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1. Un postulado inicial1
1
Este capítulo es una versión ligeramente resumida de un informe inédito preparado por Stefano
Varese.
2. Conformación nacional, etnias y Estado
La Colonia
El resultado de esta política colonial fue doble. Por un lado toda la población
nativa fue “integrada” por los españoles en una sola categoría ideológica colonial
unificadora: la de indio o indígena, es decir, el conquistado y colonizado5. Por otro
lado, en niveles locales y regionales las diferencias etnolingüísticas se
mantuvieron y acentuaron por razones políticas de control y económicas de
explotación, agudizándose, de esta manera, el proceso de parroquialismo,
"ghetización" cultural y fragmentación étnico-nacional que, entre otras razones,
condujo al fracaso de los movimientos indios armados de liberación nacional del
siglo XVIII6 y a la frustración de posibles proyectos étnico-nacionales indios.
La República
8
Bonilla, Ibíd.
9
Ibíd.
están en una posición relativa dominante, y la de mestizo que asume como
mecanismo mimético. Ambas lealtades, en su manifestación externa, pueden
corresponder a una decisión táctica coyuntural. El problema de la identidad étnica,
individual y colectiva, y sus concreciones en formas de conciencia étnica
políticamente activa, es de gran importancia, porque alrededor de ellas y de la
conciencia de clase se constituyen los modos en que los distintos grupos y
segmentos del país se relacionan entre sí; y sobre todo la forma que toman estas
relaciones, y las que se establecen entre el grupo y el Estado, en sus aspectos
superestructurales y jurídicos10.
10
Cf. Ballón (1980).
11
Cf. Mariátegui (1976).
12
"El término gamonalismo no designa sólo una categoría social y económica: la de los
latifundistas o grandes propietarios agrarios. Designa todo el fenómeno. El gamonalismo no está
representado sólo por los gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarquía de
funcionarios, intermediarios, agentes, parásitos, etc. El factor central del fenómeno es la
hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del Estado" (J.C-
Mariátegui, citado en Prevoste, 1983).
13
Citado en Prevoste (1983), p. 17.
14
Bonilla (1980) pp. 13-14.
repliegue de la economía andina es la contraparte económica de la
incapacidad política de la clase dominante para construir una sociedad
nacional y un Estado a partir de las estructuras sociales y administrativas
heredadas de la Colonia.
La formación neocolonial
15
Cf. Várese (1972, 1981).
una nación sino un territorio habitado", escribía Manuel González Prada16. Crisis
de nación y crisis de Estado oligárquico que corresponden al retorno masivo del
país al mercado internacional y su reinserción en una economía de exportación y
de enclave que va acompañada de un flujo de capital externo fundamentalmente
inglés, y después norteamericano, invertido directamente en la explotación de los
recursos estratégicos mineros y de la explotación agropecuaria17.
16
Citado en Degregori, s.f
17
Bonilla (1980) y Kaplan (1976) pp. 143-170 passim.
18
Cf. Bonilla (1980); Mansour (1979); Wolf (1982).
19
Cf. Degregori el al., s-f.
discusión y búsqueda científica en torno a la cuestión del campesinado, del
indígena y de la conformación nacional en los debates y práctica política de José
Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Con Haya y Mariátegui:
... el análisis del problema nacional se ubica en términos más amplios y profundos
al enfocársele en el contexto de una sociedad y de un Estado de clase y en
función de la comprensión del carácter semicolonial de nuestra sociedad. Historia,
imperialismo, estructura productiva, Estado y clases aparecen como los nuevos
20
elementos explicativos de la problemática .
Si los primeros años del siglo xx, especialmente los de la década del veinte
al treinta, representan un avance de la cuestión indígena y nacional en la
conciencia social peruana, esto puede interpretarse como expresión ideológica y
superestructural de una dialéctica establecida entre una clase dominante con
intereses aún claramente enraizados en el sector rural e indígena y una oposición
política e intelectual siempre más conciente y lúcida sobre la composición histórica
de las fuerzas productivas del país. A partir de 1931 y hasta 1945, bajo los
gobiernos represivos de Bustamante y Prado, el país asiste a un creciente
dinamismo de la burguesía exportadora, a un cierto crecimiento industrial y a la
incipiente nueva alianza entre estos intereses y el imperialismo, en desmedro de
los segmentos oligárquicos tradicionales23. A esta etapa le corresponde un resurgir
de concepciones culturales y de visiones sociales racistas, desnacionalizadas e
hispanistas. En 1937 el filósofo A.O. Deustua puede escribir impunemente que "el
Perú debe su desgracia a esa raza indígena que ha llegado, en su disolución
psíquica, a obtener la rigidez biológica de los seres que han cerrado
definitivamente su ciclo de evolución... el indio no es ni puede ser sino una
20
Valderrama (s.f), P. 189.
21
Ibíd.; también Aricó (1978).
22
Mariátegui citado en Valderrama, op. cit., p. 199.
23
Degregori (s.f.). pp. 230-234.
máquina...”24. Sin embargo, para otros sectores más vinculados a la
modernización capitalista del país, la solución al problema indígena pasa por la
educación y la integración de las masas indias al mercado y al consumo.
24
Citado en Degregori, Ibíd., p. 234.
25
Cardoso (1979).
26
Prevoste, op. cit., pp. 121-124.
las movilizaciones populares del campesinado indígena de principios y mediados
de los sesenta, que vuelve a entrar nuevamente al escenario nacional como un
protagonista con su propio programa político resumido en la fórmula "tierra o
muerte" y en el cuestionamiento del viejo orden agrario del obsoleto poder
oligárquico atrincherado en las zonas rurales del país. Las luchas armadas que
acompañan esta insurgencia campesina e indígena serán finalmente derrotadas,
en el plano estrictamente militar, pero abrirán una herida profunda en la conciencia
social del país e impulsarán a un sector de los militares a tomar el poder en 1968,
fundamentalmente para contrarrestar, con una opción de cambios profundos, la
amenaza de una sublevación popular, campesina e indígena generalizada y para
deshacer la envejecida connivencia de las fuerzas armadas y un orden oligárquico
a todas luces incapaz de conducir al país por una vía de desarrollo más
independiente y nacionalista.
La reestructuración agraria
27
Ribeiro (1977), pp. 206-219.
28
Véase Mejía (1980); Pasara (1978).
chilena de la Unidad Popular29 y se conformaron 2155 unidades productivas de
tipo cooperativo o comunal para los 9 millones de hectáreas adjudicadas. Más allá
de las cifras (la reforma agraria benefició solamente a algo más de 400. 000
familias campesinas (poco más de 20% del total) y de las razones por las cuales
su éxito fue limitado y su pleno desarrollo cortado por el segundo período de
gobierno militar (1976-1980), es importante señalar algunos hechos esenciales
desde el punto de vista de los derechos indígenas.
29
Mejía (1980).
30
J. Malos Mar citado en Mejía (1980), p. 140.
31
Pasara (1978), p. 64.
32
Ibíd., p. 83; Ley de Comunidades Nativas de 1974.
6. En el caso de la selva de la región amazónica (que constituye casi el 60%
del territorio nacional) la Ley de Comunidades Nativas, promulgada en
1974, estableció los principios de titulación de las tierras ocupadas por los
miembros de las comunidades étnicas; la prohibición del acceso de
sociedades mercantiles a la propiedad predial en la región; la priorización
del Estado como realizador del aprovechamiento forestal; el otorgamiento
de personería jurídica a las etnias y a las comunidades nativas que la
componen y finalmente una serie de medidas legales para garantizar un
margen de autonomía administrativa de las comunidades étnicas en los
campos del derecho consuetudinario, la cultura, el uso de la lengua y la
organización social. Para 1980 poco menos del 30% del total estimado de
comunidades nativas había sido titulado.
33
Pasara (1978), p. 164.
34
Cf. Ministerio de Educación (1972. 1973).
reconocimiento del carácter multiétnico de la formación nacional y abrió al
debate público la eventualidad de un reconocimiento y oficialización de
todas las lenguas del país36. Es dentro de esta perspectiva más amplia y no
escolarizada que la lengua quechua, por ejemplo, empezó a aparecer
regularmente en el periódico del gobierno y que se elaboró un programa
orgánico para la nacionalización del Instituto Lingüístico de Verano y su
transferencia a la cogestión del Estado y de las comunidades étnicas del
país.
35
Escobar (1983), p. 334.
36
Ibíd.
37
Ibíd., p. 335.
La nueva Constitución política del Estado de 1979
38
Escobar (1983), p- 336.
millones de personas39 y que finalmente entrarán en razón y se asimilarán a la
corriente cultural y lingüística de la sociedad mestiza hispanohablante.
39
Mayer, Masferrer (1979).
capitalismo dependiente y periférico de mantener, en el nivel interno del país,
desarrollos desiguales y combinados. Lo segundo se remite a una condición
inherente a la esfera de la civilización y a la capacidad de cada pueblo de
interpretar y utilizar la naturaleza a través de formas cognitivas y de lenguaje,
organizativas, productivas, distributivas, de consumo y de estética que se
constituyen históricamente en matrices culturales reproductoras de estilos de
convivencia social privativos y peculiares de cada etnia. Una incidencia voluntaria
y racional sobre la esfera de la desigualdad económica y social afecta ciertamente
a las formas aparentes de etnicidad específica que, en general, son las que
definen al grupo étnico subordinado por su capacidad de adaptación y su
estrategia de supervivencia, pero refuerzan otros ámbitos de la cultura que en
condición de mayor bienestar y libertad pueden desarrollarse a plenitud.
40
Ley de Promoción y Desarrollo Agropecuario (decreto-ley núm. 2).
riesgo más permanente: un camuflaje de la función de dominación económico-
política de la normatividad jurídica (que legisla por acción u omisión dentro de los
límites de la operatividad y el consenso social), presentando como acción de
protección a los derechos etno-lingüísticos de las poblaciones indígenas.
41
Cf Bonfil (1981), Kapsoli (1982), Rodriguez, Varese (1981), Wankar (1981).
42
Peruvian Quarterly Report. abril de 1984.
circulación de información y los gravísimos casos de torturas, ejecuciones
sumarias y desapariciones.
El Perú afronta una de las más graves y serias crisis, cuyas consecuencias serían
imprevisibles si no estuviéramos en capacidad de analizarla, meditarla y buscar
soluciones. S están conmoviendo profundamente las bases mismas de todos
nuestros sistemas en todos sus aspectos; económico, político, social, jurídico.
Esta situación exige tomar la iniciativa, encontrando la respuesta apropiada a cada
reto que se plantea y debe ser pronta, inmediata, antes de que sea demasiado
tarde. Los pueblos del Perú están ansiosos de vivir en paz, en armonía, sin temor,
y así como estamos no se logrará la paz ni se ejercitará la libertad, si no se
43
alcanza la Justicia .
Agenda mínima
43
Dr. José María Gálvez Vega, presidente de la Corte Suprema de Justicia, agosto de 1983. citado
en García Sayán. s.f., p. 59
La agenda mínima de los derechos étnicos comprende por lo menos tres
áreas principales: 1) Territorio, tierras y recursos; 2) organización económica,
estructura política, autonomía; 3) cultura, educación, lengua y comunicación.
Por otra parte, existe una tradición de aplicación de justicia popular que se
ha mantenido secularmente dentro de las comunidades indígenas de la zona
andina que ha sido legitimada, de alguna manera, por el Estado. Se trata de los
jueces de paz que operan en las comunidades y que en su gran mayoría no son
letrados sino miembros activos de la comunidad. Ellos están facultados para
conocer causas civiles de escasa cuantía y pueden conocer faltas (y no delitos) en
el caso penal, pero sin expedir sentencia. En la práctica, sin embargo, por la
insuficiencia del aparato de justicia del Estado y su membresía y cercanía a la
comunidad estos jueces de paz administran un tipo de justicia popular y de buen
sentido común que refleja y respeta las tradiciones locales44.
Fuera del aparato estatal existe una larga y densa tradición de justicia
popular ejercida por las comunidades y organizaciones populares indígenas. Esta
acción de justicia paralela y autónoma se evidencia en conflictos internos y entre
comunidades (especialmente por robo de ganado, conflictos de linderos, robos en
general) y resulta en dos tipos de acciones: la entrega del culpable a las
autoridades policiales o la aplicación directa del castigo que en casos extremos
puede llegar al ajusticiamiento.
44
García Sayán. s.f.
etnias indígenas verían garantizado su derecho a recibir la educación en su propia
lengua y en castellano dentro del propio territorio étnico, no sólo para los grados
iniciales de la educación primaria sino para todo el sistema escolar. Lo anterior
implica el derecho de cada etnia a expresar y desarrollar su patrimonio cultural y a
constituir organizaciones y empresas culturales y educativas y de comunicación
que permitan tal desarrollo.