Professional Documents
Culture Documents
1
Los conceptos de este parágrafo han sido extraídos textualmente y adaptados
del artículo: “Identidad Lingüística y Educación emancipadora: debates y propuestas desde la Lingüística Social”,
ponencia presentada al Congreso de Etnolingüística, Rosario, Santa Fe, Argentina, mayo de 2001. Su autora, María
Isabel Requejo, doctora en Letras, dirige la Sección Linguística y Educación del Instituto CERPACU (Facultad de
Filosofía y Letras) de la Universidad Nacional de Tucumán
1
requiere de identificaciones positivas con la cultura y el lenguaje de los orígenes,
también reclama apertura y conocimiento de nuevos mundos posibles. En cambio,
el debilitamiento o ruptura de los nexos inter o intra-generacionales contribuye a
desconocer y /o minusvalorizar nuestro pasado social y cultural; aún el más
reciente.
La memoria lingüística
“La memoria lingüística puede entenderse como sostén subjetivo y psicológico,
y es siempre social, histórico y cultural. Gesta condiciones objetivas y subjetivas en
el sujeto para protegerse contra la desmemoria y el olvido.
La memoria lingüística constituye, entonces, una característica estructural, vital
y necesaria de cada cultura y de cada sujeto. Cualquier intento de borrarla, negarla
o confundirla constituye una violación explícita de un derecho humano.
Aún en nuestros días, los derechos lingüísticos que se le han adjudicado a la
denominada "lengua culta", les son negados a los idiomas originarios y a las
formas populares del lenguaje. Lo cual es evidencia de una política lingüística y
educativa en gran medida discriminadora, racista. Se ha naturalizado en la escuela,
por ejemplo, que para aprender a escribir, los niños tengan que cambiar de dialecto,
lo que equivale a escribir por fuera de la propia cultura e historia. Se fractura, de
este modo, el puente entre oralidad social, dialecto social del origen y escritura;
situación que contribuye al debilitamiento de sostenes identitarios”.
h) Todas las lenguas maternas son cultas porque son la resultante de complejos
procesos socio-históricos y culturales de los pueblos; no existen variedades
incultas;
Un niño que comunica es un niño que presta atención al otro (a los otros y a los
adultos), que escucha (que también es capaz de callarse) y que encuentra placer en
decirse en el intercambio.
Esta apertura al prójimo no se obtiene espontáneamente, si no que es el
resultado de todo un proceso educativo, establecido mucho tiempo antes entre los
padres y su niño, a partir de la riqueza de sus intercambios tónico emocionales y
verbales.
Comunicar es una necesidad vital para existir como sujeto
La comunicación supone el desarrollo de la función simbólica y sobre todo de
la dinámica de placer que abre al niño al mundo exterior.
Si el niño vive el placer de la acción compartida con los otros niños, como
saltar, hacer equilibrio, caerse, construir, destruir, esto es ya compartir emociones
profundas, es ya intercambiar con sus compañeros de juego, participar de sus
iniciativas, es también aceptar el punto de vista del otro, sus proyectos y sus deseos.
Así progresivamente, gracias al placer compartido, el niño se volverá más atento al
otro, podrá percibir y dar y estará en condiciones, entonces, de aceptar otro punto
de vista que no sea el suyo y de estar menos centrado en sí mismo.
Compartir su placer con el otro, es pues, favorecer la disminución de sus
reacciones afectivas incontroladas sin reprimirlas: lentamente, por medio de la
inserción en el placer de la acción, el peso de la afectividad se hace menor, en
beneficio de un reconocimiento mutuo y de un diálogo.
Tal gestión educativa, ofrecida a los niños desde el hogar facilita el despertar a
la percepción de los otros y de sí mismo, y desarrolla además, el despertar a la
percepción del mundo que lo rodea.
La ayuda esencial que los adultos pueden aportar al niño es escucharlo en sus
preguntas profundas afectivas, verbales y no verbales.
Muchos adultos no prestan suficiente atención a las manifestaciones de
bienestar y de malestar, las más variadas y desatendidas del niño, y sin embargo,
son ellas las que nos revelan sin rodeos, todo su pasado afectivo, toda la historia de
sus afectos de placer y displacer. Precipitando demasiado pronto al niño en un
mundo excesivo de conocimientos abstractos y de lenguaje cognitivo que casi no
tiene resonancia afectiva par él, reprimiendo sin duda su originalidad y sus deseos
hacemos de él, sin saberlo, un niño "mutilado" de la comunicación, que no tendrá
una escucha suficiente para los otros, ni para consigo mismo. Intentar demasiado
pronto una comunicación de adulto, donde la emoción, el juego de palabras, el
placer de comunicar casi han desaparecido, es, sin duda limitar al niño en sus
2
Golse, B., « La psychiatrie du bébé: de la place du corps comme « voie royale »de l’accés à la semiotisation », in
L’information psychiatrique, 71, I. p.18-23.
4
posibilidades de dominar sus relaciones cognitivas y enunciativas futuras.
Hacia la descontextualización
Un aspecto bien documentado de la adquisición del lenguaje infantil refiere a las
limitaciones iniciales que tienen los niños pequeños que les permite solo hablar de
lo concreto que se encuentra en el aquí y ahora, y el desarrollo posterior de su
habilidad para referirse a lo remoto y abstracto. Las emisiones tempranas pueden
describirse como altamente contextualizadas, tanto desde el punto de vista del niño
como del observador, quien no comprende su sentido si desconoce el contexto de
emisión. Muchos aspectos del desarrollo del lenguaje muestran un incremento
creciente en la independencia del contexto: por ejemplo:
1- las primeras palabras se usan preformativamente (brm-brm, mientras se mueve
un autito), o socialmente (au, por adiós) (Nelson, 1981)
7
2- las emisiones tempranas se refieren a objetos físicamente presentes o a
situaciones que ocurren en el momento y sólo posteriormente los niños pueden
referirse a objetos ausentes o a situaciones pasadas o futuras.
3- las conversaciones tempranas se realizan con familiares quienes esperan
determinadas preguntas y proporcionan las respuestas esperadas por los niños,
mientras que los niños mayores pueden conversar sobre cosas familiares con un
extraño (Show, 1978)
4- los niños pequeños presuponen conocimientos en su interlocutor mientras que
los niños mayores no lo hacen (Scollon y Scollon, 1982)
Todos esos cambios constituyen un decrecimiento de la relación con el presente o
del contexto histórico de interacción.
La alfabetización completa de los adultos es la última habilidad descontextualizada.
Aún durante el período preescolar, los niños muestran una evolución de habilidades
de alfabetización altamente contextualizada hacia formas más descontextualizadas.
8
5.6. LENGUA ESCRITA
El contexto alfabetizador, es decir el conjunto de experiencias previas a la iniciación
escolar, incide en el desarrollo de conocimientos y habilidades relativos al lenguaje escrito. Dicho
contexto se relaciona con la llamada alfabetización emergente, que designa a las habilidades de
lectura y escritura que preceden y favorecen la alfabetización convencional. Ambos suponen una
continuidad, y una conversión entre el desarrollo del lenguaje oral y el desarrollo del lenguaje
escrito, y permiten identificar los tipos de interacción que promueven las habilidades para hablar,
escuchar, leer y escribir.
El adulto le brinda al niño la oportunidad de experimentar, escuchar, ver, dominar los
distintos sentidos de las palabras y sus diferentes usos. En los niños pequeños la conciencia
lingüística es lo que se articula con la escritura, en la que tienen que reflexionar acerca de las
unidades lingüísticas y lo que éstas representan. La capacidad de interpretar signos requiere de
otras exigencias y experiencias en el aprendizaje.
La lengua escrita es mucho más que un conjunto de marcas gráficas para sonorizar o
escribir. Además de un sistema notacional, representa distintas formas discursivas que están
presentes en la vida del niño, sobre todo en zonas urbanas : carteles ,folletos publicitarios, diarios
revistas , textos en las pantallas de la T.V.; cartas, boletas de servicios , calendarios, agendas,
recetas de cocina, libros de cuento y otros textos.
Es muy frecuente que los actos de lectura y escritura estén descontextuados de su sentido
social. La escritura es un producto cultural que cumple variadas funciones, pero principalmente la
de permitir comunicarse a distancia y conservar la memoria.
“La escritura no es la imagen refleja de lo oral, por lo tanto no hay un pasaje directo de lo
oral a lo escrito”. Los niños y niñas construyen su lengua oral en interacción con el medio y
también se apropian de la lengua escrita a partir de su interacción con un ambiente alfabetizado,
rico en materiales escritos y en lo posible con la presencia de adultos que leen y escriben. La
lectura y la escritura son prácticas complementarias por tanto los niños desde muy temprana
edad participan a su manera en situaciones de interpretación y producción de textos muchas
veces imitando algunas prácticas sociales que realizan los adultos.
La lectura se inicia desde que el niño toma contacto con textos escritos, aún antes de leer
convencionalmente. En sus comienzos como lectores, los chicos se centran en las imágenes que
les ayudan a construir significados, luego se irán formulando preguntas relacionadas con el texto
propiamente dicho observando aspectos tales como, la extensión y separación de palabras, sin
dejar de lado la imagen, para luego ir observando otros aspectos de los textos en relación con la
cantidad de palabras, o reconocer letras con las que están escritas. La lectura de diversos textos
literarios, expositivos, o informativos favorecen el desarrollo del gusto lector y las
competencias como lectores.
Debemos destacar que la práctica frecuente de lectura de cuentos produce cambios en la
longitud de las emisiones y en el desarrollo del lenguaje en general, además de ampliar el mundo
conceptual en el que el niño se maneja diversificando los escenarios posibles. De acuerdo a ello
es posible plantear el andamiaje del lenguaje oral a partir de la promoción que supone la
posibilidad de interacciones entre los niños y los adultos cuando se les leen libros de cuentos.
“ El adulto será quien guíe en ese camino que se inicia desde muy temprana edad y
continúa a lo largo de toda la vida. No se trata de edades ni de ubicaciones sociales o
geográficas, se trata de nuevas actitudes frente a la lectura. Ya que:” No se entiende lo que no
interesa. No se entiende lo que se desconoce.
No se entiende lo que se presenta aislado y desprovisto de relaciones.” 3
Enriquecer las competencias lingüísticas facilita las acciones de leer y escribir.
3
Quintero, Cortondo, Menéndez, Posada. A la hora de leer y escribir…textos. Buenos Aires, Aique 1995.
9