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Agustina Alvarado U.
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Apuntes de Derecho penal I, 2008 Prof. M. Magdalena Ossandón W./
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1. Derecho Comparado.
Considerando las más recientes innovaciones legislativas, así como la
experiencia positiva y negativa de la aplicación de leyes similares en el contexto de
América Latina, se tuvo en vista las siguientes normas:
a) Ley Orgánica de Responsabilidad Penal de Menores (LORPM) de España,
vigente desde 13 de enero de 2001,
b) Ley de Justicia Penal Juvenil de Costa Rica de 1996, y
c) Estatuto del Niño y Adolescente en Brasil, de 1990.
2. Regulación Internacional.
a) Convención Internacional sobre Derechos del Niño, adoptada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989
b) Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de
la justicia de menores (Reglas de Beijing)
c) Reglas de Naciones Unidas para la Protección de los Menores
Privados de Libertad
d) Directrices de Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil (Directrices de Riad)
e) Conclusiones de estudios de organismos internacionales
especializados en el tema de la Justicia y los derechos de la infancia como el
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Instituto
Interamericano del Niño (organismo especializado de la Organización de
Estados Americanos) y el Instituto Latinoamericano para la Prevención del
Delito y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD).
La LRPA tenía por objeto concretar en el ámbito nacional los requerimientos
internacionalmente reconocidos para la protección de los menores de edad 1, de
modo de reestructurar y ajustar la reacción punitiva estatal a los mismos. Esta
necesidad de adecuación queda manifestada en el art. 2 inciso 2 de la LRPA, al
señalar que en “En la aplicación de la presente ley, las autoridades tendrán en
consideración todos los derechos y garantías que les son reconocidos en la
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Esta tendencia se observa ya desde la Declaración de los Derechos del Niño de 1924 (Declaración de
Ginebra), y se concreta definitivamente con la Declaración Universal de los Derechos del Niño de 1959, luego con el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana de Derechos Humanos y, finalmente,
con la Convención Internacional de Derechos del Niño.
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Constitución, en las leyes, en la Convención sobre los Derechos del Niño y en los
demás instrumentos internacionales ratificados por Chile que se encuentren
vigentes”. A su vez, en el inciso 1º del art. 2 se incorpora el interés del menor como
principio rector de la puesta en práctica del nuevo sistema.
3. Derecho Nacional
En este ámbito se realizaron amplios estudios sobre la legislación,
jurisprudencia y doctrina nacional, y desde 1994 se desarrollaron diversas jornadas
de reflexión y análisis sobre el tema, en que participaron especialistas nacionales e
internacionales, tanto del ámbito jurídico como de disciplinas sociales y psicológicas.
Además, se impulsaron investigaciones empíricas sobre el fenómeno de la
criminalidad adolescente y se analizó el funcionamiento del sistema de justicia y de
las medidas de protección que establece la Ley.
Sobre la base del análisis anterior, el Mensaje del Proyecto de Ley concluyó
que era necesario efectuar las siguientes modificaciones al sistema:
a) Poner término al sistema de imputabilidad basado en la declaración judicial
sobre el discernimiento
b) Establecer un límite legal de edad en la que comienza la responsabilidad
penal de adultos, la que de acuerdo a la CDN y las normas penales y civiles
internas, se fijó en los 18 años de edad.
c) Adoptar la Doctrina de Protección Integral del adolescente, situándole en un
nivel normativo diverso, para superar la denominada doctrina de la situación
irregular.
d) Asumir que la imposición de una sanción implica siempre una vulneración o
restricción de los derechos de quien la soporta, de manera que a los menores se
les deben aplicar todas las garantías penales y procesales propias de los adultos,
agregando algunas específicas para los menores.
La propuesta se basó en el principio de responsabilidad según el cual, si
bien el adolescente es irresponsable como adulto, sin embargo, es posible exigirle
una responsabilidad especial adecuada a su condición de sujeto en desarrollo. Las
sanciones son la consecuencia de la declaración de responsabilidad por la comisión
de infracciones penadas por la ley. Ello responde a que según las más recientes
tendencias y recomendaciones de organizaciones internacionales, resulta más
conveniente y efectivo combinar un sistema que responsabilice a los adolescentes
por los actos delictivos a través de sanciones adecuadas y proporcionales, junto a un
amplio marco de políticas sociales que impida toda confusión entre protección de
derechos y sanción de actos delictivos.
Se procuró reafirmar la vigencia para los adolescentes del principio de
legalidad que estructura nuestro ordenamiento constitucional y penal. Por eso se
propuso un sistema que sanciona la comisión de conductas punibles estrictamente
definidas en la Ley (punibles siempre respecto de adultos) y no conductas
indeterminadas o situaciones de vida.
Además, se establece un sistema de justicia especializado en todas las
fases del procedimiento, y durante el control de ejecución de la sanción, que
asegure la capacidad e idoneidad de los operadores del sistema para hacerse cargo
de las finalidades de esta Ley.
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TAMARIT SUMALLA, Josep María, “Principios político–criminales y dogmáticos del sistema penal de
menores”, en GONZÁLEZ CUSSAC — TAMARIT SUMALLA, (coordinación penal); GÓMEZ COLOMER (coordinación
procesal), Justicia penal de menores y jóvenes. Análisis sustantivo y procesal de la nueva regulación, (Valencia,
2002), pp. 300 y 301.
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1. Tipicidad de la conducta
A lo largo del articulado de la LRPA no se encuentra ninguna tipificación de
conductas específicas relativas a los niños o adolescentes, es decir, no hay tipos
penales específicos de los adolescentes. Tampoco existen mayores restricciones
sobre los delitos que se les pueden imputar. En su art. 1º inc 2º la ley efectúa una
remisión general a las disposiciones contenidas en el Código Penal y demás leyes
especiales, por lo que se aplican sin más las tipificaciones de la ley penal de adultos.
De este modo, queda establecido un sistema de responsabilidad jurídica de
carácter sancionatorio, pero limitado a las denominadas “infracciones a la ley
penal”. Se respeta, en consecuencia, el principio de legalidad, pues la ley sólo es
aplicable cuando un adolescente ha realizado alguna conducta que se puede
subsumir en una de las descripciones típicas que contiene la ley penal.
Sin embargo, con esa remisión genérica a las tipificaciones de la ley penal de
adultos no se respeta adecuadamente el principio de intervención penal especial
reducida o moderada. Aplicar a los adolescentes los mandatos y prohibiciones
estructurados sobre la base del comportamiento de adultos implica desconocer la
especial forma de interacción y comprensión del mundo propia de esa etapa de la
vida. Además, generalmente, las mismas conductas cometidas por un adulto y por
un adolescente revisten diferente gravedad y significado.
“Por consiguiente, el joven no debe responder penalmente por los mismos
comportamientos que resultan reprochables en un adulto, pues aquél todavía se
halla en medio del proceso de internalización y asunción de los mandatos y
prohibiciones que constituyen la base de las infracciones penales y, por otro lado, no
parece razonable hacer exigibles bajo amenaza penal ciertas conductas que
presuponen la calidad de ser portador competente de roles en el tráfico jurídico-
social y económico cuando el propio derecho no considera a los jóvenes plenamente
capaces para desempeñarse en ellos”3.
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HORVITZ LENNON, María Inés, “Determinación de las sanciones en la ley de responsabilidad penal
juvenil y procedimiento aplicable”, Consulta sobre este documento a: udpj@defensoriapenal.cl
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2. Culpabilidad
Tampoco hay reglas especiales en relación con este elemento; se pueden
aplicar todas las eximentes y atenuantes basadas en la falta de culpabilidad o en
una situación de culpabilidad diminuida. En este sentido, interesa atender
especialmente a las peculiaridades de la adolescencia, como la baja capacidad de
autocontrol, impulsividad y dificultad para controlar las emociones, sentimiento
permanente de inseguridad, etc., factores todos que afectan al adolescente con
diversa intensidad, dependiendo también de las condiciones individuales de cada
persona.
En particular, entonces, respecto de las causas de inculpabilidad podemos
afirmar lo siguiente:
Inimputabilidad
Respecto de los adolescentes, las causales de inimputabilidad quedan
configuradas de la siguiente manera:
a) Minoría de edad. Según el art. 3º de la LRPA el umbral de responsabilidad
queda fijado en los 14 años de edad. Los menores de esa edad son
considerados inimputables, mientras que a los mayores de 14 se les aplica la
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Error de prohibición
En lo que respecta al error de prohibición, resulta indispensable considerar las
características particulares del autor adolescente para decidir sobre la concurrencia
de un error o sobre la vencibilidad del mismo. Es decir, deben tenerse en cuenta sus
posibilidades reales de haberse informado y de haber tenido razones para
cerciorarse sobre el carácter prohibido o no de la conducta, porque entre los
adolescentes es más frecuente encontrar casos de imposibilidad o seria dificultad
para comprender la antijuridicidad material del hecho.
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1. Penas principales
a) Amonestación (art. 8º): consiste en la reprensión enérgica efectuada por el juez
al adolescente en un acto único y en forma oral, clara y directa, a fin de hacerle
comprender la gravedad del hecho, instándole a cambiar de comportamiento y
formulándole recomendaciones para el futuro. Su aplicación supone una declaración
del adolescente a través de la cual asume su responsabilidad en la infracción
cometida.
b) Multa (art. 9º): sanción de naturaleza pecuniaria establecida a beneficio fiscal y
cuyo monto no puede exceder de diez unidades tributarias mensuales. Para su
aplicación y la determinación de su monto, junto con los criterios señalados en el
art. 24 de ley, se debe considerar especialmente la condición y las facultades
económicas del infractor y de la persona a cuyo cuidado se encontrare.
c) Reparación del daño (art. 10): obligación de resarcir a la víctima el perjuicio
causado con la infracción, sea mediante una prestación en dinero, la restitución o
reposición de la cosa objeto de la infracción o la prestación de un servicio no
remunerado en su favor. En este último caso requiere la aceptación de la víctima. Su
aplicación no afecta las acciones civiles de ésta, en aquella parte en que la
reparación sea declarada como insuficiente.
d) Servicios en beneficio de la comunidad (art. 11): realización de actividades
no remuneradas a favor de la colectividad o en beneficio de personas en situación
de precariedad. Puede tener una duración que oscila entre las 30 y las 120 horas,
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con un tope de 4 horas diarias como máximo. Debe ser compatible con las
actividades laborales o educativas del adolescente. Su imposición requiere del
acuerdo del condenado.
e) Libertad asistida (art. 13): consiste en la sujeción del adolescente al control de
un delegado conforme a un plan personalizado basado en programas y servicios que
favorezcan su integración social. La función del delegado consiste en la orientación,
control y motivación del adolescente. El mismo delegado es quien, una vez
designado, debe proponer al tribunal el plan de cumplimiento de actividades
periódicas en programas o servicios de carácter educativo, socio-educativo, de
terapia, de promoción y protección de sus derechos y de participación. Según la
norma, ese programa debe incluir la asistencia regular al sistema escolar o de
enseñanza que corresponda y puede incorporar, además, la prohibición de asistir a
determinadas reuniones, recintos o espectáculos públicos, de visitar determinados
lugares o de aproximarse a la víctima, a sus familiares o a otras personas, u otras
condiciones similares. La duración de esta sanción no puede exceder de tres años.
f) Libertad asistida especial (art. 14): es una medida similar a la libertad asistida,
con la diferencia que supone un programa de cumplimiento más intenso, que
involucra encuentros más frecuentes y más tareas de supervisión. En ella debe
asegurarse también la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a programas
de tratamiento y rehabilitación de drogas. Su duración no puede exceder de tres
años.
g) Internación en régimen semicerrado con programa de reinserción social
(art. 16): consiste en la residencia obligatoria del menor en un centro entre las 10
PM y las 7 AM, sujeto adicionalmente a un programa de actividades a desarrollar
tanto al interior del recinto como en el medio libre (al menos por 8 horas). Su
duración depende de la edad del menor imputado; máximo 10 años, para
adolescentes de 16 ó 17 años, o máximo 5 años, si se trata de adolescentes de 14 y
15 años.
h) Internación en régimen cerrado con programa de reinserción social (art.
17): consiste en la completa y total privación de libertad del menor en un centro
especializado, con un régimen que procure garantizar la continuidad de los estudios
del menor, su participación en actividades socioeducativas y rehabilitación de las
drogas cuando sea necesario. Su duración máxima es idéntica a la de la internación
en régimen semicerrado.
i) Sanción mixta (art. 19): en los casos en que sea procedente la internación en
régimen cerrado o semicerrado, el tribunal puede imponer complementariamente
una sanción de libertad asistida posterior, por un máximo que no supere el tiempo
de la condena principal. También puede imponerse en forma previa a la ejecución
de la sanción de internación, la que entonces quedará en suspenso y en carácter
condicional.
2. Penas accesorias
a) Prohibición de conducir vehículos motorizados (art. 12): constituye una
pena accesoria aplicable por delitos cometidos por el menor mediante la conducción
de un vehículo. Su duración puede extenderse hasta el período que le faltare al
adolescente para cumplir veinte años.
b) Tratamiento de rehabilitación (art. 7º): constituye una pena accesoria y
facultativa, siempre que sea necesaria según las circunstancias del adolescente. Su
incumplimiento no trae aparejada consecuencia alguna.
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decir, las que se refieren a los concursos de delitos, a la ponderación del grado de
desarrollo del delito, de la participación, y a la consideración de las atenuantes y
agravantes, con excepción expresa de la regla del art. 69 del CP.
Límites máximos
Una vez determinada de esta forma la extensión de la sanción, ella debe
ajustarse a ciertos límites máximos señalados por la LRPA. Esto es:
a) Los máximos señalados por el art. 18 para la privación de libertad (5 años para
los menores de dieciséis años, 10 años para los mayores de esa edad), aun cuando
no existan circunstancias atenuantes que autoricen una rebaja.
b) Los máximos especiales señalados para la duración de otras sanciones. Por
ejemplo, el máximo de tres años para la libertad asistida y para la libertad asistida
especial, o en los servicios en beneficio de la comunidad, un máximo de 120 horas,
distribuidas de la forma más conveniente para que se cumplan los fines tenidos en
cuenta al escoger tal sanción. La multa, por último, no puede exceder de 10 UTM.
Reglas especiales.
Resulta sumamente discutido si a los adolescentes les son aplicables ciertas
reglas especiales de determinación de la pena que no estén comprendidas en el
Párrafo 4º del Título III del Libro I del CP. Tal es el caso, por ejemplo, del art. 450 CP.
Parte de la doctrina entiende que esas normas son aplicables, porque el art.
55 CP –norma contenida dentro del Párrafo 4º del Título III del Libro I del CP- dispone
que las disposiciones generales no tienen lugar cuando el delito frustrado, la
tentativa, la complicidad o el encubrimiento se hallan especialmente penados por la
ley.
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EJERCICIOS
1. Boris tiene diecisiete años y está siendo juzgado por un delito de robo con
homicidio (art. 433 Nº1) y dos de robo con violencia (art. 436). Calcula la
extensión de la pena que corresponde aplicarle según las diversas posiciones
relativas al concurso real de delitos.
2. Igor, un joven de dieciséis años, mata a otro joven de su misma edad, vecino
suyo, porque este último había comenzado una relación con su polola. Se
determina que hasta esa fecha, Igor había sido un alumno ejemplar, muy
buen deportista, un excelente hijo y que siempre mantuvo una buena relación
con los vecinos. Al enterarse de la relación que mantenía la víctima con su
polola, Igor cayó en un estado de depresión; fue tratado por un psiquiatra,
cuyos honorarios pagaron sus padres. Al ejecutar la acción homicida, estaba
consumiendo los antidepresivos que le había prescrito el médico. Se
comprueba también que la acción homicida tuvo lugar durante el curso de
una discusión que el autor mantuvo con la víctima y que el arma utilizada fue
una piedra que el primero tomó el suelo. Se determina que pudiendo fugarse
se denunció y confesó el delito antes que pudiera iniciarse pesquisa alguna.
¿Cómo sancionamos a Igor?
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