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AREA DE FORMACIÓN GENERAL

FILOSOFÍA

SESIÓN 7: DEBER Y LIBERTAD


Moral
Término destinado mayormente al comportamiento del hombre dentro de la esfera de
profesión de fe. Esto es, el conjunto de valores y normas morales que asume el hombre y
según las cuales se conduce (actúa).
Todos los pueblos tienen una moral, pero la ética sólo nace cuando el conjunto de
valores y normas se convierte en objeto de la razón, de la filosofía. Aunque los distintos
sistemas morales se establecían sobre pautas arbitrarias de conducta, evolucionaron a veces
de forma irracional, a partir de que se violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero
fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas por líderes para prevenir
desequilibrios en el seno de la tribu.
En la China clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas como código moral. Los
filósofos griegos, desde el siglo VI a.C. en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral,
lo que llevó al posterior desarrollo de la ética como una filosofía.
Toda moral tiene un conjunto de valores, pera entre los cuales el fundamental, el valor
de mayor jerarquía y que determina la acción moral es el bien. La ética en función de esta
busca definir el bien y las criterios para juzgar una acción moral como buena a mala.
Elementos de acto moral
Considerar la libertad, conciencia y voluntad para que un acto sea moral, se ha de
tener en cuenta la práctica tradicional en la teología cristiana, donde afirman que son tres las
fuentes de la moralidad: el objeto elegido, el fin perseguido y las circunstancias. Aunque éstas
no puedan cambiar por sí mismas la calidad moral de un acto, sí pueden aumentar o disminuir
la bondad o malicia del mismo.
Todas las religiones han desarrollado, de un modo u otro, un código de
comportamiento respecto a sus fieles. Ello no impide que en la actualidad se reconozca de
forma genérica que existe una autonomía de la moral, elemento que establece qué valores
concretos, como la dignidad del individuo, su igualdad ante la ley o la igualdad de los sexos, no
requieran una sanción especial por un precepto de naturaleza religiosa.
La norma moral
Es una regla de conducta válida para la sociedad o el individuo. En las normas
morales, la actitud del hombre hacia los demás o hacia sí mismo, se señala como buena o
mala, como justa o injusta en virtud de una exigencia social o personal; no por las leyes del
derecho, y esto es lo que distingue tales normas de las jurídicas. El carácter normativo de la
moral está determinado por el hecho de quo la sociedad en consonancia con sus intereses,
prohíbe en la esfera de la conducta la manifestación de aquello que destruya un bien valioso
para la sociedad; y estimula los actos que resultan favorables al bien, o lo produzcan.
La acción moral
El acto moral es la realización del valor del bien. En la acción moral se ejecuta acciones
buenas o malas, correctas o incorrectas: La acción moral, por lo demás, sólo puede ser
realizada por el hombre consciente y libre.
La persona moral
Es la persona que realiza acciones morales. Esta persona se distingue del hombre
dominado por sus impulsos e inclinaciones naturales. La persona moral es la persona normal
madura, consciente y libre, que voluntariamente realiza actos morales. En este sentido, un
demente no puede ser persona moral porque tiene la conciencia alterada; tampoco puede ser
persona moral un niño pequeño, porque aún no puede discriminar los actos con la conciencia
madura; tampoco es agente de acciones morales el alcohólico o el drogadicto, pues tiene la
conciencia perturbada por la bebida o la droga. La persona moral para ser tal debe ser, pues,
consciente y libre.
La conciencia moral
Es la conciencia que acompaña a la realización del valor moral, se diferencia de la
simple conciencia, porque aquí hay un percatarse de "sí mismo” del "yo" y por tanto del "Otro",
de tal manera que uno se da cuenta de las motivaciones, condiciones, resultados y
consecuencias de los actos que realiza.
La responsabilidad moral
Es el reconocimiento de las consecuencias de la acción moral. El responsable asume
las consecuencias de la realización de la acción moral, las consecuencias de la elección, de la
decisión y la ejecución, del acto .moral, la responsabilidad moral se deriva de la conciencia

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moral, es decir sólo puede ser considerado como responsable alguien que tiene conciencia
moral.
El deber y el fundamento del deber
La vida moral, se funda en el valor supremo del bien. Y el bien para hacer posible su
concreción se transforma en reglas, mandatos o imperativos, a los cuales se los llama deberes.
El deber es una regla para hacer el bien. El conjunto de los deberes tiende a la realización del
hombre moral ideal.
El hombre concreto se mueve entre el campo de los deberes y el campo de sus
inclinaciones, deseos y pasiones. El hombre permanentemente elige entre, el "yo debo" y el
"quiero". El hombre no está obligado a seguir ni lo uno ni lo otro, pues la libertad le permite
decidirse en uno u otro sentido. La opción por el deber se funda pues en la libertad.

Tomado extraido de internet disponible en:


http://www.mitecnologico.com/Main/ConceptoDeNormasYClasesDeNormas (fecha de
consulta 22 abril 2011)

Hans Jonas y el nuevo imperativo categórico1


 
La obra de Hans Jonas es, hoy por hoy,
uno de los referentes con mayor
influencia en el ámbito de las éticas
aplicadas y su libro El principio de
responsabilidad: Ensayo de una ética
para la civilización tecnológica (ed.
original, 1973, trad. cast. Ed, Herder,
Barcelona, 1975) constituye un referente
inexcusable en el campo de las éticas
deontológicas, con repercusión en
bioética, tecnoética y ética ecológica.

La ética de Jonas arranca de un hecho: el hombre es el único ser conocido que tiene
responsabilidad. Sólo los humanos pueden escoger consciente y deliberadamente entre
alternativas de acción y esa elección tiene consecuencias. La responsabilidad emana de
la libertad. O, en sus propias palabras: la responsabilidad es la carga de la libertad. La
responsabilidad es un deber, una exigencia moral que recorre todo el pensamiento
occidental, pero que hoy se ha vuelto más acuciante todavía, porque -en las condiciones
de la sociedad tecnológica- ha de estar a la altura del poder que tiene el hombre.

En la ética de Jonas hay un elemento deontológico -finalmente, plantea un imperativo-,


pero no conviene olvidar que se parte de un argumento prudencial, prácticamente
aristotélico. Su imperativo es provocado por las nuevas condiciones de vida provocadas
por la amenaza tecnológica. Para Jonas, la responsabilidad moral arranca de una
constatación fáctica (la vulnerabilidad de la naturaleza en la era de la técnica) cuanto de
un a priori kantiano de respeto a (todas las formas de) la vida.

La ciencia y la técnica han modificado profundamente las relaciones entre hombre y


mundo. Para los antiguos, la potencia humana era limitada y el mundo, en cambio, era
infinito. Jonas propone el ejemplo de la ciudad griega, que era un enclave civilizado
rodeada un entorno amenazador, de bosques y selvas. Pero hoy la situación se ha
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Texto extraído de internet disponible en: http://www.alcoberro.info/V1/jonas0.htm (Fecha de consulta:
20 de Febrero del 2011)

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invertido y la naturaleza se conserva en parques naturales, rodeados de civilización y


tecnología. Hoy la naturaleza es débil y está amenazada. El hombre tiene, pues, el deber
moral de protegerla y ese deber aumenta en la medida que sabemos lo fácil que es
destruir la vida. La ética hoy debe tener en cuenta las condiciones globales de la vida
humana y de la misma supervivencia de la especie.  

La idea fundamental sobre la que se sustenta la ética jonasiana es la experiencia de la


vulnerabilidad. Las generaciones actuales tienen la obligación moral de hacer posible la
continuidad de la vida y la supervivencia de las generaciones futuras. Ese deber es
explicitado como imperativo categórico.

En el cap. V de su texto, que lleva por título "Viejos y nuevos imperativos", considera
que el imperativo ético contemporáneo debe ser:  
          Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la
permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra.  
Este imperativo puede expresarse también negativamente:  
          Obra de tal manera que los efectos de tu acción no sean destructivos para la
futura posibilidad de esta vida.  
O, más sencillamente, todavía:  
          No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la
humanidad en la tierra.  
También se puede formular positivamente como:  
          Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la futura
integridad del hombre.
Son, en definitiva, formulas diversas para un mismo imperativo de la responsabilidad
(en el sentido incluso más etimológico: se trata de "responder" a la agregación de poder
tecnológico).   Hacer hoy el bien, significa hacerlo en las condiciones de la tecnología.
El imperativo tecnológico significa, en consecuencia, partir de un criterio que ya no
pude ser de "dominio", pero que aún no puede ser de "comunidad", puesto que la
comunidad mundial es un espejismo. Por eso la responsabilidad tiene mucho de "cura"
(la Sorge heideggeriana), que se acentúa cuando el hombre tiene la impresión de no
dominar su dominio. Jonas es un enemigo radical de las utopías (su "principio
responsabilidad" es un largo debate con/contra el "principio esperanza" de Bloch). La
utopía consideraba que en el mundo todo era posible y nada estaba escrito. Pero la
experiencia de la bomba atómica, de la contaminación y de la Shoah demuestra que,
moralmente, la utopía puede acabar siendo la justificación del asesinato en gran escala y
de la destrucción del planeta. La utopía decía a los hombres "Tu puedes hacerlo; y, en
cuanto puedes, debes". La responsabilidad exige, sin embargo el cálculo de riesgos y, en
la duda, si algo puede fallar, es mejor no hacerlo.  
El deber o axioma básico de la responsabilidad comprende tres aspectos:
1.      La existencia de un mundo habitable, pues no cualquier mundo puede ser un
espacio de "habitación" humana auténtica.  
2.      La existencia de la humanidad, porque un mundo sin hombres para Jonas equivale
a la nada: sin humanidad desaparece el ser.
3.      El "ser tal" de la humanidad: la humanidad auténtica no es cualquiera, sino una
humanidad creadora. El ser del hombre crea valor y una humanidad no creadora no sería
estrictamente humana.
 

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A diferencia del imperativo categórico kantiano que se dirigía al comportamiento


privado del individuo, el nuevo imperativo de la responsabilidad se dirige al
comportamiento público y social. No se trata de buscar la concordancia del hombre
consigo mismo, la coherencia personal del humano que quiere estar a la altura de su
deber, como acontecía en Kant, sino que se pone el acento en la dimensión de futuro
que, al revés de lo que acontece con la utopía, no se ve como promesa sino como
amenaza.   Si la ética de Jonas se pretende con valor universal, no es porque todo el
mundo hace lo mismo (cosa que ya sabemos que no ocurre) sino porque, obrando así,
defendemos la vida de todos.
El imperativo ético que propone Jonas (para escándalo de ilustrados) arranca del miedo
o, por usar sus palabras, de la "heurística del temor". (Heuristik der Furcht) -respeto
mezclado con miedo- Es el miedo a las consecuencias irreversibles del progreso
(manipulación genética, destrucción del habitat), lo que nos obliga a actuar
imperativamente. El motor que nos impulsa a obrar es la amenaza que pende sobre la
vida futura. En la civilización actual es mucho más fácil saber qué es el mal que indagar
sobre el bien: Un mal absoluto, como la desaparición de la especie, debe obligarnos
absolutamente. Si nos damos cuenta de los efectos a largo término de nuestros actos y
somos capaces de experimentar el sentimiento de pérdida posible, necesariamente
debemos sentirnos impelidos a obrar. No hay técnica "buena" y técnica "mala". Como
dice en su conferencia "Por qué la técnica moderna es objeto de la ciencia" (1982): La
bendición de la ciencia, puede convertirse en maldición: el hermano Caín (la bomba)
es malo, pero el hermano Abel (el pacífico reactor) también lo puede ser.  
El miedo es un sentimiento negativo, pero de esa negatividad puede salir algo positivo:
hay que prestar más atención a la profecía de la desgracia que a la de la felicidad
utópica, y obrar en consecuencia, tomando en serio la amenaza que planea sobre el
futuro de la humanidad y que nos invita a obrar con responsabilidad.

Actividad grupal

Elaboren en grupos un breve ensayo sobre la relación entre el deber, la libertad y la


responsabilidad a partir de los temas y conceptos desarrollados sobre la ética kantiana y
la presente lectura. En este ensayo deben tratar de articular los conceptos con el fin de
plantear su propia posición filosófica sobre el problema ecológico que atraviesa la
humanidad.

Nota: El ensayo tener una extensión de una página (o página y media aprox.) y se debe
respetar la estructura estudiada en clases anteriores: introducción, desarrollo,
conclusiones.

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