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Universidad Autónoma de la Laguna

Sofía Gabriela Palacios Favela

REPORTE 5

Matricula: 16189

Carrera: Licenciatura en Psicología

Materia: Cultura y Sociedad 3

Maestra: Rosario Cabello Cabello


PSICOANALISIS

A partir de su origen griego, el psicoanálisis busca estudiar el psique, es decir,


el alma. El padre de esta disciplina, el médico austríaco Sigmund Freud, busca
revelar el inconsciente de los individuos y buscar las respuestas a los traumas
e inhibiciones de los seres humanos. A partir de 1890 esta disciplina comienza
a difundirse alrededor del mundo. Las primeras aproximaciones que Freud
tiene al psicoanálisis son en el hospital Salpêtrière de París. El neurólogo Jean
Martin Charcot inducía a hipnosis a pacientes aquejados por cuadros histéricos
de manera de suprimir los síntomas de este mal. Freud, junto a Joseph Breuer,
notaron que las personas sometidas a la hipnosis no tenían conciencia de las
experiencias que relataban, sin embargo, sí influían en su comportamiento. A
partir de esos casos clínicos, Freud esboza los primeros lineamientos de su
teoría: plantea que todos los problemas estudiados en los pacientes se deben a
impulsos sexuales que han sido reprimidos por ser socialmente inaceptables.
Durante la terapia del psicoanálisis, lo que se busca es acceder al inconsciente
del paciente de manera de llegar al origen de los conflictos del individuo. El
inconsciente es aquella información que se encuentra dormida en nuestro
interior, que no tenemos conciencia de que está presente, pero que influye y
determina nuestro actuar y comportamiento.

Freud no pretendía crear una teoría psicológica completa, pero llegó a elaborar
un sistema que explicaba la psicología del hombre en su totalidad. Comenzó
estudiando el trastorno mental y luego se preguntó por sus causas. Acabó
formulando una teoría general del dinamismo psíquico, de su evolución a
través de distintos períodos de desarrollo y del impacto de la sociedad, la
cultura y la religión en la personalidad, además de crear una forma de
tratamiento de los trastornos mentales. Logró formular una teoría psicológica
que abarcaba la personalidad normal y anormal, y que incidía en todos los
campos del saber: la sociología, la historia, la educación, la antropología y las
artes.

La primera preocupación de Freud, dentro del campo del psiquismo humano,


fue el estudio de la histeria, a través del cual llegó a la conclusión de que los
síntomas histéricos dependían de conflictos psíquicos internos reprimidos y el
tratamiento de los mismos debía centrarse en que el paciente reprodujera los
sucesos traumáticos que habían ocasionados tales conflictos. La técnica
utilizada en principio para ello fue la hipnosis.

Llegó a la convicción de que el origen de los trastornos mentales está en la


vida sexual y que la sexualidad comienza mucho antes de lo que en aquellos
momentos se pensaba, en la primera infancia. La afirmación de la existencia de
la sexualidad infantil produjo muchas críticas y oponentes a su teoría.
Más tarde introduce otra técnica de tratamiento: la asociación libre. Al principio
era paralela al uso de la hipnosis, pero esta última técnica la acaba
desechando por considerarla menos efectiva. En las asociaciones libres el
paciente expresa sin censuras todo aquello que le viene a la conciencia de
forma espontánea.

Posteriormente, incorpora la interpretación de los sueños en el tratamiento


psicoanalítico, ya que entiende que el sueño expresa, de forma latente y a
través de un lenguaje de símbolos, el conflicto origen del trastorno psíquico. La
interpretación de los sueños es una ardua tarea en la que el terapeuta ha de
vencer las "resistencias" que le llevan al paciente a censurar su trauma, como
forma de defensa.

Otro aspecto a tener en cuenta en la terapia psicoanalítica es el análisis de la


transferencia, entendida como la actualización de sentimientos, deseos y
emociones primitivas e infantiles que el paciente tuvo hacia sus progenitores o
figuras más representativas y que ahora pone en el terapeuta. Su análisis
permitirá al paciente comprender a qué obedecen dichos sentimientos, deseos
y emociones, y reinterpretarlos sin que ocasionen angustia.

Freud hace una formulación topográfica del psiquismo e incluye en él tres


sistemas: uno consciente; otro pre consciente, cuyos contenidos pueden pasar
al anterior; y otro inconsciente, cuyos contenidos no tienen acceso a la
conciencia. La represión es el mecanismo que hace que los contenidos del
inconsciente permanezcan ocultos. Más tarde presenta una nueva formulación
del aparato psíquico que complementa a la anterior. En esta formulación
estructural el aparato psíquico está formado por tres instancias: el ello,
instancia inconsciente que contiene todas las pulsiones y se rige por el
denominado principio de placer; el yo, que tiene contenidos en su mayoría
conscientes, pero puede contener también aspectos inconscientes, se rige por
el principio de realidad y actúa como intermediario entre el ello y la otra
instancia del aparato psíquico; y el superyó, que representa las normas
morales e ideales.

Un concepto básico en la teoría freudiana es el de "impulso" o pulsión (triebe,


en alemán). Es la pieza básica de la motivación. Inicialmente diferencia dos
tipos de pulsiones: los impulsos del yo o de auto conservación y los impulsos
sexuales. Los impulsos sexuales se expresan dinámicamente por la libido,
como manifestación en la vida psíquica de la pulsión sexual, es la energía
psíquica de la pulsión sexual. Más tarde reformulará su teoría de los impulsos y
distinguirá entre impulsos de vida (Eros), en los que quedan incluidos los dos
de la anterior formulación, e impulsos de muerte (Thanatos), entendidos como
la tendencia a la reducción completa de tensiones. Freud tenía una concepción
hedonista de la conducta humana: comprendía que el placer venía dado por la
ausencia de tensión y el displacer por la presencia de la misma. El organismo,
inicialmente, se orienta hacia el placer (principio de placer) y evita las
tensiones, el displacer y la ansiedad.

Freud, además, aportó una visión evolutiva respecto a la formación de la


personalidad, al establecer una serie de etapas en el desarrollo sexual. En
cada una de la etapas, el fin es siempre común, la consecución de placer
sexual, el desarrollo de la libido. La diferencia entre cada una de ellas está en
el "objeto" elegido para conseguir ese placer. El niño recibe gratificación
instintiva desde diferentes zonas del cuerpo en función de la etapa en que se
encuentra. A lo largo del desarrollo, la actividad erótica del niño se centra en
diferentes zonas erógenas. La primera etapa de desarrollo es la etapa oral, en
la que la boca es la zona erógena por excelencia, comprende el primer año de
la vida. A continuación se da la etapa anal, que va hasta los tres años. Le sigue
la etapa fálica, alrededor de los cuatro años, en la que el niño pasa por el
"complejo de Edipo". Después de este período la sexualidad infantil llega a una
etapa de latencia, de la que despierta al llegar a la pubertad con la fase genital.

Paralelamente a esta evolución intrapsíquica del sujeto, se va dando un


proceso de socialización en el que se configuran las relaciones con los demás.
Es de suma importancia también el proceso de identificación, que permite al
sujeto incorporar las cualidades de otros en sí mismo, para la formación de su
personalidad.

El psicoanálisis en sus comienzos, e incluso en la actualidad, ha sido una


doctrina que ha despertado grandes pasiones, a favor y en contra. Entre las
críticas que se han hecho a la teoría de Sigmund Freud, la principal ha sido la
falta de objetividad de la observación y la dificultad de derivar hipótesis
específicas verificables a partir de la teoría.

A pesar de la gran reprobación que suscitaron las ideas freudianas,


especialmente en los círculos médicos, su trabajo congregó a un amplio grupo
de seguidores. Entre ellos se encontraban Karl Abraham, Sandor Ferenczi,
Alfred Adler, Carl Gustav Jung, Otto Rank y Ernest Jones. Algunos de ellos,
como Adler y Jung se fueron alejando de los postulados de Freud y crearon su
propia concepción psicológica. Esta búsqueda interna implica que el paciente
revele su personalidad y es muy común que salga con disgusto o rabia de las
sesiones ya que deberá adentrarse en aspectos de sí mismo que no le
agraden. La forma de alcanzar este autoconocimiento es por medio de las
interpretaciones y conexiones que el terapeuta establezca de la conversación
con el paciente.

Existen diferentes maneras de que el terapeuta logre llegar a la raíz del


problema de su paciente. Puede hacerlo por medio de transferencia, de
asociación libre, o por medio de la interpretación del discurso del paciente.
Para éste último, el médico pone especial preocupación en la interpretación de
los sueños y los actos fallidos, que son una especie de descarga del
inconsciente en el consciente que Freud considera muy importante.

Como mecanismo de tratamiento de enfermedades mentales, es un método


criticado. Sus detractores afirman que no tiene sustento científico y que
desconoce las consideraciones bioquímicas de las enfermedades. Además,
son tratamientos que pueden durar años, dependiendo de si se busca tratar un
tema en específico o es un problema más general. Este método tiene mayor
vigencia en los países de habla hispana y en Europa, aunque su influencia
comenzó a disminuir a mediados del siglo XX. Actualmente, se le reconoce por
su valor de fomentar el autoconocimiento del individuo, más que por su
capacidad de mejorar las enfermedades mentales.

CONCLUSION

No cabe duda de que el psicoanálisis fue una revolución para la psicología y el


pensamiento de la época y ha servido como base para el desarrollo y
proliferación de una gran cantidad de teorías y escuelas psicológicas. Hablar
del análisis como reescritura remarca algo. Insiste en algo.
Cuando decimos reescritura, estamos tomando una cierta posición,
suscribiendo una concepción de la cura psicoanalítica, y al mismo tiempo, de
cómo pensar un sujeto.

Freud partió de un punto fundamental, que es el escuchar a sus pacientes,


escuchar hasta en lo inefable, más la firme convicción de que la verdad estaba
allí, en sus dichos, en sus síntomas, en sus lapsus.

Escuchar, construir, leer o conjeturar, intervenir para detener /relanzar la


deriva, apuntar a que llegue el tiempo de concluir.

No era, ni es, corregir, imponer, ya que no se trata de un enemigo a quien


eliminar, sino de un sujeto que pueda dar paso a su propia palabra, para el
encuentro con alguna verdad, la suya. Verdad que lo confronta con la angustia,
con sus fantasmas, pero que al mismo tiempo lo libera.

Freud nos mostró que el síntoma está articulado a una verdad, mostró otra cara
del síntoma. Si hasta entonces se sostenía que la histérica mentía, simulaba,
lo que Freud muestra es su reverso.
NACIMIENTO DE LA TEORÍA CRÍTICA

En 1923 se funda en Fráncfort del meno un instituto de investigación social


asociado a la universidad de Fráncfort. Este instituto trabajaba de manera
independiente y será considerado la cuna de la escuela de Fráncfort. Tras unos
años de intentos con pocos medios, en 1931 da el salto a investigaciones de
mayor alcance asociados a una serie de intelectuales provenientes de distintos
campos del pensamiento estética, artes, antropología, sociología y
especialmente filosofía.

Teoría crítica, en filosofía, se denomina al cuerpo teórico principal de los


filósofos y otros pensadores de diferentes disciplinas adscritos a la escuela de
Fráncfort: Theodor adorno, Walter benjamín, Max Horkheimer, Herbert
Marcuse, Jürgen Habermas, Oskar Negt O Hermann Schweppenhäuser, Erich
Fromm, Albrecht Wellmer Y Axel Honneth

Primera formulación de la teoría crítica.

La corpus principal de la teoría crítica es formulada por Max Horkheimer por


primera vez en su obra de 1937 teoría tradicional y teoría crítica.

El proyecto inicial se define como marxismo heterodoxo, es decir, pretende


desarrollar una serie de teorías atentas a los problemas sociales, como la
desigualdad de clases, no solo desde el punto de vista sociológico, sino
también filosófico. Aspiraban a combinar a Marx con Freud, reparando en el
inconsciente, en las motivaciones más profundas. Por ello la teoría crítica
debería ser un enfoque que, más que tratar de interpretar, debiera poder
transformar el mundo. Al mismo tiempo, se propone dar importancia a factores
sociales, psicológicos y culturales a la hora de abordar los temas sociales.

En qué consiste la teoría crítica?

La teoría crítica ocupa un lugar destacado entre los muchos intentos


emprendidos en el período de entreguerras para desarrollar el marxismo de
forma productiva. No fueron tanto sus principios teóricos como, sobre todo, sus
objetivos metodológicos, los que destacaron principalmente.

La utilización sistemática de todas las disciplinas de investigación de la ciencia


social en el desarrollo de una teoría materialista de la sociedad era la finalidad
principal de la teoría crítica.

En este instituto, fundado en 1924, se llevaron a cabo durante los primeros


años investigaciones sobre la historia del socialismo. Horkheimer aprovechó la
ocasión de su discurso inaugural en el instituto, para presentar por primera vez
en público el programa de una teoría crítica de la sociedad.
Horkheimer consideraba que la situación intelectual en la que se encontraban
los esfuerzos por desarrollar una teoría de la sociedad se caracterizaba por una
divergencia entre la investigación empírica y el pensamiento filosófico,
divergencia que tenía consecuencias fundamentales. La división abstracta del
trabajo científico y metafísico que había originado la evolución post hegeliana
(investigación empírica versus concepción histórica-filosófica de la razón) del
pensamiento no había dejado lugar para la idea de una razón histórica. Sin
embargo, con la eliminación de la filosofía de la historia, toda filosofía se veía
privada de cualquier posibilidad de ejercer una crítica trascendente. Por
consiguiente, la fundamentación de una teoría crítica de la sociedad suponía en
un primer término la superación de esta fisura histórico-intelectual entre
investigación empírica y la filosofía.

CONCLUSIÓN

La teoría crítica es una teoría que al mismo tiempo que aspira a una
comprensión de la situación histórico-cultural de la sociedad, aspira, también a
convertirse en fuerza transformadora en medio de las luchas y las
contradicciones sociales.

En términos generales, caracteriza a la “teoría crítica” el rechazo por la


justificación de la realidad socio histórica presente por considerarla injusta y
opresora (“irracional”), postulando en su lugar, la búsqueda de una nueva
realidad más racional y humana.

Horkheimer, adorno y Marcuse definieron a la “teoría crítica”. Para comprender


este enfoque es necesario retroceder en el tiempo hasta platón. Desde una
perspectiva platónica,

La teoría crítica, en todo conocimiento está determinada por mediaciones,


porque la producción teórica no puede existir independientemente de los
procesos socio histórico y económico dentro de los cuales han surgido. Esto
significa que el contexto histórico determina el objeto y la finalidad de toda
investigación de manera tal que ninguna teoría puede ser “imparcial” sino que
está signada por diferentes intereses aún cuando una objetividad aparente
oculta su inevitable carácter ideológico.
TEORIA RELATIVISTA

Relativismo es todo sistema de pensamiento que afirma que no existen


verdades universalmente válidas, ya que toda afirmación depende de
condiciones o contextos de la persona o grupo que la afirma. Como
pensamiento, movimiento o propuesta sobre el conocimiento humano viene
estudiado dentro de la Epistemología o Filosofía del conocimiento. Cuando se
afirma que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del sujeto
(intereses personales, creencias previas, estado de ánimo) entonces se suele
hablar de Subjetivismo, y a veces recibe un tratamiento independiente. El
Relativismo es conceptualmente cercano al escepticismo, aunque este llega
más lejos: no sólo es imposible establecer verdades absolutas, sino que no se
puede llegar a conocer certeramente ninguna verdad. Las primeras
afirmaciones del Relativismo se inician en Grecia por los sofistas, siendo el
más famoso Protágoras de Abdera con su expresión: "el hombre es la medida
de todas las cosas" y fue desarrollado dos mil cien años después por
Descartes con la polémica entre el racionalismo y el empirismo. A partir de
Kant, con su giro hacia el idealismo transcendental, se puede empezar a
discutir el carácter relativista de algunos planteamientos. Actualmente vuelve a
tener una gran importancia en el pensamiento filosófico y teológico, pues
numerosos autores y corrientes filosóficas del siglo XX se han clasificado como
relativistas o subjetivistas: Nietzsche, James, Dewey, Wittgenstein, Rorty. Entre
las corrientes, son o impulsan el relativismo: el existencialismo, el
estructuralismo, el constructivismo social, junto con las nuevas concepciones
de la filosofía de la ciencia (Kuhn, Lakatos, sobre todo Feyerabend). Pero la
gran corriente relativista es la posmodernidad.

El relativismo tiene connotaciones teoréticas, pragmáticas y éticas, morales y


culturales. Puede ser un relativismo fuerte o absoluto, o una afirmación limitada
a un solo campo (la religión, las normas morales, el derecho). El desarrollo
fundamental es en torno a dos temas o dos posturas, diferentes en su
tratamiento: el relativismo cognitivo (hay diversas interpretaciones del
conocimiento) y el moral (hay normas culturales en cada sociedad particular).

El Relativismo cognitivo es el que centra sus argumentos en la incapacidad del


conocimiento humano para establecer verdades universalmente válidas. Cada
afirmación es dependiente (relativa) a un contexto o estructura que la
condiciona. Estas estructuras que hacen relativa toda afirmación son: el
lenguaje, la cultura, los paradigmas de un período histórico, las creencias
religiosas, el género, raza o estatus social, y sobre todo la experiencia e
historia de cada individuo.
Se plantea el problema del Relativismo cultural, cuando afirmamos que la
diversidad de ideas y valores entre las distintas sociedades es irreducible; no
se puede juzgar un elemento cultural desde otra sociedad, lo único importante
es que tenga sentido dentro de esa cultura.

El relativismo cultural llega a afectar seriamente la moral como usos y


costumbres, magnificando el concepto: no hay una verdad absoluta y ésta
depende de cada individuo en un espacio o tiempo concreto o intereses. Según
estas posturas, cada afirmación moral depende de convenciones de las
personas de esa cultura, y no puede ser cuestionada.

Sus defensores afirman que el relativismo salvaguarda la subjetividad y


promueve el respeto hacia opiniones diversas y culturas distintas.

Sus detractores afirman la necesidad de asumir la existencia de verdades


reales, objetivas, válidas para toda cultura. Se afirma asimismo que la verdad
está ligada a la práctica, y que la acción concreta exige valorar el acierto o el
error como algo real, no relativo. Una salida dura al relativismo es el positivismo
como metodología de la objetividad para teorías verificables, para evitar la
relativización del acceso a la verdad. Un nuevo principio incorporable al
conocimiento científico es la relativización, no deseable como categoría o como
marco, perfeccionando la percepción de las metodologías. La paradoja
'tolerancia pluralidad contra uniformidad.

CONCLUSION

Para el relativismo el conocimiento si es posible, dado que podemos tener


algún grado de certeza. Pero lo que niega de hecho es que podamos llegar a
obtener verdades universales, absolutas, inmutables. En efecto, nuestro
conocimiento siempre es relativo, es decir dependiente de factores y
circunstancias especiales. Hay muchas circunstancias que afectan al sujeto
cognoscente. La actitud relativista queda formulada así por Protágoras “El
hombre es la medida de todas las cosas de las que son en cuanto que son y
del que no son en cuanto que no son”. Lo que significa que las cosas son para
cada cual lo que cada cual quiera pensar de ellas. Cada cual elabora su propia
verdad.
BIBLIOGRAFIA:

INTERNET

ENCARTA

LIBRO DEL DESARROLLO HUMANO DE “PAPALIA”

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