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"ORATORIO MARIANO"
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La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer lugar, mediante
el testimonio. Supongamos un cristiano o
un grupo de cristianos que, dentro de la comunidad humana donde
viven, manifiestan su capacidad de comprensión y de aceptación,
su comunión de vida y de destino con los demás, su solidaridad en
los esfuerzos de todos en cuanto existe de noble y bueno.
Supongamos además que irradian de manera sencilla y espontánea su
fe en los valores que van más allá de los valores corrientes, y
su esperanza en algo que no se ve ni osarían soñar. A través de
este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse,
a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por
qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el
que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? Pues bien, este
testimonio constituye ya de por sí una proclamación silenciosa,
pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva. Hay en ello
un gesto inicial de evangelización. Son posiblemente las
primeras preguntas que se plantearán muchos no cristianos,..
(Evang. Nunt. 21).
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Posiblemente podríamos expresar todo esto diciendo: lo que
importa es evangelizar - no de una manera de-
corativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital,
en profundidad y hasta sus mismas raíces - la cultura y las
culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen sus
términos en la Gaudium et Spes, tomando siempre como punto de
partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones
de las personas entre sí y con Dios. El Evangelio, y por
consiguiente la evangelización, no se identifican ciertamente con
la cultura y son independientes con respecto a todas las
culturas. Sin embargo, el reino que anuncia el Evangelio es
vivido p r hombres profundamente vinculados a una cultura y la
construcción del reino no puede por menos de tomar los elementos
de la cultura y de las culturas humanas. Independientes con
respecto a las culturas, Evangelio y evangelización no son
necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de
impregnarlas a todas sin someterse a ninguna. La ruptura entre
Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro
tiempo, como lo fue también en otras.. (Evang. Nunt. 20).
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con su urgente necesidad de auténtica liberación no quede extraña
al Evangelio; que esa gente que muchas veces ha carecido del
necesario apoyo del pastor, encuentre otro camino más, otra opción
más de ayuda10 e incluso que llegue a lograr un protagonismo
importante en el quehacer de la Nueva Evangelización11.
tierras como Madre común de los aborígenes como de los que han
llegado, propiciando desde el principio la nueva síntesis
cultural que es América Latina.
21
Cfr. Decr. Apost. Actuosit. nº 4.
22
Cfr. L.G. nº 67
23
Cfr. 1 Tim.2,5.
24
Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la
salvación, ese gran don de Dios que es libera-
ción de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo
liberación del pecado y del Maligno, dentro de la alegría de
conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse
a El. Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo y se
logra de manera definitiva por su muerte y resurrección; pero
debe ser continuado pacientemente a través de la historia hasta
ser plenamente realizado el día de la Venida final del mismo..
(Evang. Nunt. 9).
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evangelización que vaya a la raíz de nuestra cultura . En este
ámbito la llamamos, con toda la Iglesia, para que sea más y más "la
estrella de la evangelización" en el mundo popular26.
25
Cfr. Pablo VI, Culto a María, nº 57.
26
María, estrella de evangelización. Estos son los deseos que
nos complacemos en depositar en las manos
y en el corazón de la Santísima Virgen, la Inmaculada, (...) En
la mañana de Pentecostés ella presidió con su oración el comienzo
de la evangelización bajo el influjo del Espíritu Santo. Sea ella
la estrella de la evangelización siempre renovada que la Iglesia,
dócil al mandato del Señor, debe promover y realizar, sobre todo
en estos tiempos difíciles y llenos de esperanza (Evang. Nunt.
82).
27
Cfr.Sacra Liturgia nº 125.
28
Cfr. Puebla nº 217.
9
"María es verdaderamente Madre de la Iglesia. Marca al
pueblo de Dios. Pablo VI hace suya una concisa fórmula de
la tradición: "No se puede hablar de la Iglesia si no está
presente María"29. Se trata de una presencia femenina que
crea el ambiente familiar, la voluntad de acogida, el amor
y el respeto por la vida.30"
33
Las piedras fundacionales del Oratorio Mariano son las
siguientes:
a) Grupos marianos:
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En lo que dice Puebla, queda bastante bien explicada nuestra
intención popular: "La apertura pastoral
de las obras y la opción preferencial por los pobres es la
tendencia más notable de la vida religiosa latinoamericana...Esta
opción no supone la exclusión de nadie, pero sí una preferencia y
un acercamiento al pobre" (Puebla 733).
39
Cfr. Apost. Seglares nº 33.
40
Cfr. Apost. Seglares nº 28.
15
Tercer grado, que es vivir análogamente la etapa del
catecumenado.
b) Seleccionados marianos:
41
Cfr. Gaudium et Spes nº 17.
42
Cfr. Discurso a los jóvenes universitarios de Pavía en 1981.
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propio, independiente de Schönstatt.