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¿Por qué

enamorados felices
y enamorados
fracasados?
PRIMERA PARTE

P. Antonio Alonso S. J.
PRIMERA PARTE

¿Por qué enamorados


fracasados?

1) QUIÉNES NO SON ENAMORADOS


FRACASADOS

E
casarse.
S FRECUENTE la opinión de que son
enamorados fracasados los que no han logrado

No son enamorados fracasados los que, después


de haberse tratado cierto tiempo, llegan a la
conclusión de que no son el uno para el otro, y por lo
tanto se separan de mutuo acuerdo.

No es enamorada fracasada, la que es abandona


por su enamorado antes de casarse, por que él ha
llegado a convencerse de que no sería feliz
casándose con ella, aunque ella esté muy enamorada
de él.
La razón es clara, pues, a ella no le conviene casarse
con un hombre que no la quiere de verdad: su
matrimonio sería un fracaso.
Por supuesto que ella debe proceder de la misma
forma: si se persuade que no quiere de verdad a su
enamorado, dejarlo aunque él esté muy enamorado de
ella.
Cierto que son casos dolorosos, sobre todo cuando
han pasado varios años de enamorados, mas no hay otra
solución razonable.

No es enamorado fracasado el que, después de uno


de estos fracasos aparentes, rehace su vida sin dejarse
aplanar por las circunstancias; reconociendo la
Providencia de Dios, y reflexionando, que es mejor que
se haya producido esta separación antes de casarse, que
después de casados.

Por otra parte, si estas separaciones dolorosas para


uno de los enamorados se hacen con prudencia, el
problema disminuye y, al cabo de cierto tiempo, esa
herida cicatriza bien.
Cierto día, vino una joven a consultarme qué
hacía con su enamorado: “Es muy bueno, muy
trabajador, me respeta mucho, me quiere mucho,
pero yo no me siento bien con él: ¿usted qué me
aconseja?”
Sin dudar le respondí: “Déjelo... hágalo de
manera que él no se moleste; dígale que usted lo
estima mucho y que quisiera casarse con él, pero
que no le nace ese cariño que usted cree es necesario
para un matrimonio feliz”.
Todos estos casos que en apariencia son fracasados,
en realidad, no lo son; sino que a tiempo se ha evitado un
fracaso total en el matrimonio.
Son realidades, efecto de la limitación humana, y
caminos que tienen la Providencia, algunas veces
dolorosos, pero siempre provechosos para los que saben
ver la mano providencial de Dios en todos los
acontecimientos.
2) QUIÉNES SON ENAMORADOS
FRACASADOS

HAY MUCHAS personas que no consideran


enamorados fracasados a quienes han logrado casarse.
Cuántas veces he tenido que escuchar, en casos
complicados, estas frases: “Lo importante es que se
casen, sea como sea, ellos sabrán arreglárselas”.
¡Enamorados fracasados!

Son enamorados fracasados, lo que después de


haber tenido una conducta irregular como
enamorados, uno de ellos abandona al otro, sin
querer saber más de él.
Son enamorados fracasados, los que llegan al
matrimonio como viejos en el amor, por haber
gustado de la fruta antes de tiempo, contra lo que
Dios y su conciencia les dictaban.
Son enamoradas fracasadas, las que piensan que
casarse es lo fundamental, prescindiendo de todo lo
demás.
La sociedad está llena de enamorados fracasados
por las falsas ideas que pululan en el ambiente y por
los malos ejemplos que continuamente se están
contemplando.
Es de suma importancia que, con toda libertad,
exponga la causa de tantos fracasos. Lo haré de una
manera clara, tratando de ir al fondo de la cuestión.
Mucho se ha escrito sobre este tema: yo pienso, de
una forma un poco esquemática, ayudar a la solución de
este problema.
Tal vez, algunos no coincidan conmigo en algún
punto: yo solo escribo lo que mi experiencia me dice que
ha iluminado a tantos jóvenes.

3) ¿POR QUÉ ENAMORADOS


FRACASADOS?

A) ¿Qué entiendo por “enamorado”?


Casi todos entienden por “enamorados” al que siente
un atractivo sexual hacia otra persona de distinto sexo.
¿Es éste el verdadero significado de la palabra?
Nadie dice que el que va a casas públicas, va a buscar
a su enamorada. Entonces la palabra “enamorado” tiene
otro sentido del que le aplican muchos.
Cuando me preguntan si les convendría tal persona
como enamorado, yo les pongo el siguiente ejemplo, para
que ellos decidan.
“Tú tendrás alguna amiga íntima, con la cual te
sientes bien. Te entiendes mejor que con tu
hermana. Se te pasa el tiempo sin darte cuenta, y eso
sin tener ningún pensamiento sexual ¿Qué significa
esto? Que entre los dos, hay sintonía, comprensión
cariño, compenetración (se identifican tanto en
ideas como en sentimientos, esto es entenderse
completamente)”.
Para enamorado, tienes que buscar una persona con la
cual te suceda algo parecido. Y como resultado de esto,
vendrá una atracción sexual sana.
Esto es ser enamorado: estimar y amar a otra
persona porque su manera de ser sintoniza
perfectamente con la mía, y como fruto de esta
compenetración, nace el deseo de que la unión sea
perfecta con la unión sexual.
Conforme a esta norma tenemos que muchos que se
consideraban enamorados, no lo son; y porque, sin estar
enamorados, quieren imitar mal a los enamorados,
fracasan rotundamente.
B) Conforme a la idea del verdadero
enamorado:
¿Tienen todos lo hombres derecho a jugar
enamorados? De ninguna manera.
Tratándose de un asunto del que depende su
felicidad, la felicidad de una mujer, la de hijos y otras
personas, no se puede permitir que cualquier persona
irresponsable arruine a otros.
De la misma forma que no se permite ser
sacerdote a cualquier persona, ni médico ni
ingeniero ni militar, ni otra carrera de
responsabilidad, tampoco se le puede permitir
casarse ni jugar a enamorados a personas que no
están capacitados.
Es criminal permitir enamoramientos que lleven
a la ruina.
¿Quiénes son los encargados de impedir estos
enamoramientos falsos? Los padres de los jóvenes que
conociendo la mala conducta de sus hijos los deben
amonestar para que no intenten un acto tan injusto.
Los mismos padres de los enamorados deben
manifestar mutuamente los errores de sus hijos, para que
estos no prosigan en su falso enamoramiento.
Es verdad que al no permitirles enamoramientos
perniciosos vienen ciertos inconvenientes, pero, a mi
parecer, son menores que el hecho de permitir “amores”
entre dos irresponsables.
Ya voy apuntando una de las causas de los
enamorados fracasados: se tratan como enamorados, los
que son incapaces de enamorarse de verdad.
¿Cómo han llegado a esa situación tantos jóvenes? En
gran parte por culpa de sus padres. Proceden de hogares
deshechos, mal formados, en los cuales los muchachos
no han recibido más que malos ejemplos.
Dicha situación familiar les ha impedido recibir una
conveniente formación moral.
Han sido amaestrados en un tema tan importante
como es el verdadero AMOR, por compañeros
corrompidos; y el resultado es: jóvenes que no tienen
otro ideal que el buscar el placer sexual en todas sus
formas.
Muchachos de esta índole están condenados a
fracasos amorosos.
Antes de permitirles casarse, habría que someterles a
unos cursillos de formación, a ver si son capaces de
reeducación; y si, en conciencia, se ve que son incapaces,
aconsejarles que no se casen.
Desgraciadamente, se encuentran muchos jóvenes en
tales circunstancias.
C) ¿Por qué fracasan como enamorados jóvenes
normales?:
Por dos razones principales:
1. Porque eligieron mal a la enamorada.
La importancia de la elección de enamorada es
fundamental.
Muchos jóvenes al escoger enamorada no miran más
que a la cara, y después les pasa lo que a la zorra del
cuento: “Que su cabeza es hermosa, pero sin seso”.
Ciertamente que una mujer hermosa, dotada de otras
cualidades humanas y morales, es un don de Dios; pero
de ordinario Dios acumula pocas veces todos sus dones
en una persona.
Las cosas son como Dios las ha hecho y nadie las
puede cambiar. Sin pretender investigar el por qué, de
hecho, hay mujeres que tiene carácter y psicología de
hombres; y hay hombres que tienen psicología de
mujeres.
¿Podría triunfar un hombre, hombre, si se enamora
de una mujer con psicología de hombre?
Difícilmente, pues los dos no se complementarían,
sino que se acumularía en exceso ciertas cualidades y
habría deficiencia de otras; por tanto, no habría armonía
ellos. Darían duro con duro, y saltaría la chispa.
¿Puede enamorarse un hombre, con psicología
femenina, de una mujer también femenina? Sucedería lo
mismo: no habría equilibrio de cualidades. Y fácilmente
resultará un matrimonio débil, sin el carácter que se
necesita para afrontar las dificultades de la vida.
El ideal será que el hombre, hombre, se enamore
de una mujer, mujer; y que el hombre con psicología
femenina se enamore de una mujer con psicología
masculina. De esta manera, habrá uno que tenga el
carácter necesario para resolver las dificultades. La
mujer podrá desenvolver sus cualidades, si choques;
y el hombre débil se sentirá completado por las
cualidades de la mujer fuerte.
Ampliando un poco lo que antes indiqué sobre la
elección de enamorado, suelo poner el ejemplo
siguiente: todos tenemos personas del mismo sexo,
con las cuales nos entendemos maravillosamente,
sin esfuerzo alguno, a veces mejor que con los
hermanos: 1era categoría; tenemos otras personas
con las cuales... bien, pero no tanto: 2da categoría.
Por último, hay personas que nos resultan
naturalmente antipáticas, aunque sean muy buenas:
3ra categoría.
Pues bien, para elegir enamorado es necesario escoger
una persona de la 1ra categoría, con la cual tú te
entiendas sin esfuerzo alguno. Y hay que tener en
cuenta que: las dificultades que se presentan en el tiempo
de enamorados, de ordinario, no se disminuyen después,
sino que se aumentan.
Una persona de la 1ra categoría, dirán muchos, es ave
rara; y que difícilmente se encuentra. Sin embargo, yo no
creo que sea tan difícil, siempre y cuando, haya un recto
criterio para elegir.
Lo que sucede es que muchas veces se elige, o se
acepta, a una persona guiados por motivos distintos.
Un muchacho rico y simpático para las chicas, y una
chica guapa para los chicos, son casi siempre lo decisivo y
determinante a la hora de elegir, prescindiendo de otras
cualidades morales. Con tal criterio en la elección, el
resultado difícilmente es exitoso. Vuelvo a repetir que lo
principal en la elección es la sintonía de los enamorados;
si no hay esto, casi siempre hay fracaso.

2. Fracaso por mal comportamiento como


enamorados.
¿Todos los que han elegido bien triunfan? No basta
una buena elección, además, es necesaria una preparación
digna para el matrimonio.
Ante todo, tienen que persuadirse los enamorados:
1) Que son personas humanas no animalitos.
2) Que son enamorados, no casados, y que por lo
tanto, sin ningún derecho del uno sobre el otro.
3) Que tiene que ir acostumbrándose a vivir juntos,
armoniosamente.
4) Que tienen que ir forjándose un ideal común.

1. Que son personas humanas no animalitos.


El hombre se compone de dos partes: cuerpo y
alma racional. El hombre es parte animal y parte
racional. El hombre es verdaderamente
hombre por su parte racional. El hombre
progresa, el hombre supera a todos los animales
juntos, debido a su alma inteligente. Por tanto, el
hombre que quiera ser verdaderamente
hombre, debe gobernar su vida toda1, por lo que
le dicta su alma inteligente.
El hombre que vive gobernado por su parte
animal, se pervierte, se rebaja y se convertirá
pronto en una cosa peor que un animal. El
animal, al fin y al cabo, no hace nunca ninguna
cosa mala, pues, siempre lo hace todo guiado por
sus instintos. Como no tiene libertad para hacer
otra cosa, nunca tiene responsabilidad de sus
actos y, por tanto, nunca merece ser castigado
realmente.

El hombre cuando obra como animal pudiendo,


por su libertad, proceder como hombre racional,
tiene responsabilidad y merece castigo por
haberse rebajado, por no haber procedido
conforme a las prerrogativas que Dios le ha
dado: en resumen, por haber despreciado a Dios.
Dios es el autor de todos nuestros instintos
animales, por tanto, ningún instinto en sí es
1
“Sabed que el hombre supera infinitamente al hombre”. Blaise Pascal
(Pensamientos de Pascal sobre la religión; cap. III, 5. «Conoce pues, oh soberbio,
cuán grande enigma eres para ti mismo. Humíllate tú, razón desvalida; calla tu
naturaleza flaca; sabed que el hombre aventaja infinitamente al hombre; y
aprende de la boca de tu Señor, el verdadero estado que ignoras».)
malo. Dios es también el autor de la Ley por la
cual debemos gobernar nuestros instintos.
No se trata de suprimir los instintos, sino de
dirigirlos dentro de las normas que Dios nos ha
puesto. La mayor parte de los hombres
comprenden que esto es lógico en casi todos los
instintos.
Si vas por la calle, y ves en un escaparate un
objeto que te agrada, enseguida te viene el deseo
de apropiártelo como sea, pero luego viene la
reflexión que te dice: este objeto no es tuyo, si lo
robas cometes pecado; tal vez te descubren y vas
a la cárcel. Estos pensamientos se imponen a tu
instinto de robar, y pasas dejando la mitad de tu
corazón, pero te controlas. Lo mismo se puede
decir de los demás instintos.

Tratándose del instinto sexual, el asunto cambia.


Hay muchos que, con criterio bien formado,
defienden lo que Dios ha establecido: la
satisfacción de este instinto Dios la ha reservado
para el matrimonio legítimo; por tanto, antes del
matrimonio hay que controlar este instinto.
No bastan las razones que ponen algunos:
a) Que es dañoso para la salud el abstenerse
de estas satisfacciones.
La mayor parte de los médicos honrados
defienden lo contrario.
Difícilmente se encuentra una persona en los
hospitales por haberse contenido en su instinto
sexual.
En cambio se ven, a montones, los que han
destrozado su salud por falta de control de dicho
instinto.
La razón es clara: Dios no manda una cosa que
sea mala para la salud.
b) Que es imposible el controlarse.
Esta es una excusa que dan muchos para
defender su cobardía.
Recuerdo que leí en cierta ocasión lo siguiente:
«Era un hombre casado que era infiel a su
esposa. Ella lo notó, se cercioró bien del hecho.
Una vez averiguada la verdad, trató, por las
buenas y con cariño, de apartar a su esposo de
ese camino... Todo fue inútil.
Él le prometió que iba a cambiar. Ella esperó,
pero sin resultado. Viendo que por las buenas no
conseguía nada, ideó un plan. Alquiló a dos
hombres fuertes y les armó con sendos palos y
les mandó a que esperaran a su esposo cuando
éste saliera de tal casa y que le dieran una buena
paliza, pero sin quitarle la vida. Los hombres
esperaron al esposo infiel. Apenas éste apareció
en la puerta de calle, le propinaron una semejante
paliza que por poco y lo matan. La esposa le curó
con cariño. Después de restablecido le preguntó:
“¿Y vas a seguir yendo a esa casa?” ¡No, mujer!
No merece la pena exponerse a una lección tan
amarga».
Yo no recomiendo palizas materiales, pero sí,
golpes al bolsillo.
Muchas veces vienen personas apesadumbradas
debido a que no pueden controlar el instinto
sexual.
Confiesan, comulgan, proponen corregirse, pero
al poco tiempo vuelven a fallar. Total que llegan
a la conclusión de que les es imposible
controlarse, y como la conciencia les dice que
está mal lo que hacen, llevan una vida angustiada.
Yo les suelo preguntar:
-¿Tú de verdad quieres corregirte?
-Sí Padre, estoy dispuesto a hacer lo que Ud. me diga.
-Pues mira, yo te voy a proponer un medio en el cual
ciertamente que te controlas. Para eso se requiere
sinceridad: es decir que tú quieras controlarte; y
segundo, constancia... El medio es el siguiente, “¿de
cuánta plata dispones tú semanalmente?”
Supongamos me dice:
-De cincuenta soles.
-Muy bien, vas a hacer el siguiente propósito (que no
lo vas a quebrantar aunque se hunda la tierra). De
esos cincuenta soles, vas a hacerlo siguiente: cada vez
que te dejes vencer por el instinto sexual, te pones
como multa para los pobres: cincuenta soles. Es
importantísimo que des la limosna cuanto antes, sin
admitir excusa alguna. Si vuelves a fallar, otra vez das
los cincuenta soles, y así cada vez que falles. Yo te
aseguro que si eres fiel en cumplir tu propósito, no
tendrás que gastar mucho dinero, sino que muy
pronto te habrás conquistado a ti mismo. La razón es
esta: si tú pagas tu multa la primera vez, te duele. Y
cuando el instinto te tienta otra vez, te acuerdas que
debes pagar la multa; ese recuerdo molesta, y esa
molestia es como una inyección de fuerza que pones
a tu voluntad, con lo cual la voluntad se fortalece para
contrarrestar la fuerza del instinto sexual. Esta es la
única solución al problema: lograr por todos los
medios que la voluntad tenga más fuerza que el
instinto».
No hay que decir que si una persona dispone de
mucho más dinero, la multa tiene que ser mucho
mayor. Lo eficaz es que la multa sea tal, que duela
de verdad el tener que pagarla.
Este medio es eficacísimo para ver si de veras te
quieres controlar o no.
Desgraciadamente es frecuente que acepten este
consejo; mas después, en la práctica, no lo
cumplen: no son sinceros, no quieren de verdad
corregirse, pero no digan que no lo pueden
hacer.
De paso advierto que este remedio de la multa
voluntaria es eficacísimo para corregir cualquier
defecto, con tal que haya constancia y sinceridad.
Después de esta exposición, creo que nadie
podrá decir que no puede controlar los instintos
sexuales, sino que no lo quiere de verdad, aunque
afirme lo contrario.

2. Los enamorados, no están casados, no


tienen ningún derecho el uno sobre el otro.
Mientras los enamorados sean tales, conservan su
independencia sin que ninguno de los dos tenga
derecho a mandar en nada al otro. Es tan claro
que si a uno de ellos le parece que no le conviene
casarse con su enamorado, lo puede dejar; mejor,
lo debe dejar, sin que el otro pueda
reclamarle nada.
Partiendo de esta verdad, ninguno de los
enamorados puede exigir al otro cosa alguna, a
la cual tenga que someterse por obligación.

a) La prueba de amor
¿Qué hay sobre la prueba de amor?
¿Puede la mujer ceder ante tal petición?
La cosa es bien clara: Dios prohíbe en el séptimo
mandamiento2 tales pruebas, pues, son actos
impuros para personas que aún no están casadas;
por tanto, una cosa prohibida por Dios, no se
puede permitir bajo ningún pretexto. Parece una
doctrina difícil, pero es una doctrina de Jesús,
que es Dios, y sabe lo que manda y lo que nos
conviene.
¿Qué pensar de las jóvenes que creen que si no
consienten en la prueba de amor, no se casan?
Dos son los resultados de esta prueba:
1. La mujer que cede en tener relaciones con su
enamorado, muchas veces paga las
consecuencias antes de casarse, pues el
enamorado que la engañó (pues no abusó por
amor, sino por pasión sexual) comienza a
mostrarse duro con ella, y luego, busca
pretextos para retrasar el matrimonio (en el
cual nunca pensó en serio) hasta que la infeliz
enamorada se entera que anda con otra, y ella

2
No cometerás adulterio.
se siente terriblemente fracasada.
Este caso es frecuente, pues, de ordinario, los
que se permiten tales libertades, no van con
buenas intenciones.
2. Otras veces, después de tales actos, logran
casarse. Algunos creen que por fin triunfaron
con su matrimonio.
¿Triunfaron o fracasaron?
Es muy frecuente que tales matrimonios
nazcan muertos. Son matrimonios fríos, ya
casi sin ilusiones, y por tanto, con muy pocas
probabilidades de éxito.
Por otra parte, el hombre que se ha
acostumbrado a proceder mal con su
enamorada antes de casarse, ha procedido más
por sensualidad que por cariño. Se ha
deformado su conciencia, pasando por encima
de ella.
Muy pronto se le presentarán ocasiones
para probar la fidelidad que ha prometido
a su esposa: como tiene la conciencia
corrompida, la pasión se impondrá a su
razón, y la fidelidad prometida caerá por
tierra.
La joven esposa sospechará primero, y se
cerciorará después de tales infidelidades, y
tendrá que llorar la soledad interior, y muchas
veces la exterior.
No es buen camino, para casarse bien, el ceder
ante peticiones prohibidas por Dios.
b) ¿Qué nos dice de los besos y otras
muestras de cariño?
Como estamos en la Primera Parte, de
enamorados fracasados, voy a hablar primero de
los besos y otras pruebas de cariño entre
enamorados que fracasan.
El beso es una manifestación del cariño
verdadero, pero también es una muestra de
la pasión sexual.
Los animales no se tienen cariño verdadero, sino
instinto sexual, y se besan y acarician. Los
hombre que besan y acarician no por cariño,
sino por pasión sexual, fracasan porque
proceden como animalitos.
Muchas veces dicen que no ven nada malo en
besarse y acariciarse, con tal de no llegar a lo
último.
¿Qué hay de eso? Es punto fundamental, pues,
por proceder incautamente en esto, suceden las
catástrofes morales.
Los besos y caricias, (expresiones de cariño
verdadero), mientras son tales, no son malos
(como explicaré un poco más detenidamente en
la Segunda Parte); pero esas manifestaciones de
cariño en todos fácilmente van pasando (por el
placer que produce) a satisfacciones sensuales. Si
no se controlan a tiempo van produciendo un
placer cada vez mayor.
La naturaleza animal va exigiendo besos y
caricias más íntimas, con mayor placer.
Llega un momento, en que la volunta se va
debilitando por el placer que recibe con tales
sensaciones. El placer aumenta, la voluntad
disminuye hasta tal punto que uno se siente
impotente para contrarrestar la fuerza del
instinto.
Un día, explicaba yo a una joven, el por qué no
se pueden permitir ciertas libertades que llevan a
estos extremos. “Tiene usted razón –me decía-
llega un momento en que se siente una como
anestesiada, sin fuerzas para resistir...”

Dificultad del problema


¿Cómo se distingue, cuándo es cariñoso y cuándo
es sensualidad?
Estas cosas no son matemáticas, ni se puede
trazar una divisoria entre una cosa y otra.
Tratándose de una cosa de tanta importancia es
preferible ser un poco exigente para no llorar
después.
Tenemos, por otra parte, la voz de la
consciencia3 que fácilmente nos dice lo que está
bien y lo que está mal.
En concreto, cuando tú adviertas que esos
besos y caricias te comienzan a producir
sensaciones sexuales de placer, y que este
instinto, os lleva a permitiros cariños cada
3
conciencia. || 2. Conocimiento interior del bien y del mal. || conciencia errónea.
f. Rel. La que con ignorancia juzga lo verdadero por falso, o lo falso por
verdadero, teniendo lo bueno por malo o lo malo por bueno.
juicio. m. Facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal
y lo verdadero de lo falso. (RAE)
vez más prolongados e internos, el asunto no
va por buen camino.
Tienes que dar marcha atrás.
¿Qué hacer para dar marcha atrás?
Lo fundamental es cortar con la ocasión ¿Qué es
la ocasión de pecado? Es una circunstancia
externa que nos induce al pecado.
¿Cuál es la peor ocasión para los enamorados?
La soledad: el verse en sitios apartados y
oscuros. Enamorados, que voluntariamente se
ven solos en sitios apartados, o en la misma casa,
es casi imposible que puedan controlar sus
instintos.
La soledad es como la leña que echa al fuego que
llevamos dentro, en vez de apagar la pasión, la
enciende más y aumenta la dificultad de
controlarla.
“¿Puedo salir sola, con mi enamorado, en el
carro?”
Yo creo que la respuesta la tienes en el párrafo
anterior.
“Pero todas las que tienen enamorado con carro,
salen solas con ellos”.
Pregúntales cómo andan a la mayoría de ellas al
cabo de cierto tiempo.
Nos dice Jesús: que “si tu ojo, tu pie, o tu mano,
te es ocasión de pecado, que te arranques el ojo,
o te cortes el pie o la mano”4.

4
Mateo (18:8-9)
Pues, si el carro de tu enamorado o el cuarto, o
cualquier otro sitio, te es ocasión de pecado,
déjalo.

c) Fracasan los enamorados por no


conocerse bien
Supe de dos enamorados que se querían. Ella era
bonita, pero llevaba peluca postiza. Él no sabía
que sus cabellos eran artificiales. Poco antes de
casarse, supo que era peluca postiza, y se dio
cuenta que sin ella no era tan bonita. Bastó esto
para que se desilusionara y por ende la dejara.
Mejor fue que la dejara antes de casarse, que
después.
Los enamorados deben conocerse todos los
defectos físicos y morales antes de casarse.
Los que maliciosamente ocultan sus defectos
fingiendo lo que no son, se exponen a un gran
fracaso.
Con frecuencia sucede que al poco tiempo de
haberse casados ya están peleándose, ¿por qué?
“Porque se ha vuelto muy distinto, o distinta, de
cuando eran enamorados”.
Si mientras son enamorados se conocen
bien, con todas las cualidades y defectos, y
se llevan bien, es lo más probable que
continuarán llevándose bien en el
matrimonio.
Este es uno de los fines principales del tiempo de
enamorados. Es decir tratarse, conocerse, ver si
son capaces de vivir en armonía toda la vida. Si
se descubre que no puede ser así, que se separen
antes de casarse.
Muchas jóvenes reconocen los defectos de
sus enamorados que las molestan bastante,
pero piensan que con su cariño y con el
tiempo, los convertirán: casi siempre
fracasan.
Los defectos que tiene cuando enamorados, y las
desavenencias que proporcionan, en vez de irse
corrigiendo, casi siempre se agravan.

3. Fracasan si no se van acostumbrando a


una vida común.
Los enamorados se engañan muchas veces.
Piensan que la vida en común (después de
casados) es como los primeros tiempos de
enamorados. Ellos, no solamente no tienen
dificultad en estar juntos y solos, sino que es lo
que más desean. Se les pasan las horas muertas,
conversando, mirándose, acariciándose, y piensan
que siempre será así.
La realidad es muy distinta. Dios ha puesto esas
alegrías en los enamorados para que vayan al
matrimonio con gusto.
Pasa el tiempo, pasa el atractivo; pasa la noche, y
llega la triste realidad.
Enamorados que han sabido comprenderse y
superar las desavenencias que siempre hay,
fácilmente superan las mayores que luego
sobrevendrán.
Los enamorados que son egoístas, que buscan su
propio placer prescindiendo del otro; que quieren
ser dominantes, sin atender al punto de vista del
otro; que guardan resentimiento en las pequeñas
divergencias; que echan siempre la culpa al otro
sin pensar en la parte que le corresponde a ellos;
difícilmente terminarán comprendiéndose, y por
tanto, no adquirirán la preparación que se
requiere para un matrimonio feliz.

4. Tienen que forjarse un ideal común.


Los enamorados que van al matrimonio así no
más, sin haberse forjado un ideal en el cual
coincidan los dos, fracasarán.
Los que no se ponen de acuerdo respecto del
papel de cada uno en el matrimonio, sino que lo
dejan a la improvisación, fracasarán.
Los que no coinciden en la forma de educar a sus
hijos, fracasarán.
Todos los problemas que se les han de
presentar en el matrimonio, deben
examinarlos cuando están de enamorados, y
ponerse de acuerdo respecto de ellos.
En muchos puntos se encontrarán disconformes
¿Qué hacer en estos casos?
No dejarlos a la aventura. Consultar con
personas que los puedan ilustrar. Leer libros que
traten sobre dichos puntos.
Afortunadamente, ahora hay abundante literatura
sobre estos temas.
Los enamorados que no resuelven de común
acuerdo estos problemas antes de casarse,
difícilmente los resolverán estando casados, y por
tanto terminarán siendo fracasados.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

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