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Informe sobre “La situación de Seguridad en Venezuela, durante el 1er


trimestre de 2011” (resumen ejecutivo)

La situación de seguridad de Venezuela durante el primer trimestre del año 2011


muestra, una vez más, que el acceso de los venezolanos a una vida de bienestar se
encuentra restringido por la violencia y delincuencia.
La violencia homicida sigue cobrando la vida de los hombres jóvenes, principalmente
para ser robados, hecho en el que está presente un arma de fuego a la hora de cometer el
delito. Esta situación contextualiza el estado de la seguridad en Venezuela, pues no sólo el
ciudadano no escapa de la experiencia del robo, sino tampoco de la muerte.
Por su parte están los feminicidios. A pesar que la población masculina es la más
vulnerable a morir de forma violenta, la mujer no escapa a estos acontecimientos. La
diferencia fundamental está en que el robo es la tercera causa de muerte violenta en las
mujeres, mientras que en los hombres es la primera. La intolerancia en el contexto de la
pareja fueron la primera causa de muerte violenta en las mujeres, lo que quiere decir que
mientras en los hombres predomina una violencia instrumental -aquella que se deriva de la
comisión de otro delito- en las mujeres predomina una violencia expresiva -entre conocidos
y en discusiones cargadas de emotividad- (Donnangelo, s/f)
La violencia de pareja estuvo caracterizada por intolerancia ante peticiones de culminar
una relación amorosa, por lo general hechas por mujeres víctimas de sus compañeros. Esto
indica que las mujeres se están tornando menos tolerables a los comportamientos violentos
por parte de sus parejas, y a su vez, se tornan vulnerables a la hora de tomar una decisión de
separación. Por lo antes señalado, es recomendable que las campañas a favor de los
derechos de las mujeres a una vida libre de violencia contemplen un riguroso
acompañamiento que proteja a las víctimas a la hora de separarse de sus parejas, pues esta
decisión está comprometiendo no sólo su integridad física sino también su vida.
Entre los condicionantes de la violencia que se ha descrito hasta ahora son los factores
de riesgo tales como la posesión de un arma de fuego y el consumo irresponsable de
alcohol y otras drogas los que juegan un rol protagónico en la comisión de un hecho
violento, dado que no sólo aumentan la probabilidad de que éste ocurra sino también el
grado de intensidad del ataque.
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Los delitos contra la propiedad, tales como los robos y hurtos, siguen estando en la mira
de las autoridades competentes. Sin embargo, han originado diversas protestas de distintos
sectores de la sociedad exigiendo a las autoridades encargadas de la seguridad la garantía
de sus vidas.
El secuestro y la extorsión son los delitos del crimen organizado del que menos
información oficial se dispone, lo que hace imprecisa su caracterización. Sin embargo, se
ha identificado que la proliferación del secuestro, y específicamente del exprés, se debe a
que éste es un modo de obtener dinero de forma rápida con poco riesgos para el victimario
dados los altos índices de impunidad existentes.
En cuanto a la extorsión, el 90% de los casos denunciados están vinculados a los centros
penitenciarios, desde donde se realizan llamadas telefónicas que obligan a las víctimas
potenciales a obedecer bajo amenaza de secuestro o asesinato.
En comparación con el primer trimestre del año 2010, las incautaciones de
estupefacientes aumentaron un 45% durante el primer trimestre de 2011, lo que muestra la
presencia de una cantidad importante de drogas en el territorio (más de 8 toneladas), así
como de mafias con actividades operacionales en el país. Entre las entidades federales que
requieren mayor atención se encuentran Táchira, Anzoátegui, Monagas y Carabobo.
Las invasiones, el alumbrado público, el estado de las calles y aceras fueron algunas de
las razones por las cuales vecinos de distintos sectores del país se reunieron para protestar
pues, tanto el fallo y deterioro de los servicios públicos como los espacios invadidos son
nichos de tráfico y consumo de drogas lícitas e ilícitas, también, espacios para cometer
delitos.
Si bien se ha registrado durante este primer trimestre diversas protestas en demanda de
seguridad, éstas no han tenido la fuerza suficiente para obligar a las autoridades a ejercer
acciones. Sin embargo, están por verse los frutos de las organizaciones comunales que han
articulado esfuerzos con las policías municipales para trabajar en conjunto la situación de
seguridad.
Este contexto de violencia y delincuencia tiene su condicionante institucional y tiene que
ver con el funcionamiento del Sistema de Justicia Penal. La impunidad y el retardo
procesal son elementos que incentiva la comisión de delitos; sin embargo, continúan los
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esfuerzos por parte del gobierno nacional por mejorar los niveles de seguridad. Hay que
destacar que estos esfuerzos están concentrados sobre todo en el área policial, la cual es
muy importante pero no suficiente para abordar el tema de la seguridad desde la
prevención.
De acuerdo al estudio realizado por el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones
de Interior y Justicia, ningún cuerpo policial cumple en totalidad con los temas
relacionados a atención a la víctima, control de actuación policial, equipamiento adecuado,
y registro de las acciones de vigilancia y patrullaje. No obstante, se vislumbra interés en
mejorar estas deficiencias: en el Consejo Federal de Gobierno se aprobó un monto de 148
millones de bolívares destinados a la ejecución de 46 proyectos para la dotación policial en
20 estados del país
El sistema penitenciario no ha presentado avances, más bien, el primer trimestre de 2011
estuvo lleno de múltiples protestas por parte de los reclusos, relacionadas a solicitud de
traslados, retardos procesales, maltratos a familiares, y carencia de servicios básicos. Parte
de esta situación pretende ser solventada con el Proyecto de Reforma de Código Orgánico
Procesal Penal y la Ley de Emergencia Judicial.
Durante el primer trimestre de 2011, han sido muchos los planes, programas y
operativos implementados por el gobierno nacional para combatir la inseguridad y los
índices delictivos. Sin embargo, lo más resaltante de ello no es el número de iniciativas
ejecutadas sino la complementariedad y simultaneidad de los mismos, así como la
rigurosidad con que los funcionarios implicados en cada una de estas acciones apliquen las
leyes y ejecuten los procedimientos.
Es necesario que estas iniciativas estén acompañadas de políticas de participación de las
comunidades en la solución de los problemas de seguridad, así como de políticas de
rehabilitación/reinserción, de recuperación, mantenimiento y apropiación del espacio
público y que los planes y operaciones sean fortalecidos con programas de prevención.

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