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Segunda parte
III.
Junto con sus ideas cuasi místicas, Tsiolkovskii, como científico, fue el primero que
comprendió las posibilidades del movimiento a reacción en el cosmos. Fue el fundador
de la dinámica de los cohetes y de la cosmonáutica. El cosmos para Tsiolkovskii es un
sistema armónico y único, en el cual la materia es también Una. La materia como
unidad es sensible. Toda la materia de la que está formado el cosmos está dotada de
sensibilidad, y por ella el cosmos mismo es una entidad viva, sensible. La idea de
materia muerta es falsa. Todo átomo en el cosmos es materia viva sensible; todo
depende del estado, siempre temporal (ciclo), en que se encuentre. Si se encuentra
presente en una materia altamente organizada, orgánica, ese átomo de materia muestra
su vitalidad de forma perceptible. Si se encuentra en una parte de materia inorgánica,
dará la impresión de ausencia de sensibilidad, de ausencia de vida, pero en realidad se
encuentra en estado de letargo, esperando un nuevo ciclo en el que podrá formar parte
de materia orgánica y nuevamente podrá manifestar su vitalidad (vemos también en
Tsiolkovskii la presencia del vitalismo científico europeo que acompañó a la ciencia
europea en su evolución desde los siglos XVII y XVIII).[25]
La tierra ocupa en el cosmos un lugar especial toda vez que en ella se desarrolla un
proceso de fundación de nuevas formas de vida. El hombre, tal y como lo conocemos en
la actualidad, es el resultado de un largo camino de evolución y perfección desde la
materia inorgánica, no sensible, “muerta”, hasta su estado actual. Tsiolkovskii, al igual
que el resto de filósofos cosmistas, considera al hombre como un ser intermedio, que
todavía no ha abandonado completamente su estado semi-animal, que no ha alcanzado
el estado completo de perfección.[26]
Tsiolkovskii, que vivía en Kaluga lejos de los ambientes intelectuales de la capital, era
en parte considerado por estos círculos como un sabio extravagante, lleno de ideas
fantásticas. Sin embargo a partir de los años 20, esta actitud cambió radicalmente. Sus
ideas comenzaron a difundirse con mayor amplitud entre el público en general y los
círculos intelectuales, contribuyendo a su difusión el acento que las mismas ponen en el
dominio de las fuerzas de la naturaleza por el hombre, dando a éste la posibilidad de
utilizarlas para la superación de los problemas constantes con que se enfrenta la
humanidad. Estas ideas estaban ya muy extendidas a principios de siglo y formaban
parte del acervo filosófico del cosmismo ruso.
En los años 30 las ideas de Tsiolkovskii fueron reconocidas oficialmente por el poder
soviético (ya en los años 20, por indicación directa de Lenin, Tsiolkovskii fue puesto
bajo la protección directa del gobierno soviético y le fue asignada una pensión que le
garantizaba una vida en condiciones dignas en el ambiente de guerra y revolución de
aquellos años). Sus ideas fueron asumidas por el gobierno soviético, y muchas de ellas,
impresas sobre pancartas y carteles, se convirtieron en consignas que decoraban las
paredes y fachadas de escuelas y clubes juveniles.[30]
Al contrario que en las versiones pesimistas del hombre que desarrolló la filosofía
europea occidental (“El hombre es un lobo para el hombre”), o las teorías darwinistas
sobre la lucha de las especies por la supervivencia, el cosmos para Tsiolkovskii, como
para el resto de los filósofos y científicos cosmistas, es considerado como un estado
superior… “en el cosmos sólo existe verdad, perfección, poder y satisfacción, dejando
para lo demás tan poco, que se puede considerar como una minúscula mota de polvo
negro sobre una hoja de papel blanco”.[32]
Su vuelta e incorporación a la vida científica y su actividad pública son algo más que un
síntoma de reconciliación nacional después de la guerra civil. En realidad, las ideas y
concepciones de Vernadskii no estaban lejos de los fundamentos ideológicos del
bolchevismo. Las ideas más importantes de Vernadskii, las ideas más importantes del
cosmismo ruso en general, eran parte del bagaje ideológico y cultural del propio
bolchevismo, por lo que no es de extrañar que sus ideas fueran asumidas rápidamente
por los jóvenes científicos y por líderes políticos del país.
La biosfera es también el único lugar donde puede existir la vida. El hombre, como
manifestación superior de la vida en la biosfera es inseparable de ella, se encuentra
vinculado y dependiente de ella. Pero no sólo el hombre, sino toda la materia viva,
todos los seres vivos, se encuentran en estrecha dependencia con el medio en el que
viven, con sus condiciones materiales y energéticas.
“Hasta ahora los historiadores, en general los científicos de las ciencias humanas, y en
gran medida los biólogos, de manera consciente no toman en cuenta que, según las
leyes naturales de la biosfera (la envoltura terrestre en la que solamente puede existir la
vida), el hombre, de forma natural, es inseparable de ella…
“La Noosfera es un nuevo fenómeno geológico en nuestro planeta. En ella, por primera
vez el hombre ha llegado a ser la mayor fuerza geológica. …
El rostro del planeta -la biosfera- está cambiando de forma radical su composición
química por la acción consciente del hombre, y principalmente por su acción no
consciente. El hombre transforma los componente físicos y químicos de la envoltura
aérea de las tierras emergidas, todas las aguas de la naturaleza. …
IV.
Chizhevskii consideraba que al igual que las corrientes de aire oceánicas están
entrelazadas entre sí formando un complejo sistema orgánico, de la misma manera, el
todavía más difícil sistema de fenómenos biológicos de la Tierra debe ser considerado
como un sistema orgánico interrelacionado sobre el que cualquier tipo de influencia de
carácter local se reflejará inmediatamente en el conjunto del sistema. Cualquier ruptura
del equilibrio llevará a la necesidad de compensación y a la búsqueda de un nuevo
equilibrio, que afectará a todos y cada uno de los elementos que forman el organismo.
De esta concepción cósmica se deduce que el desarrollo del mundo orgánico, en sus
aspectos sociales y naturales, no es un factor exclusivo, autónomo y endógeno de la
Tierra, sino que este proceso (el del desarrollo del mundo orgánico) es el resultado de la
acción conjunta de la actividad de la Tierra y del cosmos, de los agentes cósmicos, de
los cuales, precisamente los segundos, es decir los cósmicos, son los fundamentales. De
esta manera, el mundo orgánico (en sus aspectos sociales y naturales) refleja en cada
momento los cambios y oscilaciones, las influencias que tienen lugar en el medio
cósmico.[40]
Kibalchich, como Tsiolkovskii y otros muchos cosmistas rusos, pensaba que estaba
próximo el tiempo en que los habitantes de la Tierra saldrían al cosmos e incluso se
quedarían a vivir en él. Esa fe en la conquista del cosmos les sirvió incluso de soporte
psicológico en momentos difíciles. En la cárcel, ya condenado a muerte y esperando su
ejecución, Kibalchich dedicó sus últimos días a trabajar sobre su proyecto. El propio
Kibalchich escribió: “Estando en la cárcel, a unos cuantos días de mi propia muerte,
escribo este proyecto. Yo creo en la realización de esta idea, y esa fe me sostiene en mi
terrible situación. Si después de su detenido estudio por los científicos especialistas, mi
idea es tomada como realizable, entonces seré feliz por haber prestado un gran servicio
a mi patria y a la humanidad”.[41] Cuando el Jefe de Policía de San Peterburgo vio los
escritos de Kibalchich, ordenó que se guardaran junto con el expediente del condenado,
ya que la lectura de los mismos no era conveniente porque podrían ocasionar
“interpretaciones fuera de lugar”[42]. Las esperanzas de Kibalchich sólo pudieron
cumplirse casi cuarenta años después, cuando su proyecto fue redescubierto en 1917 y
publicado en la revista “Biloe” por el científico N.A. Ribin.
F.A. Tsander, científico entusiasta que comenzó a trabajar sobre los vuelos
interplanetarios en los años anteriores a la Revolución, aunque fue ya posteriormente,
bajo el Poder Soviético, cuando consiguió el apoyo del Gobierno. Diseñó una nave en
forma de cohete movida por un motor a reacción capaz de alcanzar velocidades
cósmicas. Realizó experimentos con motores a reacción y a él pertenecen las primeras
elaboraciones metodológicas en la construcción de naves espaciales y motores. Junto
con su actividad investigadora realizó una no menos considerable actividad
propagandística, popularizando entre la opinión publica la idea de los vuelos espaciales.
A principios de 1920 tuvo un encuentro con Lenin, en el que explicó a éste la naturaleza
de sus investigaciones y sus ilusiones para la construcción de una nave interplanetaria.
Lenin le prometió apoyo para la realización de sus trabajos[48].
Andrei Belii decía de Gogol y de sus personajes que sabían percibir, ver en el cielo,
“algo”, y que tras ese algo los héroes de Gogol estaban dispuestos a volar al cielo, a
salir al cosmos: “[Gogol] supo abrir el cielo con la poesía de su alma, e incluso, más allá
del cielo vio algo, por lo que sus héroes se prepararon para correr y salir volando del
mundo”.[52]
Desde tiempos inmemoriales el hombre ruso percibió, sintió, vio algo en el cielo. Y al
igual que los personajes de Gogol, después de un largo periplo, el hombre ruso,
representado por las figuras de Yuri Gagarin y German Titov,[53] salió al cosmos a la
búsqueda de aquel algo gogoliano, marcando el camino a la humanidad para la
realización de la “Causa Común”, para llevar a cabo las enseñanzas de Fiodorov: buscar
el bien, solucionar los problemas de la humanidad, acabar con la muerte y resucitar, en
un acto de suprema solidaridad, a todos nuestros antepasados.
NOTAS
[28] Serguei Pavlovich Koroliov, en uno de los encuentros con los jóvenes pilotos
seleccionados para ser los primeros cosmonautas, les decía: “Nuestro interés en el
conocimiento del Universo no es un objetivo en sí mismo. No hay conocimiento por el
placer del conocimiento. Nosotros nos introduciremos en el cosmos para estudiar mejor
el pasado y el presente de nuestro planeta, para prever su futuro. Nosotros queremos
poner los recursos y posibilidades del cosmos al servicio del ser humano, investigar
otros cuerpos celestes, y sí las circunstancias lo exigen, estar preparados para poblar
otros planetas. Como dijo Tsiolkovskii, la conquista del cosmos nos promete montañas
de pan …”.
[30] S.G. Semenova y A.G. Gacheva, Russkii kosmizm: antologiia filosofskoi misli,
Moskva 1993, Pedagogika- Press, p. 261.
[40] A. L. Chizhevskii, Zemnoe ejo solnechnij bur, Moskva 1976, Misl, p. 33.
Sobre este autor se publicaron en 1995, en una edición muy cuidada, dos voluminosos
libros: uno recoge una parte de sus trabajos científicos y el otro sus memorias, en este
último queda muy bien recogida la relación que Chizhevskii mantuvo con Tsiolkovskii.
[43] Para un ejemplo de dicha influencia, véase uno de los libros citados anteriormente:
[44] En unas declaraciones a los autores del libro Konstruktori, Koroliov decía: “Hace
cuarenta años yo soñaba con volar en aviones construidos por mí mismo. Pero siete
años después, tras mí encuentro con K. E. Tsiolkovskii, cuya conversación con él, como
ya he dicho, tuvo una gran influencia sobre mí, decidí construir sólo cohetes. Konstantin
Eduardovich nos asombró, ya entonces, a todos con su fe en la posibilidad de la
navegación cósmica. Cuando nos separamos yo me fui con un sólo pensamiento: volar
hacia las estrellas. Con un gran respeto recuerdo al segundo de mis maestros, quien
también tuvo una gran influencia sobre mí, me refiero a Fridrij Arturovich Tsander.
Nunca olvidaremos sus palabras: “¡Viva el trabajo para los viajes interplanetarios al
servicio de toda la humanidad! ¡Cada vez más y más alto, hacia las estrellas!” -
[46] La edición de un libro de Ya. I. Perelman sobre la teoría de los vuelos cósmicos,
con una tirada de 47.000, con una tirada de 47.000 ejemplares causó el asombro de sus
colegas europeos, quienes le escribían: “¿Acaso el pueblo ruso se interesa tanto por este
problema?.
En: Znanie-sila, núm.: 5, año 1961, p. 6.
[49] Kondratiuk fue oficial blanco en la Guerra Civil. Herido, fue curado en un hospital
del Ejército Rojo, donde tomó la documentación de un oficial bolchevique que murió en
el mismo hospital cerca de su cama.