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Premio Nacional de Crítica

El Héroe Mediocre

fideligno

Ensayo Breve

[1]
Hace ya algunos años me preparé teóricamente para visitar el Museo del Prado

en Madrid. Sabía que entre muchas obras expuestas encontraría las Meninas de

Velázquez, por lo que leí con juicio "Las Meninas", texto escrito por Michel Foucault, y

así tener una ingenua base teórica para enfrentar el cuadro. Sólo había observado la

pintura, antes de mi viaje, en fotocopias en blanco y negro, en impresiones a color en

algunos libros, y en diapositivas y proyecciones en ciertas clases. La historia del arte la

aprendí, y la aprendo, asi: a través de imágenes. Las Meninas era una de esas imagenes

que había estudiado, pero que iba a poder presenciar.

Sentía curiosidad por algunas consideraciones que hace Foucault cuando se

refiere a lo visible y lo no visible, y el rol del espectador en el acto de ver. En “Las

Meninas” están representados algunos personajes de la corte española y Velázquez

pintando sobre un bastidor grande “vuelto de espaldas”1. No se sabe con certeza qué

está pintando, pero se entiende que el pintor está haciendo un retrato y que la “escena”

del cuadro es el punto de vista del retratado. Según las consideraciones iniciales de

Foucault, quien observa la pintura se involucra con ella al volverse el centro de la

misma, pues asume el rol de “modelo por añadidura” puesto que"vemos un cuadro

desde el cual a su vez, nos contempla un pintor”2. Sin embargo, el autor deduce luego

que Velázquez estaría pintando al Rey Felipe IV y a su esposa Mariana, gracias al

espejo que se encuentra en el fondo de la pintura. Por lo tanto, la pintura es la escena

que contemplaron los Reyes al ser pintados por el artista.

Cuando llegué a Madrid el verano era sofocante. Me había preparado para ser

pintado por Velázquez, para ser su modelo, para ocupar el lugar del Rey así estuviera
1
Foucault, Michel. Las Meninas. En: ________. Las Palabras y las Cosas: una Arqueología de las
ciencias humanas. México D.F.: Siglo XXI Editores, 2007. p. 13.
2
Ibid., p. 14.

[2]
sudando. Pero cuando finalmente me paré delante de Velázquez, para que así me

pintara, pasó lo inesperado: nada. Había idealizado el momento mediante la teoría, y en

el instante de concretar lo que buscaba pasaron muchas otras cosas. Pequé por literal. El

vigilante no daba mucho espacio para ver la pintura y las personas que se encontraban a

mi lado no dejaban de hablar de otras cosas, como el dispositivo de seguridad y las

cámaras. Pensé que Velázquez podía estar desesperado porque nadie se quedaba quieto,

que hubiera tantos visitantes, y que nadie entrara en su juego de miradas. Luego de un

momento, parado enfrente del cuadro, me di cuenta que Velázquez no estaba delante

mío pintándome, que Las Meninas no me miraban, y que lo que estaba en el fondo no es

un espejo. Es pintura, dispuesta de manera tal que represente algo. Antes de ser

personas son pinceladas y color: es óleo. Me había olvidado de esto, pues siempre había

visto la imagen de la pintura, no la pintura. El escrito de Foucault sirve con la imagen

que está añadida al texto, donde es un Velázquez impreso quien "pinta" al lector en su

lectura intima. Es un texto que sirve en una clase o para teorizar, pero que se aleja de la

experiencia de ver el cuadro pues no tiene en cuenta su lugar y lo que lo rodea.

Quien se para enfrente de una escultura, un dibujo, una acuarela, un grabado o

una fotografía, por ejemplo, ve lo que alguna vez observó el artista. Una de las cosas

que pienso cuando miro una pintura, por ejemplo, es que alguna vez el pintor, en otro

lugar, se paró enfrente de su obra para observarla tal como lo hago en ese momento. No

es que el pintor vea al espectador, ni que éste último pretenda conocer al artista en su

obra, sino que ambos han observado lo mismo. Pero hay casos que trascienden la

mirada y hablan de una presencia: cuando se muestran los objetos que le pertenecieron a

cierta persona.

[3]
En el Museo Nacional de Colombia hay numerosos objetos que fueron testigos

de innumerables hechos. La casaca que tenía Sucre en el momento de ser asesinado, y el

traje que uso Francisco de Paula Santander en distintas galas son algunos ejemplos que

se encuentran en la colección permanente. Sin embargo, el Museo Nacional ha expuesto

otros objetos en exposiciones temporales como: Hacer la Paz en Colombia “Ya Vuelvo”

Carlos Pizarro y Galán vive. La primera estuvo expuesta al público desde el 9 de

septiembre de 2010 hasta el 27 de marzo de 2011, la segunda desde el 12 de agosto del

2009 hasta el 10 de enero del 2010.

La exposición “Galán Vive” conmemoraba los 20 años del asesinato del líder

político. Recuerdo haber visto en ésta el gesto apacible de Galán muerto, capturado con

una máscara mortuoria, y atrás afiches de campaña con un Galán de gesto fuerte,

encaminado hacia la victoria política. Las máscaras de cera se hacían desde la Roma

antigua a “un cadáver ilustre con el fin de retener su aspecto y así ayudar a sus deudos

a preservar su memoria”3. Yo tenía apenas cuatro años, recién cumplidos, cuando fue

asesinado el líder del nuevo liberalismo, por lo tanto mi recuerdo de él se construyó a

partir de imágenes, nunca de su máscara mortuoria. Cuando la vi por primera vez quedé

impresionado, parecía que algunos pelos del político aún estaban pegados. No era el

Galán gritando con el puño en alto de mi imaginario, era el Galán mártir. También vi

algunos documentos (cédula y pasaporte) y la ropa que vistió el día de su asesinato.

Enfrente de mí se encontraba su presencia vacía del 18 de agosto de 1989.

La exposición Hacer la Paz en Colombia “Ya Vuelvo” Carlo Pizarro hacia parte

del programa de exposiciones Diálogos y Conflictos, que busca “una narración

3
Jiménez, Carlos. La Fotografía Imagen del Instante y Documentos de la Mirada. En: ________. La
Imagen de la Ciudad en las Artes y en los Medios. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2000. p.
443.

[4]
objetiva de la historia que incluya no sólo momentos de gloria sino también aquellos

que son doloroso y difíciles”4. Yo tenía 5 años cuando “un asesino a sueldo de 21

años”5 disparó 15 balas al candidato presidencial. Vi en la exposición el sombrero que

llevó puesto en Tolima en enero de 1989, durante el proceso de paz con el M-19. Vi la

pipa con la que fumaba, y detrás de ésta una foto de cuando Pizarro tenía 23 años y

largas patillas en 1974. Vi algunos videos donde Pizarro hablaba, y frascos con tierra

que coleccionaba del territorio colombiano. Vi los zapatos que utilizó durante su

campaña hacia la presidencia en 1990. Enfrente de mí se encontraba su presencia vacía.

En ambas exposiciones se alude a una presencia que ya no está, y son planteadas

en primera persona. Confluye “lo personal con lo general”6, desde pertenencias hasta

proyectos políticos truncados por asesinos. Los objetos y ropas que usaron los dos

hombres adquieren sentido con la muestra, y a través de ellos se narra una historia. No

son exposiciones que plantean una “historia oficial” o erudita que sale del libro

académico, sino que pretenden presentar a estos hombres desde lo cotidiano. Georg

Lukács fue un crítico húngaro de literatura (no el cineasta norteamericano) que planteó

el término “héroe mediocre” en la novelas de Walter Scott, escritor escocés, para

señalar a ese “héroe cuyo carácter ordinario permite al lector ver con más claridad la

vida y los conflictos sociales de la época”7. Galán y Pizarro no tuvieron un carácter

ordinario, pero a través de ellos se pueden evidenciar y entender los conflictos sociales

de la época.

4
Texto de la exposición
5
Texto de la exposición
6 6
Burke, Peter. Historia de los Acontecimientos y Renacimiento de la Narración. En: ________.
Formas de Hacer Historia. Madrid: Alianza, 2003. p. 339.
7
Burke, Peter. Historia de los Acontecimientos y Renacimiento de la Narración. En: ________. Formas
de Hacer Historia. Madrid: Alianza, 2003. p. 339.

[5]
Sin embargo, este tipo de exposiciones pueden llegar a ser más arriesgadas al

incluir narraciones de “protagonistas no oficiales”. Por ejemplo, el de incluir relatos de

las personas que estuvieron en la Plaza de Soacha cuando asesinaron a Galán, o de los

guerrilleros “rasos” que vivieron el proceso de paz que lideró Pizarro. Las exposiciones

que buscan presentar y abordar los conflictos nacionales podrían cimentarse “desde

abajo”8 e incluir otras experiencias, y no únicamente profundizar en “las grandes

personalidades”9. Siempre se exalta y se habla mucho de ese ente amorfo que es el

pueblo, pero los individuos que lo conforman nunca son mencionados. Es necesaria la

presencia de los héroes mediocres en este tipo de reflexiones que indagan sobre la

violencia y los conflictos, y no sólo del héroe parado en pedestal.

8
Ibid,.
9
Sharpe. Jim. Historia desde Abajo. En: Burke, Peter. Formas de Hacer Historia. Madrid: Alianza, 2003.
p. 40.

[6]
Lecturas:

Barthes, Roland. La Cámara Lucida. Barcelona: Paidos ,2007.

Burke, Peter. Historia de los Acontecimientos y Renacimiento de la Narración. En:

________. Formas de Hacer Historia. Madrid: Alianza, 2003. p. 325-342.

Jiménez, Carlos. La Fotografía Imagen del Instante y Documentos de la Mirada. En:

________. La Imagen de la Ciudad en las Artes y en los Medios. Bogotá: Universidad

Nacional de Colombia, 2000. p. 443-453.

Foucault, Michel. Las Meninas. En: ________. Las Palabras y las Cosas: una

Arqueología de las ciencias humanas. México D.F.: Siglo XXI Editores, 2007. p. 13-25.

Sharpe. Jim. Historia desde Abajo. En: Burke, Peter. Formas de Hacer Historia. Madrid:

Alianza, 2003. p. 39-58.

[7]

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