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EL EFECTO NOCEBO Y LA MAGIA

Existen numerosos casos documentados en todo el mundo de personas que murieron a


causa de una maldición. Pero sin archivos médicos ni autopsias, no se puede saber, a
ciencia cierta, cómo fue que fallecieron. Todos estos casos comparten un rasgo común:
que una figura que respetaban los maldijo, cantando o apuntándolos con un hueso; poco
después, aparentemente, la víctima moría por causas naturales. Publicamos aquí el
artículo de Helen Pilcher difundido por el diario argentino La Nación, tomado de New
Scientist.

Se puede pensar que sólo ocurre esto en tribus remotas, pero según Clifton Meador,
médico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, las
maldiciones están tomando nuevas formas, y tiene datos para probarlo. Tomemos el
caso de Sam Schoeman, diagnosticado con cáncer de hígado terminal en la década de
los 70, a quien le dijeron que sólo tenía un mes de vida. Shoeman murió, según lo
esperado, pero su autopsia reveló que los médicos se habían equivocado. El tumor era
muy pequeño y no existía metástasis.

“No murió de cáncer, sino de creer que estaba muriendo de cáncer -explica Meador-. Si
todos te tratan como si estuvieras muriendo, uno acaba por creérselo. Todo dentro de tu
ser se vuelve hacia la muerte”. Este es un ejemplo extremo de un fenómeno muy
extendido. Muchos pacientes que sufren de efectos adversos, por ejemplo, puede que los
experimenten sólo porque se les ha dicho que van a aparecer. Es más: quienes creen
tener más alto riesgo de cierta enfermedad tienen más posibilidades de adquirirla que
quienes tienen los mismos factores de riesgo, pero creen tener bajo riesgo.

Un estudio encontró que era cuatro veces más probable que mujeres que creían ser
proclives a experimentar un ataque cardíaco murieran por problemas coronarios,
comparadas con otras con iguales factores de riesgo. Parece ser que los brujos modernos
visten con batas blancas y poseen estetoscopios.

Un hermano maligno

La idea de que creer que estás enfermo puede enfermarte puede parecer un invento, pero
sin embargo existen estudios rigurosos que establecen, más allá de toda duda, que lo
opuesto es verdad: el poder de la sugestión puede mejorar la salud. El conocido efecto
placebo. Aunque no causa milagros, sí produce efectos físicos mensurables.

El efecto placebo tiene un hermano gemelo maligno: el efecto nocebo, por el cual
píldoras y malos agüeros pueden producir efectos dañinos. El término “nocebo” no se
acuñó hasta la década del 60, y fue mucho menos estudiado que su contraparte. Después
de todo, no es fácil conseguir aprobación ética para estudios diseñados para hacer sentir
peor a los pacientes.

Un mal contagioso

Lo que conocemos sugiere que el impacto del nocebo es amplio. “Las muertes a causa
del vudú, si existen, pueden representar una forma extrema de este fenómeno”, opina
Robert Hahn, antropólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de
Atlanta, Estados Unidos, y estudioso del efecto nocebo. Además, parece que puede
incluso ser contagioso. Existen desde hace siglos casos de la enfermedad psicogénica
masiva, por la cual síntomas sin causa conocida se extienden dentro de un grupo de
personas.

Irving Kirsch y Giuliana Mazzoni, de la Universidad de Hull, en el Reino Unido,


realizaron un estudio que mostró que si uno escucha u observa un posible efecto
adverso, será más proclive a sufrirlo. Esto pone a los médicos en una situación difícil.
“Por un lado, los pacientes tienen derecho a estar informados acerca de qué va a
suceder, pero esto hace más probable que experimenten estos efectos”, explica Mazzoni.

Los médicos deben elegir sus palabras con mucho cuidado, para minimizar las
expectativas negativas, aconseja Guy Montgomery, psicólogo clínico de la Facultad de
Medicina de Nueva York Monte Sinaí: “Todo depende de la manera como se expresa”.
También propone que la hipnosis puede ayudar, ya que modifica las expectativas y
ayuda a bajar la ansiedad y el estrés, lo que mejoraría el resultado.

Pero ¿es un problema tan serio como para justificar tales medidas? No lo sabemos,
porque existen muchas preguntas sin respuestas. ¿En qué circunstancias aparece este
efecto? ¿Cuánto duran los síntomas?

Al igual que con el efecto placebo, dependería mucho del contexto. De hecho, el efecto
placebo se ve de manera más potente en la realidad que cuando es inducido en un
laboratorio, explica Paul Enck, psicólogo de Hospital Universitario de Tubinga, en
Alemania, lo que sugiere que el problema del nocebo sería más grave en el mundo real
que lo observado en los experimentos de laboratorio diseñados para inducir sólo
síntomas nocebo moderados y temporarios.

Fuente: Info/RIES/ La Nación (Argentina)

EXPLICACIÓN MÉDICA DEL EFECTO NOCEBO

Ultimamente estamos siendo acosados por una serie de creencias y aparatos magufos
que, a diferencia de la mayoría de engañifas, utilizan razones pseudocientíficas con el
fin de argumentar su validez. La mayoría de ellas se apoyan en datos de estudios
“científicos” de validez nula en los que se puede ver, como mucho, el efecto placebo.
Por lo tanto, y con el fin de argumentar que la mayoría de estos compuestos provocan,
como mucho, autosugestión, me decidí a escribir un post sobre el efecto placebo. Al
poco tiempo me di cuenta de que no podía ofrecer nada nuevo. Hay muchísimos blogs
que ya han comentado una y otra vez el fraude que representan y qué es y cómo
funciona el efecto placebo. Eso sí, buscando en el PubMed información sobre este
fenómeno, encontré el efecto nocebo. Un efecto que probablemente todos hayamos
experimentado y sobre el que no se ha hablado mucho. En el presente artículo pretendo
dar una visión superficial de esta respuesta del organismo ante substancias inocuas.

Empecemos definiendo la palabra nocebo: Igual que el efecto placebo, el efecto nocebo
es un componente no específico de la respuesta a un tratamiento pero, a diferencia del
placebo, este es de características adversas o perjudiciales. ¿Qué quiere decir esto? Que
al tomar una substancia inocua (que no realice “ningún” efecto específico en el
organismo), o bien una substancia con alguna actividad farmacológica, el cuerpo
responde de manera negativa pero completamente independiente a lo que se haya
tomado. ¿Es posible? Si. Pero el fin de este blog no es que me creáis ciegamente.
Vamos a ver si os lo consigo argumentar.

Con el fin de entender cómo se da lugar el efecto nocebo, es importante explicar como
se realizan los estudios y que respuesta queremos desencadenar. Es fundamental poner
al sujeto de estudio en contra de aquello que se le va a dar. Por ejemplo, si yo te doy un
vaso de agua con azúcar, y te digo que es un vaso de agua con azúcar, y llebo una bonita
bata blanca y tengo un diploma en la pared (vete tu a saber sobre que), es muy probable
que me creas y hasta te parezca que el agua está rica. Si por otro lado, te digo que es un
nuevo medicamento que te va a quitar la ansiedad (o equilibrarte los chacras…) es
menos posible que me creas (espero que ningún lector lo hiciera). Sin embargo, en el
caso de que me creyeses, ademas, puede hasta que te quitase la ansiedad y estés
completamente encantado/a con el nuevo medicamento. A este efecto de autosugestión
y al lograr un efecto positivo se le denomina placebo. Pero… ¿Y si lo que yo te digo es
que, por ejemplo, es un nuevo medicamento que tiene muchos efectos secundarios entre
los que se encuentran mareos, nauseas y malestar general? aunque resulte sorprendente,
parte de la gente que se tomase este vaso con agua y azúcar tendría mareos, malestar
general e incluso vomitaría.

¿Qué es lo que ha cambiado entre los tres vasos de agua? Simple y llanamente la actitud
de aquel que los toma frente al vaso de agua.

¿No os ha pasado nunca que te dicen: ¡Cuidado que quema! y os quemáis mientras que
algún compañero vuestro que estaba despistado y no ha oído nada ni se ha enterado? La
bajada en el umbral de dolor es un efecto clásico en el efecto nocebo. Ahora bien, que a
tanta gente le pase lo mismo y sin que sepa que les está pasando, puede indicar que hay
una respuesta fisiológica bajo este efecto nocebo… Y efectivamente, la hay.

Los estudios, evidentemente no son tan sencillos y se tienen en cuenta muchos más
factores, pero en esencia vienen a decir lo arriba expuesto. Eso sí, fijaos en lo siguiente.
En todos los casos tenemos que exponer a un sujeto a posibles condiciones adversas.
Vamos a generar, de esta manera malestar en un individuo que no tendría porque
tenerlo. Los conflictos éticos de este tipo de estudios son inmensos y por lo tanto el
número de estudios que se realizan es muy pequeño.

Pero volvamos al por qué de este fenómeno. ¿Cual es la respuesta fisiológica que
nuestro cuerpo desencadena cuando creemos que algo nos va a dañar? En concreto, y
hasta el momento, se conocen dos: Elevamos los niveles de CCK y aumentamos los
niveles de cortisol. Vamos a ver que implica cada una de estas cosas.
La CCK o colecistokinina es
una hormona a la que durante mucho tiempo se le atribuyeron únicamente funciones en
el aparato digestivo. Hoy en día, sabemos que la CCK también se encuentra en el
sistema nervioso
ervioso central y que es capaz de bloquear el efecto de los opioides internos.
Opioides, opioides… ¿A alguno le suena de algo esa palabra? Opioides, opio, heroína.
¿Ahora si? Efectibamente, la heroína es una droga que se aprovecha de un sistema que
ya existe
te en el organismo. Nuestro cuerpo, ante estímulos dolorosos (entre otras
situaciones) secreta opioides que nos provocan un estado de sedación y mayor
tranquilidad. Este sistema es activado por el efecto placebo, y como resultado de la
liberación de la CCK es inhibido por el efecto nocebo. ¿Qué implica esto? Que
estaremos más predispuestos, más sensibles ante cualquier efecto dañino.

Por otro lado, hemos dicho que se elevan los niveles de cortisol. Podríamos decir que el
cortisol es la hormona del estrés (hace
(hace más cosas, pero fue por esto por lo que saltó a la
fama). Como resultado de el aumento de cortisol en el cuerpo encontramos las típicas
reacciones de una persona estresada, entre las que se encuentran la hiperactividad y la
ansiedad. Mal llevados estos efectos pueden desencadenar hiperventilación, mareos, mal
estar…

Por último, además, se ha descubierto un tercer mecanismo de lo más interesante.


Parece ser que las expectativas ante un estímulo negativo disminuyen los niveles de
dopamina. Esta molécula es es la encargada de modular las respuestas de refuerzo y los
circuitos de motivación en el cerebro. Es decir, que con este neurotransmisor bajo nos
sentiremos incapaces (o menos capaces), de realizar ciertas actividades y, ademas, no
nos apetecerá repetirlas.. Tiene todo el sentido del mundo si pensamos que lo que nos va
a pasar es malo, ¿No?

A la hora de ver si, efectivamente, son estos los compuestos encargados de modular la
respuesta nocebo, se tienden a realizar estudios con inhibidores de cada uno de ellos.
ello Se
ha visto, por ejemplo, que con compuestos que eliminan la actividad de la CCK se
revierten los síntomas que esta causa en el efecto nocebo. Así mismo, introduciendo a
su vez inhibidores de los opioides internos se restituye el efecto nocebo.

A modo de ilustración os dejo una última figura para que veáis hasta que punto la
autosugestión es importante en medicina:

En esta el paciente está


recibiendo tratamiento con morfina para eliminar el dolor. En el momento cero se le
deja de administrar morfina. A los pacientes representados por las bolas negras se les
dice que se les ha dejado de dar morfina, mientras que a los representados por las bolas
blancas no. Es sorprendente ver como la sensación de dolor aumenta en los pacientes a
los que se les ha dicho que no reciben morfina.

Si ha alguno le interesa seguir leyendo sobre este tema, la primera de las fuentes que os
dejo esta en castellano.

Fuentes:

Ferreres et al. [Nocebo effect: the other side of placebo]. Med Clin (Barc) (2004) vol.
122 (13) pp. 511
511-6
http://www.elsevier.es/revistas/ctl_servlet?_f=7014&articuloid=13060185

Enck et al. New insights into the placebo and nocebo responses. Neuron (2008) vol. 59
(2) pp. 195-206 http://dx.doi.org/10.1016/j.neuron.2008.06.030

Benedetti et al. When words are painful: unraveling the mechanisms of the nocebo
effect. Neuroscience (2007) vol. 147 (2) pp. 260-71
http://dx.doi.org/10.1016/j.neuroscience.2007.02.020

FUENTE DEL ARTÍCULO: http://cienciainvasiva.com/2010/04/el-efecto-nocebo/


http://cienciainvasiva.com/2010/04/el nocebo/

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