Este documento resume los elementos esenciales de una buena pastoral sacerdotal según un autor. Identifica varios puntos clave como vivir como sacerdote significa abandonar seguridades e ir hacia el futuro con fe, escuchar para conocer la voluntad de Dios, actuar representando a Cristo en lugar de ser el centro de la acción pastoral, y celebrar la eucaristía que une a la comunidad.
Este documento resume los elementos esenciales de una buena pastoral sacerdotal según un autor. Identifica varios puntos clave como vivir como sacerdote significa abandonar seguridades e ir hacia el futuro con fe, escuchar para conocer la voluntad de Dios, actuar representando a Cristo en lugar de ser el centro de la acción pastoral, y celebrar la eucaristía que une a la comunidad.
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Este documento resume los elementos esenciales de una buena pastoral sacerdotal según un autor. Identifica varios puntos clave como vivir como sacerdote significa abandonar seguridades e ir hacia el futuro con fe, escuchar para conocer la voluntad de Dios, actuar representando a Cristo en lugar de ser el centro de la acción pastoral, y celebrar la eucaristía que une a la comunidad.
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Trabajo: Elementos a desarrollar para una buena Pastoral Sacerdotal
Profesor: P. Eliseo Bellés Cehtelles, sdb. Alumno: Joel Alexis Zerpa Muños, sm.
Al leer en capitulo once, que lleva por título puntos esenciales
de la pastoral sacerdotal, caigo en la cuenta que todos los puntos presentados por el autor referente a la pastoral sacerdotal son puntos que aún hoy día no se han desarrollado completamente y en algunos casos ni siquiera se han comenzado a desarrollar, y que muchas veces ni siquiera son tomados en cuenta como lineamientos fundamentales de una pastoral, a continuación señalare según lo leído los puntos que deberían ser esenciales para el desempeño de una buena pastoral sacerdotal: (entre paréntesis tratare de colocar un breve comentario personal) Ser sacerdote y vivir como sacerdote significa actualmente, al igual que Abrahán, a impulsos de la fe, abandonar todas las segu- ridades y ponerse en camino hacia un futuro «sin saber a dónde se va». (Este aspecto no se toma en cuenta, ya desde que el seminarista esta en el seminario sueña con lo que va a realizar en un futuro, con lo que quiere estudiar y algunos porque no decirlo con ir a una parroquia prestigiosa y así asegura su futuro) Hoy día sólo podrá ser sacerdote y llegar a ser sacerdote aquel que esté dispuesto a entregarse plenamente a sí mismo y a ponerse en camino hacia un futuro que es, sí, incierto, pero que está sustenta- do, abarcado y garantizado por la promesa de Dios. (A mi modo de entender solo podrá ser sacerdote aquel que realmente esté dispuesto a ser otro Cristo y actuar como Cristo sin suplantarlo teniendo en cuenta que es hombre y no Dios). La labor pastoral no consiste sencillamente en ejecutar y «seguir poniendo en práctica» programas fijos, en la forma «en que tal cosa se ha venido haciendo», sino que consiste en vivir una vida «en el Espíritu». Y forma parte de ello el estar constantemente a la escucha para conocer la voluntad de Dios. (La pastoral de la escucha es un punto esencial en el cual el sacerdote se debe cultivar, ya que su ministerio dependerá mucho de la escucha, cuando digo escucha no solo me refiero al largo tiempo que pasara en el confesionario, o los largos ratos que pasara escuchando los problemas que le llegaran a contar, también me refiero a aprender a escuchar la voz de Dios, a afinar su oído para poder no solo escuchar sino entender y comprender.) El sacerdote debe tener en cuenta que parte de su pastoral la desempeña en su obrar sacramental, que representa, expresa y simboliza únicamente lo que Cristo mismo hace. La labor pastoral, por sí misma, no es capaz de obrar nada (de «llegar a ser eficiente»). Por eso, no será auténtica sino cuando encarne y haga ver de manera intuitiva lo que Dios obra o quiere obrar. (El sacerdote está llamado a encarnar a Cristo y a ejemplo de Él, vivir, actuar y realizar su ministerio no en función de su propio bien sino en bien de los demás, teniendo siempre en cuenta que la Obra es de Cristo y que él solo es su fiel colaborador) No es el sacerdote el que «efectúa» propiamente la labor pastoral, edifica la comunidad, transmite la obra de salvación de Cristo; no es él «el que lleva los asuntos de la Iglesia. Esto quiere decir que Dios mismo, en Jesucristo, quiere actuar por medio de él, y «se expresa» y «obra» en la acción «puramente representativa» del sacerdote.(La acción pastoral es realizada por Cristo muchas veces al sacerdote se le olvida esta parte y termina creyendo que es él el que realiza todo, y al olvidarse que es Cristo el que realiza la obra se va perdiendo este sentido espiritual y se pasa al activismo y por consecuente se cae en el desgano el cansancio y la falta de interés, el sacerdote debe tener presente que es Cristo el centro de su labor Pastoral.) También en cuanto a la comprensión de la labor pastoral como «acción representativa» el sacerdote está acorde, debe estar acorde, con la manera en que Jesús mismo procedía en su praxis. (Muchas veces el sacerdote actúa de manera diferente a como actuó o actuaría Jesús, cuando no termina minimizando su acción pastoral, se va hasta el otro extremo y termina exagerando, el sacerdote debe mantener el sano equilibrio, teniendo en cuenta que Jesús no lo hizo todo, pero lo que hizo lo hizo con amor, era este el signo que lo caracterizaba. Es una invitación a obrar rectamente y llevar como bandera de proclamación el amor. Jesús cuando ayudaba a alguien no estaba pensando en todos los que tenía alrededor, al contrario fija sus ojos solo en esa persona y se olvida de los demás.) El Sacerdote debe actuar in persona Christi para facilitar a las personas que se congreguen como pueblo de Dios, y de ayudarlas a seguir por el camino del discipulado. (Este aspecto pastoral es conocido, por la mayoría de los sacerdotes, pero me atrevería a decir que puesto en práctica por muy pocos) La labor pastoral no puede tener más centro que aquel que constituye también el centro de la actividad de Jesús y de la transmisión de su misión (más aún, el que es además el centro que constituye la meta que da sentido a toda la creación): la unidad, que es el centro de toda acción pastoral y de cura de almas. (La unidad es y debe ser el centro de toda actividad pastoral ya lo dijo Jesús: “Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. Jn. 17, 2ss ) La labor pastoral se efectúa principalmente en las celebraciones sacramentales y en la proclamación de la palabra de Dios. Fuera del recinto de la Iglesia, esta actividad se realiza en la labor de la caritas, en la ayuda bien ordenada que se presta a los pobres y a los necesitados. (Es obvio que en las celebraciones Sacramentales y en la proclamación de la palabra de Dios es donde de manera más evidente se desarrolla la acción pastoral sacerdotal, pero el autor deja claro que esto no lo exime de realizar una labor fuera de este ámbito, muchas veces se suele caer en el error de pensar que al sacerdote no le incumbe tomar posturas referentes a otros temas como el de la pobreza, el de la injusticia etc. Pero el autor deja claro que estos campos también son lugares en donde el sacerdote con la cautela y discreción necesaria puede desarrollar al igual que Jesús una excelente acción pastoral. La celebración de la eucaristía es el centro de la labor pastoral, porque en la eucaristía se encuentra el centro de la actividad de Jesús y la finalidad que da sentido a toda la creación: en ella se realiza la unidad. (No hay que perder de vista que en la celebración Eucarística es donde Jesús congrega, se entrega y se queda con nosotros, es el signo más visible en donde Cristo no solo reúne sino que se une a nosotros por medio de la mesa de la palabra y de la Eucaristía. Nosotros también al participar de la celebración eucarística hacemos posible que se de esta unidad) El culto dominical es, o debería ser, la única ocasión para que los fieles entablen una relación expresa con Dios, si los sacerdotes no los «asfixian» literalmente con una logorhoe (como dijo agudamente P. Zulehner), con una «catarata de palabras». «Cuando todo estaba en silencio, entonces vino del cielo tu Palabra divina». La palabra de Dios necesita nuestro silencio. De lo contrario, no puede llegar. (El silencio es una dimensión de la pastoral Sacerdotal que también se debe cuidar, tener presente que hay momentos indicados en la celebración eucarística que prescriben un silencio para facilitar este encuentro de las Personas que asisten a la celebración con Dios. El Sacerdote debe aprender a callar, y aprender que dios también habla en el silencio, que hay veces que el silencio dice mucho más que mil palabras sin sentido) La pastoral sacerdotal implica una preparación previa, muchas veces los sacerdotes se olvidan de esta parte y terminan haciendo cualquier cosa por la falta de preparación y debido recogimiento y apertura a la fe. E l sacerdote deberá siempre suscitar un ambiente de amor, que las personas permanezcan unidas, tratará de que se resuelvan los conflictos y de que se mantenga la paz y la reconciliación. Pero en qué medida y de qué modo concreto se proceda a la realización de la unidad, eso -con toda confianza- lo dejará en manos de la sensibilidad espiritual de los diversos cristianos y del conjunto del pueblo de Dios. Sobre todo cuando es cura párroco, deba considerarse a sí mismo como el «padre espiritual» de su comunidad. Un padre espiritual desde el punto de vista del Derecho Canónico es competente tan sólo en el denominado «fuero interno», en el ámbito interior e individual de las almas. Pero el párroco es pastor de una comunidad también «en lo externo», es decir, en la comunidad que vive y que se presenta en medio del mundo y de la sociedad. El servicio sacerdotal consiste en la «dirección espiritual de la comunidad. Es allí donde el sacerdote reside y con los que se hallan a su alrededor o son los que más le necesitan, en donde debe vivir la unidad, haciéndolo como signo visible y de manera creíble, y debe entablar una red de relaciones que sea lo más extensa posible. Lo que hay que hacer ante todo es proporcionar a la comunidad la unidad que es don de Dios, y no el hacerla «funcionar» como una sociedad bien organizada. La proclamación de la palabra de Dios, la cual, juntamente con la celebración del mysteríum, forma parte igualmente esencial de la pastoral sacerdotal. La diaconía pertenece esencialmente a las tareas de todos los grados del sacramento del orden, lo cual queda clarísimo, entre otras cosas, porque nadie es ordenado sacerdote sin que antes haya recibido el diaconado. La exhortación incesante a la caritas es hoy día mucho más ne- cesaria, porque existe la tendencia a vivir la fe «en una torre de mar- fil», a realizar la unidad entre las personas que son de un mismo sentir y a dejar al mundo allá fuera. (Este aspecto de la pastoral se cumple bastante bien, pero cabe decir que en muchas oportunidades se queda solo en palabras y no se acompaña del testimonio de vida, hay que recordar que palabra sin testimonio se queda en el vacio) Son tres los elementos en donde se desarrolla bastante bien esta acción pastoral sacerdotal ellos son : LA celebración de la eucaristía , el ministerio de la predicación y la diaconía(servicio) Se le pide al sacerdote que asista personalmente a cada uno de los cristianos para resolver sus conflictos internos, y que les proporcione orientaciones espirituales para ello. (Este aspecto hoy día ésta bastante descuidado, ya que el sacerdote tiene muchas ocupaciones, y la verdad no deja el tiempo necesario para dedicarse a la asistencia personal de cada uno de sus feligreses, es un aspecto que debe cuidarse y ponerse atención ya que el mundo está necesitado de que se le escuche.) La pastoral Sacerdotal es una pastoral de siembra no una pastoral de Cosecha (El sacerdote siempre quiere cosechar así no haya sembrado, el autor nos recuerda que primero hay que sembrar y que nuestra pastoral tiene que ir dirigida hacia la siembra y que muchas veces serán otros los que cosechen y que muchas veces a los que sembraron no les tocara ver los frutos de lo que sembraron.)