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Nuestro país, con sed de libertad dio sus primeros pasos firmando un documento que
después fue robado para intentar anular la decisión de los diputados. La curiosa historia
del chasqui que llevaba los documentos y se los robaron en el momento que "fue a los
yuyos"
El acta de la Declaración de Independencia del 9 de Julio de 1816, junto con la
Constitución de 1853, es el documento más importante de la vida institucional del país.
Pero ese papel tan valioso desapareció. Lo robaron.
Convertido en chasqui militar, Cayetano partió a caballo y sin escolta. Grimau hizo una
escala en la ciudad de Córdoba. El gobernador cordobés –el coronel José Javier Díaz,
fanático artiguista y enemigo de Buenos Aires– le ofreció un soldado para que lo
acompañara. Grimau aceptó gustoso.
Pero poco podía esperarse de su nuevo compañero en caso de peligro, ya que no estaba
armado. Tan desarmado como Grimau, quien apenas portaba un sable roto.
El Inglés y Del Corro hablaron a solas. Mientras tanto, Grimau se bajó del caballo y se
fue a resolver ciertos problemas intestinales en un yuyal. En eso estaba el chasqui de la
Independencia cuando el Inglés García le puso un trabuco en la espalda –mientras otro
lo amenazaba con un facón– y le ordenó que entregara todos los papeles que llevaba. La
nutrida escolta de la galera no movió un pelo. García aseguró que cumplía órdenes del
diputado Del Corro. Ejecutado el robo, el Inglés y sus secuaces huyeron con las actas en
su poder.