito, 2005.
4
Beck, Ulrich. ¿Qué es la Globalización? Editorial Piados, Buenos Aires, 1998. Pág. 29.
5
Ibíd. Pág. 43.
6
maligna, sino de las condiciones históricas de maduración de este proceso civilizatorio
llamado modernidad capitalista.
“un imaginario según el cual, un observador del mundo social puede colocarse en una
plataforma neutra de observación que, a su vez, no puede ser observada desde ningún
punto. Nuestro hipotético observador estaría en la capacidad de adoptar una mirada
soberana sobre el mundo, cuyo poder radicaría precisamente en que no puede ser
observada ni representada” (S. Castro-Gómez, 2000: 18).
Los problemas que se derivan de la interacción entre los seres humanos y de estos con
la naturaleza, en función de su ubicación espacial y temporal, de las particularidades de
sus campos culturales, no pueden ser universales, al contrario, son particulares y
situados temporal y espacialmente, están sometidos a los procesos de cambio y a las
dinámicas del poder que se desarrollan en su seno, por lo que no podemos entenderlos
sino de manera local e histórica.
Esta manera de vivir y conocer, si bien inicialmente se impuso mediante la fuerza, hoy se
impone mediante un proceso de hegemonía, es decir mediante un proceso de
aceptación por parte de los subalternos de los valores, creencias, normas, tecnologías y
finalidades que estructuran estas maneras de vivir. Uno de los mecanismos que se crean
para estructurar este proceso de hegemonía es naturalizar el imaginario de superioridad
de lo europeo y de inferioridad de lo no europeo. Cuando el discurso del dominador
convence a los dominados de su inferioridad, cuando los dominados aceptan la
generosidad del dominador, y cuando los dominados emulan al dominador, lo que era
dominación se transforma en hegemonía, los subalternos comienzan a emular los
6
Castro Gomes, Santiago. La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la nueva granada (1750-
1816) Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2005 Pág. 18.
7
patrones culturales de lo europeo y abandonan sus maneras de vivir y se sujetan al
patrón de poder, reproduciendo las relaciones de dominación como si estas fueran
naturales y deseadas. Obviamente que este proceso es contradictorio y conflictivo, está
lleno de resistencias y oposiciones, saltos y retrocesos que marcan la historia de los
pueblos latinoamericanos.
7
Escobar, Arturo. La invención del tercer mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Editorial
Norma, Bogotá, 1998. Pág. 51-53.
8
Escobnar, Arturo. El pos-desarrollo como concepto y práctica social. Pág. 19.
9
Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder, globalización y democracia. Lima, 2000. Documento
electrónico. Pág. 8.
8
generación de prácticas alternativas en los espacios locales acordes con su contexto
cultural, ambiental y en función de aumentar y desarrollar la vida10.
Esta idea generó un amplio debate y permitió repensar los actores y sujetos, dar más
importancia a los contextos, incorporar la cultura en toda su complejidad a los análisis
del desarrollo, tomar en cuenta los horizontes utópicos y maneras de vivir de los pueblos
indígenas y negros, incorporar el tema ecológico, buscar las relaciones entre cultura,
economía y poder y sobre todo, abrir el horizonte para imaginar nuevas maneras de vivir
y buscar las soluciones más allá del horizonte de la modernidad capitalista tanto en la
dimensión epistémica como sociopolítica, lo cual implica abrirnos a una pluralidad de
formas de conocimiento y a las formas sociales emergentes que surgen como
alternativas al capitalismo global.
Desde finales de la década de los 90, el mundo fue testigo del colapso de las políticas
neoliberales especialmente en América Latina, lugar donde se impuso de manera
rigurosa. Grandes oleadas de población se movilizaron y dieron como resultado el
establecimiento de regímenes democráticos en muchos de los países de la región que
buscaban con cierta originalidad otros rumbos por donde transitar. Estos rumbos nuevos
fueron catalogados como socialismo del siglo XXI, democracia directa, revolución
ciudadana, sociedades posliberales, procesos decoloniales, etc. Los países que han
empujado con más radicalidad este proceso son Venezuela, Bolivia y Ecuador, en menor
grado otros países como Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, sin embargo estos
procesos son diversos, contradictorios y llenos de ambigüedades debido a que la región
es un lugar donde se cruzan una multiplicidad de historias, culturas y proyectos políticos.
Lo que sí está claro es que crecen las voces y expectativas de que estos cambios vayan
más allá de satisfacer las clásicas demandas sociopolíticas y den paso como en Bolivia a
formas comunales de organización social y económica basadas en prácticas indígenas, al
desarrollo de políticas anti neoliberales y anticapitalistas más claras, a la conformación de
estados plurinacionales, a la práctica de la interculturalidad, al empuje de
modernizaciones alternativas, a la profundización de la democracia para volverla
participativa y real y al establecimiento de modelos de desarrollo con dimensiones
ecológicas y culturales. Los cambios hasta ahora son lentos, el Estado está volviendo a
ser el actor principal en la organización de la sociedad, se están aplicando políticas
redistributivas, pero continúan las demandas sobre todo de los pueblos originarios y
negros que pugnan por sociedades interculturales y Estados plurinacionales que
marquen el fin del proyecto moderno colonial impuesto por Europa.
10
Escobar, Arturo. El pos-desarrollo como concepto y práctica social. Pág. 20-21.
9
El desarrollo en el Ecuador
Acceder y Consecución son dos términos que determinan la relación entre desarrollo y
buen vivir, significan obtener un Estado o alcanzar o conseguir una determinada
situación, en este caso el estado o situación de Buen Vivir. Desde esta perspectiva
desarrollo y buen Vivir son dos cosas diferentes. Desarrollo es la acción o proceso que
debemos realizar para entrar en el estado de Buen Vivir y en consecuencia desarrollo es
el medio para acceder a la finalidad Buen Vivir.
10
Nuestro concepto de desarrollo nos obliga a reconocernos, comprendernos y valorarnos
unos a otros a fin de posibilitar la autorrealización y la construcción de un porvenir
compartido.
Si partimos del concepto de Sumak Kawsay como cosmovisión de las culturas del mundo
andino, vemos que tiene la connotación de un proceso civilizatorio que nada tiene que ver
con la modernidad, y por lo tanto es una manera de vivir lejos de todo crecimiento
económico.
Es cierto que esta cosmovisión corresponde a un momento concreto del devenir de estas
culturas, pero esto no invalida los principios filosóficos y antropológicos de esta
cosmovisión que hoy nos puede servir de inspiración para pensar las sociedades
actuales. Por lo tanto, es absolutamente contradictorio afirmar que para llegar a este
proceso civilizatorio, debamos pasar por el crecimiento económico y por la modernización
cuando estos nos conducen a la destrucción del ser humano y de la vida misma.
11
doquier encontramos elementos que la superan, por ejemplo Senplades dice
expresamente que
El segundo “Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013” es mucho más coherente y da
cuenta de un afinamiento de los conceptos que estructuran las premisas del desarrollo,
así como de las estrategias y objetivos del Plan. En este plan se confiesa que aún no se
ha logrado superar la comprensión clásica del desarrollo y por lo tanto, esto será un peso
al momento de estructurar las propuestas y mucho más al momento bajarlas al plano de
la concreción en la realidad.
En esta línea se adopta una definición de Buen Vivir elaborada por Ramírez como “la
satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el
amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la
naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir presupone
tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades,
oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y
florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los
territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano
universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como
subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro). Nuestro concepto de
Buen Vivir nos obliga a reconstruir lo público para reconocernos, comprendernos y
12
valorarnos unos a otros -entre diversos pero iguales- a fin de que prospere la posibilidad
de reciprocidad y mutuo reconocimiento, y con ello posibilitar la autorrealización y la
construcción de un porvenir social compartido” (Senplades, 2009:8-9)
Sin embargo, esta tensión se mantiene en el documento y en las políticas que impulsa el
régimen. Se aclara que “Los planteamientos del desarrollo a escala humana y del
desarrollo humano parten de la idea de que el desarrollo debe tener como centro al ser
humano y no a los mercados o a la producción. Por consiguiente, lo que se debe medir
no es el PIB sino el nivel de vida de las personas, a través de indicadores relativos a la
satisfacción de las necesidades humanas.” (Senplades, 2009:26). Esta idea de colocar al
ser humano como centro, propia de la modernidad, es contraria al principio
cosmocéntrico del Sumak Kawsay o Buen Vivir.
En el Plan Nacional del Buen Vivir se plantean cuatro etapas o fases para construir este
desarrollo endógeno sostenible para la satisfacción de las necesidades básicas:
Más allá de que estemos o no de acuerdo con el Plan Nacional del Buen Vivir, lo
importante es la riquísima discusión que abre al respecto. Incorporan nuevos elementos
como el ver a la naturaleza como constitutiva de la vida social y a la economía como
parte de sistemas naturales y sociales más amplios, una nueva ética que subordina los
objetivos económicos a los criterios ecológicos sociales y culturales, reconoce las
diferencias culturales y de género, asume la interculturalidad como principio rector,
incorpora la soberanía alimentaria y control de los recursos naturales, pero sobre todo,
nos increpa a abandonar el concepto de desarrollo y pensar en otras maneras de
construir la vida social. Esto demuestra precisamente que el desarrollo dejó de ser el
principio organizador de la sociedad ecuatoriana como había sucedido anteriormente.
El tomar como referencia al saber de los pueblos indígenas y negros nos permite
nutrirnos de una experiencia vital y de un conocimiento para pensar en la manera de vivir
más adecuada a nuestro momento histórico. No se trata de hundirse en arcaísmos ni
querer vivir en un pasado ideal, se trata de encontrar un suelo desde donde proyectarnos,
de buscar un lugar para romper con el colonialismo del saber y del poder que nos ha
negado la existencia a de decir Fanon.
Los pueblos originarios han funcionado y aún funcionan con otras compresiones del ser
humano, mundo y sociedad que los llevan a otras maneras de vivir y estar siendo en el
14
mundo. La noción del Sumak kawsay o vida plena parece central en estas
comprensiones y hace referencia a la armonía del ser humano con la comunidad, los
ancestros y el cosmos. Por lo tanto no puede ser una noción sinónimo de desarrollo sino
una noción otra, alternativa al desarrollo con cualquier adjetivación que este se presente:
sustentable, sostenible, humana, etc. Esto obviamente no niega la posibilidad de que
existan puntos de encuentro, cercanías e intersecciones entre estas dos nociones.
Resulta riesgoso construir este concepto de Sumak kawsay (Buen Vivir) desde
concepciones liberales que asigna derechos a la naturaleza, una pretensión moderna
que nos pone en el papel de ser Dioses y de colocarnos en el punto de la “hybris” para
mirara el mundo y la vida. Igual de riesgoso es ubicar el Buen Vivir exclusivamente en el
horizonte utópico, como finalidad a alcanzar de manera lineal por la acción del Estado.
El Sumak Kawsay si bien no existe como teoría elaborada y legitimada por la comunidad
científica, existe como experiencia vivida de pueblos y culturas, su existencia nos precede
como manera de vivir otra. Los procesos coloniales de dominación en América Latina
fueron procesos de destrucción de conocimientos, tecnologías, espiritualidades, culturas,
economías y de la vida misma, por ello la existencia del Sumak kawsay quedó limitada a
ciertos intersticios y hoy esta noción se mueve en una tensión entre lo presente y lo
ausente, entre lo que tenemos y no tenemos, no es algo utópico que está en el futuro
solamente, está en el pasado y también en el presente y de alguna manera nos
constituye como ecuatorianos y latinoamericanos.
El Buen vivir también hace referencia a relaciones en la medida que el ser humano y el
mundo están constituidos por esas relaciones. Estas relaciones que nos constituyen
hacen referencia a las relaciones que establecemos con nosotros mismos, con los otros y
con los diversos mundos, por ello, construir la Sumak Kawsay o Buen Vivir implica
preguntarnos ¿Qué tipo de relaciones establecemos con nosotros mismos y con los
otros? ¿Qué tipo de relaciones establecemos con esos mundos? ¿Qué tipo de ser
humano, de sociedad y de mundos queremos que se construyan en esas relaciones?
Estas preguntas son las que debemos contestar todos y todas para construir el Sumak
Kawsay desde y con los subalternos, desde la profundidad de los pueblos, pues no
implica solamente acceso a bienes y servicios en forma equitativa, implica mucho más:
relaciones sociales, economías, maneras de vivir y espiritualidades otras.
15
Lógicamente cuando nos referimos al ser humano y al mundo no lo hacemos como
totalidades perfectas y acabadas, lo entendemos como un ser humano y un mundo en
permanente construcción que necesita de horizontes que orientan, que guían en esa
construcción. Esta construcción implica transformación permanente y por lo tanto
movimiento y apertura a tomar diversas formas dependiendo de las coordenadas espacio
temporales por las cuales se desplaza.
No solo existen mundos externos con los cuales interactúa el ser humano, también
existen mundos internos que pueden ser individuales y colectivos, estos dos aspectos de
mundo interno y mundo externo deben ser considerados como horizonte de posibilidad
que nosotros anhelamos, deseamos y soñamos y en base a lo cual desplegamos nuestra
acción y voluntad para traer al plano de lo presente.
Hay que construir las relaciones sociales nuevas, los procesos económicos solidarios, los
procesos de conocimiento descolonizados, los procesos organizativos y al mismo tiempo,
institucionalizar estos procesos en función de las condiciones concretas. Se trata de traer
a la realidad ese horizonte utópico, por lo que el Sumak kawsay es la construcción de un
nuevo sistema político, económico y cultural, que pasa por la construcción de nuevas
prácticas sociales a nivel de lo micro, de lo local, las mismas que deben gatillar
emergencias de nuevas relaciones sociales las mismas que se van juntando para
viabilizar procesos de cambio que nos acercan a ese horizonte.
La comunicación para el desarrollo ha transitado también por este conflictivo camino del
desarrollo ya que nació concebida como instrumento para impulsar la modernidad en la
región. Desde la década de los 40, cuando el imaginario del desarrollo encendía las
mentes y los corazones de los latinoamericanos, se pensó que la comunicación debía
16
estar a su servicio. Beltrán manifiesta que a finales de la década del 50, Lerner planteó la
necesidad de dar paso a la “modernización” y señaló la importancia que tenía la
comunicación en dicho proceso como “inductora de cambio social”. En esta misma línea
sostiene que Rogers en el 62 planteó la teoría de la difusión de innovaciones como motor
de la modernización de la sociedad y que Schramm en el 64, plateaba que la
comunicación masiva informaba de los planes, acciones y logros que se estaban
realizando en torno al desarrollo, enseñaba las destrezas para operativizarlo y promovía
la participación, creando una atmósfera propicia para realizar los cambios que exigía el
desarrollo. De igual manera sostiene que Ithiel de Sola Pool en el 66, decía que los
medios de comunicación eran capaces de inducir a la gente y forjar en las mentes de las
personas imágenes favorables al desarrollo entendido como modernidad. (Beltran,
2005:9-11).
Beltran también nos manifiesta que desde el 60 se levantaron voces disonantes que
cuestionaban el entendimiento del desarrollo como modernización y que la comunicación
era una herramienta para inducir a dicho proceso, formularon modelos alternativos
acordes a los procesos históricos y culturales de la región orientados a generar cambios
en la economía, la ecología y la cultura para “favorecer el avance moral de la población
en condiciones de dignidad, justicia y libertad”.
Beltrán fue una pieza clave entre los que cuestionaron el entendimiento de la
comunicación elaborada en el norte como herramienta para inducir los procesos de
modernización, planteando una comunicación alternativa horizontal, dialógica y
participativa. Su definición de comunicación como interacción social fue una valiosa
ayuda para superar la clásica concepción difusionista que ponía a los medios en el
corazón del proceso comunicativo. En esta perspectiva Beltrán planteó que:
El aporte que se hace desde América Latina en este proceso de búsqueda de otros
entendimientos y de otras prácticas sociales desde y con los sectores populares, es
plantear que la comunicación no es un instrumento que los seres humanos construyen
para inducir una ideología como la del desarrollo elaborada por el poder, sino entender
que la comunicación es un proceso inherente a la vida de los seres humanos y por lo
tanto, proceso histórico social y cultural de interacción en el cual se producen en común
sentidos para sostener la existencia y aumentar y potenciar la vida. Como toda relación e
interrelación social está siempre atravesada por el poder que busca la hegemonía de
unos sentidos sobre otros, en América Latina, una región dominada por el patrón mundial
11
Stefan Shonderling, Comunicación de apoyo al desarrollo: ¿un agente de cambio en apoyo a la participación popular o
un doble agente de la decepción? En Gumucio Alfonso y Thomas Tufte. Antología de la comunicación para el cambio
social: lecturas históricas y contemporáneas. Consorcio de comunicación para el cambio social, Bolivia, 2008. Pág. 773-
775.
17
de poder donde se había negado la voz y la propia existencia como plantea Franz Fanon,
la comunicación no podía dejar de hablar de de justicia, equidad, libertad y democracia
de la propia comunicación secuestrada en la región por grupos de poder que hacían todo
lo posible por mantener sus privilegios.
Desde otras voces se escucharán también importantes aportes que sostienen que la
comunicación implica participación sostenida y protagónica de los sujetos individuales y
colectivos en la promoción del desarrollo y ejercicio de los derechos a través del dialogo
entre los miembros de la comunidad para establecer diagnósticos, priorizar problemas,
intercambiar experiencias y encontrar soluciones, uso de diversos mecanismos para
hacer conocer aspiraciones, problemas y soluciones a las autoridades y a la sociedad y
uso de la comunicación para relacionarse con otras comunidades, capacitarse y elaborar
materiales.
Gumucio plantea que “El modelo del cambio social es un proceso de diálogo y debate
basado en la participación y la acción colectiva, a través del cual la propia gente
determina lo que necesita para mejorar sus vidas” (Gumucio, Alfonso y Thomas, Tufte,
2008:17). Este concepto ubica el diálogo, el debate, la participación, acción colectiva y
determinación del propio futuro como categorías centrales del modelo y hace referencia a
un proceso en el que el dialogo comunitario y la acción colectiva se juntan para producir
un cambio social en una comunidad,
Para poder dialogar los sujetos tienen que reconocerse y respetarse, tienen que participar
en igualdad de condiciones en el proceso comunicativo y fortalecer las capacidades
expresivas de los excluidos que no se les ha permitido la expresión pública o viven
alienados por el poder.
18
Gumucio planta los siguientes postulados de la comunicación para el cambio social:
En el ecuador y América Latina este cambio social tiene una clara direccionalidad y esta
es que los pueblos y comunidades se encaminen hacia la equidad, la justicia, la libertad,
el respeto al otro, la interculturalidad, la ética, etc. En lo que se refiere a la comunicación
esa direccionalidad está dada por la democratización de la comunicación, el incremento
de las redes de relaciones para generar diálogos y debates en donde se construya
nuevos sentidos liberadores. Se trata por lo tanto de soltar las amarras de la
comunicación con el patrón mundial de poder, lo cual implica estimular las relaciones y
las interrelaciones entre los sujetos, los diálogos orientados a construir con libertad
sentidos liberadores desde nuestro propio suelo, descolonización epistémica que pasa
desarmar los significados hegemónicos dominantes y visibilizar, legitimar y dialogar con
los conocimientos subalternos.
En todo caso la comunicación para el cambio social está muy cercana a la comunicación
que trabaja las Naciones Unidas definida en su Asamblea General en 1996, la misma
que apoya una “comunicación recíproca que propicia el diálogo y permite que las
comunidades se manifiesten” o la definición que se expresa en el borrador final del
Consenso de Roma que sostiene que “la comunicación para el desarrollo es un proceso
social basado en el diálogo, que utiliza una amplia gama de instrumentos y métodos.
Tiene que ver con buscar un cambio a distintos niveles, lo que incluye escuchar, crear
confianza, compartir conocimientos y habilidades, establecer políticas, debatir y aprender,
a fin de lograr un cambio sostenido y significativo”
19
Políticas públicas y Políticas públicas nacionales de comunicación
Las políticas públicas son las respuestas que da el Estado a los problemas públicos
formulados por los distintos actores y sectores sociales, implican decisiones en torno a
recursos y se concretan en cursos de acción y flujos de información acordados entre los
actores para alcanzar determinados objetivos. (Torres, 2010:71). Esto significa que si
bien el Estado tiene la rectoría en la formulación de las políticas públicas, es decir es su
competencia legítima, no es el único actor en la sociedad para tomar decisiones sobre el
futuro del país y la sociedad, para su formulación se debe promover la participación de
los demás, sobre todo de los sectores excluidos y marginados que nunca han decidido
sobre su futuro. La participación es un aspecto fundamental del proceso de conformación
de la política pública y permite crear un proceso de consolidación democrática que
fortalece el papel de la sociedad civil y crea o fortalece una ciudadanía efectiva.
Las políticas públicas se materializan mediante la acción pública del gobierno a través de
intervenciones encaminadas hacia la resolución de los problemas o la creación de
condiciones contextuales y marcos institucionales para que la ciudadanía resuelva los
problemas mediante la acción colectiva.
Exeni plantea que esta definición hace referencia a un sistema, un cuerpo de principios y
normas expresadas en políticas parciales, una guía de conducta de las instituciones y
actores y, está dirigido a instituciones que hacen comunicación en un país. Lo cual
implica reglas orientadas a normar la conducta y las actividades, principios y normas de
comportamiento y finalmente modos, patrones y cursos de acción. Estos principios,
normas y cursos de acción se expresan en una ley de comunicación (Exeni, 2000:32-35).
Sobre esta base desarrollada por Beltrán, Exeni propone que las Políticas Nacionales de
Comunicación son: un conjunto de principios, normas, aspiraciones y respuestas racional
y deliberadamente adoptados; para orientar, mediante procesos de estimulación positiva
o negativa, en el marco de objetivos previamente establecidos de predicción-decisión-
acción, los procesos de transmisión e intercambio de información; información referida a
intereses y objetivos colectivos, en función de situaciones y problemas socialmente
considerados de reproducción o cambio social; destinados a promover o revitalizar las
representaciones colectivas y otorgar sentido y evaluación a la acción social organizada;
considerando como sujeto (fuente) y objeto (destinatario) al Estado, la sociedad o ambos,
y cuya implementación es definida por la estructura estatal. (Exeni, 1998: 98-99)
Las políticas públicas bajo este marco de comprensión son mandatos articulados por un
“conjunto de principios, normas y aspiraciones”, del cual se deriva un “conjunto de
previsiones sobre fines y procedimientos” (estrategias) que para ser ejecutadas requieren
una serie de planes: “conjunto de prescripciones para regir operaciones”.
de la sociedad y por ende de la comunicación. Se partía del presupuesto de considerar la
comunicación como un derecho y un aspecto inherente al ser humano y a todo proceso
de vida como lo propusiera Maturana.
“Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: Una comunicación
libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en todos los ámbitos de la
interacción social, por cualquier medio y forma, en su propia lengua y con sus propios
símbolos…” En el artículo 384 se sostiene que “El sistema de comunicación social
asegurará el ejercicio de los derechos de la comunicación, la información y la libertad de
expresión, y fortalecerá la participación ciudadana.”
Como podemos apreciar, existen suficientes elementos para orientar la ley y las políticas
públicas de comunicación, es más, explícitamente se reconoce las políticas públicas de
comunicación que desde el 76 se viene planteando en América Latina. Si desde esa
época ningún gobierno quiso asumir el reto, hoy la constitución de la república lo acoge
en el artículo 384. “… El Estado formulará la política pública de comunicación, con
respeto irrestricto de la libertad de expresión y de los derechos de la comunicación
consagrados en la Constitución y los instrumentos internacionales de derechos humanos.
La ley definirá su organización, funcionamiento y las formas de participación ciudadana.”
Como aún no ha sido formulada la ley de comunicación, no existen políticas públicas
nacionales de comunicación, pero su reconocimiento abre un horizonte para que la
sociedad ecuatoriana en materia de comunicación funcione como “… un cuerpo
coherente de principios y normas dirigidas a guiar la conducta de las instituciones
21
especializadas en el manejo del proceso general de comunicación de un país”. (Beltrán,
2005:17)
22
f) Mejoramiento de la calidad y equidad de la educación e implementación de un
sistema nacional de evaluación y rendición social de cuentas del sistema educativo.
h) Aumento del 0,5% anual en la participación del sector educativo en el PIB hasta el
año 2012, o hasta alcanzar al menos el 6% del PIB. n.” (Consejo Nacional de
Educación, 2008:6)
Esta política pretende el uso de las TIC para incrementar la productividad, generar
igualdad de oportunidades, fomentar la participación ciudadana y fortalecer nuestra
identidad plurinacional. Para lo cual se insiste en que la conectividad y el impulso al uso
de TIC debe contar con una generación de contenidos que potencien la construcción del
buen vivir.
Desde las diferentes instancias del actual régimen se están aplicando estas políticas con
resultados todavía incipientes que no permiten visualizar una transformación profunda de
la educación como se pretende, sin embargo hay indicadores que demuestran una mayor
escolarización de la población, disminución del analfabetismo, mejor infraestructura y
políticas salariales más dignas.
Uno de los mayores logros de este gobierno es el haber bajado los índices de pobreza en
el país a 32.8% y el desempleo a 6.1%. Cifras históricas que dan cuenta del incremento
23
de la inversión social y las políticas públicas redistributivas que se ha hecho desde el
2007. Efectivamente los montos de inversión social crecieron del 4.6% respecto al PIB en
el 2005, al 8.0% en el 2009.
El área de salud es uno de los sectores donde más se evidencia la aplicación de lo que
podemos llamar comunicación para el desarrollo en los términos que plantea Naciones
Unidas, es decir la promoción de diálogo para resolver los problemas de manera colectiva
y desde los propios actores.
Desde el año 2007, se puede observar claramente una profunda renovación en el área de
la salud, sustentada posteriormente en los mandatos de la Constitución del Ecuador y en
las orientaciones políticas de la Reforma Democrática del Estado, con la que ha triplicado
la inversión pública para la construcción de la red pública de servicios y las áreas
prioritarias de salud, con propósitos de establecer la gratuidad y universalidad de los
servicios públicos.
Si bien los mayores impactos en términos de inclusión social se observa en los últimos
años, el proceso de construcción de un diálogo para poner en común los problemas de la
salud, así como buscar soluciones a través de formulación de políticas y planes viene de
mucho más atrás, cuando se crea el Consejo Nacional de Salud el 3 de enero de 1980,
según Decreto Ejecutivo No. 56, publicado en el Registro Oficial No. 124 del 8 de febrero
de 1980.
Distintos autores coinciden en señalar que la formación del Consejo fue una respuesta a
la necesidad de una instancia pública que coordine y establezca acuerdos entre las
diferentes instituciones que conforman el sector salud, asesore en la formulación de
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políticas públicas y realice los estudios previos para la creación del Sistema Nacional de
Salud. Por diferentes factores, el CONASA realmente operará a partir de la emisión de la
LOSNS en el 2002 y no impulsará únicamente un dialogo entre los actores del SNS, sino
que este dialogo se ampliará a gobiernos locales, organizaciones sociales y ciudadanía
en general.
Uno de los roles más relevantes que ha cumplido el CONASA en los últimos años, es la
organización de los Congresos Nacionales por la Salud y la Vida (COSAVI), ya que se
han constituido en espacios democráticos de participación e impulso de la acción pública
en salud en el país tanto a nivel provincial como nacional.
Los Congresos por la Salud y la Vida son una forma de articulación interinstitucional y de
múltiples actores, a nivel nacional, regional y local, para la expansión de la esfera pública
de salud como un derecho irrenunciable. El análisis de la documentación, revela que los
actores involucrados reconocen tales Congresos como la forma institucional para la
rendición de cuentas de las autoridades sanitarias, al tiempo que en calidad de espacios
democráticos de veeduría y consulta nacional sobre temas de trascendencia para la
salud de la población.
El primer COSAVI se realizó en Quito entre el 8 y 10 de mayo del 2002, allí se produjo la
Declaración de Quito por la Salud y la Vida, basada en el carácter irrenunciable del
derecho a la salud. Este Congreso fue fundacional en la formulación de la agenda pública
de salud, permitiendo profundizar el enfoque de la Política Nacional de Salud, así como
visualizar y acordar los elementos constitutivos de la reforma del sector salud.
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participación y ampliación intercultural del sistema de salud que aumentan y cualifican la
vida de todas las personas.
Con respecto al reforzamiento de la acción pública, cabe destacar que si bien todos los
lineamientos tratados devienen esenciales para la acción del Estado, cobraron particular
importancia los consensos logrados en torno al fortalecimiento de la rectoría del MSP,
con apoyo y coordinación de los gobiernos seccionales y demás integrantes del SNS,
ratificándose el enfoque de Sistema nacional y gestión local en salud.
El Tercer COSAVI se realizó en Cuenca en abril del 2007, fue organizado por el CONASA
y las diversas instituciones miembros del SNS, tuvo como eje temático la concertación
ciudadana en salud para la Asamblea Constituyente, habida cuenta de la inminente
elaboración de una nueva Constitución del país.
El Congreso fue anticipado por una serie de reuniones y talleres realizados en dos fases:
la primera ronda mediante talleres regionales con la participación de autoridades
territoriales, en los que intervinieron entre 50 y 150 delegados por cada provincia. La
segunda ronda fue mediante 22 talleres provinciales con todos los actores del sector.
El principal objetivo de este Congreso fue identificar las reformas sectoriales de salud a
ser propuestas en la Asamblea Constituyente, además de hacer el seguimiento y evaluar
la agenda de salud promovida por el Segundo Congreso.
El núcleo de la propuesta del Congreso fue la salud como derecho con equidad,
solidaridad y universalidad, asumiéndola como el eje del desarrollo social y económico.
Reafirmó los principios de equidad, calidad, integralidad, diversidad y oposición a la
discriminación. Se planteó el medio ambiente como sujeto de derechos, y se formularon
las propuestas a la Asamblea Constituyente bajo el lema de la “salud equitativa, digna y
de calidad”.
El Cuarto COSAVI fue organizado por el MSP y el CONASA y se realizó en Loja del 4 al 6
de marzo del 2009 con cerca de 6000 participantes de diferentes sectores sociales. Su
principal objetivo fue apoyar la transformación sectorial de salud y la construcción del
SNS en el nuevo marco constitucional, con el fortalecimiento de la participación
ciudadana. Los principales ejes del Congreso fueron la transformación en materia de
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rectoría, redes de salud y participación social. Durante el Congreso se debatió la
conformación del Sistema y la vinculación entre las instancias territoriales y nacionales de
salud, al igual que las relaciones entre lo público y lo privado, temas que fueron centrales
en las conclusiones.
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ambientes saludables, lograr la participación activa y efectiva para preservar la salud,
propiciar procesos continuos de comunicación y educación de prácticas saludables.
El CONASA aprobó la Política Nacional de Medicamentos en julio del 2006, que da lugar
a la reforma del marco conceptual y de los formularios básicos de la Historia Clínica
Única en octubre del 2006, el conjunto de prestaciones del sistema nacional de salud en
octubre del 2006, la política y plan de promoción del sistema nacional de salud en
diciembre del 2006, la VI revisión del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos en
diciembre del 2006.
En septiembre del 2007 se aprobó la “política del hospital seguro” dentro del Sistema
Nacional de Salud, con el propósito de garantizar que todos los establecimientos de salud
preserven sus instalaciones, y presten servicios de salud con toda su capacidad, después
de un evento adverso para lo cual se constituye el comité nacional de hospital seguro que
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será la encargada de conducir la política respectiva en coordinación con otras
instituciones.
Resumiendo podemos decir que ha sido una prioridad en las políticas de salud promover
la organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, una demanda social
también exigida desde hace décadas para garantizar un acceso universal de la población
a servicios de salud e infraestructura sanitaria, erradicar las inequidades, la exclusión y la
discriminación, recuperando con ello la salud como un derecho humano fundamental.
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Este elemento de reconocer el derecho a la comunicación, es la base donde puede
construirse una comunicación para el cambio social, ya que posibilitaría la organización
de redes de diálogos y debates sobre los diversos problemas de la sociedad con el objeto
de formular políticas y asegurar la movilización de la sociedad para su cumplimiento. Esta
actividad comunicativa legitima de los pueblos para construir la equidad social y el
Sumak kawsay adquiere un estatuto legal y abre un mundo de posibilidades que los
actores y sectores sociales deben aprovechar.
Con este marco en los planes de desarrollo del 2007 y 2009 en la política 6 del primer
objetivo se plantea “reconocer y respetar las diversidades socioculturales y erradicar toda
forma de discriminación, sea ésta por motivos de género, de opción sexual, étnico-
culturales, políticos, económicos, religiosos, de origen, migratorios, geográficos, etarios,
de condición socioeconómica, condición de discapacidad u otros.”
Esta política puede ser ubicada en el marco de la comunicación para el desarrollo, ya que
además de promover la equidad social, se orienta a fortalecer espacios de diálogo, la
expresión de manifestaciones culturales diversas, la reflexión social y la educación en el
respeto, fomentar el contenido no discriminatorio en las diversas formas de
comunicación, fomentar la participación ciudadana y la exigibilidad de los derechos a
favor de los sectores discriminados.
En esta misma línea podemos encontrar que en el objetivo 7, política 2 se refiere al uso
de los espacios públicos y se plantea implementar campañas educativas a docentes,
estudiantes y a la población en general para desarrollar una conciencia sobre el uso
adecuado de los espacios públicos, así como ejecutar campañas comunicacionales
tendientes a fomentar un uso saludable del tiempo libre y fomentar la participación social
en la construcción de los espacios públicos.
comunicativos para la producción nacional que respeten y promuevan la interculturalidad
y el reconocimiento a las diversidades, así como, promover organismos especializados
de veeduría social y ciudadana a los medios.
Conclusiones
entiende Escobar. Estas nociones son el predominio de lo local frente a lo global, la
revalorización de las identidades, conocimiento y maneras de vivir de las culturas
originarias, la producción y la vida en armonía con la naturaleza, las prácticas
interculturales basadas en nuevas relaciones sociales, las relaciones sociales basadas en
la complementariedad y la reciprocidad, la importancia del pasado como constitutivo del
ser humano, las interrelaciones de todo con todo, entre otras. El Buen Vivir es una fuente
de cuestionamiento de prácticas y presupuestos de las sociedades modernas y también
fuente de inspiración para pensar las maneras de vivir más adecuadas para la sociedad
ecuatoriana y latinoamericana.
Un tercer aspecto se refiere a que muy pocas políticas se orientan a promover el diálogo
y el protagonismo de los sujetos individuales y colectivos para establecer y priorizar
problemas, buscar soluciones e implementarlas en la búsqueda del bienestar de todos y
todas. La falta de respeto a procesos y colectivos ha llevado a la criminalización de las
luchas sociales debilitando las posibilidades de diálogo para formular planes y políticas
públicas, dicha acción está demasiado concentrado en técnicos que van perdiendo el
contacto con los movimientos y las comunidades.
En materia de comunicación hay pocos avances debido a los problemas en formular una
ley de comunicación que abra el espacio para formular políticas públicas nacionales de
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comunicación y profundizar en la democratización de la comunicación. Es positivo la
creación de medios públicos en televisión, radio y prensa pero la falta de claridad y la
manera de hacer la política marca serios límites en su consolidación y desarrollo ya que
tienen la amenaza de perder su autonomía y convertirse en medios del gobierno y no de
la sociedad civil como espacio de expresión de la diversidad de la sociedad.
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