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PROCURADURIA GENERAL DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL

INSTITUTO DE FORMACION PROFESIONAL

ESPECIALIDAD: “JUSTICIA PENAL Y DERECHOS HUMANOS”

TRABAJO:

PROBLEMAS INTERPRETATIVOS .

ALUMNO:

DE LA ROSA RAMÍREZ JESÚS CHRISTIAN

MATERIA:

ARGUMENTACIÓN JURÍDICA

INSTRUCTOR:

LIC. ROGELIO GONZALEZ RODRIGUEZ

PISO: 2 AULA: 2

FECHA DE ENTREGA: 23 DE MAYO DE 2011


Problemas Interpretativos

INTRODUCCIÓN

Todos tenemos presente la necesidad de comunicarnos adecuadamente para


sacar adelante proyectos e ideas y para lograr que nuestro propósito sea el mejor.
Comunicar bien es fundamental en el desarrollo personal y aun más en el área
profesional del derecho.

A la hora de la verdad, gran parte de nuestro quehacer diario pasa por


relacionarnos a través del medio escrito. No hay propuesta que no necesite de un
buen informe ya sea en cuestión de petición, aclaración, etc.

Y al respecto pienso que en la vida real, ambas habilidades, oral y escrita,


conviven sin mayor problema dentro del entorno profesional, ya que los beneficios
son claros: proyectaremos una imagen más profesional de nosotros mismos y de
nuestra organización y, a la larga, ahorraremos tiempo. Todo aquello que
logremos comunicar correctamente no necesitará de explicaciones posteriores

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Problemas Interpretativos

PROBLEMAS INTERPRETATIVOS

LA VAGUEDAD

Vaguedad, es una propiedad, una característica de las palabras en relación con lo


que estas representan, o con lo que estas quieren significar según su uso. La
vaguedad sería, en términos sencillos, falta de precisión. Y en esta medida es una
característica estructural de nuestro lenguaje natural. La idea de que el lenguaje
natural es preciso es apenas un ideal regulativo.
Existen tres manifestaciones diferentes de la vaguedad.
La primera, bajo la que llamamos teoría pictórica de la definición, está relacionada
con la ausencia de precisión en la representación. Cuando una palabra no
representa de manera precisa un referente se dice que hay vaguedad. Un ejemplo
típico sería el de los mapas.
La segunda, relacionada con la existencia de asuntos de grado y el uso de las
palabras para referirnos a ellos sin antes hacer explícita la escala. Por ejemplo, la
palabra eficacia (en el contexto de un juicio de valor sobre una norma jurídica).
¿Cómo saber si una norma es eficaz o no? en estos casos es empíricamente
difícil determinar este fenómeno, sin embargo, se habla de la más o menos
eficacia del derecho. ¿Bajo qué porcentaje pasamos de la eficacia a la ineficacia?
o de la ineficacia “moderada” a la ineficacia “insoportable”. En estos asuntos, es
indispensable hacer explícita la escala para reducir la indeterminación. Sin
embargo, siempre habrá márgenes indeterminados. Esta vaguedad también se le
llama vaguedad por grados o por gradientes.
La tercera, tiene relación con una teoría del significado según los usos (a la
manera de Wittgenstein). En estos casos, no se presupone la existencia de un
referente concreto, sino de referentes móviles y construidos según determinados
contextos. Tal es el caso de ciertos conceptos o de ciertas palabras que, a partir
de sus usos históricos han acumulado una serie de elementos constitutivos
bastante difícil de precisar. En este caso encontramos palabras o conceptos como
democracia, obra de arte, derecho, religión, etc. ¿qué elementos deben estar

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presentes para poder usar correctamente esas palabras? en efecto la dificultad


para elaborar una lista cerrada de esos elementos, es lo que genera precisamente
su vaguedad.
En el caso de la palabra derecho esto es especialmente patente: ¿qué debe estar
presente?
1. conjunto de normas (¿de qué tipos?)
2. ordenadas por ciertos principios que satisfagan una idea de sistema (¿cuál de
todos?)
3. coactivas (¿todas ellas?)
4. creadas por ciertas instituciones (¿y los principios generales, y la costumbre?)
5. que persigan cierta finalidad legítima (¿siempre? ¿Quién la define? ¿Y si no es
así?)
6. que estén vigentes (¿cómo saberlo? y ¿el derecho antiguo no es derecho?)
7. que tengan relación con la cultura de la sociedad respectiva (¿en qué sentido,
formal o materialmente? ¿Debe tener relación con una idea de justicia? ¿De qué
tipo?)
La imposibilidad de incluir o excluir no digamos de una vez y para siempre, sino
por lo menos momentáneamente, algunos o todos estos elementos y sus ricas
variantes en un concepto de derecho, nos permite un buen ejemplo de lo que la
palabra vaguedad significa en esta tercera variante.

AMBIGÜEDAD

Por su parte, el problema de la ambigüedad parece menor frente al que supone la


vaguedad. En efecto, empleamos la palabra ambigüedad para significar la
existencia de diferentes usos de una palabra o signo, y en esa medida la
existencia de diferentes significados (independientemente de que se emplee una
teoría pictórica o pragmática del significado). La ambigüedad es pues un problema
de polisemia por una parte y de homonimia por otra.

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Los problemas de ambigüedad, pueden darse no sólo a nivel de la semántica,


también pueden surgir en el nivel de la sintáctica. Sobre esto es importante estar
alerta, pero no entraremos ahora a atender este punto.
La polisemia surge por las transformaciones en los usos de ciertos signos o
palabras a lo largo del tiempo. Hay diversas razones para ello: los cambios de
aplicación, la especialización de los lenguajes (en especial los técnicos) y el uso
de lenguaje figurado, juegos de palabras y metáforas.
Por lo general los problemas de ambigüedad se resuelven fácilmente con ayuda
del contexto. Si un neumático se ha averiado y requiero cambiarlo, al pedir un
gato, me estoy refiriendo a una herramienta para levantar el vehículo y poder
proceder... así mismo, si alguien pregunta si el gato ya comió, es muy probable
que se refiera a la mascota. Otro tanto podríamos decir si escuchamos a unos
niños diciendo ese gato no sirvió, mientras juegan una ronda.

ANTINOMIA

La antinomia ya estaba vigente en nuestra tradición romanista, como podemos


observar con claridad en algunas de las célebres constituciones de Justiniano. Así,
uno de los fines de la interpretación jurídica era el de eliminar las contradicciones
normativas, es decir, las antinomias.
Para comprender dicho problema debemos entender la dinamicidad del
ordenamiento jurídico, entendiendo que la validez de una norma encuentra su
fundamento en otra de autoridad superior. La explicación de la existencia de tales
contradicciones la encontramos en la regla alternativa kelsiana, puesto que una
ley contiene el precepto de que "una norma individual producida en otra forma o
con otro contenido debe valer hasta tanto sea derogada".
La definición que se ha dado del término antinomia en el sentido estrictamente
jurídico podría ser enunciada de la siguiente manera: "dos enunciados son
lógicamente incompatibles cuando uno prohíbe una acción y el otro la permite".
Atendiendo a las condiciones necesarias para que existan antinomias jurídicas,
que explicaremos a continuación, esta definición ha quedado expresada de la

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siguiente manera: "la situación en que dos normas incompatibles entre sí, que
pertenecen al mismo ordenamiento, tienen el mismo ámbito de aplicación".
Las condiciones necesarias para la existencia de antinomias son las siguientes:
las dos normas en conflicto deben tener una misma validez temporal, espacial,
personal y material, es decir, deben coincidir plenamente en su ámbito de
aplicación.
Clasificación de las antinomias
Son principalmente dos teóricos del derecho los que han realizado las principales
clasificaciones de las antinomias: Norberto Bobbio y hans kelsen.
Norberto Bobbio:
Bobbio realiza su clasificación estableciendo tres tipos diferentes de antinomias
según el ámbito de validez de las normas que entran en conflicto.
Así, si ambas normas tienen idéntico ámbito de validez, bobbio entiende que la
antinomia es total-total, utilizando la terminología de alf ross. En este caso,
ninguna de las dos normas puede ser aplicada sin generar un conflicto con la otra.
Esta sería la oposición que se daría entre una norma que prohibiera fumar de las
cinco a las siete de la tarde y otra norma que permitiera realizar dicho acto de las
cinco a las siete de la tarde. Como vemos, la oposición entre estas normas es
clara, puesto que el cumplimiento de la primera ocasionaría la desobediencia a la
segunda, al igual que ocurriría en el caso contrario.
Otro caso distinto sería el planteado entre dos normas cuyo ámbito de validez
fuera en parte igual y en parte diverso: es la denominada por Norberto bobbio
controversia parcial-parcial. Aquí la controversia sólo subsiste en aquellas partes
que ambas normas tengan en común, puesto que cada una tiene un campo de
aplicación que está en conflicto con el de la otra, y otro campo de aplicación en el
que el conflicto no existe. Como ejemplo a esta controversia podemos citar una
norma que prohíba fumar pipa y cigarrillo de las cinco a las siete de la tarde y otra
que permita fumar cigarros y cigarrillos durante las mismas horas. En el caso
planteado sólo observamos la incompatibilidad en la prohibición de la primera
norma de fumar cigarrillos, y la permisión de la misma acción por parte de la
segunda.

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Un último tipo de antinomias son las denominadas total-parciales, dándose este


cuando dos normas coinciden en el ámbito de validez, pero en una de ellas es
más restringido, por lo que nos encontraríamos frente a una antinomia total de la
primera respecto de la segunda, y sólo parcial de la segunda respecto de la
primera. Así, lo encontraríamos representado en el caso de una norma que
prohibiera fumar desde las cinco hasta las siete de la tarde y otra que solamente
permitiera fumar cigarrillos desde las cinco hasta las siete.
HANS KELSEN
Hans kelsen distingue tres tipos de conflictos normativos, estableciendo así una
clasificación que difiere con la del autor precedente.
Uno de estos conflictos normativos serían los bilaterales-unilaterales: serían
bilaterales cuando la aplicación de una norma supusiera la violación de la otra,
transformándose en unilaterales en el caso de que la aplicación de una de las dos
normas supusiera la violación de la otra, pero no a la inversa, es decir, que el
cumplimiento de la segunda no implicaría la violación de la primera.
Las antinomias, según este autor, también pueden ser totales-parciales: en este
caso, sería total cuando el cumplimiento de una de las normas supusiera la
completa violación de la segunda, mientras que si solamente implicara una
violación parcial de esta última nos encontraríamos ante un conflicto parcial entre
ambas.
Otra tercera clasificación consiste en la diferencia entre conflictos normativos
necesarios y posibles: el primero de estos se daría cuando la aplicación de una de
las normas implicara la necesaria violación de la otra que forma parte del conflicto,
constituyéndose un conflicto posible cuando el cumplimiento de dicha norma
supone sólo de manera posible la violación de la otra.
Entre estos tipos de antinomias caben diferentes combinaciones, como
observaremos al analizar un ejemplo: en el caso de una norma que permitiera la
bigamia y otra norma que la prohibiese, estaríamos ante un conflicto bilateral, total
y necesario: esto es así porque el cumplimiento de la primera de las normas
implicaría necesariamente la total violación de la segunda, al igual que la violación
de la segunda supondría, por consiguiente, la violación de la primera.

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Problemas Interpretativos

OBRAS
BIBLIOGRAFICAS

KELSEN, Hans, Derecho y Lógica, México, 1978, UNAM, pág. 14

GOMEZ, ADOLFO. L y OTROS. Argumentación, actos lingüísticos y lógica


jurídica. Universidad del Valle, 1998.

LIMA, jurista editores "Técnicas de argumentación jurídica para la litigación oral y


escrita".

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