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Enseñar Historia.
En el caso de la Historia, no se trata solamente de hacer el recuento de hechos; y menos
aún el recuento exclusivo de hechos militares y políticos, que han sido por mucho tiempo la
forma que ha adoptado la enseñanza de la Historia. En la propuesta actual hay una
recuperación muy importante de la historia cultural, los niños de primaria y los muchachos de
secundaria también son parte de la historia de este país. Entender que no sólo los eventos
militares, los eventos políticos o lo que hacen los héroes es lo único importante. Se trata de
que los estudiantes entiendan que las cosas más cercanas a ellos, aquéllas con las que están
familiarizados, tiene una historia. La historia de México, en tercero de secundaria, tiene una
gran parte de historia cultural. Reconocemos que sí es importante tener una visión de la
historia nacional, de los grandes periodos, de los grandes eventos militares políticos y
militares; pero, hay que complementarlo con la historia de los grandes hechos y los objetos de
todos los días, los que el estudiante más conoce, con los que se puede sentir mucho más
identificado.
La formación ética.
La formación ética y la formación de valores siguen teniendo espacio que es la asignatura
de Civismo, es una de las asignaturas tradicionales. Subraya aquí que lo que se pretende y
ésta dicho así, desde su introducción, en el plan de estudios, es buscar una formación ética.
No se puede tener un país que quiere ir hacia de la democracia y que quiere que sus
ciudadanos tengan estos valores si solamente se atiende como objeto de estudio en la
asignatura de Civismo. Para aprender sobre democracia hay que ser democrático lo mismo en
la escuela que fuera de ella y estos valores tienen que atravesar todas las asignaturas.
Creo que esta formación para la democracia es el gran reto que tenemos en general en la
educación básica y que, ya lo decía Etelvina Sandoval, requiere de la transformación de
organización y de la gestión escolar para lograrlo. No podemos pensar exclusivamente en la
transformación del curriculum y del plan de estudios o de las asignaturas, se requiere de otro
tipo de transformaciones en el interior de la escuela.
Orientación Educativa.
Un último espacio curricular al que voy a referirme, es la Orientación Educativa. Los
alumnos que asisten a la escuela secundaria entre 12 y 16 años o un poco más, dependiendo
de la edad a la que entraron a estudiar; son adolescentes, tienen un modo de ver la vida muy
particular y hay ciertos asuntos de los que es fundamental entenderlos y asegurar que estén
informados y que aprendan a buscar información confiable sobre los temas que les preocupan
en relación especifica con su edad. A través de la Orientación Educativa se abordan tres
temas de interés para los jóvenes: la sexualidad, la prevención y control de adicciones; y otras
muy importantes: la orientación vocacional y preparación para el trabajo.
Los adolescentes de la secundaria, ellos no lo saben, están en un momento crucial porque
su futuro dependerá de las decisiones que tome. Es importante reconocer que el futuro para el
adolescente equivale al sábado próximo, es la fiesta, es lo que voy hacer dentro de dos días,
no es lo que va ocurrir cuando ya sea grande. Los adolescentes se sienten en absoluto
inmorales y están convencidos de que ellos no corren riesgo. Orientación Educativa se
convirtió en asignatura no porque al estudiante se le daba asignar una calificación de cinco,
ocho, nueve o 10 en el manejo de temas tan complejos, sino por la necesidad de no soslayar
su tratamiento. Buscamos asegurar que sean cosas de las que de hablen en la escuela
secundaria. Por el momento, la única manera de asegurarlo es que sea una asignatura del
curriculum. Insistimos en que es fundamental.
Hasta aquí mi reflexión sobre un panorama muy general de los cambios y la orientación de
las asignaturas en el actual Plan de Estudios para la Educación Secundaria. Acerca de los
fundamentos teóricos o la naturaleza de estos cambios, voy a mencionar sólo un par de
aspectos muy breves antes de cerrar mi intervención.
Desarrollo de materiales educativos
Principios del nuevo plan
El Plan y Programas de Estudio para la Secretaría (1993) está asentado en lo que se ha
denominado una postura constructivista del aprendizaje. Retomar resultados recientes de
investigaciones nacionales e internacionales que hablan sobre pertenencia de proponer
enfoques de enseñanza inductivos, llamémosles de esta manera para reconocer a aquellos
que parten de los saberes de los alumnos, de lo que les es cercano, para, gradualmente,
llegar a saberes más abstractos y más generalizables. En todas las asignaturas vamos a
encontrar este planteamiento. Las razones por las que no aparecen citados los autores a lo
largo del Plan son múltiples, voy a señalar sólo algunas que me parecen importantes. No hay
un solo autor, porque no hay una sola corriente, un solo grupo que haya podido trabajar toda
la educación básica, todos los aspectos psicológicos del aprendizaje, toda la didáctica o todas
las didácticas específicas. Todavía tenemos, para algunas asignaturas (lo que clasificaré un
poco más adelante), grandes ausencias, aspectos que los especialistas aún no han trabajado.
Estos programas son el resultado de un proceso de construcción colectivo, de buscar por
muchos lados, de optar por dar una enseñanza inductiva que parta de los saberes de los
alumnos, de tomar todo lo que hemos podido encontrar en esta dirección y plasmarlo en este
documento, el cual es hoy la base normativa de la educación secundaria.
Normatividad y acciones necesarias
En el verano de 1996 se cumplieron justamente tres años de que los planes y programas
para la educación primaria y secundaria salieran a la luz y se volvieron norma. En la
Secretaria de Educación Pública reconocemos que la sola existencia de la norma no va a
cambiar las cosas. Tener un nuevo plan de estudios no es suficiente para trasformar la
educación secundaria, todos lo sabemos. ¿Qué sigue? ¿Cuáles son las acciones que desde
la responsabilidad que a cada uno nos toca podemos seguir impulsando? Los seminarios y
encuentros de interacción y reflexión, como éste, son, entre otras cosas, una excelente
oportunidad para conversar desde distintos ángulos sobre problemas de gran complejidad.
Cada uno de nosotros es responsable de proponer alternativas y de generar nuevas
preguntas. Para ello es necesario partir de la base plasmada en los documentos disponibles.
Las acciones fundamentales que se proponen se dirigen hacia el agente educativo clave que
es el maestro; él es, ella es, quien puede dar verdaderamente esta trasformación, aunque
tampoco pueden hacerlo solos; pero, sin ellos, el cambio planeado no se logrará. Deseo
subrayar dos problemas, el primero tiene que ver con cierta especie de contradicción que
existe todavía –pero que era más fuerte hace tres años– entre las propuestas contenidas en
un plan de estudios, que dice todo eso que líneas atrás repasamos y que tiene que ver con la
práctica escolar de muchos años.
También reconocemos que tener un libro que ahora le dice al maestro de que manera
trabajar tampoco es suficiente; es un paso más, es dar más información al maestro, es darle
más herramientas; pero, un solo libro no es suficiente para el cambio. Cambió la forma y
ahora tenemos que hacer algo para que también cambie lo que ocurre en el interior de las
aulas. Nuestra propuesta inicial para provocar estos cambios, para resolver esta
contradicción, ha sido elaborar los Libros para el maestro.
¿Quién elaboró los materiales?
El otro gran problema enfrentado fue el de quien iba a hacer los libros. Todos los autores de
estos libros son maestros apoyados por especialistas y por investigadores. Enfrentamos un
muy desigual desarrollo de la investigación con respecto a las asignaturas, no todas están
igualmente consolidadas ni trabajadas. Hay instituciones, por ejemplo, que en este año están
cumpliendo 25 años de hacer investigación educativa sobre la enseñanza de las matemáticas
y del español, sobre todo, y que además ofrecen programas de maestrías y de doctorado al
respecto, también cuentan con revistas de investigación; hay, pues mucho trabajo acumulado.
Pero para otras asignaturas, apenas se empieza a trabajar desde una perspectiva de
enseñanza. Para la Secretaría de Educación Pública era necesario elaborar materiales en
todas las asignaturas.
Un ejemplo muy claro de las asignaturas en las que enfrentamos problemas para conformar
el equipo fue en Geografía. En 20 años se diluyó su enseñanza, se trabajó poco en relación
con ella y esto ha impedido que se haga una reflexión sistemática sobre qué quiere decir
enseñarle a los niños y jóvenes Geografía. En esta asignatura hemos tenido éxitos, pues se
cuenta ahora con un equipo técnico en el interior de la Secretaría que lo está haciendo muy
bien. Maestros con especialidad en Geografía que han decidido especializarse aún más en la
enseñanza de esta materia. El reto ahora es buscar la manera de tener muchos más de estos
equipos, no solamente en la secretaría sino en otras instituciones, en los estados;
profesionistas que se vayan especializando en cómo enseñar, en cómo poner a funcionar el
nuevo plan de estudios.
Estructura y concepto de los materiales para el maestro
Para la elaboración del libro para el maestro también nos enfrentamos a este problema: qué
debía decir. Los principios básicos de los libros para el maestro son que sean prácticos, que
respondan al cómo se puede enseñar, cómo se puede llevar a la práctica un enfoque de
enseñanza específico. No son libros teóricos, ni pretenden responder al por qué de las cosas.
Para aquellos que aún no los conocen, me tomaré la libertad de resumir así su estructura: los
libros para el maestro trabajan el enfoque que ya viene en los programas; peor con mayor
profundidad.
Otro asunto muy importante tratado en estos materiales es el de la evaluación. Si
enseñamos de otra manera tenemos que evaluar de otra manera y no sólo son un examen a
fin de mes o de bimestre. Se trata de dar un seguimiento continuo al desarrollo de habilidades
de los alumnos y a su adquisición de conocimientos; de medir sus avances respecto a lo que
sabían antes. En fin, de utilizar el error como herramienta de aprendizaje.
Formación y actualización de maestros
Sin duda, todo lo anterior exige del maestro una preparación distinta. Exige el conocimiento
del nuevo enfoque de enseñanza, así como del manejo de ciertas habilidades y destrezas que
le permitan hacer propuestas didácticas que pongan en práctica dicho enfoque.
De ahí que las fases siguientes de este proceso de reforma sean la actualización y la
formación de maestros. El Programa Nacional de Actualización Permanente para Maestros de
Educación Básica en Servicio (PRONAP), arrancó hace algunas semanas y la consulta para
la reforma a la educación normal se anunció en mayo pasado. Justamente del PRONAP se
hablará a continuación. Por mi parte sólo resta agradecer su atención.
¡Muchas gracias!