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EL PAIS QUE SOÑAMOS

PROPUESTA DEL CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ


(CONEP)

El CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ (CONEP), organización


representativa de la comunidad evangélica en el Perú, pone a su consideración
como candidato a la Presidencia de la Republica, los temas que considera
centrales en la gestión gubernamental y que requieren atención prioritaria en
un país plural en términos sociales, políticos, culturales, lingüísticos y
religiosos, como el nuestro. Nuestro país necesita un gobernante que asuma
con valor proyectos de gobierno que tengan por objetivos centrales:

1. La defensa de la vida y dignidad humanas. Un Estado democrático


tiene el deber de cuidar, promover y defender en todo momento a cada
uno de sus ciudadanos independientemente de su raza, sexo, edad,
cultura o religión. Cuidar y defender la vida implica protegerla desde la
gestación en el vientre de la madre, crear las condiciones para que
todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades en términos de
una educación de calidad, acceso universal a la salud, trabajo digno y
con un salario justo, una vivienda digna, disfrute del tiempo de ocio, etc.

2. La lucha contra la pobreza y la extrema pobreza. En este campo es


urgente desarrollar políticas sociales que sean eficaces para reducir las
brechas que existen en nuestra sociedad entre ricos y pobres, así como
acciones sociales y políticas de contenido ético que rompan con la
indiferencia ante las diversas necesidades humanas y con el
individualismo egocéntrico fomentando la solidaridad. El Dios de la vida
exige en este campo justicia, bienestar para todos y la superación de las
pecaminosas desigualdades sociales y económicas existentes.

3. La lucha frontal contra la corrupción. La corrupción, arraigada en el


tejido social, exige una clara y firme voluntad política para cambiar
radicalmente la situación. La lucha frontal contra este flagelo que se ha
convertido en un problema sistémico, demanda una profunda
regeneración moral y ética de las personas y de las instituciones
privadas y públicas. El delito de corrupción debe ser imprescriptible y los
culpables sancionados sin distinción alguna.

4. La reconciliación nacional. En este país de “todas las sangres”


necesitamos reconocernos todos los ciudadanos como iguales ante Dios
y ante la ley, superando las diferencias, siendo tolerantes, justos y
solidarios en todo tiempo y lugar. La paz social debe descansar en la
justicia que repara, así como en el perdón administrado con justicia. Es
necesario que desde el Estado se impulse una consistente política de
reparaciones en atención a las recomendaciones de la Comisión de la
Verdad y Reconciliación.

5. La protección de la familia, la niñez y la adolescencia. Siendo la


familia el núcleo básico de la sociedad, desde el Estado y las
instituciones vinculadas al mismo, se tienen que articular e implementar
políticas sociales orientadas a su protección y afirmación como
institución natural en la cual los futuros ciudadanos reciben formación en
valores y aprenden a ser mujeres y varones de bien. Esta protección
pasa por articular políticas que promuevan familias saludables y políticas
de prevención para que los niños y adolescentes no sean victimas del
alcoholismo, las drogas, el pandillaje, la explotación laboral o el abuso
sexual.

6. El cuidado del ambiente. Corresponde al Estado, con la participación


de todos los ciudadanos, velar por el cuidado de la casa común de toda
la familia humana. Las políticas públicas de protección del ambiente y de
los pueblos originarios deben tener reglas de juego claras y firmes en las
relaciones con las empresas mineras, petroleras y madereras que
invierten o desean invertir en nuestro país. En este campo es
imprescindible el respeto de la dignidad de las comunidades andinas y
amazónicas y del derecho que ellas tienen de disfrutar de sus territorios
en los que habitan desde mucho antes de la existencia del Estado.

7. El diálogo y construcción de consensos. Los conflictos sociales,


manifestaciones de demandas no satisfechas desde el Estado, deben
ser resueltos no por el uso de la fuerza pública o las presiones políticas,
sino por el diálogo y la concertación que son instrumentos de la
democracia para resolver los reclamos de la población y para el logro de
la paz social. Autoridades, líderes sociales y ciudadanos en general,
tenemos que aprender a escucharnos mutuamente, ser tolerantes con la
opinión del otro y juntos buscar una solución justa a los problemas que
nos afectan. En tal sentido, es necesario consolidar la experiencia
acumulada y los consensos construidos sobre políticas de Estado en el
Acuerdo Nacional; en esta experiencia se cuenta con un importante
instrumento de gobernabilidad democrática.

8. Una democracia de ciudadanos(as). Nuestro país enfrenta grandes


fragmentaciones, desencuentros y tiene una gran diversidad de
identidades. Es, por tanto, necesario construir convivencias inclusivas.
Nosotros pensamos que desde el liderazgo gubernamental se puede y
se debe impulsar en el país una democracia de ciudadanos y
ciudadanas reales. En otras palabras, una sociedad donde quepan todos
y donde nadie se sienta extranjero en su propia tierra. Una democracia
en la que todos los ciudadanos puedan disfrutar de las bondades de
este hermoso país, y donde se sientan incluidos y actores de su
construcción y desarrollo. Ni las ideas, ni la edad, ni el género, ni la
cultura, ni la religión deben ser factores de discriminación.

9. Una economía que beneficie a todos. Es importante sostener un


crecimiento económico pero que garantice el bienestar de todos los
habitantes de este país. Somos conscientes de que los beneficios del
crecimiento económico de los últimos años, no ha alcanzado a amplios
sectores de la población. Por tanto, es urgente la adopción de políticas
de justa redistribución de la riqueza de cara a la construcción de un país
justo y más humano.

Esperamos que Ud. acoja este documento como expresión de un creciente


sector social que por su presencia en el tejido social del país, siente
profundamente las pulsaciones de la nación, particularmente, las expectativas
de los pobres y los excluidos, muchas veces frustradas y traicionadas.

Oramos a Dios para que en caso de recibir el voto favorable de la mayoría de


los electores, sea un instrumento de Dios para bendecir a todos los peruanos y
peruanas, administrando justicia en todas las esferas de la vida nacional y
defendiendo el derecho y respetando el imperio de la Constitución, los
derechos humanos fundamentales, la libertad de prensa, la libertad de
conciencia y de creencia y que el bien común sea el norte de su gestión.
Desde nuestra convicción cristiana le decimos que un gobernante ideal es “el
que practica el derecho y la justicia...el que defiende la causa del pobre y del
necesitado...”

Lima, mayo de 2011

Darío López Rodríguez Presidente DNI 08967286

Jorge Bravo Caballero Vicepresidente DNI 25763894

Enrique Alva Callupe Secretario DNI 24710869

Daniel Gonzales Díaz Tesorero DNI 33650899

Marta Soraya Titto Díaz Vocal DNI 25601624

Luis Soldevilla Orejuela Vocal DNI 25609661

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