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Tema 1.

FLEXIBILIDAD DEL CURRICULUM Y TIC

[TEXTO BASE]

Jesús Salinas

Una de las características de la educación actual a todos los niveles es, o


debe ser, su flexibilidad. Flexibilidad que puede ser de distinto signo:
- Entre instituciones y otros contextos para oferta de programas e
investigación, proyectos de innovación conjuntos, intercambio de profesores y
estudiantes, formación de redes y círculos de aprendizaje, etc.
- En el interior de las instituciones (flexibilidad curricular, propuestas
didácticas, …).
- Flexibilidad académica, administrativa y de gestión.

1.- Características del proceso de rediseño curricular

Los procesos de rediseño curricular deben atender tanto al curriculum


establecido, como al curriculum en acción. Ya se ha visto que en este proceso
existen distintos niveles de toma de decisiones. Aquí se quiere atender a las
que afectan a la organización de la Guía docente y que no pueden entenderse
sin los procesos de rediseño que afectan a la malla curricular de la carrera.

A la hora de trabajar en este nivel puede optarse por distintas variantes en


cuanto a la transformación del curriculo:
1. Especialización: cuando formo especialistas en el tema
2. Integración: cuando el tema está a cargo de determinadas materias.
3. Infusión: cuando esas ideas atraviesan a todas las materias.

La fórmula seleccionada marcará definitivamente el currículum en acción, el


que se va a desarrollar en la práctica.

2.- Rediseño y malla curricular

El punto crítico en estos procesos podemos encontrarlo –al menos en lo que se


refiere a la intervención docente- en la Guía docente, ya que supone –o
debería suponer- la conexión entre el curriculum establecido y el curriculum en
acción.

A los efectos de este documento entendemos que el curriculum establecido


está compuesto por:
- El diseño curricular
- El proyecto educativo institucional
- Programación o guía didáctica del docente

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Mientras que el curriculum en acción sería lo que efectivamente ocurre y
depende del curriculum establecido, más las decisiones que el docente va
tomando en la práctica, de la enseñanza ocasional y de las decisiones de los
alumnos sobre qué y cómo aprender. Asociados todos ellos a las estrategias
centradas en el alumno y que fectan al nivel de la práctica y toma de
decisiones por parte del profesor .

Desde esta perspectiva estamos entendiendo el curriculum como un plan


estratégico en lugar de la visión más clásica que lo considera un libro. En
efecto, el curriculum entendido en Plan libro es la idea tradicional de
planeamiento, mientras que considerarlo como Plan estratégico supone que
hago un proyecto y voy evaluando su puesta en marcha, garantizando todas
las medidas para que se lleve a la práctica y revisando los objetivos para ir
ajustándolos.

Por otra parte, en las decisiones sobre desarrollo curricular intervienen tanto
teorías como consideraciones prácticas. Así debemos atender a:

a) Los componentes del currículum


• Dimensiones Currículo-Programa-Programación: los niveles descritos
anteriormente no son estadios fijos, sino que fluctúan y se adaptan a
cada contexto organizativo.
• El diagnóstico de necesidades en la elaboración del Currículum.
• La determinación de las intenciones educativas.
• La selección y organización del contenido, atendiendo a la relación entre
currículum, cultura y educación
• El proceso didáctico.
• La puesta en práctica del currículum.

b) el currículum por competencias


La puesta en marcha de un currículo por competencias implica una serie de
desafíos:
• en el diseño curricular y la docencia: nuevo rol del docente, orientado al
aprendizaje antes que a la enseñanza, mayor relación entre la teoría y la
práctica, por lo que se requiere mayor vinculación con el sector
educativo.
• en la gestión institucional: mejoramiento continuo, formación a lo largo de
la vida, certificación de competencias, formación inicial y en ejercicio
• en el sistema global: tránsito entre el aula y la práctica profesional.

3.- Niveles en el diseño curricular

La flexibilización curricular constituye una de las bases presentes en cualquier


proceso de innovación asociado al diseño curricular y a la integración de las
TIC.

A la hora de gestionar un proceso de innovación, no todas las estrategias y


decisiones se encuentran en el mismo nivel. Por ejemplo, no es lo mismo la

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definición de una estrategia de introducción de TIC en una institución, que el
diseño de un proceso concreto de enseñanza-aprendizaje en un entorno
virtual. Así, pues, proponemos diferenciar 3 niveles distintos de decisiones en
cuanto al diseño y desarrollo de las posibilidades de las TIC en los procesos de
formación y estos tres niveles van a dar forzosamente lugar a tres niveles o
tipos de gestión de los mismos, pero que pueden extrapolarse a otro tipo de
innovaciones:

1.- Estrategias de introducción y/o implementación, que hacen referencia


a la gestión de los procesos de política institucional, de análisis del
contexto, de implementación, dirigidos a la definición y puesta en
marcha de un proyecto curricular asociado a la integración de TIC.

2.- Estrategias de implantación y diseminación en la institución. En este


nivel situamos la gestión de las TIC que hace referencia al proceso de
convertir el e-learning en parte de la cultural de la institución, p.e..

3.- De práctica y experiencia diaria dirigida a escoger la más adecuada


combinación de métodos, medios y técnicas que ayude al alumno a
alcanzar la meta deseada del modo más sencillo y eficaz. En otras
palabras, diseñar y ejecutar estrategias didácticas asociadas con la
integración de las TIC.

La gestión a cualquiera de estos tres niveles hace referencia, con mayor o


menor implicación, a decisiones que combinan algunos de los problemas que
hemos señalado. Es decir, vamos a encontrar algunos de los elementos a que
hemos hecho referencia que permanecen al pasar de un nivel a otro, aunque
en muchos casos desde distinta perspectiva. Pero también podemos encontrar
elementos de gestión que son específicos de cada uno de los niveles.

4.- Currículum y flexibilidad del currículum

Si nos centramos en los distintos tipos de flexibilidad, encontramos que cada


proceso de innovación y de cambio aporta sus referentes teóricos al discurso
del currículum asociado. Y el discurso de modelos como educación basada en
competencias, currículo flexible, calidad total, reingeniería educativa,
planeación curricular estratégica, análisis institucional, etc., en palabras de
Díaz Barriga (2003) es sobre todo una manifestación del pensamiento
corporativo o empresarial que ha ido ganando gradualmente presencia en la
década pasada, pero que ya tenía adeptos desde por lo menos mediados de
los setenta.

Así, en un contexto de cambio generalizado, la tendencia es modernizar los


programas de estudio para adaptarlos a las necesidades en un contexto global,
propiciando las ideas de eficiencia, calidad y excelencia en la formación de un
capital humano altamente competente y competitivo.

De esta manera se promueven modelos curriculares basados en competencias


o estándares profesionales internacionales asociados, generalmente, a

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sistemas de certificación y evaluación de la calidad educativa o profesional y a
la homologación entre planes de estudio de instituciones y países.

Para abordar la flexibilidad del currículum, puede ser conveniente señalar


previamente que su desarrollo como campo de estudio no debería
circunscribirse sólo a la actividad de diseño de modelos o propuestas
curriculares, es decir, a la fase de planeación o proyección formal, sino a su
puesta en acción. Es decir, a los tres niveles de gestión que hemos indicado
previamente.

El desarrollo del currículum deja progresivamente de responder al ideal de la


satisfacción de las necesidades sociales que caracterizó fuertemente la
formación en las dos décadas precedentes, abandonando la visión de futuro
relacionada con la formación humana de manera amplia para concentrarse en
el problema del contenido de la instrucción y a su distribución en el aula
escolar, buscando la adaptación del aparato productivo a las innovaciones
tecnológicas.

Todo esto hace que la dinámica en relación al trabajo bajo la lógica disciplinar
o la lógica del perfil profesional sea más que evidente y tiene sus
repercusiones en el diseño curricular, y en especial, en el de la formación
basada en competencias.

Cualquier cambio educativo tiene repercusiones en el modelo curricular. La


situación de cambio, señalada más arriba, nos empuja a la adopción de un
modelo que no puede ser de alto índice prescriptivo, sino que ha de permitir la
inclusión de alternativas en los programas y procesos. Estamos ante un
planteamiento pedagógico, que abandonando lo predecible, estable y
permanente, ha de instalarse con todas las consecuencias en lo impredecible,
momentáneo y cambiante. En este sentido surgen automáticamente dos
características básicas en tal quehacer: la flexibilidad y la polivalencia (Tejada,
2005). Ambas son ya una constante en los nuevos planteamientos
pedagógicos de la formación. Esto significa también que su presencia ha de
darse en la planificación y el desarrollo del currículum.

El currículum entendido como sistema social abierto, propositivo y evolutivo,


expresado en un plan, para formar profesionales competentes capaces de
responder a los retos presentes y futuros, no puede ir más allá de la estructura
social que le da sustento.

Por otra parte, para poder implementar un currículum innovador, se requiere


una estructura flexible e innovadora y viceversa. Existe un mutuo
condicionamiento, no se puede crear un currículum flexible e innovador con
una estructura burocrática e inflexible.

En esencia, lo que la flexibilidad curricular persigue es la formación integral,


uno de los principios de la educación que aparece en los discursos de la
educación actual. Consiste en oponer distintos tipos de apertura a la rigidez
que ha caracterizado a la institución educativa: abrir la oferta de cursos, ofrecer
variadas actividades de formación a los estudiantes, otorgarles libertad de

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diseñar parte del currículo, replantear la organización en cuanto a sus unidades
académico-administrativas, o flexibilizar los tiempos, espacios y medios de
cursos y programas, lo que nos lleva a considerar las posibilidades de las TIC
y de los entornos virtuales en la educación.

Puede hablarse de distintas formas de flexibilidad curricular:


- de la organización y los contenidos del currículum: apertura de los
límites y relaciones entre campos científicos y áreas del conocimiento.
Se trata de superar la organización por asignaturas, planteando
alternativas interdisciplinares (núcleos, problemas, proyectos, módulos,
etc).
- de la organización por parte del estudiante de su plan de estudio:
apertura de la oferta a la satisfacción de necesidades del estudiante y a
las nuevas corrientes que circulan en la sociedad.

En relación a la flexibilidad curricular, debemos reconocer que es un concepto


elástico y polísemico que se emplea para referirse a múltiples condiciones y
características del currículum y que como tantos otros conceptos pedagógicos
al uso puede rastrearse sus antecedentes en los setenta.

No existe un modelo único de currículum flexible. Díaz Barriga (2005) identifica


las siguientes acepciones de currículum flexible:
- Currículum abierto: el alumno puede elegir entre un amplio menú de
cursos según sus intereses y posibilidades, construyendo un trayecto
personalizado.
- Diversificación de la oferta educativa mediante una renovación continua
de la estructura y/o contenidos del currículum, previniendo la
obsolescencia del mismo.
- Trayecto flexible en la formación del alumno: no existe seriación en los
cursos ni límites temporales rígidos, sino acumulación por créditos.
- Combinación de determinado porcentaje o proporción de obligatoriedad
y opcionalidad entre los cursos curriculares, lo que permite que las
instituciones definan sus sellos curriculares.
- Revalidación de estudios con otras instituciones educativas, lo que
permite una visión interdisciplinar en la formación y da apertura al
tránsito interinstitucional del alumno, quien puede tomar cursos no sólo
en su institución de origen, sino en otras, nacionales o internacionales.
- Amplio margen de libertad en la elección de contenidos y formas de
enseñanza para el diseñador del currículum y para el enseñante, lo que
implica una reducción sustancial o incluso la eliminación del currículum
obligatorio o prescrito.

Todo esto se traduce, en una visión desde el interior de la institución educativa,


en distintas variables de flexibilidad:
Flexibilidad en la organización y jerarquización de los contenidos y
métodos del currículum.
Flexibilidad para la elección y aplicación de distintas estrategias
pedagógicas.
Existencia de sistemas de reconocimiento académico de actividades no
contenidas en el plan de estudios o realizadas en otras instituciones,

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Mecanismos eficaces para la actualización permanente del currículum.

Dependiendo del peso que las distintas variables tenga en el proceso de


innovación, podemos hablar de distintos niveles de flexibilidad, que podemos
asociar a los niveles de gestión que señalamos antes:
- Flexibilidad del sistema mismo (que podemos asimilar al primer nivel)
- de la estructura de los saberes disciplinares o profesionales y de las
formas de estudiarlos, y de cómo eso se traduce en el plan de
estudios (plan de formación) que orienta su implementación
(asociado al segundo nivel)
- de su ejecución y de los procesos llevados a cabo para evaluar tanto
los aprendizajes como el currículum y el sistema total (que podemos
asociar al tercer nivel y que constituye el foco principal aquí).

5.- Flexibilidad desde el sistema

Desde esta perspectiva los currículos tendrán que ser flexibles desde la
concepción del sistema mismo y deberán:
Propiciar la interdisciplinariedad para lo cual la estructura actual de
departamentalización académico-administrativa es un obstáculo.
Reducir al máximo la presencia del estudiante en el salón de clase para
que este pueda dedicar más tiempo a la biblioteca, los laboratorios o
grupos de trabajo que conlleven experiencias de investigación. Aquí als
TIC toman un papel relevante al facilitar la autonomía del alumno.

6. La flexibilidad desde la estructura curricular

En la educación tradicional los modelos curriculares y su concreción a través


de los planes de estudio se reducen a un listado de asignaturas sobre la base
del ordenamiento que emana de la lógica de la disciplina y que en el mejor de
los casos da cuenta de las formas y modos de producción del conocimiento
propios de la disciplina. Se asume que la secuencia lógica de los contenidos de
las materias lleva implícito y garantiza el desarrollo de las competencias que se
espera que el estudiante alcance. Lo anterior ha llevado a generar estructuras
totalmente rígidas en los planes de estudio, tratando de garantizar el desarrollo
secuencial de materias que todos los estudiantes deben seguir, llegando
inclusive a la creación de metalenguajes propios de la jerga curricular.

En esta perspectiva de la flexibilidad ésta podría materializarse de diferentes


maneras. Por ejemplo, desde la estructura del currículo definiendo un núcleo
básico o corpus básico y un componente flexible. El primero de ellos contiene
las unidades de organización curricular (asignaturas, módulos, núcleos, etc.,)
que deben cursar todos los estudiantes y que son básicas e indispensables
para la formación de un profesional, virtual miembro de una comunidad
disciplinaria y profesional.

El segundo elemento de la estructura curricular es el denominado componente


flexible que contiene las unidades de organización curricular que elige el

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estudiante de acuerdo con sus necesidades, intereses, problemas y aptitudes y
que le permiten:
Ahondar en una determinada área o campo del núcleo básico y ponerse
en contacto con las tareas investigadoras desarrolladas por los docentes,
sin pretender ser una especialización temprana sino una enriquecedora
experiencia de trabajo a profundidad. Se suelen denominar Enfasis.
Conocer la realidad social, económica, política, cultural y ambiental en la
cual se inserta la práctica de la disciplina. Se busca la flexibilidad en los
planes de estudio para que permitan a los estudiantes participar en la
definición de su propio proceso formativo.
Conocer saberes propios de disciplinas y profesiones diferentes a las
suyas y que a juicio del estudiante posibilitan un abordaje multidisciplinar
e interdisciplinar en problemas propios del ejercicio de su profesión o
disciplina.

7.- La flexibilidad desde la implementación y la ejecución curricular.

Cada propuesta curricular determina su propuesta didáctica. La puesta en


práctica es la que hará, al final, mas o menos flexible el currículum. A este
nivel, la flexibilidad curricular se refiere a la apertura en las estrategias
didácticas, en la forma de organizar los entornos de aprendizaje, de forma que
se rompa con la rigidez convencional basada en los métodos expositivos de
enseñanza. Por lo tanto, para una correcta implementación del enfoque basado
en competencias, será imprescindible que los planes de estudios se traduzcan
en nuevas prácticas pedagógicas que sitúen el trabajo del estudiante en el
centro del procesos de enseñanza-aprendizaje; que lleven a una flexibilización
de las coordenadas espacio-temporales (utilización más racional del tiempo de
trabajo de estudiantes y profesores, más tiempo en la biblioteca, consulta vía
internet, laboratorios, trabajo de campo, consulta con especialistas, etc.).

Desplegar estrategias didácticas más activas que otorguen al estudiante mayor


responsabilidad y autonomía (en el sentido que proponíamos en el modelo
flexible) y que a la vez le permitan el desarrollo de competencias de indagación
y colaboración y le den mayor protagonismo en su formación (toma de
decisiones), está, a nuestro parece, en el centro de la flexibilidad curricular. Y
en esta ámbito las TIC proporcionan innumerables herramientas que facilitan
dicha flexibilización.

Todo esto lleva a un énfasis en las estrategias didácticas centradas en el


alumno, a la revalorización del prácticum y el aprendizaje de la experiencia, a
la introducción de temas transversales en el currículum o a otras formas
diversas de flexibilización del mismo, como es el caso de la integración de las
TIC.

8.- Formas y estrategias para la flexibilización curricular

Las instituciones de formación, teniendo en cuenta los progresos de las áreas

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del conocimiento, de las profesiones y del hecho mismo del principio de
flexibilización -ya tratado anteriormente-, han iniciado procesos diversos que
tienen por objeto actualizar los currícula. Estos procesos de rediseño de los
programas académicos orientados a la flexibilización curricular y que deben
impactar en la malla curricular, requieren, entre otras cosas:

8.1. La Evaluación curricular.


La primera acción en pro de la flexibilización curricular y pedagógica de una
institución de educación superior es, por supuesto, un diagnóstico que le
permita detectar la situación de sus programas y de su docencia. Qué tan
rígidos son sus currículos y qué tan actualizada su enseñanza. Este
diagnóstico debe adoptar la forma de un proceso de evaluación curricular en la
cual se sondee la filosofía que orienta el currículo, la estructura y tipo de
organización de éste, su grado de interdisciplinariedad, la presencia de
contenidos modernos fundamentales como el informático, el indagativo, el
ético, el de la comprensión social, entre otros. Por otra parte, el diagnóstico
debe auscultar la diversidad didáctica ejercida por el profesorado y las
actividades de formación y actualización pedagógica del mismo.

8.2. La interdisciplinariedad.
Combinar el enfoque unidisciplinar con el interdisciplinar en el cual diferentes
disciplinas aportan colaborativamente a la solución de un problema es una
manera de trascender la rigidez curricular. Aquí realmente se entremezclan la
flexibilidad curricular y la flexibilidad pedagógica, pues existen diversas formas
de implementación de la interdisciplinar, a saber: por articulación, por
correlación y por fusión de los objetos en un nuevo objeto disciplinar. Estas
formas tienen implicaciones en la administración curricular y en el uso del
tiempo y del profesorado.

8.3. Diversificación didáctica.


Existe gran preocupación en la educación por combinar los tradicionales
métodos expositivos con métodos no expositivos o de aprendizaje por
descubrimiento o de docencia investigativa. El Aprendizaje Basado en
Problemas, ABP, por ejemplo, lleva más de 30 años de innovación en los
programas de formación. El estudio de casos, el sistema tutorial, el aprendizaje
colaborativo y otras metodologías didácticas son vistas como alternativas
pedagógicas. Es menester estudiar los resultados de estas innovaciones y su
ensayo como estrategia de flexibilización pedagógica. En cuanto a la
flexibilidad pedagógica, es apenas natural que las instituciones de educación
superior se preocupen por organizar programas de formación de profesores en
este aspecto. Y estos programas no deben limitarse a ofrecer de tarde en tarde
algún taller, conferencia, curso o actividad de discusión pedagógica; el
programa debe plantearse microcurrículos de formación pedagógica al cual
tengan acceso los profesores en forma sistemática y secuencial.

8.4. La utilización de las TICs y de los entornos virtuales de enseñanza-


aprendizaje.
La oferta mediante TICs otra estrategia para implementar la flexibilidad. Las
instituciones de educación superior están, con frecuencia creciente, cambiando
al uso de internet para distribuir cursos a estudiantes a distancia, también para

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mejorar los programas educativos que se distribuyen en el campus. Algunas
instituciones han visto esto como una manera de atraer a los estudiantes que
no pueden por otra parte asistir a clase; otros lo utilizan como una manera de
responder a las necesidades de una nueva población de estudiantes. La
virtualidad es otra estrategia para implementar la flexibilidad.

Junto a ellos otros de carácter más general, pero que afectarán directamente a
dicha flexibilización:

8.5. El rediseño de los programas académicos.


Es una actividad consiguiente a la de evaluación curricular ya mencionada. Las
instituciones han tomado consciencia de la necesidad de contar con comités
curriculares que animen este propósito de actualizar los currículos, teniendo en
cuenta los progresos de las áreas del conocimiento, de las profesiones y del
hecho mismo del principio de flexibilización.

8.6. La diversificación de la oferta en la programación académica.


Se entiende por tal tanto la oferta variada de cursos, como la oferta centrada
en acciones diferentes a los cursos mismos. De este tenor son los proyectos,
los estudios de caso, las prácticas, los trabajos de campo, las pasantías o
intercambio de cursos o semestres con otras instituciones nacionales e
internacionales, etc.

8.7. La formación por ciclos.


Los ciclos y su continuidad demandan conocimientos básicos comunes a
diferentes programas dentro de los ciclos, así como conocimientos específicos.
Los conocimientos básicos dan lugar al señalamiento y planeación de
diferentes temáticas generales con enfoque interdisciplinario que pueden
indistintamente formar en los conceptos y procedimientos básicos o
fundamentales necesarios para fomentar transferencias de aprendizaje entre
los ciclos. Estas temáticas, diferentes en contenido, pero comunes en las
habilidades que desarrollan, posibilitan también la flexibilidad curricular.

Así encontramos gran diversidad de planteamientos y referentes, pero varios


puntos en común: la necesidad de una formación centrada en experiencias
prácticas y en escenarios reales, así como la posibilidad de lograr el
aprendizaje significativo, aplicar el conocimiento y solucionar problemas con
relevancia disciplinar y social, el promover la adquisición de habilidades
complejas, etc. En definitiva, el desarrollo de competencias de alto nivel.

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