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Escrito Por
Dr. Joseph O. Prewitt Díaz
Delegado Regional de Salud Psicosocial
Cruz Roja Americana
Con el aval de
Editado por
TABLA DE CONTENIDO
Página
Agradecimiento i
Tabla de Contenido ii
Prefacio 4
Introducción 5
Bibliografía 151
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AGRADECIMIENTO
Los autores agradecen a la Lcda. Sofia de Ochoa por editar el contenido original
de este manuscrito y por escribir parte del primer capitulo. A la Lcda. Monica Sur de
Fernández por traducir algunos articulos incluidos en el texto. Los autores agradecen
tambien a los Drs. Ismael Salazar y Jaime Rodríguez por sus valiosos comentarios.
Espresamos nuestro agradecimiento a la Lic. Josefina escorcia Delgadillo de las Damas
Voluntarias de la Cruz Roja Guatemalteca por su contribución técnica al desarrollo de
este trabajo.
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Prefacio
En los últimos tres años, el tema del apoyo psicosocial en desastres ha cobrado
mucho interés en los círculos involucrados con la realidad del desastre en Guatemala. La
Cruz Roja Guatemalteca, en conjunto con la Federación de la Cruz Roja y la Media Luna
Roja y las Sociedades Participantes, ha tomado la iniciativa de desarrollar este texto con el fin
de capacitar a los Técnicos en la Intervención en Crisis. La temática discutida tiene como
base un conjunto de situaciones traumáticas, que se describen desde una óptica humanística
con el fin de entender el comportamiento humano cuando tiene que enfrentarse a
situaciones adversas causadas por la naturaleza o por él mismo. El texto ofrece conceptos
importantes para entender situaciones a las que puede enfrentarse la persona en su entorno y
el impacto del trauma en la vida de cada persona.
Aunque la mayor parte de las personas logra superar un desastre después de corto
tiempo, encontramos a un pequeño número que nunca se sobrepone al evento traumático.
Sabemos que las reacciones ante un desastre son reacciones normales frente a un evento
anormal. Las personas deben ser atendidas y sus necesidades satisfechas después de que éstas
han pasado por una situación de riesgo y de pérdida, tanto a nivel de bienes materiales como
de vidas humanas. De esa manera, se evita cualquier secuela que se pueda experimentar a
largo plazo.
Este libro describe paso a paso distintas situaciones que puede enfrentar todo ser
humano, que pueden ser causadas tanto por la naturaleza como por el mismo hombre, y
cómo tales eventos ocasionan al individuo traumas físicos y psicológicos. Luego, describe
ciertos lineamientos para sobreponerse a los traumas causados por dichos desastres y
muestra algunos pasos a seguir para proporcionar ayuda a nuestro prójimo. Brindar esta
ayuda no es nada fácil, pero sí nos proporciona mucha satisfacción cuando logramos salir
adelante y ayudamos a otras personas a hacerlo.
Es necesario estudiar cuidadosamente cada una de las etapas de una crisis y las
posibles respuestas, para entender a cabalidad sus consecuencias. Así podremos estar
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preparados para afrontarlas y tratar de hacer más leve el dolor moral, espiritual y físico que
nos dejará. Si lo logramos, estaremos preparados para ayudar a otros a lograrlo.
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Introducción
El presente texto recoge las experiencias de muchos estudiosos en el campo de los desastres
y las une con las experiencias que hemos tenido en desastres en Centro América durante los
últimos veinte años. El resultado obtenido es una discusión del tema de las secuelas
psicológicas desde el punto de vista Guatemalteco y Centroamericano en general. El libro se
puede utilizar como texto para aquellas personas que les interesa convertirse en Técnicos de
Intervención en Crisis.
El libro se divide en diez capítulos. El primer capítulo presenta un trasfondo histórico de los
desastres naturales y antropológicos en Centro América. Profundiza en los desastres
naturales y sus consecuencias en la población, los conflictos civiles en Centro América y
concluye con la manifestación de los desastres sociales que sufrimos a diario.
El tercer capítulo describe los resultados físicos y cognitivos de una crisis. Explica la crisis
como causada por un desbalance emocional y muestra el ciclo de una crisis. Concluye con
una discusión sobre la reconstrucción y sobre los pasos a seguir ante una crisis.
El cuarto capítulo nos presenta los factores externos que causan una crisis. Señala que la
advertencia tiene gran repercusión en lo que nosotros vamos a hacer para enfrentarnos y
resolver la crisis. Concluye señalando las respuestas físicas y emocionales a las emergencias.
El capítulo cinco discute el ciclo de respuesta ante un desastre. Indica que los voluntarios
que responden al evento deben moldear sus respuestas de acuerdo a la manera como los
beneficiarios viven el desastre.
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El capítulo nueve discute el modo en que la persona se enfrenta a los resultados del
desastre, la muerte y la crisis subsiguiente que se genera. Discute el ciclo de funcionamiento
emocional en caso de muerte y discute el proceso de notificación. Analiza, también, el
concepto de pérdida desde el punto de vista de pérdidas materiales y psicológicas. Se discute
la tristeza y la reconstrucción. Concluye con sugerencias prácticas sobre formas de ayuda
para que una persona afronte y resuelva en forma positiva la crisis, la muerte o la pérdida.
El capítulo diez presenta y explica las etapas del desarrollo, siguiendo el esquema de
Erickson, para ilustrar el importante papel que juega la edad en la resolución de una crisis.
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Presenta una descripción del significado de una crisis en las diferentes etapas de la vida y
apunta hacia algunas estrategias para resolver la crisis. Sugieren los autores que la función del
voluntario de la Cruz Roja es ofrecer estabilidad emocional y un ambiente seguro para
resolver la crisis. Concluye sugiriendo intervenciones apropiadas a cada edad.
CAPITULO I
Nos dicen Norwood, Ursano y Fullerton (2000), que aunque existen muchas
definiciones para el término crisis comunitaria o desastre, la definición más común es un
evento que sobrecarga los recursos locales y que amenaza las funciones y la seguridad de la
comunidad.
Este relato nos ofrece gráficamente una definición de crisis o, en el caso comunitario,
un desastre. No podemos resolver lo que nos está sucediendo, porque excede nuestra
capacidad de respuesta.
Desastres volcánicos
En Guatemala se han registrado grandes desastres que han causado múltiples
impactos en su economía y su desarrollo. La ciudad ha tenido que ser trasladada en dos
oportunidades debido a la destrucción que ha sufrido: el Valle de Almolonga (hoy Ciudad
Vieja, cerca de Antigua) fue arrasado en septiembre de 1541 por la avalancha de lava que
arrojó el Volcán de Agua. Después se fundó la ciudad de Santiago de Guatemala, en el Valle
de Panchoy (Antigua), pero fue abandonada en 1775 debido a varias erupciones del Volcán
de Fuego.
Los terremotos
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La capital Guatemalteca ha sido destruida varias veces en gran parte por una serie de
intensos sismos. El 25 de diciembre de 1917 y el 3 y 24 de enero de 1918 ocurrieron unos
terremotos muy destructivos, que al parecer se originaron en fallas locales situadas al sur y
sudeste del valle, sobre las que está asentada la ciudad. No sólo se destruyeron muchas
viviendas, sino también los antiguos palacios coloniales y la mayoría de edificios públicos
construidos a finales del siglo XIX. La capital necesitó más de una década para recuperarse
del desastre.
Huracanes
No estamos libres de los huracanes. Recientemente, el 21 de octubre de 1998, el
huracán Mitch ocasionó una nueva catástrofe. Este huracán se originó en el mar Caribe y
entró con gran violencia en tierras de Nicaragua y Honduras. Durante tres días continuó su
recorrido devastador por Guatemala, El Salvador, el sur de México y Belice. En Guatemala
dejó, según cifras oficiales, 268 muertos, 121 desaparecidos y más de un millón de
damnificados, así como cuantiosas pérdidas en la agricultura guatemalteca. Las víctimas en
toda Centroamérica ascendieron a 10,000 muertos, 13,000 desaparecidos y más de tres
millones de damnificados.
En Honduras, las lluvias y los fuertes vientos causados por el huracán Mitch dejaron
mas de 6,000 muertos y un millón de afectados. La municipalidad de Moralica fue totalmente
destruida por la corriente del Río Choluteca. Los países afectados necesitarán muchos años
para lograr la recuperación de los daños provocados por el Huracán Mitch.
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Inundaciones
Cada vez que llega el invierno, nos exponemos a inundaciones provenientes del
desbordamiento de ríos o de la saturación de la tierra por el agua lluvia e incluso por el
ascenso del nivel de agua en el mar, que cubre tanto las playas como los terrenos aledaños y
causa grandes desastres. Cualquiera de estas inundaciones trae consecuencias graves, pues a
su paso arrasa con las pertenencias de los habitantes, arruina la agricultura, mata los animales
domésticos y cobra vidas humanas. Asimismo, deja incomunicados poblados enteros, sin
alimentación y sin servicios básicos. Pero ante todo causa mucho dolor y desilusión, de lo
que cuesta sobreponerse más tarde.
Deslaves
Un producto de las fuertes lluvias y los huracanes son los deslaves. En Centro
América, por la naturaleza del terreno y por la deforestación, los deslaves ocurren con
relativa frecuencia. En Nicaragua, las lluvias del Huracán Mitch causaron un deslave en el
Volcán “Las Casitas” y destruyeron totalmente dos municipalidades (El Porvenir y Rolando
Rodríguez). Cerca de 3,000 personas murieron enterradas en el fango y miles de personas,
que sobrevivieron al evento, quedarán afectadas emocionalmente de por vida.
Las guerras
La guerra es el tipo de catástrofe más devastador causado por la actividad humana.
La Cruz Roja estima que, además de los muertos a causa de desastres natìdo más
difícil. En esta época se incrementó la violencia contra líderes sindicales y políticos. El
movimiento guerrillero llegó a dominar grandes áreas del Altiplano central y occidental y se
temió que llegara a dominar al Ejército e implantara un gobierno izquierdista. Pero el
gobierno reaccionó violentamente y eliminó a muchos líderes sindicales, políticos y
estudiantiles. Fallecieron miles de personas, tanto a manos del Ejército como de la guerrilla.
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El desastre social
En los últimos cinco años hemos podido notar un aumento significativo en un
nuevo tipo de desastre: el desastre social. Aunque se han firmado tratados de paz en
Guatemala, El Salvador y Nicaragua, la violencia a nivel social, familiar e interpersonal ha
visto un incremento significativo. Por ejemplo, en El Salvador la mayor incidencia de
muertes se debe a los accidentes de tráfico. En Nicaragua notamos un número creciente de
crímenes contra la persona y de problemas intrafamiliares. En Guatemala son comunes los
accidentes del transporte público y los eventos de quema de personas como un modo de
castigo.
El crimen
El crimen también causa estragos de destrucción humana y pérdidas financieras.
Diariamente aparecen en las calles personas baleadas o muertas con arma blanca, víctimas de
asaltos y violaciones. Las llamadas maras juveniles han tomado las calles y atacan
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Violencia intrafamiliar
Existen pocos datos referentes a la violencia y el crimen ocurridos dentro del hogar y
que contribuyen a crear traumas crónicos en los miembros de la familia. Algunas estadísticas
arrojan que más de 10,000 mujeres son golpeadas por sus cónyuges cada día. Y miles de
niños son reportados por abuso tanto físico como psicológico por parte de los mismos
padres y hermanos; eso sin contar con que muchos casos no salen a luz, por miedo o
vergüenza.
Los accidentes
Los accidentes, tanto terrestres, marítimos como aéreos, son también una fuente de
desastre en la vida humana. A diario suceden accidentes en las carreteras, por diferentes
razones, que dejan personas fallecidas, vehículos totalmente destruidos y, lo peor, el trauma
en los familiares cercanos. Y en cuanto a accidentes aéreos, el más reciente es el de Cubana
de Aviación, ocurrido en diciembre de 1999, que transportaba estudiantes guatemaltecos
becados en Cuba. Por desconocimiento de la pista por parte del piloto, no se detuvo en el
lugar indicado y terminó chocando contra las viviendas circunvecinas al aeropuerto La
Aurora, causando muertos, cuantiosos daños materiales y, lo peor, dejando traumas
psicológicos en las personas.
El ciclo de los desastres, como se conoce a este sistema de organización, esta compuesto por
siete etapas, a saber: (1) prevención, (2) mitigación, (3) preparación, (4) alerta, (5) respuesta,
(6) rehabilitación, y (7) reconstrucción. De esta secuencia se deriva que el manejo de los
desastres corresponde el esfuerzo de prevenir la ocurrencia de un desastre, mitigar perdidas,
prepararse para sus consecuencias, alertar su presencia, responder a la emergencia y
recuperarse de los efectos.
Sumario
El propósito de este capítulo es el de presentar un trasfondo histórico de la
incidencia de desastres o momentos de crisis en la población de Centro América. Los
desastres sociales han ido en aumento en los últimos años y crean un ambiente de crisis que
a veces puede afectar a la población por largos periodos de tiempo.
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CAPITULO II
Percepciones de una crisis
Introducción
Este capítulo define más a fondo lo que es una crisis, examina sus dimensiones y sus
factores internos. Como señalamos en el capítulo anterior, una crisis es un evento que
excede la capacidad de respuesta emocional de un ser humano.
Crisis
Se trata de
restablecer
el significado de la
Protege la víctima de La persona se cuenta de
existencia. La persona angustiada
impresiones abrumadoras lo que esta sucediendo concentra en otras cosas
La persona esta y se acepta que uno no ademas de el evenot
emocionalmente atontado llena de es capaz de cambiar el
sentimientos evento. Comienza a socializar.
y pensamientos
contradictorios.
Percepción de la amenaza
El estado de crisis se presenta en un individuo o una comunidad debido a una
percepción de amenaza de peligro. La amenaza es percibida como un paso de la seguridad al
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peligro. La percepción de una crisis está basada en el conocimiento, las experiencias previas
o en la memoria emocional o sensorial del ser humano.
Aislamiento social
Tras una catástrofe, es posible que nos aislemos socialmente, dependiendo del
impacto de la tragedia, y pongamos en peligro los lazos emocionales entre los miembros de
la comunidad. En la Cruz Roja y otras agencias que proveen búsqueda y rescate, es frecuente
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que los voluntarios se den de baja de la organización después de un una crisis, si nos se les
provee la oportunidad para ventilar sus sentimientos.
Inseguridad
El impacto de una crisis o un desastre también puede afectarnos haciendo que
sintamos inseguridad de cara al futuro. Una crisis o desastre siempre tiene un significado
personal en nuestras vidas. Para entender las dimensiones de la crisis, es importante saber
cómo funciona nuestro cerebro y nuestra memoria. Es importante también determinar cómo
los eventos traumáticos pueden cambiar nuestras funciones y procesos fisiológicos
ordinarios para alterar nuestras reacciones, comportamientos y actitudes. Así, sabremos con
mayor exactitud cómo asistir a las víctimas y los sobrevivientes de eventos traumáticos.
Los efectos secundarios de una crisis o un desastre han sido llamados “lesiones
secundarias”. Son causadas por fuerzas externas que activan la crisis o el desastre original.
Las propician las instituciones sociales gubernamentales y no-gubernamentales, los medios,
los lugares de trabajo, el colegio o la misma familia y amigos, que recuerdan a cada instante el
evento. Esto puede ser tan traumático como la primera experiencia, pues cada vez se
refuerzan más los recuerdos del evento y las reacciones traumáticas.
Las intervenciones en crisis, según este texto, se utilizan como una manera de
delinear métodos útiles para ayudar a los sobrevivientes a reconstruir sus capacidades
adaptativas (Flavell, 1963), a disminuir tensores y reducir los síntomas del trauma. Se
presentan desde necesidades fisiológicas o de sobrevivencia hasta necesidades de
autoactualización, las cuales deben satisfacerse hasta cierto grado, antes de comprometerse
con otras necesidades. Mientras que algunas necesidades básicas pueden no cumplirse de
lleno, otras deben tratarse de mejor manera. Los esfuerzos por proveer rescate físico son
primordiales después de un desastre, pero estarán acompañados del esfuerzo por ayudar en
la situación de crisis.
Rescate físico
La emergencia debe enfocarse en las necesidades de sobrevivencia física de los
individuos y de las comunidades. La emergencia conlleva la reducción de los tensores
traumáticos agudos, proveyendo cuidados médicos a los lesionados y proporcionándoles
albergue, comida o ropa. Se ha de tratar de desplazarlos a otro lugar para protegerlos
temporalmente contra impactos traumáticos adicionales. Además, debe comenzarse la
reconstrucción de las capacidades adaptativas físicas para su bienestar.
A) Intervención en crisis
Cuando se ha cumplido con el rescate físico, se debe proporcionar seguridad
respecto a la libertad mental y emocional en cuanto a miedos y terrores asociados con el
evento recién pasado. Establecer parámetros de seguridad, ayuda a reducir el estrés
emocional y a crear defensas en contra de miedos adicionales.
Ciclo de la Crisis
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El ciclo de la crisis esta compuesto de cuatro pasos especificos: (1) el shock, (2) la
reacción inicial, (3) el procesamiento, y la (4) reorientación. En los próximos párrafos
discutimos la reacciones de crisis con mas detalle.
Debe educarse a los sobrevivientes respecto a qué puede pasar en el futuro y hacerles
tomar conciencia de los daños secundarios o reacciones emocionales que pueden tener más
adelante.
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La intervención en crisis busca reducir el estrés agudo causado por el impacto del
trauma: restaurando la dominación del funcionamiento cognitivo sobre las reacciones
emocionales; facilitando la recuperación de las instituciones sociales y de la comunidad;
ayudando a entender lo sucedido.
Sumario
Este capítulo trata brevemente de explicar los efectos de una crisis o desastre en
nuestro sistema cognoscitivo, emocional y físico. Explica los efectos primarios y secundarios
de una crisis o desastre. Culmina con la explicación de la manera de lograr el autodesarrollo y
el crecimiento cognoscitivo, emocional y físico.
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Capítulo III
Equilibrio fluctuante
Los adultos tienen la capacidad de establecer un equilibrio fluctuante a nivel físico,
emocional, mental y social ante una crisis o desastre. Este equilibrio fluctuante ayuda a los
sobrevivientes a equilibrar sus vidas y enfrentar con éxito los tensores diarios, si bien es
cierto que este estado no es estable, pues día a día el sobreviviente tiene altos (estrés) y bajos
(angustia) y utiliza su fortaleza para mantenerse y continuar adelante.
Eustrés
Estrés normal
distrés
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Estrés traumatico
eustrés
estrés normal
distrés
El shock
Ante una crisis o desastre, nuestras primeras reacciones pueden ser: el shock físico, la
desorientación y el entumecimiento. Durante la reacción original del shock, el cuerpo
empieza a movilizarse lentamente por sí mismo, para luchar o escapar de la crisis.
La Adrenalina
Ante la estimulación de nuestro cerebro, el cuerpo comienza a segregar al sistema
sanguíneo una sustancia llamada adrenalina. El cuerpo se prepara para la respuesta física
cuando comienza a bombear sangre fuertemente y expulsa del cuerpo grandes cantidades de
materiales de desecho mediante la regurgitación, la defecación o la orina, para facilitar la
lucha o la huida.
El ritmo cardiaco
Se incrementa el ritmo cardiaco. El cuerpo puede comenzar a hiperventilar o sudar
copiosamente e incrementa su atención a percepciones sensoriales. En la reacción inicial, la
atención usualmente se enfocará en uno de los sentidos, algunas veces hasta se bloquearán
los otros, como la vista, pero hay que reconocer que están involucrados todos los sentidos.
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Así como lo visto puede dejar traumas indelebles, también pueden afectar gravemente lo
tocado, lo olido o lo probado.
Los sobrevivientes tienen que continuar con su vida, lo deseen o no. La crisis o el
desastre son una parte integral de su pasado y su futuro ha sido alterado irrevocablemente.
Esto produce una gran tristeza y eso nunca se puede cambiar. Cuando la crisis o desastre
ocurre, deseamos con fuerza que todo vuelva a la normalidad.
La respuesta cognoscitiva
La respuesta de la mente es paralela a la respuesta física. Hay una reacción cognitiva
inicial de shock y de negación. La mente simplemente no puede concebir el evento
traumático como una realidad.
Regresión
Como indicábamos anteriormente, el sobreviviente tiende a buscar un balance
después de una crisis o desastre. Una forma en que los sobrevivientes buscan el equilibrio es
apelando a conocimientos previos. Es común que los sobrevivientes experimenten una
regresión a su estado de niñez o infancia al atravesar por una crisis o desastre. Es la forma en
que la mente comienza a buscar un balance.
Cataclismo de emociones
Después de que se ha apaciguado un peligro físico, el sobreviviente se puede sentir
abrumado por una variedad de emociones desorganizadas, pero en realidad parece haber un
orden lógico en el que se manifiestan las reacciones. Las emociones ocurren al mismo
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tiempo que las reacciones físicas, de manera que el sobreviviente está sobrecargado de
estímulos, que pueden hacer que se intensifiquen las emociones y que aminore el sentido de
crisis.
• Reacción cognoscitiva de
– shock,
– incredulidad y
– Negación
• Regresión
– Las emociones se tornan dominantes.
Miedo y terror
El miedo parece ser una reacción normal. Puede ser inspirado por una pérdida de
autonomía o de habilidad para controlar impulsos y abordar situaciones a través de la
planificación, una característica humana única. También se relaciona con el estado de
regresión. El miedo es la reacción más común en los niños.
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Se convierte en terror cuando los sobrevivientes internalizan la idea de que ellos, sus
seres queridos o sus comunidades no sobrevivirán en una situación amenazante. Lifton
(1967) nos presenta evidencias de que la amenaza de sufrir dolor puede desatar miedos más
dañinos que la misma sensación inmediata de dolor. En estos casos, la amenaza de muerte
puede ser inútil en cuanto a motivarlo a reaccionar, ya que puede confirmar la desesperanza
de una situación y se puede convertir en una solución que pone fin al dolor. En casos de
amenaza de muerte, el sobreviviente puede hasta sentir que ya ha muerto y resucitado,
debido al terror que experimenta.
Confusión y frustración
La confusión surge de la perspectiva tan disminuida que los sobrevivientes tienen al
principio con respecto a lo sucedido, es decir, del hecho de que los sobrevivientes
usualmente recuerdan sólo impresiones aisladas de un evento traumático. Muchas de estas
impresiones pueden ser percepciones sensoriales o sentimientos esporádicos sobre lo vivido,
pero no forman un todo coherente. La confusión se convierte en frustración cuando las
víctimas piensan que deben acordarse del hecho o que pueden lograrlo con el propio
esfuerzo. Mientras tratan de unir las piezas de una escena del evento, la confusión puede
aumentar al querer entender por qué aconteció o por qué les sucedió a ellos.
Frecuentemente, la frustración es causada por la aparente falta de respuesta de las
instituciones y del sistema gubernamental y no gubernamental hacia los sobrevivientes.
Culpabilidad o autoculpabilización
La culpabilidad o la autoculpabilización son emociones que surgen del esfuerzo
por aclarar la confusión. Usualmente son caracterizadas por dos aspectos. El primero puede
llamarse culpabilidad “cognitiva”, que puede ser legítima o ilegítima. La culpabilidad
cognitiva legítima se enfoca en los “pude”, “debería” o “debí” hacer tal cosa antes, durante o
inmediatamente después del evento. Involucran acciones que pudieron haberse tomado,
pero que no se tomaron, porque no hay manera de predecir el futuro. La autoculpabilización
basada en una reconstrucción errónea de los hechos es “ilegítima” cuando no hay datos para
atribuirle alguna culpa a la víctima.
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Vergüenza o humillación
La vergüenza parece estar asociada con la culpabilidad o autoculpabilización, pero
refleja la internalización de que las víctimas son responsables del evento y que ellos son, de
alguna manera, más vulnerables a tales crisis o desastres.
Tristeza y pena
La tristeza puede ser la reacción emocional más intensa a largo plazo ante una
pérdida traumática. No es una tristeza ordinaria. Las emociones traumáticas, que también
son causadas por un evento extraordinario, complican el proceso de tristeza.
La pena es un proceso que comienza con tristeza, temor, angustia e ira. En el
momento más severo se encuentran la expresión de dolor y la desesperación. El ciclo de la
pena termina con expresiones de confianza y esperanza renovadas. La persona que sufre de
pena se beneficia con la terapia cognoscitiva y de corto plazo. Se ayuda a la persona a
identificar sus sentimientos y a planificar para su futuro.
puntualizado por recuerdos traumáticos o espasmos de tristeza, pero los individuos pueden
aprender a incrementar sus capacidades adaptativas para enfrentarse a cualquier trauma.
A medida que el cerebro resuelve su confusión y desarrolla una “historia” del evento,
también busca explicaciones de la historia en el contexto de la identidad y la experiencia del
individuo. Por lo tanto, no es sorprendente que esta parte del proceso cognitivo acarree
sentimientos de culpa o vergüenza.
Memoria traumática
La memoria del trauma es particularmente poderosa, porque la amenaza que se
percibe a la sobrevivencia desata la liberación de hormonas y químicos poderosos que
ayudan a consolidar trazos de la memoria (Lindemann, 1994). Adicionalmente, incrementan
la actividad de las neuronas, que indeleblemente forman caminos de actividad del cerebro en
respuesta al acontecimiento y a las cuestiones concernientes al trauma. Estos caminos
pueden ser tan fuertes que uno puede llegar a no olvidar lo que pasó. La memoria emocional
puede durar toda la vida. Pero la memoria traumática no es ni narrativa ni verbal. Incluso
con estos recuerdos del trauma, la mayoría de personas son capaces de integrar la memoria
dentro del entendimiento cognitivo de la historia de su vida, mientras comprenden que
recordarán, dolorosamente, el trauma en sí.
Sin embargo, para algunas personas, la memoria del trauma se reinventa a sí misma.
Puede haber varias razones para esto. Lazarus y Folklan (1984) indican que algunas veces,
cuando las personas están particularmente angustiadas, las funciones cognitivas se vuelven
tan disfuncionales, que un recuerdo no puede ser narrado. El recuerdo emocional permanece
reactivo y separado de las funciones cognitivas. Los recuerdos traumáticos son guardados
como impresiones sensoriales o reacciones de comportamiento sin estar conscientes de ello.
El recuerdo es disociado de otras experiencias.
Algunas veces el trauma puede ser tan abrumador, que se fija en los procesos
mentales. Las impresiones iniciales de la experiencia traumática son tan fuertes que, cuando
se recuerdan, reafirman y fortalecen la respuesta inicial. Esto puede resultar de la respuesta
fisiológica al estrés y del entendimiento del cerebro respecto a la amenaza y el estrés
confrontado.
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Los recuerdos del trauma pueden resolverse e integrarse dentro de la vida del
individuo o no resolverse y ser rechazados por la mente. Cuando son resueltos e integrados,
sirven como experiencia de aprendizaje y ayudan a los individuos a adaptarse a lo
“imposible”. Cuando no son resueltos o son rechazados, pueden resultar en amnesia,
disociación, desorden de estrés post-traumático o violencia.
Para alcanzar las metas de la respuesta a la crisis, es importante entender los factores
externos que parecen afectar la intensidad de la crisis o el trauma en un individuo o una
comunidad, así como también examinar las posibles predicciones de vulnerabilidades.
Sumario
Este capítulo discutió los factores internos que sufrimos al experimentar una crisis o
desastre. Provee una explicación de una crisis y la manera de resolverla. Termina sugiriendo
que lo más importante para resolver una crisis es superar la etapa emocional y modificar las
experiencias hacia un proceso cognoscitivo.
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CAPITULO IV
Este capítulo discute los factores externos de una crisis. Comienza con una discusión
sobre los sentidos y culmina con sugerencias sobre la manera de avanzar en la resolución de
la crisis.
Equilibrio pre-desastre
El equilibrio de la comunidad antes de un desastre queda definido por las
transiciones o tensiones culturales existentes, la historia previa de desastres, las tensiones
políticas, económicas o históricas. Ese balance y el efecto de los tensores sobre el mismo,
actúan de manera similar a como sucede en un individuo. El equilibrio pre-desastre ha sido
establecido como un balance entre los tensores existentes y la capacidad de adaptación de
una comunidad a tales tensores.
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Grado de éstres
+ Carga emocional
= Comportamiento
Advertencia y amenaza
Estas etapas, para todos los intentos y propósitos, usualmente están unidas en
nuestro entendimiento. Ciertamente, pueden ser experimentadas de diferentes maneras por
distintas personas, pero, objetivamente, hay una diferencia precisa. El periodo de advertencia
está caracterizado por ansiedad, cautela y asombro, e incluso puede haber excitación, si ha
habido una experiencia de alta vigilancia. Las reacciones post-desastre pueden involucrar
preocupaciones de evacuación y albergue durante este periodo.
Urgencias Vigilancia
Prepración en la
Creencia
Decreciente realidad del
perseverante
impacto
Sin embargo, los sistemas de alarma individual pueden haberse debilitado por
negación, falta de interés o ansiedades y preocupaciones. Esto se ha visto en casos en los que
se advierte a la gente de una posible erupción volcánica o deslave. Se les advierte con
anticipación para que salgan de sus casas y se trasladen a otro lugar, pero ellos no obedecen
por no abandonar sus viviendas y cosechas.
Resumen
La estrategia enfocada en la emoción puede ser más eficiente, que las que son
percibidas como circunstancias incontrolables. Se trata de un intento de reducir o eliminar la
angustia emocional causada por la situación. Sin embargo, algunos estudios sugieren que
mientras ésta es la manera más efectiva de manejar las emergencias inmediatas en las cuales
los individuos se sienten impotentes, también puede poner a los sobrevivientes en mayor
riesgo de trauma a largo plazo.
El impacto
Muchos sobrevivientes piensan que no tuvieron una advertencia anticipada sobre el
desastre. Si bien esto puede ser cierto, frecuentemente tales personas simplemente no
comprendían el peligro, y es sólo tras el shock en el momento de la amenaza que descubren
cuán abrumador es en realidad. Por ejemplo, cuando el desastre las despierta, pueden no
estar listas para responder apropiadamente. La interrupción del sueño puede causar que se
sientan todavía más aisladas. La salida abrupta de la rutina, también puede causar una ola de
shock mental cuando ocurre un desastre.
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Paréntesis de Tiempo
El efecto del trauma en el sentido del tiempo es dramático. Los animales tienen un
conocimiento innato del tiempo, el cual parece relacionarse con el sentido de luz y el grado
de temperatura. Ellos desarrollan rutinas basados en la posibilidad de cazar, migrar, dormir,
hibernar o aparearse. Pero en la especie humana, el sentido del tiempo se extiende mediante
el conocimiento del pasado, el presente y el futuro en una extensión lineal, que no sólo
incluye la comprensión de la historia, sino una proyección hacia el futuro. Este sentido del
tiempo se desarrolla a medida que se correlaciona con el movimiento, el ritmo y,
eventualmente, con el “tiempo del reloj”.
Cuando ocurre un evento traumático, el “tiempo del reloj” parece detenerse y los
individuos traumatizados pasan por un paréntesis de tiempo.
La amenaza puede ser reducida y la sobrevivencia puede ser asegurada, pero mientras
más tiempo estén los sobrevivientes en contacto con información sensorial que les recuerda
el incidente, mayor la probabilidad de que integren esos recuerdos con su mapa emocional
del trauma.
Etapa de Inventario
La etapa de inventario de un desastre se lleva a cabo inmediatamente después del
impacto inicial. Quienes han sido víctimas de la crisis o desastre repentino e inmediato,
frecuentemente experimentan un periodo de tiempo en el que hay silencio. El silencio
usualmente engaña. Los observadores en una escena de desastre pueden presenciar el ruido
de ambulancias y de las fuerzas de la naturaleza, pero los sobrevivientes y los respondedores
a un desastre pueden no oír nada.
Etapa de Rescate
El periodo de rescate debe ser pensado inicialmente en términos de la satisfacción de
las necesidades urgentes de sobrevivencia de las víctimas, y luego en asegurar sus sentidos
mentales y emocionales de seguridad. El proceso en el cual los rescatadores trabajan para
ayudar a las víctimas a encontrar seguridad física, financiera y emocional puede durar desde
pocos minutos hasta días.
Capítulo V
El tiempo de trabajo para los voluntarios que están ofreciendo apoyo psicosocial
puede variar dependiendo de la respuesta de las comunidades: el impacto, la secuela
inmediata y la recuperación.
En esta etapa debe ocurrir la intervención tan pronto como sea posible. Incluso si el
trauma continúa por días o semanas, la intervención inicial debe ser inmediata. La visión
temprana de los respondedores y las intervenciones enfocadas en las necesidades prácticas,
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facilitan las intervenciones posteriores, que tratan sobre la secuela psicológica del evento
traumático.
Fase de Emergencia
Esta fase cubre las primeras 3 a 4 semanas después del evento. Los sobrevivientes se
encuentran vulnerables y abiertos a hablar sobre sus ansiedades. El nivel de contacto social
es alto. Hay disponibilidad para hablar con cualquiera y contarle historias individuales.
Remedio/Mitigación
La fase de remedio o mitigación después de un desastre, es el periodo cuando una
comunidad o un individuo trata de recobrar el control de la vida y enfrentarse con las
consecuencias de bajo y alto rango de la tragedia. Se traslapa con esfuerzos de rescate cuando
el rescate se ha extendido sobre un periodo de tiempo. Los peligros en esta fase vienen de
aquellos que causan “lesiones secundarias”.
Desilusión
A pesar de los sentimientos iniciales de felicidad por sobrevivir, las comunidades y
los individuos frecuentemente sienten desilusión, después de unos días o meses. Esta
desilusión puede ser paralela a sentimientos individuales de culpa del sobreviviente o a
reacciones de estrés duraderas. Sin embargo, algunas de las fuentes de desilusión se centran
en los esfuerzos por reconstruir la vida, buscar la justicia o simplemente funcionar como una
comunidad cuyos lazos primarios ahora son dolorosos. Algunas de las fuentes de desilusión
surgen de la litigación civil, la indiferencia del sistema criminal de justicia, las respuestas de
los medios o de la política pública o las desigualdades sociales.
Las sesiones de intervención en crisis de grupo pueden ser parte del plan reparador.
Las intervenciones en crisis de grupo repetitivas y la intervención en crisis de grupo
retrospectivas o reflexivas proveen herramientas útiles para este proceso reparador.
Ajuste
55
La segunda etapa de ajuste involucra el periodo de tiempo desde el final del primer
año hasta los siguientes diez a quince años, es decir, aproximadamente hasta el comienzo de
la siguiente generación de recuerdos de la comunidad. Para muchos sobrevivientes, éste será
un periodo de “revivir” y contar el evento una y otra vez. La transición de este periodo al
siguiente se realizará cuando los sobrevivientes se den cuenta de que las personas jóvenes no
recuerdan el desastre. Esto representa el envejecimiento de la primera generación de víctimas
y sobrevivientes.
Esta etapa comienzan con los hijos de las víctimas y sobrevivientes originales y, por
lo tanto, se cruzan con la Etapa Dos, pero frecuentemente a medida que estos niños llegan a
ser adultos, continúan la historia por medio de sus propios hijos.
años de guerra cruel que sus padres vivieron en Guatemala. Los padres, en un intento de dar
lo mejor, les enseñaron a sus hijos la manera de sobrevivir y, en el proceso, les transmitieron
las condiciones de vida bajo las cuales habían sobrevivido esa guerra.
Algunos han internalizado, como parte de su identidad, las imágenes de los que
perecieron y de los horrores que sufrieron. Se les debe ayudar a enfrentar el pasado y
olvidarlo, para así continuar con una vida normal.
Sumario
Este capítulo ha discutido los efectos del tiempo en el proceso de recuperación de
una crisis o desastre. Propone que hay diferentes fases por las cuales pasa el sobreviviente en
su proceso de recuperación. Concluye que no importa el proceso, una vez tocados por un
desastre, solamente el tiempo es nuestro aliado en el proceso de recuperación.
57
Capítulo VI
Convergencia
La convergencia se refiere al fenómeno de reunir personas, información y atención
alrededor del lugar del desastre. Las personas que convergen usualmente son: los “migrantes
de retorno”; los que estuvieron en el desastre, pero huyeron y ahora regresaron; los
“ausentes”; los que no estuvieron allí en el momento, pero que, en sus mentes, pudieron o
debieron estarlo; las personas en el área general del desastre que están ansiosas y con miedo
del evento; los curiosos; los explotadores; los vándalos y los ayudantes.
Convergencia positiva
La convergencia positiva ocurre cuando las personas van a la escena con
entrenamiento apropiado y con la invitación de la comunidad que ha sufrido el evento. Ellos
son, por ejemplo, los bomberos, los oficiales de aplicación de la ley, los paramédicos, los
grupos de asistencia en desastres y los respondedores de una crisis. Sin embargo, debe
hacerse notar que incluso cuando los individuos o grupos están bien entrenados, pueden no
ser queridos o necesitados y, por lo tanto, puedan tener un efecto negativo en la escena.
Convergencia negativa
La convergencia negativa ocurre cuando algunas personas se aprovechan de la
situación. Pueden ser saqueadores, vándalos, abogados que persiguen a las ambulancias,
profesionales de salud mental, los medios de comunicación u otros.
58
Proximidad
Mientras más cerca está uno del lugar del desastre, hay más probabilidades de que
esté en riesgo de sufrir una crisis post-desastre y las reacciones de estrés a largo plazo. Los
individuos son más vulnerables a la información sensorial cuando se hallan directamente
involucrados en el área del desastre. Entendemos el centro del desastre, como el punto de
impacto. Los testigos y los familiares de los que murieron en la catástrofe están en alto
riesgo, así como las víctimas que han sufrido lesiones mayores o cierto tipo de daños a la
propiedad.
Lejanía
Existe una compulsión humana de un deseo de estar en el lugar del desastre, cuando
los seres queridos o la propiedad han sido directamente afectados. Mientras más remoto está
el lugar de acceso inmediato, los familiares de los que murieron o resultaron heridos, los
dueños de casas destruidas u otros miembros preocupados por la comunidad, experimentan
un estrés más intenso.
Esparcimiento geográfico
Mientras mayor es el área afectada por el desastre, hay mayor posibilidad de que se
convierta en una tragedia de toda la comunidad. Como las personas se identifican con ciertas
59
Los sobrevivientes secundarios son aquellos que tienen familiares cercanos y lazos
personales con las víctimas primarias. Pueden presentar una tristeza severa y, tal vez,
reacciones de culpa. Los sobrevivientes terciarios son aquellos cuyas ocupaciones y deberes
requieren de su respuesta a cualquier alerta mayor en la comunidad y su asistencia con
cualquier trabajo de rehabilitación o restauración subsiguiente.
Los sobrevivientes en quinto nivel son los individuos y grupos que pierden el control
cuando están próximos a una zona de desastres, ya sea que muestren su sicopatología interna
por su preocupación repulsiva hacia los cadáveres o por su indisciplinado comportamiento
en maras.
Sumario
Este capítulo nos presenta una breve discusión sobre los roles de diferentes personas
ante la crisis o desastre. Comienza hablando del tiempo y la proximidad a una crisis o
desastre. Nos explica cómo cada rol es afectado en el transcurso del desastre y concluye
presentándonos al socorrista en la disyuntiva de ser “héroe” o simplemente alguien que está
llevando a cabo una tarea.
61
Capítulo VII
Sin embargo, entender la historia del desastre, no lo resuelve. Una etapa necesaria
para la integración del evento del desastre dentro de la narrativa de la vida del individuo, es
encontrar una manera de interpretar su significado y valor en el sistema de creencias
personales. Ese sistema está atado a los valores culturales y sociales y a las relaciones en la
comunidad. El grado de ruptura social puede ayudar a indicar cuán difícil o disonante será el
proceso de integración.
corporativa mayor; o ingresos de impuestos. (3) Alteración de los arreglos espaciales con los
vecinos y negocios, que rompen las rutinas de comportamiento y movilidad.
De la misma manera que hay rupturas físicas, también hay rupturas emocionales.
Entre ellas (1) la reducción de la participación de la comunidad en rutinas y eventos sociales
y religiosos; (2) la pérdida de líderes claves de la comunidad o de la familia por muerte o
lesión, además de otros miembros de la comunidad; (3) la exacerbación de tensiones
culturales; (4) la incapacitación de la comunidad para ofrecer servicios de salud; (5) la
destrucción de símbolos o rituales comunitarios; (6) la falta de historia y tradiciones
comunitarias a las cuales apelar para superar un desastre.
Desastres naturales
Los desastres naturales usualmente ocasionan gran número de víctimas y daño
severo a la propiedad. Con frecuencia se utilizan explicaciones mitológicas, presagios y
símbolos para entender el acontecimiento.
de la “Madre Naturaleza”, que cuando es causado por los humanos. Muchos desastres
naturales tienen un periodo de advertencia más claro antes del impacto.
Los socorristas que ofrecen primeros auxilios psicológicos pueden estar renuentes a
proveer servicios por miedo personal a la contaminación. Muchos de estos desastres tienen
un impacto a largo plazo y no tienen un punto bajo perceptible.
Desastres humanos
64
La mayoría de tragedias causadas por humanos se ven como previsibles. Pero se hace
poco para desarrollar estrategias de prevención. En lugar de ello, el énfasis se coloca en las
estrategias de intervención después de que ocurre una tragedia. Este tipo de accidentes
usualmente causan un enojo más intenso en los sobrevivientes, que otro tipo de crisis o
desastres.
Personas
Siempre se presenta mayor enojo en las víctimas cuando han sido objeto de un
desastre en el cual hay un responsable identificado. Además la rabia es mayor en contra de
una persona que es percibida como negligente, que frente a una que es percibida como
mentalmente enferma. Esta responsabilidad que los individuos o comunidades imponen a
otros es especialmente angustiosa, ya que frecuentemente contribuye a aumentar el dolor
social. La idea de que un individuo o un consorcio de individuos no tenga sentimientos o no
se arrepienta por el daño que causó es reprensible para la mayoría.
Credibilidad
65
Mientras más probable es un evento, menos enojo se sentirá. Muchos de los que
sabían que estaban en riesgo pueden ajustar sus preocupaciones pre-desastre para acomodar
la posibilidad del desastre y utilizar ese ajuste para reconciliar su visión del mundo después
de una catástrofe. Hay eventos predecibles que son percibidos como desastres. Estos
difieren de los desastres posibles o probables, ya que hay tiempo para la advertencia y
oportunidad para escoger opciones.
positiva. Algunas veces, durante la búsqueda, se llevan a cabo escenas de emoción y algunas
veces confrontaciones en y alrededor del colapso.
.
Fondo del envolvimiento de la comunidad
Si la catástrofe actual no es el peor acontecimiento que ha vivido la comunidad, el
impacto del último desastre puede no ser percibido con la misma intensidad que un
observador externo pudo haber observado. Sin embargo, si el desastre actual se percibe
como el peor acontecimiento que ha sucedido o representa una acumulación de desastres,
puede ser catalogado como una representación del “fin del mundo” o interpretado como
una última confrontación con el mal.
El efecto “estrella”
Mientras que una tragedia individual puede afectar al individuo y a sus seres queridos,
el efecto de una crisis o desastre es que cada individuo y sus seres queridos son afectados, y
ellos, a su vez, reaccionan y afectan a otros que también están sufriendo por el mismo
trauma. La víctima directa se convierte en una de muchas co-víctimas. Las reacciones
múltiples ocurren en diferentes formas y en diferentes momentos.
Tal vez uno de los temas más problemáticos inmediatamente después de la catástrofe
son las políticas comunales. La pregunta de “quién está a cargo” es frecuente el hecho por el
que las agencias de respuesta pueden entrar en caos, pues pueden estar renuentes a dejar que
alguien más tome el crédito. El liderazgo puede fragmentarse y las tareas de rescate pueden
verse interferidas por la preocupación sobre quién se queda con los créditos por las
operaciones de rescate u otras acciones.
Sumario
Ante una catástrofe, uno se ve afectado con la constatación de que las tragedias son
una realidad. En estas situaciones, la sobrevivencia depende de nuestra habilidad de
reconectarnos con la comunidad. Esa comunidad puede ya existir antes del desastre o puede
ser creada por el mismo.
69
CAPITULO VIII
Parkinson (2000) comparte con nosotros que las reacciones de estrés a largo plazo
son frecuentemente el resultado de percepciones y reacciones sensoriales impresas en el
cerebro y el cuerpo. Estas fueron causadas inicialmente por estrés agudo, pero han sido tan
abrumadoras en su percepción inicial o en reacciones relacionadas con el mismo, que se
repiten con el tiempo —y algunas veces se aceleran— debido a las influencias modulantes de
otros estímulos.
Es importante para los socorristas que ofrecen primeros auxilios psicológicos estar
conscientes de ello y ser capaces de explicar reacciones de estrés a largo plazo, para poder
compartir con los sobrevivientes lo que pueden experimentar como parte de su futuro
emocional. Tal educación no está pensada para crear un ambiente de expectativa o estado de
vulnerabilidad en los sobrevivientes, sino para tratar de prepararlos para entender tales
reacciones cuando suceden y para entender por qué ciertos conocimientos y habilidades
cognitivas y de comportamiento pueden mitigarlos.
Parkinson (2000) ha identificado una serie de reacciones de estrés a largo plazo, las
cuales discutiremos en esta sección.
realizar cambios conscientes en el estilo de vida y puede ser paralelo a cambios observables
de personalidad o carácter.
Los cambios positivos pueden incluir: redefinición de las metas de la vida, mayor
flexibilidad en estrategias de enfrentamiento, mayor tolerancia a las diferencias personales
con otros, desarrollo de nuevas comprensiones en asuntos espirituales o religiosos y mayor
habilidad para comunicar respuestas emocionales y para expresar reacciones situacionales.
El tensor traumático
Un trauma puede ocurrir cuando un individuo ha experimentado, ha sido testigo o
ha enfrentado un evento traumático, incluyendo muerte real, amenaza, lesiones serias o
amenaza a la integridad física propia o de alguien más (Parkinson, 2000). Sin embargo, no
sólo estos eventos son traumáticos, el evento también puede producir en el individuo
reacciones intensas, que provocan miedo, impotencia u horror.
repetitivos. Ocurren en momentos en los que es inusual tener sueños durante un largo
periodo.
Estos sueños se caracterizan por el hecho de que la persona se da cuenta de que está
relacionado con el evento de crisis o desastre, pero la imagen en el sueño es diferente. La
memoria del trauma también puede ser la fuente de una reexperimentación del evento, que
puede ser violento o dañino para el individuo o para otros. Los elementos de
reexperimentación del evento incluyen:
• Pensamientos intrusivos
• Pesadillas y sueños angustiantes
• Memoria recurrente
• Entumecimiento, evitación y aislamiento
Los síntomas descritos arriba pueden ocurrir en las fases iniciales de una reacción
traumática. Se vuelven sintomáticas de desorden, sólo si duran por un periodo extenso de
tiempo o surgen después de muchos meses, en un comienzo retardado. Es importante notar,
otra vez, que los síntomas mismos no son necesariamente ilustrativos de la necesidad de
intervención intensiva. Debe tomarse en cuenta la duración de los síntomas, la
experimentación simultánea de varios síntomas en cada grupo y el tiempo de la
manifestación de los mismos.
Otro evaluación crítica para medir la intensidad de las reacciones o los síntomas es
observar si interfieren con los patrones y actividades de la vida normal del individuo. Los
temas a examinarse incluyen el nivel de productividad del individuo en el trabajo o en la vida
escolar antes y después de la crisis o desastre; la salud de las relaciones familiares y sociales
antes y después del trauma; y la fortaleza de la fe o sistemas de creencias del individuo antes
y después de la crisis o desastre.
Esta teoría se enfoca en el papel de la amígdala como el “centro del trauma” del
cerebro, cuya activación evoca comportamientos de miedo similares a aquellos observados
en reacciones de alarma en PTSD.
Desorden de Adaptación
Muchas personas confunden su angustia sobre una crisis de desarrollo con el trauma
causado por eventos repentinos al azar. El desorden de adaptación puede describirse como
una manera de distinguir tales angustias del entendimiento de amenazas inmediatas y reales.
El tensor es un cambio significativo en las circunstancias de la vida, algunas veces llamado
“crisis de desarrollo.” Los síntomas emocionales y de comportamiento en respuesta al tensor
identificable, ocurren dentro de los tres meses posteriores al comienzo de la influencia del
tensor.
Depresión
La depresión (DSM-IV-TR, 2000) debe ser distinguida de la decepción, tristeza o
congoja. La depresión puede ser precipitada por un evento particular, pero también puede
tener una base neurofisiológica. Algunas personas tienen personalidades depresivas, que los
llevan a sentirse deprimidos por el resto de sus vidas. El DSM IV sugiere que la depresión
leve tiene que estar presente por dos años, para poder considerar un diagnóstico de
“personalidad depresiva.” Otros pueden sufrir de depresión como un síntoma de otro
desorden como la depresión que puede acompañar la vida incierta de personalidades o la
depresión experimentada en maniaco-depresivos o personas con desorden bipolar.
Las personas que han sufrido una crisis o desastre frecuentemente experimentan
sentimientos de desesperanza e impotencia. Estos sentimientos pueden estar acompañados
por melancolía persistente, intranquilidad perturbadora y poca energía. Mientras que la
persona no depresiva puede sufrir periódicamente de estos sentimientos en periodos de
profundo pesar, las persona que manifiesta una depresión mayor permanece en este estado
por dos semanas o más y los indicadores del funcionamiento diario se tornan más negativos.
Las fobias simples necesitan ser tratadas, sólo si las fobias interfieren con la rutina
normal de la persona o con las actividades sociales usuales o la relación con otros, o si hay
una angustia marcada por tener estos miedos.
Ataques de Pánico
Pueden ocurrir después de una crisis o desastre. Mientras que los ataques de pánico
pueden ser parte de síndromes generalizados de ansiedad (DSM-IV-TR, 2000) o fobias
76
Los ataques de pánico generalmente duran por unos minutos, pero dejan a los
individuos estremecidos y abrumados. Los ataques de pánico son abrumadoramente
aterradores y perturbadores para la mayoría de personas y se vuelven problemáticos cuando
los individuos: (1) viven preocupados por tenerlos, al extremo de que alteran sus
comportamientos; o (2) comienzan a preocuparse por las consecuencias de tales ataques,
incluyendo la posibilidad de morir durante un ataque debido a fallo del corazón o pérdida de
aliento, o la posibilidad de hacerle daño a otros.
Síndromes de ansiedad
Las respuestas de ansiedad severas pueden ser una condición biológica, que ocurre
en algunos individuos, y que se desarrollada con el tiempo con un incremento en la severidad
de los síntomas, incluyendo ataques de pánico, fobias, y depresión (DSM-IV-TR, 2000, pp.
209-222).
Las respuestas de ansiedad severas también pueden ser ocasionadas por la exposición
a trauma severo y usualmente acompañan a otras reacciones de estrés a largo plazo. La
precipitación de respuestas de ansiedad ,después de la exposición a una crisis o desastre
severo, generalmente ocurren en anticipación o en la presencia de señales o desatadores
sociales o ambientales. Sin embargo, puede interrumpirse el sueño por una respuesta de
ansiedad generalizada después de la crisis o el desastre.
incluir: (1) sentir (viendo, oyendo, tocando, oliendo, saboreando) algo similar a lo que la
víctima experimentó durante el evento; (2) noticias del evento o de eventos similares; o (3) el
aniversarios del evento.
Las reacciones de estrés o crisis a largo plazo pueden ser exacerbadas o mitigadas por
las acciones de otros. Cuando tales reacciones son exacerbadas, las acciones de otros son
llamadas “asaltos secundarios” y los sentimientos son frecuentemente descritos como una
“segunda lesión.” Las fuentes del segundo asalto pueden incluir: los medios, la familia, los
amigos o conocidos, el clero, profesionales en salud y salud mental y las escuelas o
educadores.
El apoyo social ha sido reconocido desde hace tiempo como un antídoto clave para
el estrés y un incubador de resiliencia. Este apoyo es inicialmente llenado por miembros de la
familia y eventualmente provisto por amigos, miembros de la comunidad y colegas. El apoyo
social ayuda a llenar la necesidad de amor y pertenencia y a reafirmar un sentido de conexión
con el mundo.
Las personas tímidas o introvertidas usualmente se retraen del mundo debido a sus
miedos sociales o incomodidad al estar con otros. Les falta la habilidad para llegar a otros en
78
la secuela del desastre y también pueden sentir más estrés cuando los eventos los fuerzan a
interactuar en sociedad.
Los individuos son optimistas cuando ven la adversidad como impersonal, temporal
y limitada en su efecto general sobre la vida. También tienden a ver el éxito como el
resultado de la acción personal, permanente y penetrante en efecto. Los individuos que son
pesimistas miran la adversidad como resultado de sus acciones personales, permanente y
penetrante en su efecto. Así mismo, miran el éxito como causado por otros, temporal y
limitado en efecto.
menos capaces de pensar bien un evento y encontrarle sentido, tienen más probabilidad de
permanecer traumatizados a largo plazo. Pueden ser incapaces de construir una historia
coherente del evento, resolver problemas derivados de él o desarrollar nuevos valores o
significados en la vida.
Aquellos que enfrentan un desastre con salud física disminuida tienen más
probabilidades de sucumbir a la enfermedad y fatiga físicas. Uno de los problemas es que la
crisis o desastre frecuentemente se experimenta en situaciones que disminuyen aún más la
salud. Puede ser difícil encontrar una buena nutrición, el sueño puede estar continuamente
interrumpido y la actividad física puede estar disminuida. Puede darse una espiral decreciente
hacia la enfermedad debido al desgaste de la capacidad del cuerpo en mantener su equilibrio.
El efecto de la fe
La necesidad de un sentido de conexión espiritual o creencia en un sistema cósmico
integrado parece relacionarse con la necesidad de entender la manera en que un evento
traumático específico encaja en el plan de vida del sobreviviente. Le da profundidad y
riqueza en la búsqueda de la integración de la crisis o el desastre.
Claramente, hay muchas variables que determinan la forma en que las personas
enfrentan un golpe repentino: la fase de desarrollo en la que se encuentran cuando ocurre la
crisis o desastre, la fortaleza del sistema de apoyo de la familia, su estilo general de
enfrentamiento, su autoestima, si han estado traumatizados antes en su vida o no y la manera
como manejan esa experiencia.
Otro factor usualmente olvidado parece ser la fe: aquellos que tienen una creencia
fuerte en algo más allá de ellos —Dios, una benevolencia o sabiduría universal, u otro gran
80
poder— tienen más probabilidades de ver una interrupción en sus vidas como parte de un
plan más grande, que es, de alguna manera misteriosa, para su bien. Con esta fe, están más
capacitados para hacer las paces con la catástrofe repentina.
Conclusión
Las personas que soportan eventos traumáticos frecuentemente tienen reacciones de
estrés a largo plazo. Por lo general, estas experiencias están integradas dentro de las vidas de
los individuos y las comunidades de tal manera que las reacciones son entendidas, procesadas
y llenadas de significado. Las capacidades adaptativas de los individuos y las comunidades
pueden ser suficientemente fuertes como para sobrevivir a una crisis o desastre y el estrés
que produce. Incluso entonces, puede haber reacciones de crisis a largo plazo cuando
suceden otros eventos o cambios en el desarrollo del evento. Los síntomas de cambios
mentales, emocionales y físicos ayudan a rastrear respuestas individuales y a proveer
referencias para intervenciones de salud mental, si fuera necesario.
81
Capítulo IX
Lejos de alentar las discusiones de amplio criterio sobre muerte por enfermedad o
por causas naturales, como ocurre en todas partes del mundo, en muchas sociedades y
culturas tradicionales, las personas buscan negar que la muerte ocurre; protegen a sus hijos
de presenciar la muerte y esterilizan o satanizan la muerte ocultando lo que está pasando en
hospitales o casas de ancianos.
Los socorristas que ofrecen primeros auxilios psicológicos necesitan explorar sus
propias preocupaciones sobre la muerte. No deben imponer sus creencias a aquellos que
están acongojados y, por lo tanto, pueden necesitar clarificar sus propias reacciones hacia la
muerte en general, para que puedan ser más capaces de apoyar a víctimas y sobrevivientes,
en lugar de estar sumergidos en sus asuntos personales.
82
Reconocimiento de la muerte
Matsakis (1999) propone algunas premisas que ayudan a adultos y niños a reconocer
la realidad de la muerte: (1) cuando la muerte ocurre, el corazón para de funcionar, el cuerpo
queda inerte; (2) es el momento cuando alguien se va de tu vida para siempre.
Sin embargo, algunas personas creen en la vida después de la muerte y otras no.
Otras creen que el alma del fallecido se va al cielo o al infierno. Algunas creen en un mundo
de espíritus. Y otras más piensan que la muerte es el fin de todo.
Miedos prácticos
Existen miedos por lo que le pueda pasar a alguien que ha muerto. “¿Qué han
experimentado y que experimentarán?”, es una pregunta que se harán los seres queridos que
han sobrevivido.
También una persona que está agonizando puede preocuparse por lo que pasará con
sus seres queridos que quedan vivos —si tendrán o no recursos financieros, físicos y
emocionales para enfrentar la ausencia de la persona que está falleciendo—. Incluso, los
sobrevivientes usualmente experimentan sentimientos encontrados en sus reacciones:
tristeza por la muerte de los seres queridos y a la vez miedo de su propio futuro.
Miedos colaterales
Si un ser querido ha muerto debido a un desastre, los sobrevivientes pueden
continuar con miedo de que el desastre vuelva a ocurrir y los mate también a ellos o a otros
miembros de la familia. Este miedo es frecuentemente percibido como “tonto“ por los
socorristas o por la familia y amigos, pero es muy real en la mente y en los sueños de los
sobrevivientes.
Contagio de la muerte
Las personas que sobreviven a la muerte de un ser querido, pueden sentir que van a
esparcir la muerte. Las mujeres que sufren la pérdida de un hijo pueden sentir miedo de que
sus otros hijos no vivan hasta ser adultos. Los sobrevivientes de aquellos que han fallecido
debido a una enfermedad fatal, usualmente tienen miedo de haberse contagiado de tales
males. Otros en la sociedad parecen estar de acuerdo con estos miedos. Se resisten a hablar
de la muerte, el “contagio” según ellos, para sentirse menos vulnerables a la enfermedad
mortal.
El estigma de morir
84
No importa la forma en que ocurre la muerte, los familiares de los que fallecen,
generalmente son abandonados por sus amigos o familiares, cuando éstos más los necesitan.
No es extraño que los sobrevivientes sientan también deseos de morir para mantener
la conexión con las personas que fallecieron. Y, de hecho, algunos sobrevivientes ansían la
muerte o encuentran un sendero hacia ésta a través de comportamientos suicidas.
El miedo de lo que les pasará a los seres queridos después de la muerte, o qué
sucederá en el proceso mismo y los miedos prácticos, todos están relacionados con lo
desconocido.
La mayoría de personas quieren creer que su vida fue significativa en alguna medida.
Esa medida puede ser en términos de los niños que han criado; la reputación que han hecho;
el legado que han dejado; pero, en general, hay una necesidad de reconocer que han sido
significativos. La muerte termina todo el potencial de asegurar que la vida de uno es
significativa.
El enojo puede ser dirigido contra las personas que tratan de ayudar a los
sobrevivientes. O puede exacerbarse por frustraciones hacia personas, agencias u
organizaciones, que son percibidas como responsables de las condiciones bajo las cuales
viven los sobrevivientes. El enojo es útil porque ayuda a disminuir el miedo e inhibe otro
estrés.
Sentimiento de culpa
Muchos se sienten culpables después de la muerte de alguien que conocían o
amaban. En algunos momentos, la culpa se siente porque es una manera de seguir conectado
con el ser querido. Algunas personas sienten culpa generalizada después de la muerte de
otros.
El sentimiento de culpa puede originarse por varias causas. En algunos casos, los
individuos que han hecho planes para la muerte de un ser querido que está enfermo, y su
pérdida consecuente, se sienten mal por haber hecho tales planes. Un cónyuge puede sentirse
culpable por haber insistido a su pareja que firmara un testamento o que tomara un seguro
de vida.
86
Algunas veces los sobrevivientes han pensado en el impacto que tendría en ellos la
posible muerte de un ser querido y experimentan un sentimiento de culpa cuando el
fallecimiento ocurre. Los sobrevivientes también pueden sentirse culpables cuando su estilo
de vida mejora debido a una herencia o compensación monetaria por la pérdida de un
familiar.
Los sobrevivientes pueden sentirse también culpables porque sus vidas se vuelven
menos complicadas como resultado de la muerte de un ser querido. La mayoría de personas
no tienen pensamientos positivos consistentes hacia la persona a quien aman; la mayoría, en
algún punto, tiene lapsos hacia la frustración, el enojo o el odio momentáneos y, después de
reflexionar, esos lapsos frecuentemente causan autoculpabilización. A veces los
sobrevivientes sienten que sus pensamientos negativos inducen la muerte de un ser querido.
Los sentimientos de culpa usualmente confunden a los sobrevivientes. Por eso, los
voluntarios que proveen apoyo psicosocial deberán tratar de ayudar a clarificar las fuentes de
culpa y proveer a los dolientes opciones para trazarse nuevas perspectivas. Mucho de lo que
los proveedores de apoyo psicosocial pueden hacer, en cuanto a los sentimientos de culpa, es
escuchar a los acongojados. Las desavenencias con un ser querido antes de su fallecimiento
no pueden causar su muerte. Aunque alguien quizá pudo haber pensado, por momentos, que
deseaba que una persona estuviese muerta, ese deseo no es una acción.
Pérdida de miembros
Montgomery y Morris (2000) indican que las lesiones físicas catastróficas no siempre
se manifiestan a través de la pérdida de miembros; sin embargo, el significado de la pérdida
de una pierna o de un brazo no puede pasarse por alto. La identidad física del individuo
cambia con la mutilación o amputación de una parte de su cuerpo. Tal vez por esto es que
las personas que están paralizadas cuidan de las partes insensibles de su cuerpo. Tienen una
conexión visceral con su cuerpo sano anterior.
Pérdida de habilidades
La pérdida de la movilidad, visión, oído y talentos previos, usualmente es
consecuencia de lesiones graves. Pero también puede ser el resultado de un trauma
catastrófico. Algunas personas pueden perder sus habilidades físicas, porque han sido
dañadas fisiológicamente. Otros pueden perder aquellas habilidades, porque han sido
88
Pérdida de la memoria
Algunas veces la memoria se pierde por los esfuerzos que el cerebro cognitivo hace
para protegerse contra algún hecho traumático. Otras veces se pierde porque el cerebro ha
sido dañado por una lesión o enfermedad. En cualquier caso, es atemorizante para los
sobrevivientes saber que no recuerdan o que no recordarán su conocimiento anterior, su
vida o incluso su razón de vida.
Pérdidas Materiales
La pérdida de dinero o propiedad puede dejar un vacío por días o semanas. Es difícil
imaginar la desesperación de una persona que no puede comprar comida para sus hijos. El
dinero y la propiedad pueden representar independencia y oportunidades. La humillación de
la pobreza incrementa la tristeza de la pérdida. Las pérdidas financieras más serias pueden
significar que una persona que se sentía segura de su futura jubilación, haya sido despojada
de su dinero.
Cuando las personas tienen que trasladarse de donde están sus amigos y sólo
tendrán, cuando menos, contacto de larga distancia, frecuentemente hay tristeza.
Pérdidas intangibles
Usualmente después de experimentar una tragedia mayor se pierde la habilidad para
confiar en otras personas. A veces las personas pierden su fe en Dios, ya sea temporal o
permanentemente. En muchas oportunidades hasta han llegado a culpar a Dios por los
traumas que han pasado en sus vidas.
Las crisis pueden causar que algunas personas pierdan su sentido de identidad. El
desastre y los cambios crean una fisura profunda en el presente. Lo sucedido en el pasado
será recordado siempre a través de una visión matizada por el desastre. Se pierde la conexión
entre el pasado y el futuro y, por tanto, también desaparece el sentido del futuro. Muchos
experimentan que son ajenos al paso del tiempo y que éste se prolonga indefinidamente.
Cuando despiertan, se descubren viejos y en proceso de envejeciendo y se dan cuenta de que
no hay manera de recobrar ese pasado, sienten que los mejores años de su vida se les han
escapado.
90
Afrontando la Tristeza
Alguna literatura sobre la muerte (James y Friedman, 1998; Matsakis, 1999;
Montgomery y Morris, 2000) describe la respuesta a la tristeza en términos de un patrón.
Pero realmente hay varias respuestas frente a la muerte, la tristeza y la pérdida. También hay
respuestas únicas para lidiar con la tristeza.
Muchos hacen una distinción entre tristeza, que ocurre cuando la percepción de
pérdida es entendida, y el pesar, que involucra trabajar activamente para reconstruir la vida
después de la pérdida. Identificar pérdidas es importante para entender el motivo de la
tristeza. Hay muchas respuestas diferentes frente a la pérdida ocasionada por el desastre y
frente a aquellas debidas a causas anticipadas. La tristeza puede ser similar, pero las
respuestas a la pérdida reflejan diferentes tipos de sufrimiento. A continuación se expresan
algunas de esas diferencias.
ajustarse al mundo sin la persona o el objeto que falta. Finalmente, hay un esfuerzo por
establecer nuevas relaciones con otros (sin reemplazarlas).
Matsakis (1999) sugiere que para afrontar la tristeza, debemos tratar de seguir los
siguientes pasos: (1) reconocer la pérdida, (2) tratar de entender el significado de la relación
con los demás, (3) abandonar ataduras con el mundo antes de la pérdida, incluyendo
asunciones que ya no valen, (4) reajustarse a un mundo nuevo sin olvidar el viejo, y (5)
reinvertir en el mundo a su alrededor.
Tristeza anticipada
En este libro, la tristeza natural anticipada se entiende como la tristeza debida a la
muerte esperada de un ser querido anciano. Si bien la tristeza natural anticipada permite
experimentar la muerte con menos shock que la muerte repentina arbitraria, hay factores
que pueden hacer traumática la muerte de un ser querido. Dos de estos factores son: una
relación especialmente cercana o un sobreviviente que se queda sin un sistema de apoyo
social.
Si el ser querido y la persona que muere pasan por este periodo por separado, sin
comunicarse sus sentimientos respectivos, esto inhibirá a los sobrevivientes a ser capaces de
enfrentar la muerte. Después de preparaciones por separado habrá shock, enojo, tristeza y
separación adicional.
Reconstrucción
La reconstrucción después de la pérdida de un ser querido es extremadamente difícil.
Cuando uno ha tenido que pasar por un periodo anticipatorio en el que los seres queridos y
otros han reconocido la muerte inminente, puede haber una tristeza especial. El periodo
anticipatorio pudo no haber sido percibido como real. La persona pudo haber sido percibida,
correctamente, como irreemplazable.
93
Pudo haberse ganado más intimidad que nunca durante el proceso anticipatorio. Lo
que experimentan quienes tienen la oportunidad de decir adiós a otros es la ternura potencial
del adiós. La comunicación durante este periodo anticipatorio es la clave para reconstruir la
vida de los sobrevivientes. La falta de comunicación es la oportunidad para que se desarrolle
una profunda tristeza en las personas con relaciones alejadas.
La reconstrucción de una nueva vida sólo puede llevarse a cabo después de una
integración del evento traumático con la tristeza incipiente, así como con el reconocimiento
de que las cosas ya nunca serán iguales y de que su vida continúa a pesar de su dolor.
Algunas personas han dicho que la muerte que es esperada o natural, se vive con un
periodo de congoja relativamente corto. A diferencia de cuando no es esperada o es el
resultado de un desastre repentino. No hay manera de predecir el tiempo del proceso de
pesar para ninguno que ha vivido la muerte de un ser querido cercano. Puede ser que cuando
los familiares han tenido la oportunidad de prepararse para la muerte venidera de los seres
queridos, parte del pesar se lleve a cabo mientras el familiar todavía vive. En tales casos, el
proceso de tristeza aguda en la secuela de una muerte puede durar no más de dos años.
Conmemoración
94
Los memoriales fijos son los más comúnmente asociados con la muerte: una lápida,
una estatua, una placa, una cruz u otra cosa física que simbolice la vida o muerte del
individuo. Algunas veces una persona es recordada a través de memoriales de vida como un
fondo de becas, una actividad (caminatas o juegos) o la dedicación del trabajo de un
sobreviviente.
Debe notarse que muchas personas experimentan más depresión al final del segundo
año después del desastre, que al final del primer año. Esto parece deberse al hecho de que,
para el segundo año después del desastre, muchas personas, no afiliadas con el desastre, se
olvidan de él. Los sobrevivientes se sienten usualmente abandonados y traicionados.
Exprese sus reacciones por medio de la escritura, el diálogo, la actividad física, lo que
le sea más cómodo. Es difícil no pensar en las posibles maneras en que pudo haber evitado
la tragedia, pero tiene poca utilidad pensar en lo que pudo haber pasado.
95
Manténgase en contacto con los seres vivos: familiares, amigos, niños, mascotas,
plantas. Muchas veces la necesidad de darle de comer a una mascota o de regar una planta
puede ser una experiencia que le conecte con la vida.
Pregunte a los sobrevivientes cómo puede ayudar, pero ofrezca opciones prácticas:
obteniendo información sobre los problemas que están enfrentando, cortando el césped,
preparando comida, cuidando a los niños en una fecha específica, arreglando transporte.
Déjelos decidir si quieren ayuda antes de actuar. No irrumpa en la casa de un sobreviviente
sin su permiso.
Intervención en crisis
La notificación de muerte es un tipo de intervención en crisis que es particularmente
sensitiva. Para propósitos de nuestra discusión, en este capítulo usaremos los escritos de
Roberts (2000) y Myer (2000). Nadie quiere saber de la muerte repentina de un ser querido.
En la mayoría de casos, la notificación de muerte en sí es un evento traumático y el
socorrista, inicialmente, es percibido como la fuente del trauma. Los elementos de la
intervención en crisis —seguridad, ventilación y validación, y predicción y preparación— son
críticos en la notificación de muerte, pero otros asuntos también salen a la superficie
(Roberts, 2000).
96
Estabilidad
Los sobrevivientes que están físicamente seguros, pueden todavía sentirse inseguros.
Los individuos que han sobrevivido a la muerte de un ser querido no siempre están
preocupados por su propia seguridad, pero sí necesitan que se les dé cierto sentido de
estabilidad.
por leyes de confidencialidad, al menos dentro de los límites de esas leyes. Puede asegurarse
la confidencialidad de la comunicación cuando los sobrevivientes hablan con socorristas que
ofrecen primeros auxilios psicológicos, que están éticamente comprometidos en mantener la
información en privado. Si existe una limitación en la confidencialidad, por parte del
respondedor, se debe expresar, pues puede haber razones legales o políticas por las cuales no
se pueda comprometer a garantizar la confidencialidad. Lo mismo en el caso de que estén
presentes otras personas y el respondedor en crisis no puede garantizar su confiabilidad.
Reafirme a los sobrevivientes que sus reacciones son aceptables y normales. La razón
de saber el grado de las reacciones de crisis y sus diferentes manifestaciones es para que los
voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos, puedan decirle a los sobrevivientes
que no se están “volviendo locos” y que tales patrones de respuesta son normales. Es
importante advertirles a los sobrevivientes, de las reacciones comunes de tristeza y
asegurarles de la validez de tales reacciones. Los sobrevivientes deberán entender que los
miembros de la familia, amigos y otros pueden reaccionar de manera diferente a la
notificación de la muerte, pero que las diferentes reacciones de tristeza y de crisis son
normales.
Ayude a los sobrevivientes a tomar el control de los eventos que pasan alrededor de
ellos. Pregúnteles dónde querrían sentarse y hablar para que puedan tomar decisiones
iniciales sobre su ambiente. Pregúnteles si les gustaría un vaso de agua o una bebida mientras
hablan. Ofrézcales un refrigerio, si está disponible. Pregúnteles sus nombres y cómo les
gustaría que los llamara mientras hablan con usted.
importan a otros (tal vez dando pequeños regalos de fotos, ornamentos, jabón o shampoo,
animales de peluche); o espiritualmente seguros (participando en un rezo o meditación).
Ventilación y Validación
Myers (2000) indica que la ventilación se refiere al proceso de permitir que el
sobreviviente “cuente su historia.” Los sobrevivientes frecuentemente necesitan contar su
historia del desastre una y otra vez. Cada vez que se es contada puede tomar diferente forma.
Ocasionalmente las diferencias se deberán a problemas de memoria.
Los sobrevivientes pueden expresar sus reacciones a través del arte, danza, música,
oración u otras formas de ventilación. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios
psicológicos pueden alentar a “contar la historia” haciendo preguntas apropiadas y
comprometiéndose en escuchar activamente. Cuando se alienta a los sobrevivientes a hablar
sobre sus experiencias, los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos deberán
recordar que el lenguaje corporal, las expresiones faciales y el tono de voz son tan
importantes como las palabras utilizadas en la conversación.
Sugiere Roberts (2000), que al hablar con un sobreviviente se debe inclinar hacia delante
en su silla o inclinar su cabeza para indicar atención. Mantenga las expresiones faciales
99
generalmente neutras, pero refleje preocupación o tristeza cuando sea apropiado con el
contenido de la historia de la víctima. En la mayoría de casos, es importante mantener
contacto visual con los sobrevivientes. Sin embargo, en algunas culturas, puede ser más
apropiado ver ocasionalmente al relator a los ojos, particularmente en conversaciones entre
personas de sexo opuesto.
Haga preguntas de este tipo: “¿Cómo cree que eso pasó?” “¿Cuáles cree que fueron
las razones para eso?” Nunca haga preguntas “por qué”. Comience conversaciones con:
“¿Cuándo pasó esto?” “¿Dónde estaba cuando pasó?” “¿Con quién estaba usted?” “¿Qué
recuerda haber visto, oído, olido, tocado o probado en ese momento?” “¿Qué hizo?” Haga
preguntas de seguimiento, si es necesario, con preguntas tales como: “¿Cómo reaccionó a
eso?” “¿Tenía miedo?” “¿Estaba enojado?” “¿Qué lo hace creer que usted está equivocado?”
a otros. Escuche, resuma; y recuerde que está ayudando a sobrevivientes a desarrollar una
narrativa para el evento y a crear palabras para describir sus reacciones emocionales.
Una de las funciones de los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos es
tratar de ayudar a los sobrevivientes a entender que la mayoría de reacciones a una crisis o
desastre no son anormales. La validación debería ser específica del contenido. Un voluntario
deberá referirse a la tragedia que ha pasado. La validación está basada en que los voluntarios
que ofrecen primeros auxilios psicológicos escuchen efectivamente.
Para validar y reafirmar las reacciones de los sobrevivientes, los voluntarios deberán
aprender no sólo a escuchar, sino también a estar conscientes de la habilidad para escuchar
lo que se está diciendo. Myer (2000) señala que escuchar tiene cuatro diferentes registros:
decodificar significados ordinarios; resonar estos significados por la vida de otro; despertar a
los significados para el sobreviviente que vive y habla; y comunicarse con ese sobreviviente a
través del diálogo.
Las palabras deben utilizarse con cuidado en la validación. Deje que los sobrevivientes
encuentren sus propias palabras y utilice las palabras de ellos en respuesta. Permita que los
sobrevivientes nombren sus propias reacciones, pero cuando repitan sus descripciones,
provéalos con sinónimos de sus respuestas. Discúlpese si utiliza palabras que perturben a los
sobrevivientes o palabras que ellos dicen ser inadecuadas para su situación. Evite frases
despreocupadas.
En algunos momentos, una validación útil puede ser el repetirles los elementos clave
de sus historias a los sobrevivientes. También confirma lo que los voluntarios que ofrecen
primeros auxilios psicológicos creyeron haber oído.
Deje que los sobrevivientes hablen por el tiempo que quieran, pero cuando haya una
pausa, valide lo que se habló (si tiene alguna razón para limitar el tiempo de la discusión,
indique cuáles son esos límites desde el inicio de la plática). No asuma nada. Los
sobrevivientes le dirán qué pasó y cómo reaccionaron.
Predicción
Ayude a los sobrevivientes a predecir los temas prácticos que enfrentarán en la secuela
de una tragedia. Una de las preocupaciones más importantes para los sobrevivientes es “¿qué
va a pasar después?” Pregúnteles sobre los problemas que creen que tendrán en los
próximos días o meses. Si hay algunos que pueda predecir usted y que ellos no se dan cuenta
que pueden ocurrir, deles tanta información concreta sobre tales temas como pueda.
Predicciones Prácticas
Algunos sobrevivientes tendrán que relocalizarse después de una catástrofe. Esta
recolocación puede ser temporal o permanente. Pueden tener preocupaciones sobre qué
llevar, como contactar a familiares o amigos y qué tipo de transporte será provisto.
Los sobrevivientes deben ser advertidos de la posibilidad de que los medios quieran
entrevistarlos o quieran transmitir historias sobre el desastre. Algunas veces, la manera en
que la historia del desastre es tratada por los medios puede causar un gran enojo y congoja
para las víctimas y sobrevivientes.
Preparación
Además de predecir lo que puede pasar en la secuela de un desastre, ayuda el que los
voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos asistan a los sobrevivientes a prepararse
y a planificar para tales situaciones.
Provea a los sobrevivientes con tanta información como quieran y necesiten, sobre
ayuda financiera, seguro y compensación para cumplir con sus preocupaciones financieras.
Ayúdelos a llenar formatos, si es necesario.
exacta y verdadera sobre el periodo de tiempo que será capaz de asistirlo y lo que pueden
hacer cuando usted ya no esté disponible.
Ayude a los sobrevivientes a decidir qué cosas pueden hacer para lidiar con
problemas específicos; y si hay algunos en los que ellos no tienen la capacidad de lidiar con
ellos, provéales asistencia una vez han decidido sobre un plan de acción en particular.
Infórmeles a las víctimas y a los sobrevivientes cuáles son sus derechos en el sistema de
justicia criminal. Dígales cómo ejercer estos derechos. Déjeles saber qué derechos tienen las
víctimas en su país.
Notificación de muerte
Para los sobrevivientes, el comienzo de sus reacciones a la muerte de seres queridos
es el proceso de la notificación del fallecimiento. Es importante que la noticia sea manejada
tan bien como sea posible, porque es el punto crítico del trauma para la mayoría de
sobrevivientes (James y Friedman 1998). Si se hace apropiadamente, puede comenzar el
proceso de curación. El “pariente más cercano” puede ser un padre, un hermano o un
cónyuge, pero hay más miembros de la familia que necesitan notificación y que pueden
reaccionar con emociones fuertes.
Si hay duda de quién murió y la identidad de los fallecidos necesita ser confirmada,
póngale claro a la persona que, mientras a usted no le den evidencia de que el ser querido ha
muerto, la determinación final de la identidad seguirá siendo investigada. Si habrá una
demora en la identificación o hay una posibilidad de que nunca haya una identificación final,
recuerde mantener informados a los sobrevivientes de cuáles son las circunstancias.
106
Uno de los servicios de apoyo es transportar al familiar hacia y desde el lugar donde
se verá el cadáver; recuerde que los seres queridos cercanos pueden no estar listos física y
emocionalmente para manejar un automóvil.
El socorrista debe estar preparado para ser un defensor ante el examinador médico,
el forense y el director de la funeraria. Algunos de estos profesionales tratan de prevenir que
los observadores tengan contacto con el cuerpo para proteger a los sobrevivientes del
impacto de la muerte. Un defensor puede ser de ayuda en sobreponer tal resistencia.
Conclusión
107
No hay manera de prepararse para todos los eventos traumáticos que impactan a la
comunidad, ni tampoco una manera metódica de responder, excepto el hecho de ser
llamados por personas en necesidad. Igualmente, mientras que los socorristas del equipo no
son usualmente los primeros respondedores escogidos para proveer notificación de muerte,
usualmente son los primeros respondedores que dan notificación de muerte debido a la
necesidad de la emergencia.
108
Capítulo X
La crisis y etapas del desarrollo sicológico
Sigue reportando Erickson (1980), que a medida que los niños se mueven hacia la
preadolescencia, comienzan a desarrollar un sentido de identidad personal y hacia el proceso
de construcción de la autoestima. Los adolescentes sanos utilizan la base de la autoestima
para comenzar a trascender las influencias del ambiente y moverse hacia la creación de sí
mismos a través de la música, la danza y la generación de creencias en un proceso de
autoactualización. Su necesidad en esta etapa es de estructura y estabilidad en sus vidas para
que tengan la oportunidad de creación.
En cualquiera de los lados del espectro de la edad, los asuntos clave de desarrollo son
asociados con el crecimiento o declive del funcionamiento. Estos asuntos incluyen: cambios
físicos y mentales, procesamiento cognitivo y emocional de la información, actitudes hacia el
cambio, estilos de comunicación, relaciones primarias y status percibido o poder en el
ambiente social (Erickson, 1980).
110
En los adultos, los cambios físicos y mentales se relacionan con sus habilidades para
construir sobre la base del crecimiento durante la niñez. Tienen la capacidad de incrementar
el funcionamiento del cerebro a través de la educación y la experiencia.
Para los ancianos, los cambios físicos y mentales usualmente se caracterizan por una
disminución en las habilidades. Sus cuerpos pueden compactarse, causándoles que pierdan
algo de su altura de adultos. Sus sentidos se vuelven menos agudos. Disminuye la vista; la
pérdida del oído hace que los sonidos sean confusos; la percepción de los olores y los
sabores disminuye en intensidad y puede ser alterado el sentido del tacto por dolor o
entumecimiento. La estructura y química del cerebro también puede cambiar. La mayoría de
las personas de 60 años de edad o mayores tienen problemas para recordar.
periodos de tiempo. Es por esta razón que el tiempo es experimentado como un proceso
lento. La falta de memoria del pasado y la falta de entendimiento de futuras posibilidades
contribuyen al hecho de que los niños se centren en las actividades y eventos del presente
día.
Los ancianos tienden a tomar lo que han aprendido y saben, y lo unen con el
entendimiento de un significado en la vida. Muchas culturas buscan a los ancianos por su
sabiduría. Debido a su experiencia, los ancianos usualmente dependen de la rutina, hábito o
tradición para la solución de problemas.
La mayoría de individuos en sus años medios han adquirido un equilibrio que está
marcado por rutinas diarias, mensuales y anuales. Incluso aquellos que trabajan en
situaciones de crisis en base regular, aprenden a acomodar esas crisis de una manera
rutinaria. El cambio puede ser visto como interrupción a pesar de que los adultos
frecuentemente han aprendido habilidades que los ayudan a manejar el cambio.
Métodos de comunicación
Erickson (1980) indica que la principal manera en que los seres humanos se expresa
también se relaciona con la edad. Los niños y jóvenes inicialmente dependen de la expresión
física para la comunicación y gradualmente, al absorber el lenguaje, se vuelven verbales. Los
infantes se comunican a través del ruido y la acción física. En la niñez temprana y hasta la
adolescencia, las formas de juego permanecen como los métodos principales de ventilación.
Los juegos, la danza, el ejercicio o el deporte también pueden servir como modos de
expresión. A medida que los jóvenes se vuelven adultos, se pone un mayor énfasis en el valor
social de la comunicación a través de la lectura, la escritura y el habla. También hay evidencia
de que la habilidad lingüística contribuye al desarrollo del cerebro y al funcionamiento
mental. Algunas veces el analfabetismo o la inhabilidad para hablar el lenguaje primario del
país, interfiere con el desarrollo de las habilidades de comunicación.
Los adultos (Oriol, 1999) en sus años medios se enfocan en las habilidades de
comunicación verbal. El traducir pensamientos y reacciones en narrativas es importante para
el proceso de entendimiento de esos pensamientos y reacciones.
Por esta razón, muchas personas mayores encuentran confort al regresar a expresarse
a través de medios físicos. Cantar, bailar o mecerse al compás de la música puede ser una
forma de comunicación alcanzable. Aunque no puedan ser capaces de describir qué les pasó
en un día en particular, si se recrean visiones o sonidos, pueden ser capaces de identificarlos.
Relaciones primarias
Los seres humanos son animales sociales y a través de mucha parte de su vida esto es
demostrado por las relaciones en las que invierte más tiempo y cuidado. Estas relaciones son
afectadas por las etapas de desarrollo.
113
Los niños y jóvenes comienzan sus vidas con sus relaciones primarias basadas en sus
padres y los miembros de su familia inmediata. Sin embargo, a medida que crecen, su
enfoque cambia hacia sus compañeros.
Para aquellos en sus años medios, las relaciones primarias permanecen con sus
compañeros, ya sean amigos, compañeros de trabajo, hermanos o parejas. Mientras los
padres usualmente aman y cuidan a sus hijos con gran intensidad, ellos buscan el apoyo
mental y emocional dentro de grupo de su propia edad.
Generalmente se piensa que los niños son muy importantes: son la siguiente
generación y el gran recurso de una nación. Sin embargo, debido a que tienen poco acceso al
verdadero poder, pueden ser ignorados, descuidados o abusados.
Aquellos que están en los años medios, ejercen los niveles más altos, tanto de status
como de poder. Son lo suficientemente grandes para tener acceso a fuentes de poder y son
lo suficientemente jóvenes para todavía ser considerados un recurso de valor.
114
Trauma en Niños
Erlichmann (1999) señala que los eventos traumáticos experimentados por niños
tienen un efecto particularmente dañino. El trauma puede afectar directamente el
crecimiento y el desarrollo de las respuestas en el cerebro de un infante e interferir con su
habilidad de desarrollar un sentido de equilibrio funcional con el mundo. Compromete el
sentido de seguridad y estabilidad del niño e invade la construcción de identidad e integridad
personal. Puede romper la formación de relaciones e interacciones sociales apropiadas.
Herman (1997) señala que es importante que los socorristas que ofrecen primeros
auxilios psicológicos entiendan las etapas típicas de desarrollo de los niños y sus reacciones al
trauma, y también la forma en que las reacciones traumáticas se relacionan con las reacciones
de tristeza, para así proveer intervención directa en crisis en las escuelas y comunidades y
para entrenar a padres, profesores y otros voluntarios que ofrecen primeros auxilios
psicológicos en la mejor manera de responder cuando los niños han sido traumatizados.
Los niños pequeños pueden tener sólo memorias físicas de un evento, sin tener
palabras para poner en la memoria. Incluso si son verbales, pueden no ser capaces de
integrar las percepciones sensoriales en un entendimiento narrativo del hecho. Por lo tanto,
frecuentemente una memoria puede enfocarse en una impresión específica asociada con
amenaza o daño.
Los niños procesan las reacciones traumáticas y la tristeza más lentamente que los
adultos debido a sus procesos de desarrollo. No entienden totalmente el impacto del trauma
o la permanencia de la muerte. Ellos no mantienen la ansiedad de forma consciente ni la
tristeza por largos periodos de tiempo. Los niños generalmente no niegan la realidad cuando
sucede, pero como no tienen una realidad alterna, puede ser emocionalmente más dañino y
el impacto cognitivo puede tomar años en repararse.
Erickson (1990) nos presenta las siete etapas de crecimiento del niño. Nos sugiere
Erickson que si el trauma y la tristeza inhiben, retardan o causan que el niño se “salte” una
etapa de desarrollo, habrá una necesidad de regresar a esa etapa a la luz de la tristeza
traumática (Erickson, 1990).
Los infantes inicialmente experimentan a sus madres como una extensión de ellos
mismos, sin ninguna distinción clara entre ellos y otros. A medida que crecen, se vuelven
más conscientes de la diferenciación, pero todavía miran a los principales voluntarios que
ofrecen primeros auxilios psicológicos como personas para cumplir exclusivamente sus
necesidades. Dependen de los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos para
seguridad, estabilidad y el funcionamiento diario.
Cuando los infantes pierden a un cuidador (madre o padre) a través del trauma o
muerte, sufren de un sentimiento de abandono hasta su vida adulta, a pesar de que no tienen
memoria cognitivas de la persona que murió. A medida que los infantes superan los 2 años
de edad, comienzan a explorar su propia independencia y autonomía. Sin embargo, necesitan
un reaseguramiento constante de que los voluntarios que ofrecen primeros auxilios
psicológicos adultos estarán disponibles cuando los necesiten. Si el infante o niño que
empieza a caminar es expuesto a un evento traumático, la exposición lo puede dejar
entumecido y mudo.
Preescolares (2 a 6 años)
117
Los niños pueden no ser capaces de discutir eventos en términos de tiempo, porque
su entendimiento de conceptos se relaciona sólo con preocupaciones concretas o personales.
Si se les pregunta a los niños cuándo pasó algo —en términos de un mes, día o años—
pueden no ser capaces de responder. Pero si se les pregunta si un evento sucedió antes o
después de su cumpleaños, de fiestas especiales, al comienzo del colegio u otros eventos
significativos, o si un evento sucedió cuando las hojas estaban cafés o cuando estaba
nevando, es probable que provean una respuesta razonable. También pueden estar
confundidos de dónde pasó algo porque no pueden identificar las características que
distinguen el ambiente alrededor de ellos. Sin embargo, pueden estar muy conscientes de su
posición física específica al momento del suceso y dónde pudieron haber estado con relación
a otros.
Los niños a esta edad están comprometidos activamente en descubrir un mundo más
grande que el hogar o la familia inmediata. Este papel de descubridor es necesario para
alcanzar mayor independencia en las habilidades físicas, pero esto es bastante retador. Los
niños deben aprender que pueden confiar en su ambiente para mantenerse algo estables, si
van a estar aventurándose hacia nuevos mundos. El trauma y la pérdida que afectan su lugar
y estilo de vida seguros, su cuidador o la manera en que miran sus alrededores interfiere con
el desarrollo de un entendimiento de confianza y estabilidad. Algunas veces crean sus
propios ambientes de estabilidad. El dispositivo de comunicación más común para el niño
preescolar es el juego. Su habilidad verbal puede ser buena, pero su estabilidad permanece
más intacta a través de la “acción”, que a través del lenguaje.
Los niños pueden utilizar el pensamiento mágico para construir realidades alternas
cuando el mundo a su alrededor es doloroso. En el mundo de hoy, algunas veces pueden
confundirse con lo que es “real” en la televisión y lo que es la vida real.
118
Los niños se vuelven menos egocéntricos y desarrollan una habilidad para ver las
cosas desde la perspectiva de otra persona. Sin embargo, esta habilidad puede incrementar
los sentimientos conflictivos sobre la muerte de otra persona o un evento traumático. El
fallecimiento de un hermano puede causar que un niño le tenga miedo a su propia
mortalidad, se sienta mal porque su hermano se fue, se sienta enojado con sus padres por
estar centrados en su pesar y olvidar al niño sobreviviente o sentirse culpable por haber
deseado que muriera su hermano en algún momento.
Los niños en edad escolar se relacionan mucho mejor con el tiempo y el espacio. En
parte esto sucede porque comienzan a desarrollar relaciones con otras personas y objetos
fuera de su propio hogar. El hecho de que tengan que estar en el colegio en ciertos
momentos y días les da un marco de referencia más preciso. Los días de la semana ahora se
distinguen de los fines de semana. Sin embargo, la creciente independencia de los niños del
hogar significa que deben, cada vez más, confiar e invertir en nuevos nexos.
a desarrollar un sentido de identidad, rutina y equilibrio, los que han sido traumatizados
aprenden que la inestabilidad y la disrupción son una realidad.
Speier (2000) indica que los preadolescentes pocas veces piensan en el proceso de
envejecimiento como algo que pueda ocurrir en sus vidas —un futuro tan distante que es
inconcebible—. Mientras algunas personas jóvenes pueden sentirse estimuladas al sobrevivir
120
a un desastre, después, en la secuela, pueden sentir más agudamente una pérdida de control y
autonomía, muchas veces manifestada en la inhabilidad de moverse o sentir.
En la adolescencia temprana, los niños se preocupan por las relaciones con los
compañeros y comienza a desconfiar o a retar las interpretaciones de los adultos sobre el
mundo. Esto es particularmente cierto cuando perciben que los adultos fallaron en
protegerlos de un evento traumático o muerte repentina de un ser querido. Añoran seguir
siendo niños pequeños, protegido del daño, pero cuando no encuentran refugio, pueden
arremeter en contra de aquellos que pudieron haber tratado de ayudarlos.
Saylor (1988) indica que a esta edad, el comportamiento de los adolescentes se vuelve
inconsistente. Frecuentemente aman y odian a la misma persona en el mismo momento. El
enojo puede manifestarse como ira y la tristeza puede volverse suicida. Como un corolario
de su necesidad de independencia, usualmente tienen una gran necesidad de privacidad y,
por lo tanto, se vuelven muy reservados. Las confidencias pueden ofrecerse esporádicamente
y pueden estar salpicadas de mentiras cuando se comparten con adultos. Los secretos
pueden también volverse un mecanismo de enfrentamiento, cuando las personas jóvenes
tienen miedo de que sus emociones no sean toleradas por otros. Cuando la proximidad de la
muerte afecta a los adolescentes, es en absoluto contraste a sus deseos de ver la muerte
como parte de un futuro distante y su sentido inherente de inmortalidad.
La pérdida real o percibida de un padre puede ser más traumática que la crisis en sí.
La pérdida de un padre puede afectar el modo en que los niños enfrentan el mundo en la
edad adulta. Debido a que los niños tienden a modelar sus propios comportamientos en los
122
de los padres, la pérdida de un padre puede tener un impacto en las propias habilidades de
los niños para ser padres. Puede tener un impacto en la manera en que el niño enfrenta otras
adversidades y el modo en que asumirá el trauma cuando sean adultos.
En el proceso de enfrentamiento del trauma, las personas tienen poca habilidad para
enfrentar la finalidad e impacto de la muerte. Sus habilidades pueden ser obstruidas, ya que
los problemas del trauma tienden a ser reexperimentados repetidamente debido al
involucramiento del sistema de justicia criminal, la litigación civil o las reflexiones de los
medios. La tristeza también puede ser confusa debido a la extensión de las pérdidas. Alguien
querido ha muerto, pero el evento traumático también pudo haber causado que el
sobreviviente sufriera una pérdida de fe o confianza en el mundo, una pérdida de inocencia o
la creencia en ciertos valores, una pérdida del sentido de identidad o propósito o una pérdida
del significado de la vida.
123
Los patrones del trauma y la tristeza de los niños son similares a los de los adultos, pero se
manifiestan de manera diferente. A medida que los niños maduran, deben reprocesar el impacto del
trauma y la pérdida en el contexto de su desarrollo. La pérdida de un padre para un infante puede
generar pesar en términos de un cuidador amoroso; para un niño en edad escolar, en términos de la
ausencia de un maestro, de una figura de autoridad, del padre percibido por nuevos amigos y
compañeros, para los preadolescentes, en términos de la ausencia de un modelo de roles sexuales o
del sentido de identidad creciente del niño; para el adolescente, en términos de la ausencia de un
patrón de estabilidad e independencia; en un adulto joven, en términos de un compañero amoroso y
un amigo. El significado del evento traumático también puede cambiar a través del desarrollo del que
sufre. Las memorias de un trauma repentino son reprocesadas en actividades y actitudes.
Los estilos de comunicación de los niños varían de los de los adultos. Los
niños se comprometen en actividades para enfrentar el trauma y la tristeza. Con
niños pequeños, estas actividades involucran juego espontáneo, usualmente con
objetos u otros niños que están disponibles prontamente. Los niños mayores y los
adolescentes también se comprometen en actividades para expresar sus reacciones.
124
Estas actividades pueden incluir deportes, drama, danza o canto. Las actividades
relacionadas con el trauma y el pesar pueden ser esporádicas y repetitivas.
Algunos adultos tienen creencias espirituales que los ayudan a enfrentar el trauma y
la tristeza. Los niños pueden no haber desarrollado completamente tales creencias y el
trauma se entromete en su concepción de la vida y de la muerte. Por otro lado, para los
niños que creen en Dios, puede darse una desilusión frente a sus creencias, pueden creer que
Dios los ha traicionado. Las preguntas espirituales que pueden acosar a los adultos también
les ocurren a los niños, pero ellos pueden resolverlos de maneras que destruyen la fe.
Pérdida y muerte
Las experiencias y los conceptos de pérdida y muerte están entrelazados
cercanamente. La muerte es frecuentemente expresada como una pérdida de vida. Alguien
ha muerto y se ha “perdido” para sus sobrevivientes. Se habla usualmente del fin de las
relaciones o de ciertos periodos en la vida a través de la imagen de la muerte: el divorcio
puede experimentarse como la muerte de un matrimonio; las memorias del pasado pueden
ser pensadas como viejas, gastadas o muertas. Las reacciones de tristeza son normales
cuando se ha perdido cualquier cosa. Cuando alguien o algo se ha ido para siempre, la
tristeza puede ser abrumadora.
El concepto de la muerte puede ser más difícil de entender para los niños cuando no
hay algo tangible o evidencia física de la finalidad. También es difícil para los niños
comprender o aceptar la permanencia de la muerte.
Negación
Los adultos frecuentemente reaccionan a la notificación de la muerte traumática con
la negación. No pueden creer que alguien que ellos aman esté muerto o que murió debido a
un desastre o accidente. La negación ocurre porque la muerte no entra dentro de la
perspectiva del adulto de una vida cotidiana normal. El trauma puede no ser extraordinario
— la muerte pasa rutinariamente en el mundo de hoy—, pero la muerte traumática en la vida
de un individuo en particular es extraordinaria para esa persona.
125
A los niños les falta la habilidad para negar el trauma y la muerte porque no tienen
una perspectiva totalmente formada de la vida normal. Viven en un mundo temporal que es
el presente. Lo que ocurre hoy es realidad, incluso si es una realidad horrible. Si tienen poca
experiencia con la pérdida o la muerte, tienen poca experiencia en lidiar con las emociones
que acompañan esa pérdida o muerte. No la niegan, pero pueden ser incapaces de sostener la
tristeza o los miedos que enfrentan.
Las pérdidas causadas por la muerte son identificadas de manera concreta por un
niño; las explicaciones sobre la muerte y la pérdida son con frecuencia interpretadas
literalmente. Extrañan el comportamiento del fallecido —hábitos, rutinas, actividades que
aprendieron a esperar en sus vidas—. Extrañan los recordatorios físicos del fallecido,
particularmente si los adultos han removido la ropa, propiedad personal o fotografías de la
casa o escuela del niño. También extrañan al fallecido cuando ya no hace parte de su vida. Si
ha muerto el padre de un niño, la hora de la cena puede ser particularmente traumática
porque el padre no se sienta en su lugar usual. Los niños pueden añorar las oportunidades
para discutir los eventos de la vida en curso con la persona que ha muerto y quien servía
como un consejero durante su vida.
reacciones traumáticas—, cada niño es diferente y único. Algunas reacciones pueden ser
ilustradas de la siguiente manera.
Culpa o autoculpabilización
Los niños usualmente creen que sus pensamientos o sentimientos pueden causar que
sucedan las cosas. Si desean que alguien muera y luego eso sucede, ellos pueden creer que sus
pensamientos hicieron que la muerte sucediera. Pueden sentir que si hubiesen sido mejores
personas, Dios no hubiera dejado que esto les pasara. Pueden tener sentimientos profundos
de culpa por las veces que estuvieron enojados o se comportaron mal con los fallecidos.
Retraimiento a la fantasía
Los niños utilizan la fantasía para escapar de la realidad. Pueden imaginarse finales
“de salvación” de un evento traumático que resultó en muerte o destrucción. En algunos
momentos, sus fantasías involucrarán verse como el salvador del evento o en otros pueden
imaginar a un ser querido como un súper héroe.
Educación y aspiración
128
Algunos niños pueden lidiar bien con el trauma, porque visualizan el evento
traumático como algo a lo que deben sobreponerse a través de su aprendizaje y actividades
físicas. El alfabetismo ayuda a los niños, porque les provee de un método de aprendizaje
sobre lo que pasó y comienzan a procesar y entender sus dimensiones. La escuela puede
proveer una bienvenida asistencia a un niño traumatizado porque es rutinaria y el niño sabe
qué esperar. Las lecciones que tienen un objetivo y metas definibles ayudan a los niños a
concentrarse y adaptarse.
Espiritualidad
Los niños pueden lidiar mejor con el trauma si tienen una creencia en Dios. O
pueden creer que están comunicándose con el ser querido que ha muerto y que ven el
fantasma o espíritu del ser querido. Esto no es un pensamiento aterrador para muchos niños,
sino un confort a medida que continúan creciendo y desarrollándose. Algunos dependen de
una creencia en un Dios amoroso para ayudarlos a través de los momentos en que se sienten
solos y con miedo.
Debe ponerse atención para ayudar a los niños a desarrollar una narrativa o una
historia de la muerte de su ser querido. Los componentes clave de tal historia incluyen poner
la muerte en el contexto de tiempo y espacio, entendiendo claramente lo que observaron, y
clarificando cualquier percepción incorrecta particular, y asistiendo a los niños a medida que
buscan un significado o propósito en lo sucedido.
Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos deben recordar que los
niños necesitan tomar el liderazgo en la definición de los términos de la discusión o
expresión. Cuando sea posible, las preguntas de los niños deben ser contestadas con hechos
y sencillamente. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos deben escuchar
129
con cuidado las preguntas para no hacer suposiciones sobre lo que el niño sabe o quiere
saber. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos usualmente caen en la
trampa de proveer demasiada información en respuesta a una pregunta.
Speier (2000) sugiere las siguientes pautas para establecer seguridad y estabilidad en
los niños. (1) Responda y provea oportunidades para que los niños reciban contacto humano
físico positivo, para reafirmar sus necesidades de confort sensorial y cuidado. (2) Ayude a los
niños a dormir suficiente. Esto puede involucrar el responder a la preocupación de un niño
sobre la seguridad de su cuarto u hogar, asegurarse de que alguien esté disponible para
proveer reaseguramiento después de pesadillas o disturbios en el sueño o proveer un
ambiente de calma antes de la hora de dormir.
Permita que los niños cuenten lo sucedido y hablen sobre la muerte y la pérdida.
Aliéntelos a contar o a desarrollar historias que los ayuden a explorar reacciones intensas
tales como el enojo o el miedo. Ayúdeles dándoles materiales para dibujar o pintar. La
actividad acompaña e inspira la comunicación con los niños. Asegúrese de que los niños
entienden las diferencias entre la vida y la muerte. Reasegúreles que la tristeza y el pesar son
una parte necesaria para sobrellevar la muerte de alguien a quien amaban. Ayúdelos a
describir y a entender reacciones de trauma y de muerte. Hable con ellos sobre lo que
observaron en las reacciones de padres, amigos u otros adultos significativos. No minimice
130
sus pérdidas después del trauma. La muerte de una mascota o la pérdida de su osito de
peluche puede ser desgarradora para un niño.
Apoye a los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos en sus esfuerzos
de reaccionar apropiadamente. Ayúdelos a enfocarse en el futuro. Exhorte a los voluntarios a
que ofrezcan a los niños ayuda concreta e información sobre los hechos.
Métodos de intervención
Mucho de lo que hacen los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos
cuando hacen intervenciones, es tratar de ayudar a los niños a contar la historia de lo que
sucedió y cómo se sienten al respecto. Los siguientes métodos pueden ayudar a los niños a
sentirse cómodos contando sus pensamientos, emociones y preocupaciones.
Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos alientan a los niños a
contar una corta historia sobre el evento traumático, sobre la persona que murió o sobre
ellos mismos. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos pueden sugerir los
siguientes tipos de oraciones o frases introductorias:
• “Erase una vez una pequeña niña llamada Ester que estaba muy triste, porque...”
• “Hace unos días me levanté y estaba brillante y soleado y estaba muy alegre, pero
luego...”
• “Me gustaría contarte una historia sobre un bombardeo.”
Con niños más pequeños, los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos
pueden necesitar contar una historia corta. Puede ser útil para los voluntarios que ofrecen
primeros auxilios psicológicos contar una historia sobre su propia vida cuando alguien que
131
amaban murió. Mientras que esta técnica no es sugerida para ser utilizada con adultos, los
niños son usualmente muy curiosos sobre traumas similares a las suyos que han sufrido los
adultos.
Los niños traumatizados con frecuencia utilizarán automáticamente los juguetes para
reactuar el trauma y sus preocupaciones. Si los voluntarios que ofrecen primeros auxilios
psicológicos tienen una cantidad de juguetes disponibles en una caja, repisa o bolsa especial,
los niños pueden escoger su modo favorito de expresión. Los niños pequeños correrán a los
juguetes o inmediatamente preguntarán qué hay en la bolsa para poder jugar, tan pronto
como sea posible. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos pueden
observar que los niños empiezan a jugar sin que se les diga nada, mientras preparan cosas
como refrigerios o cuelgan los abrigos. Pueden unirse a los niños con preguntas neutrales
tales como “Eso parece interesante. ¿Qué estás jugando?” Los juguetes que frecuentemente
ayudan a contar historias son: bloques de construcción, carros, camiones, aviones, figuras
humanas, muñecas, animales de peluche, rompecabezas simples de personas o de caras de
personas.
Otra manera de ayudar a los niños es estimulando la conversación. Para los niños
que son articulados y verbales, las discusiones pueden tener un efecto curativo similar a
aquellos experimentados por muchos adultos que “hablan” sobre sus preocupaciones y
reacciones. Los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos pueden ayudar a los
niños a comenzar a discutir el trauma enseñándoles fotografías del fallecido, mostrándoles
una historia en video sobre la muerte y el trauma, leyendo una historia corta, poema o
parábola relacionada con la muerte y el trauma o presentando una noticia o artículo de los
medios sobre el evento para su crítica.
Algunos niños se benefician de la escritura creativa. Los niños en edad escolar y los
adolescentes usualmente encuentran ayuda el escribir sobre lo que les preocupa: los diarios,
cartas a los seres amados, prosa, poesía, artículos o libros de memorias. Los voluntarios que
ofrecen primeros auxilios psicológicos pueden ayudar a sugerir títulos de páginas en los
libros de memorias, que pueden ayudar a los niños a expresar sus potentes sentimientos.
Algunas ideas son:
132
• “El nombre de Víctor” El niño deletrea Víctor verticalmente hacia abajo y le agrega
una palabra a cada letra que refleje lo que Víctor significaba para el niño.
• “Lo que más amaba de Víctor es...”
• “Mi recuerdo más triste de Víctor es...”
• “Mi recuerdo más alegre de Víctor es...”
• “Mi recuerdo más chistoso de Víctor es...”
• “El pasatiempo, color, pájaro, música, comida, deporte de Víctor era...”
• “Si hubiera podido decirle adiós a Víctor, ¿qué hubiera dicho?”
El arte creativo es otra forma en que podemos ayudar a los niños. A los niños les
gusta dibujar, pintar, jugar con arcilla y hacer manualidades. Todos pueden ser medios útiles
para expresar el mensaje de tristeza y trauma. Pintar con los dedos y trabajar con arcilla son
artes desordenadas, pero pueden ayudar particularmente porque parecen ofrecer un
sentimiento de expresión más interactivo y visceral. La arcilla es frecuentemente relajante al
tacto, a pesar de que a algunos niños les gusta pegarle o apuñalarla cuando están enojados.
El lado negativo de utilizar arte no permanente es que algunos niños quieren guardar
sus creaciones porque la expresión de sus sentimientos es muy significativa para ellos. Sin
embargo, algunas veces es factible tomar fotografías del trabajo para preservar su memoria.
Cuando se trabaja con grupos, los voluntarios que ofrecen primeros auxilios psicológicos
pueden sugerir que el grupo cree un mural comunitario.
Las actuaciones dramáticas son formas importantes para lograr que los niños
se manifiesten. A la mayoría de niños les gusta jugar a actuar, particularmente si hay
disfraces o maquillaje disponibles, que les permiten involucrarse totalmente en ser
otra persona. También pueden utilizarse títeres.
partes de un acto o leer escritos de tragedias clásicas y modernas, les puede ayudar a
expresar sus preocupaciones sobre la muerte.
El uso de la música puede ser muy efectiva con niños pequeños. El escuchar,
tocar o cantar con la música puede ser una maravillosa liberación para los niños.
Provee una reconexión con el sentido del ritmo, así como al hecho de que ciertos
instrumentos musicales pueden hacer sonidos de eco de las reacciones de tristeza: el
enojo puede ser expresado a través de sonidos de tambores o una trompeta
resonando.
Conclusión
Este capítulo trata sobre los niños y los adolescentes. Tratamos de discutir la obra de
aquellos que han comenzado a formular un programa terapéutico para los niños.
Entendemos la importancia de prestar atención a los niños después de un desastre, ya que
usualmente los adultos están tan envueltos en sus situaciones que no prestan atención a los
niños o adolescentes.
134
Capitulo XI
GUATEMALTECA
por
Benjamín González1 y Evelin Morales2
Introducción
Se ha realizado este capítulo para ayudar a los socorristas, rescatistas y voluntarios que
trabajan en la Cruz Roja Guatemalteca. Ellos también son seres humanos y necesitan de
apoyo psicosocial, ya que viven a cada instante, en cada servicio, en cada desastre,
experiencias que son impactantes para su vida. Y si no reciben ayuda a tiempo, puede
haber consecuencias severas que afecten el desarrollo de su vida. Se ve a estas personas
como súper héroes, que son inmunes a lo que viven o ven en su trabajo. Pero esto no es
cierto, ellos también tienen sentimientos, son seres humanos como usted o como
nosotros, y necesitan también ser escuchados y apoyados. No sólo podemos ayudar a la
gente de la CRG, sino también a otras entidades de socorro, que viven las mismas
situaciones. A continuación conocerá más acerca de cómo poder ayudar a nuestros
voluntarios, socorristas y rescatistas.
Además, se ha vuelto más común que las personas, como profesionales o como
voluntarios organizados, provean apoyo psicosocial. Esta tarea ya no está relacionada
solamente con el Departamento de Salud, cuyos campos principales son el cuidado y la
protección. Algunos de los profesionales que se han involucrado en el área de proveer
cuidado son los trabajadores sociales, sacerdotes, doctores, psicólogos, personal de rescate,
policías, personal de enfermería, trabajadores de oficina y pedagogos.
135
Apoyo psicológico
Cuando los profesionales, como seres humanos, cuidan a otro ciudadano que sufre
de una crisis, ellos proveen apoyo psicológico y no intervención en crisis. Se da apoyo
psicológico, mientras el individuo traumatizado reacciona normalmente al evento
extraordinario que experimentó.
Intervención en crisis
La intervención en crisis es provista cuando se asume una necesidad de prevenir que
una persona traumatizada desarrolle síntomas anómalos después de una crisis.
Los trabajadores sociales y los psicólogos son los que comúnmente tienen que
enfrentar el apoyo psicológico. Durante un corto período, que es determinado de antemano,
proveen apoyo a las personas traumatizadas a través de conversaciones, asesoría y ejercicios
de deactivación.
Reciprocidad
La palabra clave en Guatemala, cuando se habla de profesionales que trabajan con la
protección y el cuidado, es dualidad —debe haber comunicación en dos vías—. El propósito
de la comunicación en dos vías es prevenir la enfermedad y hacer que el paciente/persona
angustiada recobre la salud tan rápidamente como sea posible. Esto se logra obteniendo un
conocimiento total de la situación. El voluntario en el área de apoyo psicosocial tiene que
invertir algún tiempo en el paciente, mostrar empatía e interés sincero a lo largo de la
conversación, para obtener una visión realista de la situación.
Muchas personas hablan positivamente del tipo de cuidado que han recibido de los
profesionales. Ejemplo:
“La ayuda y apoyo que recibimos de los Voluntarios de la Cruz Roja fue asombroso. Se dirigieron a
nosotros amablemente y hablaron. Entendieron cuando ya habíamos tenido suficiente. Así que vinieron y nos
apoyaron por turnos. Estuvieron pendientes de nosotros y nos hablaron.”
136
“Pensé que todo era manejado de una manera fría y cínica en los hospitales. Que no se pasaba tiempo con el
individuo. A pesar de eso, llamaron a personal adicional para cuidar de nosotros. Pasaron horas simplemente
hablando con nosotros. Esto es excepcional. Fueron forzados a abrirse y a compartir situaciones personales
para apoyarnos. Se quedaron y lloraron con nosotros. Al final estaban exhaustos, pero nos apoyaron lo mejor
que pudieron.”
Puede ser que las ONG o las asociaciones que organizan grupos de apoyo asuman
un papel significativo hacia los familiares, tanto en situaciones agudas como en la fase de
procesamiento después del incidente. Representan un recurso adicional para encontrar las
diferentes posibilidades de apoyo. Además, puede ser muy reconfortante compartir sus
propias experiencias con otros que han estado en situaciones similares.
Un gerente experimentó una lesión industrial muy traumática y decidió enfocarse en:
• La familia del fallecido.
137
La comunidad
Intervenciones de la comunidad
Cuando una comunidad ha sido seriamente afectada por una situación traumática,
sus reacciones y necesidades son usualmente diferentes a las de las organizaciones de
respuesta a emergencias. Los servicios que se pueden ofrecer a la comunidad deben ser
cuidadosamente diseñados para adaptarse a esa comunidad en particular. Por ejemplo, si un
grupo grande de personas ha sido afectado por una situación de desastre, es mucho más
productivo reunir a grupos grandes para una breve presentación de los posibles efectos del
estrés por un incidente crítico.
Esto también se observa cuando se habla de desastres, que por definición incluyen a
un gran número de personas lesionadas o muertas. La experiencia de shock puede ser
compartida con otros que han sido expuestos al mismo tipo de trauma
Los eventos traumáticos que no han sido procesados, pueden convertirse en una
enfermedad. La víctima sufre entonces de lo que se llama Desorden de Estrés Post-
Traumático (PTSD). El diagnóstico solamente se establece cuando se llenan varios criterios.
Sólo un pequeño porcentaje de los afectados desarrolla PTSD después de haber
experimentado eventos violentos y traumáticos.
139
Síndrome de fundición
De vez en cuando los socorristas tienden a olvidar sus propias necesidades. En la
situación específica de crisis, el socorrista hace un esfuerzo enorme en apoyar a la persona
traumatizada y puede descuidar sus propias necesidades. No es sino hasta que la crisis
termina, y la persona angustiada ya no necesita del apoyo del socorrista, que éste se siente
cansado. Si usted, como socorrista, descuida sus propias necesidades una y otra vez, puede
aparecer el síndrome de fundición.
Ser socorrista y miembro de la familia de algún afectado por una crisis, significa que
el socorrista es afectado igualmente y necesita procesar el incidente también. No importa
quién sea el socorrista —un profesional, un voluntario o un miembro de la red social— es
importante que él/ella sea apoyado también.
Supervisión
Una de las herramientas para asegurar apoyo al Socorrista y lo que él/ella ha
realizado, es la supervisión. La supervisión ayuda a resolver cualquier dilema que pudo haber
surgido en una situación de crisis. La supervisión puede proveerse en grupos de dos o más,
donde la atmósfera es segura y sin críticas. Cualquier problema o inseguridad que tenga el
socorrista se platica en el foro, y el supervisor hace preguntas que pueden ayudar al
socorrista a ver otras maneras de manejar la situación específica. Si la supervisión toma lugar
en grupos más grandes, los otros participantes pueden agregar sus ideas al tema. Por lo tanto,
el que tocó el problema no sentirá que tiene que resolverlo por sí mismo.
141
Nadie debe hablar, excepto el miembro del equipo que presenta la desmovilización,
pero si alguien quiere hablar puede hacerlo. No se permite tomar notas.
Sólo las personas que han sido liberadas de la escena particular por el resto del turno y
por el resto del día están desmovilizadas. Tal personal puede trabajar en otro lugar, pero no
en la escena del incidente de donde acaba de ser liberada. Esto, porque el proceso de
desmovilización incrementa la vulnerabilidad de uno a reacciones de estrés severas en la
143
escena del incidente, pero una escena diferente es vista usualmente como no asociada con el
incidente previo, y normalmente puede ser manejada sin problemas.
Ejercicios de demobilización
El ejercicio de demobilización se refiere al establecimiento de la terapia de grupo,
basada en conversaciones, con el propósito de prevenir el desarrollo de situaciones
traumatizantes. En estas sesiones, el grupo se beneficia al mostrar empatía y comprensión.
Se ha vuelto más y más común que los familiares se incluyan en el proceso del
ejercicio de demobilización, para que después todos los involucrados estén preparados para
hablar sobre el accidente.
144
Los primeros auxilios psicológicos son la clase de apoyo que todos pueden proveer en
situaciones críticas de la vida. Los temas clave son interacción y el acto de estar presente —
crear un sentimiento de seguridad y esperanza—. El apoyo no sólo se basa en implementar
ciertas técnicas, sino también en nuestra capacidad de relacionarnos con otros seres
humanos. La investigación refleja que las relaciones son de suma importancia en el proceso
de recuperación de un incidente crítico en la vida.
manejo del estrés basados en la comunidad, por el contrario, pueden estar comprendidos
solamente de Profesionales en Salud Mental.
a) Fase de pre-viabilidad
• Busque la aprobación de la administración para investigar la necesidad de una
Brigada y para establecer, si es necesario, una Brigada de Primeros Auxilios
psicológicos.
146
b) Fase de pre-establecimiento
• Reclute y seleccione miembros potenciales del equipo.
• Provea adiestramiento a los miembros potenciales del equipo.
• Establezca políticas, protocolos y procedimientos escritos para la operación del
equipo.
c) Fase de establecimiento
• Seleccione a los miembros del equipo.
• Escoja a los líderes necesarios.
• Establezca los comités necesarios.
• Coordine y evalúe el desempeño del equipo.
Algunos incidentes son tan poderosos emocionalmente, que los miembros del
equipo que estuvieron involucrados en el ejercicio de deactivación de tales incidentes,
pueden necesitar ser deactivados ellos mismos, preferiblemente por miembros de otro
equipo. En tales ocasiones, los deactivadores deben ser flexibles y permitir que los miembros
del equipo recuenten toda la historia en orden cronológico, para que todos puedan discutir la
extensión de su envolvimiento.
En ese momento, los miembros del equipo pueden aprovechar la oportunidad para
distribuir panfletos informativos sobre las metas y funciones de la Brigada de Primeros
Auxilios Psicológicos al final del adiestramiento. Los panfletos deberán contener un boceto
claro del procedimiento de llamadas del equipo y de los nombres y números de teléfono de
los contactos del equipo.
Mientras el tema tiene que ser discutido de un a manera franca y directa, debe
hacerse todo el esfuerzo para que la persona comprenda que necesita un descanso. Sin
embargo, debido a que los miembros fundidos del equipo pueden arriesgar el funcionamiento
adecuado del equipo, si las personas no comprenden su problema, entonces tendrá que
pedírseles que tomen un descanso.
Ejercicios de deactivación
Un ejercicio de deactivación se realiza con un grupo pequeño estructurado (6-8
personas) de personas que normalmente trabajan juntas y que han sido expuestas a un
evento traumático y que se reúnen a discutir sobre el evento. Ocasionalmente, es necesario
combinar varios grupos de personal de respuesta a emergencias y juntarlos para un ejercicio
de deactivación, pero sólo se hace cuando todas las partes estuvieron involucradas juntas en
el mismo incidente.
Tales reuniones se hacen tan pronto como sea posible después de un evento
traumático y no más tarde de ocho horas después. Cuando ocurre un incidente
particularmente traumático en el comienzo de un turno y el personal debe trabajar por el
resto de ese turno, ayuda mucho juntar al grupo y proveer un ejercicio de deactivación. Por
otro lado, si ocurre un evento traumático al final del turno, es mejor proveer un ejercicio de
deactivación antes de que el grupo se vaya a su casa.
Metas
149
Esperamos que este entrenamiento sirva mucho a todo el que esté presto a formar
parte de estos grupos, para que así puedan ayudar como es debido a su prójimo y sientan la
satisfacción del deber cumplido.
150
Capítulo XII
Sumario y Conclusión
El uso de un libro de esta naturaleza se presta para técnicos que vana trabajar con la
comunidad en tiempos de emergencias y desastres. Este libro consiste de once capítulos que
discuten en detalle el ciclo de los desastres. El ciclo del estrés y la crisis. Se presenta también
una discusión sobre perdida, duelo y pena. Sigue discutiendo las secuelas psicológicas por
edad. Culmina el libro con un capitulo de Morales y González con relación a los trabajadores
de emergencias.
151
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