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Intelectuales aymaras

y problema nacional en Bolivia


CIDES-UMSA
CIDES-UMSA

Una perspectiva post-1952


Cecilia Salazar – Ana Evi Sulcata – Mirko Rodríguez

El artículo es un resumen de la investigación “Homogeneidad social y etnonacionalismo: intelectuales aymaras y


democratización política en Bolivia”, realizada en el marco de la convocatoria “Racismo, discriminación y relaciones
socioculturales en Bolivia”, auspiciada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (pieb). Una síntesis de
los principales resultados del trabajo se encuentra en la página www.pieb.org/intelectualesaymaras/.
La investigación se inscribió en el apartado “Emergencia indígena, imaginarios sociales y ‘etnizacion’ de la vida
política”. Se llevó a cabo con el respaldo institucional del Postgrado en Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor
de San Andrés (cides-umsa).

un mercado autónomo de bienes actualmente están en condiciones los atributos que cada uno de estos
Introducción simbólicos, dotado no sólo de cri- de disputar la representación de la trae consigo, a partir de los cuales
terios de reconocimiento y sanción voluntad general, en el marco de las se erigen sistemas clasificatorios
formalizados, sino también de no- disputas ideológicas que ésta invo- discriminatorios respecto a la con-
Tal como se lo conoce actualmente, mos clasificatorios en vigencia y ca. Se trata de un logro atribuible, dición ciudadana que representan y,
el trabajo intelectual está asociado que surgen a la par que lo hacen asimismo, a la disponibilidad de por ende, al desarrollo de recursos
a la creciente complejización de las las instituciones académicas que lo excedentes que surgen de la amplia culturales para la integración, invo-
relaciones sociales en tres sentidos. acreditan, y las industrias editoria- incursión en la economía de los cados por el Estado-nación.
Por una parte, porque se produce en les que se extienden a medida que grupos afines a estos intelectuales En breve, entonces, el funda-
el seno de la extensión de los siste- también lo hace la llamada “comu- (que José Luis Saavedra sintetiza mento de la discriminación en paí-
mas educativos que, al mismo tiem- nidad de lectores”, como señala Be- en el concepto q´ulla), lo que les ses como Bolivia tiene sentido en
po que estandarizan a la sociedad nedict Anderson. ha valido, por otra parte, conver- relaciones sociales basadas en la di-
en los hábitos modernos, también Planteado esto, está claro que tirse en una clase con capacidad ferenciación. Eso quiere decir que
auspician una creciente especiali- el trabajo intelectual sociológica- para unificar el mercado interno se dan al amparo de las identidades
zación de sus cuadros dirigenciales, mente se desarrolla al interior de las (de “nacionalizarlo”, diría Zavale- pre-nacionales, con el agregado, sin
en función de las necesidades de diferentes capas de la burguesía, de ta), aunque hoy por hoy como una embargo, de que entre ellos preva-
organización productiva e institu- la que proviene el llamado “aristo- tarea restringida a la fase primaria lecen o ejercen dominio aquellos
cional que surgen en afinidad a la cratismo de la inteligencia” (Bour- de acumulación, de base comercial. sujetos con menores referencias lo-
organización del Estado nacional. dieu) evocando, asimismo, disputas calistas, es decir, que se han univer-
Por otra parte, porque en ese mis- políticas en torno a su capacidad de salizado despojándose de atributos
mo escenario, el trabajo intelectual representar los intereses colectivos ELEMENTOS DE UNA particulares. En América Latina,
no se produce en el terreno demo- en cada sociedad. Por eso, como LOCALIZACIÓN el referente de la universalización
crático abstracto, sino, como diría señalara Zavaleta, los intelectuales, CONTRADICTORIA es el mestizo que, en nuestro caso,
Gramsci, el seno de capas sociales sujetos que “dudan a nombre de los también de manera abstracta, inter-
“especializadas en el ahorro” o en que no dudan nunca”, le son impres- preta a la bolivianidad.
grupos donde es posible reorien- cindibles a todas las clases sociales Un primer aspecto a considerar tie- Esta realidad estructural es la
tar el excedente hacia actividades que, al contar con ellos, cuentan ne que ver con el hecho de que en que ha prevalecido desde la creación
no-productivas, en el sentido es- también con argumentos para su le- sociedades como la nuestra las re- de la República en Bolivia, tributa-
tricto del término (Bourdieu). Eso gitimación histórica, en el marco de laciones sociales no han alcanzado ria de una serie de desventajas de
quiere decir que los intelectuales los quehaceres estatal-nacionales. a desplegar sentidos de pertenencia origen, entre las que cuentan, de ma-
son sujetos provenientes de grupos Con esos antecedentes, el artí- que se abstraigan de las particula- nera central, el vasto e incomunica-
intermedios y de la “localización culo que se presenta a continuación ridades culturales, para ir en pos do territorio a administrar, tarea que
contradictoria” que éstos tienen en da cuenta de un esfuerzo por situar de aquella identidad que evoca la en un primer momento fue asumida
la sociedad capitalista, de la que sociológicamente a la intelectuali- igualdad jurídica y política, acuñada por elites oligárquicas pero que, por
participan en el marco de la distri- dad aymara en Bolivia, en un esce- bajo el concepto de ciudadanía. Por su condición histórica, no pudieron
bución desigual de habilidades al- nario en el que, como resultado de el contrario, las relaciones sociales hacerlo sino por vía política y mi-
rededor del conocimiento racionali- los procesos desencadenados por la en el país remarcan la especificidad litar, sin dar cuenta, a la par, de un
zado (Wright). Finalmente, porque Revolución de 1952, los actores po- de los sujetos, lo que quiere decir proyecto de unificación económica.
al trabajo intelectual le es inherente líticos emergentes en ese contexto que a aquellas no le son indiferentes Por eso, llegado el siglo xx, éste se

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había desarrollado apenas en algu- de la servidumbre, ingresaron a la los sistemas de diferenciación social
nos centros urbanos y sus alrededo- modernidad asumiendo los valores tiene sentido en la naturalización del
res, en todos los casos con prácticas éticos de la libertad y la propiedad lugar que ocupan las mujeres y las
parroquiales de cortas miras. y haciendo suyas expectativas de culturas indígenas, a partir de lo que
Dando cuenta de ello, la revo- progreso basadas en el esfuerzo in- Ernest Gellner llama “factores de fá-
lución de 1952 se convirtió en el dividual que también se canalizaron cil identificabilidad”, rasgos físicos
esfuerzo más importante de unifica- accediendo al mundo urbano y a y simbólicos sobre los que se yer-
ción nacional, concentrándose en la las posibilidades de diversificación gue toda discriminación estructural.
ampliación de la comunidad ciuda- que éste ofrece. En este escenario, Pues bien, es en ese escenario que
dana bajo conceptos democrático- el abandono de la actividad agríco- debe observarse la ciudadanización
liberales, fundados en la vigencia la fue un componente del ascenso desde abajo que se ha producido en
del voto universal y la eliminación social, introduciéndose los campe- el país, en ausencia de instituciones
de la servidumbre. Dos hechos hay sino-indígenas en las redes de inter- políticas, económicas y culturales
que destacar en este contexto. Uno, Esteban Ticona mediación entre campo y ciudad y que la acompañen con mayor orga-
vinculado a la unificación de los movilizando su histórica capacidad nicidad. A ello apunta el hecho de
diferentes espacios económicos y para activar el mercado interno. Esto que hombres y mujeres de origen
culturales que hasta entonces había devino en lo que Jean Pierre Lavaud indígena tiendan, con redoblado es-
estado administrada por las estruc- llama la “experiencia del status” que fuerzo individual, a romper las pre-
turas feudales de la hacienda y que, la nueva clase en ascenso advirtió, determinaciones que se erigen sobre
a partir del proceso revolucionario, siendo imputable sobre todo a gru- ellos, hecho que ha comprometido,
intentaron ser sustituidos por la ac- pos sociales de origen indígena cer- en el curso de varias generaciones,
ción del sindicalismo campesino canos al eje político del país donde el cambio de su fachada identitaria
para-estatal que, dicho de paso, se se edificaron los centros neurálgicos y la invisibilización de todo rastro
asentó sobre todo en el terreno de la de consumo, especialmente alrede- de particularismo, lo que está clara-
política, intermediando la relación dor de la ciudad de La Paz. Como mente vinculado al objetivo de al-
entre la estructura nacional del mnr efecto de ello, en estos lugares el or- canzar una mayor y mejor educación
y el cacicazgo local, especialmente den comunitario y tradicional cam- y por ende un status más universal.
en la región altiplánica y valluna del Fernando Untoja pesino-indígena entró a una fase de En su momento, esto ha supues-
país. Dos, las carencias que alenta- franca descomposición, a diferencia to el tránsito del trabajo manual ha-
ran una relación coherente entre las de lo que ocurrió en zonas más ale- cia el trabajo intelectual, apuntalado
necesidades de integración político- jadas, en gran parte, convertidas en por excedentes económicos que se
cultural y el desarrollo económico, economías de subsistencia y, oca- destinan a actividades socialmente
en gran parte asentado en la pequeña sionalmente, en canteras de mano acreditadas, pero no necesariamente
propiedad, pero también en la au- de obra estacional y sin calificación, productivas. De alguna manera, de-
sencia de estímulos para sostener a para la construcción y los servicios trás de esto está el mismo fenómeno
largo plazo el creciente mercado de en el mundo urbano, o para las acti- de la fiesta de la proto-burguesía ay-
consumo que trajo la urbanización vidades agroindustriales en el orien- mara, cuya capacidad de acumula-
post 52. Este hecho afloró, por un te de Bolivia y en países fronterizos. ción puede dar lugar al derroche y la
lado, en un fuerte sentimiento de po- En este proceso, podría decir- ostentación, sin mayor objetivo que
sesión que retrata al beneficiario de se que el radical cambio de expec- la distinción social, según un último
la Reforma Agraria de 1953 y, por tativas culturales en la población estudio de Rossana Barragán y Cle-
otro, en su sucesivo e insostenible campesino-indígena aymara estuvo verth Cárdenas. Dicho esto, no deja
empobrecimiento, que tampoco lo- Filomena Nina inevitablemente ligado a la expan- de llamar la atención que la ideolo-
gró ser revertirlo por vía de la edu- sión de su participación en el mer- gía katarista, inherente a la intelec-
cación que en el país no ha cumplido cado laboral y de consumo y, como tualidad indígena, haya comenzado
el objetivo histórico de contribuir al sucede en éste, al acopio de valo- a construirse al mismo tiempo en
desarrollo económico, ni de poten- res de intercambio estandarizados, que la cada vez más llamativa entra-
ciar la cultura, en el sentido amplio como el dinero. De alguna manera da folklórica aymara del Señor del
del término. el afianzamiento del mestizaje tie- Gran Poder se proponía ritualizar,
El segundo aspecto a considerar ne que ver con ello, aunque con el con la fuerza innata de su barroquis-
hace referencia a la identidad de los agregado de que en el país el ritmo mo, su ingreso anual al centro de la
campesino-indígenas que, a pesar que éste ha tomado ha sido mucho sede de gobierno, desde los albores
de todo, encontraron en los anterio- menor que en otras sociedades, jus- de los años 70.
res aspectos nuevos nutrientes para tamente debido a la precariedad de
remozarse socioculturalmente, en los sistemas de integración existen-
algún sentido dando continuidad a tes, siendo paradójico, sin embargo, ¿INTEGRACIÓN
las estrategias individuales de mi- que, a pesar de ello, grupos de ori- HORIZONTAL Y HEGEMONÍA
Marcelo Fernandes
metización adoptadas desde la colo- gen indígena hoy den cuenta de su Q´ULLA?
nización española, entre otras cosas capacidad de acumulación econó-
para evitar el sistema de exacción mica y visos, por ende, de su condi-
tributaria, como han estudiado Ros- ción proto-burguesa. Como señala Ernest Gellner, el na-
sana Barragán y otros. Con base en Entre medio, un hecho cultural cionalismo no es un factor previo al
ello, desde 1953, la propiedad de la fundamental se ha producido, y es Estado-nación, sino su corolario. Eso
tierra catapultó masivamente –y de que, al incorporarse el sentido de quiere decir, que está antecedido por
manera irreversible– los idearios apropiación del sí mismo, los suje- las transformaciones que se produ-
que hacen al sujeto moderno, sien- tos se han liberado de las determi- cen en la sociedad contemporánea,
do los más vitales los que tienen que naciones post-figurativas, es decir, una de las cuales está situada en el
ver con la apropiación del sí mismo, aquellas que se ejercen a nombre de proceso de movilidad social activa-
de la voluntad y del producto del la repetición y la costumbre, natura- da por los sentimientos igualitarios
trabajo, elementos desde los que se lizando un lugar pre-establecido en que trae la ampliación de la ciudada-
accede a la libertad individual. Mo- el orden social. En ese sentido, uno nía. Sobre esa base, el nacionalismo
tivadas por ello, las masas liberadas María Eugenia Choque de los rasgos de la prevalencia de daría cuenta, en el fondo, del grado
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de homogeneidad alcanzado en lo en la intelectualización de varios de históricamente a Bolivia. Como co- local y lo global, como contrapartes
social, imponiéndose, a la larga, la sus cuadros, como claramente han rolario, a pesar de la revolución de del Estado, y a las motivaciones po-
idea de que todos los habitantes de observado Silvia Rivera y Javier 1952, el país no logró despojarse de líticas que surgen de la comunidad
un país forman parte, legítimamen- Hurtado. los factores críticos que hacen a la como fuente de una energía renova-
te, de la colectividad nacional, por En este contexto, las fronteras diferenciación, manteniéndose ésta dora del orden social, fundada en la
lo tanto que son co-responsables de entre campo sindical (político) y como un mecanismo discriminatorio cultura y en los saberes que surgen
darle su contenido y de disputar su campo intelectual todavía eran in- entre sujetos integrados y sujetos no de ella. Eso, a su vez, puso sobre
representación política, a través de visibles. Esto posibilitó una expe- integrados. el tapete de la discusión el conoci-
las voces autorizadas que actúan en riencia tan rica como contradictoria, Era obvio, entonces, que los miento supuestamente restrictivo de
el campo ideológico. propia de la relación rural-urbana argumentos políticos que se promo- la ciencia y del racionalismo. Todo
En los años 70, el surgimiento vivenciada por jóvenes migrantes, vieron desde las nuevas generacio- ello quedó remarcado, además, por
de la intelectualidad indígena vio que arribaron a la ciudad de La Paz nes campesino-indígenas encalla- la búsqueda de nuevos referentes de
aflorar esta posibilidad. Para llegar para continuar sus estudios en el ran en el problema de la exclusión, socialización para darle certidum-
a ello, el país hubo de pasar por la nivel secundario y/o universitario, como se manifestó explícitamen- bre a las personas. Según ambos
fase de insostenibilidad política que pero sin abandonar sus compromi- te en el Manifiesto de Tiwanacu autores, esos fueron hallados en el
se tradujo en la fragmentación de sos comunitarios como dirigentes (1973) donde se señala, entre otras primordialismo, garantía de una per-
los cuadros dirigenciales del mnr y, sindicales. En este curso de ida y cosas, que los indígenas son tratados tenencia autoevidente, inalterable y
junto a ella, del propio sindicalismo vuelta, se irían a construir los argu- como extranjeros en su propio país, sin cuestionamientos sociológicos.
campesino para-estatal, cuyo lide- mentos ideológicos y políticos entre recogiéndose, a su vez, un conjunto Estos y otros aspectos dan cuen-
razgo quedó arraigado a un sistema los que, por el contexto político de la de supuestos acerca de sus cualida- ta de que la reflexión tenía los recur-
de alianzas personales y clientelares época, la lucha por la restitución de des morales, desconocidas e infrava- sos suficientes para acompañar una
con aquellos, protago­nizando a vio- los derechos democráticos ocupaba loradas –dicen– por las prácticas de renovación en el campo de la políti-
lentas escaramuzas que, en nombre un lugar central. Planteado el esce- homogeneización cultural que trajo ca, también alimentada por la crisis
de sus afiliaciones, pusieron en en- nario, el liderazgo campesino aliado el Estado de 1952 y su ideario desa- del socialismo y la caída del muro de
tredicho su homogeneidad política. a los militares fue objeto de un siste- rrollista. Nutrida por esos aspectos, Berlín. Todo ello explicaría, en bre-
Entre otros aspectos, fue a conse- mático cuestionamiento, abriéndose la tesis a erigirse entendería la pro- ve, el hecho de que el momento de
cuencia de ello que el país hubo de con ello un cauce inmejorable para blemática de la exclusión más allá mayor despliegue de los valores de
confrontar, en breve, la dictadura que la nueva camada de dirigentes de las categorías económicas, subes- la justicia cultural y de la problema-
del Gral. René Barrientos Ortuño, se planteara la necesidad de la auto- timando el concepto de “campesino”
a partir de 1964. Bajo su mando se nomía política del movimiento que, que, está claro, ponía en entredicho
promovió el Pacto Militar-Campe- por cierto, estaba ingresando a un esta nueva forma de uniformización
sino (pmc) que, siguiendo el mode- intenso debate en torno a la tesis po- interclasista, erigida a nombre del
lo nacionalista, pero en su fase au- lítica que iría a promover, al retornar entonces ya visible nacionalismo
toritaria, se dotó del argumento de el país al sistema democrático. cultural aymara.
garantizar la unidad del país, invo- En su derivación más general, Ahora bien, este nuevo mode-
cando a las fuerzas armadas como de ese debate provino la politización lo interpretativo también se nutrió
garantes de su soberanía y a los de los factores étnicos en el país, del contexto más general de los
campesino-indígenas como lo que puestos en escena cuando el proble- años 70´s. En efecto, como han se-
se supone es la fuente de autentici- ma colonial fuera nombrado como ñalado Michael Wieviorka y Erick
dad más profunda de la nación, no sustrato de las relaciones sociales, Hobsbawm, la crisis de la sociedad
sólo por los recursos culturales de económicas, políticas y culturales. industrial de entonces produjo en el
los que dispone, sino también –diría Un aspecto debe quedar advertido mundo un remezón ideológico pro-
Luis H. Antezana– por su enorme como el trasfondo de este proceso: fundo, derivado de los fenómenos Simón Yampara
fuerza cuantitativa, capaz de legiti- la ampliación de la ciudadanía que de desafiliación de la sociedad res-
mar el proyecto político en cuestión. el Estado de 1952 auguró al mun- pecto al trabajo asalariado y de la
Sin embargo, mientras eso do campesino-indígena se plasmó, caída del Estado del Bienestar, que
acontecía, las fuerzas sociales emer- casi estrictamente, en el terreno de abrió las puertas del neoliberalismo.
gentes del mundo agrario se pre- la política, campo del que suelen En las ciencias sociales eso supuso
paraban para actuar, poco tiempo privilegiarse únicamente los cua- un salto de teorizaciones afincadas
después, en el terreno de la política. dros allegados al poder de turno. Por en los grandes procesos estructura-
Desde la Reforma Agraria de 1953, contrapartida, los factores económi- les, hacia las que se remiten al suje-
hasta los albores de los años 70, una cos fueron dejados a las capacidades to, a su capacidad de agencia y a la
nueva generación se había forjado individuales de los sujetos, privando vida cotidiana, en gran parte susten-
fuera del yugo de la servidumbre y, a una gran mayoría de recursos para tadas por el individualismo metodo-
por lo tanto, con un ánimo puesto su movilidad e integración social, en lógico y el utilitarismo. Pero, de la
en el ejercicio pleno de la libertad el marco de la profunda heterogenei- misma manera, produjo nuevos ho-
individual que, en breve, se tradujo dad estructural que ha caracterizado rizontes conceptuales en torno a lo
Tomasa Wilka

Idon Chivi Lucía Choque Máximo Quisbert Walter Reynaga


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tización de la identidad se lograra en los “caciques apoderados” que tu- campo intelectual, en strictu sensu, su perspectiva, encubierto en el dis-
pleno desarrollo del neoliberalismo. vieron un papel fundamental en la tiende a ser inviabilizada.1 curso de la izquierda.
En nuestro caso, todo ello derivó en lucha legal por la tierra, a principios Finalmente, por el breve espa- Llegado a este punto, resulta im-
el cuestionamiento al Estado –en sí del siglo xx. De manera adicional, cio de este resumen, no es posible prescindible que la evocación crítica
mismo– y, por ende, al concepto de en términos políticos Marcia Ste- abordar en su totalidad la prolífica del proceso de 1952 no se sustraiga
lo “mestizo” como bandera de la in- phenson ha destacado al taller como producción de los intelectuales ay- de sus evidentes efectos sociológicos,
tegración social, promovida durante un “espacio contra-público” en el maras, lo que no quita la necesidad tan frecuentemente subestimados por
el proceso de 1952. cual la “conciencia diferencial” y de detenerse en un aspecto que es la lucha ideológica y política, de cor-
Lo más interesante del caso, sin contestataria de los intelectuales central para un cierre provisional de te eminentemente especulativo. Esa
embargo, surgió a propósito de lo aymaras habría cobrado cuerpo. la reflexión que se ha querido desa- es, justamente, una de las canteras
que algunos autores llaman “mirada Al calor de ello y en el marco del rrollar aquí. En ese marco, interesa sobre la que hay un amplio campo de
oblicua de la historia”. Para entrar contexto global, comenzó desde en- destacar que en el curso de esa vasta deliberación intelectual, aymara y no
en materia, habrá que hacer hinca- tonces el incesante recorrido de la producción actualmente se está dan- aymara, en el país.
pié en que, como dicen Mendiola y intelectualidad aymara por el mer- do un amplio margen a la tesis que
Zermeño, la historia no es sino un cado de bienes simbólicos que, en se resume en la “geopolítica ayma-
acto reflexivo del presente, logrado afinidad a lo antes señalado, abrió ra”. Según ella, la apropiación del
desde su “contraparte” que es el pa- las puertas de la academia y de la territorio nacional y más allá es la
sado. Por eso está atribuida de fun- industria editorial a las cuestiones condición sine qua non de la desco-
ciones políticas a partir de las cuales étnicas, en sus diferentes dimensio- lonización indígena.
se define cuál hecho es histórico y nes problemáticas. Dos referencias sociológicas le
cuál no lo es, aspectos que forman Con esos elementos, puede son inherentes a este planteamiento:
parte de las controversias ideológi- señalarse que, a pesar de todo, los En primer lugar, como decía Zavale-
cas que se dan en el sistema de ex- aymaras se beneficiaron del proce- ta, que los aymaras son el instrumen-
pertos. A ello apunta el hecho de que so de democratización en el ámbito to de la unificación del mercado in-
una de las vetas más requeridas por educativo, aunque en sus niveles terno (o de su nacionalización), logro
la intelectualidad aymara, aunque no profesionales en el país eso también a observarse en la dilatada presencia,
exclusivamente por ellos, haya sido, significara, sin duda, lidiar con una a lo largo y ancho del país, de comer-
justamente, la historia y, dentro de actividad –específicamente, la in- ciantes y colonizadores de ese ori- Pablo Mamani
ella, los levantamientos indígenas. telectual– casi siempre privada de gen, y que hoy se denominan como
Como se sabe, entre otros, su princi- medios y recursos para su ejercicio. “comunidades interculturales” (que
pal y más antiguo cultor es Roberto Con el ánimo puesto en explicacio- no significa, sino, mestizas). Junto a
Choque Canqui, continuado por los nes primordialistas, es en base a este ello, los aspectos que le son propios a
miembros del Taller de Historia Oral último aspecto que se ha intentado la ostentación de su poder económico
Andina (thoa) en el que, habrá que posicionar la idea de los intelectua- y político y, por lo tanto, la sumisión
destacarlo, en el contexto de mayor les mestizos en Bolivia han cons- del otro, en este caso, los propios
proyección del taller la intermedia- truido sus quehaceres sobre bases pueblos indígenas de las tierras bajas
ción de Silvia Rivera ha sido funda- racistas, ya sea porque desconocen del oriente, permanentemente asedia-
mental. el problema colonial, o porque ha- dos, otra vez, por la fuerza cuantitati-
En términos reflexivos, se ha brían cerrado filas excluyendo a la va del mundo q´ulla.
reconocido que el mayor logro del intelectualidad indígena, argumen- En segundo lugar, al amparo de
thoa ha sido su trabajo en torno a to a partir del cual la disputa por el la “mirada oblicua de la historia”,
una interpretación complementaria
comienza a cobrar arraigo en el de- Moises Gutierres
bate político: que el líder de las lu-

C on el propósito de generar conocimiento, análisis e información para


mejor comprender el lugar que ocupa el racismo y la discriminación
en la sociedad boliviana y contribuir al debate en el país sobre el tema,
chas anticoloniales del siglo xviii,
Túpac Katari, era un comerciante
rico, un q´amiri, y que no dudaba
el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (pieb), junto a una en exhibir su posesión, con símbo-
importante plataforma de instituciones, integrada por universidades, los de dignidad y realeza. Por ende,
centros de investigación y agencias de cooperación, lanzó en la ges­tión que la colonización no fue, sino, un
2009, la convocatoria “Racismo, discriminación y relaciones sociocul­ acto de despojo del prominente lu-
turales en Bolivia”. gar que éste y sus allegados atesora-
“Homogeneidad social y etnonacionalismo: intelectuales ay­maras ban. Yendo más allá, esa parece ser
y democratización política en Bolivia”, investigación coordinada por la fuente, hoy, del posicionamiento
Cecilia Salazar, es una de las seis investigaciones ejecutadas en el marco de una parte de la intelectualidad
de esta convocatoria. Junto a este trabajo, se encuentran: “La construcción aymara que proclama la libertad del
social de lo racial: Nociones sobre raza, racismo y diferencia racial en las mercado y asocia el estatismo con
y los jóvenes universitarios de la ciudad de La Paz” coordinado por Maya Felipe Santos
una nueva fase del colonialismo, en
Benavides del Carpio; “Colonialidad del poder en Caraparí: Estudio de
la disputa por la tierra, relaciones de trabajo y autoridad en la hacienda
de Cañada Ancha” coordinado por Alba van der Valk; “¡Cholos¡ Cultura 1 Estas ideas ya habían aparecido en
chola, prejuicios e imaginarios raciales en Cochabamba” coordinado por la obra de Fausto Reynaga, escritor
Jaime Mauricio Sánchez Patzi; “Procesos de desplazamiento e inclusión potosino que asumió su indianidad
de una elite indígena (qamiris) en la ciudad de Oruro” coordinado por después de haber abrevado del nacio-
nalismo revolucionario, encallando, al
Jorge Llanque Ferrufino; y, “Exclusión y subalternalidad política de los
final de su vida, en una postura procli-
Urus del Lago Poopó. Una aproximación al estudio de la experiencia ve a la dictadura militar de Luis Gar-
política de minorías étnicas en Oruro-Bolivia” coordinado por Zdenka de cía Meza. Con todo, la densidad emo-
la Barra Saavedra cional de su obra fue inspiradora para
la intelectualidad aymara de los años
Más información de los resultados de estas investigaciones en: 90, porque, a decir de alguno, “los
www.pieb.com.bo obligó a mirarse a sí mismos”, como
sujetos despreciados por la sociedad
colonial. Sergio Tarqui

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