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MESA REDONDA ECUATORIANA  
SOBRE COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO 
Quito, jueves 24 de febrero 2011 

 
“La Comunicación para el Desarrollo en las políticas 
públicas ecuatorianas: retrospectiva y situación 
actual” 
 
Autor: Rubén Bravo, Ecuador, febrero 2011. 

          

 
El  autor  se  responsabiliza  de  la  elección  y  presentación  de  los  datos 
contenidos  en  este  documento  y  de  las  opiniones  expresadas  en  el  mismo, 
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fronteras. 

 
ÍNDICE

Páginas

Introducción 4

El tiempo del desarrollo 5

La idea del postdesarrollo 8

El desarrollo en América Latina 9

El desarrollo en el Ecuador 10

La pertinencia del Sumak Kawsay (Buen Vivir) 14

Comunicación para el desarrollo 17

Políticas públicas y Políticas públicas nacionales de comunicación 20

Políticas públicas en la Educación 22

Políticas públicas orientadas a la Inclusión Social 24

Políticas públicas en la Salud 24

Políticas públicas en Comunicación 30

Conclusiones 32

BIBLIOGRAFÍA 34

 
COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO EN LAS POLITICAS PÚBLICAS
ECUATORIANAS: RETROSPECTIVA Y SITUACIÓN ACTUAL.

Rubén Bravo

Introducción

La profunda crisis que vivió el país y la región a finales de los 90 y principios del 2000, fue
un poderoso factor para que éste tome el camino de una profundización democrática que
se expresa en el triunfo de Rafael Correa en las elecciones presidenciales del 2007, la
elaboración de la Constitución de la República en el 2008, los planes de desarrollo del
2009 y 2010 y la implementación de políticas públicas que buscan mayor equidad,
interculturalidad, participación, ambiente saludable, respeto a los derechos humanos y
mejorar las condiciones de vida de la población en el horizonte de un desarrollo humano
y sustentable que busca el “Sumak Kawsay” o “Buen Vivir”.

Este concepto de Sumak Kawsay viene desde las cosmovisiones de los pueblos y
culturas andinas y resulta problemático debido a que apela a una manera de producir, de
conocer, de sentir y de vivir, a una concepción del ser humano, de la sociedad y del
mundo que no es moderna. Mientras el desarrollo desde una concepción liberal de
derechos y libertades busca reproducir la modernidad como proyecto civilizatorio, el
Sumak Kawsay busca apartarse de dicha modernidad y de los presupuestos que lo
sustentan. Si miramos desde la perspectiva del desarrollo, el actual proceso de
democratización de la sociedad se mueve entre estos dos ámbitos, tiene un carácter
contradictorio, situación que es absolutamente entendible en la medida que es un
proceso complejo que obedece a expectativas diversas de múltiples sectores sociales
que entran a la arena política.

En esta perspectiva, las demandas históricas de los sectores democráticos del país y de
América Latina que bregaban por procesos de construcción de horizontes de futuro y
procesos de institucionalización de esos horizontes en común, mediante diálogos
horizontales y participativos, comienza a plasmarse en la región especialmente en países
como Bolivia, Venezuela y Ecuador. Podemos constatar en el proceso una gran riqueza
de diálogo, debate, participación, acción colectiva y determinación del propio futuro para
producir un cambio social en una perspectiva democrática. Aspectos que hacen
referencia de manera implícita a los presupuestos de la comunicación para el desarrollo o
para el cambio social.

Las políticas públicas que se vienen impulsando en el país y que se formulan en el


horizonte de la Constitución de la República y los planes de desarrollo, apelan de manera
diversa a estos presupuestos, pocas promueven el diálogo y la participación, pero la gran
mayoría se orienta a profundizar la equidad, la inclusión social, la construcción ciudadana
y la democratización de la sociedad.

El actual documento parte de analizar un contexto complejo en el que debe entenderse el


desarrollo en la región, principalmente por la presencia y protagonismo de los pueblos
indígenas que plantean demandas y propuestas que desestabiliza la manera en la que se
lo ha entendido hasta entonces el desarrollo y la comunicación para el desarrollo. El
concepto de Sumak Kawsay es una poderosa noción que nos obliga a repensar el
desarrollo y la propia comunicación.

 
Luego analiza cómo se entiende la comunicación para el desarrollo, las políticas públicas
y las políticas nacionales de comunicación, para proceder luego, en ese marco, a analizar
las principales políticas públicas que se están implementando en el campo de la
educación, la salud, la inclusión social y la comunicación.

Este análisis ha resultado una tarea compleja debido a la extensión y complejidad de la


información con la que se ha trabajado y a lo apretado de los tiempos. Expreso mi
agradecimiento a las instituciones y personas que muy amablemente me prestaron su
colaboración para proporcionarme la información solicitada.

El tiempo del desarrollo

Muchos han denominado a los últimos 60 años como el tiempo del desarrollo. No solo fue
la preocupación principal de gobiernos e instituciones internacionales, sino un poderoso
imaginario global que movilizó a millones de personas en el mundo bajo la idea de que
sería posible alcanzar el bienestar de la población instituyendo un mercado que asegure
la producción y consumo en niveles cada vez más altos y sin importar sus costos
humanos, ambientales y culturales.

Esta comprensión del desarrollo ha entrado en crisis, “… no solamente por la perspectiva


colonialista desde donde se construyó, sino además por los pobres resultados que ha
generado en el mundo entero. Las innumerables recetas para alcanzar el supuesto
desarrollo, concebido desde una perspectiva de progreso y modelo a seguir, han llevado
a una crisis global de múltiples dimensiones, que demuestra la imposibilidad de mantener
la ruta extractivista y devastadora para los países del sur…” (Senplades, 2009:26)

Según la Senplades, esta idea de desarrollo ha generado “…una monocultura que


invisibiliza la experiencia histórica de los diversos pueblos que son parte fundadora y
constitutiva de nuestras sociedades. Bajo la concepción del progreso, de la
modernización y del desarrollo, opera una visión del tiempo lineal, en que la historia tiene
un solo sentido, una sola dirección; los países desarrollados van adelante, son el
“modelo” de sociedad a seguir. Lo que queda fuera de estas ideas es considerado
salvaje, simple, primitivo, retrasado, pre-moderno.” (Senplades, 2009:26)

Desde finales del siglo pasado, se levantaron poderosos discursos que de-construyeron
esta idea de desarrollo y constataron la imposibilidad de cumplimiento de sus promesas,
ante lo cual muchos críticos sostienen que este tiempo llegó a su fin1.

Quijano siguiendo a Wallerstein pregunta ¿Qué se desarrolla en el desarrollo? Sostiene


que no se desarrollan regiones o países como habitualmente se dice, sino un patrón de
poder. Este patrón de poder que hoy tiene un carácter mundial es un patrón de
dominación/explotación/conflicto y lo entiende como la articulación entre: a) la
colonialidad del poder, esto es la idea de “raza” como fundamento del patrón universal de
clasificación social básica y de dominación social; b) el capitalismo, como patrón
universal de explotación social; c) el estado como forma central universal de control de la
autoridad colectiva y el moderno estado-nación como su variante hegemónica; d) el
eurocentrismo como forma hegemónica de control de la subjetividad/ intersubjetividad, en
particular en el modo de producir conocimiento2.

                                                            
1
Sachs, Wolfgang. El diccionario del desarrollo. Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas, PRATEC,
Lima, 1992.
2
Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder, globalización y democracia. Lima, 2000. Documento electrónico.
Pág. 2-3.

 
De alguna manera el debate sobre el desarrollo ha debelado que no solo este imaginario
se agotó porque sus promesas no pudieron ser materializadas, sino que algunos como
Sousa siguiendo a Danaher y Bakan sostienen que esta idea global de desarrollo, fue
una farsa para ocultar las verdaderas intensiones de las potencias hegemónicas de
“…construir mercados cautivos, acceder a materia prima abundante, mano de obra
barata, mentes obedientes y cuerpos disciplinados…”3. Otros en cambio sostienen que la
crisis actual que vive el sistema mundo capitalista hace inviable no solo las promesas del
desarrollo, sino el propio proyecto civilizatorio de occidente.

En todo caso, la pobreza, la inequidad, la injusticia, la violencia siguen en el horizonte


social y se incrementaron en las últimas décadas. La pobreza e inequidad en la que se
debate la gran mayoría de la población hace que muchos sectores y movimientos sigan
en la ilusión de creer esta idea de desarrollo impuesta por los centros hegemónicos es la
solución para sus problemas políticos, económicos y ambientales. Hoy que se plantean
una serie de caminos para salir del terreno pantanoso del desarrollo y la modernidad, es
absolutamente válido volver sobre este tema en un momento de gran complejidad para
América Latina y el mundo.

Muchos plantean que la idea de desarrollo se ha debilitado en las últimas décadas, pero
si pensamos que lo que se desarrolla en el desarrollo es un patrón mundial de poder,
tenemos que señalar que hoy está más fortalecido que nunca. El desarrollo no hace
referencia a procesos económicos o a estructuras de poder político, sino también a
estructuras epistémicas, estéticas, espirituales, etarias, interestatales, etc., que
configuran un proyecto civilizatorio que instituye una determinada manera de vivir y por lo
tanto de relación entre los sujetos y de estos con la naturaleza.

Si consideramos al desarrollo como un proyecto civilizatorio moderno capitalista que


contiene un determinado paradigma tecnológico, una manera de producir y consumir, una
manera de conocer, de habitar y de vivir basada en la exclusión y el deterioro de la vida
en amplias poblaciones, podemos darnos cuenta que este imaginario aún está solido y se
expresa con un lenguaje nuevo apelando a la necesidad de conexión con las redes de
poder, información y conocimiento que operan en la sociedad configurando la nueva
sociedad a la que algunos llaman sociedad del conocimiento o de la información.

La consolidación de este imaginario en los inicios de un proceso de expansión de la


modernidad capitalista a la que se ha llamado globalización, corrobora lo dicho
anteriormente. La globalización es una realidad objetiva, un proceso multidimensional de
imbricación que desborda los procesos económicos para abarcar los procesos
socioculturales; se expresa como la interdependencia global de los mercados financieros
y de capitales, viabilizada por la desregulación y liberalización de los mercados y por las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Sin embargo, esta globalización
va mucho más allá de la economía, según Ulrich Beck, son “... procesos en virtud de los
cuales los Estados Nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores
transnacionales y sus respectivas posibilidades de poder”4. Es la pérdida de fronteras del
“quehacer cotidiano” en las distintas dimensiones de la economía, la información, la
ecología, la técnica, la cultura y en general todas las dimensiones de la vida social5. Por
ello no podemos pensar que este imaginario del desarrollo sea producto de alguna mente

                                                            
3
De Sousa, José. El poder de las redes y las redes del poder. Paradigmas emergentes para transformar la
morfología social de sociedades y organizaciones en el contexto del cambio de época. Pontificia Universidad
Católica del Ecuador (PUCE), Quito, 2005.
4
Beck, Ulrich. ¿Qué es la Globalización? Editorial Piados, Buenos Aires, 1998. Pág. 29.
5
Ibíd. Pág. 43.

 
maligna, sino de las condiciones históricas de maduración de este proceso civilizatorio
llamado modernidad capitalista.

Para sostenerse esta modernidad necesitaba de un saber que legitimara su dominio, un


conocimiento universal y verdadero por encima de todo particularismo, válido para todos,
un conocimiento neutral por encima del tiempo y del espacio, fundado en el
desconocimiento del otro. De esta manera se crea un universalismo doble: un enunciado
valido para todos y una enunciación que habla desde la “hybris del punto cero”, es decir
la construcción por parte de Europa de

“un imaginario según el cual, un observador del mundo social puede colocarse en una
plataforma neutra de observación que, a su vez, no puede ser observada desde ningún
punto. Nuestro hipotético observador estaría en la capacidad de adoptar una mirada
soberana sobre el mundo, cuyo poder radicaría precisamente en que no puede ser
observada ni representada” (S. Castro-Gómez, 2000: 18).

El objetivo según Castro-Gçomez es fundar un momento epistemológico absoluto y al


mismo tiempo el control económico y social sobre el mundo. La construcción de un saber
que sostenga un poder que instituye una manera de vivir en todos los rincones del
planeta. Ubicarse en el punto cero por lo tanto, equivale a tener el poder de instituir, de
representar, de construir una visión sobre el mundo social y natural, desarrollar prácticas
sociales y patrones de conducta desde los intereses de los dominadores. (S. Castro-
Gómez, 2000: 25), por ello, la idea de desarrollo emerge como la institucionalización de
prácticas y conocimientos que transforman la manera de producir, consumir, habitar,
conocer y vivir de las poblaciones que fueron calificadas como atrasadas y bárbaras,
dominadas por la tradición y la superstición.

Castro Gomes plantea que los griegos llamaban a este desconocimiento de la


espacialidad como hybris y consideraban sinónimo de arrogancia y desmesura, el peor
de los pecados6. El proyecto de la ciencia moderna piedra angular de la modernidad
pretendió construir un conocimiento universal y neutral por encima del tiempo y por lo
tanto un conjunto de prácticas e instituciones derivadas de dicho conocimiento. Por ello
no podríamos pensar en el desarrollo sin pensar en la ciencia moderna lo cual le confiere
el sello del universalismo y comete el mismo pecado de la hybris.

Los problemas que se derivan de la interacción entre los seres humanos y de estos con
la naturaleza, en función de su ubicación espacial y temporal, de las particularidades de
sus campos culturales, no pueden ser universales, al contrario, son particulares y
situados temporal y espacialmente, están sometidos a los procesos de cambio y a las
dinámicas del poder que se desarrollan en su seno, por lo que no podemos entenderlos
sino de manera local e histórica.

Esta manera de vivir y conocer, si bien inicialmente se impuso mediante la fuerza, hoy se
impone mediante un proceso de hegemonía, es decir mediante un proceso de
aceptación por parte de los subalternos de los valores, creencias, normas, tecnologías y
finalidades que estructuran estas maneras de vivir. Uno de los mecanismos que se crean
para estructurar este proceso de hegemonía es naturalizar el imaginario de superioridad
de lo europeo y de inferioridad de lo no europeo. Cuando el discurso del dominador
convence a los dominados de su inferioridad, cuando los dominados aceptan la
generosidad del dominador, y cuando los dominados emulan al dominador, lo que era
dominación se transforma en hegemonía, los subalternos comienzan a emular los
                                                            
6
Castro Gomes, Santiago. La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la nueva granada (1750-
1816) Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2005 Pág. 18.

 
patrones culturales de lo europeo y abandonan sus maneras de vivir y se sujetan al
patrón de poder, reproduciendo las relaciones de dominación como si estas fueran
naturales y deseadas. Obviamente que este proceso es contradictorio y conflictivo, está
lleno de resistencias y oposiciones, saltos y retrocesos que marcan la historia de los
pueblos latinoamericanos.

En estos procesos complejos, los subalternas generan estrategias y movimientos que


ignoran las reglas impuestas por los dominadores, construyendo nuevos horizontes
utópicos que les orientan en la construcción de nuevas normativas, valores y maneras de
vivir que se ubican por fuera y en oposición a los procesos hegemónicos que impulsa el
poder.

La idea del postdesarrollo

Este concepto surge en la década del 90 producto de la crítica posestructuralista al


carácter profundamente excluyente del desarrollo y al modo como África, Asia y América
Latina fueron designados como espacios necesitados de desarrollo. Si bien el desarrollo
al estar conectado con el proceso de surgimiento de la modernidad tiene una historia de
500 años, el desarrollo en sentido moderno surge luego de la segunda guerra mundial
como el punto de arranque en la construcción de América Latina como un espacio
subdesarrollado7. Sostiene también que el discurso del desarrollo hizo posible la creación
de un vasto aparato institucional por medio del cual se convirtió en una fuerza social real
y efectiva transformando la realidad económica, social, cultural y política de las
sociedades. Su modo de operar se basa en la profesionalización de los problemas de
desarrollo y la institucionalización de una vasta red de organizaciones que vinculan
conocimientos y prácticas por medio de programas y proyectos de intervención8.

Estos procesos en América Latina y en el Ecuador adoptaron la forma de una lucha


constante por la democratización de la sociedad, pero esta democratización se ha vuelto
imposible debido a que la colonialidad del poder y la clasificación racial de la población
hacen difícil toda democratización real9. El desencanto que produce en algunos sectores
esta situación y la crisis que vive el capital a nivel mundial, hace que algunos
intelectuales en la década del 90, piensen que se cerró el tiempo donde el desarrollo era
el principio organizador de la sociedad bajo la mirada de la modernidad capitalista y
planteen la necesidad de construir mundos más humanos, ecológicamente y
culturalmente más sostenibles.

Escobar plantea que la idea del postdesarrollo se refiere a la posibilidad de crear


diferentes discursos y representaciones que no se encuentren tan mediados por las
ideologías, metáforas, lenguaje, premisas y prácticas que promueve el desarrollo, al
contrario el ve la necesidad de cambiar las prácticas, el régimen de verdad que define el
desarrollo, la necesidad de multiplicar centros y agentes de producción de conocimientos
con el propósito de hacer visibles las formas de conocimiento y prácticas producidas por
aquéllos quienes supuestamente son los “objetos” del desarrollo y, finalmente la
necesidad de que estos puedan transformarse en sujetos y agentes mediante la

                                                            
7
Escobar, Arturo. La invención del tercer mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Editorial
Norma, Bogotá, 1998. Pág. 51-53.
8
Escobnar, Arturo. El pos-desarrollo como concepto y práctica social. Pág. 19.
9
Quijano, Aníbal. Colonialidad del poder, globalización y democracia. Lima, 2000. Documento
electrónico. Pág. 8.

 
generación de prácticas alternativas en los espacios locales acordes con su contexto
cultural, ambiental y en función de aumentar y desarrollar la vida10.

Esta idea generó un amplio debate y permitió repensar los actores y sujetos, dar más
importancia a los contextos, incorporar la cultura en toda su complejidad a los análisis
del desarrollo, tomar en cuenta los horizontes utópicos y maneras de vivir de los pueblos
indígenas y negros, incorporar el tema ecológico, buscar las relaciones entre cultura,
economía y poder y sobre todo, abrir el horizonte para imaginar nuevas maneras de vivir
y buscar las soluciones más allá del horizonte de la modernidad capitalista tanto en la
dimensión epistémica como sociopolítica, lo cual implica abrirnos a una pluralidad de
formas de conocimiento y a las formas sociales emergentes que surgen como
alternativas al capitalismo global.

El desarrollo en América Latina

Desde finales de la década de los 90, el mundo fue testigo del colapso de las políticas
neoliberales especialmente en América Latina, lugar donde se impuso de manera
rigurosa. Grandes oleadas de población se movilizaron y dieron como resultado el
establecimiento de regímenes democráticos en muchos de los países de la región que
buscaban con cierta originalidad otros rumbos por donde transitar. Estos rumbos nuevos
fueron catalogados como socialismo del siglo XXI, democracia directa, revolución
ciudadana, sociedades posliberales, procesos decoloniales, etc. Los países que han
empujado con más radicalidad este proceso son Venezuela, Bolivia y Ecuador, en menor
grado otros países como Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, sin embargo estos
procesos son diversos, contradictorios y llenos de ambigüedades debido a que la región
es un lugar donde se cruzan una multiplicidad de historias, culturas y proyectos políticos.

Lo que sí está claro es que crecen las voces y expectativas de que estos cambios vayan
más allá de satisfacer las clásicas demandas sociopolíticas y den paso como en Bolivia a
formas comunales de organización social y económica basadas en prácticas indígenas, al
desarrollo de políticas anti neoliberales y anticapitalistas más claras, a la conformación de
estados plurinacionales, a la práctica de la interculturalidad, al empuje de
modernizaciones alternativas, a la profundización de la democracia para volverla
participativa y real y al establecimiento de modelos de desarrollo con dimensiones
ecológicas y culturales. Los cambios hasta ahora son lentos, el Estado está volviendo a
ser el actor principal en la organización de la sociedad, se están aplicando políticas
redistributivas, pero continúan las demandas sobre todo de los pueblos originarios y
negros que pugnan por sociedades interculturales y Estados plurinacionales que
marquen el fin del proyecto moderno colonial impuesto por Europa.

Las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales que se viven en


América Latina tienen múltiples direcciones, pero quizá una de las más importantes que
nos interesa para este trabajo es lo que Escobar llama las modernizaciones alternativas
que emergen ante el fin de la hegemonía del neoliberalismo y buscan transformar el
desarrollo, aunque este no supere la hegemonía de la modernidad capitalista, sin
embargo estas transformaciones por primera vez en la historia no tiene como horizonte
natural el horizonte moderno capitalista. Tampoco esta transformación del desarrollo es
homogénea, por una parte los movimientos sociales buscan su propia autonomía
mientras desde el estado se insiste en procesos modernizadores y desarrollistas.

                                                            
10
Escobar, Arturo. El pos-desarrollo como concepto y práctica social. Pág. 20-21.

 
El desarrollo en el Ecuador

Después de casi 50 años de aplicar un modelo de desarrollo orientado al crecimiento


económico y la modernización de la sociedad, en el Ecuador se consolidó una economía
financiera especulativa que promovía las exportaciones de productos primarios, una
actividad extractiva que deterioraba los ecosistemas y la obtención de utilidades en base
a una sobre-explotación de la fuerza de trabajo. Paralelamente se produjo una
desinstitucionalización y fragmentación de la sociedad, el debilitamiento del Estado, un
deterioro de la justicia y un gran éxodo de la población hacia el exterior. Todos estos
factores desembocaron en una crisis generalizada que terminó con una inestabilidad
económica y política y el deterioro de grandes sectores de la población.

Esta situación de crisis generalizada posibilitó también que desde lo profundo de la


sociedad surjan movimientos que creativamente construían propuestas de oposición y
resistencia a este proceso de desarrollo caracterizado por la exclusión, la inequidad y la
destrucción de la naturaleza. Sobre todo los pueblos originarios jugaron un papel
protagónico en este proceso.

Un punto de inflexión en este proceso es el gobierno de Correa elegido en el 2006, el


cual, recoge las demandas y propuestas de los movimientos y elabora una propuesta de
desarrollo complejo y contradictorio que se mueve en una permanente tensión entre
desarrollo y postdesarrollo. Tensión que implica que por una parte se intenta introducir
nuevos conceptos y acciones que buscan salir del desarrollo y por otro se sigue utilizando
y validando conceptos y acciones que atan y reproducen el viejo paradigma. Esto se
refleja en la Constitución de Montecristi que sirve como marco general de los planes de
desarrollo del 2007 y 2009 y lógicamente aparecerá en las orientaciones y acciones de
dichos planes.

Efectivamente cuando se trata los principios fundamentales en el Título I, Capítulo


Primero, Artículo 3, Numeral 5 de la constitución de la república, se establece el tipo de
desarrollo que asume el país y se introduce el Sumak kawsay o Buen Vivir como finalidad
última: “Planificar el desarrollo nacional, erradicar la pobreza, promover el desarrollo
sustentable y la redistribución equitativa de los recursos y la riqueza, para acceder al
buen vivir”. Esto será ratificado y desarrollado en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-
20010 con la palabra consecución: “… entendemos por desarrollo la consecución del
buen vivir de todos y todas…”. (Senplades, 2007:53).

Acceder y Consecución son dos términos que determinan la relación entre desarrollo y
buen vivir, significan obtener un Estado o alcanzar o conseguir una determinada
situación, en este caso el estado o situación de Buen Vivir. Desde esta perspectiva
desarrollo y buen Vivir son dos cosas diferentes. Desarrollo es la acción o proceso que
debemos realizar para entrar en el estado de Buen Vivir y en consecuencia desarrollo es
el medio para acceder a la finalidad Buen Vivir.

Para disipar cualquier duda al respecto, analicemos el sentido de todo el texto en el


primer plan de desarrollo:

“El buen vivir presupone que las libertades, oportunidades, capacidades y


potencialidades reales de los individuos se amplíen de modo que permitan lograr
simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades
colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora
como objetivo de vida deseable.

10 

 
Nuestro concepto de desarrollo nos obliga a reconocernos, comprendernos y valorarnos
unos a otros a fin de posibilitar la autorrealización y la construcción de un porvenir
compartido.

Tradicionalmente se ha tendido a confundir entre medios y fines. El crecimiento


económico, la modernización y el cambio tecnológico son medios para el desarrollo. El fin
de éste es la ampliación de las capacidades o libertades de los seres humanos. Esas
libertades son esenciales como valores en sí mismas. Todo ser humano tiene derecho a
ejercerlas, y en la medida que así lo hace, contribuye a un crecimiento económico de
calidad, a la democratización de la sociedad, y al establecimiento de unas relaciones
sociales más fluidas e igualitarias.

El crecimiento deja de ser, entonces, un fin en sí mismo para transformarse en un medio


para facilitar el logro de los dos principales componentes del desarrollo humano.”
(Senplades, 2007:53)

Si el crecimiento económico y la modernización son el medio para llegar al desarrollo


humano y sustentable y si el desarrollo es el medio para conseguir el Sumak Kawsay, por
simple lógica, el crecimiento económico y la modernización son también medios para el
Sumak kawsay.

Si partimos del concepto de Sumak Kawsay como cosmovisión de las culturas del mundo
andino, vemos que tiene la connotación de un proceso civilizatorio que nada tiene que ver
con la modernidad, y por lo tanto es una manera de vivir lejos de todo crecimiento
económico.

Es cierto que esta cosmovisión corresponde a un momento concreto del devenir de estas
culturas, pero esto no invalida los principios filosóficos y antropológicos de esta
cosmovisión que hoy nos puede servir de inspiración para pensar las sociedades
actuales. Por lo tanto, es absolutamente contradictorio afirmar que para llegar a este
proceso civilizatorio, debamos pasar por el crecimiento económico y por la modernización
cuando estos nos conducen a la destrucción del ser humano y de la vida misma.

Analizando el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010 podemos efectivamente constatar


un gran esfuerzo por realizar una crítica a la concepción de desarrollo como crecimiento
económico, incluso éste es reemplazado por el concepto de desarrollo humano sobre la
base de 8 estrategias de cambio: Desarrollo interno, inclusión, competitividad y empleo;
Relaciones internacionales soberanas e inserción inteligente y activa en el mercado
mundial; Diversificación productiva; Integración territorial y desarrollo rural;
Sustentabilidad del patrimonio natural; Estado con capacidades efectivas de planificación
regulación y gestión; Democratización económica y protagonismo social y Garantía de
Derechos y, doce objetivos de desarrollo: Auspiciar la igualdad, cohesión e integración
social y territorial; Mejorar las capacidades y potencialidades de la ciudadanía; Aumentar
la esperanza y calidad de vida de la población; Promover un medio ambiente sano y
sostenible y garantizar el acceso a agua, suelo y aire seguro; Garantizar la soberanía
nacional, la paz y auspiciar la integración latinoamericana; Un trabajo estable, justo y
digno; Recuperar y ampliar el espacio público y de encuentro común; Afirmar la identidad
nacional y fortalecer las identidades diversas y la interculturalidad; Fomentar el acceso a
la justicia; Garantizar el acceso a participación pública y política; Establecer un sistema
económico solidario y sostenible y; Reformar el Estado para el bienestar colectivo.

A pesar de que se siga pensando en el crecimiento económico y en la modernización no


podemos ubicar este régimen en un puro desarrollismo, sino en esa tensión ya que por

11 

 
doquier encontramos elementos que la superan, por ejemplo Senplades dice
expresamente que

“… coloca, además, a la protección del medio ambiente en el centro de sus


preocupaciones. Para no destruir la diversidad, la complejidad y las funciones de los
sistemas ecológicos, las actividades humanas y sus efectos deben regularse y
constreñirse de acuerdo a ciertos límites físicos. Esto es fundamental, pues los modelos
de crecimiento expansivo de los países ricos del Norte están provocando una destrucción
planetaria por los efectos del calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono y
la pérdida de la biodiversidad.” (Senplades, 2007:55).

Pero inmediatamente afirma la necesidad de subordinar las áreas estratégicas al


desarrollo. Las áreas estratégicas deben estar orientadas a "… ampliar el crecimiento
económico que pueda sostener el desarrollo humano (energía, hidrocarburos,
telecomunicaciones, minería, ciencia y tecnología, el agua y el desarrollo rural)…"
(Senplades, 2007:68).

También se plantea subordinar el crecimiento a ampliar las libertades, oportunidades,


capacidades y potencialidades reales de los individuos, pero ¿es posible ampliar las
libertades y capacidades de los individuos en un sistema que excluye, margina, aliena,
embrutece, cosifica y disminuye la vida de la mayoría de seres humanos? Esta
funcionalidad del crecimiento económico al desarrollo no se desmarca del patrón mundial
de poder y genera serias tensiones entre desarrollo y postdesarrollo.

Es claro el documento en afirmar que el desarrollo humano requiere de un crecimiento


económico, impulsado por el continuo aumento de la productividad bajo condiciones
sociales, económicas, y de eficiencia ambiental en el uso de los recursos, por lo que el
desarrollo antes que conseguir el Sumak kawsay se orienta a construir una sociedad
regida por un sistema capitalista más humanizado, con una ciudadanía activa y
participativa ejerciendo derechos individuales y colectivos.

El segundo “Plan Nacional del Buen Vivir 2009-2013” es mucho más coherente y da
cuenta de un afinamiento de los conceptos que estructuran las premisas del desarrollo,
así como de las estrategias y objetivos del Plan. En este plan se confiesa que aún no se
ha logrado superar la comprensión clásica del desarrollo y por lo tanto, esto será un peso
al momento de estructurar las propuestas y mucho más al momento bajarlas al plano de
la concreción en la realidad.

De todas maneras en este plan se evidencia que se continúa y profundiza la ruptura


conceptual del discurso del desarrollo, la misma que se expresa en nuevas estrategias
como la de construir una “biopolis ecoturística” que pasa por concretar un nuevo modo de
generación de riqueza y su redistribución como presupuesto para alcanzar el Buen Vivir.

En esta línea se adopta una definición de Buen Vivir elaborada por Ramírez como “la
satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el
amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la
naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir presupone
tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades,
oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y
florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los
territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano
universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como
subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro). Nuestro concepto de
Buen Vivir nos obliga a reconstruir lo público para reconocernos, comprendernos y
12 

 
valorarnos unos a otros -entre diversos pero iguales- a fin de que prospere la posibilidad
de reciprocidad y mutuo reconocimiento, y con ello posibilitar la autorrealización y la
construcción de un porvenir social compartido” (Senplades, 2009:8-9)

La definición es interesante en la medida que incorpora el amor, la salud, la paz, la


armonía, la contemplación, la construcción de horizontes de futuro por parte de las
propias comunidades, la eliminación de la dominación, la reciprocidad y la
autorrealización que difícilmente estaban en las concepciones y prácticas de desarrollo
en el país.

Sin embargo, esta tensión se mantiene en el documento y en las políticas que impulsa el
régimen. Se aclara que “Los planteamientos del desarrollo a escala humana y del
desarrollo humano parten de la idea de que el desarrollo debe tener como centro al ser
humano y no a los mercados o a la producción. Por consiguiente, lo que se debe medir
no es el PIB sino el nivel de vida de las personas, a través de indicadores relativos a la
satisfacción de las necesidades humanas.” (Senplades, 2009:26). Esta idea de colocar al
ser humano como centro, propia de la modernidad, es contraria al principio
cosmocéntrico del Sumak Kawsay o Buen Vivir.

Un aspecto a resaltar es que “… Siguiendo el nuevo pacto de convivencia sellado en la


Constitución del 2008, este Plan propone una moratoria de la palabra desarrollo para
incorporar en el debate el concepto del “Buen Vivir”…” (Senplades, 2009:27), concepto
que tiene como premisa la existencia de una sociedad que “…profundice la calidad de la
democracia y amplíe sus espacios de incidencia en condiciones de radical igualdad social
y material…” y, se sostenga en los siguientes principios: Unidad en la diversidad y
relación armónica entre los seres humanos y de estos con la naturaleza, expresada a
través de un Estado intercultural y plurinacional; Carácter social de los seres humanos
basado en la interacción y el reconocimiento del otro y en que todos y todas juntas
debemos asegurar que cada persona y cada comunidad pueda efectivamente elegir la
vida que desea vivir; igualdad, integración y cohesión social; cumplimiento de derechos
universales y potenciación de las capacidades humanas; relación armónica con la
naturaleza; convivencia solidaria, fraterna y cooperativa; trabajo y ocio liberadores;
reconstrucción de lo público; democracia representativa, participativa y deliberativa;
Estado democrático, pluralista y laico (Senplades, 2009:30-40).

Semejante sociedad no puede funcionar si su estructura económica está orientada a la


acumulación de capital por minorías dominantes mientras las mayorías son explotadas y
cosificadas, no puede existir mientras su economía se base en el valor de la
competencia, explotación irracional de la naturaleza y el ser humano y en la exportación
de bienes primarios a los mercados de los países centrales, es necesario por lo tanto,
buscar nuevas maneras de producir y distribuir que sustenten esta otra manera de vivir,
por lo que “La construcción de la sociedad del Buen Vivir tiene que estar asociada a la
construcción de un nuevo modo de acumulación y re-distribución. Los amplios niveles de
desigualdad y exclusión que existen, además de las prácticas culturales que están
enraizadas en la sociedad, son consecuencias de una estrategia de desarrollo que se ha
sustentando principalmente en la acumulación de riqueza, a través de la producción de
bienes primarios que se han colocado en el mercado externo.”(Senplades, 2009:97)

No es un desarrollo orientado a crecer en la acumulación de capital sino a crecer en la


generación de riqueza en armonía con la naturaleza para satisfacer las necesidades
básicas de la población en sus localidades y sobre la base de nuevos valores como la
solidaridad, reciprocidad y cooperación. Este otro desarrollo solo puede darse sobre la
base de una economía popular, social y solidaria, la misma que se daría de manera
progresiva.
13 

 
En el Plan Nacional del Buen Vivir se plantean cuatro etapas o fases para construir este
desarrollo endógeno sostenible para la satisfacción de las necesidades básicas:

La primera fase es de transición por lo que se continúa en la producción de bienes


primarios para un mercado externo pero se inicia un proceso redistributivo y al mismo
tiempo se comienza a desarrollar un proceso de sustitución selectiva de importaciones,
impulso al sector turístico y de inversión pública. La segunda fase es de fortalecimiento
de la nueva industria nacional, el eco-turismo comunitario y la economía popular, social y
solidaria mientras disminuye el peso de la producción y exportación de bienes primarios.
La tercera fase es de diversificación de la sustitución de exportaciones y exportación de
bienes con valor agregado. En la cuarta fase es de desarrollo de los bioservicios
principalmente de conocimiento y servicios turísticos así como su aplicación tecnológica.
(Senplades, 2009: 99-101) Se trata de un ambicioso plan sustentado en trabajar la
biodiversidad para convertirla en valor agregado a través de dos líneas: a) eco-turismo
comunitario y la transformación de esa información en conocimiento, bienes y servicios
industriales.

En este segundo Plan, a pesar de su mayor finura en la construcción de la arquitectura


conceptual del Buen Vivir, todavía queda mucha tela que cortar como conceptos
contradictorios en términos del crecimiento y modernización, se mantiene una orientación
macro-desarrollista, persiste una orientación individualista que se deriva del "desarrollo
humano" basado en las “capacidades”, ignora algunos aspectos cruciales como la
reforma agraria y el autogobierno de las nacionalidades, entre otras.

Más allá de que estemos o no de acuerdo con el Plan Nacional del Buen Vivir, lo
importante es la riquísima discusión que abre al respecto. Incorporan nuevos elementos
como el ver a la naturaleza como constitutiva de la vida social y a la economía como
parte de sistemas naturales y sociales más amplios, una nueva ética que subordina los
objetivos económicos a los criterios ecológicos sociales y culturales, reconoce las
diferencias culturales y de género, asume la interculturalidad como principio rector,
incorpora la soberanía alimentaria y control de los recursos naturales, pero sobre todo,
nos increpa a abandonar el concepto de desarrollo y pensar en otras maneras de
construir la vida social. Esto demuestra precisamente que el desarrollo dejó de ser el
principio organizador de la sociedad ecuatoriana como había sucedido anteriormente.

La pertinencia del Sumak Kawsay (Buen Vivir)

Si miramos desde la perspectiva de las epistemologías y cosmovisiones de los pueblos


originarios andinos, podemos comprender que es absolutamente pertinente la invitación
al abandono de la noción de desarrollo propuesta por muchos autores y recogida por la
Senplades y el actual gobierno. Lo que está en debate en este momento es la pertinencia
del Sumak Kawsay como manera otra de vivir. Hay muy poco desarrollo sobre esta
noción y generalmente uno encuentra referencias al saber de los pueblos originarios y
negros y a propuestas que nacen de la crisis civilizatoria de la propia modernidad.

El tomar como referencia al saber de los pueblos indígenas y negros nos permite
nutrirnos de una experiencia vital y de un conocimiento para pensar en la manera de vivir
más adecuada a nuestro momento histórico. No se trata de hundirse en arcaísmos ni
querer vivir en un pasado ideal, se trata de encontrar un suelo desde donde proyectarnos,
de buscar un lugar para romper con el colonialismo del saber y del poder que nos ha
negado la existencia a de decir Fanon.

Los pueblos originarios han funcionado y aún funcionan con otras compresiones del ser
humano, mundo y sociedad que los llevan a otras maneras de vivir y estar siendo en el
14 

 
mundo. La noción del Sumak kawsay o vida plena parece central en estas
comprensiones y hace referencia a la armonía del ser humano con la comunidad, los
ancestros y el cosmos. Por lo tanto no puede ser una noción sinónimo de desarrollo sino
una noción otra, alternativa al desarrollo con cualquier adjetivación que este se presente:
sustentable, sostenible, humana, etc. Esto obviamente no niega la posibilidad de que
existan puntos de encuentro, cercanías e intersecciones entre estas dos nociones.

La noción de desarrollo es una invención del patrón mundial de poder impuesta en el


mundo por diversos mecanismos y con distintas intensidades para apropiarse de
recursos y fuerza de trabajo, pero cruzada por significados y sentidos que vienen desde
los pueblos y culturas dominadas. El desarrollo como propone el poder y como se aplicó
en nuestro país por más de 500 años, nunca existió en las cosmovisión de los pueblos
originarios los cuales carecían y carecen de una visión lineal del tiempo, su visión es una
espiral que se mueve en una dinámica de espacio-tiempo compleja en la que el pasado y
el contexto juegan un papel importante porque es lo que conocemos, nos constituye y es
desde donde debemos construir las condiciones para alcanzar esa armonía en la
comunidad y el cosmos. Individuo, comunidad y mundo es una totalidad compleja de la
cual el ser humano forma parte, por lo tanto, va mucho más allá de la satisfacción de las
necesidades básicas y desarrollo de capacidades.

Resulta riesgoso construir este concepto de Sumak kawsay (Buen Vivir) desde
concepciones liberales que asigna derechos a la naturaleza, una pretensión moderna
que nos pone en el papel de ser Dioses y de colocarnos en el punto de la “hybris” para
mirara el mundo y la vida. Igual de riesgoso es ubicar el Buen Vivir exclusivamente en el
horizonte utópico, como finalidad a alcanzar de manera lineal por la acción del Estado.

El Sumak Kawsay si bien no existe como teoría elaborada y legitimada por la comunidad
científica, existe como experiencia vivida de pueblos y culturas, su existencia nos precede
como manera de vivir otra. Los procesos coloniales de dominación en América Latina
fueron procesos de destrucción de conocimientos, tecnologías, espiritualidades, culturas,
economías y de la vida misma, por ello la existencia del Sumak kawsay quedó limitada a
ciertos intersticios y hoy esta noción se mueve en una tensión entre lo presente y lo
ausente, entre lo que tenemos y no tenemos, no es algo utópico que está en el futuro
solamente, está en el pasado y también en el presente y de alguna manera nos
constituye como ecuatorianos y latinoamericanos.

Porque de alguna manera conocemos el Buen Vivir es que lo deseamos y lo queremos,


está ahí como vivencia y experiencia de los pueblos la complementariedad, la armonía en
la comunidad y con la naturaleza, es una mirada de lo posible y lo imposible referida a la
totalidad del ser humano, del mundo y de la vida.

El Buen vivir también hace referencia a relaciones en la medida que el ser humano y el
mundo están constituidos por esas relaciones. Estas relaciones que nos constituyen
hacen referencia a las relaciones que establecemos con nosotros mismos, con los otros y
con los diversos mundos, por ello, construir la Sumak Kawsay o Buen Vivir implica
preguntarnos ¿Qué tipo de relaciones establecemos con nosotros mismos y con los
otros? ¿Qué tipo de relaciones establecemos con esos mundos? ¿Qué tipo de ser
humano, de sociedad y de mundos queremos que se construyan en esas relaciones?

Estas preguntas son las que debemos contestar todos y todas para construir el Sumak
Kawsay desde y con los subalternos, desde la profundidad de los pueblos, pues no
implica solamente acceso a bienes y servicios en forma equitativa, implica mucho más:
relaciones sociales, economías, maneras de vivir y espiritualidades otras.

15 

 
Lógicamente cuando nos referimos al ser humano y al mundo no lo hacemos como
totalidades perfectas y acabadas, lo entendemos como un ser humano y un mundo en
permanente construcción que necesita de horizontes que orientan, que guían en esa
construcción. Esta construcción implica transformación permanente y por lo tanto
movimiento y apertura a tomar diversas formas dependiendo de las coordenadas espacio
temporales por las cuales se desplaza.

Como mundo abierto en movimiento y en constante transformación, es un mundo abierto


a la crítica y a la ruptura del orden que estamos construyendo, de lo contrario corremos el
peligro de caer en dogmatismos y esencialismos peligrosos que nos arrojan en la ilusión
de haber llegado a la sociedad autentica, a la sociedad verdadera, a la construcción
definitiva de cualquier cosa: Estado, socialismo, mercado, o Buen Vivir.

No solo existen mundos externos con los cuales interactúa el ser humano, también
existen mundos internos que pueden ser individuales y colectivos, estos dos aspectos de
mundo interno y mundo externo deben ser considerados como horizonte de posibilidad
que nosotros anhelamos, deseamos y soñamos y en base a lo cual desplegamos nuestra
acción y voluntad para traer al plano de lo presente.

El pensar en los mundos, implica también pensar en la sociedad, ¿qué sociedad


queremos construir? ¿Qué economía queremos construir como condición para crear las
bases materiales de existencia de los individuos? ¿Qué sistema político organizamos
para garantizar que la vida aumente y se exprese a plenitud?

Hay que construir las relaciones sociales nuevas, los procesos económicos solidarios, los
procesos de conocimiento descolonizados, los procesos organizativos y al mismo tiempo,
institucionalizar estos procesos en función de las condiciones concretas. Se trata de traer
a la realidad ese horizonte utópico, por lo que el Sumak kawsay es la construcción de un
nuevo sistema político, económico y cultural, que pasa por la construcción de nuevas
prácticas sociales a nivel de lo micro, de lo local, las mismas que deben gatillar
emergencias de nuevas relaciones sociales las mismas que se van juntando para
viabilizar procesos de cambio que nos acercan a ese horizonte.

El Sumak Kawsay es una manera de vivir más allá de la modernidad en referencia a la


totalidad de la vida y opuesta a la instituida por el patrón mundial de poder, está definida
por esos mundos internos y externos posibles que nosotros anhelamos, deseamos y
soñamos y por las acciones que desplegamos para traer al plano de lo presente.
Lógicamente que traer al plano de lo presente implica una serie de mediaciones,
procesos, estrategias y acciones que tienen que ser implementadas. En el Ecuador este
proceso ha comenzado y el Sumak Kawsay es una realidad legitimada, visibilizada y que
comienza a ser institucionaliza con muchas dificultades.

Comunicación para el desarrollo.

Si el buen vivir es una categoría organizadora de la acción estatal a través de planes y


políticas en el Ecuador en gran parte del mundo originario andino, apenas comienza su
reflexión y análisis en la región, por lo que sus relaciones con la comunicación están por
determinarse así como las implicaciones que tendría en las prácticas sociales y procesos
organizativos.

La comunicación para el desarrollo ha transitado también por este conflictivo camino del
desarrollo ya que nació concebida como instrumento para impulsar la modernidad en la
región. Desde la década de los 40, cuando el imaginario del desarrollo encendía las
mentes y los corazones de los latinoamericanos, se pensó que la comunicación debía
16 

 
estar a su servicio. Beltrán manifiesta que a finales de la década del 50, Lerner planteó la
necesidad de dar paso a la “modernización” y señaló la importancia que tenía la
comunicación en dicho proceso como “inductora de cambio social”. En esta misma línea
sostiene que Rogers en el 62 planteó la teoría de la difusión de innovaciones como motor
de la modernización de la sociedad y que Schramm en el 64, plateaba que la
comunicación masiva informaba de los planes, acciones y logros que se estaban
realizando en torno al desarrollo, enseñaba las destrezas para operativizarlo y promovía
la participación, creando una atmósfera propicia para realizar los cambios que exigía el
desarrollo. De igual manera sostiene que Ithiel de Sola Pool en el 66, decía que los
medios de comunicación eran capaces de inducir a la gente y forjar en las mentes de las
personas imágenes favorables al desarrollo entendido como modernidad. (Beltran,
2005:9-11).

Beltran también nos manifiesta que desde el 60 se levantaron voces disonantes que
cuestionaban el entendimiento del desarrollo como modernización y que la comunicación
era una herramienta para inducir a dicho proceso, formularon modelos alternativos
acordes a los procesos históricos y culturales de la región orientados a generar cambios
en la economía, la ecología y la cultura para “favorecer el avance moral de la población
en condiciones de dignidad, justicia y libertad”.

Frente a este cuestionamiento se elaboró principios y métodos para trabajar la


comunicación en apoyo al desarrollo en la perspectiva de inducir a un cambio social
mediante la construcción de diálogos orientados hacia un entendimiento mutuo.
Nuevamente el pensamiento latinoamericano se encargó de demostrar que este discurso
era una ilusión, ya que el desarrollo implica una decisión política y supone conflictos y
luchas11.

Beltrán fue una pieza clave entre los que cuestionaron el entendimiento de la
comunicación elaborada en el norte como herramienta para inducir los procesos de
modernización, planteando una comunicación alternativa horizontal, dialógica y
participativa. Su definición de comunicación como interacción social fue una valiosa
ayuda para superar la clásica concepción difusionista que ponía a los medios en el
corazón del proceso comunicativo. En esta perspectiva Beltrán planteó que:

“La comunicación es el proceso de interacción social democrática que se basa sobre el


intercambio de símbolos por los cuales los seres humanos comparten voluntariamente
sus experiencias bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación”.
(Beltrán, 2005: 21)

El aporte que se hace desde América Latina en este proceso de búsqueda de otros
entendimientos y de otras prácticas sociales desde y con los sectores populares, es
plantear que la comunicación no es un instrumento que los seres humanos construyen
para inducir una ideología como la del desarrollo elaborada por el poder, sino entender
que la comunicación es un proceso inherente a la vida de los seres humanos y por lo
tanto, proceso histórico social y cultural de interacción en el cual se producen en común
sentidos para sostener la existencia y aumentar y potenciar la vida. Como toda relación e
interrelación social está siempre atravesada por el poder que busca la hegemonía de
unos sentidos sobre otros, en América Latina, una región dominada por el patrón mundial

                                                            
11
  Stefan Shonderling, Comunicación de apoyo al desarrollo: ¿un agente de cambio en apoyo a la participación popular o
un doble agente de la decepción? En Gumucio Alfonso y Thomas Tufte. Antología de la comunicación para el cambio
social: lecturas históricas y contemporáneas. Consorcio de comunicación para el cambio social, Bolivia, 2008. Pág. 773-
775.

17 

 
de poder donde se había negado la voz y la propia existencia como plantea Franz Fanon,
la comunicación no podía dejar de hablar de de justicia, equidad, libertad y democracia
de la propia comunicación secuestrada en la región por grupos de poder que hacían todo
lo posible por mantener sus privilegios.

Por ello, Beltrán en la década del 70 plantea que:

“La comunicación alternativa para el desarrollo democrático es la expansión y el


equilibro en el acceso de la gente al proceso de comunicación y en su participación en el
mismo empleando los medios – masivos, interpersonales y mixtos – para asegurar,
además del avance tecnológico y del bienestar material, la justicia social, la libertad para
todos y el gobierno de la mayoría”. (Beltran, 2005:21)

Beltrán coloca algunos puntos clave en esta propuesta: a) democratización de la


comunicación entendida como acceso y participación a los procesos de comunicación de
los sectores excluidos; b) su objetivos es la democracia que implica participación de los
sujetos para estructurar dicha democracia en la economía, la cultura, la política y la vida
privada y; c) la sociedad tiene que cambiar en pro del bienestar, equidad, libertad y
justicia de todos. También se habla de desarrollo democrático en oposición al desarrollo
elaborado en las oficinas del Departamento de Estado e impuesto por diversos
mecanismos en la región.

Desde otras voces se escucharán también importantes aportes que sostienen que la
comunicación implica participación sostenida y protagónica de los sujetos individuales y
colectivos en la promoción del desarrollo y ejercicio de los derechos a través del dialogo
entre los miembros de la comunidad para establecer diagnósticos, priorizar problemas,
intercambiar experiencias y encontrar soluciones, uso de diversos mecanismos para
hacer conocer aspiraciones, problemas y soluciones a las autoridades y a la sociedad y
uso de la comunicación para relacionarse con otras comunidades, capacitarse y elaborar
materiales.

El cuestionamiento al paradigma dominante de desarrollo pronto llevó a comprender que


el desarrollo hacía referencia en su esencia a un cambio social. Cambio social que no
podía ser impuesto desde el exterior sino desde la profundidad histórica y cultural de la
propia localidad donde estaban situados los sujetos.

Gumucio plantea que “El modelo del cambio social es un proceso de diálogo y debate
basado en la participación y la acción colectiva, a través del cual la propia gente
determina lo que necesita para mejorar sus vidas” (Gumucio, Alfonso y Thomas, Tufte,
2008:17). Este concepto ubica el diálogo, el debate, la participación, acción colectiva y
determinación del propio futuro como categorías centrales del modelo y hace referencia a
un proceso en el que el dialogo comunitario y la acción colectiva se juntan para producir
un cambio social en una comunidad,

Para poder dialogar los sujetos tienen que reconocerse y respetarse, tienen que participar
en igualdad de condiciones en el proceso comunicativo y fortalecer las capacidades
expresivas de los excluidos que no se les ha permitido la expresión pública o viven
alienados por el poder.

Este modelo pone todo el énfasis en el proceso comunicativo y en los factores


gatilladores del diálogo, no niega la difusión de los mensajes y tampoco se centra en la
elaboración de los productos comunicativos, más bien ubica trasmisión de mensajes y
elaboración de productos como parte del proceso comunicacional.

18 

 
Gumucio planta los siguientes postulados de la comunicación para el cambio social:

a) La sostenibilidad de los cambios sociales es segura cuando las personas y


comunidades afectadas se apropian del proceso de comunicación y sus contenidos.
b) Es horizontal y fortalece los vínculos comunitarios al amplificar las voces de los más
pobres.
c) Las comunidades deben ser protagonistas de sus propios cambios y administrar sus
herramientas de comunicación.
d) En lugar de concentrarse en la persuasión y la diseminación de información, la
comunicación para el cambio social fomenta el diálogo en una relación de igualdad, el
debate y la negociación desde dentro de las comunidades.
e) Los resultados del proceso de comunicación para el cambio social deben ir más allá
del comportamiento individual y tomar en cuenta normas sociales, políticas actuales, la
cultura y el contexto de desarrollo en general.
f) La comunicación para el cambio social busca fortalecer la identidad cultural, la
confianza, el compromiso, la apropiación de la voz y, en general, el empoderamiento
de la comunidad,
g) Rechaza el modelo lineal de trasmisión de información desde un emisor central a un
receptor individual y, en cambio, fomenta un proceso cíclico de interacciones
centradas en el conocimiento compartido y la acción colectiva (Gumucio, Alfonso y
Thomas, Tufte, 2008:24).

En la medida que las formas de existir en lo social hacen referencia a lo imposible y lo


posible y por lo tanto se necesita de un horizonte utópico como guía en el caminar de los
sujetos a nivel individual y colectivo, el dejar abierto el cambio social sin marcar una
direccionalidad puede resultar peligroso en América Latina. Se puede argumentar que
esta direccionalidad cierra los cambios e ignora las decisiones de los sujetos, pero
debemos recordar que la construcción del ser humano y del mundo no es un proceso
cerrado sino abierto, en permanente construcción que permite la critica a todo poder que
intente disminuir o impedir la vida y que erija verdades absolutas operando desde la
arbitrariedad y el autoritarismo.

En el ecuador y América Latina este cambio social tiene una clara direccionalidad y esta
es que los pueblos y comunidades se encaminen hacia la equidad, la justicia, la libertad,
el respeto al otro, la interculturalidad, la ética, etc. En lo que se refiere a la comunicación
esa direccionalidad está dada por la democratización de la comunicación, el incremento
de las redes de relaciones para generar diálogos y debates en donde se construya
nuevos sentidos liberadores. Se trata por lo tanto de soltar las amarras de la
comunicación con el patrón mundial de poder, lo cual implica estimular las relaciones y
las interrelaciones entre los sujetos, los diálogos orientados a construir con libertad
sentidos liberadores desde nuestro propio suelo, descolonización epistémica que pasa
desarmar los significados hegemónicos dominantes y visibilizar, legitimar y dialogar con
los conocimientos subalternos.

En todo caso la comunicación para el cambio social está muy cercana a la comunicación
que trabaja las Naciones Unidas definida en su Asamblea General en 1996, la misma
que apoya una “comunicación recíproca que propicia el diálogo y permite que las
comunidades se manifiesten” o la definición que se expresa en el borrador final del
Consenso de Roma que sostiene que “la comunicación para el desarrollo es un proceso
social basado en el diálogo, que utiliza una amplia gama de instrumentos y métodos.
Tiene que ver con buscar un cambio a distintos niveles, lo que incluye escuchar, crear
confianza, compartir conocimientos y habilidades, establecer políticas, debatir y aprender,
a fin de lograr un cambio sostenido y significativo”

19 

 
Políticas públicas y Políticas públicas nacionales de comunicación

Las políticas públicas son las respuestas que da el Estado a los problemas públicos
formulados por los distintos actores y sectores sociales, implican decisiones en torno a
recursos y se concretan en cursos de acción y flujos de información acordados entre los
actores para alcanzar determinados objetivos. (Torres, 2010:71). Esto significa que si
bien el Estado tiene la rectoría en la formulación de las políticas públicas, es decir es su
competencia legítima, no es el único actor en la sociedad para tomar decisiones sobre el
futuro del país y la sociedad, para su formulación se debe promover la participación de
los demás, sobre todo de los sectores excluidos y marginados que nunca han decidido
sobre su futuro. La participación es un aspecto fundamental del proceso de conformación
de la política pública y permite crear un proceso de consolidación democrática que
fortalece el papel de la sociedad civil y crea o fortalece una ciudadanía efectiva.

Las políticas públicas se materializan mediante la acción pública del gobierno a través de
intervenciones encaminadas hacia la resolución de los problemas o la creación de
condiciones contextuales y marcos institucionales para que la ciudadanía resuelva los
problemas mediante la acción colectiva.

En el caso concreto de las políticas de comunicación, son políticas públicas referidas a un


campo específico, el campo de la comunicación. Beltrán plantea que “Una política
nacional de comunicación es un conjunto integrado, explícito y duradero de políticas
parciales de comunicación armonizadas en un cuerpo coherente de principios y normas
dirigidos a guiar la conducta de las instituciones especializadas en el manejo del proceso
general de comunicación de un país”. (Beltrán, 2005:17)

Exeni plantea que esta definición hace referencia a un sistema, un cuerpo de principios y
normas expresadas en políticas parciales, una guía de conducta de las instituciones y
actores y, está dirigido a instituciones que hacen comunicación en un país. Lo cual
implica reglas orientadas a normar la conducta y las actividades, principios y normas de
comportamiento y finalmente modos, patrones y cursos de acción. Estos principios,
normas y cursos de acción se expresan en una ley de comunicación (Exeni, 2000:32-35).

Sobre esta base desarrollada por Beltrán, Exeni propone que las Políticas Nacionales de
Comunicación son: un conjunto de principios, normas, aspiraciones y respuestas racional
y deliberadamente adoptados; para orientar, mediante procesos de estimulación positiva
o negativa, en el marco de objetivos previamente establecidos de predicción-decisión-
acción, los procesos de transmisión e intercambio de información; información referida a
intereses y objetivos colectivos, en función de situaciones y problemas socialmente
considerados de reproducción o cambio social; destinados a promover o revitalizar las
representaciones colectivas y otorgar sentido y evaluación a la acción social organizada;
considerando como sujeto (fuente) y objeto (destinatario) al Estado, la sociedad o ambos,
y cuya implementación es definida por la estructura estatal. (Exeni, 1998: 98-99)

Las políticas públicas bajo este marco de comprensión son mandatos articulados por un
“conjunto de principios, normas y aspiraciones”, del cual se deriva un “conjunto de
previsiones sobre fines y procedimientos” (estrategias) que para ser ejecutadas requieren
una serie de planes: “conjunto de prescripciones para regir operaciones”.

El establecimiento de políticas públicas de comunicación en los diferentes países de la


región, fue una vieja aspiración de amplios sectores que tuvo una tenaz oposición en
todos los países de la región debido sobre todo a que se orientaban a la democratización
20 

 
de la sociedad y por ende de la comunicación. Se partía del presupuesto de considerar la
comunicación como un derecho y un aspecto inherente al ser humano y a todo proceso
de vida como lo propusiera Maturana.

Esta aspiración de amplios sectores se plasma finalmente en la constitución del 2008,


en la sección tercera, art. 16 se dice que:

“Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: Una comunicación
libre, intercultural, incluyente, diversa y participativa, en todos los ámbitos de la
interacción social, por cualquier medio y forma, en su propia lengua y con sus propios
símbolos…” En el artículo 384 se sostiene que “El sistema de comunicación social
asegurará el ejercicio de los derechos de la comunicación, la información y la libertad de
expresión, y fortalecerá la participación ciudadana.”

En la constitución se plantea un conjunto de derechos y libertades que son el fundamento


para la elaboración y aplicación de la ley de comunicación y de las políticas públicas
nacionales de comunicación con un carácter democrático. Estas libertades y derechos se
refieren al acceso universal a las tecnologías de información y comunicación; a la
creación de medios de comunicación social, y al acceso en igualdad de condiciones al
uso de las frecuencias del espectro radioeléctrico; al acceso y uso de todas las formas de
comunicación visual, auditiva, sensorial y a otras que permitan la inclusión de personas
con discapacidad; a la asignación mediante métodos transparentes y en igualdad de
condiciones frecuencias del espectro radioeléctrico; a la creación y el fortalecimiento de
medios de comunicación públicos, privados y comunitarios; a la prohibición de oligopolio
o monopolio de la propiedad de los medios de comunicación y del uso de las frecuencias;
a buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna,
contextualizada, plural, sin censura previa acerca de los hechos, acontecimientos y
procesos de interés general, y con responsabilidad ulterior; a acceder libremente a la
información generada en entidades públicas, o en las privadas que manejen fondos del
Estado o realicen funciones públicas.

La constitución plantea que la ley regulará la prevalencia de contenidos con fines


informativos, educativos y culturales en la programación de los medios de comunicación,
y fomentará la creación de espacios para la difusión de la producción nacional
independiente. Se prohíbe la emisión de publicidad que induzca a la violencia, la
discriminación, el racismo, la toxicomanía, el sexismo, la intolerancia religiosa o política y
toda aquella que atente contra los derechos. El Estado garantizará la cláusula de
conciencia a toda persona, y el secreto profesional y la reserva de la fuente a quienes
informen, emitan sus opiniones a través de los medios u otras formas de comunicación, o
laboren en cualquier actividad de comunicación.

Como podemos apreciar, existen suficientes elementos para orientar la ley y las políticas
públicas de comunicación, es más, explícitamente se reconoce las políticas públicas de
comunicación que desde el 76 se viene planteando en América Latina. Si desde esa
época ningún gobierno quiso asumir el reto, hoy la constitución de la república lo acoge
en el artículo 384. “… El Estado formulará la política pública de comunicación, con
respeto irrestricto de la libertad de expresión y de los derechos de la comunicación
consagrados en la Constitución y los instrumentos internacionales de derechos humanos.
La ley definirá su organización, funcionamiento y las formas de participación ciudadana.”
Como aún no ha sido formulada la ley de comunicación, no existen políticas públicas
nacionales de comunicación, pero su reconocimiento abre un horizonte para que la
sociedad ecuatoriana en materia de comunicación funcione como “… un cuerpo
coherente de principios y normas dirigidas a guiar la conducta de las instituciones

21 

 
especializadas en el manejo del proceso general de comunicación de un país”. (Beltrán,
2005:17)

El hecho que en la constitución conste el mandato de formular estas políticas, es de


suma importancia para avanzar en el proceso de democratización de la sociedad,
desgraciadamente después de 3 años de tener una constitución, todavía no tenemos
políticas nacionales de comunicación debido a que por una parte estas dependen de una
ley de comunicación, pero por otra, debido a que los principios y presupuestos de la
comunicación para el desarrollo no están presentes en el horizonte del actual régimen,
tarea que debe ser asumida de manera urgente.

Esta ausencia de políticas de comunicación se refleja en los planes de desarrollo así


como en los planes operativos de los diferentes ministerios. En todo el Plan de Desarrollo
del Buen Vivir 2009-2013, tan solo tres políticas se refieren a la comunicación: La política
6 del objetivo 1 que busca “Auspiciar la igualdad, cohesión e integración social y
territorial en la diversidad” y Las políticas 2 y 6 del Objetivo 7 que hace referencia a
“Construir y fortalecer espacios públicos, interculturales y de encuentro común”.

Por ello, el presente trabajo no puede buscar presencias o ausencias, cercanías o


lejanías de la comunicación para el desarrollo en las políticas nacionales de
comunicación, se trata más bien de analizar si en las políticas públicas formuladas en los
últimos 5 años, existen algunas huellas de la comunicación para el desarrollo que hacen
referencia al cambio social orientado a la equidad, la justicia, la libertad, el respeto al otro,
la interculturalidad, la ética, la democratización de la comunicación e incremento de las
redes de relaciones para generar diálogos y debates en donde se construya nuevos
sentidos liberadores.

Políticas públicas en la Educación

No es aventurado decir que en la última década, la sociedad ecuatoriana estuvo


movilizada de manera permanente y en esa movilización se dio un intenso diálogo y
debate. No siempre este proceso fue planificado en el marco de planes y políticas
estatales o institucionales, más bien fue un proceso espontáneo producto de la crisis y si
hubo una promoción desde el estado, dichos diálogos tuvieron poco éxito.

En el caso de la Educación, el Plan Decenal de Educación del Ecuador formulado para el


periodo 2006 – 2015, fue elaborado con la participación de 9 instituciones, se recogió
aportes de 40 foros realizados en todo el país y se aprobó en una consulta popular con el
66% de los votos.

Este plan contiene 8 políticas:

a) Universalización de la Educación Inicial de 0 a 5 años.

b) Universalización de la Educación General Básica de primero a décimo.

c) Incremento de la población estudiantil del Bachillerato hasta alcanzar al menos el


75% de los jóvenes en la edad correspondiente.

d) Erradicación del analfabetismo y fortalecimiento de la educación de adultos.

e) Mejoramiento de la infraestructura y el equipamiento de las Instituciones Educativas.

22 

 
f) Mejoramiento de la calidad y equidad de la educación e implementación de un
sistema nacional de evaluación y rendición social de cuentas del sistema educativo.

g) Revalorización de la profesión docente y mejoramiento de la formación inicial,


capacitación permanente, condiciones de trabajo y calidad de vida.

h) Aumento del 0,5% anual en la participación del sector educativo en el PIB hasta el
año 2012, o hasta alcanzar al menos el 6% del PIB. n.” (Consejo Nacional de
Educación, 2008:6)

Tanto en la formulación de la política como en sus contenidos podemos ver algunos


elementos de la comunicación para el desarrollo como búsqueda de equidad,
democratización de la educación, participación, etc., pero de ninguna manera aparece la
comunicación para el desarrollo de manera explícita en dichas políticas.

En los Planes Nacionales de Desarrollo 2007-2010 y 2009-20013 y en el marco del plan


decenal se plantean políticas con el fin de construir una educación universal, gratuita y de
calidad con un enfoque transversal: de género, generacional, intercultural, de inclusión y
ambiental. Estas políticas siguen los mismos lineamientos del plan decenal, sin embargo
en el objetivo 2, política se hace referencia de manera explícita a “Promover el acceso a
la información y a las nuevas tecnologías de la información y comunicación para
incorporar a la población a la sociedad de la información y fortalecer el ejercicio de la
ciudadanía.”

En esta política se plantean tres estrategias:

“a. Democratizar el acceso a las tecnologías de información y comunicación,


especialmente a Internet, a través de la dotación planificada de infraestructura y servicios
necesarios a los establecimientos educativos públicos de todos los niveles y la
implantación de telecentros en las áreas rurales.

b. Promover las capacidades generales de la población para el uso y fomento de


plataformas, sistemas, bancos de información, aplicaciones y contenidos que posibiliten a
todos y todas obtener provecho de las tecnologías de información y comunicación.

c. Establecer mecanismos que faciliten la adquisición de ordenadores personales” (Plan


Nacional del Buen Vivir, 2009:175)

Esta política pretende el uso de las TIC para incrementar la productividad, generar
igualdad de oportunidades, fomentar la participación ciudadana y fortalecer nuestra
identidad plurinacional. Para lo cual se insiste en que la conectividad y el impulso al uso
de TIC debe contar con una generación de contenidos que potencien la construcción del
buen vivir.

Desde las diferentes instancias del actual régimen se están aplicando estas políticas con
resultados todavía incipientes que no permiten visualizar una transformación profunda de
la educación como se pretende, sin embargo hay indicadores que demuestran una mayor
escolarización de la población, disminución del analfabetismo, mejor infraestructura y
políticas salariales más dignas.

Políticas públicas orientadas a la Inclusión Social

Uno de los mayores logros de este gobierno es el haber bajado los índices de pobreza en
el país a 32.8% y el desempleo a 6.1%. Cifras históricas que dan cuenta del incremento

23 

 
de la inversión social y las políticas públicas redistributivas que se ha hecho desde el
2007. Efectivamente los montos de inversión social crecieron del 4.6% respecto al PIB en
el 2005, al 8.0% en el 2009.

Estas políticas se orientan a impulsar la economía social y solidaria y generar empleo


productivo digno, fomentar la economía solidaria y el respeto a los derechos laborales.
Apoyo a las pequeñas y medianas empresas, facilitando el acceso a crédito, asistencia
técnica, promoviendo redes de comercio justo desde los espacios familiares y
comunitarios. Fortalecimiento de la Seguridad Social y la ampliación de coberturas hacia
los sectores menos favorecidos

Una política importante es aquella que incentiva el desarrollo local sustentable


participativo y territorial impulsado por actores locales con el objeto de que estos tengan
acceso a crédito, asistencia técnica y capacitación. Promueve formas de asociación entre
los gobiernos locales que buscan impulsar procesos regionales y la participación activa
de la población. Esta política es importante ya que impulsa uno de los principios de las
políticas de comunicación: la participación de los actores.

También se impulsan políticas encaminadas a promover el respeto a la diversidad y


erradicar toda práctica de discriminación, así como de generar programas sostenidos y
masivos de educación y sensibilización con el fin de eliminar la violencia y promover el
respeto a los derechos humanos. Es interesante también la propuesta de promoción de
articulaciones con artistas y productores culturales para asegurar la producción y
circulación de bienes culturales que apoyen los procesos de ampliación de capacidades y
libertades de los seres humanos.

Se busca un mayor acceso de la población a servicios públicos y a programas Sociales


como acceso a la salud, educación, agua y saneamiento, espacios públicos y bienes
culturales encaminados a disminuir la exclusión social.

Políticas públicas en la Salud

El área de salud es uno de los sectores donde más se evidencia la aplicación de lo que
podemos llamar comunicación para el desarrollo en los términos que plantea Naciones
Unidas, es decir la promoción de diálogo para resolver los problemas de manera colectiva
y desde los propios actores.

Desde el año 2007, se puede observar claramente una profunda renovación en el área de
la salud, sustentada posteriormente en los mandatos de la Constitución del Ecuador y en
las orientaciones políticas de la Reforma Democrática del Estado, con la que ha triplicado
la inversión pública para la construcción de la red pública de servicios y las áreas
prioritarias de salud, con propósitos de establecer la gratuidad y universalidad de los
servicios públicos.

Si bien los mayores impactos en términos de inclusión social se observa en los últimos
años, el proceso de construcción de un diálogo para poner en común los problemas de la
salud, así como buscar soluciones a través de formulación de políticas y planes viene de
mucho más atrás, cuando se crea el Consejo Nacional de Salud el 3 de enero de 1980,
según Decreto Ejecutivo No. 56, publicado en el Registro Oficial No. 124 del 8 de febrero
de 1980.

Distintos autores coinciden en señalar que la formación del Consejo fue una respuesta a
la necesidad de una instancia pública que coordine y establezca acuerdos entre las
diferentes instituciones que conforman el sector salud, asesore en la formulación de
24 

 
políticas públicas y realice los estudios previos para la creación del Sistema Nacional de
Salud. Por diferentes factores, el CONASA realmente operará a partir de la emisión de la
LOSNS en el 2002 y no impulsará únicamente un dialogo entre los actores del SNS, sino
que este dialogo se ampliará a gobiernos locales, organizaciones sociales y ciudadanía
en general.

Uno de los roles más relevantes que ha cumplido el CONASA en los últimos años, es la
organización de los Congresos Nacionales por la Salud y la Vida (COSAVI), ya que se
han constituido en espacios democráticos de participación e impulso de la acción pública
en salud en el país tanto a nivel provincial como nacional.

Funcionando como escenarios concretos de reflexión y construcción de consensos


públicos entre diversos actores, han sido piezas fundamentales en el proceso de
formación de actorías de salud, contribuyendo al fortalecimiento del sentido público de la
salud en un sector caracterizado por la fragmentación, y también porque han funcionado
como engranajes de difusión de las políticas públicas gubernamentales, en pro de que se
asuman como políticas de Estado.

Los Congresos por la Salud y la Vida son una forma de articulación interinstitucional y de
múltiples actores, a nivel nacional, regional y local, para la expansión de la esfera pública
de salud como un derecho irrenunciable. El análisis de la documentación, revela que los
actores involucrados reconocen tales Congresos como la forma institucional para la
rendición de cuentas de las autoridades sanitarias, al tiempo que en calidad de espacios
democráticos de veeduría y consulta nacional sobre temas de trascendencia para la
salud de la población.

El primer COSAVI se realizó en Quito entre el 8 y 10 de mayo del 2002, allí se produjo la
Declaración de Quito por la Salud y la Vida, basada en el carácter irrenunciable del
derecho a la salud. Este Congreso fue fundacional en la formulación de la agenda pública
de salud, permitiendo profundizar el enfoque de la Política Nacional de Salud, así como
visualizar y acordar los elementos constitutivos de la reforma del sector salud.

Los puntos fundamentales que acordaron los asistentes para el fortalecimiento de la


agenda pública, estaban relacionados con el reconocimiento de los servicios
complementarios de salud, la necesidad de avanzar hacia el enfoque de promoción de la
salud, y el desarrollo de los recursos humanos que se requiere en el sector de salud.

Ante las presiones gerenciales de reducir el presupuesto sectorial, se demandó respetar


la asignación presupuestaria anual al Ministerio de Salud Publica, según lo establecido
por la Constitución. Asimismo, se dio un espaldarazo al proceso de descentralización
sectorial, planteando el apoyo a la participación de los organismos seccionales en el
proceso descentralización en salud, con la rectoría del MSP; para lo cual se debería
reforzar la conformación de los Consejos de Salud y la organización territorial del Sistema
Nacional de Salud.

También representó un paso decisivo en la ampliación de la esfera pública intercultural


de salud, al demandar el reconocimiento en las instituciones del Estado de las diversas
prácticas de salud, saberes ancestrales y medicinas complementarias. Al tiempo que se
ratificó el reconocimiento del rol del CONASA a través de demandar su fortalecimiento
institucional en calidad de entidad pública convocante y animadora de los Congresos.

En suma, el primer congreso se centró en el debate sobre la equidad sanitaria con la


salud como un derecho de todos, en la defensa de la inversión pública de salud, y en la

25 

 
participación y ampliación intercultural del sistema de salud que aumentan y cualifican la
vida de todas las personas.

El Segundo COSAVI se realizó en la ciudad de Guayaquil entre el 15 al 17 de Septiembre


de 2004. Entre sus propósitos estaba evaluar el cumplimiento de la primera Declaración,
y presentar los avances y desafíos en la Política Nacional de Salud.

El principal producto de este Congreso fue la Agenda Política de Salud 2004-2006, a


través de la identificación de lineamientos considerados claves por los asistentes, en
tanto estaban relacionados con la agenda pública. Los temas del Congreso fueron: los
objetivos de desarrollo del milenio, equidad y derecho a la salud, política nacional de
salud y derechos sexuales y reproductivos, modelo de atención y redes para la extensión
de cobertura, acceso a los medicamentos esenciales, rectoría y descentralización en el
marco del SNS, financiamiento y acceso universal en salud.

Sobre cada uno de estos temas, se acordaron lineamientos operativos. La mecánica de


trabajo reveló la capacidad de articulación de los actores de este Congreso, cuyos temas
fueron previamente analizados en once talleres regionales realizados por todo el país, en
los que se consultó a más de 1.200 instituciones, personas y organizaciones. Así, en el
segundo Congreso convergieron los debates y acuerdos de las consultas preliminares
constituyéndose en el punto de llegada de una importante animación sectorial.

Con respecto al reforzamiento de la acción pública, cabe destacar que si bien todos los
lineamientos tratados devienen esenciales para la acción del Estado, cobraron particular
importancia los consensos logrados en torno al fortalecimiento de la rectoría del MSP,
con apoyo y coordinación de los gobiernos seccionales y demás integrantes del SNS,
ratificándose el enfoque de Sistema nacional y gestión local en salud.

El Tercer COSAVI se realizó en Cuenca en abril del 2007, fue organizado por el CONASA
y las diversas instituciones miembros del SNS, tuvo como eje temático la concertación
ciudadana en salud para la Asamblea Constituyente, habida cuenta de la inminente
elaboración de una nueva Constitución del país.

El Congreso fue anticipado por una serie de reuniones y talleres realizados en dos fases:
la primera ronda mediante talleres regionales con la participación de autoridades
territoriales, en los que intervinieron entre 50 y 150 delegados por cada provincia. La
segunda ronda fue mediante 22 talleres provinciales con todos los actores del sector.

El principal objetivo de este Congreso fue identificar las reformas sectoriales de salud a
ser propuestas en la Asamblea Constituyente, además de hacer el seguimiento y evaluar
la agenda de salud promovida por el Segundo Congreso.

El núcleo de la propuesta del Congreso fue la salud como derecho con equidad,
solidaridad y universalidad, asumiéndola como el eje del desarrollo social y económico.
Reafirmó los principios de equidad, calidad, integralidad, diversidad y oposición a la
discriminación. Se planteó el medio ambiente como sujeto de derechos, y se formularon
las propuestas a la Asamblea Constituyente bajo el lema de la “salud equitativa, digna y
de calidad”.

El Cuarto COSAVI fue organizado por el MSP y el CONASA y se realizó en Loja del 4 al 6
de marzo del 2009 con cerca de 6000 participantes de diferentes sectores sociales. Su
principal objetivo fue apoyar la transformación sectorial de salud y la construcción del
SNS en el nuevo marco constitucional, con el fortalecimiento de la participación
ciudadana. Los principales ejes del Congreso fueron la transformación en materia de
26 

 
rectoría, redes de salud y participación social. Durante el Congreso se debatió la
conformación del Sistema y la vinculación entre las instancias territoriales y nacionales de
salud, al igual que las relaciones entre lo público y lo privado, temas que fueron centrales
en las conclusiones.

Se reconoció la necesidad de fortalecer la rectoría del MSP para el funcionamiento del


SNS conforme a los mandatos constitucionales, ejerciéndose la rectoría en los niveles
político y jurídico, técnico y de control, y administrativo. Además, son funciones de
rectoría la conducción, regulación, financiamiento, garantía del acceso y armonización de
la provisión de servicios del SNS.

Respecto a las redes de salud se planteó la necesidad de coordinación de las


instituciones del SNS, liderados por la Autoridad Sanitaria Nacional (ASN), impulsando
las redes locales, el funcionamiento de los consejos regionales de salud, y extendiendo
hacia las redes públicas y privadas las normas de licenciamiento y homologación
emitidas por la ASN. Las redes son un aspecto clave de la función de regulación, por lo
que se requiere de la creación de un una agencia de regulación y control apoyada por un
sistema único de información de carácter intercultural.

En referencia a la participación social se consensuó sobre la necesidad de establecer


mejores mecanismos de participación ciudadana, disponer de herramientas de veeduría y
exigibilidad de los derechos y resoluciones. Un signo de ello es atribuirle carácter
vinculante a las resoluciones de los Consejos locales, pedir al Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social garantías de organización y participación social, al tiempo
que de parte de la ciudadanía se debe fortalecer la cultura de participación para el
ejercicio de los derechos y la exigibilidad.

Con la Constitución del Ecuador en 2008 se abre un nuevo período de reforma


democrática del Estado hacia el Buen Vivir que tiene el propósito general de recuperar la
capacidad de rectoría, regulación e intervención del Estado debilitada en el período
anterior de prevalencia del enfoque neoliberal. Sin embargo, este proceso de reforma
democrática en el área de salud viene desde mucho más atrás, ya en diciembre del 2006
se aprueba el Plan Nacional de Promoción de la Salud, que busca responder a
problemas como las tasas altas de mortalidad infantil, crecimiento de las enfermedades
llamadas del desarrollo como cáncer, diabetes e hipertensión, incrementar el acceso a los
servicios de salud. Se busca organizar y afianzar el SNS que cohesione, oriente y
potencie los recursos públicos para lograr equidad, eficiencia y calidad en la prestación
de los servicios de salud.

Se asume la promoción de la salud como un proceso social, cultural, educativo y político


que incrementa la conciencia ciudadana sobre la salud, promueve estilos de vida
saludables y la movilización social a favor de la salud, implica una serie de acciones
encaminadas al desarrollo de las capacidades del ser humano como estilos de vida,
fomento de una cultura alimentaria saludable, ejercicio físico, recreación y el contexto de
la naturaleza. Supone, institucionalmente, ir hacia la coordinación entre los diferentes
actores de salud, los consensos para la formulación de las políticas públicas y la
participación de la sociedad civil.

Se busca crear una cultura de promoción de la salud en el país promoviendo el ejercicio


de los derechos, asegurar la igualdad de oportunidades que permita a la población
desarrollar sus potencialidades y control de la salud, promover la articulación y
coordinación intersectorial para influir en las determinantes de la salud. Se impulsa la
responsabilidad de todos los sectores frente a la salud y sus consecuencias, crear

27 

 
ambientes saludables, lograr la participación activa y efectiva para preservar la salud,
propiciar procesos continuos de comunicación y educación de prácticas saludables.

En esta misma línea es importante la formulación del conjunto de prestaciones del


sistema nacional de salud aprobado por el CONASA el 25 de octubre del 2006 y por MSP
el 12 de enero del 2007, según Acuerdo Ministerial No 620. Para su elaboración se
compiló información de 30 instituciones sobre aseguramiento, prestación de salud y
oferta de servicios, en base a lo cual se estableció la tipología, categorías de
intervención, grupos etarios, la homologación de servicios de salud y se definió un listado
de enfermedades en base a lo cual se establecieron 144 prestaciones ambulatorias y 378
prestaciones hospitalarias.

También se establecieron las prioridades nacionales respecto a las prestaciones, los


criterios de inclusión y exclusión, el desarrollo de normas y protocolos de atención. Esta
propuesta fue discutida con los delegados institucionales, los delegados de las unidades
de servicio de segundo y tercer nivel de la red nacional de atención con mayor cobertura,
y los responsables de la normatización por programas del MSP.

De su lado, la Comisión de Derechos Sexuales y Reproductivos formuló las Políticas y el


Plan de Acción de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos para el periodo 2006-
2008. Este es un proceso que se venía coordinando desde el año 2004 con el MSP, para
lo cual se impulsan talleres donde participan movimientos sociales, juveniles, de mujeres
y ONGS en la formulación de las políticas que fueron validarlas en once talleres
regionales y dos talleres nacionales, así como en el II Congreso de Salud realizado en
Guayaquil.

Estas políticas buscan impulsar la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres, el


ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, la participación y movilización social,
el desarrollo de sistemas de información, el fortalecimiento de programas, servicios y
prestaciones SDSR, la planificación familiar, la eliminación de la violencia de género,
garantizar a la población adulta los servicios de salud, disminuir la morbilidad y mortalidad
por cáncer de aparato reproductivo, propiciar el ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos de manera segura, generar una cultura de respeto a la diversidad sexual,
desarrollar el talento humano en tordo a este derecho, impulsar la ley de maternidad
gratuita y atención a la infancia.

El CONASA aprobó la Política Nacional de Medicamentos en julio del 2006, que da lugar
a la reforma del marco conceptual y de los formularios básicos de la Historia Clínica
Única en octubre del 2006, el conjunto de prestaciones del sistema nacional de salud en
octubre del 2006, la política y plan de promoción del sistema nacional de salud en
diciembre del 2006, la VI revisión del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos en
diciembre del 2006.

La política de medicamentos busca fortalecer el acceso universal de la población a


medicamentos genéricos, garantizar que los medicamentos disponibles en el mercado
respondan a las exigencias internacionales de calidad, favorecer el uso racional de
medicamentos por parte de los pacientes, incentivar la producción nacional de
medicamentos.

En septiembre del 2007 se aprobó la “política del hospital seguro” dentro del Sistema
Nacional de Salud, con el propósito de garantizar que todos los establecimientos de salud
preserven sus instalaciones, y presten servicios de salud con toda su capacidad, después
de un evento adverso para lo cual se constituye el comité nacional de hospital seguro que

28 

 
será la encargada de conducir la política respectiva en coordinación con otras
instituciones.

EN septiembre del 2008 se publica el Plan Nacional de Reducción Acelerada de la


Mortalidad Materna y Neonatal, que tiene como propósito mejorar el acceso, oportunidad,
continuidad y calidad de la atención a mujeres en edad fértil y neonatos en las redes
provinciales de cuidados obstétricos y neonatales esenciales con enfoque familiar,
intercultural e interinstitucional, así como el conocimiento de los riesgos y buenas
prácticas familiares y comunitarias para reducir las muertes maternas y neonatales. Se ha
trata de incorporar un enfoque humanitario, intercultural y de derechos en salud materno
y neonatal, así como normas y procedimientos de acuerdo a las necesidades culturales
de la población, que deben ser aplicadas por el personal público de salud a través de una
que se publica en el 2008. En este proceso participaron además de médicos, expertos,
obstétricas, antropólogos, parteros y parteras indígenas, usuarios, organizaciones de
base, organismos de cooperación con quienes se consensuó criterios.

Se busca implementar el subsistema de vigilancia e investigación epidemiológica,


incrementar el acceso informado a métodos de anticoncepción, organizar las redes de
cuidados obstétricos y neonatales, implementar las normas y protocolos interculturales
mejorar el desempeño del talento humano, realizar actividades de educomunicación con
enfoque intercultural sobre derechos sexuales y reproductivos, así como posicionar este
plan en la agenda pública.

El CONASA también establece las normas y procedimientos para la atención integral de


salud a adolescentes, propuesta que fue aprobada el 12 de junio del 2009. En esta
normativa se definen conceptos, procedimientos y normas técnicas para las instituciones
y prestatarios de servicios de salud, se establecen estrategias y mecanismos de
organización de los procesos de atención en la red de servicios de salud, mecanismos
para garantizar el ejercicio de los derechos de salud de los adolescentes, así como los
criterios de coordinación y articulación interinstitucional e intersectorial.

Resumiendo podemos decir que ha sido una prioridad en las políticas de salud promover
la organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, una demanda social
también exigida desde hace décadas para garantizar un acceso universal de la población
a servicios de salud e infraestructura sanitaria, erradicar las inequidades, la exclusión y la
discriminación, recuperando con ello la salud como un derecho humano fundamental.

Para este propósito se impulsa el protagonismo público y social, la soberanía y


autodeterminación en la formulación participativa de políticas públicas y programas
incluyentes y movilizadores por la salud y la vida.

Políticas públicas en Comunicación

Como habíamos dicho anteriormente no existe políticas nacionales de comunicación en


el país en el sentido que propone Beltrán o Exeni, existen políticas parciales que no
abordan la comunicación como un sistema, tampoco hay claridad sobre las reglas de
conducta de los actores y no existen cursos de acción definidos.

La Constitución del 2008 da las pautas sobre principios y normas respecto a la


comunicación en una perspectiva democrática que marca un hito en la historia del país.
Se reconoce la comunicación como un derecho individual y colectivo de personas y
grupos sociales, caracterizando a esta como intercultural, libre e incluyente en todos los
ámbitos de la sociedad.

29 

 
Este elemento de reconocer el derecho a la comunicación, es la base donde puede
construirse una comunicación para el cambio social, ya que posibilitaría la organización
de redes de diálogos y debates sobre los diversos problemas de la sociedad con el objeto
de formular políticas y asegurar la movilización de la sociedad para su cumplimiento. Esta
actividad comunicativa legitima de los pueblos para construir la equidad social y el
Sumak kawsay adquiere un estatuto legal y abre un mundo de posibilidades que los
actores y sectores sociales deben aprovechar.

La comunicación como derecho de todos y todas posibilita el acceso universal a las


tecnologías de información y comunicación, a la creación, uso de las frecuencias del
espacio radioeléctrico y acceso y uso de medios como reza la constitución en su sección
primera, lo cual posibilita armar los diálogos sociales con voces excluidas que expresen
sus sueños y demandas, pero sobre todo sus miradas contra hegemónicas sobre la
sociedad, el ser humano y el mundo, así como sobre las problemáticas que se derivan de
sus relaciones apara empujar el cambio en la dirección que los pueblos determinen.

Un aspecto importante es la promoción de la creación y fortalecimiento de medios


públicos y comunitarios, el acceso universal a las tecnologías de información y
comunicación y la prohibición del monopolio en la propiedad de los medios de
comunicación y del uso de las frecuencias.

La perspectiva democrática que marca la constitución del 2008 también se expresa al


garantizar el derecho a la libertad de expresión sin censura previa y el acceso a la
información generada en entidades públicas o privadas que realicen funciones públicas.
Se garantizará también la cláusula de conciencia, el secreto profesional y la reserva de la
fuente a quienes informen o emitan sus opiniones a través de los medios de
comunicación

Con este marco en los planes de desarrollo del 2007 y 2009 en la política 6 del primer
objetivo se plantea “reconocer y respetar las diversidades socioculturales y erradicar toda
forma de discriminación, sea ésta por motivos de género, de opción sexual, étnico-
culturales, políticos, económicos, religiosos, de origen, migratorios, geográficos, etarios,
de condición socioeconómica, condición de discapacidad u otros.”

Esta política puede ser ubicada en el marco de la comunicación para el desarrollo, ya que
además de promover la equidad social, se orienta a fortalecer espacios de diálogo, la
expresión de manifestaciones culturales diversas, la reflexión social y la educación en el
respeto, fomentar el contenido no discriminatorio en las diversas formas de
comunicación, fomentar la participación ciudadana y la exigibilidad de los derechos a
favor de los sectores discriminados.

En esta misma línea podemos encontrar que en el objetivo 7, política 2 se refiere al uso
de los espacios públicos y se plantea implementar campañas educativas a docentes,
estudiantes y a la población en general para desarrollar una conciencia sobre el uso
adecuado de los espacios públicos, así como ejecutar campañas comunicacionales
tendientes a fomentar un uso saludable del tiempo libre y fomentar la participación social
en la construcción de los espacios públicos.

Dentro de este mismo objetivo en la política 6 y siguiendo con el espíritu de la sección


tercera, artículo 16 de la Constitución, se plantea garantizar a la población el ejercicio del
derecho a la comunicación, defender el derecho a la libertad de expresión, asignar
democráticamente las frecuencias del espectro radioeléctrico, fomentar los medios de
comunicación orientados a la circulación de productos educativos y culturales, fortalecer
los medios de comunicación públicos e impulsar en todos los medios, espacios
30 

 
comunicativos para la producción nacional que respeten y promuevan la interculturalidad
y el reconocimiento a las diversidades, así como, promover organismos especializados
de veeduría social y ciudadana a los medios.

A pesar de que estas políticas ya estaban presentes en el Plan Nacional de Desarrollo


del 2007, su implementación como todas las demás políticas ha sido lenta y tortuosa, por
lado la oposición de actores y sectores sociales que ven mermados sus prebendas con
los procesos de democratización y por otras, las dudas y vacilaciones en las diferentes
instancias del gobierno, así como la incomprensión de sectores democráticos han
contribuido para desacelerar la implementación de estas políticas. A finales del 2010 en
el ecuador todavía se da una gran concentración de la propiedad privada de los medios
de comunicación: de las 1207 estaciones de radio, 1083 son privadas y tan solo dos son
comunitarias, de 444 estaciones de televisión, 368 son privadas y no existe ni una sola
comunitaria.

Es altamente positiva la creación de medios públicos en televisión, radio y prensa por


parte del actual gobierno en el marco de las políticas referidas anteriormente, sin
embargo, la falta de claridad marca serios límites en su consolidación y desarrollo ya que
tienen la amenaza de perder su autonomía y convertirse en medios del gobierno y no de
la sociedad civil como espacio de expresión de la diversidad de la sociedad.

Un aspecto importante constituye las políticas nacionales que impulsa el CONARTEL


tendientes al desarrollo de las telecomunicaciones con la incorporación de las
tecnologías de la Información y Comunicación para que esta contribuya al desarrollo
humano y sustentable en el marco del respeto a las culturas originarias. Esta política ha
merecido especial atención del gobierno en la perspectiva de que posibilita conectarse
con el mundo global y da herramientas con un gran potencial para fortalecer el ejercicio
de la ciudadanía en la medida que permite participar en la vida económica, social y
cultural del país. Se busca fomentar el uso de las telecomunicaciones y las tecnologías
de la información y la comunicación para el desarrollo de la educación, salud, seguridad,
comercio y gobierno electrónico, para lo cual se busca mejorar la infraestructura y
fomentar el acceso de los sectores populares

El gobierno viene trabajando en dotar de infraestructura de internet para los


establecimientos educativos públicos de todos los niveles, la creación de telecentros en
zonas rurales y urbano-marginales, así como en la disminución de los costos de estos
servicios para incrementar el uso en la población. Esto ha incidido que cada vez se use
más estas tecnologías y el número de usuarios se incremente actualmente en más de
dos millones y medio

Conclusiones

El panorama del desarrollo en el Ecuador es complejo y contradictorio, por un lado


obedece a la necesidad de encontrar salidas a la profunda crisis en la que se ha debatido
la última década que se alejan de las recetas ofrecidas y recomendadas por el poder
global y por otro, se asume los planteamientos hegemónicos debido a la necesidad de
mantenerse conectado con ese mundo global. Las iniciativas de integración regional aún
son débiles para pensar en un desenganche que implique rupturas conceptuales y
prácticas sociales alejadas de la modernidad capitalista.

Por ello, la revolución ciudadana no ha logrado alejarse de sus presupuestos


fundamentales de crecimiento económico y progreso, a pesar de que aún está cruzada
por nociones y prácticas que vienen desde los sectores subalternos y desde los pueblos
originarios y negros, dándole un particular toque postdesarrollista en el sentido que lo
31 

 
entiende Escobar. Estas nociones son el predominio de lo local frente a lo global, la
revalorización de las identidades, conocimiento y maneras de vivir de las culturas
originarias, la producción y la vida en armonía con la naturaleza, las prácticas
interculturales basadas en nuevas relaciones sociales, las relaciones sociales basadas en
la complementariedad y la reciprocidad, la importancia del pasado como constitutivo del
ser humano, las interrelaciones de todo con todo, entre otras. El Buen Vivir es una fuente
de cuestionamiento de prácticas y presupuestos de las sociedades modernas y también
fuente de inspiración para pensar las maneras de vivir más adecuadas para la sociedad
ecuatoriana y latinoamericana.

Independientemente de sus contradicciones bajo la inspiración de este desarrollo


humano sustentable (Buen Vivir) o hacia el Buen Vivir, se está formulando políticas
públicas que definitivamente van en la línea de la profundización de la democracia en sus
dimensiones políticas, económicas, sociales, ecológicas y culturales.

Aún cuando el gobierno ha preferido el marketing político (para conseguir adhesiones y


direccionar los votos como forma de hacer política) a los procesos de diálogo y
construcción de acuerdos y consensos para realizar las grandes transformaciones que
necesita el país, imponiendo a veces un estilo vertical que a veces raya en el
autoritarismo, no podemos negar que el proceso de formulación de la Constitución del
2008 se nutrió de un amplio dialogo en el que participaron sectores políticos, religiosos,
sociales y culturales. Con menor intensidad pero también con una buena participación se
formularon los Planes Nacionales de Desarrollo, pero especialmente algunas políticas
como las referidas a la educación y salud fueron formuladas en estos procesos dialógicos
y participativos.

Un segundo aspecto de estas políticas públicas se refieren a que en su gran mayoría se


orientan a profundizar la equidad social, la inclusión, la interculturalidad, el acceso
universal a servicios públicos de calidad, a reconstruir la institucionalidad democrática, a
garantizar los derechos de los ciudadanos, a promover la participación y la formación de
ciudadanía, a cuidar y preservar el medio ambiente, a democratizar la comunicación y en
general construir una sociedad democrática.

Un tercer aspecto se refiere a que muy pocas políticas se orientan a promover el diálogo
y el protagonismo de los sujetos individuales y colectivos para establecer y priorizar
problemas, buscar soluciones e implementarlas en la búsqueda del bienestar de todos y
todas. La falta de respeto a procesos y colectivos ha llevado a la criminalización de las
luchas sociales debilitando las posibilidades de diálogo para formular planes y políticas
públicas, dicha acción está demasiado concentrado en técnicos que van perdiendo el
contacto con los movimientos y las comunidades.

Un cuarto aspecto es que la gran mayoría de políticas, en la medida que abordan


contenidos a los cuales se refiere la comunicación para el desarrollo, pueden ser
relacionadas con este paradigma

Un quinto aspecto es que la aplicación de estas políticas llevan 4 años y en algunos


casos sus resultados todavía no aparecen o son demasiado débiles. Sin embargo los
logros obtenidos en reducir la pobreza y desempleo, incrementar el acceso a servicios de
mejor calidad en educación, salud, vivienda, agua, luz, teléfonos e internet, así como
fomentar la economía solidaria y la soberanía alimentaria son fundamentales a la hora de
hablar de democracia económica, política, social y cultural.

En materia de comunicación hay pocos avances debido a los problemas en formular una
ley de comunicación que abra el espacio para formular políticas públicas nacionales de
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comunicación y profundizar en la democratización de la comunicación. Es positivo la
creación de medios públicos en televisión, radio y prensa pero la falta de claridad y la
manera de hacer la política marca serios límites en su consolidación y desarrollo ya que
tienen la amenaza de perder su autonomía y convertirse en medios del gobierno y no de
la sociedad civil como espacio de expresión de la diversidad de la sociedad.

A nivel del Estado hay un déficit de entendimiento y en asumir la comunicación para el


desarrollo de manera explícita, lo cual incide en dificultades para avanzar con mayor
celeridad en los procesos de profundización de la democracia. Considero que es
necesario abrir el debate y colocar en la agenda pública con mayor fuerza la
comunicación para el desarrollo, toda vez que la coyuntura puede ser favorable y de
mucha utilidad para obtener mejores resultados.

Quito, 09 de febrero de 2011.

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