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Poder Judicial de la Nación

Sala II – Causa N° 30.212 “CAPACCIOLI,

Héctor A. y otros s/procesamiento”.

Juzg. 5 – Sec. 9 – expte. 8425/10/4

Registro n° 32.886

///////////////nos Aires, de mayo de 2011.

VISTOS: Y CONSIDERANDO:

I- Que las presentes actuaciones se elevaron a conocimiento del

Tribunal en virtud de los recursos de apelación deducidos contra la resolución adoptada

por el Sr. Juez de grado a fs. 1/24 de la presente, mediante la cual dispuso:

-El procesamiento de Fernando José Scopinaro en orden a su

intervención en los hechos que fueron calificados como infracción a los artículos 248 y

174, inciso 5° del Código Penal, trabando embargo sobre sus bienes hasta cubrir la

suma de cuatrocientos setenta mil pesos.

-El procesamiento de Oscar Osvaldo Cochlar en orden a su

participación en el hecho previsto por el artículo 248 del Código Penal, trabando

embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de cuatrocientos cincuenta mil pesos.

-El procesamiento de Héctor Adrián Capaccioli, en orden a su

intervención en los hechos que fueron calificados como infracción a los artículo 248 y

260 del Código Penal, trabando embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de

quinientos mil pesos.

-El procesamiento de Horacio Agustín Ballesteros, en orden a su

responsabilidad por el hecho que fue calificado como infracción al artículo 248 del
Código Penal, mandando trabar embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de

cuatrocientos cincuenta mil pesos.

II- Al sustentar su impugnación, la defensa de Scopinaro, ejercida

por el Dr. Mauricio Chelli, señaló que en el decisorio dictado existe una afectación al

principio de congruencia en lo que atañe a la imputación del delito de incumplimiento

de los deberes de funcionario público, pues entiende que su asistido fue indagado por

un hecho distinto a aquél por el cual se lo procesó, a la vez que tildó de arbitrario el

razonamiento seguido por el instructor sobre el punto. En lo que respecta a la

imputación del delito de defraudación en perjuicio de la administración pública,

sostuvo que las pruebas reunidas al expediente impiden afirmar la existencia de dolo en

su accionar, pues se encuentra acreditado que su asistido cumplió con las exigencias

administrativas correspondientes.

Por su parte, Oscar Osvaldo Cochlar, que ejerce su propia defensa

en razón de su condición de letrado, señaló al recurrir que la conclusión incriminante a

la que arribó el instructor está sustentada en una interpretación parcial y sesgada de las

leyes y decretos que regulan el origen y el funcionamiento de la Superintendencia de

Servicios de Salud, indicando que la lógica seguida en el auto de procesamiento

debiera llevar a asignarle responsabilidad tanto a la Jefatura de Gabinete de Ministros

como al Congreso Nacional.

A su turno, la Dra. Elena Baroni, que ejerce la defensa de Héctor

Adrián Capaccioli, señaló que la decisión a la cual arribó el instructor es, al menos,

prematura, pues además de no haber tomado en cuenta prueba sustancial glosada a otro

expediente, se ha introducido en cuestiones administrativas soslayando decisiones

adoptadas por organismos superiores que avalan la actuación llevada adelante por el

nombrado. Agrega además que la imputación vinculada al delito de malversación de


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fondos, además de hallarse prescripta, se construyó soslayando que todas las

rendiciones de cuentas fueron aprobadas por las áreas respectivas, debiendo en última

instancia admitirse un error de prohibición.

Finalmente, Horacio Agustín Ballesteros, a cargo de su propia

defensa, tildó de arbitrario el pronunciamiento dictado, afirmando que el instructor ha

efectuado una parcial valoración de las pruebas arrimadas tanto a esta causa como al

expediente administrativo a través del cual se sustanció el debate sobre la procedencia

de la asignación de fondos. Agregó además que su intervención en los hechos

imputados por el instructor se producen con posterioridad a que la cuestión quedara

zanjada por las máximas autoridades de la cartera.


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III- Diversos son los aspectos cuya investigación se concentra en

esta pesquisa, iniciada a partir de la presentación efectuada por la Oficina

Anticorrupción en el marco de la causa 13.974/09, cuyo objeto se vio luego ampliado

a partir de los elementos cuya incorporación dispuso el instructor.

Luego de declararse la conexidad con los autos 1787/07 -fs. 8-, y

tras diversos requerimientos de instrucción -fs. 60 y 166-, la investigación quedó

conformada por las siguientes hipótesis delictivas:

a. Si existieron ilegítimas incorporaciones de drogas al Programa

Médico Obligatorio, producidas a consecuencia de negociaciones espúreas llevadas a

cabo por diversos laboratorios contra entrega de sumas de dinero o viajes a

funcionarios de la Superintendencia de Servicios de Salud.

b. Si existieron irregularidades en torno al dictado de la

resolución 806/07 de la Superintendencia de Servicios de Salud, por medio de la cual

se distribuyeron 47 millones de pesos a distintas obras sociales para la atención de

programas preventivos de salud.


c. Si Scopinaro había incurrido en incompatibilidad de funciones,

al haberse desempeñado como Subgerente de Control Prestacional de la

Superintendencia de Servicios de Salud al mismo tiempo en que prestaba funciones

como agente de la Dirección General de Regularización y Fiscalización del Ministerio

de Salud del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cobrando ambos

salarios simultáneamente.

d. El destino que Capaccioli habría dado a los fondos de la caja

chica durante el desempeño del cargo de Superintendente.

En dicho marco, y a partir de las medidas probatorias producidas

en autos, el instructor convocó a prestar declaración indagatoria a Héctor Adrián

Capaccioli - Superintendente de Servicios de Salud-, Oscar Osvaldo Cochlar -a cargo

de la Gerencia de Gestión Estratégica de la Superintendencia de Servicios de Salud-,

Fernando José Scopinaro -Subgerente de Gestión Estratégica de la Superintendencia de

Servicios de Salud- y Horacio Agustín Ballesteros -por entonces Gerente de Asuntos

Jurídicos de la Superintendencia de Servicios de Salud-, quienes brindaron sus

descargos a fs. 972/4, 635/8, 970/1 y 975/7 respectivamente.

Las hipótesis delictivas reseñadas en los puntos b., c. y d., son las

que forman parte de la imputación que se formuló en el auto de mérito aquí en estudio,

en tanto que sobre el supuesto mencionado en a., el instructor no adoptó, al menos de

momento, ningún temperamento procesal.

IV- A diferencia de otros supuestos en los que el análisis de los

agravios se efectúa partiendo de las responsabilidades asignadas a cada uno de los

imputados, la heterogénea actividad pesquisativa que se desarrolla en el marco de esta

causa ha de llevar al análisis separado de cada uno de sus objetos, evaluando la


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razonabilidad del criterio seguido por el a quo a la luz de los antecedentes glosados a

esta investigación y los agravios expuestos por las partes.

IV-a. En primer término, habrá de hacerse referencia a los hechos

vinculados al otorgamiento de subsidios a diferentes obras sociales.

Tal imputación, a entender del magistrado instructor, tiene como

eje central el dictado de la Resolución 806/07 de la Superintendencia de Servicios de

Salud, a través de la cual se dispuso distribuir entre cincuenta y dos obras sociales la

suma de cuarenta y siete millones setecientos cuarenta y cuatro mil novecientos

cincuenta pesos para ser aplicados por los agentes de salud al Programa de Prevención

en Salud.
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Ha sostenido el Sr. Juez de grado que el dictado de tal resolución

se encuentra viciado y que afectaría a la administración pública, al considerar no sólo

que la Superintendencia de Servicios de Salud no tenía facultades para disponer de

fondos para ser aplicados a la implementación de programas de prevención, sino

también que no se consignaron los motivos por los cuales se eligieron determinadas

obras sociales ni tampoco se expuso el criterio utilizado para la asignación de los

diferentes montos a cada una de ellas. Sobre tales premisas, el instructor construyó

una hipótesis de abuso de autoridad en los términos del artículo 248 del Código Penal.

Pues bien, a poco de avanzar en el análisis de los antecedentes

glosados al legajo, se observa nítidamente que la fundamentación del temperamento

adoptado posee vicios que impiden considerarlo como un acto jurisdiccional válido.

Repárese que en su desarrollo argumental, el instructor, para

sostener la “manifiesta incompetencia” de la citada dependencia para implementar y

disponer fondos para llevar a cabo programas preventivos en salud -único aspecto de

las irregularidades tratado en el auto de procesamiento dictado-, ha centrado las críticas


en la aludida Resolución 806/07 -firmada por Capaccioli- y en las opiniones vertidas

por las gerencias a cargo de Ballesteros, Scopinaro y Cochlar, mas omitió considerar la

totalidad de los antecedentes que dieron marco a su dictado.

En este punto, no cabe perder de vista que fueron diversas las áreas

de la administración pública que se han expedido en torno a las facultades del citado

organismo para implementar dichos programas. Así, y pese a haber sido emitidos en el

mismo sentido que el cuestionado por el a quo, ninguna alusión se hizo respecto de

aquellos dictámenes elaborados por el Ministerio de Salud, el Ministerio de Economía

y la Jefatura de Gabinete, glosados a fs. 72, 76/7, 79/80, 83/4, 88/92 y 145/207 del

expediente 118.997/07, todos los cuales fueron contestes en sostener la competencia de

la Superintendencia de Servicios de Salud para la implementación de los planes

preventivos propuestos.

En especial, no puede perderse de vista que en esa intervención

previa, la Jefatura de Gabinete, mediante el dictado de la Decisión Administrativa n°

434/07 y en uso de las atribuciones conferidas por la Ley 26.198, dispuso la

modificación del Presupuesto General de la Administración Nacional vigente a efectos

de posibilitar la implementación del Programa de Prevención en Salud -conf. fs. 86/90

del expediente citado en el párrafo precedente-.

Sin embargo, ninguno de tales elementos fueron analizados por el

instructor, quien tras evaluar las diferentes normativas vinculadas al origen y

funcionamiento del citado organismo, concluyó sosteniendo que no se encontraba entre

sus facultades el dictado de la cuestionada Resolución 806/07.

Incluso valoró el memorandum elaborado por el Director de la

Oficina Nacional de Presupuesto del Ministerio de Economía y Producción, glosado a

fs. 11/2 del expediente 118.997/07, en el que se consignó que “no surgiría con claridad
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que en el marco de su competencia se incluya la implementación de programas de

prevención de salud...”, pese a que la citada oficina, días después y a partir de los

diferentes dictámenes emitidos a consecuencia de tales objeciones, no efectuó

observación alguna al avance del proyecto -ver fs. 76/7 del citado expediente-.

Y sin que lo expuesto implique abrir juicio alguno sobre el punto

aquí analizado, la coherencia argumental indica que, en la hipótesis planteada por el

instructor vinculada a la “manifiesta incompetencia”, la totalidad de los antecedentes

que habilitaron su dictado debían en consecuencia merecer idéntica descalificación.

El mismo recorte se proyecta hacia las restantes cuestiones

valoradas por el a quo como indicativas del abuso de autoridad reprochado, pues ni en
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el apartado “Valoración probatoria” ni al tratar la “Calificación legal” expuso los

motivos por los cuales consideró que en la ya citada Resolución 806/07 no estaba

consignado el criterio utilizado para la elección de las obras sociales que habrían de

resultar beneficiarias de los fondos y las sumas asignadas, extremo que resultaba

ineludible si sobre ello pretendió sustentar el juicio de reproche formulado, omitiendo

además exponer las razones por las cuales correspondía desechar las explicaciones que

al respecto brindaron los imputados.

De ahí que la construcción lógica seguida en el auto atacado para

arribar al temperamento incriminante adoptado respecto de Capaccioli, Cochlar,

Scopinaro y Ballesteros resulte arbitraria y deba ser nulificada.

La adopción de un temperamento que, con arreglo a lo expuesto,

establezca la situación de los imputados frente al proceso es, en consecuencia, la tarea

que sigue.

IV-b. Similares vicios presenta la resolución recurrida en lo que

hace al tratamiento de la responsabilidad de Scopinaro en el hecho calificado como


infracción al artículo 172, en función del artículo 174, inciso 5° del Código Penal, pues

el sinuoso camino argumental seguido por el instructor para arribar al temperamento

incriminante adoptado constituye un obstáculo insalvable a la hora de evaluar su

procedencia y, por ende, corresponde que sea nulificado.

Es que, al tratar el aspecto que vincula al imputado con los cargos

que desempeñara, el Sr. Juez de grado, en diferentes párrafos del resolutorio bajo

análisis, ha efectuado afirmaciones distintas y contrapuestas que impiden a conocer a

ciencia cierta cuál es el hecho concreto objeto de imputación.

Por un lado, ha señalado que las probanzas reunidas permiten tener

por suficientemente acreditado que Scopinaro percibió haberes entre los meses de

marzo a septiembre de 2006 como funcionario de la Dirección General de Regulación

y Fiscalización de la ex Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires y como Subgerente de Control Prestacional de la Superintendencia de

Servicios de Salud.

Señaló entonces que “no se aprecia un obrar espurio que pretenda

ocultar el desempeño de diversos cargos públicos…en forma simultánea, sino que por

el contrario, la designación en ambos cargos a la vez obedecería a demoras en los

trámites administrativos para el otorgamiento de la licencia por parte del Ministerio

de Salud del G.C.B.A., pero la cuestión aquí radica en la percepción de haberes…”.

Sin embargo, al evaluar la significación jurídica que cabe asignar a

dicho evento –artículo 172, en función del artículo 174, inciso 5°, del Código Penal-,

señaló que la conducta del imputado ha vulnerado las previsiones del artículo 2°,

Capítulo I del Decreto 8566/61 “Régimen sobre Acumulación de Cargos”,

concluyendo que “…el incumplimiento de las normas sobre acumulación de cargos se


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traducen en un menoscabo patrimonial de las arcas del Estado, por cuanto percibió

haberes por tareas que jamás desarrolló…”.

En su construcción, además, señaló que el ardid exigido por el tipo

penal en que entendió enmarcada la conducta del imputado estuvo dado por su silencio

e inactividad para revertir el “error” en que incurrieran las personas encargadas de la

liquidación de haberes, pero dicha afirmación se contrapone con cuanto sostuviera

párrafos antes al mencionar las “demoras en los trámites administrativos para el

otorgamiento de la licencia”.

Las fallas que presenta la argumentación así desarrollada llevará

entonces a la descalificación como acto jurisdiccional válido del procesamiento dictado


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en lo que respecta al suceso aquí analizado, encomendándose al instructor que, previa

definición del objeto de reproche y de así corresponder, renueve el acto viciado con

arreglo a lo aquí expuesto.

IV-c. A Capaccioli se le ha asignado responsabilidad penal por

haber otorgado a los fondos correspondientes al funcionamiento de la Caja Chica

asignada a la Unidad Superintendencia una finalidad distinta a aquella para la cual

estaban destinados.

Pues bien, las pruebas colectadas al sumario a este respecto

permiten homologar el temperamento incriminante adoptado, desde que obran

suficientes constancias que permiten tener por acreditado que el imputado utilizó

indebidamente los fondos asignados para gastos de “cortesía y homenaje”, aprobados

por Disposición n° 115/06 de la Superintendencia de Servicios de Salud.

A fin de dar marco a tales afirmaciones, corresponde efectuar un

breve repaso de las constancias glosadas a los diversos expedientes a través de los

cuales se rindieron las cuentas de las erogaciones.


Así, y entre otros gastos, se observan los siguientes:

-Expediente n° 110.323/06, correspondiente al período que abarca

finales del mes de agosto y el mes de septiembre de 2006: Zara Argentina S.A.: tres

camisas y un vestido -comprobantes 44, 45, 49 y 53; Awada: dos remeras -

comprobante 47-; Etiqueta Negra: una chomba -comprobante 51-; Prüne, Lacoste y

Nike Shop: sin detalle de la mercadería -comprobantes 46, 56 y 58-;

-Expediente n° 111.639/06, período octubre de 2006: Lacoste, sin

detalle de la mercadería -comprobante 66-.

-Expediente n° 112.733/06, período noviembre de 2006: Prüne, sin

detalle de la mercadería -comprobante 77-.

-Expediente n° 113.822/06, período diciembre de 2006: Powerpos,

juguetes -comprobante 94-.

-Expediente n° 115.060/07, correspondiente al mes de enero de

2007: Prüne y Lacoste, sin detalle de las mercaderías -comprobantes 9, 10, 11, 14 y

16-;

-Expediente n° 116.051/07, período febrero de 2007: Paula Cahen

d´Anvers, una camisa -comprobante 26-; Cardon, una camisa -comprobante 28-; La

Martina, una campera y una camisa -comprobantes 29 y 35-; Multipoint, una batería

para celular -comprobante 32-; Just For Sport, ropa deportiva -comprobante 37-;

-Expediente n° 117.412/07, período marzo de 2007: Magneto, una

mochila -comprobante 38-; Halsey, una camisa -comprobante 41-; Nike, ropa deportiva

-comprobante 46-; Polo Ralph Lauren, un pantalón -comprobante 51-; Zara, una

camisa -comprobante 56-;

-Expediente n° 118.403/07, período abril de 2007: Zara, una

chaqueta y una camisa -comprobantes 63 y 64-;


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-Expediente n° 119.550/07, período mayo de 2007: Falabella, un

saco -comprobante 74-; Prüne, sin detalle de la mercadería -comprobante 83-;

D´Avenza, un saco -comprobante 84-;

-Expediente n° 120.681/07, período junio de 2007: Ossira, una

remera y un pantalón -comprobantes 92 y 93-; Polo Ralph Laurent, sin detalle de la

mercadería -comprobante 106-; Zara, una camisa -comprobante 118-;

-Expediente n° 121.903/07, período julio de 2007: Lacoste, sin

detalle de la mercadería -comprobante 135-;

-Expediente n° 124.717/07, período septiembre de 2007: Halsey,

tres camisas -comprobante 160-; Ossira, un strapless y una remera -comprobantes 166
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y 169-; Cardon, una remera y un pantalón-comprobantes 167 y 168-; Cardon Plateño,

una camisa -comprobante 178-;

-Expediente n° 125.792/07, período octubre de 2007: D´Avenza,

una camisa, una corbata y gemelos -comprobante 191-;

-Expediente n° 132.854/08, período febrero de 2008: Halsey,

cuatro camisas y chaleco -comprobantes 257, 266, 267 y 281-; Zara, un vestido -

comprobante 258-; Las Pepas, una camisa -comprobante 261-; D´Avenza, un ambo -

comprobante 263-; Grimoldi, calzado -comprobante 264-;

-Expediente n° 135.830/08, período mayo de 2008: Halsey, una

camisa -comprobante 300-;

-Expediente n° 140.027/08, período julio de 2008: Halsey, una

camisa -comprobante 347-.

A esta altura, debe tenerse en cuenta que la disposición 115/06

reza “Que a fs. 2 del expediente del VISTO se ha solicitado a la SUBGERENCIA DE

ADMINISTRACIÓN, arbitre los medios necesarios para la constitución con cargo al


FONDO ROTATORIO, de una caja chica a ser administrada por el funcionario

designado en calidad de Secretario General del Organismo, destinada a afrontar los

gastos urgentes que demande el funcionamiento de la Unidad Superintendencia”,

disponiendo en su artículo 1° “Crear con cargo al FONDO ROTATORIO del

Organismo, constituido por Resolución N° 306/06-SSSALUD-, dos (2) Cajas Chicas,

una bajo la responsabilidad del funcionario designado en calidad de Secretario

General, conforme la instrucción dada por el Señor Superintendente a fs. 2, por un

monto total de PESOS DIEZ MIL...” -ver fs. 194/5-.

A su vez, en el artículo 3° se establece que “Los responsables de

las Cajas Chicas creadas en el artículo 1°, ajustarán su manejo a las normas

establecidas en los artículos 3, 4 y 7 del Decreto N° 2380/94 -PEN-, modificado por el

Decreto N° 899/95 -PEN-, y al ´Reglamento para el Funcionamiento de las Cajas

Chicas ‘ que como Anexo I forma parte integrante de la presente disposición”.

Este último establece, entre otras cuestiones, que “las cajas chicas

podrán utilizarse solamente para atender gastos inherentes a la función específica del

área responsable. Esto es, sólo podrán efectuarse aquellos gastos que respondan al

fin específico para el cual fueron creadas” -ver fs. 196/9-.

Si bien la defensa ha sostenido que la amplitud del término

“cortesía” impide discriminar las características que deben poseer las erogaciones, a

esta altura, resulta difícil sostener que la adquisición de los productos señalados se

encuentre abarcada dentro de tal concepto. Ello no implica modificar su significado

etimológico -traído a colación en el memorial presentado-, sino darle, en este contexto,

su correcto sentido.

Por otra parte, la inexistencia de cuestionamientos a las

liquidaciones es un aspecto que, en última instancia, deberá ser motivo de análisis de la


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eventual participación de quienes las aprobaron, pero no opera como un eximente de su

propia responsabilidad.

Mas aún si se tiene en cuenta que en el marco del expediente

124.717/07, la Subgerente de Administración señaló que “...se recuerda que debe

observarse el cumplimiento estricto de la administración de los Fondos de Caja Chica,

conforme la reglamentación de la misma...” -conf. providencia 862/07 del 28 de

septiembre de 2007, glosada a fs. 30-.

Las probanzas colectadas hasta aquí dan suficiente sustento al auto

de mérito dictado y por ende será confirmado, sin perjuicio de la calificación legal que

en definitiva corresponda asignar al hecho aquí analizado y de la consecuente


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modificación que en torno al embargo debe efectuar el Sr. Juez de grado a la luz del

modo en que habrá de quedar definida su situación procesal en estas actuaciones.

Mas allá de lo expuesto, y tendiendo en cuenta que la defensa ha

planteado la prescripción, corresponde que devueltas las presentes, el Sr. Juez de grado

proceda a la sustanciación del incidente respectivo.

V- Para finalizar, corresponde reiterar aquí las consideraciones

efectuadas por esta Alzada en el marco del incidente n° 29.976 “Tripi” -resuelto el 15

de febrero pasado, registro n° 32.538-, en torno a la necesidad de establecer un orden

lógico de avance en el curso de la instrucción y de definir los hechos de acuerdo a las

probanzas colectadas, evitando la incorporación de nuevas hipótesis de investigación

que, por no presentar necesariamente la relación exigida por el artículo 41 del

ordenamiento procesal, sólo demoran el avance hacia la siguiente etapa, tanto de este

sumario como de aquellos que le son conexos.

Es en virtud de lo expuesto que corresponde y por ello este

Tribunal RESUELVE:
I- DECLARAR LA NULIDAD PARCIAL del punto dispositivo

I del decisorio glosado en fotocopias a fs. 1/24 de este incidente, en cuanto dispusiera

el procesamiento de Héctor Adrián Capaccioli en orden a la imputación del hecho

que fuera encuadrado en la hipótesis delictiva prevista en el artículo 248 del Código

Penal -artículo 308 del Código Procesal Penal de la Nación-.

II- CONFIRMAR el citado punto dispositivo en cuanto

DISPUSO el PROCESAMIENTO de Héctor Adrián Capaccioli en orden a su

responsabilidad en el hecho que fue calificado como infracción al artículo 260 del

Código Penal, DEBIENDO el Sr. Juez de grado adecuar el monto del embargo trabado

de conformidad con lo señalado en el anteúltimo párrafo del Considerando IV,

apartado c. -artículos 306 y 518 del Código Procesal Penal de la Nación-.

III- DECLARAR LA NULIDAD del punto dispositivo III del

decisorio glosado en fotocopias a fs. 1/24 en cuanto dispuso el procesamiento de

Fernando José Scopinaro en lo que respecta a la imputación de los hechos que fueran

encuadrados en las hipótesis delictivas previstas por el artículo 172, en función del

artículo 174, inciso 5°, y por el artículo 248 del Código Penal -artículo 308 del Código

Procesal Penal de la Nación-.

IV- DECLARAR LA NULIDAD del punto dispositivo V del

decisorio glosado en fotocopias a fs. 1/24 en cuanto dispuso el procesamiento de Oscar

Osvaldo Cochlar en orden a su intervención en el hecho que fuera calificado como

infracción al artículo 248 del Código Penal -artículo 308 del Código Procesal Penal de

la Nación-.

V- DECLARAR LA NULIDAD del punto dispositivo VII del

decisorio glosado en fotocopias a fs. 1/24 en cuanto dispuso el procesamiento de

Horacio Agustín Ballesteros en orden a su intervención en el hecho que fuera


Poder Judicial de la Nación Inc. n° 30.212 “Capaccioli”

calificado como infracción al artículo 248 del Código Penal -artículo 308 del Código

Procesal Penal de la Nación-.

VI- ENCOMENDAR al Sr. Juez de grado proceda del modo

indicado en el Considerando IV, apartados a., b. y c., y en el Considerando V de este

decisorio.

Regístrese, devuélvase la causa principal a la Secretaría General

del Fuero, hágase saber al Sr. Fiscal General y remítase esta incidencia a la instancia

anterior, donde deberán practicarse las notificaciones que correspondan.

Fdo. Horacio Cattani - Martín Irurzun - Eduardo Farah


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Ante mí: Laura Victoria Landro. Secretaria de Cámara

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