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Estamos lejos de tener seguridad sobre el origen del lenguaje, pero sabemos que éste convierte
al ser humano en lo que es. El estudio de su origen biológico surge en el siglo XIX, con Darwin, y
se desarrolla a partir del siglo XX cuando, superadas las trabas impuestas por la religión, se produce
una renuncia clara a las explicaciones sobrenaturales. Existen dos posturas principales entre los
lingüistas: la funcionalista y la formalista: según la primera el lenguaje surge como una herramienta
segunda visión el lenguaje surgiría de la necesidad de comunicarse los individuos en una sociedad.
La primera opción postularía, por tanto, un origen biológico y la segunda, uno cultural. En cualquier
caso, hay unos elementos que hacen posible que este lenguaje se desarrolle, unos fundamentos
fisiológicos, anatómicos y neurológicos. En efecto, a diferencia de los primates, el ser humano tiene
un aparato fonador apto para producir sonidos; particularmente favorece a esto una musculatura
bucal más compleja y la posición de la laringe, más baja que en los simios. El habla, aun así, sería
imposible sin el componente principal: el neuronal. El cerebro humano presenta una masa superior
a la de los chimpancés, por ejemplo, pero además de eso, su superficie cerebral es mayor, lo que
posibilita que haya más conexiones neuronales. Asimismo, el ser humano en su evolución ha
desarrollado de forma decisiva partes del cerebro como el cerebro neomamífero, el neocórtex y las
que se encarga de la producción. Es en esta última zona donde se encuentran las neuronas
especulares de los chimpancés, que funcionan tanto cuando realizan actividades como cuando las
También se han trazado líneas de investigación que relacionan el lenguaje con otras
actividades humanas como la vista o la capacidad motora. Sobre la primera se sabe que es un
antecedente neurológico del lenguaje pero su relación no es excesivamente estrecha, y con respecto
a la capacidad motora, se considera que esta pudo ser un elemento que colaborara a la aparición del
lenguaje debido a que los gorilas y otros primates realizan gestos con significado y los producen en
sociedad, interactúan con ellos, mientras que los sonidos los producen de forma indiferente como
expresión emocional. Algunos piensan que le leguaje pudo surgir del acompañamiento de gestos
con la voca a los gestos con las manos hasta que el predominio pasara al lenguaje.
Otro descubrimiento sobre el sistema neuronal de los monos arroja más luz sobre el origen del
lenguaje: las neuronas especulares. Estas, ubicadas donde en el humano se encuentra el area de
Broca, se activan cuando el mono realiza actividades o cuando las ve realizar y esto podría estar
relacionado con los actos de habla y escucha. También la aparición de la memoria larga, es decir, un
tipo de memoria creativa mediante la cual se pueden reconstruir hechos anteriores por oposición a
la memoria reproductiva, tuvo que ver a la hora del desarrollo de un conocimiento lingüístico.
También se han trazado líneas de investigación que relacionan el lenguaje con otras
actividades humanas como la vista o la capacidad motora. Sobre la primera se sabe que es un
antecedente neurológico del lenguaje pero su relación no es excesivamente estrecha. Con respecto a
la capacidad motora, se considera que esta pudo ser un elemento que colaborara a la aparición del
lenguaje debido a que los gorilas y otros primates realizan gestos con significado y los producen en
sociedad, interactúan con ellos, mientras que los sonidos los producen de forma indiferente como
expresión emocional. Algunos piensan que le leguaje pudo surgir del acompañamiento de gestos
con la voca a los gestos con las manos hasta que el predominio pasara al lenguaje.
Otro descubrimiento sobre el sistema neuronal de los monos arroja más luz sobre el origen del
lenguaje: las neuronas especulares. Estas, ubicadas donde en el humano se encuentra el area de
Broca, se activan cuando el mono realiza actividades o cuando las ve realizar y esto podría estar
memoria larga, es decir, un tipo de memoria creativa mediante la cual se pueden reconstruir hechos
anteriores por oposición a la memoria reproductiva, fueron decisivos a la hora de la formación del
hecho lingüístico.