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PROFETAS MENORES
ANTIGUO TESTAMENTO
Oswaldo Albarracín
2008
www.iglesiainternet.blogspot.com
Profetas Menores
(Lección # 1)
Se les llama profetas menores porque los libros son más pequeños.
EL Profeta
El término “profeta” del hebreo “nabi” (navee), significa portavoz. Su trabajo era
proclamar la palabra de Dios (Isa.1:10; Jer.6:15). No se amoldaba a la moda o creencias
tradicionales; solo declaraba fielmente lo que Dios le había mandado (Jer.37:16-21).
Fueron también llamados videntes (I Sam. 9:9). Esto porque recibían su conocimiento
divino por medio de visiones o sueños (Eze.1:4-28; Zac.1:1-6). Los términos (profeta –
vidente) se muestran intercambiables Isa.29:10; 30:10. Las revelaciones a veces eran
por medio de objetos simbólicos o acciones simbólicas Jer.1:11-16; Oseas 1:2.
La Hermenéutica
A. Para una interpretación más exacta hay que considerar los siguientes puntos:
Se denomina así por el nombre del profeta que lo escribió. El nombre Óseas (Heb.
Hoshea') es una forma abreviada del Heb. Hosha'eyah (Jer. 42: 1; 43: 2), que significa
"Yahweh ha salvado".
No se sabe nada más de la historia de la familia de Óseas que lo que se dice en los
primeros versículos. El nombre del padre del profeta, Beeri (Heb. Be'eri, "mi pozo"),
no se revela la tribu a la cual pertenecía Óseas. No se sabe sobre los últimos días de
Óseas, ni del lugar ni el tiempo de su muerte. La evidencia interna aclara que Óseas
pertenecía al reino del norte, Israel, y que allí ejerció su ministerio.
Marco Histórico
Los reinados durante los cuales Óseas profetizó están ubicados, según la cronología:
Uzías (790- 739), Jotam (750-731), Acaz (735-715) y Ezequías (729-686), reyes de
Judá; y Jeroboam II (793-753), rey de Israel. Óseas debe haber empezado su ministerio
un poco antes de 753 a. C., y tuvo que haber continuado en actividad hasta algún tiempo
después de 729 a. C.
Su vida estuvo en el período más oscuro de la historia del reino de Israel, poco antes de
que la nación fuera llevada al cautiverio por Asiría. Como el libro de Óseas no hace
mención ninguna de este acontecimiento, es probable que fuera escrito antes de la ruina
final del reino del norte. En los días de Jeroboam II, Israel prosperó materialmente y
progresó más que en cualquier otro tiempo desde los reinados de David y Salomón
(Oseas. 2: 8). Sus límites por el norte eran casi tan extensos como los que existieron en
los días de aquellos reyes (2 Rey. 14: 25, 28).
La gloria externa sólo hacía destacar más la decadencia moral interior y la declinación
espiritual del pueblo. La anarquía política (sin gobierno) caracterizó esos tiempos.
Hubo reyes que ascendieron al trono después de matar a sus predecesores, y a su vez
ellos fueron asesinados. Salum asesinó a Zacarías, y Manahem asesinó a Salum, Peka
asesinó a Pekaía, hijo de Manahem; y Óseas, el último rey de Israel, asesinó a Peka.
Por esta anarquía vergonzosa que se produjo después de Jeroboam II, Oseas le
menciona solo a él, y sus sucesores son omitidos (Ose. 1: 1; ver com. cap. 7: 5; 8: 4); o
según creen algunos, posiblemente el profeta se fue al sur, a Judá, después del reinado
de Jeroboam II.
Oseas se refiere varias veces al culto idolátrico al becerro levantado por Jeroboam I (1
Rey. 12), como causa principal de la impiedad de Israel. Este culto al becerro quizá
preparó el camino más tarde para un culto más cruento y más inhumano que se ofrecía
en honor de Baal (Señor) y Astoret (consorte): la espantosa abominación del sacrificio
de niños y la inexplicable degradación de una desenfrenada sensualidad.
Oseas fue llamado por Dios para oponerse a esa inundación de maldad del reino del
norte, y para que levantara muros de reprensión, condenación y súplica: de súplica
basada en el eterno amor de Dios por sus hijos descarriados. Pero los ruegos de Óseas
no fueron escuchados por un pueblo apóstata. La impía nación obstinada e inconversa,
se aferró a su rebelde conducta, y fue llevada al cruel cautiverio del yugo Asirio. Óseas
dio el último mensaje de Dios al reino del norte antes de su caída en 723-722 a. C.
Tema
El papel de Oseas fue mostrar que el reino del norte era infiel a Dios (su esposo), y
proveedor, y se casó con Baal y los dioses de Canaán. Advirtió que a menos que se
arrepintieran de su pecado y se volvieran a Dios, serian destruidos. Oseas habló de las
características de Dios (el amor y la justicia) y cómo esto afectaría sus vidas y los haría
regresar a Él. El pueblo violó su pacto con Dios y recibirían el castigo que Él prometió
(Deuteronomio 27; 28).
El tema predominante del libro de Óseas es el amor de Dios para con su pueblo
extraviado. Las experiencias por las cuales pasó el profeta en su vida familiar y los
sentimientos de su propio corazón para con su esposa infiel, le dieron una idea de las
profundidades insondables del amor del Padre para su pueblo.
La maldad del reino del norte aparece aún más tenebrosa a la luz de ese amor divino, y
Óseas de ninguna manera disculpa al pueblo por su conducta. El profeta describe con
tonos tenebrosos los terribles castigos que caerían sobre Jerusalén si persistía en su
impiedad. Las amonestaciones no son amenazas, sino declaraciones de hechos que
muestran que el castigo sigue ineludiblemente al pecado. Sin embargo, en todo lo que
escribe Óseas expresa el tierno amor de Dios para con su pueblo descarriado. El libro
está lleno de exhortaciones al arrepentimiento y mensajes de esperanza para los que
quisieran volver a su Padre.