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Escuela: E. P. B Nº 16
Año: 2º C
Maestro orientador: Mondaca, Silvia
Maestro ayudante: Gavio, Paula
Fuentes de información:
• MANRIQUE, ANA MARÍA: “Leer y escribir a los 5”; Buenos Aires: Aique, 1998
• VIGOTSKY: “El desarrollo de los Procesos Psicológicos Superiores”. 1979
• MINISTERIO DE EDUCACION CIENCIA Y TECNOLOGÍA: “NAP 1 lengua,
cuadernillo para el aula”. 2006
Propósito de la clase:
Secuencia de Contenidos:
Situación de enseñanza:
Inicio:
Los alumnos leerán del pizarrón los siguientes trabalenguas:
Desarrollo:
Los niños señalarán con color las sílabas con BR en cada uno de los trabalenguas.
Luego, de a uno, irán leyendo las palabras señaladas con color, identificando el
grupo consonántico. También se los guiará a descubrir que cuando se escribe bra-
bre-bri-bro-bru se lo hace con b, por medio de la regularidad observada en todas las
palabras presentes, y siendo comparada con los fonemas de las letras como sílaba.
Los alumnos, en forma grupal (tres o cuatro alumnos) escribirán un listado de
palabras, sin ayuda del docente, las cuales deberán tener el grupo consonántico BR.
Utilizarán solo una hoja de papel y un lápiz por grupo de tres o cuatro alumnos;
debiendo utilizar la información que le proveen los fonemas y discutirán en grupo
su correcta escritura.
Cierre:
Cada uno de los grupos inventará un trabalenguas con las palabras escritas en el
desarrollo. Luego, leerán sus producciones a los demás.
Evaluación:
SEÑALÁ LAS PALABRAS QUE TENGAN BR CON COLOR Y ESCRIBÍ LAS QUE FALTAN
__________________________ Y LE PAGA.
Anexo de contenido
Consideraciones didácticas:
Dado que la escritura de textos completos es una tarea altamente demandante,
realizar actividades en las que se aíslen estas unidades para escribirlas disminuye
la sobrecarga y permite que los chicos concentren su atención en el sistema de
escritura. Con el tiempo, podrán escribir mejor y más rápido en situaciones de
escritura de textos.
En toda palabra escrita se ve el sistema alfabético funcionando a pleno: la palabra
es una unidad con significado que se lee y escribe en una dirección, linealmente,
con letras sucesivas. Nuestro sistema de escritura es alfabético porque está
fundado sobre un principio ideal que consiste en representar cada fonema con un
grafema. Pero, además, la palabra tiene una ortografía propia, puede ser escrita en
distintos tipos de letras y se separa del resto con un espacio. Cuando los chicos
aprenden el sistema de escritura, aprenden conjuntamente la materialidad del
código gráfico y, en este sentido, la palabra es un objeto mucho más manipulable
que el texto: se puede comparar, coleccionar, armar y desarmar... se puede jugar
con ella con facilidad.
Para los niños, descubrir el principio alfabético constituye un hallazgo fundamental
en el proceso de aprendizaje: no se trata de una simple relación entre sonidos y
letras de la que se parte naturalmente, sino de un descubrimiento verdaderamente
avanzado al que se llega después de mucha interacción con la escritura, en
situaciones ricas en las que ellos ponen en juego sus representaciones acerca de
qué es la escritura, qué representa y de qué modo lo hace. La escritura de
listas tiene la gran ventaja de ofrecer contextos que dan sentido a las palabras. Al
mismo tiempo, permite trabajar con vocablos que conforman un campo semántico,
es decir que guardan entre sí una relación de sentido.
Si bien algunos niños ingresan al nivel primario sabiendo leer o escribir algunas
palabras, o conociendo los nombres y el trazado de ciertas letras, es en la escuela
donde toman conciencia de que la escritura no es continua como el habla y de que
las palabras que decimos están formadas por distintos sonidos. A la vez, también es
en la escuela donde reflexionan sobre el hecho de que, cuando escribimos, esos
sonidos son representados por las grafías (o letras). Es decir, donde comprenden el
principio alfabético de nuestra escritura: hay una relación sistemática entre sonidos
y letras. Es en la escuela donde comprenden también que la escritura es ortográfica
ya que, progresivamente, descubren que esas correspondencias no siempre son
unívocas (al fonema /b/ le corresponden dos letras: b –de barco–y v –de violín–; la
g representa dos fonemas diferentes: la leemos de modo distinto en gato y en
general; a la letra h no le corresponde ningún sonido; tampoco a la u de los grupos
qu- –como en queso– o gu- –en guitarra–). Finalmente, además del principio
alfabético del sistema y de las particularidades de la relación entre sonidos y
grafías, es en la escuela donde los alumnos aprenden a reconocer las letras y a
trazarlas con sus correspondientes rasgos distintivos.