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El Año de la Tristeza

La enemistad de Quraish hacia los musulmanes crecía cada vez más, los
perseguían, los molestaban y les torturaban. Pero a pesar de todo eso cada vez
más personas se convertían al Islam, entre ellos Hamza y Omar Ibnu Al
Jattab.Quraish estaban furiosos por todo esto y decidieron apartar a
Muhammad (s.a.s.) y a su gente de Makka, que tuvieron que ir a vivir a unas
tierras de Abu Taleb a las afueras de Makka.

Allí sufrieron un embargo total por parte de Quraish, es decir, no comerciaban


con ellos, ni contraían matrimonio con ellos, ni había amistad entre sus hijos,
etc. Había algunos habitantes de Makka que a escondidas les ayudaban, pero
aún así pasaron tanta hambre, que llegaron a comerse hasta las hojas de los
árboles. Esta situación duró casi tres años.

En el tercer año del embargo, personajes importantes dentro de Quraish,


analizaron la injusticia que se estaba produciendo y decidieron dejar volver a
Muhammad (s.a.s.) y a su gente a sus casas. Luego ocurrieron dos cosas que
cambiaron la vida del Profeta (s.a.s.), primero murió Jadilla (r.a), su mujer, y más tarde
murió su tío Abu Táleb. Estas dos muertes afectaron mucho a Muhammad (s.a.s.)
porque eran dos personas que lo ayudaron y lo apoyaron muchísimo. El Profeta (s.a.s.)
se sintió tan triste que ese año se le llamó “El Año de la Tristeza”.

El Año de la Tristeza
La visita a Táif

Cuando Muhammad (s.a.s.) se dio cuenta de que Quraish no pararían de odiarle y


perseguirle a él y a todos los musulmanes, pensó en dirigirse con el mensaje de Al-lah
(El Islam) a otros pueblos donde quizás lo aceptarían mejor.

El profeta (s.a.s.) acompañado por Zaid Ibnu Háriza se encaminó hacia el pueblo de
Táif que era habitada por la tribu de los Zaqif. Táif estaba a 50 millas de Makka,
distancia que recorrieron andando tanto en la ida como en la vuelta. Cuando llegaron el
Profeta (s.a.s.) empezó a hablarles del Islam y de la creencia única en Al-lah, pero todos
rechazaron su mensaje y respondieron a sus palabras con malos modales.

El Profeta (s.a.s.) y su compañero se quedaron diez días en aquel pueblo intentando


convencer a sus habitantes del mensaje de Al-lah, pero sin ninguna respuesta positiva
por lo cual Muhammad (s.a.s.) dejó de insistir. Entonces los ciudadanos de Táif
expulsaron a Muhammad (s.a.s.) e incitaron a sus niños a apedrearlo formando dos filas
paralelas cuando estaba abandonando el pueblo. Zaid Ibnu Háriza intentó proteger al
Profeta (s.a.s.) haciendo de escudo humano pero aún así fue alcanzado con una piedra
en la cabeza y Muhammad (s.a.s.) también fue herido en sus piernas hasta que
sangraron.

Tras conseguir huir de los infieles llegaron a un jardín. Se sentaron a la sombra, se


relajaron al sentirse seguros de que ya no les perseguían, el Profeta (s.a.s.) hizo una
gran súplica a Al-lah. Los dueños de aquel jardín que eran buenas personas tuvieron
pena del Profeta (s.a.s.) y de su compañero y mandaron a uno de sus criados que era
cristiano y de nombre Addas, para ofrecerles unos racimos de uvas. El Profeta (s.a.s.) lo
aceptó y tras decir “bismilah” se puso a comer.
Este día fue uno de los más amargos en la vida del profeta según relató Áhisha (r.a.).

De camino a Makka en un lugar llamado Qarn Azza'álib, Muhammad (s.a.s.) miró al


cielo y vio a Yibril que le informó de que Al-lah le había enviado al ángel de las
montañas. Este, después de saludarle de dijo:

 ¡OH Muhammad! Al-lah ha escuchado y visto lo que te han


hecho, y me ha enviado para cumplir tus órdenes. Si tú lo deseas,
haré temblar sobre ellos las montañas y si lo deseas hundiré sobre
ellos la tierra.
 No, porque espero que de sus descendientes salga quien adore a
Al-lah único sin asociarle nada. Dijo el Profeta (s.a.s.).

Así siguió Muhammad (s.a.s.) su camino de vuelta hacia Makka, y cuando llegó a un
sitio llamado Najla, se puso a rezar por la noche y a recitar el Corán. Se quedó tres días
meditando sobre un plan para el encuentro con Quraish. Entonces pidió a Mut'im
Ben 'Addi (Quraish) que lo protegiera para poder hacer llegar el mensaje de A l-lah.
Mut'im aceptó e hizo un llamamiento a sus hijos y familiares que se armaron y pararon
a los pies del Ka'ba. Mut'im advirtió a Quraish que nadie molestara a Muhammad
(s.a.s.) porque él lo estaba protegiendo. El Profeta (s.a.s.) rezó dos rak'at al lado del
Ka'ba y luego se dirigió a su casa mientras Mut'im y su familia lo protegían. Quraish
tuvieron que aceptar la protección de Mut'im Ben 'Addi hacia el Profeta (s.a.s.) y
dejaron de maltratare.

Así pudo Muhammad (s.a.s.) seguir predicando el mensaje del Islam entre las tribus a
pesar de que su tío Abu Lahab no dejaba de interponerse en su camino. Pero el Profeta
(s.a.s.) no encontró entre estas tribus corazones abiertos, porque había muchos infieles
que los advertían para que se alejaran de Muhammad. Pero a pesar de ello el Profeta
(s.a.s.) continuaba divulgando el mensaje de Al-lah sin que todo aquello lo afectara o lo
frenara.

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