Ensayo N° 10 La Institución de la Eucaristía En esta oportunidad, su Santidad el Papa Benedicto XVI Jesús de Nazaret, nos presenta para este nuevo capítulo uno de los legados más hermosos que nos ha concedido nuestro Señor, ubicado en los sinópticos La Institución de la Eucaristía, junto a este tema, el Papa plantea tres temas claves para comprender lo maravilloso de este pasaje; explica según los evangelios sinópticos y algunos exégetas cómo se instituye la Eucaristía, junto a ello, el trasfondo bíblico de las Palabras y Gestos con que Jesús se entregó como Cuerpo y Sangre; unido al carácter histórico-salvífico que tiene los sinópticos… el segundo tema que explica el papa tiene que ver con las Palabras propiamente de la Institución, dentro de este tema se presentan las Oraciones según los ritos judíos afianzándose en la Acción de Gracias, y por último, el papa se énfasis en el rito de la Celebración de la Eucaristía como tal, confrontando a los padres de la Iglesia junto al el didaché, también habla sobre el domingo como “Día del Señor”. A este propósito, podemos recordar las palabras de Pablo VI en la Encíclica sobre la Eucaristía Mysterium Fidei (3-XI-1965): “.... que la Eucaristía es un altísimo misterio”; y en este sentido tenemos en el misterio eucarístico una síntesis de la revelación. Como afirma Alois Stöger, un exegeta católico que en la Santísima Eucaristía tenemos todo lo que Dios ha hecho y hará en la historia de la salvación. Entre los datos coincidentes en todas las tradiciones, y que podemos considerar como fundamentales, está el hecho de que Jesús pronunció una plegaria de bendición sobre el pan y otra sobre el cáliz. La bendición sobre el pan coincidiría con la breve berakah antes de comenzar propiamente la comida, mientras que la bendición sobre el cáliz tendría lugar tras la comida, en el momento de elevar el cáliz, que es llamado por eso copa de bendición. Por otra parte, puede indicar la importancia que fue tomando en la Iglesia primitiva esta bendición sobre la del pan.53 En la mentalidad israelita, la bendición procede, en principio, de Dios. Él es quien puede verdaderamente bendecir y dar la salvación y la vida, pues él es el autor de la vida, el Dios viviente. Así bendice, después de la creación, al hombre y a la mujer (Gen 1,28), a Noé (Gen 9,1) a Abraham (Gen 12,2-3), a David (2 Sam 7,29). En estos casos, la bendición lleva consigo una promesa de fecundidad, de larga descendencia. Este es el núcleo del sacramento central de la Iglesia, la Eucaristía. Cristo Jesús entregó a su Iglesia, como el más preciado bien que podía darle, el sacramento del Pan y del Vino.