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PALUDISMO
Es una enfermedad producida por protozoos que se trasmite por la picadura del
mosquito Anopheles infectado. Es la enfermedad parasitaria más importante
en el ser humano, con transmisión en 103 países, lo cual afecta a más de 1000
millones de personas y causan entre uno y tres millones de muertes
anualmente. Ha sido erradicado de USA, Europa y Rusia.
Etiología y Patogenia:
Casi todas las infecciones son producidas por cuatro especies Plasmodium
vivax, ovale, malariae y falciparum. Se ha descripto una quinta especie que
parasita a los monos la cual puede ser causa potencial de malaria severa en
humanos Plasmodium knowlesi, particularmente en China y el sudeste asiático.
La mayorìa de los casos letales son causados por P falciparum.
La infección se inicia cuando un mosquito Anopheles hembra, al picar, inocula
esporozoítos de los plasmodios que permanecen en la glándula salival. Estas
formas son trasportadas rápidamente a través del torrente sanguíneo hasta el
hígado, donde invaden las células e inician un período de reproducción
asexuada (denominado esquizogonia o merogonia intrahepática o
preeritrocitaria), un único esporozoíto puede producir de 10000 a 30000
merozoítos hijos. El hepatocito se rompe y de él salen merozoítos móviles, que
pasan a la sangre como etapa siguiente, invaden los hematíes y cada 48 a 72
hs se multiplican entre 6 y 20 veces. En infecciones por P vivax y ovale una
fracción de las formas intrahepáticas permanece inactiva por un período que va
de tres semanas hasta un año y más. Estas formas inactivas o durmientes
llamadas hipnozoítos, son la causa de las recidivas que caracterizan a la
infección por estas dos especies.
Al introducirse en el torrente sanguíneo los merozoítos invaden rápidamente los
eritrocitos y se convierten en trofozoítos. Al final del ciclo de vida
intraeritrocitario de 48 hs (72 hs para P malariae), el parásito ha consumido
toda la hemoglobina y ocupa la mayor parte del hematíe recibiendo el nombre
de esquizonte, el eritrocito se rompe para que de él salgan 6 a 30 merozoítos
hijos, cada uno capaz de invadir un nuevo hematíe y repetir el ciclo. Después
de una serie de ciclos asexuales (P falciparum) o inmediatamente después de
que son liberados los hematozoarios desde el hígado (P vivax, ovale,
malariae), algunos de ellos se desarrollan hasta alcanzar formas sexuales
(gametocitos), los cuales tras ser ingeridos con la sangre por un mosquito
Anopheles hembra los gametocitos masculinos y femeninos forman un cigoto
en el intestino medio del mosquito. Este cigoto madura hasta formar un
ovocineto que penetra y se enquista en la pared del intestino del insecto. El
ovoquiste se expande hasta que se rompe y libera esporozoítos móviles que
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migran hasta la glándula salival del mosquito desde donde serán inoculados a
otro ser humano.
Epidemiología:
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En las infecciones por P falciparum, durante las segundas 24 hs del ciclo
asexual aparecen unas protuberancias en la superficie de la membrana
eritrocitaria; produciendo citoadherencia en la cual los eritrocitos infectados
quedan secuestrados en el interior de los vasos sanguíneos de pequeño
calibre. También se pueden adherir a los eritrocitos no infectados formando
rosetas, y a otros eritrocitos parasitados (aglutinación). Todo esto provoca el
secuestro de eritrocitos que contienen formas maduras del parásito en órganos
vitales (especialmente el cerebro), donde interfieren con el flujo en la
microcirculación y con el metabolismo. En el paludismo falciparum solo se
observan en sangre periférica las formas en anillo más jóvenes de los parásitos
asexuados, y el nivel de parasitemia periférica no representa el número real de
parásitos que hay en el organismo. El paludismo grave se ha relacionado con
menor capacidad de deformación de los eritrocitos no infectados, lo cual
compromete su paso a través de los capilares y vénulas parcialmente
obstruídos y acorta la supervivencia de los eritrocitos.
En los otros tres paludismos “benignos” no se produce secuestro y son
evidentes todas las fases del desarrollo del parásito en sangre periférica. P
vivax, ovale y malariae muestran una fuerte predilección por los eritrocitos
envejecidos o por los reticulocitos y producen un nivel de parasitemos que no
supera el 2%; P falciparum puede invadir los eritrocitos de cualquier edad y se
puede acompañar de niveles muy elevados de parasitemia.
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Esplenomegalia tropical (esplenomegalia palúdica hiperreactiva): Las
infecciones palúdicas crónicas o repetidas producen
hipergamaglobulinemia, anemia normocítica normocrómica y
esplenomegalia. Algunas personas que residen en zonas de paludismo
endémico en Africa tropical y Asia presentan una respuesta inmunitaria
alterada a las infecciones repetidas, que se caracteriza por
esplenomegalia de gran magnitud, hepatomegalia, elevación de las
concentraciones séricas de IgM, anticuerpos palúdicos, linfocitosis
sinusal hepática y linfocitosis periférica de células B. Se observa anemia
y un cierto grado de pancitopenia; y los pacientes son más vulnerables a
las infecciones cutáneas y respiratorias. Los pacientes con HMS que
viven en zonas endémicas deben recibir quimioprofilaxis antipalúdica. En
las zonas no endémicas deben tratarse. En algunos casos refractarios al
tratamiento puede aparecer una proliferación linfoide clonal que puede
evolucionar a un trastorno linfoproliferativo maligno.
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Manifestaciones del paludismo falciparum grave
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Manifestaciones de mal pronóstico en el paludismo grave por P
falciparum
Estudios de laboratorio
Diagnóstico:
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• Hay métodos diagnósticos con tiras o tarjetas colorimétricas, basados en
anticuerpos específicos, que son rápidos, sencillos y sensibles, y
detectan antígenos de proteína 2 de P falciparum. Algunos de los
métodos poseen un segundo anticuerpo que permite diferenciar el
paludismo por P falciparum de otros paludismos menos peligrosos. Los
resultados positivos pueden persistir por semanas luego de la infección
aguda. Esto constituye una desventaja en áreas de gran transmisión,
pero es útil en el diagnóstico de paludismo grave en quienes han
ingerido antipalúdicos en donde ya no se observa la parasitemia
periférica.
Los pacientes con más de 105 parásitos /µl presentan mayor riesgo de
muerte, pero aquellos no inmunes pueden fallecer con un número
mucho menor de parásitos, y las personas con inmunidad parcial toleran
a veces niveles de parasitemia muchas veces mayores. En el paludismo
grave el predominio de parásitos P falciparum maduros (> 20% de
parásitos con pigmento visible) en la extensión de sangre periférica
indica mal pronóstico, al igual que la presencia de pigmento palúdico
fagocitado en más del 5% de los neutrófilos. Casi ningún antipalúdico
afecta a los gametocitos maduros de P falciparum, por lo tanto su
persistencia no constituye un signo de resistencia al tratamiento.
La extensión gruesa tiene la ventaja de concentrar los parásitos (20 a 40
veces, en comparación con la fina) y por ende de incrementar la
sensibilidad diagnóstica. La misma requiere de cierta experiencia del
observador.
En pacientes con parasitemia de nivel bajo, la tinción con fluorescente
naranja de acridina, permite un diagnóstico más rápido (aunque no
identifica la especie).
Tratamiento:
Los pacientes con paludismo grave o aquellos que no pueden ingerir fármacos
deben recibir antipalúdicos por vía parenteral. Si existe duda en cuanto al
estado de resistencia del microorganismo infectante, habrá que calificarlo como
resistente. A pesar de los datos recientes de resistencia a la cloroquina de P
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vivax (diversas regiones de Indonesia, Oceanía y América central y del sur),
ésta sigue siendo el tratamiento más adecuado en el paludismo “benigno” del
ser humano (P vivax, ovale y malariae).
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Antipalúdicos
Prevención:
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Fármacos para la quimioprofilaxis de la malaria
Autotratamiento:
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Bibliografía
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5- Paludismo y Babesiosis: enfermedades producidas por parásitos
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