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SER PERSONAL y RELACrON


INTERPERSONAL

EL CONCEPrO TRADICIONAL DE lA PERSONA

El concepto de persona, nuclear y decisivo en la formación de


la sociedad y cultura cristianas, se generó en el contexto de la
reflexión teológica sobre la Trinidad y la Encarnación, y adquirió
su consistencia al ser asumidos algunos términos metafísicos en
las formulaciones dogmáticas trinitarias y cristológicas.
En el secular esfuerzo polémico en defensa de la expresión
ortodoxa del misterio revelado, y por hallar también la precisión
del lenguaje y la adecuada equivalencia del modo de hablar de
los griegos y de los latinos, se llegó a la consolidación y aclara-
ción del significado de palabras como hypostasis, persona, sub-
sistencia -con significación concreta-,l para designar los «tres»
en que creemos: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de esencia o subs-
tancia -utilizada por los occidentales como equivalente a esen-
cia- y ousia, para significar la divinidad unica y simple de las
tres divinas personas.
En la reflexi6n cristol6gica el término hypostasis y persona, y
también el de subsistencia, entendido concretamente, se utiliza-

1. Santo Tomás de Aquino, que utiliza ya la palabra subsistencia en sentido


f i «fonnal» como aquello por Jo que un subsistente subsiste, admite también cons-
cientemente el significado concreto, y observa que «nomen subsistentiae apud
'1, usuro Sanctorum sumitur pro hypostasi»: In, D. 26, q. 1, a 1, ad 4um.

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ron para expresar la unidad de Cristo y la «unión hipostática» de intelectual y libre del que removiésemos la constitutiva inclina-
las dos naturalezas divina y humana.' ción y actitud a su apertura intencional --en el supuesto de la
A partir del tratado de Boecio De duabus naturis llegó a ge- finitud del sujeto- la actividad comunicativa y fecunda de la
neralizarse en Occidente, para incorporarse definitivamente a la locución, con la consiguiente actitud para el diálogo, y en el que
teología escolástica, la definici6n de la persona como la substan- no reconociésemos la radical capacidad para la amistad, para la
cia individual de naturaleza racional: rationalis naturae indivi- comunión de vida interpersonal que funda toda sociabilidad y tiene
dua substancia, a la que santo Tomás consideró equivalente la de su plenitud en el amor.
lo subsistente distinto en la naturaleza intelectual: Distinctum Precisamente porque el amor de amistad sólo puede tenerse
subsistens in natura intellectuali. 3 hacia las criaturas racionales, y sólo éstas son capaces de tal amor,
Ante la tendencia contemporánea a un replanteamiento radi- parece que es una óptima definición del ente personal el que dice
cal, por el que se rechaza el que se Hama «substancialismo que es aquel que es capaz de amar y de ser amado con este amor
cosificador y fisicista» y se busca caracterizar la persona en cuan- de amistad.
to tal como constituida no por la «substancia» sino por la «rela- Es sin duda la clara evidencia de tales asertos aquello en que se
ción», esta ponencia se propone reafirmar la tesis tradicional. Una apoya -saltando precipitadamente sobre lo que se presupone
tesis que viene de la patrística griega y de ella pasa a la latina y a constitutivamente a toda apertura intencional cognoscitiva y
la escolástica, y que los concilios de Oriente y de Occidente in- apetitiva, a todo diálogo y comunicación amistosa- la argumenta-
corporaron al lenguaje dogmático desde el que pas6 incluso a la ción que tiende a cancelar como naturalista y «antipersonalista» la
expresión litúrgica de la fe católica.' tradicional definici6n de la persona como substancia individual o
Me propongo, en orden a esta reafirmaci6n de la doctrina tra- corno subsistente distinto e incomunicable de naturaleza espiritual.
dicional, plantear el estado de la cuesti6n en diálogo con algunas Pero, además, ocurre con frecuencia en nuestro tiempo que el
de las dificultades más generalizadas y características, que se plan- punto de apoyo en el misterio revelado, para cuya «inteligencia»
tean no s6lo en un plano antropol6gico y existenciario, sino tam- se generó una grandiosa tarea especulativa, es tomado ahora para
bién precisamente en el campo mismo «teológico». el intento de conmover el edificio que se había elaborado a lo
largo de un proceso progresivo milenario; y se vienen a utilizar
pretendidas argumentaciones «teológicas» ---«bíblicas» y «posi-
PERPLEJIDADES E INTERROGACIONES COmEMPORÁNEAS tivas»- para conmover los fundamentos racionales que se ha-
EN TURNO A LA DIGNIDAD Y PERFECCIÓN DE LA PERSONA bían asumido en la elaboración de aquel edificio «escolástico».'
Y SU CARAcrER «REIAC10NAL» Se produce así «circularmente» la crisis de la teología trinitaria
y de la metafísica de la persona. El reconocimiento de la legitimi-
No podría reconocerse el carácter ontológico y la dignidad y dad y propiedad del término persona en las cosas divinas se toma
perfección de la «persona» a un ente, a un sujeto consciente e como argumento a partir del cual -y puesto que persona es nom-
bre de dignidad y persona nombra lo que es perfectísimo en toda la
2. Cfrt. DS. números 253-255; 302; 425; 429. Al término griegohypostasis natur31eza- la significación «relativa» del término persona en el
corresponde en latfn el de subsistencia. campo trinitario lleva a concluir que ha de definirse el ente perso-
3. VéaseS. Th., 1 q. 29' a l· y 4·. PoI. q. IX, a 2· y 4·.
nal como consistente formalmente en una relación en cuanto tal.
4. Así en el Prefacio de la Santísim;;l Trinidad se habla de: «No en la singula-
ridad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola substancia» (en sentido Esta argumentación teol6gica se refuerza observando que si
de esencia). Y se expresa la adoración que reconoce «la propiedad en las perso-
: II nas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad». 5. Véase Humolli generis, de Plo XII (15-8-1950), DS. 3881-3883.
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el término persona se admite en el lenguaje sobre Dios, y preci- al Hijo, y al decir Hijo se dijese del Hijo ad se y no con respecto al
samente se construyó el tratado trinitario a partir del reconoci- Padre, tendríamos una diversidad de substancias en Dios. 8
miento de que «siguiendo la fe católica hay que afirmar que se
dan en Dios relaciones reales», y que tales relaciones son consti- El carácter relacional de los nombres propios de las divinas
tutivas de las divinas personas, hay que dar por supuesto que los personas permite afirmar sin contradecirse la simple unidad en lo
términos' relativos significan por sí mismos perfecciones puras y esencial, «absoluto», y la real distinción en lo «relacional» que
simplemente tales, y que sólo por la relación se puede expresar nombra a cada una de las personas·
aquella máxima dignidad característica del ente personal.' y el propio santo Tomás reconoce, como ya antes se apuntó,
Procuremos asumir en su más radical intención las preguntas que el término persona aplicado a las realidades divinas significa
que sobre esta base se suscilan: ¿Podría reconocerse que eltérmi- in recto la relación y la esencia in obliquo.
no persona significa in recto la relación subsistente cuando ha- También podríamos recordar, en la línea de las argumentacio-
blamos de las personas divinas -<:omo lo afirma santo Tomás- nes hostiles a la definición de la persona como substancia, la pro-
de no pertenecer al carácter constitutivo de la persona en cuanto funda aversión y rechazo que, no sólo en los ambientes antiescolás-
talla respectividad, la referencialidad a otro, la apertura interper- ticos, sino especialmente entre los escolásticos no tomistas, pro-
sonal? ¿Si el término persona significa dignidad, y persona es lo duce la formulación en que culmina de alguna manera aquel «subs-
perfectísimo y dignísimo en toda la naturaleza, no se deduce de tancialismo». Nos referimos a la afirmación de Luis Billot según
aquí que el significado relativo de los nombres propios de las el cual «aunque se opongan en lo divino las [personasl que son
divinas personas contiene ya la definición del ente personal como reales y perfectas, no se oponen en aquello por lo que son reales y
«relación» ? dicen perfección»,1O tesis expresiva de la radical beteregeneidad
La objeción «antisubstancialista» parece reforzarse atendien- entre la categoría de relación y las categorías «absolutas», y que
do también al propio san Agustín. Si éste no pudo aclarar la pre- implica precisamente que la relación en cuanto su concepto mis-
gunta que se formulaba sobre el carácter de la significación del mo no afirma en los sujetos entre sí <<referidos» un «sen> que se
término persona ---ji así no pudo aclarar la legitimidad de su uso añada a su entidad absoluta, por lo que la realidad de la relación
plural en lo divino--7 fue su especulación trinitaria la que puso real se constituye por su inherencia en el sujeto, en las substan-
en claro definitivamente que los nombres propios de las divinas cias creadas, o por su identidad con la naturaleza divina en el ser
personas no significan la esencia o substancia «absoluta», ad se, mismo de Dios."
sino la relación o respectividad a otro, ad aliud.

Nada se puede decir de Dios «según accidente» ---escribe en su ARGUMENTOS OPUESTOS A LAS OBJECIONES CüNlEMPoRÁNEAS.
tratado De Trinitate- porque nada le sobreviene; pero no todo lo LA PERSONA SEGÚN SAN AGusr1N
que se dice de Dios se dice de Él según la substancia, también se
habla de Dios «según la relaciÓn», así como el Padre al Hijo, y el
Hijo al Padre. Si al decir Padre se dijese esto ad se y no con respecto Conviene atender en primer lugar al pensamiento de san
Agustín, que para no admitir que el término persona signifique

8. Ibidem. L. V, 5, 6.
6. Puede hallarse una expresión de estas corrientes en la comunicación de 9. Ibidem. L. V,U,12.
Giovanni Ventiniglia: «Le Relazione divine secondo Tornmaso d'Aquino», en las 10. Véase en Luis Billot:Deo VilO el TrillO. Qu. 28' párrafo 3, p. 392 (Roma
actas del IX Congreso Tomista lntemacional(L.E. Vaticana, 1991; Vpp. 166-182). 1920, Ed. sexta).
7. Véase De Trinitate, L. VII, 4, 7-9.
U.Ibidem. Qu. 283, de relacione pracambuIa disquisito, pp. 381-382.
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constitutivamente la relación no sólo aduce argumentos apoya- cimas que un hombre es «señor», no nombramos su esencia huma-
dos en el propio misterio trinitario tal como es expresado en el na, sino la referencia asu «siervo»; pero cuando decimos «hombre»,
lenguaje ortodoxo, sino también sutiles y profundas observacio- o cualquier otro nombre de tal carácter, de significación absoluta y
nes filosóficas apoyadas, diríamos, hoy «fenemenológicamente». no relativa, entonces es cuando significamos lo que es. Cuando lla-
San Agustín, ni siquiera para superar la pregunta no respondi- mamos a un hombre sellor, hombre significa «lo absoluto» y sefior
da acerca de la razón por la que no se debe usar «una persona» al la relación: hombre es la esencia mientras que señor es relación a Su
siervo; pero si la esencia significa la relación. en este caso la esencia
modo como se dice un solo Dios o un solo omnipotente, no vaci-
no sería ya esencia.
la en lo más mínimo en su afirmación de que al decir persona no Pero, además, de todo 10 que se dice algo en un sentido relativo,
nombramos su referencia a otro, sino que hablamos absolutamente hay que decir también algo que esté fuera de lo relativo: así, «hom-
de la substancialidad subsistente de aquel quien nombramos como bre», del señor y del siervo, «caballo», del animal de carga... sino
tal persona. fuese el hombre, si no existiese en cuanto substancia, no podría ser
La argumentación insistente, inequívoca en su fuerza y rigor, °
relativo a su señor a su siervo; y si no existiese el caballo, en modo
por la que san Agustín rechaza el reconocer como constitutivamen- alguno se le podría llamar animal de carga."
te «relativa» la realidad significada por la palabra persona, es para
nosotros decisivamente reveladora y conducente a superar los La formidable acrualidad del mensaje de san Agustín en la
malenteDdidos actuales. defeDsa de la sigDificación substaDcial y absoluta del término per-
Si persona tuviese un significado «relativo», al aplicarla SOlla, ha de ser tenida hoy presente para remover los prejuicios
pluralmente al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, diríamos algo históricos que quieren descalificar como cosificadora y substan-
así como cuando hablamos de tres hombres que SOD entre sí ami- cialista la elaboración escolástica heredera de san AgustíD, que
gos y les llamamos «tres amigos».'2 Este predicado no se distribu- incorporó la definición de Boecio al tema de la persona y la asu-
ye al modo de cualquier térmiDo substancial o cualitativo que se mió eD la teología triDitaria y cristológica.
pueda decir de cada uno de los tres: porque cada uno es amigo de
los otros dos. Pero en este caso, al hablar de tres persoDas en la
Trinidad teDdríamos que entender que el Padre es persona del Hijo ACLARACIÓN DELSIGN1FICADO DEL TÉRMINO Y DEFlNlCIÓN METAFÍSICA
y del Espíritu Santo, pero que no es eD sí mismo para sí «persona». DE LA PERSONA EN SANTO ToMÁS DE AQUINO
Pero, si saD Agustín tiene UDa razón teológica para rechazar la
acepción meramente relacional del térmiDo persona al ser aplica- La tarea de santo Tomás de Aquino, a la vez que lleva a su
do a las personas divinas, esta razóD se conexiona intrínsecamen- culminación la doctrina sobre la Trinidad de san Agustín, halla
te con UDa comprensión de carácter racional acerca de la «oDtolo- una respuesta precisa, CaD la sutil agudeza que le es característica
gía» de lo substaDcial y de lo relativo, que acertó a concebir a en el aDálisis del lenguaje, a la pregunta, que no había alcaDzado
partir de la contemplación y del esclarecimiento de la realidad a responder san Agustín, sobre la legitimidad del uso plural en lo
misma más inmediata a la experieDcia humana: divino del término persona.
No pudiendo conceder san Agustín, como hemos visto, que
Si el Hijo, en su esencia misma, dijese relación al Padre, tendría- persona sigDifique la relación en cuanto tal, se eDcontraba con
mos con esto un sentido insospechado, pues la misma esencia no que había que reconocer que se dice, no en la líDea de lo ad aliud
sería ya esencia, y al decir esencia diríamos la relación. Cuando de- siDO como significaDdo la realidad ad se de cada una de las divi-
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12. De Trinitate, L. VD, 6, 11.
13. Ibidem. L. VII, 1,2.
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nas personas. Parecería, por 10 mismo, tener que concederse que subsistente realmente identificado con la esencia absoluta divina,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, así como son un sólo Dios, sin cuya identidad la relación no podría ser constitutiva de un
son también una sola persona. ente personal. Persona significa, pues, en 10 divino, la relación en
Santo Tomás advirtió que persona no es ni genérica ni específi- cuanto idéntica a la substancia y a 10 absoluto en la divinidad.
camente significativo de una «naturaleza», sino que nombra 10
individual subsistente e «incomunicable», no al modo como es El nombre persona, tomado comúnmente, no significa otra cosa
designado un determinado individuo por un «nombre propio», sino la substancia individual de naturaleza racional. Y porque la
substancia individual de naturaleza racional contiene en su signifi~
sino con una acepción «común» o «vaga». Pero no designa indeter-
cado la substancia individual, es decir, incomunicable y distinta de
minadamente 10 individual por la parte de la naturaleza, mencio-
las otras, tanto en Dios, como en el hombre, o también en el ángel,
nando «oblicuamente» la individualidad, sino que tiende directa- es necesario que por el término persona divina se signifique lo sub-
mente en su intención significativa a 10 subsistente individual sistente distinto en la naturaleza divina, así como por persona hu-
distinto e incomunicable, en una determinada naturaleza, es decir mana entendemos lo subsistente distinto en la naturaleza humana; y
en la naturaleza propia de 10 espiritual, que llamamos «racional» esta es la significación formal de «persona», tanto de la divina como
o «intelectual»Y de la humana...
Por esto el término persona es adecuadamente usado en plu- Pero lo distinto incomunicable en la naturaleza divina no puede
ral en 10 divino, porque al no designar en la línea absoluta una ser sino la relación; porque ]0 absoluto es común e indistinto en lo
naturaleza común, no se exige, como ocurre con todos los atríbu- divino. Pero la relación en Dios es realmente idéntica con su esen·
cia. Y así como la esencia en Dios es lo m.ismo que el que tiene
tos esenciales, la afirmación de la simple unidad.
esencia.... así también la relación y aquel por el que la relación es
Esta misma aclaración semántica se conexiona con la defini-
referido. De lo que se sigue que es lo mismo la relación y lo distinto
ción de aquello que por el término se dice, y la consiguiente apli- subsistente en la naturaleza divina. Es evidente, pues, que persolta
cación propia en el lenguaje trinitario para designar las divinas comúnmente entendida significa la substancia individual de natura-
personas. leza racional; pero la persona divina' en su significación formal sig·
Santo Tomás afirma decididamente que el término persona, nifica lo subsistente distinto en la naturaleza divina, y puesto que
en su significación formal analógica, común a las personas divi- esto no puede ser la relación o Jo relativo, de aquí que en su signifi-
nas y a los entes intelectuales creados, no significa en la línea de cado material significa la relación o lo relativo. De aquí que se pue-
lo relativo en cuanto tal, sino en la línea de lo subsistente subs- da decir que significa la relación por modo de substancia, no la que
tancial. Persona es «la substancia individual de naturaleza racio- es la esencia, sino la que es la hipóstasis; así como significa la rela·
ción no en cuanto relación sino como lo relativo, esto es, como es
nal», <<lo subsistente distinto en la naturaleza intelectual».
significada por el nombre padre, no como es significada por el nom-
Al ser aplicada a las personas divinas, cuyos nombres propios
bre paternidad».lS
signliican subsistentes «relacionados», el término persona signi-
fica ciertamente in recto la relación, e in obliquo, la naturaleza
divina. Pero, y en esto santo Tomás es explícito e insistente, el AUTENTICIDAD TOMISTA DE LAS TESIS DE LUIS BILLOT
término persona, al mantener, al ser aplicada a las cosas divinas,
su significación formal analógica de 10 subsistente racional dis- Para afirmar en forma inequívoca la simplicidad de la perfec-
tinto e incomunicable, no significa formalmente la relación, ni 10 ción divina, que no admite ser expresada como integrada por per-
relativo en cuanto tal, sino la relación en cuanto subsistente, el

14. VéaseS. Th., 11 q. 3D!!, 3. 4 11 , in c. 15. PoI. q. 9, a. 4ú.

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fecciones que posea cada una de las personas divinas, y que por también la paternidad. Porque asi se cambia el quid en él al ad
lo mismo no pudiese atribuirse a las otras, Luis Billot recordó, ha- aliquid: pues la misma es la esencia y la dignidad del Padre y del
blando formalmente de la oposición relativa, que el esse in -que Hijo."
en cada persona divina implica la identidad con la divina substan- La misma paternidad es la divina esencia, pero no es inherente
cia una- no es aquello que se halla en la misma línea de la oposi- en el Hijo, por la oposición relativa de la paternidad y de la afilia-
ción relativa; de aquí que haya que afinnar que los "relativos" en ción. Por lo que puede decirse que la patemiad es la esencia divina
en cuanto es en el Padre, pero DO en cuanto es en el Hijo... y sin
cuanto tales no se oponen en aquello por lo que son reales y dicen
embargo no se sigue, aunque el Hijo no lenga la paternidad que ten-
perfección, allilque sean opuestos los que son reales,y perfectos»." ga el Padre, tenga el Padre algo que no tiene el Hijo: pues la relación
Para Luis Billot, si no se concede esto, habría que atribuir per- misma según su concepto en cuanto es relación no tiene el ser algo
fecciones al Padre que habría que negar al Hijo, al no pertenecer sino sólo el ser ad aliquid. Que sea aliquid según la realidad, lo
a éste la «paternidad». La igualdad y perfecta semejanza de las tiene por la parte que es inherente, o idéntica según la realidad como
personas divinas exige, pues, afirmar entre ellas la real oposición en lo divino, o teniendo causa en el sujeto, como en las criaturas. 18
y a
de relación, a la vez negar que pertenezca la relación en cuan-
to tal -y no por su identidad con la substancia absoluta- cual- Estos textos, con los que estan concordes otros muchos, es
quiera de las perfecciones divinas. decir, todos aquellos eD que santo Tomás se plantea directameDte
El lenguaje de BilIot ha parecido a muchos duro, y casi in- la cuestióD, prueban indudablemente la autenticidad del pensa-
compatible, desde su propia perspectiva, con la afirmación seria miento de Billa!. Por otra parte, en este mismo autor hallamos
y verdadera de la realidad distinta de las tres personas divinas. afirmado luminosameDte que, allilque la relación en cuanto tal,
Pero hay que reconocer que se trata de un malentendido creado en la línea propia del respecto o ad aliquid, no añade perfección
en la mente de los escolásticos no tomistas. Hay que afirmar por al sujeto en el que es inherente, o con el que se identifica en cuan-
modo firme algo que tengo por indiscutible: la estricta fidelidad to «relación subsistente» constitutiva de la persona divina;Do por
del pensamiento de Billot en este punto al sentido y a la letra ello hay que entender que DO se dé la relación por una exigencia
misma de santo Tomás de Aquino. de la propia perfección y actualidad del ser, en lo creado y en lo
divino. La relación no es «constitutiva» de la perfección del suje-
La igualdad en lo divino, y la semejanza, se atienden según lo to relacioDado, es ciertamente coDsecutiva a la perfección misma
esencial: ni puede hablarse de desigualdad o de semejanza según la en su plenitud. l '
distinción de las relaciones... la paternidad es la dignidad de Padre, a
modo como es la esencia del Padre: pues la dignidad es absoluta y
pertenece a la esencia. Así pues, como la misma esencia que en el
Padre es la paternidad, es en el Hijo la filiación, se dice verdadera-
mente que toda la dignidad que tiene el Padre la tiene el Hijo. Y no
es consecuente decir: el Padre tiene la paternidad, luego eJ hijo tiene

16. «... Relativa qua taHa non ea opponunturquorealia sunt et perfeccionen 17. S. TIt., l' qu. 42' a 4" ad 2um.
dicunt, tametsi ea opponantur quae realia sunt et perfecta», De Deo Uno ec Trino, 18. «Ipsa retatía, in quanlo es reIatío. no habel quod sil aliquid. sed salum
q. 28', 3 p. 392. quod sit ad aliquid. Quod sil vero aliquid secundum rem, habet ex illa parte qua
Se comprueba la autenticidad «tomista» del Lenguaje de Billot en los propios inest, vel ut ídem secundum rem, ut in divinís, vel ut habens causam in subjecto,
textos de santo Tomás. Véase, entre otros muchos: Poto q. 8a a 2 ad llum; Pot. qu sicut in creaturis» Poto qu. 2" arto 5Q in C.
9' a4ad5um. 19. Cfr!. Luis Billot, obra citada, p. 425.

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SUBSISTENCIA INCOMUNICABLE Y cONsrrrunvA EXIGENCIA única que respeta la experiencia ordinaria, y su expresión en el
DE COMUNICAOÓN, FUNOANTE DE RELAOONES INTERPERSONALES común lenguaje humano.
Mientras el exclusivismo del nuevo «relacionismo», hostil a
No sólo el respeto a la tradición patrística y escolástica, sino la subsistencia substancial de la persona, desintegra el verdadero
la misma fidelidad a la dogmática definida, exigen mantener fir- sujeto de las relaciones interpersonales, la correcta afirmación
me la definición de la persona como «lo subsistente distinto en metafísica de aquella subsistencia hace posible explicar, por modo
naturaleza espiritual». Definición que, al ser aplicada al misterio fundamentado, que el subsistente espiritual incomunicable sea
trinitario, lleva a reconocer las personas divinas, realmente dis- constitutivamente, por razón de la posesión que le es propia, abier-
tintas por la «oposición relativa», como constituidas por relacio- to, por exigencia de su misma dignidad personal y naturaleza es-
nes subsistentes, o subsistentes distintos por la relación. piritual, a la relación interpersonaL
Si se quisiese defmir formalmente la persona por la relación en «Tratar la incomunicabilidad de la persona -se ha escrito con
cuanto tal, y se pretendiese consiguientemente que esta relación, acierto y precisión- es de algún modo resumir toda la metafísica
formalmente considerada, significa la perfección y la dignidad de del ser... y, al mismo tiempo, desde una perspectiva metafísica, se
lo personal, no se respetaría ya el misterio revelado, que afirma la devuelve su fundamento al personalismo».
simple unidad absoluta de la divinidad, y la perfección infinita y Es cada persona singular la que se siente un ser, «cerrado» en
no compuesta ni agregada del ser de Dios. En efecto, la divinidad sí mismo, como portador de su propia inexistencia incomunicable;
sería pensada como compuesta o resultante de la adición de las y a la vez «abierto en conocimiento del mundo exterior» y «a la
distintas perfecciones que se supondrían significadas con cada donación amorosa de sí mismo».
uno de los nombres propios de las personas de la Trinidad. «Frente a la acusación de cerrar a la persona en un solicismo
Hay que recordar la definición dogmática del Concilio de narcisista, ubicar el tema de la persona en la subsistencia incomu-
Florencia, según la cual «en las cosas divinas todo es uno, donde nicable de su propia ser no sólo~impide la comunicación, sino
no obsta la oposición de la relación».'" que es la raíz misma de su )ripomunicabilidad».22
Anteriormente, en el IV Concilio de Letrán se había formula- Convendría recordar que es la «subsistencia en sí», radical-
do, frente al abad Joaquín de Fiare, esta doctrina: mente fundamentadorll de la autoposesión consciente del espíritu
1~ personal la raíz de la comunicatividad del acto del espíritu por el
P, «Creemos y confesamos... que hay una suprema realidad incom-
prensible e inefable, que es verdaderamente el Padre, el Hijo y el
que tiene el ente intelectual naturaleza locutiva, que se expresa
en la emanación vital en que consiste el lenguaje inmanente del
Espíritu Santo; cualquiera de aquellas tres personas es aquella mis- espíritu autoconsciente. Por esta palabra mental es la persona
ma realidad. es decir, la substancia, esencia o naturaleza divina: que vitalmente orientada al diálogo y a la convivencia social, y es
DO es generante ni engendrada ni procedente, pero que es el Padre
aquella palabra del espíritu la raíz de la libertad y de la actividad
que engendra, y el Hijo que es engendrado y el Espíritu Santo que
procede».21
«practica» y «creativa» característica de la persona en cuanto tal."

22. EnLa incomunicabilidad ontológica de la persona humana, Tesis doc-


La doctrina tradicional sobre la persona como espíritu subsis- toral (febrero de 1992) leida en la Universidad de Barcelona. Juan Martínez Porcel1.
tente, o subsistente de naturaleza espiritual, no sólo es exigida Publicada en Barcelona PPU, 1992.
por la fidelidad al dogma católico, sino que es, por otra parte, la 23. Según santo Tomás, «Tedire ad essentiam suam nihil aliud est quam rcm
subsistere in seipsa». S. Th' 1 Ji: qu. 14;1 a 'P ad lum. El texto no reduce el ser a la
20. DS. 1330. Véase también Conc. Tolet. Xl, DS. 428. conciencia, sino que explica constitutivamente la autoconcíencia por la posesión
21. DS.804. del ser por una naturaleza Oforma no inmersa en la materia.

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LA PERFECCiÓN DE lA PERSONA, Y lA VIDA PERSONAL ble. 27 Toda actividad es comunicativa, así la acción transeunte
COMO CONSTllUTIVAMENTE COMUNICATIVA E INTERRElAClONAL como la acción «inmanente», que es comunicativa con tanta ma-
yor intimidad cuanto más alta es la naturaleza. 2•
Contra la definición tradicional de la persona las contemporá- Ignorando esto, y buscando la actividad comunicativa y la efu-
neas corrientes «antisubstancialistas» invocan la urgencia de re- sión de lo perfecto, el pensamiento se mueve en estas posiciones,
cusar las concepciones «estáticas» del ser, para afirmar o reencon- en que tantas veces se incide en nuestros días, en las que, hablan-
trar una concepción «extática», efusiva y expansiva, que piense el do de lo verdadero como manifestativo del ser de tal modo se
ser como operación, y entienda que no es lo que está siendo, sino afirma la «manifestación» que se da por negado u olvidado <<lo
lo que está siendo. 24 que se manifiesta», es decir, precisamente el ente que, por su ser,
El ser como acto, se dice, es «operación», y los entes en su es verdadero, es decir, fundante del conocimiento. 2'
perfección no son «substancias», sino algo que «se realiza». En O en las que, de tal manera se subraya el caracter de «dona-
el contexto teológico se invoca el texto de san Juan: «Dios es amoD>2' ción» propio del amor, que viene a destruirse o a negarse el ente
al margen y en contra de la afirmación de que «Dios es luz», y del personal que por el amor se da a sí mismo. Hablando con el len-
texto del Exodo en el que una tradición milenaria griega y latina guaje de san Agustín, estaríamos en una «metafisica» de la amis-
había leído lo mismo que es de nuevo expresado en el reciente tad en la que se habrían desintegrado o despreciado -a título de
Catecismo de la Iglesia católica: Dios es el ser por sí mismo, el cosificados y estáticos- los «amigos», los hombres personales,
ser subsistente, el ser infinitamente perfecto eterno e inmuta- substanciales y subsistentes, entre los que es posible la relación
ble. 2' humana de la amistad.
Este conjunto de críticas me parece doblemente desacertado,
no sólo por la orientación en que se mueve, que tiende a la carac-
terización de Dios como un movimiento «autorrealizadoD>, opues- PERFECCIÓN y RElACIÓN
to a la consistencia y la perfección de lo que es plenamente actual
y la plenitud del ser por sí mismo, sino -y podríamos decir «pre- Atreviéndome a intentar un esfuerzo personal de reflexión
viamente»- porque desfigura y caricaturiza la tradición metafí- contemporánea, que pueda tal vez aportar alguna luz sobre los
sica occidental, en especial la gran tradición escolástica que tiene fundamentos ontológicos de la metafísica tradicional de la perso-'
su culminación en santo Tomás de Aquino. na, concluyo esta comunicación con algunas observaciones, pro-
Al formular los contrastes antitéticos se desconoce que para puestas en forma de cuestiones y sugerencias.
santo Tomás «es imposible» que una substancia sea sin que le Obviamente, la relación en que los hombres entran con aque-
competa una operación propia; y se ignora que el «obrar» que
sigue al «ser» es definido por santo Tomás como «el comunicar 27. «Natura cuiuslibetactus est quod seipsum communicel quantUm possibile
aquello por lo que el operante es en acto», ya que es de la natura- esto Unde unurnquodque agensagit secundum quod in actu est. Agere vero nihil
leza del acto que se comunique a sí mismo en cuanto que es posi- aUud est quam cornmunicare illud per quod agens est actu... » Poto qu. 2' ala in c.
28. Véase IV c.G., c. XI.
29. Cfr. Ver. qu. la a. 1ain c. No podría darse lo verdadero ~<manifestaüvoy
24. He tratado sobre esto en mi libro Sobre la esencia del conocimiento, declarativo del ser», si no fuese fundamentaliter verdadero lo que es en cuanto
Barcelona, PPU,1987. que es, y formaliterverdadero lo que es en cuanto que, por ser, es adecuado a ser
I 25. Véase Xavier Zubiri: «Naturaleza, Historia, Dios» enEl ser de Dios y la conocido. Así lo verdadero en cuanto tal es fundante del conocimíenro que viene
deificación en la teo/agta paulina. a ser efecto suyo; y lo verdadero manifestado se funda sobre el ,ente que por el
26. Catecismo de la Iglesia católica, núm. 213. conocimiento se manifiesta.

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llos hombres por ellos engendrados y que de ellos nacen, implica Si pensarnos ahora la comunicación vital por el lenguaje por
constitutivamente la perfección de la vida, y la plenitud de la mis- el que el viviente intelectual engendra «vida intelectual>, en quien
ma en que consiste la fecundidad vital. Ésta, en el curso temporal le oye, hallaremos también que si la actividad ejercida por el
de la vida humana, como en todos los vivientes corpóreos, supo- «magisterio» presupone constitutivamente la claridad y perfec-
ne un previo proceso de crecimiento y maduración. ción de la vida intelectual, tampoco la relación resultante de aque-
Supuesta la ftnitud <<individual» de todo ente personal huma- lla comunicación podría ser vista como «oposición privativa» en
no --en Jo humano la palabra persona significa materialiter un el «discípulo».
subsistente individualizado o singularizado por condiciones ma- Si bien se nos dice que «no está el discípulo por encima de su
teriales cuantitativas- habrá tenido que preceder, desde el pro- maestro», también se nos dice que «será perfecto el discípulo si
pio nacimiento hasta la generación en que se funda la relación de es como su maestro». Así como la generación vital no podría ser
paternidad, un largo proceso; incluso habrá que reconocer siem- afirmada como presuponiendo la perfección del generante, si por
pre un enriquecimiento de la vida personal, en virtud de la rela- ella no se comunicase al engendrado la misma naturaleza del
ción resultante de que «en el mundo haya venido a ser un hom- generante, así también todo «magisterio» que no se supusiese co-
bre" vitalmente originado por sus padres. municativo de la perfección de la vida según la inteligencia y el
Pensando «ontológicamente» este enriquecimiento personal, espíritu, tendría que ser calificado como disminuido por la im-
parece que habría que reconocer que si la paternidad perfecciona perfecta actualidad y perfección de la virtud intelectual del pro-
a los mismos padres, es en cuanto que «en todo agente imperfecto pio maestro.
la acción misma se ordena a la adquisición de perfección por el Las relaciones interpersonales presuponen la perfección del
agente».'o ser y de la vida persona!. La presuponen, y son también por ella
Porque no parece que pueda definirse la actividad generativa misma exigidas. Pero la actualidad y perfección no consisten en
en cuanto tal como ordenada a! crecimiento y perfeccionamiento la mutua respectividad entre los sujetos entre sí «relacionados»,
del generante. Los hijos, como las semillas en los vivientes vege- sino en aquello que constituye al ser en comunicativo y efusivo
tales, no son como ramificación o floración de los generantes, de las perfecciones fundantes de las relaciones que en ellas se
sino vivientes distintos originados de ellos. arraigan por inherencia o por identidad esencial. Jl
La perfección presupuesta a la actividad generadora, en su La plenitud de vida humana que fundamenta la actividad
misma comunicatividad y fecundidad, tiende a que el nacido sea
también un viviente de la misma naturaleza que el generante.
Ello implica que, si a la generación se ha de presuponer, como 31. Cfr. Pot. qu. ID' a. 51 ad 12um.: <~Nisi patemitas eset esentia divina,
fundamento y raíz, la perfección de la vida del generante, no por nullatenus hoc nomen Pater significaret persoriam... ». Porque en Dios la natura-
leza se identifica con la inclinación, Jo que corresponde en el bien creado al «modo»
ello habrá que concebir la correlación resultante entre los gene-
y a la «especie» es simplemente uno con el «orden», de aquí que la misma perfec-
rantes y los generados como una «oposición privativa», que ven- ci6n absoluta del ser subsistente e in:fi.n.ito se identifica realmente en el Padre con
ga a considerar en éstos como una carencia de perfección el haber la «generación activa» y la «relación de paternidad», y por lo mismo, en el Hijo
venido al ser por vía de generación. Porque, por su misma orien- con la «generación pasiva» y la «reJación de filiación».
tación, la generación como «origen de un viviente», de un vivien- No atribuimos al Padre el «acto nocional» de la generación por virtud de la
te en semejanza de naturaleza, tiende a la semejanza e igualdad relación de paternidad, sino por la naturaleza divina; ni atribuimos al Hijo la
«filiación» como si. bubiese sido causada por el acto generador, ya que éste comu-
de perfección entre el generado y el generante. nica al Hijo la naturaleza divina. por lo que -en razón de la identidad real de la
esencia absoluta y las relaciones entre sí opuestas- el Hijo se refiere al Padre
30, Cfr. S. Th" II qu. 441 a. 41 in c. con la relación de fLliaci6n.

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generativa que fundamenta la relación de paternidad no es algo aquel «hombre nacido en el mundo» de que habla el texto "",
adquirido por la generación ni constituido por la relación misma gélico, sino únicamente la relación de haber sido engendradevan-
de paternidad. Es algo previo y fundante respecto de la operación la «madre»? ¿Podría alguien con seriedad «tomar espDSa», o a;' ~
comunicativa y de la relación resultante. La relación que se sigue entrar en la comunicación de toda la vida que es el matrimoni~ si
a la actividad magisterial, y esta misma actividad, no es en sí mis- los «esposos» no se reconociesen como en sí mismos estimables
ma constitutiva de la" plenitud de vida intelectual en que consiste y amables como a «hombre» y «mujer»?
la «virtud dianoética», sino que se sigue de ella, que no es «adqui- ¿Podría alguien entrar en relación con diSCÍpulos o educandos
rida» por la actividad comunicativa ro por la relación resultante. a los que no concibiese ni experimentase sino como «relativos»
Aunque, en virtud de la relación de toda actividad finita y no viese en ellos hombres destinatarios, por su misma subsis~
-también en toda operación-, tendrá que reconocer todo maes- tencia y dignidad como seres personales humanos, de la tarea edu-
tro humano su perfeccionamiento en el diálogo y la relación cativa puesta a su servicio para su perfeccionamiento en cuanto
interpersonal, sería contradictorio definir la aetividad del maes- hombres?
tro, en cuanto, tal como dirigida a causar la relación de los disCÍ- Es precisamente, tal es mi convicción, en el ámbito de las rela-
pulos consigo mismo. Nadie podría comunicar vida intelectual ciones interpersonales, de cualquier orden que éstas sean -fami-
sino por una comunicación que tenga aquella dimensión de «ema- liares, cívicas, educativas, de colaboración en tareas técnicas y
nación vital» que es constitutiva del lenguaje como palabra del culturales, en el diálogo, en la amistad- en las que se patentiza
espíritu. la verdad de la afirmación metafísica tradicional según la cual no
hay propiamente movimiento ni causalidlld eficiente orientados
por sí mismos a causar la relación en cuanto ta!.32 La relación
RÉPLICA, EN FORMA DE INTERROGACIONES, A LAS CORRIENTES fundada en la acción se sigue de la causación efectiva del funda-
«ANTISUBSTANOALISTAS» DE UN SUPUESTO «PERSONALISMO» mento real de la relación en el término de tal acción: se engen-
dran hijos si se generan vitalmente personas humanas, y la acción
¿Acaso podría caracterizarse la persona en su estructura generadora no causa la «filiación», sino los vivientes de naturale-
ontológica y en su dignidad por el carácter «dialogal», si no reco- za humana que son así hijos de sus padres. Se entra en relación de
nociésemos, como anterior, posibilitante y exigente de tal apertu- magisterio y discipulado si se comunica vitalmente vida intelec-
ra al diálogo, la existencia de «sujetos», por su misma naturaleza tual que venga a ser inherente en el que recibe la tarea educadora
aptos e inclinados a comunicarse entre sí por el lenguaje? de una manera que ha sido posibilitada por la actividad del edu-
¿Acaso podría alguien entrar en relación de amistad con otro, cador.
sin reconocer en sí mismo y en el otro, con anterioridad fundante Nadie se constituiría a sí mismo en «persona» dialogando, ni
respecto de tal apertura a la convivencia amistosa, la estructura
ontológica por la que sean aptos para entrar en la comunicación
vital o en el amor? 32. Sobre el texto de Aristóteles según el cual «la relación no puede ser tér·
¿Tendría seriedad la estima y el elogio de un «amigo» del que mino por sí misma de movimiento ni, por consiguiente, ténnino de una acción»
todo lo que se pudiese decir es que es «mi amigo», sin que se (L. V de la «Física»), que santo Tomás cita y asume en una objeción a la.existen-
afirmase de él, en sí mismo y «absolutamente», toda aquella per- cia en Dios de la «potencia generativa», comenta: «generatio Fili significar
relationem per madum actionis, el Filius per moduro hypostasís subsistentis».
fección por la que es para mí estimable y por la que entro con él Pat. qu 2' a. 5i ad Sumo Es decir, no se genera la relación de filiación, sino que se
, en relación de amistad? comunica la naturaleza del generante, y por esto el generado es «referido» al
¿Sería serio un amor materno que no reconociese en el hijo generante por la relación de filiación.

212 213

~
......
· daría el ser personal.a alguien con quien dialogase. Los interlo-
cutores de cualquier diálogo Son «en sí», antes de ser «a otro»; y
hay que reconocer en ellos la subsistencia en aquella naturaleza
substancial por la que los entes son constitutivamente capaces y
destinados a ser abiertos y comunicativos en las relaciones inter-
personales.
Como notaba san Agustín, no podría afirmarse la realidad de
la relación, si no afirmásemos en los «relativos» algo que no fue-
se relación, sino esencia substancial. Ninguna de las dimensiones
de la apertura que es propia de la dignidad y riqueza ontológica de
la persona podría darse, ni podría ser reconocida en nuestro pen-
samiento sobre el ente personal, si no se hallase, radicalmente
con respecto a la apertura relacional, aquel modo de «subsisten-
cia en sí» que da a la persona la radical aptitud para la autocon-
ciencia, desde la que originariamente se abren sus facultades
intencionales, se hace posible el lenguaje interpersonal, la comu-
nicación en las operaciones de la vida humana, y la convivencia
en la sociabilidad y en el amor.
Todas las corrientes que intentan definir la persona desde una
conciencia anterior a la subsistencia entitativa del espíritu perso-
nal, o desde el asumirse libremente en las posibilidades de la exis-
tencia humana -ignorando la radical imposibilidad de un sujeto
de libertad que no tenga, en la raíz de ésta, el ser del espíritu y la
conciencia en él fundada y la intencionalidad objetivadora, y la
aptitud para el raciocinio practico y la volición electiva libre-
vienen a recaer en aquella desviación radical que san Agustín de-
nunciaba, al comienzo de su tratado De Trinitate, como constitu-
yendo la más grave de las idolatrías: decía san Agustín que era
error más grave atribuir a Dios el que se diese a sí mismo el ser,
que atribuirle naturaleza corporea o la mutabilidad propia de los
espíritus finitos. Porque ni en las cosas humanas ni en las cosas
divinas puede darse algo que, no siendo, pueda darse a sí mismo,
obrando, el ser."

33. «Nulla omnino res est quae se ipsan gigna!.ut sit»,De Trinitate, L. 1, 10, 1.

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