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Las mujeres lesbianas y la antropología

feminista de género

Ángela G. Alfarache Lorenzo*

a homosexualidad femenina y el lesbianismo han tenido

L marcos teóricos propios y categorías específicas a partir del


surguimiento de la antropología feminista de género.
Anterior a estos planteamientos, la antropología abordó la homosexua-
lidad femenina y la masculina de diversas maneras: mientras que a
principios de siglo el tema fue tratado principalmente en relación con
fenómenos religiosos como el shamanismo, a partir de las décadas de
los treinta y cuarenta se reportan en las etnografías, de manera más
concreta, fenómenos como el trasvestismo, los cambios de roles o los
matrimonios entre personas del mismo sexo y se trató, en ocasiones,
directamente las relaciones homoeróticas entre mujeres.

*
Licenciada en Etnología, cursa actualmente el Posgrado en Antropología de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Coordina el proyecto de librería “Las sirenas”, para la difusión de publicaciones
sobre estudios de género.
Ángela G. Alfarache Lorenzo

Al considerar al género como el principio estructurador

L
os planteamientos básicos sobre la historicidad
de las y los seres humanos, sostenidos por las de la sociedad, los intereses antropológicos y feministas
diversas corrientes antropológicas, han constitui- se han visto íntimamente unidos y han permitido
do a la disciplina como uno de los principales campos planteamientos concretos acerca de la diversidad cultu-
de desarrollo de la teoría de género. A partir de la ral construida a partir de la especificidad histórica de los
premisa de que no es suficiente definir a las y los seres géneros.
humanos desde el punto de vista del sexo biológico, Cuestionamientos claves de las antropólogas femi-
quienes investigan han desarrollado categorías y nistas han sido: uno, la importancia de reconocer la
metodologías que nos permiten abarcar sus aspectos impronta de género de quien investiga; dos, reconocer
tanto biológicos como socioculturales. las interrelaciones establecidas ente las sujetas impli-
En la década de los setenta, un doble movimiento cadas en el trabajo de investigación para romper, así,
llevó al uso intensivo de la categoría de género. Por un con los planteamientos de la antropología clásica en
lado, tanto desde la academia, como en el plano político, relación con la neutralidad de los efectos de quien
las feministas analizaron a fondo la cuestión de la dis- observa sobre lo observado; tres, la asunción de la posi-
criminación de las mujeres en función de su sexo, a lo ción de la sujeta que investiga en el sentido de discernir
cual se denominó sexismo. La denuncia de la práctica su propio bagaje cultural, sus prejuicios (tanto respecto
sexista incluía el análisis de la opresión, la subordi- al tema, como a las personas con las que trabaja), y
nación y la explotación de que eran objeto las mujeres, reconocer y hacer explícito que todo ello afecta tanto al
mismas que se basaban en las diferencias existentes planteamiento del tema, al tratamiento y a lo que puede
entre hombres y mujeres, así como en la premisa cultu- o no puede observar, como a sus conclusiones.
ral de la naturalidad de tales hechos. La academia femi- La homosexualidad femenina y el lesbianismo han
nista retoma la categoría de género y le otorga nuevos tenido marcos teóricos propios y categorías específicas
contenidos, utilizándola para referirse a las construc- a partir del surguimiento de la antropología feminista de
ciones que cada cultura elabora a partir de la diferencia género. Anterior a estos planteamientos, la antropología
sexual, adscribiendo conductas, papeles y atributos a las abordó la homosexualidad femenina y la masculina de
personas en función de sus características corporales. diversas maneras: mientras que a principios de siglo el
Así, la categoría de género es definida como una: tema fue tratado principalmente en relación con fenó-
menos religiosos como el shamanismo, a partir de las
“…construcción simbólica (que) contiene el conjunto de décadas de los treinta y cuarenta se reportan en las etno-
atributos asignados a las personas a partir del sexo. Se trata
grafías, de manera más concreta, fenómenos como el
de características biológicas, físicas, económicas, sociales,
psicológicas, eróticas, jurídicas, políticas y culturales”
trasvestismo, los cambios de roles o los matrimonios
(Lagarde, 1996: 27). entre personas del mismo sexo, y se trató, en ocasiones,
Las mujeres lesbianas y la antropología feminista de género

directamente las relaciones homoe- analizar los temas mencionados, interior de cada cultura particular
róticas entre mujeres. Autoras como centrándose en la pretensión de uni- como entre distintas culturas. La
Blackwood (1991) consideran que versalidad de las mismas y estable- antropología feminista de género
las discusiones antropológicas han ciendo sus distintos significados que considera al género como un
estado permeadas por el presupuesto culturales e históricos. Moore principio estructurador de la vida
de la existencia de una “naturaleza (1991: 9) señala que: social humana, es uno de los desa-
homosexual”, presupuesto que figu- rrollos más importantes de la disci-
ra como parte de una concepción La crítica feminista en antropología plina. Dicha antropología, aún com-
esencialista para la que dicha natu- ha sido, y seguirá siendo, fundamental partiendo muchos de los objetivos
raleza subyace en todas las expre- en la evolución teórica y metodológica de la antropología general, se ha
siones culturales de homosexualidad de la disciplina en general. La crítica desarrollado como una respuesta
feminista no se basa en el estudio de la
y que interpreta las relaciones crítica a las deficiencias teóri-
mujer, sino en el análisis de las
homosexuales como actos indivi- relaciones de género y del género
co/metodológicas de la disciplina y,
duales que pertenecen al ámbito de como principio estructural de todas al mismo tiempo, como una revisión
lo privado. La falta de análisis sobre las sociedades humanas. de sus supuestos a partir de una
la importancia de los contextos cul- visión feminista. En este sentido,
turales en que se dan dichas rela- Además de las investigaciones teó- Maqueira (1987: 9) señala como una
ciones ha llevado a concebir, a ricas, caracterizadas en muchos de sus características más impor-
quienes presentan estos compor- casos por la interdisciplinariedad, tantes:
tamientos, como personas incapaces hay que señalar la importancia que,
de ajustarse a su rol genérico. a partir de los años setenta, han La consolidación de un corpus de
Contemporáneamente, las investiga- tenido los movimientos políticos por conocimientos que ha replanteado y
ciones antropológicas sobre la renovado contenidos, metodologías y
los derechos de las personas homo-
homosexualidad y el lesbianismo teorías asentadas tradicionalmente en la
sexuales. Conformados por mujeres disciplina como verdades consagradas.
parten, no de un continuum homo- lesbianas y hombres gays, dichos
sexual aplicable tanto a hombres movimientos surgieron con una con-
como a mujeres, sino de concep- ciencia de rechazo a las definiciones Desde esta perspectiva, un tema
ciones que consideran que, dadas las de homosexualidad de las socie- ampliamente analizado desde la
diferentes construcciones de género dades patriarcales; sus luchas han epistemología feminista ha sido el
tanto inter como intraculturales, es estado centradas en la opresión, el androcentrismo y la invisibilidad de
necesario realizar investigaciones rechazo y la marginación que afecta las mujeres como género, y de las
concretas, así como diferenciar a las personas homosexuales y en la lesbianas en particular, en las teorías
analíticamente las especificidades reivindicación de sus derechos y las investigaciones. Al respecto,
de cada caso. específicos. Es importante señalar los análisis realizados han llegado a
A finales de los años sesenta, la que la necesidad de encuadrar los las siguientes conclusiones. En
llamada “nueva antropología de análisis políticos de las personas primer lugar, no se trata de “añadir”
la mujer” comienza a elaborar un homosexuales en sus dimensiones a las mujeres a las teorías existentes,
conjunto de teorías y categorías que histórica, social y cultural ha llevado ya que la exclusión de que han sido
hacen posible el estudio de las a una fuerte interrelación entre la objeto es un principio estructurador
mujeres lesbianas como sujetas de esfera de los movimientos políticos y un presupuesto básico del sesgo
sus culturas y sociedades, así como y la academia. androcéntrico de la disciplina. En
de la homosexualidad femenina, el La convergencia de los intereses segundo lugar, no se trata de acre-
homoerotismo y el lesbianismo, antropológicos y feministas, respec- centar numéricamente la presencia
como construcciones históricas, to a los análisis históricos y compa- de las mujeres en los estudios,
sociales y culturales. Las antro- rativos, ha implicado que quienes puesto que el problema radica en el
pólogas feministas han desarrollado investigan recurran a la disciplina en tipo de preguntas y problemas que
la crítica a los marcos teóricos y a sus intentos de explicar las dife- quienes investigan se plantean, en
las categorías utilizadas para rencias genérica existentes, tanto al los métodos usados para contestarlas
Ángela G. Alfarache Lorenzo

y resolverlos, así como en los criterios de validez en las teorías; por el otro, con la invisibilidad y el
reconocidos por la propia disciplina. Por último, tanto tratamiento propio de la homosexualidad en la
teórica como políticamente, resulta claro que la “visibi- antropología. En este sentido, los prejuicios vigentes en
lidad” de las mujeres sólo puede realizarse tomando en la mayoría de las sociedades patriarcales sobre la homo-
consideración el complejo tema de las diferencias, tanto sexualidad —que forman parte del bagaje cultural de
intra como intergenéricas. algunos y algunas investigadoras, así como la falta de
La visión androcéntrica,1 en el caso de las mujeres concepciones teóricas y de categorías específicas, impi-
lesbianas, deviene de la aplicación acrítica de las con- den identificar y analizar los temas relacionados con la
cepciones sobre la homosexualidad masculina al estudio homosexualidad, con lo que se acrecienta la ausencia
y análisis de la homosexualidad femenina. Con ello no del tema en las etnografías. Del mismo modo, la apli-
se toman en cuenta, primero, las diferencias genéricas cación acrítica del modelo de sexualidad dominante en
imperantes en cada sociedad que hacen que masculi- la sociedad del o de la investigadora en los estudios
nidad y feminidad se construyan diferencialmente; en sobre otras sociedades:
segundo lugar, se asume implícitamente que la homo-
sexualidad femenina es un reflejo de la masculina sin Ha desvirtuado el reducido debate sobre la
atender al hecho de que las relaciones homoeróticas homosexualidad presente en la literatura antropológica.
tienen definiciones culturales divergentes para hombres Los modelos teóricos utilizados en el pasado para analizar
y mujeres, basadas en la división genérica del mundo. los datos sobre la homosexualidad, derivaban directamente
de la concepción de la sexualidad de la psicología occiden-
Por lo anterior, se plantea que no sólo es necesario un
tal. La mayoría de los antropólogos basaban su inter-
proceso de visibilización de las mujeres, sino adoptar el pretación de las prácticas homosexuales de otras culturas, en
enfoque de género en todos los campos del conocimien- el modelo desviacional de la psicología y la sociología y
to “sin prejuzgar los efectos de importancia variable que asumían que la heterosexualdad representaba la norma de
esto puede producir” (Collin, 1993: 320). comportamiento sexual y, por lo tanto, que la homosexuali-
La invisibilidad de las mujeres lesbianas en la dis- dad constituía una desviación o un comportamiento anormal.
ciplina se da en relación con dos ámbitos: por un lado, Esas valoraciones contrastaban, en muchas ocasiones, con el
se inserta en la invisibilidad de las mujeres como género

“Alcanzándome”
Las mujeres lesbianas y la antropología feminista de género

significado o el valor atribuido al comportamiento sexual tura, los análisis han debido dar cuenta de su comple-
en la cultura estudiada, dado que muchos grupos jización. Ello se ha hecho a partir de considerar analíti-
aceptaban las prácticas homosexuales dentro de camente tanto el género como los distintos ejes que
su sistema social (Blackwood, 1991: 220-221). conforman la condición de las mujeres. Desde esta
perspectiva, los análisis feministas consideran, por un
lado, que la sexualidad femenina puede ser vivida y
Las mujeres lesbianas experimentada de formas distintas dependiendo de las
diversas situaciones vitales de las mujeres; por el otro,
en el género intentan superar la visión simplista sobre las mujeres y
visualizarlas en su complejidad, al mismo tiempo que

L
as reflexiones teóricas que han llevado a la cons- dicha percepción de la complejidad “nos conduce a una
trucción de la teoría de género, y los análisis de investigación que es cada vez más conciente de sus
las relaciones entre sexo y género, son funda- propias omisiones, lagunas y silencios, que está dis-
mentales para el análisis de las mujeres lesbianas. Las puesta a matizar y a especificar sus descubrimientos, si
mismas han proporcionado una nueva perspectiva al se refieren sólo a grupos particulares, y a hacer esfuer-
introducir el elemento histórico en los análisis; en este zos más agresivos para investigar en campos y temas
sentido, su uso conlleva a la deconstrucción del género dejados de lado hasta ahora” (Vance, 1989: 37).
como esencia y a su ubicación en marcos culturales, En este sentido, los análisis se sitúan en una pers-
sociales e históricos específicos. Desde la década de pectiva construccionista, la cual enfatiza la definición
1970, el interés por dilucidar las relaciones entre sexo y de los factores históricos y culturales que conforman la
género ha llevado a las antropólogas feministas a la sexualidad y, por ende, la homosexualidad y el lesbia-
revisión del acervo etnográfico existente. El resultado nismo. Con relación a estos últimos, las teorías suponen
ha sido el enriquecimiento de la disciplina al introducir, un cambio de enfoque al pasar de investigar sus causas
en el trabajo empírico y en el análisis, una perspectiva y curas, a analizar los modos en que las distintas
que plantea nuevas preguntas en relación con los sis- sociedades construyen, definen y dan contenido a “la” y
temas clasificatorios de género, así como en relación “el” homosexual. En consecuencia, los estudios tienen
con categorías como personas homosexuales, homose- como punto de partida el sistema de valores culturales y
xualidad, homoerotismo, mujeres lesbianas y lesbianis- la estructura social en que se desarrollan la homose-
mo. xualidad masculina y femenina, así como las concep-
El debate interdisciplinario en torno a las relaciones ciones de género imperantes y las definiciones de femi-
entre sexo y género es en la actualidad fundamental al nidad y masculinidad dominantes culturalmente.
interior del feminismo; debate en el que se plantea el Una segunda línea de discusión y teorización funda-
hecho de que la diferencia sexual, no es en sí misma, un mental es la de las diferencias. Dicha discusión se ha
hecho puramente anatómico —y en este sentido, fácil- dado con gran fuerza al interior del feminismo desde la
mente asimilable a natural en ciertas concepciones—, década de los ochenta, cuando distintas corrientes teóri-
sino que es una diferencia significada culturalmente. cas y mujeres particulares reclamaron atención a las
La base biológica de la sexualidad se experimenta siem- diferencias concretas existentes entre ellas. Los análisis
pre culturalmente, a través de una traducción. empezaron con la crítica a la categoría “mujer” como
Los factores puramente biológicos de la sexualidad no universal y totalizadora, para desembocar en el
hablan por sí mismos; han de expresarse socialmente. reconocimiento a la existencia de mujeres concretas y
El sexo se siente de forma individual o, al menos, particulares. Al mismo tiempo, hubo que contemplar las
privada, pero esos sentimientos incorporan siempre los roles, diferencias entre mujeres junto con el análisis de las
definiciones, símbolos y significados de los semejanzas de género; en este sentido, las mujeres les-
mundos en que se desarrollan (Ross et al., 1997: 153). bianas, presentes desde los inicios en los movimiento
políticos y en el terreno académico, han ido construyen-
La sexualidad ha sido el eje estructurador del femi- do un corpus teórico y una práctica política de la dife-
nismo: al situar a la sexualidad en el ámbito de la cul- rencia que ha seguido, a su vez, caminos diversos.
Ángela G. Alfarache Lorenzo

La antropología feminista es perfectamente constituye como la norma positiva, la homosexualidad


consciente de que las mujeres son diferentes entre sí. femenina es el tabú, por lo que las mujeres homosexua-
Se trata, en efecto, de la única disciplina de las ciencias les son y viven en el tabú. Las relaciones homoeróticas
sociales capaz de demostrar, desde un punto de vista emi- entre mujeres transgreden, además, otro de los princi-
nentemente comparativo, que el significado de “ser mujer”
pios básicos de la sexualidad dominante: la maternidad
varía cultural e históricamente y que el género es una reali-
dad social que siempre debe enmarcarse en un contexto
compulsiva.
determinado (Moore, 1991: 223). Cada género y cada particular se construye a partir
de un deber ser erótico estrictamente normado, cuyo
Estos debates son básicos al analizar la relación de las incumplimiento pone “en entredicho, la definición
mujeres lesbianas con el género, ya que las mujeres les- genérica global del sujeto, aún cuando éste cumpla con
bianas son diferentes al interior del género. Aunque todos los otros atributos” (Lagarde, 1993: 183).
social y culturalmente se construye la diferencia entre el Resultado de estas transgresiones2 de las normas cultu-
género femenino y el masculino como la fundamental, rales y del no-cumplimiento de los deberes de género es
la importancia de esta diferencia, en el caso de las el particular posicionamiento3 de las mujeres lesbianas
mujeres lesbianas, es secundaria, ya que ellas son dife- en no-lugares culturales jerarquizados en los cuales son
rentes —no sólo de los hombres por ser ellas mujeres— materialmente oprimidas, negadas, invisibilizadas y
, sino del género en su conjunto. Las diferencias del estigmatizadas (Alfarache, 2000). Estos no-lugares se
resto de las mujeres, los hechos básicos de la condición concretan específicamente en los terrenos políticos y
de género, esto es, la heterosexualidad y la maternidad jurídicos, mientras que es posible distinguir la construc-
compulsivas. ción de sí-lugares sociales y culturales por parte de las
La organización social de géneros, vigente en nues- mujeres lesbianas.
tra cultura, establece de manera dual y excluyente la La diferencia intragenérica no significa que las
existencia de dos géneros; al mismo tiempo que binaria mujeres lesbianas dejen de ser mujeres: las mujeres les-
y unívoca, esta construcción es específica para cada bianas pertenecen a la condición de género femenino.
género. Y puesto que la sexualidad es el eje básico En este sentido, señala Lauretis:
alrededor del cual se da esta construcción, la misma es, De ser verdad que el sujeto femenino es
también, diferencialmente construida para hombres y engendrado y que se le asigna un género a través de
mujeres. En el caso de las mujeres, la sexualidad se múltiples representaciones de clase, raza, lenguaje y
estructura a partir de un doble conjunto de normas que relaciones sociales, también es cierto... que el género es
determinan tanto lo permitido como lo prohibido: por un un denominador común: el sujeto femenino es siempre
lado, rigen para ellas las normas establecidas para el elaborado y definido en el género y a partir del género
conjunto social; por el otro, un conjunto de normas (1991: 185).
genéricas específicas.
Aunque la antropología ha demostrado la variabili- Consecuente con el posicionamiento de las mujeres les-
dad cultural de las formas de ser mujeres y hombres y bianas se produce una asignación identitaria a las mis-
de las relaciones genéricas que pueden establecerse, lo mas, la cual es necesaria ya que la transgresión de los
que caracteriza a la concepción dominante de la sexua- deberes eróticos cuestiona la condición genérica total de
lidad —tanto en los discursos religiosos como en los las mujeres e implica su reposicionamiento en la jerar-
laicos—, es su adscripción a lo natural y, por ende, sus quía social de poderes. Dicho reposicionamiento genera
concepciones de lo natural y la naturaleza. La existencia al marcar a las mujeres lesbianas de manera negativa.
de las mujeres lesbianas constituye un rompimiento de Consecuencia de la constitución del erotismo como el
la relación natural que debe existir entre mujeres y hom- núcleo definidor del lesbianismo, es la división inter-
bres, y pone en cuestión la naturalidad de la misma genérica de las mujeres por su tipo de erotismo así como
propugnada por la sexualidad hegemónica. Paralela a la la construcción de las categorías “mujeres homosexua-
construcción positiva de normas y deberes, se establece les” y “mujeres heterosexuales”. La misma, se da a par-
el tabú: mientras que la heterosexualidad obligatoria se tir de la adscripción, para éstas últimas, de un erotismo
Las mujeres lesbianas y la antropología feminista de género

subsumido en la procreación y reconocido positiva- homosexuales de mujeres y hombres a partir de las


mente en la cultura, relevando al erotismo como el variaciones sexuales existentes en las culturas. La pre-
núcleo central de las vidas de las mujeres lesbianas, lo gunta básica que se plantea desde esta perspectiva es
cual las posiciona en el lado negativo del mundo. La cuál es el peso específico de los componentes homo-
adscripción de las mujeres a una de estas categorías y la sexuales en la construcción de las identidades en las
estigmatización de aquéllas incluidas en la categoría de diferentes culturas. Por un lado, la ubicación de las
mujeres homosexuales, sirve para que el lesbianismo mujeres lesbianas en el género hace posible analizar sus
sea utilizado, de manera ejemplar, como amenaza con- diferencias, semejanzas y especificidades,4 así como los
tra las “buenas” mujeres de lo que puede ocurrirles si efectos que produce en sus vidas la organización social
dejan de serlo. de géneros: el sexismo y la lesbofobia.
A partir de la definición del lesbianismo como un
“erotismo entre mujeres, transgresor del orden de la
Autoidentidades lésbicas sociedad y del cosmos” (Lagarde, 1993: 241), considero
como mujeres lesbianas a aquellas que, por propia vo-

L
os análisis de la categoría de género han permiti-
luntad, se autodefinen como tales al mismo tiempo que
do establecer que en la misma se articulan varias
instancias. Por un lado, la asignación de género, son definidas por otras y otros como lesbianas. La
instancia básica que en nuestra sociedad se realiza a par- autoidentidad como lesbianas feministas la realizan las
tir de la diferencia sexual biológica basada en los geni- mujeres a partir de diversas experiencias de vida y
tales externos del o de la recién nacida. En segundo procesamientos identitarios en la cultura feminista; para
lugar, la identidad de género, en cuya formación con-
estas mujeres ser lesbianas es ser feministas y no es
fluyen factores biológicos y psicológicos, y que es un
proceso que precede a la conformación de la identidad posible la separación entre ambas. La autodefinición, en
sexual. A partir de conceptualizar a la identidad de estos casos, toma en cuenta varios elementos y no se
género como el núcleo primario de la construcción de la centra exclusivamente en el terreno erótico. Por lo ante-
identidad, es posible diferenciar entre la identidad rior, es posible distinguir a las mujeres lesbianas femi-
socialmente asignada y la autoidentidad de las mujeres.
nistas tanto de las mujeres homosexuales, cuyos refe-
La primera hace referencia al reconocimiento social y
cultural y a la categorización de identidades genera- rentes identitarios son homosexual y gay, como de las
lizadas. La autoidentidad, por su parte, incorpora la mujeres cuyo referente identitario es lesbianas sólo
experiencia privada de la identidad personal o el auto- como resultado de la influencia cultural del feminismo.
concepto de cada quien como hombre o como mujer; en La autodefinición identitaria como lesbianas implica:
ella desempeña un papel central la sexualidad ya que es
el elemento sobre el que se construye. • La asunción de la identidad de género femenino y la
identificación con sus semejantes: así, el
En la subjetividad, la autoidentidad es central
reconocimiento de la pertenencia al género provee
porque es la identidad del sujeto sobre sí misma/o, la
capacidad de percatarse de sí por una/o mismo, y también
recursos que permiten construir la empatía y la
de percatarse de una/o misma/o como ser designado por el sororidad (Lagarde, 1993) entre mujeres como cate-
otro... La autoidentidad no es innata. Se construye todos los gorías políticas que tienden a evitar rupturas y desi-
minutos de la vida en la interacción entre las identidades dentificaciones genéricas.
que se le asignan al sujeto, la experiencia vivida y la • La conciencia de su especificidad al interior del
elaboración que éste hace (Lagarde, 1997: 31). género que les permite procesos de identificación
positiva con otras mujeres semejantes a ellas en su
Tema nodal de la antropología contemporánea, la iden- especificidad.
tidad es central para la investigación con mujeres les- • La definición de dicha especificidad a partir de experi-
bianas ya que permite realizar los estudios desde la pers- encias diversas en torno al erotismo, el amor, los afec-
pectiva histórico/cultural de los comportamientos tos, los modos de vida, lenguajes, cuerpos, etcétera.
Ángela G. Alfarache Lorenzo

• La politización de la identidad que, desde mi pers- do, la necesidad teórica que ha planteado la
pectiva, implica la construcción de identidades fe- antropología feminista de adoptar la perspectiva de
ministas (Alfarache, 2000). género en todos los ámbitos que se investigan, ha
redundado en la visibilidad de las mujeres como género
Considerando que la identidad “se conforma por las sig- y como particulares. La aplicación de dicha perspectiva
nificaciones culturales aprendidas y por las creaciones a la investigación concreta permite: analizar la cons-
que el sujeto realiza sobre su experiencia a partir de trucción cultural de las mujeres lesbianas, así como las
ellas” (Lagarde, 1997: 14), es posible establecer que las consecuencias que la misma tiene en sus vidas (sexismo
relaciones entre condición e identidad no son unívocas: y lesbofobia); entender que las mujeres lesbianas son
a veces, la identidad refleja la condición, a veces, está en diferentes al interior del género por su incumplimiento
contradicción con ella. Estas contradicciones son claves de los deberes básicos prescritos para el mismo; y por
para la comprensión del proceso identitario de las último, analizar a las mujeres lesbianas en sus especifi-
mujeres homosexuales: éstas pertenecen, por condición, cidades, mismas que están dadas por sus situaciones
al género femenino, pero pueden llegar a ser heterode- vitales únicas y particulares, en concreto, por su les-
signadas5 masculinamente; una heterodesignación bianismo que implica condiciones particulares para
asumida o no por las mujeres dependiendo de la cada una de ellas, y por su pertenencia al feminismo, el
situación particular de cada una de ellas. Esto queda cual les posibilita la resignificación de elementos iden-
claro en el caso de las mujeres que se autodefinen como titarios y la construcción de identidades positivas.
lesbianas feministas: estas mujeres rechazan la asig-
nación identitaria masculina y, asumiéndose como
pertenecientes al género femenino, llevan a cabo proce-
sos autoidentitarios cuya finalidad es poner en conso-
nancia sus experiencias de vida con su identidad, y
Bibliografía
construir ésta como una autoidentidad positiva. Puesto ALFARACHE Lorenzo, Angela, Identidades lésbicas y
que la construcción identitaria sólo puede ser realizada cultura feminista: una investigación antropológica,
a partir de los elementos existentes en la cultura, vemos Tesis de Licenciatura en Etnología, Escuela Nacional
que estas mujeres tienen la posibilidad de realizarla a de Antropología e Historia, México, 2000.
partir de los elementos que les brinda la cultura femi- BLACKWOOD, Evelyn, “Rompiendo el espejo: la cons-
nista. Ello implica la crítica deconstructiva al orden cul- trucción del lesbianismo y el discurso antropológico
tural hegemónico y la resignificación identitaria femi- sobre la homosexualidad”, en Nieto, José Antonio
nista para las mujeres. Por ello, considero que la cultura (comp.), La sexualidad en la sociedad contem-
feminista posibilita a las mujeres lesbianas un marco de poránea, Lecturas antropológicas, Universidad
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ración identitaria particular que no puede ser simple- DE LAURETIS, Teresa, “Estudios feministas/Estudios
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MORENO, Amparo, El arquetipo viril protagonista de la
historia: ejercicios de lectura no androcéntrica,
Cuadernos Inacabados núm. 6, La Sal, Edicions de
les dones, Barcelona, 1986.
NIETO, José Antonio (comp.), La sexualidad en la
sociedad contemporánea, Lecturas antropológicas,
Universidad Nacional de Educación a Distan-
cia/Fundación Universal Empresa, Madrid, 1991.
“La acróbata”
Ángela G. Alfarache Lorenzo

VANCE, Carol, “El placer y el peligro: hacia una política transgresión, el gesto de despegue define la ruptura. Ruptura que a
de la sexualidad”, en Vance, Carol (comp.), Placer y su vez se convertirá en la fundación de un orden nuevo... La mujer
transgresora es la creadora de un tiempo y un espacio históricos
peligro: explorando la sexualidad femenina, diferentes en su vida” (Mizrahi, 1987: 75).
Revolución, Madrid, 1989. 3
Molina Petit (1994: 140) define posicionalidad como “el lugar o
VANCE, Carol (comp.), Placer y peligro: explorando la ubicación en un contexto histórico-social desde donde la mujer
sexualidad femenina, Revolución, Madrid, 1989. modela su experiencia —complejo de hábitos y disposiciones que
nos generizan como mujeres— y perfila su subjetividad. La identi-
Notas dad así concebida tiene que ver, no sólo con la historia de las mujeres
y la experiencia vivida o imaginada, sino con el análisis de lo que
han sido las prácticas femeninas que se interpretan y se rearticulan
1
Moreno (1986: 68) utiliza la categoría de androcentrismo para
dentro de los horizontes de sentido disponibles en la cultura”.
hacer referencia “a la adopción de un punto de vista central, que se 4
“Las mujeres son semejantes entre sí —semejanza intrage-
afirma hegemónicamente relegando a los márgenes de lo no-signi-
nérica— porque comparten aspectos fundamentales de su definición
ficativo o insignificante, de lo negado, cuanto considera imperti-
social, es decir, de su condición y de su identidad y son diferentes
nente para valorar como superior la perspectiva obtenida; este punto
entre sí porque no comparten otras condiciones sociales —diferencia
de vista, que resulta así valorado positivamente, sería propio no ya
intragenérica— (...) Es preciso pensar la semejanza y la diferencia
del hombre en general, de todos y cualquier ser humano de sexo
como fenómenos simultáneos en la configuración de los sujetos
masculino, sino de aquellos hombres que se sitúan en el centro
sociales” (Lagarde, 1996b: 44-45).
hegemónico de la vida social, se autodefinen a sí mismos como 5
Para Rodríguez Magda (1994: 220), la heterodesignación
superiores y, para perpetuar su hegemonía, se imponen sobre otras y
hegemónica es “la definición del otro por parte de quien tiene el
otros, mujeres y hombres mediante la coerción y la persuasión/di-
poder de la palabra”. Define al grupo hegemónico como el detenta-
suasión.” (Subrayados de la autora)
dor del poder/saber y al grupo heterodesignado como aquél supedi-
2
“El tema de la transgresión alude a la ruptura de un orden estable-
tado al primero y definido por él.
cido, que es sentido como estéril por la propia personalidad. En la

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