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Índice

INTRODUCCIÓN_______________________________3
::DIOS TRABAJA ASÍ::_________________________________________4
PRELIMINAR_______________________________________________________6
INTRODUCCIÓN_____________________________________________________9
UN MOVIMIENTO DE LAICOS INSPIRADO POR SAN IGNACIO DE LOYOLA (1540-1773) 11
El fuego de Ignacio________________________________________11
Iniciadores________________________________________________12
Fundación_________________________________________________13
Originalidad de Leunis_____________________________________15
Un fresco inspirador_______________________________________18
DISMINUCIÓN DEL ESPÍRITU AUTÉNTICO (1773-1948)____________________19
Extrañas decisiones_______________________________________19
Buenas decisiones_________________________________________21
Nuevos desafíos___________________________________________23
LA TRANSFORMACIÓN EN COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA (DESPUÉS DE 1948)_ 24
Fundación de la Federación Mundial_______________________24
NUEVOS PRINCIPIOS GENERALES______________________________________28
La gente se reúne en Roma y en Newark__________________29
Nada de prefabricación____________________________________31
Un nombre nuevo_________________________________________34
NUEVAS EVOLUCIONES (DESPUES DE 1967)_____________________________36
LA HISTORIA EN HITOS Y AÑOS______________________________________38
::CVX: 400 AÑOS DE HISTORIA MENOS 70::_________________41
I.- DESDE LOS ORÍGENES HASTA LA EXTINCIÓN DE LA COMPAÑÍA_______________43
Congregaciones para españoles, indios y negros___________45
En defensa de los indios___________________________________46
Nuestra Señora de Loreto en la frontera Mapuche_________48
El servicio a los enfermos y encarcelados__________________49
Las hermanas Febres, apóstoles de los Ejercicios__________49
II. EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX______________________________50
Un desmembramiento dispersivo__________________________53
III. LA CONGREGACIÓN EN QUE CRECIÓ Y SE FORMÓ ALBERTO HURTADO (LOS AÑOS ENTRE 1910 Y 1925) 53
Los Patronos Marianos_____________________________________56
El Congreso Panamericano de Congregaciones Marianas___57
CONCLUSIÓN_____________________________________________________59
INTRODUCCIÓN

El documento publicado en nuestra revista Progressio el año 1979 escrito por Louis
Paulussen S.J, y el ejercicio histórico de Juan Ochagavía SJ son ejemplos vivos de la importancia
de conocer nuestras raíces y orígenes. En un documento casi biográfico, el Padre Louis nos
muestra un carisma que va naciendo, y un movimiento que empieza a sentar sus bases. Por otra
parte, el texto de Juan Ochagavía es un recorrido histórico por la CVX de nuestro país, desde la
llegada de la Compañía al continente hasta nuestros días.

Solemos quejarnos de lo poco que sabemos de nuestra historia, de lo que implica ser
CVX, de cómo llegamos hasta aquí. No estamos solos y no salimos de la nada, nuestro estilo de
vida se remonta hasta los inicios de la Compañía de Jesús. Miles de hombres y mujeres han
encarnado nuestros principios generales, y desde antes de la generación de nuestros principios
generales, nuestro carisma. Ser CVX tiene que ver con esto, con reconocer el paso de Dios por
el mundo, experimentar a la CVX como una respuesta concreta de Dios para los problemas
actuales, reconocernos hijos de una historia y una tradición.

Presentamos nuevamente nuestra historia en las letras de Louis Paulussen SJ y Juan


Ocagavía SJ, para reencantarnos y agradecer el paso de Dios por nuestro movimiento,
enamorarnos un poco más de nuestra CVX, volver a nuestras fuentes y transformarnos en
hombres y mujeres para el mundo.

Consejo de Servicio
CVX Jóvenes Stgo.
Julio 2006
::Dios Trabaja así::
SUPLEMENTO DE PROGRESSIO
N° 14 Junio 1979
Louis Paulussen S.J.
Preliminar
Sin ser uno de esos "acontecimientos históricos" evocados por el autor, el texto siguiente
debería hacer época en nuestro movimiento, porque responde brillantemente a la curiosidad
universal, que germinaba hacia mucho tiempo.
Aquí encontramos el misterio de la transmisión de espíritu, misterio mayor aún que los
origines y que creaciones que surgen de repente: según la frase del místico Ángelus Silesius, "la
rosa es sin por qué" y, dijo sus, "nadie sabe de dónde viene el Espíritu". Es que en de las
profundidades de Dios, del misterio de su Providencia y de sus designios, del misterio de sus
elecciones.
De hecho el movimiento que con su energía nos anima hoy, y cuyo soplo está en vías
de extenderse sobre toda tierra, la inverosímil pretensión de levantar un mundo, renacimiento
de un espíritu que se había atenuado, todo esto nos hunde en la estupefacción de la sorpresa.
Después de todo, ¿qué son cuatro siglos en la inmensidad del fluir? Fue como ayer,
durante el desarrollo de Iglesia, después de muchas aventuras y, como Abraham, "sin saber
adonde iba", cuando un pequeño caballero vasco fundó la Compañía de Jesús y soñó conquistar
para Cristo toda la tierra. Todavía ayer, un joven estudiante belga, Leunis, con iniciativa genial y
muy moderna asociaba los laicos al apostolado de la Iglesia y les invitaba a consagrar todo lo
humano, a santificar tudas "las actividades "profanas".
Al Padre Paulussen debemos agradecerle mucho por haber consentido en trazar en
algunas páginas apasionantes, el brote de una modesta planta, de la que hoy somos algunos
ramos: historia dramática, entretejida de fallos y señales de resurrección inesperados. Sí, Dios
hace bien lo que hace y es así como trabaja, "suave y fuertemente" siempre, con poder, pero
respetando las libertades, y conforme la gran ley de que la vida pasa por la muerte.
Al autor debemos también agradecimiento por haber hecho tan viva su narración, sobre
todo a medida que se acerca al tiempo presente, mezclando sus propios recuerdos con
acontecimientos objetivos. Aquí sueña uno con la narración de los Hechos de los Apóstoles,
donde de repente Lucas interviene personalmente en la epopeya de Pablo y, por ejemplo, hace
revivir los pormenores al naufragio de Malta. Nada permitía prever que un modesto capellán de
Holanda, pudiese ser arrancado de sus tareas y colocado en el escenario público para orientar
a su medida los acontecimientos.
Sin embargo, esto fue lo que sucedió. Pero el optimismo y aun el humor de la narración,
permite suponer lo que oculta un poco: los enfrentamientos y los combates, las incertidumbres
y las angustias, la impaciente espera del "canto de los días siguientes". Misterio también del
Espíritu, que se sirve de los instrumentos humanos para alcanzar sus fines...
Y se puede suponer también que las transformaciones radicales que un día se
produjeron, fueron suplicadas por una intensa oración, la de los actores visibles, la de toda la
Iglesia y sobre todo la de una Mujer, a menudo nombrada, que intercede por sus hijos
privilegiados, la Virgen María.
Sí, el valor de esta narración es el de ilustrar, en una línea particular de la historia, la
fidelidad de Dios en el desarrollo de su "economía", como resultado de la palabra capital de
Jesús: "Era menester". Lógica misterios de su acción siempre pascual, que para lograrse, utiliza
azares y causalidades, abre horizontes nuevos, recrea sin cesar su creación, desapareciendo
cuando él lo ha conducido todo.
Y henos hoy manos a la obra, o más bien ante el océano del porvenir, llamados
personalmente y en comunidad fraterna a la transformación de un mundo, a la creación, para
toda la humanidad, de un porvenir verdaderamente humano, muy pequeño sin duda, pero
empujados por el soplo de un Espíritu que nos llena de esperanza.
Gracias a todo este pasado, gracias a nuestras muertes que reviven en nosotros, todo
es posible y este porvenir será lo que nosotros hagamos, dichosos solamente nuestra brevedad
pasajera por haber sembrado algunas centellas en la estela o el surco de nuestros padres.
Según palabra de Isaías, nuestro movimiento se eleva aún "como una frágil planta", y es posible
que sea de nuevo sometido a las tempestades. Como lo subraya el Padre Paulussen, no es
puramente con las estructuras, con las que hay que contar, por necesarias que sean, sino con la
vitalidad del organismo y con la libertad del Espíritu.
Después de los umbrales pasados, nuevas etapas nos aguardan, de las cuales se puede
prever que serán análogas a lo que vivieron nuestros predecesores, o sea, a sus dramas y a sus
combates, pero también a sus logros y a las promesas de Dios.

Por lo que fue, por lo que es, y sobre todo por lo que será sea bendito el Dios del Amor.

PROGRESSIO
"He venido a poner fuego en la tierra" (Lucas 12, 49)

Introducción

Este suplemento es la respuesta a numerosas preguntas. Hace ya algunos años, unos


amigos habían expresado el deseo de querer ser especialmente informados sobre los orígenes de
la Federación Mundial (FM). Más recientemente, en diversas ocasiones, algunos me han
comunicado su deseo de saber por qué y cómo la Congregación Mariana (CM) se transformó en
Comunidad de Vida Cristiana (CVX). El año pasado, el Consejo Ejecutivo de la FM me invitó a
que escribiese un Suplemento sobre este asunto.
Dada la imposibilidad de entender lo que sigue sin conocer a lo menos las líneas
principales de una larga historia, importa remontarse a los orígenes de la Compañía de Jesús.
Así que el primer capítulo suministra lo esencial de la información acerca de la CM en el periodo
que va de la fundación de la Compañía de Jesús hasta su supresión en 1773. El segundo capítulo
expone brevemente los acontecimientos mayores de los años siguientes hasta la promulgación
de la Constitución "Bis-Secularis"(1948). A la luz de esta historia, todos los nuevos desarrollos
se hacen inteligibles y claros: tal es el contenido del tercer capítulo. Narro los hechos, como yo
los he vivido.
Si un paciente lector lee hasta el fin verá que estoy en pleno acuerdo con el Padre Kart
Rahner quien, poco después de la conclusión del Vaticano II, escribía: "En la espiritualidad
cristiana, imposible separar lo antiguo y lo nuevo. Y esto: porque lo nuevo no es auténtico, si
no conserva lo antiguo, y porque lo antiguo no conserva su vitalidad si no vive de un modo
nuevo” (1).
Los delegados de la FM, que en 1967 aprobaron por voto el nuevo nombre y los
Principios Generales estuvieron también de acuerdo, a lo que parece, con esta opinión. En
efecto, la carta de confirmación de la Santa Sede menciona “Con el deseo de un mejor servicio,
los participantes de la Asamblea General han escogido adoptar el nombre de Federación
Mundial de las Comunidades de Vida Cristiana, pensando que este título expresaba mejor la
realidad y el dinamismo interno de su asociación, sin olvidar nada de sus elementos
específicos”
Se podría finalmente preguntar por qué se citan tan pocos nombres de los que
actualmente están comprometidos en las CVX. Ciertamente, se hubiera podido mencionar un
gran número de sacerdotes, de hombres, de mujeres, de jóvenes y de jesuitas; pero la lista
hubiera sido demasiado larga y en estos casos siempre existe el peligro de la omisión.
Se entenderá por qué solamente recuerdo, con profundo agradecimiento, cinco laicos,
que, cada uno de manera muy personal, contribuyeron generosamente a inaugurar la realidad
del movimiento CVX tal cual hoy existe. Sus nombres son: José Ignacio Lasaga (Cuba), primer
presidente de la FM (1954-1959), sus tres sucesores, Antonio Santacruz (de México) (1959-
1964). Eric Mathias (de la India) (1964-1970), Roland Calcat (de Francia) (1970-1976), y
Edythe Westenhaver (de los Estados Unidos, primera secretaria ejecutiva (1965-1970).

Louis Paulussen S. J.

Roma, 8 mayo 1979


UN MOVIMIENTO DE LAICOS INSPIRADO POR SAN IGNACIO DE LOYOLA (1540-1773)

El fuego de Ignacio
Un sacerdote diocesano, Ferdinand Sassen, fue el primero que me puso en contacto con
el fuego de san Ignacio. Especialista de la historia de la filosofía, era profesor de historia
(internacional, nacional y eclesiástica) en el colegio, donde yo estaba interno. Su manera de
enseñar era fascinadora, porque era extremamente inteligente, ardía de entusiasmo y era
maestro en el arte de la educación. Todo el colegio conocía su admiración, casi excesiva por los
jesuitas. El tiempo que les consagraba durante los cursos de historia de la Iglesia parecía
desproporcionado. Pero todos, hallábamos la cosa maravillosa, y, para bien de los alumnos, fue
inolvidable. En mí también hizo una impresión profunda. Hasta tomé la decisión de que, si debía
ser sacerdote, sería jesuita.
Como todos los buenos colegios de esta época en los Países Bajos, teníamos una
Congregación Mariana. Mi sorpresa fue grande cuando al salir del colegio me enteré de que esta
asociación fue fundada por los jesuitas. Esta cambió la modesta opinión, que tenía de ella.
Como prefecto de la división de los mayores, tuve que redactar una relación acerca de ella en el
anuario del colegio. Este fue mi primer artículo sobre la necesidad de una renovación.
En la universidad, encontré de nuevo una CM. Estaba bien lejos del fuego de San
Ignacio. Encontré también a mi antiguo profesor, que era ahora profesor de historia de la
filosofía. Colaboramos en el desarrollo de la formación filosófica en todas las facultades. Aunque
mi interés por la CM y aun por los jesuitas se hizo marginal, en el fondo del corazón mi decisión
secreta permanecía intacta, y aún se refuerza mi primera convicción: la Orden de los jesuitas
sólo conviene a hombres excepcionales. Imposible para mí.
Un día en 1932 - era durante mi tercer año, el capellán de la universidad me pidió que
reclutara participantes para el retiro anual de los estudiantes. Hice lo más que pude y, en
compañía de quince excelentes compañeros fui al retiro. El conjunto de las demás universidades
envió poco más o menos el mismo número. Entonces fue cuando sobrevino vino el
acontecimiento. Sin buscar nada, lo encontré todo. Fue como la gracia más pura de toda mi
vida: una sorpresa repentina e inimaginable. Me fue dada tanta luz, paz, consolación y liberación
que desapareció hasta la menor duda. La certeza de la autenticidad de la experiencia
permaneció: Dios me llamaba a la Compañía de Jesús. Había estado en contacto con el fuego, el
fuego de Jesús, el fuego de Ignacio y este contacto iba a durar siempre.
Si cuento esta pequeña historia, es porque mi vocación de jesuita se identifica
prácticamente con la de restauración de las CM. Pero los designios de mis Superiores eran
diferentes. Tres veces por lo menos me confiaron otros cargos. Pero las circunstancias
modificaron siempre estos planes. Dios trabaja así.
En el noviciado supe la verdad sobre las Congregado Marianas. En los orígenes de este
movimiento, encontramos a Ignacio de Loyola. Su secreto siempre había sido el amor infinito de
Dios: un fuego, ardiendo delicadamente, discreto, prudente, pero irresistiblemente
conquistando. Así, llegó a ser él el corazón de una pequeña comunidad. Así, se esforzó por
formar hombres libres verdaderamente. Libres no sólo para amar y servir sino libres para amar
y servir siempre. Libres por ser completamente pobres y puros. Así, llegó a ser él, el fundador de
la Compañía de Jesús. Así, llegó a ser él, el hombre que inspiró grupos laicos alrededor de sus
primeros compañeros.

Iniciadores
El fuego se comunica espontáneamente. No sorprende pues la descripción del P. Villaret
del primer período de la historia de las CM en su libro, capítulo uno. Da ejemplo de cómo grupos
laicos rodeaban a los primeros jesuitas. Cooperaban con los Padres en el apostolado (2). Estos
grupos llevaban nombres distintos pero los inspiraba un mismo espíritu. Con frecuencia se
encuentra en las fuentes históricas, cómo el rasgo ignaciano era la evidente característica de
todos ellos. Un escritor contemporáneo afirma: "Si usted ve estos hombres, se dará cuenta
inmediatamente que están compenetrados del espíritu de la Compañía de Jesús". Una y otra vez
se menciona, lo que esto significa: miembros muy escogidos, formación sólida, meditación y
frecuencia de sacramentos, flexibilidad y adaptación a todo tipo de necesidades.
Ya en 1540, el año de la fundación de la Compañía, Peter Faber dirigía un grupo famoso
en Parma, llamado también Compañía de Jesús. De aquí salió el primer mártir jesui ta. Otro
compañero de Ignacio, Paschase Broet escribe a Francisco Xavier una carta el 1 de marzo de
1545, en la cual le cuenta del floreciente grupo de Faenza. Antes Francisco Xavier había escrito a
Roma contando la ayuda que un selecto grupo de jóvenes, llenos de amor y de celo, le daban en
su difícil misión. En 1547 Ignacio mismo comenzó la Compañía de los 12 Apóstoles en Roma y
un año más tarde, Nadal inició un grupo en Calabria. El se lo comunica a Ignacio en una carta
del 10 de abril de 1548.
Es interesante notar como los jesuitas no solo iniciaban nuevos grupos sino que también
con frecuencia, se les invitaba a que reformaran cofradías de varias inspiraciones que habían
perdido su espíritu original. Algunas veces estos grupos se trasformaron en nuevas asociaciones
que adoptaban la espiritualidad de tos jesuitas.
Se planteó el asunto de si las CM en este primer período se podían considerar como
una Tercera Orden de la Compañía de Jesús. Es cierto que en dicha época, existía una íntima
unión entre las dos asociaciones. Las CM tenían el espíritu de los jesuitas y solo ellos podían ser
asistentes. Sin embargo, las CM nunca fueron una Tercera Orden. Esto se vio claro en 1773
cuando se suprimió la Compañía y las CM continuaron por su cuenta. Lo que Clemente XIV hizo,
se puede criticar, pero jurídicamente fue del todo correcto.

Fundación
El 3 de mayo de 1556, un joven de 24 años, en ropas de obrero, se presentaba a la casa
de los jesuitas cerca de la pequeña iglesia de la Virgen del Camino. Vino a pie, desde la lejana
Lieja en Bélgica y quería ingresar en la nueva Compañía de Jesús. Probablemente habría ya
conocido algunos jesuitas en su pueblo natal. El mismo Ignacio junto con Polanco, su secretario
examinaron el nuevo candidato y después de algunos días inició su noviciado. Ignacio murió
tres meses más tarde. El había recibido en su Compañía a John Leunis, considerado con mucha
razón el fundador de la CM (3).
La historia es muy conocida. En el Colegio Romano, el centro europeo de formación
fundado por Ignacio en 1551, Leunis reunió un grupo de estudiantes y los preparó para el
apostolado en la ciudad de Roma. El hizo exactamente lo que otros jesuitas estaban haciendo en
diversas partes. Desde 1563 su nombre no deja de mencionarse.
Una completa red de comunicaciones existía entre los miembros de la Compañía. El
compartir y el comunicar son características propias de una comunidad hecha por Ignacio como
Compañía de amor. Leunis, pues conocía los grupos laicos existentes. Lo que él inició, no fue
original, sólo su manera de hacerlo, gracias a sus excepcionales talentos de educador. Por los
documentos, sabemos que tenía un carisma especial para tratar a los jóvenes.
En pocos años el Colegio Romano se hizo famoso. Irradiaba no solo doctrina y
espiritualidad sólidas sino también alta cultura y ciencias humanas. Un ambiente ideal para
preparar hombres eruditos, artistas, santos, mártires y misioneros. En este ambiente, Leunis,
fiel discípulo de Ignacio, quiso hacer algo más.
John Leunis murió el 19 de noviembre de 1584. Pocos días más tarde Gregorio XIII
establecía canónicamente la Congregación del Colegio Romano. Más aún, declaró el grupo de
Leunis "mater et caput" (Madre y cabeza) de todos tos grupos semejantes. En términos
canónicos: se convirtió en Primaria (grupo primario) con derecho a afiliar otros grupos de su
misma naturaleza. A través de esta afiliación todos los grupos participaban en las indulgencias y
privilegios de la "Primaria".
Luego, la Primaria se dividió, por edad, en tres grupos: primera, segunda y tercera
primaria. La Primera Primaria representaba los tres grupos juntos. Ya que la Primera Primaria
estaba bajo la jurisdicción de la Compañía de Jesús, sólo el General podía otorgar una afiliación.
Se intentaba no sólo comunicar dones espirituales sino también formar una unidad y garantizar
la autenticidad.

Originalidad de Leunis
Por lo menos en tres aspectos, fue original Leunis. Antes de todo, en la manera tan
extraordinaria de formular el fin de las CM. Segundo, en su esfuerzo por promover la
responsabilidad y la actividad de los laicos. Tercero, en su manera práctica de formar comunidad
y de desarrollar la vida comunitaria.

(i) El fin
Es evidente que Leunis y sus colaboradores consideraron el fin de las CM no
bidimensional sino unidimensional. Ellos no pensaron (como se ha afirmado) animar la vida
cristiana y "también" la vida científica. Ellos se propusieron una unidad de vida reuniendo todos
los aspectos de la existencia humana en una forma cristiana de vida. Ya que estamos tocando
aquí, uno de los elementos más fundamental de los Principios Generales, me gustaría citar de
cuatro fuentes diversas en el texto original.
Los miembros de las CM del Colegio Romano escriben sus reglas de 1574 (las más
antiguas que conocemos) "desideros di far profitto si nelle lettere come nello spirito….”
(queriendo progresar tanto en nuestra formación científica como espiritual). Más adelante en el
mismo documento "Essendo il fine di questa nostra congregazione congiungere le lettere con la
pitá cristiana. . ." (ya que el fin de nuestra Congregación es unir la formación científica con la
vida cristiana). (4)
Más clara todavía es la expresión francesa en las reglas de 1575. Aquí los miembros del
grupo del Colegio de Clermont (París) en donde trabajaba Leunis, también escriben así: "Pouce
donné que le fin de notre Congrégation est de conjoindre les lettres á la pieté chretienne " (ya
que el fin de nuestra Congregación es unir la formación científica con la vida cristiana). (5)
Contamos con otro texto (latín) escrito en 1582 por el mismo grupo de París. El
preámbulo comienza: "Prim unicuique propositum esse debet ut studia litteratum pietatem que
copulet" (La intención principal de cada uno tendrá que ser la unidad íntima de la vida científica
y la cristiana). (6).
Las primeras reglas comunes del P. Aquaviva que rigieron durante casi tres siglos (1587-
1855) expresan en diversos términos el mismo ideal. El texto original está en italiano: "Perché il
fine é … l´acquisto delle virtú e della pietá cristiana insieme col profitto delle lettere." (ya que el
fin es el crecimiento en la virtud y la vida cristiana junto con el progreso científico). (7)
Es casi increíble que esta larga tradición de integración sencillamente desaparezca casi
por completo en las reglas de 1855 y también más tarde en las últimas reglas comunes de 1910
(8). Los Principios Generales de 1967 han establecido de nuevo el contacto con la inspiración
auténtica de Ignacio: "Nuestro grupos son para quienes sientan una necesidad más urgente de
unir su vida humana en todas las dimensiones con la plenitud de su fe cristiana”.

(ii) Responsabilidad de los laicos


Es sorprendente el hecho de que los primeros documentos del siglo 16 estén mucho más
de acuerdo con las enseñanzas del Vaticano II sobre el apostolado de los laicos, que el
documento del siglo 20, responsable por la imagen típica de las CM: las reglas de 1910. Para
Leunis era natural que los estudiantes de su primer grupo decidieran sobre sus propias reglas,
tomando ellos mismos las principales decisiones, que debían elegir no solo líderes de grupo y
oficiales sino también el jesuita responsable e inclusive el cardinal, protector (en los días en que
él tenía este cargo). En otras palabras, él les dio plena responsabilidad.
Las reglas comunes de 1587 preparadas por el P. Aquaviva, son menos radicales que
Leunis, pero suficientemente saturadas del espíritu del fundador para inspirar a un lector
moderno. De hecho, ellas han sido una gran ayuda para la composición de los Principios
Generales.
Aquaviva y sus consejeros, poco preocupados como eran de consideraciones jurídicas,
trataron sobre todo de animar a los jóvenes cristianos y crear un ambiente espiritual coherente
con el fin de las CM: la formación de los laicos, conscientes de su vocación personal en la Iglesia
de su tiempo. Una palabra como "director" introducida después de más de 300 años en las
reglas de 1910, no parece estar en armonía con este ambiente. La concepción de un director es
ajena al pensamiento de Leunis y de Aquaviva y
es lamentable que en traducciones y explicaciones se haya usado. Todas las reglas locales y el
texto original de 1587 invariablemente usan la palabra "padre" casi siempre junto a "prefecto"
(presidente), también llamado "il capo"(e jefe) o "superior". La combinación padre-prefecto
aparece 40 veces e ilustra la conciencia de acentuar su responsabilidad común, más bien que su
diferencia jerárquica.

(iii) Vida comunitaria


En nuestros días uno de los textos bíblicos más usado es Mateo 18:20: "Donde están dos
o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos". Es el texto mejor y más hermoso en
el cual se puede fundar y justificar la vida comunitaria. Leunis y los primeros miembros de las
CM no sólo usaron este texto sino que lo incorporaron en el nombre mismo. El texto latino dice:
"Ubi duo vel tres congregati sunt….". De aquí el nombre "congregatio". No sorprende pues, que
este texto aparezca en la primera página de la copia más antigua de las reglas de las CM
redactadas por Leunis y los miembros del grupo Clermont en París. El folleto es de 1575 y ahora
se encuentra en la Biblioteca Nacional Francesa de París.
Las reglas del Colegio de Clermont son semejantes a aquellas de 1574, del Colegio
Romano. Para ambas el preámbulo es idéntico, dejando ver un fuerte vínculo comunitario: "de
común acuerdo entre nosotros, hemos decidido redactar algunas reglas que nos puedan ayudar
a integrar nuestros estudios con la vida espiritual, para poder vivir plenamente en unión con
Dios, en paz entre nosotros, de esta manera dando testimonio a los demás y disponiéndonos
mejor para recibir de su divina bondad, luz, gracia y dones".

Todos los días estos “hermanos” iban juntos a Misa. Hacían juntos la meditación, se
reunían para cantar parte del Oficio de Nuestra Señora y hacían juntos su examen de conciencia
y preparaban la meditación del día siguiente. Los oficiales eran responsables de que los
miembros participaran en el intercambio de opiniones en las reuniones semanales. En una regla
especial se recomendaban el amor y la unión mutuos: "todos son miembros de una familia y
hermanos de Cristo". Las reglas “cada hermano” se usan con frecuencia. En una comunidad
verdadera todo se hace de tal manera que todas las personas tienen el mismo valor.

Un fresco inspirador

¿Fue también Leunis el iniciador del carácter mariano, de las CM? Tenemos algunos
hechos: muchos de los primeros grupos alrededor de los jesuitas no tenían explícitamente
carácter mariano. Claro, como fieles católicos formados en la escuela de los Ejercicios, los
miembros de estos grupos tenían un gran amor a la Santísima Virgen pero no siempre una
devoción especial como la tenía el grupo de Leunis. Es cierto también que Leunis era ya conocido
por su profundo amor a la Madre de Dios, antes de ingresar a la Compañía.
Otra respuesta se da en el preámbulo antes menciona de las primeras reglas: "Ya que es
costumbre que tales Congregaciones se encomienden ellas mismas a un patrono en el cielo para
protección y guía, de quien toma el nombre, y en vista de que tenemos una devoción especial a
la Santísima Virgen de la Anunciación, Madre de Dios, nostros, con toda humildad nos
dedicamos a ella, suplicando que ella nos ayude en todas nuestras acciones, especialmente en el
orden y observancia de las reglas de nuestro grupo, que son las siguientes . . .”
El preámbulo menciona dos veces la Anunciación, nombre de la Iglesia del Colegio
Romano. Sobre el altar mayor había un hermoso fresco grande. No era la representación
común de la Anunciación, sólo María y el ángel, sino el panorama inspirador completo de la
contemplación sobre la Encarnación en los Ejercicios: la Santísima Trinidad, toda la creación y la
humanidad con nuestra Señora y su "fiat" en el centro. En estas circunstancias comenzó Jesús
su vida terrena. Este fresco era un constante recuerdo del punto significativo de los Ejercicios.
Tanto a los Padres como a los estudiantes les gustaba este maravilloso cuadro. Llegó a ser la
inspiración permanente no solo de un grupo sino progresivamente, de todo el movimiento
mundial.
Hoy día este fresco ya no existe. En 1626, la Iglesia de la Anunciación, se demolió para
dar cabida a la iglesia más grande de San Ignacio. Sólo el detalle de Nuestra Señora se
conservó. Aislado y sacado de su contexto de una perspectiva más amplia de la historia salvífica,
se conoce hoy como la Virgen de la Primera Primaria.
Una reproducción en blanco y negro del antiguo fresco se publicó en el programa de la
primera reunión de la Federación mundial (Roma, 1954). El misterio de la Anunciación
Encarnación que no se mencionó en las reglas de 1910, vuelve a ser la mayor inspiración de los
Principios Generales.

DISMINUCIÓN DEL ESPÍRITU AUTÉNTICO (1773-1948)

Extrañas decisiones
En un período tormentoso de inquietud y confusión la suprema autoridad de la Iglesia,
forzada por poderes políticos, actuó de una .añera que hoy, nadie lo hubiera imaginado. E1 21
de julio de 1773, Clemente XIV firmo la Bula que suprimía la Compañía de Jesús, todos sus
trabajos, ministerios y actividades. Más de 20.000 jesuitas fueron expulsados de sus obras y al
General lo llevaron a la cárcel. Los Obispos locales tuvieron que leer la Bula papal en todas las
casas de la Compañía. Esta promulgación fundamental para su validez, se prohibió en Rusia. La
Emperatriz, Catalina II quien en 1772 había ocupado parte de Polonia no quiso preocupar a los
católicos de su país. Por lo tanto la Compañía de Jesús y todos sus trabajos, incluyendo un
floreciente movimiento CM siguió existiendo.
En otras partes, la Compañía y por consecuencia también las CM desapareció. Esta fue la
consecuencia lógica de la decisión papal. Pero Clemente XIV de nuevo volvió a sorprender la
gente con su actuación. E1 14 de Noviembre del mismo año, decidió que las CM podían
continuar en todas partes sin los jesuitas! Una sorprendente excepción a la Bula de supresión:
en lugar de supresión, una nueva dimensión…. De un trabajo jesuita privilegiado, las CM de
repente pasaron a ser uno de los trabajos normales de la iglesia universal. De un golpe se
arranco de su inspiración original y al mismo tiempo se expuso a un crecimiento irregular: todos
los Obispos podían establecer las CM en cualquier lugar del mundo. Y muchos lo hicieron.
Durante el primer período (1540 - 1773) estaban afiliados unos 2.500 grupos. Este número
llegará a 80.000 en el segundo período (1773-1948). Hubiera sido un milagro si esta evolución
no hubiera afectado negativamente el espíritu auténtico. Ahora sabemos todos que en el
transcurso de los años, el movimiento como tal, cambió sencillamente porque se perdió la
tradición. ¿Dónde estaba el fuego de Ignacio?
No fue la supresión de la Compañía la que causó la pérdida del espíritu en el
movimiento CM sino la decisión del 14 de noviembre de 1773. Sin ella las CM se hubieran
suprimido sólo para ser restablecidas en 1814 junto con la Compañía. Para ser un movimiento
de la Iglesia universal hubiera sido una ventaja, pero el movimiento cambió enormemente en
sus características más esenciales. Había llegado a ser - por lo menos en la mayoría de los casos
- un movimiento piadoso de masa distinto de lo que habían fundado Ignacio o Leunis o
Aquaviva.
Por supuesto, que esto es sólo una cara de la moneda. Grupos buenos estaban
trabajando en muchos países, pero el movimiento como tal, había perdido contacto con el
espíritu, el espíritu de los fundadores. Sobra decir que inclusive en su nueva forma, el
movimiento hizo mucho bien, respondiendo a las necesidades en muchos sitios.
Especialmente después de la promulgación dogmática de la Inmaculada Concepción
(1854) las CM llegaron a ser aún más populares. Según muchos sacerdotes fue un medio
infalible para proteger a la juventud del mal. Personalmente conozco un Obispo que decidió
iniciar en todas sus parroquias dos Congregaciones Marianas, una para muchachos y otra
para muchachas. Sistemáticamente se organizaban y se imponían. Se exigía la afiliación con
Roma, para todas, la cual se obtenía con facilidad. Indudablemente, este Obispo no fue una
excepción. Aumentaron los numerosos y en estos términos - esta época se distingue como un
"período floreciente" de la historia CM.

¿Cual fue la reacción de los jesuitas? Muchos pensaron, ¿podemos aceptar que se
pierda el espíritu auténtico sin tratar de hacer algo por restablecerlo? ¿No fue la CM una hija
de la Compañía? ¿No es parte de nuestra vocación especialmente desde que las CM se
convirtieron en trabajo de la Iglesia universal... inspirar con el carisma especifico del "hombre
de la Iglesia" Ignacio de Loyola, el movimiento?

Buenas decisiones
En 1922, el P. Ledóchowski, General de la Compañía, convocó a los jesuítas que
trabajaban en las CM, a una reunión. Fue el primer paso al restablecimiento. Cuarenta Padres
de 19 naciones, impulsados por un fuerte sentido de responsabilidad, querían resultados
prácticos y concretos. Tuvieron una reunión muy buena. No más resoluciones; sólo una decisión:
comenzar en Roma, un secretariado central, un centro de se-vicio no sólo para los grupos
jesuitas sino también para todos los demás. Fue el primer secretariado de este tipo en la curia
de los jesuitas. No porque las CM fueran el trabajo más importante de la Compañía sino
sencillamente porque ellas eran el trabajo más descuidado y el que pedía ayuda, e inspiración.
Hoy la curia cuenta con ocho oficinas semejantes para otros trabajos.
El principal argumento para fundar el secretariado internacional fue la experiencia
positiva de algunos de los secretariados nacionales ya existentes. Los Padres de EE.UU. y de los
Países Bajos informaron que sus respectivos centros nacionales de servicio trabajaban muy
bien. ¿Por qué no aplicar la misma experiencia a nivel internacional?
Es interesante anotar que en ese mismo año (1922) existían federaciones nacionales,
por lo menos en tres países. Los delegados explicaron claramente las diferencias entre una
federación (medio normal de organización de las CM) y un secretariado (medio extraordinario
que circunstancias especiales exigen). La formación de federaciones regionales era una práctica
normal antes de 1773. Las reglas de 1910 confirman esta práctica y dicen que una federación es
siempre para la mayor gloria de Dios. Si un grupo tiene el verdadero espíritu, querrá compartir
con otros grupos. Si esto se hace en base permanente, ya se tiene una federación. Es la línea
natural de desarrollo de las comunidades pequeñas. La principal labor del secretariado será por
lo tanto: la promoción de federaciones. Si la federación está madura, el centro de servicio -
generalmente hablando - puede desaparecer. Ya ha cumplido su cometido.
Es evidente que la decisión de 1922 fue acertada. No sólo porque el nuevo secretariado
fue el primer intento internacional hacia el restablecimiento. A la luz de lo que se acaba de decir,
fue inclusive el primer paso hacia une federación mundial.
Los delegados de 1922 no pudieron sospechar la consecuencia de su reunión. Volviendo
atrás, podemos decir que fue una reunión excepcionalmente provechosa. El secretariado central
vio que se necesitaba un documento oficial y fundamental de la Iglesia. El Papa decidió
escribirlo. Se preparó "Bis Saeculari". También vieron que se necesitaba una federación mundial.
Y la crearon. Fue a su vez la federación mundial a notar la necesidad de una transformación
enérgica, y comenzaron a trabajar en este sentido. La federación mundial nos ha dado los
Principios Generales y las Comunidades de Vida Cristianas.
Todo esto no quiere decir que el nuevo secretariado fuera una institución sin tacha.
¡Lejos de serlo! Pero demostró que se puede trabajar eficazmente con medios sencillos e
insuficientes. Esta oficina internacional que tenía que servir a un movimiento mundial cuyos
miembros en su mayoría eran mujeres, no era ni siquiera accesible a los de afuera, impensable
la presencia femenina. Era una institución privada de los jesuitas dentro de la clausura, en
aquellos días estricta y severa. Más aún ¿cómo reformar una organización sin autoridad? Desde
1773, como hemos visto, las CM estaban bajo la jurisdicción de los Obispos. Solo el 5% de los
grupos estaban establecidos en casas jesuitas. Y ¿cómo trabajar sin la cooperación de laicos
competentes. Sobre todo: ¿cómo "convertir" miles y miles de líderes espirituales en todo el
mundo? También entre los jesuitas se conocía y apreciaba poco el verdadero significado y
naturaleza de su propia creación. No podían creer que la Asociación Mariana, llamada CM,
tuviera que ver con la Compañía de Jesús.
Un Papa causó la pérdida del espíritu; otro Papa inició su resurgimiento. Pío XII,
conociendo por experiencia personal la espiritualidad ignaciana y el impacto original de las CM,
siguió con interés los esfuerzos del secretariado central. En el año de su elección (1939) el
encargado de la oficina era el P. Emile Villaret. Entre estos dos hombres existía amistad y
mutua veneración. En 1953, después de la muerte del P. Villaret, el Papa me dijo que para él, l
Padre era un santo. Pío XII es indudablemente el más grande promotor de las CM. El hizo todo
lo que estuvo a su alcance para apoyar la renovación con todo tipo de referencias, cartas,
mensajes y otras pruebas de su predilección. Finalmente, decidió dar un extraordinario paso, a
saber: proclamar un nuevo estatuto para la Iglesia entera. Lo hizo en la manera más solemne y
oficial de una Constitución Apostólica, obligatoria para toda la Iglesia y sin necesidad de
especial promulgación. "Bis Saeculari" era precisamente lo que se necesitaba: una declaración
clara de la autoridad sobre la identidad propia de las CM, un llamamiento urgente a la reforma,
orientaciones para el futuro y algunas explicaciones sobre el apostolado de los laicos en general.
Nuevos desafíos

El impacto de este documento fue enorme. No es exagerado decir que en algunas


naciones produjo el efecto de una bomba. Fue verdad también en los Países Bajos en donde
me encontraba en una posición privilegiada para observar las reacciones. En esos días era
encargado de la oficinal nacional de las CM y sucedió que me tocaba también ser el capellán de
la prensa católica. El 27 de septiembre de 1948 recibí por correo especial (formidable servicio de
la oficina de Roma... no huelgas!) una copia del Acta Aposto!icae Sedis de la misma fecha, junto
al texto latino oficial de "Bis Saeculari". Estábamos esperando algo de Roma pero nunca un
documento tan bueno y claro como éste. Inmediatamente decidimos preparar un comunicado
tratando de traducir las compactas palabras latinas en holandés moderno. El director de la KNP
(Agencia nacional de prensa) estaba muy contento de ser el primero en publicar la noticia. Al día
siguiente hizo primera página en nuestros tres principales cotidianos católicos y en más de
treinta regionales. De ahí en adelante los teléfonos de la Agencia no cesaron de sonar.
La razón principal de este shock fue la declaración papal de que la CM era una "forma
especial y sobresaliente de Acción Católica", derribando así un sólido sistema de pensamiento
uniforme sobre el apostolado de los laicos y abriendo el camino a una nueva y pluriforme
evolución.
Todo esto ahora pertenece a la historia y no tiene ya tanto interés. Existen otros
aspectos del documento que son más importantes, por ejemplo: el desafío a vivir conforme a
un viejo ideal; el llamamiento a la reforma y a la renovación; la urgencia de una respuesta de
un movimiento mundial. Pero el aspecto más esencial es el énfasis en el carácter ignaciano,
poniendo de relieve la prioridad absoluta de los Ejercicios Espirituales.
Un período caracterizado por extrañas y buenas decisiones termina. Extrañas decisiones:
se obliga a la Compañía de Jesús a desaparecer mientras que se obliga a las CM a continuar sin
los jesuitas. Buenas decisiones: la fundación de la oficina central en Roma seguida por la
promulgación del documento fundamental de la Iglesia.

Así trabaja Dios.

LA TRANSFORMACIÓN EN COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA (DESPUÉS DE 1948)

Fundación de la Federación Mundial


La nueva Constitución promulgada por ley para la Iglesia entera, fue en manera especial
dirigida a las CM. No a uno o más países sino a las CM como movimiento mundial. En todas
partes la misma pregunta: y ahora ¿qué se debe hacer? ¿qué tenemos que hacer?

Reunión en Roma en 1950


La primera respuesta vino de los jesuítas. El sucesor del P. Ledóchowski, el P. Janssens,
hizo lo mismo que su predecesor en 1922. Convocó una reunión internacional de jesuitas,
organizada por el secretariado central. Las sesiones se llevaron a cabo en la curia de los jesuitas
del 15 al 22 de abril de 1950. Esta vez habían venido 71 Padres de 40 naciones. Yo estaba ahí
junto con otro Padre representando los Países Bajos. Fue una reunión muy pesada: muchas
conferencias y largas discusiones sobre diferentes aspectos y elementos de las CM, una
reunión de silencios demasiado grandes respecto a las fuentes originales. Todo se vio a la luz de
las reglas de 1910.
Después de una larga conferencia sobre "las formas externas de las CM" pregunté por
qué dedicar tanto tiempo a las formas externas, mientras que todos sabíamos que ninguna
forma externa en realidad era esencial a las CM. Una de sus cualidades específicas es
precisamente su flexibilidad y adaptabilidad. No supe si en realidad "todos nosotros" estábamos
de acuerdo en este punto. Lo cierto fue que nadie reaccionó a excepción del General. Su
intervención fue supremamente amable pero precisa, por lo menos hasta cierto punto: yo había
pasado por alto las normas jurídicas. Obviamente la idea del P. Janssens de las CM era diversa
de la mía.
Después de la reunión de 1950, gran parte de la pregunta "y ahora, ¿que debe hacerse?"
quedó sin respuesta. Todos estaban de acuerdo en que se debía incrementar la nueva
Constitución (lo cual todos sabían ya antes de la reunión). Pero no tocamos: ¿cómo hacerlo?
¿Contamos con lo medios eficaces? ¿necesitamos nuevos caminos?
Más aún, surgieron nuevas preguntas. Los jesuítas tuvieron su reunión internacional,
pero ¿y los laicos? ¿Pueden sólo los jesuitas representar una asociación de laicos? ¿Dónde están
los representantes de los laicos? ¿Dónde entra la responsabilidad de los laicos a nivel mundial?
¿Qué opinan los laicos de la "Bis Saeculis", de la renovación, de nuevas reglas, de nuevas
estructuras?
De regreso a la Haya, estuve ocupadísimo con el trabajo del centro nacional, unos 2.000
grupos querían ayuda e inspiración. No había lugar para problemas internacionales...
Unos meses más tarde, mi Provincial me llamó. Acababa de llegar de una visita de
algunas semanas, a Roma. Me tenía que decir algo "de parte del Padre General". Yo no me
sorprendí. Finalmente una observación. El Provincial, generalmente muy abierto, estaba un tanto
tímido, "he hecho todo lo posible por salvarlo, pero no he podido". Dije que estaba bien. Luego:
"El General quiere que usted vaya a Roma de todas maneras para encargarse del secretariado
central" ¿Yo? No podía creerlo. E1 19 de febrero de 1951 llegué a Roma.
Al día siguiente me recibió el P. Janssens. Ni una palabra sobre nuestra discusión. Solo
cordialidad y confianza total: "Por favor, viaje todo lo que pueda, el tiempo de quedarse en casa
se acabo". Me pidió también que preparara una instrucción sobre las CN para todos los jesuítas.
Un mes más tarde, la Instrucción estaba lista. Antes de hacer mi primer viaje, sentí
que había urgente necesidad de escribir ante todo, un memorándum acerca de la oportunidad de
preparar una federación mundial. Razones: el secretariado no es suficiente. No podrá
representar todas las CM a nivel mundial. Necesitamos un cuerpo representativo de laicos
competentes (hay suficientes) junto con sacerdotes. Los laicos deben tomar la responsabilidad
en sus propias manos. Llámese unión. Mundial, federación mundial, comunidad mundial, el
nombre no importa. Lo esencial es que la gente se reúna. Que puedan trabajar, discernir y
rezar juntos, que puedan cooperar con los demás y servir a la Iglesia a nivel mundial. Sin esta
sencilla estructura nueva las CM existentes en muchos países no cuentan y no están
presentes a nivel mundial. Sin esta nueva unión, las CM no pueden vivir conforme a su vocación.
Sin esta comunicación permanente entre los responsables, parecía imposible lograr el
restablecimiento de las CM, deseado por Pio XII. Final-mente, una federación mundial era lo más
apropiado en una época en la cual la comunicación internacional estaba creciendo rápidamente
por todas partes. ¿Por qué llegamos con frecuencia, demasiado tarde?
El P. Janssens había estudiado con mucho cuidado el memorándum, pero aún no
estaba convencido. Habíamos discutido este tema en repetidas ocasiones pero era difícil llegar
a un acuerdo. La principal dificultad para el P. General era: cómo conciliar la "centralización
propuesta la "autonomía" tradicional de la CM. Se podía responder que cada federación, lejos de
ser una centralización, era una unificación libremente escogida con elementos de
descentralización y que cada autonomía era siempre limitada y relativa.
Por esa época, recibió el P. Jenssens un largo y fuerte memorándum contra la federación
mundial. Pero las razones eran tan sin peso que él no las tuvo en consideración. Por el contrario,
me animó a que siguiera adelante, pero dijo: "no veo muy claro".

Reuniones en Roma 1951 y en Barcelona 1952


El primer congreso mundial del apostolado de los laicos que se llevó a cabo en octubre
de 1951 en Roma, suministró una buena oportunidad para hacer ver la necesidad de una unión
mundial. Las CM, uno de los movimientos más antiguos de apostolado de los laicos, no pudo ser
invitado porque no existía a nivel mundial! Sólo gracias a la amabilidad y comprensión de los
organizadores, se pudieron invitar diez miembros para formar una delegación internacional. El
congreso fue también una buena ocasión para organizar una reunión de todos los miembros
presentes de las CM. Descubrimos entonces, que 15 de ellos pertenecían a diversas delegaciones
nacionales. Ante un grupo de 25 (2 sacerdotes diocesanos, 4 jesuitas y 19 laicos) expliqué la
urgencia de cooperación sobre una base internacional permanente. Todos estuvieron de
acuerdo, pero apenas uno o dos aceptaron la forma de federación mundial. La idea era
demasiado nueva para ellos y deseaban más tiempo para reflexionar.
Días más tarde tuvimos otra reunión. Esta vez habían 40 de 16 países diversos. El
Cardinal Gracias de Bombay había acompañado a los delegados de la India. El habló a la reunión
haciendo énfasis en la necesidad de una mayor selección según el espíritu de Bis Saeculari, Una
propuesta se aprobó por unanimidad; tener una reunión de los miembros de las CM con motivo
del Congreso Eucarístico al año siguiente, 1952, en Barcelona. Ahí, el asunto de la federación
mundial se volvería a discutir.
En Barcelona no sólo todos estuvieron de acuerdo sino que pidieron al secretariado de
Roma que preparara algunos Estatutos "tan pronto como fuera posible" y que fueran dados a Pío
XII para la aprobación. Estudiantes universitarios miembros de la famosa CM del P. Vergés
constituían la gran mayoría de esta reunión. En 1947 ellos habían organizado un congreso
internacional. Entonces, asistí con una delegación holandesa y todos quedamos muy bien
impresionados por el dinamismo de estos jóvenes. Con razón era obvio ara ellos, establecer por
fin un contacto permanente internacional entre los grupos de todo el mundo.
Un proyecto de Estatutos se envió a todas las federaciones y secretariados nacionales.
Recibimos muchas expresiones de consenso y muy pocas correcciones. A principio de 1953 se
presentó el proyecto a Pío XII. Su primera reacción no se hizo esperar. Manifestó su satisfacción
y prometió enviar una carta de aprobación en donde se insistiría sobre algunos puntos de
importancia general. Esta carta fechada el 2 de julio de 1953, empieza con esta frase: “todos los
que conocen nuestra actitud hacia el apostolado moderno, saben también cuánto apreciamos las
CM y cuánto nos hemos interesado por un continuo crecimiento espiritual”.
Con esta carta se fundo oficialmente la Federación Mundial.
La Federación fue el resultado de un proceso de crecimiento natural, la unificación de
realidades existentes: federaciones y comunidades.
"La Federación Mundial no se creó de manera artificial. Por el contrario, nació en forma
natural. Se debe considerar sobre todo como organismo en lugar de organización. Debería
alcanzar su fin con un mínimo de .estructuras, inspirado por un máximo de espíritu católico.
Vivimos en un período de problemas serios pero con frecuencia, los complicamos con exceso de
organización. La FM debe ser sencilla, el espíritu de Nuestra Señora es muy sencillo. (Reflexiones
sobre la FM; Concilio General, Roma 1954).
El 13 de abril de 1954, Pío XII nombró al Arzobispo Jóse Gawlina Asistente Eclesiástico
de la FM. Monseñor Gawlina había sido capellán jefe de la armada polaca durante la última
guerra mundial y vivía exiliado en Roma. Murió repentinamente la noche del 21 de septiembre
de 1964 mientras preparaba un trabajo para el Vaticano II sobre los deberes de los Obispos.
Monseñor Gawlina fue un gran amigo, siempre listo a ayudarnos. Tenía una tremenda
personalidad, firme y valiente, pero al mismo tiempo era ejemplo excelente de adaptabilidad
sencilla y de humildad como niño. Nuestra Federación no le dio mucha satisfacción. Ciertamente
ningún honor. Más bien, mucho trabajo, preocupaciones y sufrimientos.
El 17 de junio de 1965, Pablo VI nombró al Obispo René Audet del Canadá como su
sucesor.

NUEVOS PRINCIPIOS GENERALES

Y ahora ¿cuál sería el paso siguiente? ¿Cómo reunir a la gente?

La respuesta no fue difícil. Varios países habían pedido al secretariado de Roma


organizar un "congreso mundial" con motivo del Año Mariano (1954). Pareció una buena
propuesta y fácilmente se pudo combinar con la primera reunión de la nueva FM.

La gente se reúne en Roma y en Newark


El congreso organizando con la ayuda de nuestros amigos italianos, fue verdaderamente
maravilloso. Una explosión de vitalidad y entusiasmo. Una magnifica manifestación religiosa y
artística posible sólo en Roma. Fue una sorpresa para muchas personas. Los periódicos
hablaron de una "asamblea histórica".
Este calificativo corresponde mejor todavía a la sencilla reunión en la universidad
Gregoriana donde se reunió por la primera vez el Consejo General. Esta universidad es la
continuación directa del Colegio Romano en donde hace 400 años empezó Leunis. ¿Podía existir
en el mundo un sitio más apropiado que éste para empezar la FM? Fue interesante y
estimulante ver como estos primeros delegados comprendieron inmediatamente lo que tenían
que hacer. Plenamente conscientes de su independencia y responsabilidad dejaron de aceptar
las instrucciones del secretariado. En el candor del desorden y de la improvisación, hicieron el
programa y organizaron las elecciones para el Consejo Ejecutivo. Se debía comenzar. Esto
constituyó sólo el inicio, formulado en el programa como "un punto de partida para la renovación
a escala mundial".
Newark 1959 fue también la unión de un gran congreso con la reunión del Consejo
General. Pero Newark marcó un considerable avance. La mayoría de los participantes se
alojaron en el enorme campus de Seton Hall University. Existían mayores posibilidades de trato
mutuo, comunicación e intercambio que en Roma. Los cinco grupos lingüísticos del congreso,
subdivididos en unos 70 grupos pequeños, trataron de encontrar caminos para mejorar y
adaptar las CM.
El ambiente del Consejo General fue muy prometedor. Un espíritu emprendedor
sobresalió en muchas intervenciones Todos querían una renovación seria y rápida. Los
delegados responsables trabajaron en toda clase de sesiones informales para lograr el fin que
se estaban proponiendo. En una de estas reuniones, especialmente representativa, todos
manifestaron su plena confianza en el secretariado de Roma y le encargaron de comenzar a
preparar, sin pérdida de tiempo, nuevas reglas comunes. Fue éste el primer paso hacia los
Principios Generales.
Lo que deseó Newark era más que justificado. Dos guerras mundiales habían
transformado fundamentalmente la sociedad humana y nosotros estábamos todavía trabajando
con las reglas de 1910. Del 1951 al 1952 había yo viajado mucho y conocía perfectamente los
deseos de la base. Pero esto era más que un mero deseo: era el mandato dado por un cuerpo
oficial.
Regresé a Roma con este mandato pero también con un problema. Hasta ese entonces
sólo el General de la Compañía tenía la facultad de hacer nuevas reglas comunes. Esta norma
ya estaba superada después de la fundación de la FM pero jurídicamente aún válida.
Informé al P. Janssens del mandato. No hablamos del problema pues, él, eminente
experto en derecho canónico lo conocía muy bien mejor que nadie. Pero su reacción (como me
la había imaginado) fue: "si todos están de acuerdo, prosiga". De esta manera el P. Janssens
reconocía la autonomía de la FM ocho años antes de la aprobación de las nuevas estructuras
jurídicas.
Ahora podíamos comenzar a preparar los Principios Generales gracias a la reunión de
Newark y a la gran intu-ción creativa del P. General.
El P. Janssens se había convertido en un ferviente promotor de la FM especialmente
desde el Congreso de Roma en 1954. Siempre animando, sin poner jamás dificultades,
constantemente ayudando en todo. Esto fue obvio en 1962. El título 1 de los Estatutos dice que
la FM tendrá su sede en Roma. Para asegurar la deseada unión entre la FM y la Compañía de
Jesús, los mismos Estatutos dicen que la persona encargada del secretariado jesuita será el
vice-asistente de la FM. Fue pues muy normal que la sede de la FM fuera bien recibida en el
secretariado jesuita. Por otra parte, ésta no fue una solución práctica: el problema era la
clausura. Entonces tuvimos que buscar un sitio, pero fue muy difícil. De repente, sin nadie
esperarlo quedó libre un gran apartamento con entrada especial en la curia jesuita. Muchos lo
querían para su respectiva oficina, pero el .P. Janssens decidió: "Esto es para la FM...". Gracias
a la generosa ayuda de un buen amigo, todo el interior se arregló bajo la dirección artística del
P. Noyons. Era un lugar ideal: cerca al Vaticano y de la ciudad; contacto pleno con la curia
jesuita y sus numerosos visitantes y todo tipo de servicios y facilidades a la disposición de la
FM.
El P. Janssens murió el 5 de octubre de 1964. Su sucesor, el P. Arrupe elegido en 1965,
confirmó este arreglo. No sólo es ideal el lugar sino también la relación entre los jesuitas y la
FM!
Nada de prefabricación

Los historiadores y los documentos pontificios nos dicen continuamente que las reglas de
las CM son el resultado de experiencias previas. Los primeros grupos no comenzaron con reglas,
comenzaron con la vida. Encontraron su inspiración no en un sistema sino en el espíritu
dinámico de una nueva Orden religiosa. Comenzaron en 1540. La primera serie de reglas datan
de 1574.

Lo mismo, se puede decir de los Principios Generales no fueron prefabricados en un


escritorio. Son el fruto de una experiencia de vida; y no sólo de una larga tradición sino también
de nuevos grupos en todo el mundo. Todo estos grupos siguieron la orientación de Pío XII y de
esta manera ellos inauguraron al centro del movimiento de las CM una renovación total de los
Ejercicios, fuente original de la CM auténtica.

En los EE.UU. este surgimiento comenzó con el valiente experimento de las CM en la


John Carroll University en Cleveland. En 1951, a pesar de la gran oposición se invitó a los
estudiantes y a los profesionales jóvenes a un retiro en silencio de ocho días. Hasta ese
entonces, hacer un largo retiro era privilegio exclusivo de sacerdotes y religiosos. Los resultados
fueron tan positivos que los retiros tuvieron que darse cada año. El ejemplo fue seguido en todos
los Estados Unidos y el número de participantes aumentó sin altibajos. En 1959, este grupo de
Cleveland propuso por la primera vez los Ejercicios de 30 días. De nuevo resultados
maravillosos.
En Europa, el resurgimiento de los Ejercicios empezó más bien a través de estudio y
reflexión. En 1951, el P. Hugo Rahner, famoso experto, dio una serie de conferencias sobre los
Ejercicios Ignacianos y las CM para líderes en Austria. Traducidas a varios idiomas, estas
profundas consideraciones hicieron un gran impacto en la renovación de las CM en todas partes.
Uno de los resultados fue que también en Europa la práctica de los Ejercicios largos se difundió
ampliamente.
Viajando yo mismo, durante esos años vi centros de renovación no sólo en los Estados
Unidos sino también en Bélgica, Alemania, España, México, Taiwán, Japón e India. Francia
contaba aún con un nuevo movimiento nacional, Grupos de Vida Cristiana. En Inglaterra existía
el movimiento Célula; en Canadá, el Centro Leunis y a nivel continental en Europa, el Equipo
Europeo que hizo una labor tan importante y original.
Inspirador y útil resultó el Congreso Europeo de 1963 con motivo del cuarto centenario
de las CM. El P. Giuliani expuso su visión sobre "Los Ejercicios Espirituales: fundamento de la
espiritualidad de las CM" y el P. KarI Rahner fascinó su auditorio con una profunda consideración
suya sobre la consagración a Nuestra Señora.
A fines de 1959 el secretariado de Roma había enviado su primer proyecto de reglas a
todas tas federaciones, secretariados y centros. Esto fue el inicio de un diálogo escrito con un
movimiento, plenamente consagrado a la causa de la renovación. Esta consulta a escala mundial
duró hasta 1964. Hubo un constante intercambio de experiencias, sugerencias y propuestas
entre Roma y la base. Poco a poco se fueron vislumbrando los aspectos sobresalientes de
nuestros Principios Generales. Estuvieron prácticamente listos para 1964 y habrían podido
someterse a la Asamblea General de Bombay en diciembre 1964, Pero fue evidente que
debíamos esperar hasta la clausura del Vaticano II antes de presentar los nuevos Principios en
su forma definitiva.
Después de la Asamblea de Bombay, en 1964 se decidió que la próxima Asamblea sería
en América Latina. Pero luego de la clausura del Vaticano II y en vista de que el 3° Congreso
mundial del apostolado de los laicos iba a realizar en octubre de 1967, el Consejo Ejecutivo
decidió que se llevara a cabo nuestra Asamblea en Roma inmediatamente después del Congreso
del apostolado de los laicos. Así se pensaba en aquellos delegados que participarían en ambas
reuniones.
El tiempo entre 1964 y 1967 se utilizó muy bien. Nuevas consultas con varios países
dieron como resultado nuevas sugerencias y propuestas. Se mejoró más la redacción de los
Principios: breve, sencilla, clara. En el de curso estos años, llegamos a un consenso en lo
referente a la composición y a la división en preámbulo y tres partes.
Mucho más que una simple introducción, el preámbulo es el centro, el corazón del
conjunto, el alma de todo. Si dice lo que se tiene que decir de una manera concisa. La parte I es
la primera concretización: un círculo concéntrico alrededor del preámbulo. La parte II es una
concretización más detallada: otro círculo concéntrico alrededor del preámbulo y de la parte I.
La parte II, las normas jurídicas es la última concretización, el último círculo. También las
normas jurídicas, deben vivirse en el espíritu del preámbulo, espíritu de amor.
Es cierto que la redacción que se completó en 1967 fue el resultado de una
consultación permanente. Sin embargo la versión final se hizo en Roma. Por esta razón el
Consejo Ejecutivo decidió invitar un delegado de cada nación para una reunión previa a la
Asamblea General. Ahí se estudió el texto línea por línea y se revisó según los deseos de todos
los presentes. Después de dos días, se preparó la redacción que sería presentada a la Asamblea
General.
En la reunión de la Asamblea General que tuvo lugar en "Domus Pacis", 140 delegados
de 38 naciones votaron. Entre ellos figuraron 62 de los participantes al congreso del apostolado
para laicos. De nuevo, fue un acontecimiento histórico. Por la primera vez en la historia CM, una
comunidad a escala mundial, formulaba sus propios documentos. Se propusieron y discutieron
33 enmiendas a la redacción pero sólo 10 de ellas se aprobaron para ser incluidas en el texto
final. Después de la votación de cada punto por separado de los Principios y Estatutos, la
Asamblea al término del tercer día, aprobó unánimemente la redacción íntegra. Un momento
inolvidable, conmovedor y lleno de felicidad. Una renovación bien preparada y muy deseada
durante mucho tiempo se había logrado, el renacimiento de un movimiento, "casi un nuevo
inicio".
De hecho. Roma'67 señaló el principio de una nueva evolución: nuevos Principios
Generales, nuevos Estatutos, un nuevo nombre para el movimiento, un nuevo nombre para la
revista internacional, nuevas normas jurídicas que reconocieran la independencia de la FM que
desde ahora en adelante es ella misma (en lugar de la Prima Primaria), el vínculo de unidad y el
fiador de su autenticidad.
En 1968, el 25 marzo, el Papa Pablo VI confirmó la renovación "ad experimentum" por
tres años. El 31 mayo 1971, la renovación fue definitivamente confirmada. (9)

Un nombre nuevo
Un mes después de la confirmación hecha por la Santa Sede, una de las principales
revistas alemanas de espiritualidad publicaba un artículo sobre los Principios Generales en el cual
se elogiaban y se ponían como ejemplo de "aggiornamento". El autor sin ser consciente de ello,
formulaba de manera nueva la razón principal del cambio de nombre CM por CVC. Escribía así:
"A todos lo que recientemente han visto publicados los Principios Genrales, les será difícil creer
que detrás de ellos se encuentra la CM. No sólo la forma externa y la nomenclatura de este
documento sino especialmente las ideas son diametralmente opuestas a la conocida imagen de
la CM. Una renovación de gran estilo se ha realizado". (10)

Si la imagen de la CM sugiere una realidad que es totalmente distinta de aquella de los


mejores grupos que se han renovado ellos mismos, según la inspiración original, entonces el
nombre CM ya no es apropiado. Crea falsas ideas, equivocaciones y confusión. Este nombre no
es ya una ayuda para un servicio mejor sino un obstáculo. Tiene que cambiarse por lo menos ahí
donde ha creado confusión.
Por esto muchos grupos en los últimos 30 años han cambiado su nombre. Inclusive lo
han hecho movimientos nacionales. Después de la fundación de la FM este asunto se ha
discutido a nivel internacional. En Newark (1959), en Roma (Congreso Europeo 1963) y muy
fuertemente en Bombay (1964) v durante la reunión europea de profesionales (1965).
En la Asamblea General de Roma (1967) el mismo asunto se volvió a incluir en la
agenda. Entonces diversos nuevos nombres se propusieron, pero no lograron una mayoría. Entre
los nombres propuestos tres comprendían versiones de "Vida Cristiana", un nombre adoptado
hace 10 años en Francia y que se usó también en otros países. El nombre CVX no se usó nunca
antes de 1967. Surgió espontáneamente de la asamblea e inmediatamente alcanzó una-mayoría
decisiva. Luego la Asamblea decidió explícitamente que el nuevo nombre era el nombre de la FM
pero que no debía imponerse a ninguna federación o grupo. En la reunión de Roma, 13
naciones votaron contra el cambio de nombre. Hoy en día todos excepto uno se llaman CVX.
Con frecuencia se hace la objeción: en este nuevo nombre no hay nada específico, toda
comunidad cristiana se puede llamar a sí misma CVX. Es cierto que las CVX no quieren practicar
toda clase de particularidades. Sencillamente viven el Evangelio pero de una manera muy
especial: total y radicalmente en el espíritu de tos Ejercicios Ignacianos. Esto es
indudablemente una característica específica.
Otra objeción más seria: algunos nos culpan por estar disminuyendo el amor a Nuestra
Señora. Tal afirmación siempre me entristece. Es terrible oír: "Tu no quieres a tu mamá con todo
tu corazón". Permitidme aquí decir de nuevo lo que he dicho y escrito ya en muchas otras
ocasiones. Si fuera cierto que el nuevo nombre disminuyera el amor a Nuestra Señora o si fuera
cierto que nosotros no fuéramos por más tiempo fieles al carácter mariano de nuestro
movimiento, entonces nuestro esfuerzo total de renovación sería un horrible error. Nadie quiere
que se disminuya el amor a María. Lo que todos los delegados en Roma quisieron fue un amor
más profundo y más interior a María. Durante la preparación de los Principios Generales, muchos
pidieron una inspiración nueva, una orientación más sólida. Ellos quieren un amor personal más
profundo y más ferviente a su Madre, un amor que nunca decaiga, sino que siempre crezca
junto al amor a su Hijo. Todos nuestros esfuerzos se dirigieron a acrecentar el espíritu original y
auténtico de nuestra asociación que es esencialmente mariana. Los nuevos Principios
expresados en el nuevo nombre, son exactamente lo que la gran mayoría de nuestros miembros
quisieron. En estos principios. Nuestra Señora está mucho más presente que en todas las reglas
comunes anteriores. Ella está presente en todo, inseparablemente unida a Cristo, que es el
centro de las CVX. Ella está presente como lo está en ellos los Ejercicios Ignacianos, que son la
fuente específica del estilo de vida de las CVX. Está presente como lo está en los documentos del
Vaticano II, no aislada o separada del contexto sino integrada en la totalidad de la historia
salvífica. Ella está presente como lo está en el Evangelio, dándole la primacía a su Hijo.

NUEVAS EVOLUCIONES (DESPUES DE 1967)


Las orientaciones dadas por PÍO XII en 1948 demostraron ser muy prácticas y eficaces. En
su Constitución, él insistió muchísimo en el carisma ignaciano y en la prioridad absoluta de los
Ejercicios Espirituales. Ya veinte años antes había yo escrito con motivo de la reunión de
Newark: “El acontecimiento más importante que vemos hoy … es que se considera de nuevo a la
CM lo que fue en su origen: lacontinuación y la aplicación práctica en la vida cotidiana de los
Ejercicios Ignacianos”.
Continuamente esta evolución ha hecho nuevos progresos. Con la aplicación de los
Principios Generales después de 1967, ella ha alcanzado nuevas dimensiones. Gracias a los
Ejercicios guiados personalmente, y a los cursos de formación. La pedagogía típica de los
Ejercicios se ha vuelto a descubrir. Ha llegado a ser más claro que los miembros y las
comunidades de la vida cristiana tienen una vocación propia. Están llamados a un estilo de vida
particular que los abre y los dispone a todo lo que el Señor desea en cada situación concreta de
sus existencias diarias. Este estilo de vida presupone, a nivel personal, y comunitario,
discernimiento continuo, disponibilidad constante, integración total. Todos los que la han
experimentado, saben que esta vocación es muy exigente. No puedo entrar aquí en detalles. En
el numero "Progressio" de marzo 1979, José Gsell profundiza este punto. Nadie más competente
para escribir dicho artículo.
Se podrían mencionar otros hechos. Ante todo, una mayor presencia y actividad en el
plan internacional. Este surgió a raíz de la afiliación de la FM a la Conferencia de Organizaciones
Internacionales Católicas. Todas las que pertenecen a organizaciones no gubernamentales
(ONG) que pueden tener voz consultiva en una o más instituciones de las Naciones Unidas en
New York, Ginebra, París y Roma. A la FM se le otorgó "status" consultivo ante el ECOSOC
(Consejo Económico y Social) el 24 de abril de 1975.
Otra realidad muy estimulante es la mayor presencia de la juventud. En la reunión de
Roma, 1967, prácticamente todos los delegados fueron adultos. Fue sorprendente el número de
jóvenes dinámicos en la reunión de 1973 en Augsburg. En la reunión de Manila en 1976 ellos
caracterizaron toda la Asamblea: casi todas las delegaciones nacionales contaban con jóvenes
delegados entre los 18 y los 25 años. Estos jóvenes pidieron un asistente juvenil especial en la
FM. El año pasado se nombró dicho asistente.
Como observación final, queremos referirnos al interés y a la presencia activa de
muchos jesuitas a todos tos niveles: local, nacional e internacional. Ellos aprecian las CVX
mucho más de lo que habían estimado las CM. No es sorprendente pues, evidentemente,
reconocen en las CVX su propio estilo de vida lo cual era menos posible en la CM. Esta mayor
presencia de los jesuitas no significa que ellos dirijan el movimiento de las CVX. La FM es
independiente de la Compañía de Jesús. Los jesuitas prestan su asistencia, su ayuda y tratan
de dar inspiración.
Pero es también cierto que en nuestra época, más que antes, los laicos inspiran a los
jesuitas. Ellos han comprendido (algunas veces mejor que nosotros los jesuitas) la experiencia
de Ignacio como han comprendido tan bien la actitud de entrega total de Nuestra Señora. Tienen
ellos, una sola aspiración: crecer en la fe y en el amor. Quieren crecer en la visión de la
Realidad: la divina Presencia que actúa, ama y se revela en todas las cosas, que nos invita
constantemente a vivir y a vivir plenamente. Han aceptado su invitación a recibir en el momento
presente el fuego de Jesús y comunicarlo sin cesar a los demás.
LA HISTORIA EN HITOS Y AÑOS

1540 Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús


1563 Un profesor jesuita llamado Jean Leunis reúne un
grupo de estudiantes del Colegio Romano para crecer
espiritualmente -- nace la Congregación Mariana. Este
primer grupo se vuelve muy pronto un modelo para otras
congregaciones en todo el mundo.
1578 El Superior General de la Compañía de Jesús, Claudio
Aquaviva, aprueba las Reglas Comunes para aquellos que
desean adoptar la vida de la congregación.
1584 El Papa Gregorio XIII autoriza, con la Bula papal
Omnipotentis Dei, la primera Congregación del Colegio
Romano (la Prima Primaria) como cabeza de todas las
Congregaciones.
1587 El Papa Sixto V, a petición de la Compañía de Jesús,
publica la Bula Superna Dispositione.Esta Bula confiere al
Superior General de la Compañía de Jesús el derecho de
agregar a la Primera Congregación otros grupos, aunque
estén formados por personas que no sean alumnos de los
colegios de los jesuitas. Puede ser de interés para nosotros
hoy día recordar que en esta primera etapa de la Compañía
de Jesús, los jesuitas y los laicos miembros de las
Congregaciones trabajaban en equipo. Durante el siglo
diecisiete la vida de la Congregación no sólo llegó a su
apogeo sino que comenzó a decaer en su espíritu.
1748 El Papa Benedicto XIV, con la Bula Praeclaris
Romanorum, trató de renovar la vitalidad de la
Congregación. Esta Bula incrementó los beneficios
espirituales de sus miembros concediéndoles nuevas
gracias lo que tal vez produjo el efecto contrario. En
aquellos momentos la Compañía de Jesús, víctima de
intrigas políticas, estaba ya luchando por sobrevivir.
1773 El Papa Clemente XIV firma un documento
suprimiendo la Compañía de Jesús. Por disposición del
mismo Papa, las Congregaciones se volvieron una
asociación más de la Iglesia universal. Durante el siglo
dieciocho crecieron considerablemente las congregaciones,
de 2500 a 80.000. La consecuencia fue una disminución en
el fervor y en la práctica. La vida espiritual de los miembros
y su atención social hacia los marginados de la sociedad
quedaron reducidos a prácticas piadosas y acontecimientos
anuales y simbólicos. La Congregación Mariana se volvió un
movimiento piadoso de masas, distinto de lo que Ignacio o
Jean Leunis habían pretendido.
1922 El P. Ledóchowski, Superior General de la Compañía,
convoca una reunión de jesuitas que trabajan con las
Congregaciones Marianas. Funda el Secretariado Central.
Era el primer secretariado de las obras de los jesuitas. Hoy
día existen en la Curia de la Compañía ocho secretariados
semejantes para diversas obras. Este fue el primer paso
hacia la restauración.
1948 El Papa Pío XII, con su Constitución Apostólica Bis
Saeculari,da un estímulo importante a la renovación de las
Congregaciones Marianas. "Bis Saeculari" era exactamente
lo que hacía falta: una declaración autorizada y clara sobre
la identidad auténtica de las Congregaciones Mariana, una
llamada apremiante a la reforma, orientaciones para el
futuro y algunas declaraciones sobre el apostolado laical en
general. El impacto de este documento fue enorme". (P.
Paulussen SJ en "DIOS TRABAJA ASÍ").
1950 Convocados por el Superior General P. Janssens, 71
jesuitas provenientes de 40 países, se reúnen en Roma
como primera respuesta a la Bis Saeculari.
1951 El primer congreso mundial para el apostolado laical
tiene lugar en Roma. Cuarenta delegados de 16 países
aprovechan esta oportunidad para reunirse y discutir la
idea de una federación mundial.
1952 Congreso Eucarístico en Barcelona: se aprovecha la
oportunidad para reunirse y seguir discutiendo sobre la
Federación Mundial. Se pide al Secretariado Central que
prepare unos Estatutos.
1953 El mismo Papa aprueba la Federación Mundial de las
Congregaciones Marianas.
1954 1a Asamblea Mundial en Roma
1959 2a Asamblea en Newark, (USA)
1964 3a Asamblea de la federación mundial en Bombay
1967 4a Asamblea Mundial en Roma, un nuevo nombre y
un nuevo comienzo: Comunidades de Vida Cristiana.
1968 El Papa Pablo VI confirma, en la fiesta de la
Anunciación, los Principios Generales de la Federación
Mundial de las Comunidades de Vida Cristiana.
1970 5a Asamblea en Santo Domingo en 1970, una crisis y
un gran reto. (Los Principios Generales fueron enmendados
y aprobados por la Santa Sede en 1971)
1973 6a Asamblea Mundial en Augsburgo: Llamados a ser
libres Para la liberación de todos los hombres.
1976 7a Asamblea Mundial en Manila: Llamados a ser
pobres, Pobres en Cristo para un mejor servicio. .
1979 8a Asamblea Mundial en Roma: Llamados a ser una
Comunidad Mundial al servicio de un solo Mundo..
1982 9a Asamblea Mundial en Providence: El reto a ser
una Comunidad Mundial en misión para "promover la
justicia".
1986 10a Asamblea Mundial en Loyola: Mirando a María
como modelo de nuestra misión "Haced lo que Cristo
os diga".
1990 11a Asamblea Mundial en Guadalajara: Llamados a
ser una Comunidad Internacional "al servicio del
Reino, para ir y dar mucho fruto".
1994 12a Asamblea Mundial en Hong Kong: Llamados a
ser una "Comunidad en misión" para llevar fuego a la
tierra..
1998 13a ASAMBLEA Mundial en Itaici, Brasil:
Profundizando en nuestra identidad como un cuerpo
apostólico B clarificando nuestra misión común -
"CVX, una carta de Cristo, escrita por el Espíritu y
enviada al mundo de hoy" (según 2 Cor 3,3).
2003 14a ASAMBLEA Mundial en Nairobi, Kenya:
Enviados por Cristo, miembros de un solo cuerpo.
::CVX: 400 años de historia menos 70::
Juan Ochagavía S.J.
“…vivimos en comunión gozosa con todos los que nos han precedido…”
(P.G 3)

La conmemoración de los 400 años de la legada de los jesuitas a Chile es también la


celebración de otros tantos años de vida de CVX en nuestra patria. Porque casi junto con la
llegada de la Compañía de Jesús comenzaron las Congregaciones de Nuestra Señora, de las
cuales CVX es su continuación en forma renovada.
Ignacio inculcó a sus compañeros un estilo de trabajo apostólico que suscita transmitir a
los laicos la espiritualidad que a ellos los animaba y unía. Así surgieron por todas partes grupos
de laicos -al comienzo llamado “Compañías” y después “Congregaciones”- que venían de los
Ejercicios Espirituales. Ignacio seguía con gran cuidad e interés todo lo concerniente a su
creación y desarrollo, y dejó en las Constituciones de la Compañía de Jesús directrices respecto
a sus modalidades y cómo los jesuitas deben relacionarse a ellas.
Cuando en vida del Fundador comenzaron los colegios, la acción misionera jesuita se
apoyó en la tríada Colegios-Ejercicios-Congregaciones de laicos. Desde esta base se preparaban
y difundían las misiones urbanas y rurales que ayudaron tanto a evangelizar esa Europa
desgarrada por la ignorancia y las luchas religiosas. Esta tríada pastoral la utilizaron los jesuitas
en los nuevos continentes. Así lo testimonian documentos de 1567 para el Perú y de 1594 y
1595 para Chile.
El objeto de estas páginas es recordar esta historia y aprender del camino recorrido
juntos por jesuitas y laicos en estas regiones del finis térrea. Son un primer borrador de una
historia que está casi toda por hacerse. Las alienta la esperanza de que otros con mayor
competencia y dedicación pueden devolvernos, ojala con escritos monográficos, los nombres y
los logros de tantas mujeres y hombres en que nos apoyamos sin saberlo y que tienen tanto que
enseñarnos.
Se divide en tres partes y una conclusión: Desde los orígenes hasta la extinción de la
Compañía (i); El siglo XIX (ii); La primera mitad del siglo XX tomando como hilo conductor a
Alberto Hurtado (iii). Conclusión.

I.- DESDE LOS ORÍGENES HASTA LA EXTINCIÓN DE LA COMPAÑÍA

Chile fue misionado por jesuitas venidos de la Provincia del Perú. Era el año del Señor de
1593. El Padre Baltasar Piñas fue el superior del primer grupo que vino hace 400 años. Había
entrado a la Compañía estando vivo el Padre Ignacio.
Como era de esperar, aplicó acá el mismo método misionero aprendido en España y
practicado en el Perú. EL primer año se dedicarin a dar sermones a lso españoles, catecismo a
los negros e instrucciones a los indios. El Padre Piñas, rector, trabajaba con los españoles, el
Padre Aguilera se encargó de los negros y el Padre Luis de Valdivia de los indios. Pero un año
más tarde, para la fiesta de la Asunción, comenzaron un “seminario” o colegio en Santiago.
Un anónimo peruano de 1600 nos narra como surgió este primer colegio. Fue en
respuesta al pedido de los ciudadanos de Santiago del Nuevo Extremo: “…así acudió al deseo de
la ciudad, ofreciéndoles que pondría estudios de gramática para sus hijos”. Al colegio lo llama
“seminario”, que en lenguaje de la Compañía es el término para un centro educativo abierto
tanto para futuros clérigos como para laicos. Es muy interesante que lo ligue a la finalidad
misionera para la cual los jesuitas habían venido a Chile: “…de donde después saliesen a
misiones por las demás ciudades…”
La respuesta de la ciudad fue entusiasta y con gran generosidad reunioeron fondos para
comprar una casa con sitio amplio -la que fue del gobernador Don Rodrigo de Quiroga- y al mes
los Padres se trasladaron a ella. Los estudios se iniciaron con un discurso en latín sobre “lo que
importaba la buena crianza de la juventud”, que hizo un Padre delante de todo el pueblo y las
órdenes religiosas.
Faltaba la Congregación, pero este paso no tardó en venir: “Un año después de
asentados los estudios, se asentó la Congregación de Nuestra Señora”. Se le dio el título de
“Congregación de la Inmaculada Concepción”. A ella quiso remontarse la Congregación del
mismo nombre que a mediados del siglo pasado, casi tres siglos más tarde, se estableció en el
Colegio de San Ignacio. Este hecho hasta hoy lo recuerda el magnífico cuadro de la Virgen que
hay en el altar mayor de la iglesia de dicho colegio.
Para reunir a los primeros miembros se siguió una práctica que venía del mismo San
Ignacio consistente en buscar doce personas de mucho valor. La reminiscencia de Jesús que
escoge a doce apóstoles es muy clara. El anónimo cuenta: “Escogiéronse doce estudiantes de los
que en aquel año habían aprovechado más en virtud, y dado mejor ejemplo, de los cuales dos
en particular fueron columnas de virtud, dando raro ejemplo de ella, y al fin vinieron a entrar a
la Compañía”.
En cuanto a los Ejercicios, que son fuerza inspiradora de la tríada pastoral, podemos
decir que en el primer siglo estaban presentes y actuantes desde el comienzo, pero de forma
diversa a como tenderíamos a imaginarlos hoy. Porque casas de ejercicios, dedicadas a este
objeto, no habrá hasta 1706, cuando se inauguró en Santiago la primera, la de Nuestra Señora
del Loreto, que dependía del colegio San Miguel, en la chacra de la Ollería, en la actual calle
Portugal. Al principio los Ejercicios a seglares se hacían vinculados a las reuniones de la
Congregación, la dirección espiritual, la confesión, los catecismos, las prédicas dominicales, las
novenas, las bendiciones con el Santísimo en tiempo de Navidad, Cuaresma, Pascua de
resurrección. Tenían algo de carácter de los “Ejercicios en la vida” (los de la Anotación 19) y
mucho de l de los Ejercicios para personas que recién se inician (los de la Anotación 18 y los de
Primera semana).
El colegio y su congregación produjeron un enorme influjo benéfico en la ciudad. Según
escribe el historiador jesuita, Padre Olivares, puso en evidencia cómo “…sólo había sido por falta
de cultivo (que) no rendían aquellas tierras incultas, ricos y copiosos frutos” Asistían al colegio
“los hijos de lo más principal de la ciudad…”. La vida espiritual y la frecuencia a los sacramentos
era intensa: “…en todo había mucha frecuencia de sacramentos…”. Como correspondía a
Congregantes de Nuestra Señora, esa actividad giraba en torno a la “…capilla de la Virgen, que
era hermosa y capaz…”.
Las reuniones de la Congregación se tenían los domingos y días de fiesta. Siguiendo al
Padre Olivares, se desarrollaban de la forma siguiente: se reunían lso estudiantes en la capilla, y
allí el Padre a cargo de la congregación “…les lee un libro devoto por media hora. Después el
Padre les hace una plática dícese la letanía de la Virgen (de Loreto), y todos con suma devoción
oyen la Misa, en que gastaban gran parte de la mañana… Comulgaban muchos cada quince días
y todos cada mes, la fiesta de la Virgen se hacía con gran solemnidad, con certamen poético,
oraciones latinas, poemas castellanos a que asistía toda la ciudad, así eclesiásticos como
seglares, con gran gusto de todos…”.

Congregaciones para españoles, indios y negros


Muy pronto a la Congregación de estudiantes del Colegio se sumaron otras tres para
gente mayor; una para españoles (la de Nuestra Señora de Loreto), otra para indios y otra para
negros. En el año 1604 todas las tres funcionaban regularmente. Esta división de
Congregaciones por razas no fue introducida “…porque pretendiesen los Padres introducir
acepción de personas hasta en la casa de Dios, sino por se diversas sus necesidades e
inclinaciones”. Los españoles “gustaban de dar a Dios un culto espléndido, pero grave, (los
indios) preferían un culto sencillo, pero vistoso y entretenido …con más aparato y con ciertos
festejos públicos, de que se habrían avergonzado los españoles”.
La Congregación de españoles tuvo un gran impacto religioso y social. Atrajo a todas las
personas influyentes y produjo verdaderos cambios en las constumbres de esos soldados y
encomenderos rudos y ambiciosos. Sobre esto tenemos muy rica información en Cartas Anuas,
que eran los informes oficiales que los Superiores de la Compañía enviaban cada año al Superior
General. En la de 1604 se dice:
“En nuestro colegio de Santiago tienen sus Congregaciones según los estados y suertes
de personas que aquí pueden congregarse. Han entrado en ella mucha gente de nuevo y de lo
más principal del reino… Tienen en grande estima el ser admitidos a ella y desde luego hacen
mudanza en sus vidas, porque les parece que con se de la Congregación se ponen nuevas
obligaciones… Muchas de las mujeres de esta ciudad dicen que …sus maridos son otros y ellas
viven ya con descanso y quietud… Tienen gran autoridad con lo demás hombres que no son de
la Congregación, y así cuando uno de la Congregación se halla en sus corrillos, no osan jurar
delante de él, el cual abuso, aunque muy arraigado como en gente de guerra suele acontecer, se
va desarraigando… Apacígüense por su autoridad muchas enemistades y pesadumbres…”.
Otro testimonio de 1612 destaca el trabajo de estos congregantes en cárceles y
hospitales para pobres; lo mismo su esfuerzo en reconciliar a los desavenidos: “acuden a sus
pláticas y ejercicios de cárcel y hospital…”;”…han hecho algunas amistades”.
Como se desprende de estas citas, las Congregaciones fomentan no sólo la piedad
particular sino la conversión del corazón, el cambio de vida, los valores de la familia, las virtudes
cívicas, la reconciliación de los enemistados y el servicio a los que sufren todo género de mal.

En defensa de los indios


Digamos a continuación una palabra sobre la participación de la Congregación de
españoles, la de Nuestra Señora de Loreto, en la abolición del servicio personal de los indios.
Pero recordemos primero los hechos básicos del problema creado por este modo de esclavitud.
Los Reyes de España habían prohibido desde el inicio de los descubrimientos que se
tomase indios como esclavos. Pero de hecho, en torno a la encomienda, se practicaba en Chile
una suerte de esclavitud, llamada el servicio personas de los indios. Asignados a los
encomenderos para su cuidado, los indios estaban obligados a servir personalmente en sus
haciendas, a cambio de alimento y vestido. Eran llevados a las ciudades -especialmente mujeres
y niños- a servir en las casas de sus señores. Con frecuencia eran alquilados a mineros que los
trataban con gran dureza, muriendo muchos de ellos a consecuencia de los malos tratos.
Algunos eran enviados a partes lejanas, donde desaparecían para siempre para sus familiares y
conocidos.
Cuando el Padre Diego de Torres, Provincial jesuita, siguiendo órdenes que tenía del
Superior General, decide suprimir el servicio personal en las haciendas de la Orden, los
encomenderos pusieron el grito en el cielo. Trataron a los jesuitas con toda clase de
acusaciones: escrupulosos, poco realistas, ilusos, hasta de injustos con los mismos indios.
El Padre Torres se armó de informes de teólogos y cédulas reales y convocó a reunión a
la Congregación de Nuestra Señora de Loreto, a la que se invitó también a muchos
encomenderos. Estaban presentes el Obispo y el Oidor Cajal, y las personas más influyentes de
la ciudad. Ante este auditorio habló el Provincial contra el servicio personal y fue muy aplaudido
por el Obispo y el Oidor. Muchos de los encomenderos, reconociendo la injusticia del trato que
en Chile se daba a lso indios, se pusieron a disposición edl Padre Torres. Éste les pidió que
mandasen una carta al gobernador García Ramón, cosa que muchos, aunque no todos, hicieron.
La carta declaraba: “…habemos entendido que el servicio personal que hay en este reino está
prohibido por derecho natural y divino y ordenanzas y cédulas de los Reyes de España…
suplicamos encarecidamente a V.S. sea servido como cosa tan justa se ponga en ejecución que
las majestades divina y humana lo mandan…”.
La gestión ante el gobernador tuvo un éxito escaso porque los encomenderos se
reorganizaron y continuaron sus prácticas. Pero las copias de la carta enviadas al Virrey del Perú
y al Consejo de las Indias tuvieron un fuerte influjo, pero más tarde, para cambiar la práctica
esclavizadota del servicio personal.
EL resultado más concreto de todo esto fue que al menos una buena parte de los que
asistieron a la reunión en la Congregación de Loreto decidieron imitar la actitud de los jesuitas y
abolir por propia iniciativa en sus propiedades el servicio personal de los indios.

Nuestra Señora de Loreto en la frontera Mapuche


Al sur del Biobio, en la falda del cerro Colocolo y a pocas cuadras del mar, fortalecida con
fosos, estacadas y bastiones, se había erigido la plaza española de Arauco, para defenderse de
los naturales. Había una guarnición compuesta por unos 500 españoles y muchos más indios
adictos a ellos que trabajaban como auxiliares. Reinaba en la plaza una inmoralidad que clamaba
al cielo -incursiones para tomar indios prisioneros, juego, amancebamiento, abuso de indias,
maldiciones, peleas- que era uno de los estorbos mayores para la conversión de los araucanos.
Los misioneros jesuitas iniciaron una serie de pláticas y sermones que impactaron en el
medio y produjeron en muchos cambios radicales. A fin de solidificar este resultado, instituyeron
la Congregación de Nuestra Señora de Loreto, cuya imagen estaba colocada en el altar de su
capilla. Enfervorecidos por los sermones, muchos quisieron alistarse en ella; pero los Padres sólo
recibieron a aquellos cuyo fervor garantizaba que podrían cumplir con las reglas que les dieron.
Estas fueron pocas y apuntaban a que se apartasen de sus vicios, se confesasen por lo menos
cada mes, asistiesen a Misa y recibiesen la Eucaristía mensualmente y así emprendiesen un
camino de crecimiento en la vida cristiana.
Muchos pecadores empedernidos en los vicios siguieron ese primer grupo y fueron
admitidos en la Congregación. Al cabo de unos meses, casi la entera plaza de Arauco estaba
formada por Congregantes que se habían enmendado de sus vicios, comulgaban y se
confesaban cada mes, asistían cada día a la Misa, y escuchaban el sermón dominical. A esto se
añadían otras prácticas de piedad, tales como honrar a Nuestra Señora de Loreto, visitándola
con frecuencia, adornando el altar con flores y ofreciéndole sus virtudes, dando limosnas y
haciendo penitencias. Algunos iban más lejos en su devoción, cono ese que se grabó a fuego en
la cara el nombre de María, para manifestarse públicamente como servidor y esclavo suyo.
Tal fue el cambio de las costumbres y el ambiente fervoroso que trajo la Congregación
de Nuestra Señora al fuerte de Arauco.

El servicio a los enfermos y encarcelados


Veinte leguas más al norte del fuerte de Arauco, en Penco, los misioneros erigían
Congregaciones para indios y para españoles. Los congregantes más fervorosos acompañaban a
los misioneros a visitar los enfermos del Hospital San Juan de Dios. Les conversaban y hablaban
de Dios, les aseaban los cuartos y las camas, los lavaban y les daban comida, que traían del
colegio. El mismo gobernador Henríquez más de una vez cargó la olla por medio de las calles y
repartió la comida a los enfermos.
La atención y el servicio a los enfermos y encarcelados era pues actividad habitual de los
congregantes. El Padre Enrich cuenta como el famoso y Santo Padre Ignacio García, asesor de la
Congregación de Santiago y director de la casa de ejercicios, inflamaba a los congregantes en el
amor de Dios y del prójimo, lo que los movía a salir a visitar las cárceles y los hospitales.

Las hermanas Febres, apóstoles de los Ejercicios


La Provincia jesuita de Chile en el tiempo anterior a la supresión se distinguió por el
apostolado de los Ejercicios. El P. Enrich piensa que tenía más casas de Ejercicios que ninguna
otra de toda la compañía: 8 de un total de 37. Había casas en Santiago, Concepción, Valparaíso,
Quillota, Mendoza, San Juan de Cuyo, La Serena y Chillán.
Cuando vino la dupresión de la Compañía, casi todas estas casas continuaron
funcionando, varias en manos de laicos, como fue el caso de la Casa Nuestra Señora de Loreto,
en Santiago, y la de Quillota.
El 7 de Septiembre de 1767, es decir, doce días después del arresto general de los
jesuitas, el Obispo Alday, con la aprobación del presidente de la Real Audencia, escribió al Sr.
Don Juan Antonio Araoz, vecino de Santiago, para comunicarle que asumiese el cuidado de la
casa de Nuestra Señora de Loreto y la obra de los Ejercicios, y que para esto considerase la casa
como propiedad suya. Don Juan Antonio tomó con tanto celo este encargo, que aplicó a la casa
los bienes de tres de sus hijas que se habían hecho religiosas y logró aumentar el número de
tandas hasta 1817, fecha en que la casa fue expropiada por el ejército patriota y se
suspendieron allí los Ejercicios.
El caso de Quillota es especialmente interesante porque nos muestra a dos señoras, las
hermanas Febres, convertidas en verdadesras apóstoles de los Ejercicios.
Doña Francisca y Doña Juana Febres habían servido a los jesuitas en el apostolado de los
Ejercicios a mujeres. Se preocupaban de los alimentos, de la distribución del tiempo y del buen
funcionamiento de la casa.
Pero después de la partida de los Padres se lanzaron ellas por propia iniciativa a
continuar la obra de los Ejercicios. Recorrían estas dos señoras los pueblos y campos de la
región de Quillota y todo el valle del Aconcagua dando Ejercicios. Trataban de detectar los
lugares más necesitados y allí empezaban a organizar los Ejercicios. Buscaban una casa grande,
que pudiese alojar a algunas docenas de mujeres, reservando una para comedor y la otra para
capilla. Si encontraban algún sacerdote, le pedían que él dirigiese los Ejercicios e hiciese las
pláticas, encargándose ellas de todo el resto. Pero si no lo encontraban, ellas mismas tomaban
el mando en base a lecturas que les hacían a las mujeres.
II. EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Los jesuitas volvieron a Chile en 1848. Durante la segunda mitad del siglo XIX marcaron
en su actividad apostólica dos líneas de trabajo: las misiones en campos y pueblos, simbolizados
en el Padre Idelfonso de la Peña, primer superior de los retornados; y la educación en los
colegios de Santiago (1854), Puerto Montt (1859), Concepción (1887) y el seminario de Ancud
(1990). Pero, fieles a su tríada pastoral, junto con los Colegios reintrodujeron los Ejercicios y las
Congregaciones marianas, para así promover mejor las misiones en todos los ámbitos, que son
toda su razón de ser.
El colegio de San Ignacio fua a la vez un centro cultural y un foco irradiador de actividad
evangelizadora y de promoción social. Las Congregaciones Marianas de entonces ayudaron
mucho a obtener estos fines.
En Santiago, el Padre José León, como prefecto de la Congregación de la Inmaculada,
creó en 1875 una Academia filosófica en la que se estudiaban y discutían materias científicas y
religiosas. Deudora de la apologética de su tiempo, tenían en la mira las herejías y las ideas
peligrosas para el pensamiento católico, que entonces pululaban en Chile.
Desde el primer día la Academia tuvo cuarenta oyentes de fuera del colegio. El año 1876
organizó 18 sesiones sobre el espiritismo, con gran agitación de los espiritistas del país, que
recibieron con ello un grave revés. ¡No dejaría de tener una cierta actualidad esa polémica
Academia en nuestros tiempo no menos acosados por el espiritismo!.
En Valparaíso pareciera que los jesuitas no desarrollaron la Congregación Mariana sino el
Apostolado de la Oración, conforme al modelo del Apostolado de la Oración impulsado en Francia
por el Padre Lamiere.
Estos comienzos porteños del apostolado de la Oración se reunían en la Hermandad del
Sagrado Corazón, y tomaron muchos elementos y características de los congregantes: oficio
parvo de la Santísima Virgen, comunión frecuente, limosnas a los pobres, socorro a los
enfermos. Pero introducen un espíritu y actividades propias, que no les vienen de las
Congregaciones Marianas.
El Padre Hernández afirma que las Congregaciones Marianas están establecidas en todas
las casas de la misión. Su modalidad depende de “la posibilidad que hay y las circunstancias de
las personas”. Con esto quiere decir que son muy adaptables: las hay de estudiantes, de
obreros, de campesinos, de señores. Pero afirma: “Las que mayor bien hacen son las de
caballeros debajo de la advocación de la Inmaculada y de San Luis…” De la de Santiago dice que
“la forman más de 700 congregantes” y que sus actividades se agrupan en ters grandes rubros:
obras de misericordia, como ser la visita a las cárceles; acción social a favor de los más
desposeídos, en torno a los Patronatos (hablaremos de éstos más extensamente); vida de
diálogo de la fe con la cultura, en base a las Academias. Se reúnen cada Domingo, asistiendo a
Misa, que preside el Padre Director, el cual les propone un tema de oración y reflexión. Ejercitan
obras de celo evangélico “de las que resulta gran fruto espiritual y notable edificación”.
Para su trabajo la Congregación se organiza en Academias y Secciones. Las Academias
pretenden formar más a sus miembros en cuestiones de actualidad; difunden su pensamiento
por medio de publicaciones y de actos públicos a los que invitan a personas de fuera;
finalmente, son una instancia de diálogo y encuentro -las más de las veces muy polémico- con el
pensamiento no católico.
Las Secciones son los órganos de acción de la Congregación. Las principales Secciones
de aquel tiempo son: La Eucaristía, que era una especie de equipo litúrgico para promover y
preparar la misa, con especial énfasis en la comunión frecuente. La de Beneficencia, que visita
y ayuda personalmente a los pobres en sus domicilios. La de Hospitales, para visitar, dar
consuelo e instrucción religiosa a los enfermos. La de Propaganda, dedicada a la difusión de la
prensa y buenos escritos y al fomento de las lecturas católicas. La Liga de honor, que propaga
la moralidad en todas las clases sociales y reacciona frente a actuaciones públicas que amenazan
a las conciencias.
El balance que hace el Padre Hernández, es muy positivo, lo que no obsta a que deje una
crítica fuerte a un mal “propio de estos países, a saber, la dificultad de lograr la asiduidad y
constancia de los congregantes”.
En los colegios y seminarios existen una o varias Congregaciones de la Santísima Virgen,
según los casas. Si hay varias, suelen tener un segundo Santo patrono titular, según las edades
de los alumnos: San Luis Gonzaga, patrono de los mayores; San Juan Berchmans, para los de
edad intermedia; San Estalisnao de Kotska, para lo más jóvenes. Se les exige cierta excelencia
en la conducta y aplicación, la que se prueba durante un tiempo suficiente de aspirantazo. Si
faltan seriamente, quedan por el mismo hecho suspendidos y a veces privados totalmente de su
calidad de congregantes. Celebran especialmente la fiesta de la Inmaculada Concepción y la de
su Santo Titular.
Para las mujeres hay Congregación del Purísimo Corazón de María u otras. Para las
jóvenes, Congregación de las Hijas de María, teniendo a Santa Mariana de Jesús y a Santa
Filomena como Patronas secundarias. Realizan obras de provecho al prójimo similares a las
congregaciones de varones, con especial énfasis en los Catecismos en oponerse a los
espectáculos inmorales.

Un desmembramiento dispersivo
Este período, aproximadamente entre los años 1850 al 1914, se caracteriza por una
proliferación de Congregaciones y hermandades que empiezan a funcionar en forma paralela e
independiente de la Congregación mariana. Las que antes eran “Academias ed fe y cultura” o
“Secciones de apostolado” de la Congregación Mariana, empiezan ahora a llevar vida propia
como asociaciones independientes. Así surgen: el Centro apostólico de Santiago de Chile, los
grupos de Catecismo, las Congregaciones de la Buena Muerte, las Congregaciones de Obreros,
las Hermandades del Sagrado Corazón, el Apostolado de la oración con una sección promotora
de los Ejercicios, la Sociedad protectora de la joven sirvienta, la caja dotal para obreras, la liga
social de además católicas, las conferencias de San Vicente.
Tal proliferación de nuevas entidades, producto de una asociacionismo acrítico, tendrá en
el futuro consecuencias dañinas tanto para ellas mismas como para la Congregación Mariana.
Porque a la corta o larga inevitablemente se repetirán iniciativas, las fuerzas se dispersan y se
generan unilateralidades, lo que resulta en un debilitamiento de todas.

III. LA CONGREGACIÓN EN QUE CRECIÓ Y SE FORMÓ ALBERTO HURTADO (LOS AÑOS ENTRE 1910 Y 1925)
A comienzos de nuestro siglo la Congregación Mariana de Chile recibió un fuerte impulso
renovador gracias al influjo de algunos jesuitas españoles, especialmente del Padre Estalisnao
Soler, director de la Congregación desde 1892 hasta su muerte en 1915. Estos trajeron a
nuestra patria el renacimiento de las Congregaciones de Barcelona y de otras partes de España.
Tres jesuitas chilenos -abiertos y renovadores en lo eclesial y social- recogieron esa fuerza e
inyectaron en sus trabajos la estructura y el espíritu de las Congregaciones. Fueron los Padres
Jorge Fernández Pradel, que sucedió al Padre Soler (Director 1915 a 1918), Fernando Vives del
Solar y José Francisco Correa, que sucedió al Padre Fernández Pradel.
En el colegio de San Ignacio los alumnos eran invitados a ingresar a la Congregación de
la Inmaculada y San Estanislao de muy jóvenes. Alberto Hurtado lo hace a los 11 años. A los 15
toma como director espiritual al Padre Vives, quien influirá profundamente en su vocación y en
su preocupación social.
En el colegio y en la Congregación, Alberto se familiarizó con los rasgos y los medios
típicos de esta asociación: búsqueda de Cristo en la meditación de los evangelios y en la
eucaristía, dirección espiritual personal, práctica de los Ejercicios ignacianos, cultivo de la fe en
comunidad, círculos de estudio, obras sociales y servicio y visita a los más pobres. Aconsejado
por su Padre espiritual se convierte en alumno aplicado y aprovecha bien su tiempo con lecturas
de libros formativos y aprendizaje de idiomas. EN 1913 es catequista del Colegio con gente
pobre. Su trabajo social lo realiza en el Patronato de Andacollo (que funcionaba en el sector de
Cumming con San Pablo, donde está la actual Parroquia de ANdacollo). En 1916, durante su
quinto año de humanidades, pide entrar a la Compañía, pero los Superiores le aconsejan
esperar.
En este mismo tiempo, Juanita Fernández recorría un camino de santidad similar al de
Alberto como Hija de María de la Congregación mariana del Colegio del Sagrado Corazón. Los
Ejercicios Espirituales ignacianos despertaron en ella la vocación de carmelita. Los medios que
ambos usaron fueron muy similares; búsqueda de Jesucristo ayudados por la meditación diaria
del evangelio, centralidad de la Eucaristía, lecturas espirituales sólidas, examen de conciencia,
dirección espiritual. Jesucristo los llevó al amor a los pobres, a visitarlos, ayudarlos y enseñarles
catecismo. Es bueno notar como los mismos ejercicios, gracias a su finura para hacernos percibir
la dirección de los impulsos del Espíritu Santa, pudieron de hecho, conducir a vocaciones tan
distintas; la de la vida contemplativa y la de la vida apostólica.

Los Patronos Marianos


Digamos aquí unas cuantas palabras sobre los Patronatos, dada la importancia que
tuvieron en el apostolado de las Congregaciones Marianas y en la vida de Alberto Hurtado. Nos
basamos en un trabajo del Padre Jaime Ripio S.J., presentado al Primer Congreso Panamericano
de las Congregaciones Marianas, y que está publicado en un tomo con las actas de este
congreso.
Los Patronatos eran la presencia apostólica de la Congregación Mariana entre los pobres.
Estaban ligados al surgimiento entre los católicos de la conciencia social y al apoyo de la clase
obrera mediante los “centros obreros”. Su nombre completo era “Patronato de …(el nombre de
su patrono)”.
El patronato acompaña a los pobres “desde la cuna hasta el sepulcro”. Empieza por la
enseñanza del catecismo, que es donde se ponen las bases de la fe cristiana. Prepara a los
sacramentos y celebra con dignidad la misa en el barrio del Patronato.
El Patronato no se contenta con la formación religiosa sino que busca crecimiento
integral. Para ello tiene sus escuelas básicas y medias, diurnas y nocturnas. Cuida
complementarla con la formación artística y social y con el juego: “junto a la capilla ha de
levantar la escuela, junto al taller el salón social, el teatro, donde la literatura, la pintura y la
música completen la educación”.
A la labor religiosa y educativa, en sentido amplio, el Patronato añade obras de ayuda no
aislada sino organizada a los obreros. De ahí las Cajas de Ahorro, de socorros mutuos, la
Cooperativa, etc.
No se queda ahí en su esfuerzo de dar una sólida formación sino que intenta establecer
entre ellos la Congregación mariana. Es esta “la más segura garantía de solidez” que puede
acompañar al obrero a lo largo de su vida.
La instituación se gobernaba por una junta autónoma. Sus miembros, según los
Estatutos, debían ser congregantes y el Presidente debía formar parte de la Junta directiva de la
Congregación.
Entre los Patronatos de las Congregaciones ocupó un puesto principal el de San
Estanislao. Era la Sección encargada de las obras de apostolado social de la Congregación de
“caballeros y jóvenes” del Colegio de San Ignacio. Gozaba de personalidad jurídica y disponía de
fondos propios. SU fin era “trabajar a favor del perfeccionamiento y la regeneración moral de las
clases trabajadoras, y en especial de los reos”. Nació de las visitas dominicales de los
congregantes a las cárceles. Fue una especie de Fundación para el servicios de los reos salidos
de los establecimientos penales o para atender a sus familias durante su reclusión, que con el
correr del tiempo se fue ampliando a muchas obras “en bien de los obreros”, como se decía
entonces.
Este patronato nos muestra que los congregantes no se quedaban en cosas chicas. Para
sus fines construyeron un edificio de dos pisos con 16 departamentos -el “Asilo de San
Estalisnao de Kotska”- y se setableción en él una escuela a la que asistieron pronto 40 niños. EL
“Instituto nocturno San Ignacio” fue una de sus principales obras educacionales. La matrícula
era de más de 430 alumnos. Se impartían cursos básicos y enseñanza especializada en
Comercial, Industrial (Electricidad y mecánica aplicada) e Inglés. Creó el “Secretariado Popular”,
destinado a prestar servicios (médicos, jurídicos, socailes, etc.) a los obreros desocupados de las
salitreras, Era atendido por un secretario permanente, cinco médicos y varios jóvenes
congregantes, entre ellos Alberto Hurtado. Funcionaba todos los dias de 16:30 a 17:30, con un
rpomedio de 12 atenciones diarias. Promovió la obra de la “Federación de los Centros Juveniles
Católicos”, que nació el 1º de Noviembre de 1920, al pie de la gruta de Lourdes. Se reunieron
300 jóvenes obreros y empleados afiliados a diversos Centros Obreros y en la Convención Anual
juntaban más de mil. Tuvo importancia en el movimiento juvenil católico de Santiago.

El Congreso Panamericano de Congregaciones Marianas


Durante su carrera de Leyes en la Universidad Católica -además de los estudios y del
trabajo remunerado que tuvo que tomar por necesidad- Alberto Hurtado continuó en la
Congregación Mariana, desde la cual prosiguió sus actividades evangelizadoras y sociales.
Trabají activamente en el Patronato de Andacollo, en activiades del tipo que hemos descrito.
El 5 de Mayo de 1921 se reunión en Asamblea, el Comité de Jóvenes de la Congregación
Mariana de Santiago para elegir su nuevo directorio. Resultó elegido Presidente Alberto Hurtado
Cruchaga. Entre los demás miembros del Directorio figuran personas que serían amigos y
colaboradores de Alberto en cosas de Iglesia a lo largo de su vida: Manuel Larraín Errázuriz,
Arturo Ureta Rozas, Ismael Mena Rivera, Carlos Domínguez Casanueva.
Principal tarea del Directorio de la Congregación de caballeros y jóvenes fue preparar el
“Primer congreso panamericano de las CCMM”, que tuvo lugar en Septiembre de 1921. La idea
de este Congreso surgió de impulsos de las bases de las Congregaciones de todo el mundo, que
fueron hechos llegar al padre Leochowski, General de la Compañía, de manera que, a través de
los Provinciales, volvieses a renovar las bases.
El Padre José Llusá, Provincial de Chile, Argentina y Uruguay, escribe una carta muy
sólida e inspiradora al Presidente, Sr. Alfredo Barros E., y al asesor, Padre José Francisco Correa
de la Congregación. EN ella aboga por un Congreso que lleva a los congregantes “a ser cristianos
de verdad, entendiendo por tal el que busca conocer cada vez más a Cristo y, como él, pasa por
el mundo haciendo el bien a todos”, el que tiene ansia de formarse, el que es socialmente
sensible a las necesidades de los pobres.
La preparación del Congreso fue un tiempo de intensa difusión y renovación de las
Congregaciones. Las congregaciones ya existentes, que eran muchas a lo largo de todo el país,
se esforzaron por extenderse al resto de Chile. Así fue como en este año de 1921 desde Iquique
a Chiloé se fundaron Congregaciones marianas ligadas a Parroquias y a Colegios católicos de
hombres y mujeres, que siguieron los trabajos del Congreso. Es impresionante el esfuerzo que
se realizó, aunque uno no puede menos cuestionar la solidez de algunas de esas fundaciones
aparecidas. Se tuvieron Asambleas provinciales en Copiapó, San Felipe, Valparaíso, Santiago,
Rancagua, San Fernando, Curicó, Talca, Linares, Concepción, Lebu, Temuco, Puerto Montt y
Ancud.
Se preparó una Exposición Artística Mariana en base a cuadros y estatuas prestados por
particulares. Los críticos unánimemente alabaron su nivel. Se encargaron trabajos teológicos
sobre la definibilidad de la Asunción de María, verdad de fe que sólo fue definida por el Papa Pío
XII en 1950. Asimismo otros muchos trabajos a concernientes algunos temas claves para el
conocimiento de la realidad de entonces, la formación, la vida y el apostolado de los
congregantes.
El Congreso echó las bases de la “Federación Nacional de las Congregaciones marianas
de Chile” y de la “Confederación de las Congregaciones de América”. Pero su intención iba más
lejos; forma la “Internacional Católica Mariana”, es decir, vincular a las Congregaciones Marianas
de todo el mundo. Esto lo hicieron sabler por cartas despachadas a muchos países dando cuenta
del Congreso. La idea de la Confederación Mundial cristalizó más tarde en el Congreso y
Asamble mundial que se tuvo en Newark, Estados Unidos, en el año 1954. Y es conocido el
proceso por el cual esta alianza mundial siguió evolucionando, hasta dar a luz a la “Comunidad
Mundial de Vida Cristiana”, aprobada primero en la Asamblea de Roma `79 y, definitivamente,
en la de Providence ´82. ¿No es interesante recordar estas cosas en que la Congregación
Mariana de Chile ha estado implicada?.
El Congreso quiso dejar un recuerdo visible para el futuro. Fue erigir un templo
conmemorativo en la cumbre del Cerro San Cristóbal. Así se pondría a Jesús junto a la venerada
estatua de la Inmaculada que domina la ciudad de Santiago. La primera piedra fue colocada al
término de una grandiosa peregrinación en que participaron miles de santiaguinos. La bendijo el
Padre Nuncio Benedetto Masella, y predicó el discurso el Retor del Seminario Conciliar, Pbro. Don
Rafael Lira Infante.
En esta intensa vida de la Congregación Mariana creció y se formó Alberto Hurtado, el
futuro gran apóstol de los jóvenes, de los Ejercicios, de los pobres y de la acción social.

CONCLUSIÓN
Hemos llegado al año 1921 y nos quedan otros 72 para empalmar con el nuestro. No es
fácil hacerlo porque este último período es muy complejo. Prefiero pues terminar aquí y quedarlo
debiendo. Pero de los dicho podemos sacar algunas conclusiones, que nos puedes ser valiosas
para nuestro ser y actuar de CVX hoy día.
1. Estamos apoyados por una caravana de antecesores que han vivido, al igual que
nosotros, su ideal de trabajar con Cristo por los demás en el modo propio de la CVX.
Vibramos con sus triunfos y nos dolemos de sus limitaciones que -aunque no señaladas
lo bastante en esta exposición- ciertamente las hubo. Nos conmueve notar que, gracias
a la CVX de los primeros años en Chile, estamos en una cercanía tan próxima a San
Ignacio, con el cual nos vincula el Padre Baltasar Piñas, admitido a la Compañía en vida
del Santo.
2. Descubrimos el valor apostólico de la tríada Ejercicios-Colegio-Congregación y creemos
que, renovando esta intuición, puede ser de inmenso valor para la nueva evangelización
que hoy buscamos emprender.
3. Impresiona la constante valoración de los Ejercicios a los largo de estos 400 años. Las
figuras de Doña Francisca y Doña Juana Febres, como la de Don Juan Antonio Araoz,
con un símbolo que espolea a la CVX de hoy a proseguir tal línea.
4. Desde el comienzo de nuestra historia la CVX se vio comprometida en el trabajo y la
lucha en beneficio de los más débiles y de los que son víctimas de discriminación y de
injusticia. Igual cosa, en servicio de Cristo en los enfermos y encarcelados. En ella, las
palabras de evangelio han dejado de ser declaraciones vacías. Esa congregación mariana
del “Fuerte Arauco” tiene gran fuerza simbólica; en las nuevas fronteras del mundo y de
la Iglesia, ¿Dónde encuentra hoy la CVX el “Fuerte Arauco”, al cual ella quiera ir para
hacer presente el Evangelio humanizador de Cristo?.
5. La unión estrecha de la CVX con la Compañía de Jesús -conservando cada cual su propia
autonomía- ha demostrado ser fecunda para ambos.
6. La vida del padre Hurtado en la Congregación Mariana nos muestra que la CVX vivida a
fondo es un modo de vida que hace Santos de enorme poder benéfico para la iglesia y
todos los hombres. La santidad radical y callada de las mujeres y los hombres que viven
en la CVX de hoy será mañana fuerza renovadora de los chilenos en el siglo XXI.

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