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Las Barras en Honduras: entre el fanatismo y la

criminalización de las agrupaciones juveniles.


Por. Edilberto Romero
Sociólogo hondureño
especializado en temas
de juventud y violencia

Caracterización, Origen y Organización del Grupo:


Las barras como grupo cultural juvenil son percibidas bajo el sentido gregario de los jóvenes como
un grupo familiar. Esta hermandad intrínseca de los grupos que reproducen los individuos al
interior del grupo se manifiesta con el sentido de pertenencia. Las barras como tal, constituyen
grupos heterogéneos de individuos, los cuales paradójicamente presentan una homogeneidad en
sus formas de pensar. Sus imaginarios y sus representaciones sociales se unifican de forma que
responda al objetivo primordial bajo el cual se originan, el apoyo al equipo.

Si bien, la barra se percibe como una familia, los jóvenes miembros de estos grupos se
autodenominan como hinchas (seudónimo de fanático). Una definición propia de los hinchas, es el
describirlos como fanáticos u obsesionados con el equipo de futbol; un hincha se considera un
seguidor incondicional que vive y llora por el equipo. Que lo seguirá y apoyara bajo cualquier
circunstancia, colocando al equipo sin importar sus capacidades técnicas en una condición
superlativa de admiración. Como tal el hincha establece una relación de dependencia con el
equipo debido al constructo simbólico otorgado a mismo, relación que puede ser incluso
interpretada como una relación simbiótica (por muy biologicista que pueda parecer el termino)
entre el hincha y el equipo.
En nuestro contexto, las barras nacen a finales de los años 90 por influencia directa de las
hinchadas sudamericanas. Para 1998, en específico, nace la barra Ultra Fiel del equipo Olimpia por
la influencia logística del entonces jugador, de origen Argentino del equipo Olimpia, Carlos Prono.
Sus aportes en materia logística propiciaron la entrada de la cultura de las barras a la sociedad
hondureña, apoyada específicamente en la popularidad del deporte en el país y en especial del
club deportivo en sí; a esta organización les siguieron otras organizaciones de fanáticos con
referencia a otros equipos. La principal influencia para las barras viene de la cultura barrista de
Argentina.

La organización de las barras presenta una estructura lineal, donde aquellos que ostentan el papel
de líderes fungen mas como guías a aquellos con menor tiempo dentro del grupo. La distribución
en “peñas” hace referencia a la división del territorio y divide al grupo e pequeñas células que
permite una mejor organización de los individuos de acuerdo con el lugar donde viven. Estas
peñas a la vez se dividen en micro peñas para una organización más abarcativa de los territorios
ocupados por las barras. Cada líder de peña tiene un sub líder o coordinador de sector que funge
como lugar teniente y que tiene como función el organizar a los miembros de las micro peñas. La

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organización de las barras se configura en algunos casos bajo una figura militar en donde los
miembros son considerados como soldados y cuyo propósito es ser guerreros a la defensa del club
deportivo ante sus enemigos.
La estructura organizativa de las barras presenta en su organización de mando la forma de un
consejo integrado por varios líderes, los cuales toman las decisiones que consideran convenientes
para la barra. Pero bajo los lideres se encuentran los integrantes comunes, los cuales tiene una
función primordial es la de alentar al equipo.
Los miembros de la barra no pueden permitirse el perder de vista el objetivo principal bajo el cual
nace el grupo, el apoyo incondicional al equipo es el elemento cohesionador que mantiene unido
al grupo y que permite configurar un sentido de pertenencia y un imaginario en torno al mismo.
No es el deporte, ni los jugadores aquello que permiten la estructuración de estos grupos
culturales, sino aquel símbolo que constituye el equipo, sus colores y sus imágenes; y que
configura un elemento de sacralidad para sus miembros.

Origen social, Género y Territorio:


Ciertamente no existe una clase social adscrita a las barras. El origen de sus miembros no refiere a
una condición de clase, la heterogeneidad antes mencionada es precisamente la característica más
importante de las barras, lo que remite a los orígenes de la agrupación a una comprensión
cultural. Los miembros de las barras buscan independientemente de su origen social una
respuesta al sentido gregario característico de las agrupaciones juveniles; las bandas y tribus de las
sociedades menos desarrolladas no difieren de este tipo de agrupaciones ya que ambas se
caracterizan principalmente por la organización gregaria y la construcción simbólica como
elemento cohesionador y normativo de la misma.
Ante la heterogeneidad del grupo, el constructo simbólico unificado que manejan los miembros de
las barras permite la unificación de sus miembros en un grupo organizado con objetivos y fines
bien definidos, aun cuando carezcan de complejidad estos objetivos representan el elemento
fundamental en que se basa la organización del grupo. El amor y el apoyo al equipo, o en todo
caso la pertenencia al grupo constituyen los elementos atrayentes para la integración de las barras
mismas o cualquier otro tipo de agrupación.

Aun cuando no exista un número exacto de miembros que integran las barras, este creciente
fenómeno, en nuestra sociedad estas organizaciones agrupan individuos de diferente origen social
y genero. Tanto hombres como mujeres forman parte de las diferentes peñas o células; si bien en
proporciones menores, las mujeres forman parte de las agrupaciones de las barras, su
participación se explica en el mismo sentido que la de los hombres. Es la falta de su participación
la que se explica por factores de tipo social como la mirada de agrupaciones delictivas que se tiene
de las barras, o el hecho de que la popularidad del deporte entre las mujeres aun es baja, entre
otras razones de entre las cuales resalta el hecho de la visión conservadora de la sociedad con
respecto a la participación de las mujeres en algunas actividades. Las mujeres, aun las
pertenecientes a las barras, sienten el peso de la crítica de tipo social en cuanto a su pertenencia y
su papel desempeñado en las barras, aun cuando ellas mismas y sus compañeros mantengan una
relación horizontal dentro de la organización y se les considere como miembros que poseen los

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mismo derechos y deberes para con la agrupación. Ciertamente cabe resaltar que ninguna mujer
dentro de la organización de las barras ha ocupado el puesto de líder o líder de una célula,
encargada de las mantas o banderas utilizadas en los estadios por las barras o encargada de
alguno de los tambores o trompetas utilizados en los cantos durante los partidos.

En cuanto al territorio y la importancia que este reviste para las agrupaciones de barras hay que
tener en consideración dos esferas de lo que comprende en la realidad lo que las barras entienden
por territorio. Por un lado se encuentran los barrios y colonias que ocupan las peñas y sus células,
espacios que controlan por sobre las demás barras y el cual es el principal elemento de conflicto
entre las diferentes agrupaciones; y por otro se encuentra el lugar que ocupa cada barra en el
estadio, el cual constituye su espacio dentro del templo de lo que muchos teóricos han
denominado la religión del futbol.
Ambos espacios revisten suma importancia para las organizaciones pues marcan la diferencia
entre la hegemonía de la barra sobre las demás y el sometimiento, entre poder moverse con
tranquilidad profesando su pertenencia al grupo y vivir con el temor de un enfrentamiento con
enemigos de otra banda. Por otra parte, el espacio que se ocupa en el estadio se adorna con
banderas y mantas alusivas al equipo, mantas que especifican la procedencia de la peña ya sea a
nivel de barrio o a nivel de ciudad, o mensajes de reto y ofensa a las barras y equipos contrarios.
Ciertamente tanto para las barras como para las tribus, el territorio forma parte esencial de ese
sentido de pertenencia y de la identidad del grupo, ya que este por si mismo contiene suficientes
elementos de carácter simbólico para caracterizar a las barras de futbol como agrupaciones
culturales.

Motivaciones, Objetivos y Autodefinición:


Un elemento de suma importancia que puede ser extraído del discurso de los miembros de las
barras, es el hecho ver el pertenecer al grupo y al deporte mismo como una pasión, en muchos
casos inexplicable has no ser vivida; el carnaval y la experiencia casi de tipo religioso que se vive en
los estadios. Ciertamente es una euforia colectiva que responde a necesidades existenciales de los
individuos, en este caso los que forman parte de las agrupaciones de barras.
Las motivaciones pueden ser muchas, pero ciertamente la interpretación de los elementos
simbólicos que integran el mundo de las barras, son las que pueden ser interpretados como
elementos de mayor peso en la adhesión a las agrupaciones culturales y sus prácticas. Los
integrantes de las barras ven a la agrupación como una organización familiar, pero también ven el
ritual de los estadios como una muestra teatral que representa la verdadera cara de lo que
significa ser barrista y lo que la barra es. El dar esta presentación de la mejor manera posible como
expresión de la pasión y la pertenencia a la agrupación es una de las principales motivaciones que
impulsa a la agrupación y es considerada como uno de los principales objetivos por los que nacen
las barras.

Algo que caracteriza a los miembros de las barras es su autodefinición más que como barristas,
como hinchas. Para comprender el término de hinchas, tendríamos de comprender el contexto en
el que se usa y se comprende dicho término, pues el ser considerado como hincha confiere al

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individuo un estatus que va más allá del simple aficionado o fanático. La entrega a la pasión que
conlleva la pertenencia a la agrupación de la barra no es propia de un juicio racional del gusto sino
propio de las motivaciones simbólicas que conllevan actividades religiosas y rituales tribales; el
sentido de pertenencia y la autodefinición conllevan la identidad de los individuos agrupados
culturalmente.
El paso de ser un fanático a ser un hincha miembro de una barra es un factor ciertamente
desconocido aun para los mismos miembros de las barras. Esa motivación que impulsa a ser parte
del grupo refiere a los elementos a los que les confiere estatus de elemento sacro en el universo
simbólico que rodea a los individuos y que pueden cohesionar o disgregar a grupos de individuos
debido a su posición de significancia otorgada al elemento. Así, aquellas personas para los que el
equipo y la barra constituye un elemento de suma importancia para su vida social se agregaran en
grupos de individuos con quienes comparten los mismos intereses y mantendrán una posición de
quizás no de rechazo pero si de distanciamiento ante aquellos para los que el deporte, el equipo o
la barra no representan lo mismo que para ellos.

Actividades, Causas y Propósitos:


Las principales prácticas en que se ven implícitos los miembros de las barras giran en torno al
ritual llevado en el estadio durante el partido. La preparación de los cantos y porras y la
organización de las marchas hacia el estadio son preliminares al evento además de fungir como
espacios de socialización en donde se refuerzan lasos entre los individuos.
Otras prácticas, como reuniones menos formales que las reuniones de las peñas (torneos de
futbolito rápido, parrilladas y fiestas) se orientan a la cohesión del grupo; el refuerzo de la
construcción simbólica y la interpretación de la misma para los fines y propósitos de la barra.
Ciertamente cabe recordar que el imaginario social de las barras convive con otros imaginarios y
otras esferas de la vida social de los individuos, así, los miembros de las barras se mueven entre
dos mundos; por un lado aquel que implica las actividades propias de los jóvenes de la sociedad
hondureña (estudio, trabajo, familia, relaciones con pares y recreación) y por otro, las actividades
propias de la pertenencia a una organización de barra (reuniones de peña, caminatas y partidos,
etc.,) las cuales conviven de manera armónica en la vida social de los miembros, aun cuando
dentro de sus prioridades las actividades de la barra se funden con las demás esferas sociales y
ocupen un lugar imperante en la vida social de los individuos.

En cuanto a las causas y los propósitos que persigue la barra, la idea de los miembros de las barras
versa por un lado en mantener la unidad del grupo y por otro, ese apoyo incondicional que se
profesa al equipo y al deporte. Todas las actividades de las barras se encuentran encaminadas
hacia estos propósitos, y todos sus miembros se encuentran más que en la obligación, en el deber
de cumplirlos para bien del equipo y de la barra, ya que así lo demanda la estructura simbólica de
la barra en sí.

Pensamiento político, cambio social y posición ante la cultura dominante:


La herencia simbólica que reciben las barras en Honduras de la cultura de las barras argentinas no
vino acompañada del pensamiento político. Los antecedentes de las barras de futbol como ser los

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hinchas argentinos o los hooligans irlandeses demuestran además de un ferviente sentido de
territorio y amor al deporte como al equipo, una posición política clara que responde a las
tendencias de los partidos políticos del respectivo contexto. Las barras de Turquía profesan una
posición religiosa y las barras Italianas son fácilmente identificables con posturas revolucionarias y
en un par de casos específicos con posturas nacional socialistas.
Para el caso de Honduras, las barras como grupo mantienen una posición apolítica manteniéndose
al margen de actividades que puedan relacionarlos con cualquier tendencia política o partido
presente en la realidad nacional. La barra de los Revos, que apoya al equipo Motagua hace
referencia a una tendencia revolucionaria, utilizando imágenes como la del Che Guevara y
autodenominándose como revolucionarios aun cuando no mantengan en su imaginario una
influencia ideológica de ningún tipo, de igual forma existe la barra Mega Locos del equipo Real
España y la barra Furia Verde del equipo Maratón.
La participación de los miembros de las barras hondureñas en movimiento sociales responde a
todo caso no al imaginario político propio de las barras sino a la construcción de conciencia de
clase propia de los individuos y manejada en este caso de manera aislada a la colectividad de la
barra y su posición política, permitiendo a los individuos actuar políticamente como individuos que
se integran a movimientos de índole política y no como miembros de una agrupación cultural con
una posición política definida.

En cuanto a la percepción del cambio social en la sociedad hondureña y su participación en dicho


cambio, las barras perciben el cambio social en su condición de jóvenes. Po un lado un incremento
de la violencia y la delincuencia dirigida especialmente dirigida a los sectores más vulnerables de la
sociedad como ser la juventud y las mujeres, y por otro una mayor tolerancia en cuanto a las
manifestaciones culturales de los jóvenes como muestra del proceso de modernización que poco a
poco afecta a la sociedad. Ciertamente esta percepción del cambio social viene de la mano de las
actividades en que los jóvenes se ven envueltos y que manifiestan una interacción social
propiciada por estos cambios. Las barras en este caso, y la barra Ultra Fiel en especial se ha visto
envuelta en numerosos escándalos relacionados con actos de violencia, pero a la vez han sabido
construir un plan de acción comunitario que proyecta la participación de estos jóvenes en
procesos de cambio social. El trabajo voluntariado y la participación en diversas campañas
culturales y de juventud no caracteriza a todas las barras pero si es una pequeña esfera de lo que
todas estas organizaciones realizan a nivel comunitario en los barrios y colonias en donde residen
alrededor de todo el país; ya que todas las barras sin importar el equipo al que apoyen poseen una
construcción simbólica en cuanto a lo que significa y representa , el territorio y en especial las
comunidades donde residen, para la barra y sus miembros.

Por otra parte la percepción de lo político y del cambio social se encuentra en estrecha relación
con el discurso que las barras mantienen ante la cultura dominante. Las culturas emergentes en el
seno de culturas mayores o las llamadas sub culturas no tienen por qué ser culturas en oposición o
conflicto con la cultura dominante, ya que perfectamente pueden integrar los valores de ambas
culturas para lograr una integración social de ambos patrones culturales.

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El caso de las barras en la sociedad hondureña es un proceso de enculturación pero que permite a
los individuos el mantenerse en relación estrecha con la cultura dominante del país. Esto se ve
reflejado en la posición de invitación que manejan las barras en cuanto a la cultura dominante,
una invitación a la participación y la convivencia donde se espera que el estilo de vida propio de
los miembros de las barras es un estilo de vida común salvo por el enorme significado que
mantiene en torno a la práctica deportiva y en especial al equipo y al grupo de la barra.
El planteamiento cultural de la barra no es un discurso de oposición a la cultura dominante, sino
una posición integradora que permita a todos los individuos de una sociedad el convivir como tal,
como miembros de una sociedad. Se avoca a la cohesión por medio de llamados a la paz, la
fraternidad y la amistad.

Los Conflictos y Las Alianzas:


Uno de los principales conflictos que los grupos de las diferentes barras tienen con la sociedad
hondureña, derivan de la condición de marginados en la que se ha puesto a los jóvenes que
pertenecen a estos grupos.la percepción de estos jóvenes sobre este trato deriva de políticas
estatales que criminalizan las actividades de las barras.
Los miembros de las barras, aducen la actitud que tiene la sociedad de marginarlos a la concepción
errónea que se ha construido de los jóvenes miembros de las barras y de la barra misma, producto
de la influencia del discurso de los medios de comunicación en la sociedad y la incomprensión de
la sociedad misma sobre el fenómeno de las barras, donde son vistas como asociaciones ilícitas.

Así mismo, estos jóvenes miembros de las barras mantienen una posición clara en contra de los
malos tratos contra la juventud, la falta de políticas que protejan de mejor manera a los jóvenes,
en contra de la intolerancia de las agrupaciones juveniles.
Numerosos miembros de las distintas barras y sus líderes, ha manifestado su preocupación por los
altos índices delictivos y de cómo estos afectan a la juventud; además del hecho de que se
criminaliza al grupo por las acciones de unos pocos de sus miembros que actúan de manera
aislada y en contra de los fines del grupo.
Por otra parte, algo que caracteriza a las barras y sus relaciones de conflictos con la sociedad, es la
rivalidad con otras barras dedicadas a apoyar a equipos contrarios. Esta rivalidad consiste en su
mayoría por la lucha de territorio tanto en los barrios y colonias como en el interior del estadio.
Los factores que mas contribuyen a esta rivalidad son aquellas que hacen referencia al numero de
miembros de la barra, el equipo al que se apoya, los territorios y su disputa entre otros, hasta
llegar al grado de riñas callejeras que cobran las vidas de miembros de las diferentes barras.
Otros conflictos catalogados como menores por los miembros de las barras, son aquellos que se
mantienen con la familia y otros que se tuvieron en momentos anteriores con la policía.

Pero los conflictos son solo una esfera de lo que comprende las relaciones sociales de los grupos
denominados como barras, ya que estos también se ven envueltos en relaciones de cooperación y
alianza con otros grupos e instituciones tanto públicas como privadas.
En la actualidad barras como la barra Ultrafiel del equipo Olimpia han establecido acuerdos de
cooperación con instituciones como gubernamentales como ser el Instituto Nacional de la

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Juventud (INJ) en programas nacionales de juventud y desarrollo, La Alcaldía Municipal del Distrito
Central (A.M.D.C) en actividades culturales, Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA) en programas
de reforestación para ríos y cuencas; e instituciones como el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) en programas de capacitación en diferentes temas.

Estilo de vida, Lenguaje y Producción Cultural:


El estilo de vida de un barrista es caracterizado por los miembros de la barra como un estilo de
vida normal. Plantean su vida como una vida típica o común y normal con la diferencia de que
ellos asisten al estadio a cantar y alentar al equipo, elemento que más los caracteriza y define el
estilo de vida de sus miembros.
El discurso manejado por los miembros de las barras muestra como el estilo de vida barrista opera
simultáneamente al estilo de vida normal de los demás jóvenes que no son miembros de las
barras; así, mientras ellos mantienen su pertenencia al grupo también llevan vidas paralelas con
sus familias, trabajos y centro de estudio. Esta dualidad entre los estilos de vida nos muestra que
la contraposición que se podría plantear se ve desplazada por la coexistencia entre los mismo.

Este estilo de vida propio de los miembros de barras argentinos tiene su nacimiento en la vida de
los barrios pobres de Buenos Aires donde las personas apoyaban a los equipos locales y a los
jugadores que salieron de esos mismo barrios; he aquí que la palabra barra provenga de la palabra
barriada sinónimo utilizado para describir a las agrupaciones populares de los barrios que apoyan
en las graderías de los estadios, las transformaciones del lenguaje propias del argot popular
argentino posteriormente la denominaron como hinchada. Es de ahí donde vemos que el estilo de
vida de un barrista en un estilo de vida barrial.
Esta herencia de la vida comunitaria de los barrios influye en la función de dicho estilo de vida, el
cual refiere al sentido de pertenencia al grupo y que motiva la participación de los individuos al
igual que lo plantean los estudios antropológicos sobre las tribus y las bandas juveniles tanto en
sociedades tradicionales como en sociedades con rasgos mucho más modernos.
La estética grupal de los miembros de las barras es también una cuestión heredada, los pantalones
cortos tipo bermudas y las camisetas de los equipos fueron los elementos que caracterizaron en
primeras instancias a los miembros de las barras. Las formas de usar el pelo y la vestimenta
cambian de acuerdo a las modas y los contextos culturales, pero los accesorios como las pulseras y
medallas con los escudos de los equipos así como las camisas de los mismos trascienden el tiempo
y el contexto, ya que constituyen símbolos que permiten a los fanáticos enarbolar su pasión por el
deporte, su gusto por el equipo y su pertenencia al grupo de la barra.

Otro de los elementos que caracterizan a las culturas juveniles es el lenguaje, y ciertamente las
barras de futbol no son la excepción. Al igual que muchos de sus rasgos culturales heredados de la
cultura barrista de Sur América, el lenguaje ha permitido a las barras el crear un sentido de
particularidad así como un arraigamiento del sentido de pertenencia. Muchas de las palabras
utilizadas por las barras en Honduras provienen de la jerga popular de las barras sudamericanas
así como del argot popular del contexto nacional; esa fusión de los lenguajes callejeros extranjeros
y nacionales a permitido crear a las barras en Honduras el crear una identidad propia separada se

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sus antecedentes sudamericanos, hecho sucedido en formas similares en los demás países del
istmo centro americano. El lenguaje como característica propia de las barras, les permite
mantener una comunicación codificada a la que solamente sus miembros pueden tener acceso;
incluso entre las distintas barras que operan en el país, el lenguaje es un elemento que las
caracteriza y que las diferencia permitiéndoles constituir (en conjunto con otros elementos como
la vestimenta) una identidad propia como barra.
Volviendo sobre el sentido de pertenencia; es el lenguaje, en este caso en particular, uno de los
elementos que permite a los individuos el identificarse e integrarse al grupo. Aquellos que no
dominen el lenguaje propio de las barras no podrán en consecuencia formar parte, ya que el
lenguaje constituye uno de los pilares sobre los que se fundamenta la estructura cultural de las
barras de futbol.

Por otra parte, la producción cultural de las barras se encuentra en primera instancia ligada al
consumo cultural. La música en particular es un elemento de aculturación muy importante de las
barras, ya que de ahí han desentrañado muchos elementos de los que hoy los caracterizan; para
las barras la música constituye un modo de expresión particular, la utilizan para referirse
despectivamente a otras barras y equipos contrarios así como para apoyar al equipo y exaltar la
identidad de la barra.
Los gustos de los miembros son diversos, pero en cuanto a su papel como barristas la música de
barras se constituye principalmente por coros y cumbias que se entonan con acentos casi
extranjeros, elemento propio de la cultura barrista heredada de los países del cono sur. Esta
expresión musical de las barras se acompaña de manera rustica con bombos, trompetas y
tambores; los cuales se usan de la misma forma desde los antecedentes europeos de las barras y
que se desarrollaron de igual manera en los países del sur.
En cuanto a las demás esferas de la producción cultural, las barras se caracterizan por una
producción de numerosos símbolos que los identifica tanto en el estadio de futbol como en los
barrios y colonias donde viven y transitan. Productos culturales como los grafitis y murales se
pintan en los muros de barrios y colonias como marca del dominio territorial de la barra; en el
interior del estadio las mantas (mejor conocidos por los barristas como trapos) cumplen la misma
función marcando el espacio de la barra en el estadio, identificando a las diferentes peñas y
demostrando su apoyo incondicional al equipo, estas mantas o trapos constituyen las banderas de
guerra de estas tribus juveniles denominadas como barras.
Así mismo el uso de camisas amanera de uniforme, permite a los miembros distinguirse del resto
de las personas identificándolo como fanático del equipo y como miembro de la barra; cada peña
fabrica sus camisetas que los diferencia de las demás peñas pero los unifica a todos como barra.
En todo caso no se trata de la camiseta del equipo sino la camiseta de la barra, o como muchos
miembros de barras dicen: “se carga con el cuerpo pero se lleva en el corazón, ese es el amor a la
camiseta”.

Un análisis de todos estos elementos culturales nos lleva a ver que todos estos elementos se
manifiestan y se configuran en los rituales propios de las barras. La actividad de las barras no
ocupa en su totalidad el tiempo de sus miembros, sin embargo los rituales tienen su tiempo y este

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es de carácter sagrado para los barristas, ya que estos planifican con meticulosidad dichos rituales
debido al enorme significado que poseen para la estructura de la barra. Rituales como las
reuniones de las diferentes peñas están encaminados a reforzar el sentido de pertenencia al grupo
cohesionando a los individuos mediante actividades que refuerzan la euforia colectiva, practicar
los cantos y planificar las movilizaciones hacia los partidos, el ingreso al estadio y la ubicación de la
barra en el mismo conlleva planificación y contiene estímulos simbólicos que refuerzan de una u
otra forma el significado que la barra tiene para sus miembros, un claro ejemplo lo constituyen las
marchas, de las diferentes peñas de las diferentes barras por las calles de las ciudades, los días que
se presenta un partido considerado como importante para el equipo.
La estructura de la barra no incentiva las actividades de violencia ni de consumo de drogas, aun
cuando estas se presentan de manera ocasional y de manera aislada; en el caso particular del
consumo de drogas, los miembros de las barras aducen estas prácticas no a la colectividad de la
barra sino al carácter individual de sus miembros. La barra no motiva ni promueve estas prácticas,
sino que responde más a un carácter del contexto social en que se ven inmersos sus miembros en
donde el consumo de alcohol y drogas se presenta en individuos de diferentes agrupaciones
culturales y de diferentes estratos sociales.

Medios de Comunicación, Relaciones e Influencia:


Debido a los numerosos casos de violencia y otros escándalos en que se han visto envueltos las
diferentes barras que operan en la realidad hondureña, mantienen una relación de distancia con
los diferentes medios de comunicación ya que ellos ven a dichos medios como un arma de doble
filo para la identidad de las barras. Los medios de comunicación tienden a configurar un discurso
de criminalidad sobre las prácticas de las barras, lo que conlleva según los miembros de las barras
a una categorización de los miembros en individuos; las barras no ven en los medios de
comunicación un aliado, aunque quizás si posibilidades que pueden ser aprovechadas por la
misma barra para expandir la cultura barrista y promover los objetivos y finalidades de la barra
misma.
La paradoja del barrista y el miembro de la sociedad se llevan a cabo una vez más. Una y otra vez
en el discurso de los miembros de las barras se observa el paralelismo entre el ser barrista y el ser
un individuo más de la sociedad. Al ser interrogados sobre su relación y consumo de medios de
comunicación se refieren a su relación con estos medios como barra pero a su consumo como
individuos de la sociedad, donde reconocen la influencia de estos sobre la vida de los individuos de
las sociedades y de cómo estos configuran los estilos de vida, las modas y los lenguajes no de la
barra sino de los individuos. A groso modo, la barra es la conjunción de esta multiplicidad de
identidades que se agrupan y se ven cohesionados por elementos de carácter simbólicos
construidos en torno a la práctica deportiva del futbol, los elementos simbólicos propios del
equipo y la estructura cultural de la agrupación de la barra.
Así es como en un encuentro entre barras y medios de comunicación surge como resultado un
conflicto en torno a los intereses de ambos. Los miembros de las barras expresan su rechazo hacia
la postura de los medios de comunicación de sacar a la luz solo aquellos aspectos negativos de la
organización de las barras, sus conflictos y escándalos en que se ven envueltos. Aun así, los líderes
de las diferentes peñas y de la barra dan la cara frente a los medios ya sea en defensa del grupo o

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como resultado de un dialogo propiciado para buscar la comprensión de las barras y sus objetivos
en la sociedad; de esta forma numerosos miembros de las barras y sus líderes han expresado
interés en relacionarse con todo medio de comunicación interesado en mostrar la realidad de las
barras y no solo los aspectos negativos. De esta forma, la importancia de los medios de
comunicación para la barra está plenamente relacionada con los objetivos de las barras de
mostrar y expandir su cultura de una forma que permita la integración de estos grupos en la
sociedad como alternativas culturales y no como asociaciones contrarias a la sociedad.

Familia, Centro de trabajo, Centro educativo, Comunidad y barrio:


La adhesión del individuo al grupo de la barra representa en numerosos casos un conflicto con el
grupo familiar y en especial con las figuras paternas. La criminalización de la barra y sus
actividades refiere a un rechazo al igual que se los hace con las pandillas dentro del mismo
contexto social, aun cuando en sus objetivos y finalidades las barras no sean organizaciones
criminales. Este tipo de relaciones con la sociedad son bastante comunes en la vida de los
miembros de las barras, en los centros de trabajo y los centros de estudio los miembros de las
barras deben suprimir el mostrar abiertamente su pertenencia a la barra mas no su gusto por el
deporte o el equipo en especial. La criminalización y por ende la discriminación de la sociedad gira
en torno a las barras y sus actividades y no al deporte o los equipos.
De manera singular, en los barrios y colonias se tiende a ver con mayor aceptación a los miembros
de las barras, ya que en un principio las barras nacen en los barrios populares y que su sentido de
pertenencia a la comunidad y el sentido del territorio se encuentran bien enraizados en su
imaginario social y su estructura cultural; las barras son del barrio y para los barrios, y su papel
jugado en las comunidades es significativo en torno al mantenimiento de la cohesión de la
comunidad. Las actividades en los barrios y colonias permiten a las barras realizar una proyección
de su sentido social, una expresión de sus sentimientos de pertenencia al barrio que los vio nacer.

Por otra parte, como ya se menciono antes, las posiciones que mantienen las barras en cuanto a la
política son de distanciamiento en cuanto a referencia ideológica. Las barras buscan evitar ser
relacionadas con partidos políticos o sus colores aun cuando buscan el apoyo gubernamental ya
sea como movimiento cultural o como movimiento juvenil, he ahí la razón por la que los líderes de
las diferentes barras consideran que la participación y la colaboración en campañas deben ser de
carácter social y no de orden políticas. Esta posición apolítica se ve explicita en el discurso
manejado por los miembros de las barras en cuanto a sucesos de tipo político como el Golpe de
Estado del 28 junio de 2009, en donde la barra decidió mantenerse al margen de la situación; la
participación de los individuos en las marchas ya sea de la Resistencia o de la Unión Cívica
Democrática (polos opuestos en cuanto situación política del golpe de estado) responde al
carácter individual y no a la colectividad de la barra; otros eventos de relevancia como los
desastres naturales del huracán Mitch en el año 1998 no despiertan mayor interés a los miembros
de las barras. La construcción simbólica de la barra permite las manifestaciones individuales de sus
miembros sobre otras esferas de su vida social.

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Usos y Significados de la tecnología:
Parte de la modernidad lo constituye el uso de tecnologías, las barras han sido la excepción. Estos
grupos han sabido usar los avances tecnológicos a su favor, las tecnologías de comunicación les
han permitido reforzar los vínculos con sus miembros y sus aliados, la web y las redes sociales
manejar paginas y foros entre sus miembros así como expandir su cobertura y muestra de la
cultura de las barras, las cámaras y grabadoras digitales les permiten la logística necesaria para
generar productos culturales como CD´s de música propia de la barra, videos y páginas web.
La cultura del grupo se expande más allá de las fronteras con mucha más facilidad gracias a estas
tecnologías a las que ahora se tiene acceso, les permite estar a la vanguardia y perdurar sus
propósitos por sobre las fronteras del espacio y del tiempo, aun cuando los miembros de las
barras califiquen a estas tecnologías de útiles pero no de indispensables ya que si pudieron nacer,
desarrollarse y sobrevivir en un principio sin ellas consideran que podrán en cierta medida seguir
haciéndolo.

El Mundo Que Rodea A Las Barras:


Los acontecimientos globales parecen pasar desapercibidos a los ojos de las barras ya que estas no
manifiestan un mayor interés en dichos acontecimientos. Aquellas eventualidades que no afectan
las practicas y rituales de las barras y que no limitan su participación en ningún sentido no
despiertan un mayor interés que la cotidianeidad de su vida social, sin embargo estos casos
quedan abiertos a las determinaciones individuales de sus integrantes.
Esta postura al margen de los acontecimientos globales que mantienen las barras en Honduras, les
ha permitido configurar cierta ilusión de inmunidad; apuntando a la cohesión del grupo las
posiciones políticas y sobre los acontecimientos globales se mantienen externas al grupo de la
barra evitando que generar conflictos internos que puedan afectar la unidad del grupo
desviándolos de sus objetivos y finalidades. Esta posición les impide tener una visión clara tanto de
las oportunidades como de los desafíos o de las limitaciones que puedan estar presentes en dichos
acontecimientos para su condición de miembros de una organización barrista; estas posibles
oportunidades limitaciones o desafíos versan en todo caso sobre su condición de jóvenes ya que
es desde esta perspectiva que ellos analizan el entorno global.
Por otro lado, la esfera global de la vida social de las barras remite a las relaciones que estas
mantienen con organizaciones similares en otros países. Para el caso de las barras de Honduras, la
barra Ultrafiel del equipo Olimpia mantiene contactos con otras barras del istmo centroamericano
como la Ultra Morada de Costa Rica y Kamikaze de Nicaragua; la barra de los Revos del equipo
Motagua mantiene también contactos con barras de Guatemala y de El Salvador, relaciones que
en ambos casos ayudan a reforzar la estructura simbólica sobre la cual se construyen las barras;
logística, formas de organización y demás aportes culturales forman parte de las retribuciones
obtenidas en estas relaciones.

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El Sentido De Autonomía:
Un último elemento que se tratara en este esbozo es el del sentido de autonomía en las
agrupaciones de las barras. La autonomía debe ser vista en primera instancia como una respuesta
al pensamiento diferenciado del resto de la sociedad en donde se perciben las diferencias con el
discurso cultural predominante. Este pensamiento diferente no hace un llamado al conflicto, para
las barras el sentido de pertenencia al grupo y la pasión por el deporte constituye un factor de
cohesión que defiende de las medidas culturales de segregación de la cultura dominante. Las
prácticas se orientan a reforzar este sentido de pertenencia y el arraigo al grupo y los valores
simbólicos implícitos en la práctica deportiva, los miembros de las barras obtienen de ellas todo lo
que necesitan para valerse como tales.
En todo caso, su sentido de autonomía se mantiene frente a aquellos que pretenden una crítica
contra la barra, sus prácticas, sus fines y sus propósitos. Los miembros de las barras interpretan la
autonomía de sus grupos como la capacidad que tienen las mismas de no depender de ninguna
institución ni pública ni privada, el desarrollo cultural de las mismas depende de esas estructuras
simbólicas que sortean la cultura dominante y encuentran asidero en grupos de individuos que los
adoptan e implementan no como una contra cultura que se opone a la dominante sino como una
construcción cultural capaz de responder a las necesidades de pertenencia e identidad de los
individuos, insertándose en la estructura cultural dominante, complementándose mutuamente en
diferentes aspectos. Esa identidad que los miembros de las barras han construido, constituye el
principal elemento constitutivo de la autonomía del grupo; en palabras de los propios miembros:
“La barra es la barra y no responde a nadie más que a los hinchas”.

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